Partida Rol por web

Bienvenido al infierno.

Hola, hola. En primer lugar necesito que me escribas una historia sobre tu personaje.
Las únicas premisas son:
- Eres un asesino. Escoge tu mismo si un sicópata, un tío que sólo busca venganza o sólo la casualidad llevó a que mataras a alguien.
- Te encuentras en la frontera de México huyendo de la ley.
- Te metiste con un tipo de la mafia con el que no debías de haberte metido.
- La policía te sigue los talones y también el fbi.

¿Hola?

Hola!!!

Estaba pensando la historieta, jeje.

Ecoliquà:

La vida en Houston es dura. Especialmente si eres hispano, hijo de inmigrantes que tienen un trabajo de mierda y poco dinero. Y para sobrevivir tienes que convertirte en un tipo tan duro como ella o te conviertes en un puto pringado cuyo cadáver yacerá tirado en una cuneta cualquiera.

Mi madre murió de cáncer cuando tenía siete años y yo era un niño que sólo acudía a la escuela para pelearme con los otros chicos. Mi padre era un puto borracho que la pegaba y también pegaba a mi hermana pequeña, Catalina. Por ella empezó todo.

Era una niña preciosa y siempre estaba riendo. Excepto cuando se acercaba nuestro padre. Entonces su expresión cambiaba a terror y lloraba. Yo era un chico duro y la protegía. Mi padre entonces me daba unas buenas palizas, que me sirvieron para odiarle y para aprender a esquivar golpes. A los doce años me metí en una banda, nada del otro mundo: robos de carteras, hacer correos de droga, intentar controlar alguna calle con la competencia de otras bandas... De vez en cuando alguna banda de mayores nos encargaba un trabajito: incendiar un local, quitar los frenos de cierto coche. Lo típico para que pareciera "cosas de chiquillos". A los quince ya ingresé en una mayor y con el que aproveché para aprender a pelear. Era alto y fuerte para mi edad y podía medirme perfectamente con los adultos. Pasaron los años y me convertí en el resuelve-problemas, el tipo al que llaman para que "convenza" a alguien que no paga a quien debe. No me parecía difícil. A veces el encargo era más complicado y tenía que parecer un accidente con trágicas consecuencias. La primera vez que fui consciente de ello me quedé de una pieza. Al menos esos cabrones me lo podían haber dicho, que habría alguien conduciendo ese coche que no tenía frenos. Claro que fui estúpido por no haberlo pensado antes. Desde entonces cuando me encargaban esos asuntos me lo pensaba mucho para evitar esos "daños colaterales" de los que hablan los yanquis cuando hay muertos que no sean blancos y digan "Dios bendiga América".

Catalina tenía quince años e iba al colegio. Le insistí para que fuera y mantenerla alejada de mi padre y del ambiente de la ciudad. Para que estudiara y algún día hiciera carrera, lejos del sórdido mundo en que yo estaba metido. Mi padre quería que fuera a trabajar para que pudiéramos pagarle el alcohol con que se emborrachaba, pero yo ganaba suficiente para ello y de momento logré callarle su puta bocaza.

Mi padre se volvió a emborrachar. Y por desgracia yo no estaba para pararle los pies. Ese desgraciado era muy valiente para pegar a las mujeres y los niños pero cuando yo crecí y le superé en tamaño ya no me volvió a pegar. Pero por desgracia ese día se envalentonó y empezó a insultar y gritar a mi hermana. Empezaron los golpes, con los puños, con el cinturón. Cuando llegué a casa la vi medio desmayada y su cara estaba inflada y cubierta de sangre, con magulladuras y cortes por todas partes.

Entonces exploté. Mi padre ya no le haría más daño. Fui a su habitación donde dormía la mona y le desperté con un buen golpe de su propio cinturón. Ese cabrón no pudo hacer nada y sólo lloriqueaba y alzaba los brazos para protegerse. Patético. Estaba semiinconsciente. Dejé de pegarle e hice un par de mochilas con nuestras cosas. Catalina y yo nos íbamos a casa de un amigo mío.

La puse en el coche y conduje hasta casa de Enrique, un chaval al que le iban bien las cosas en la banda y que estaba en deuda conmigo: una vez le salvé la vida evitando que un chiflado de otra banda le disparara. Desde entonces siempre decía que cuando me cansara de mi padre él tenía sitio para mi hermana y para mí. La dejé bien atendida y volví a casa. Regresé una hora después con la mala noticia que nuestro padre se había dejado el gas de la cocina abierto y la casa estaba en llamas. No se pudo hacer nada. Muy trágico.

Las cosas nos marcharon bien, el jefe me fichó como su guardaespaldas personal e iba con él a todas partes. Pero entonces mi jefe se metió en un negocio que no debía. Un pez gordo también estaba interesado y le jodió ver como un pez mediano se llevaba el pastel. Envió a unos cuantos de sus hombres para deshacerse de la competencia. Supongo que eran unos novatos porque lo hicieron pésimamente y lo único que consiguieron fue unas cuantas balas en el cuerpo. Empezó una especie de guerra. Mi jefe y el pez gordo concertaron una entrevista para repartirse el pastel. Y el cabrón del pez gordo, mientras yo estaba protegiendo a mi jefe, mandó unos sicarios a casa de Enrique. Ya dije que era un tipo listo y los tipos como él si están en el lado contrario son peligrosos. Tenía unos buenos hombres protegiéndolo pero los otros eran mejores. Murió a balazos protegiendo a mi hermana. Esos hijos de puta la descubrieron a pesar que se escondió. Deberían haberse largado: al fin y al cabo era una chica, no iba armada y no era ninguna amenaza. Pero esos tipos no eran unos profesionales, eran unos putos cabrones y querían disfrutar. La violaron y luego la mataron. Desgraciados.

Al final de la reunión nos dimos cuenta que nos habían jodido y bien. Mi jefe preparaba alguna estratagema pero yo sólo podía pensar en Catalina. Ese cabrón la había matado. Y moriría por ello.

No me fue difícil localizar a los hijos de puta que la violaron y mataron. Estaban en un bar de putas cayéndoseles la baba mirando a las bailarinas. Les esperé tranquilamente a que salieran. Estaban borrachos. Con cuatro golpes ya estaban los tres inconscientes. Los metí en el maletero y los llevé al desierto. Allí los maté. Pero antes les corté las pelotas. Con un machete que encontré y pensé que podría serme útil. Se las envié al cabronazo del pez gordo que lo había empezado todo. Mi jefe dijo que parara, que eso era personal. Digamos que dimití de mi puesto y me convertí en autónomo. Ahora sería mi propio jefe y mi próximo trabajo era encargarme de ese pez gordo. Le seguí durante algún tiempo, estudiando sus movimientos y los de su personal. Localizé su punto débil y algo más interesante: una reunión con tipos de trajes oscuros, aires americanos, sólo les faltaba el puto letrero que dijera "FBI". Si se lo soplaba a mi ex-jefe muchos vendrían a por él. Y la pieza era mía. Los americanos eran muy confiados porque organizaron una escolta de mierda. No había vaciado el cargador de mi pistola y la mitad ya estaban muertos. Sólo necesité moverme un par de veces y una distracción y el resto también era historia. El pez gordo era patético. Suplicaba que lo dejase con vida. Como si eso fuera una opción. Le degollé el cuello con el machete mientras saboreaba mi venganza. Por ti Catalina, ahora descansarás tranquila en el cielo, querida hermana. Y sus huevos cayeron bajo el cuchillo. Aproveché para coger el dinero que había por allí y sus pistolas con los cargadores. Los americanos siempre se pensaban que los hispanos eran estúpidos y andaban muy mal desprotegidos. Esta vez el tiro les había salido por la culata.

Ahora tenía suficiente dinero como para cruzar la frontera y huir del precio que tenía sobre mi cabeza. Precio que tenía muchos compradores. Joder, hasta me sentía importante. Los jefes del pez gordo me querían muerto. Un amigo me dijo que ese pez gordo trabajaba para otro aún mayor. Una especie de don corleone a la tejana. Si les hice un favor! En fin, hay gente que no sabe ser agradecida. Los del FBI también, aunque decían que sólo me chingarían para el resto de mis días o pasaría al corredor por haber matado a unos de los "suyos".

Ahora tenía una mochila con dinero, aunque no mucho, algo de ropa y las armas. Seguro que en México los tipos como yo encuentran trabajo rápido. Al menos hasta que las cosas se calmen.

El coche de Jhonny es una vieja gloria de segunda mano que Ed alquiló a un tipo que no le hizo ninguna pregunta. Su exjefe no dijo ni mu desde su posición en el frigorífico portátil que Ed llevaba siempre a su lado mientras hacía la transacción.

Ed lleva conduciendo toda la noche, las ojeras son claras en su rostro. El machete con ciertas marcas de sangre y otras tantas de óxido ocupa el asiento del copiloto como buen acompañante. Sabes muy bien que además del FBI, te persiguen los sicarios de tu jefe muerto. Parece que era sólo un peón en un tablero de ajedrez muy grande y quieren recuperar su cabeza. Eso va a ser un problema incluso después de cruzar la frontera.

Entonces empieza a pitar. El indicador de gasolina te indica que se está quedando vacío. Hace nada pasaste al lado de una gasolinera, pero confiaste en la palabra de hombre que te había alquilado el coche de que estaba repleto de gasolina. El coche petardea hasta que finalmente el motor se cala por la falta de combustible. Miras a tu alrededor, está amaneciendo y el desierto está, valga la redundancia, desierto.
Y entonces escuchas como si fuera el sonido de un disparo. A tu derecha a no mucha distancia, podrías incluso empujar el coche hasta allí. Ves que ha habido un accidente de coche en el centro de una pequeña granja. Desde donde estás parece que hay bastante gente metida en el ajo.

Juaaass, la cabeza de mi exjefe!!!! Genial!!!

Estooo, quien es Ed??? ^^

Y qué hay en el maletín???

Pip pip pip...

Seré idiota??? Se pregunta dice Ed a sí mismo mientras ve como el indicador de gasolina, que unos kilometros antes estaba al tope, ahora marca el mínimo. Y encima es de esos coches antiguos que no tienen reserva ni nada. Debería haber cogido uno más nuevo, pero quería parecer como un pringado que había cogido la reliquia del coche de su padre cuando éste tenía veinte años... Y encima he pasado una gasolinera!!!

Sale del coche y se estira, mirando al horizonte y calculando cuanto tiempo puede invertir en ir y volver con una lata de gasolina. En ese momento oye un ruido o un disparo. Instintivamente se agacha y pone la mano en la funda sobaquera. Para palpar su camisa. Mierda! piensa mientras recuerda que tiene la pistola en la guantera. El disparo proviene de la derecha, enfoca los ojos y ve una granja no muy alejada, un coche y gente. Y los prismáticos también dentro del coche. Va hacia el asiento del copiloto y saca la pistola, guardándosela en el bolsillo de la chaqueta, y coge los prismáticos, mirando con ellos hacia el grupo de la granja. Allí seguramente tendrán gasolina para que pueda continuar su camino. O a malas puede que tenga que continuar un trecho con algún pasajero que se acaba de pegar una ostia con el coche. Por si acaso coge el frigo donde está su ex-jefe - Míralo que bien está el muy cabrón. Yo aquí ya sintiendo el calor del desierto y éste bien fresquito en la nevera, más te vale que no te quejes!! - y lo pone bien encajado dentro del maletero. El coche alquilado a nombre de Warren Oaks no llevará a ninguna parte.

Coge unos cuantos billetes y los pone en el bolsillo del pantalón, al igual que la pistola después de comprobar que le quedan pocas balas. Y el machete? Después de pensárselo un momento, decide ponérselo en el cinturón, debajo del pantalón holgado. Le molestan las manchas de sangre pero no ha tenido tiempo de limpiarlo bien. De todas formas, si ha de hacerlo servir será para gente que no se merece una muerte limpia. Joder, se nota que te cagas el machete ahí. En el maletin hay el resto del dinero debajo de la ropa y los enseres de afeitarse. al final se decide y lo pone dentro entre la ropa y el dinero.

Y después de comprobar que los ánimos están algo más calmados en la granja, al lado del asiento del conductor, dirige el coche volante en mano, tranquilamente hacia la granja, seguro de sí mismo. Serán los típicos panolis de pueblo que están aprendiendo a conducir. Seguro que tienen latas de gasolina o al menos podrán llevarme hasta la gasolinera más próxima.

Ed observa al grupo. Ve como dentro del coche hay un grupo de personas, aunque a tanta distancia no sabría distinguirlos. Ve como se acerca un hombre mayor, de entre 50 y 60 años que tiene una pistola y por sus gestos parece capaz de matar a todos los que están implicados en el momento del choque. Se han estrellado contra un coche de mucha calidad, seguramente pertenezca al hombre mayor.
Tras unos instantes en donde parece que el hombre mayor está discutiendo con las personas del interior del vehículo accidentado, todo parece volverse menos tenso. Ed puede ver que el interior de la granja abre sus puertas y sale un hombre que parece un motero. Ayuda al grupo de personas a salir del coche. Sale un chico que parece un chicano, tras él una chica embarazada también latina, tras él otro latino con pintas de pandillero (las mismas que el primero) y por último un latino jovencito con aspecto de buena persona. Curioso grupo. Puedes ver como la preciada gasolina de ambos coches se extiende por la arena del desierto y es absorvida por la misma.
Pero hay algo que a Ed le interesa más. Cuando se ha abierto la puerta de la granja, puedes ver que dentro hay un hombre con bata que está limpiando algo. Un coche. Aun queda otro coche y seguro que dentro tiene la preciada gasolina.

Ed arranca el coche para ir hacia la granja.

Plop. Plop. Plop. El motor se cala.

Ed vuelve a girar la llave del coche.

Plop. Plop. Plop. El motor se cala.

Otra vez.

Plop. Plop. Plop. El motor se cala.

Parece que el coche es más antiguo de lo que parecía. Ahora mismo está parado en medio de la carretera y el aviso de que se estaba quedando sin combustible, en realidad era que ya no tenía combustible de ningún tipo.

Puedes ver como todo el grupo de gente que hay reunida en el accidente. Absolutamente todos, caminan hacia la casa que hay al lado de la granja.

Joder, como las gasta el hombre ése!!! Claro que tratándose del coche que es, no me extraña.  Y vaya grupo que sale del coche... Pandilleros y una chica embarazada, y otro que está limpiando otro coche. Bueno, al menos tienen gasolina. Algo que no tiene este maldito trasto!!!

Al ver que todos se van marchando hacia la casa hago sonar el claxon para llamarles la atención. Luego salgo del coche haciendo gestos con las manos a modo de saludo.

Hey!!! Pueden ayudarme??

Acto seguido cogo el maletín y voy hacia ellos, empujando el coche hacia la granja. Cuando llego a su altura acciono el freno de mano y les digo tranquilamente:

Disculpen, pero me he quedado sin gasolina. No tendrán una lata para prestarme por casualidad, no?

Observo tranquilamente la situación, atento sobretodo al hombre que antes había exhibido su pistola, al de la bata que estaba limpiando el otro coche y los pandilleros que habían chocado. La puerta del conductor sigue entreabierta y me situo detras de ella para darme algo de cobertura por si al hombre de la pistola se le ocurre recibirme con un disparo mientras con la mano derecha, oculta tras la puerta, acaricio la mía dentro del bolsillo, que tiene pocas balas para tanto gilipollas suelto.

Ed está lejos de la granja, empieza a pedir ayuda desde lejos moviendos los brazos para que se den cuenta. El grupo de gente se han dividido y parece que el hombre con la bata, el señor mayor con pintas de mafioso, la chica embarazada y otro de los chicos que salió del accidente de coche parecen dirigirse hacia la granja. El resto de los chicos que habían salido del coche accidentado y el motero caminan hacia la casa.

De todos ellos, el único que parece darse cuenta de que estás allí es el hombre mayor con pinta de mafioso que se dirige hacia la granja.

Puedes ver que a pesar de haberte visto, el hombre mayor se mete dentro de la granja con uno de los grupos. Parece ignorarte o dejarte como un asunto a solucionar más tarde. Ahora mismo si no fuera porque lo sabes, la granja parecería desierta a pesar del accidente que hay en el centro.

Genial!!! una chica embarazada y seguro que el resto eran sus familiares y el chico que la ha dejado preñada tan joven... ¿Es que estos chicos no saben lo que es un condón?? Y no me gusta cómo me ha mirado el hombre... Será mejor que deje bien claro que sólo estoy de paso y se las arreglen entre ellos...

Y encogiéndose de hombros continúa avanzando, deja el coche aparcado enfrente de la granja y, sin prisas, se dirige a la granja donde había visto meterse al hombre con la pistola. Busca en el bolsillo de su chaqueta el paquete de winston y el mechero. Mientras saca un cigarrillo y lo enciende aprovecha para fijarse en los coches, la granja, la casa. Expulsa una bocanada de humo mientras guarda el mechero en el bolsillo y palpa la pistola. Su contacto lo tranquiliza un poco. La sensación que está a punto de meterse en un lío es cada vez mayor. Aunque quizás sólo sea su imaginación y los recientes acontecimientos, su huida de los polis y los sicarios que están buscándole, lo que hace que confunda una cosa con otra. Pero su olfato le dice que es mejor pasar desapercibido.

Sólo he venido a buscar gasolina. Si tienen, genial. Si no, a caminar hacia la gasolinera. Acaba de hacerse de dia. No hace demasiada calor.

Carraspea un poco y se dirige a la granja, sin entrar. Golpea con los nudilos el marco de la puerta y espera tranquilamente a que alguien salga. Una chica embarazada y por lo visto casi a punto de tener un bebé, un veterinario y un montón de familiares nerviosos, y encima uno con una pipa que no ha dudado en sacar, no es un espectáculo agradable.

Ed camina hacia la granja. El accidente de los dos coches tiene una pinta muchísimo más grave de lo que aparece. El depósito de gasolina de ambos coches está roto y el combustible se está vertiendo por el suelo. Si ahora se encendiera una chispa, probablemente sería una explosión como las de las películas. Aunque parece que no va a ser así y simplemente los depósitos se van a vaciar por completo y quedará el combustible desparramado por la arena.

Vas hacia la puerta de la granja y antes de que puedas dar con tus nudillos en la puerta, ves una escena dantesca.
La puerta de la granja está abierta de par en par. Puedes ver el interior y desde el interior se te ve claramente antes de entrar. Dentro hay un coche aparcado y al fondo un quirófano.
En la mesa del quirófano está echada la chica con las piernas abiertas, mientras el hombre vestido con una bata se pone unos guantes de plástico manchados con sangre y restos humanos de otras operaciones, que no parecen nada higiénicos e inicia la operación de dar a luz.
Mientras tanto el que intuyes que puede ser el joven padre y el señor mayor que te había ignorado cuando te vio, se dirigen a una mesa metálica que hay al lado de la mesa de operaciones. Quitan una sábana que cubre a un cadáver y entre los dos recogen el cadáver que hay sobre la mesa.