Partida Rol por web

La joven corría hacia él con malas intenciones... Asentó el fusil de asalto y sonrió de medio lado mientras fijaba a la mujer en su punto de mira, cambió el selector de disparo a fuego automático y soltó el infierno frente a aquella niñata vaciando el cargador del arma.

Dómina no logra contener un grito de pánico en cuanto se siente caer al vacío, pero a último segundo consigue aferrarse. Mirando alrededor, ve algo corriendo como una ráfaga, pero su atención se sentra en el indio: así que ahí estas, hijo de perra...

No dio tiempo a nada más. La chica apareció de repente como un rayo sobre la cobertura de Paul con una diabólica sonrisa enmarcada en su cabellera negra. Agazapada en posición felina se permitió el lujo de mirar descaradamente a Kierran unas décimas de segundo con un brillo extraño en los ojos. Negó burlona levemente y descargó una patada giratoria hacia el mercenario. 

Paul notó el fuerte impacto en su tórax. Definitivamente los reflejos de Igrith fueron aumentados de alguna forma. Sin embargo no pudiste observar ninguna conexión de ciberreflejos. Aquello únicamente dejaba la opción del adepto. La cosa se ponía muy fea.

Colgadas del borde del edificio donde se encontraba Paul, Dómina y Sombra empezaron su escalada particular. Sombra sorteó sin más dificultad el par de metros que le separaban de la azotea. Pero Dómina colgaba varios metros más abajo, por lo que le supondría un esfuerzo mayor el llegar arriba.

Sombra tuvo tiempo de ver de lejos el ataque de aquella muchacha sobre el mercenario y de cómo el indio se acercaba con paso tranquilo sorteando los diferentes obstáculos. 

Dómina escala rápidamente tras Sombra, inconscientemente agradeciendo todas aquellas horas del gimnasio. Ya casi llegaba al techo, y le tocaría al turno al maldito indio pagarlo muy caro.

Avisame cuando pueda actuar.

En cuestión de segundos, Joe se vio envuelto en una lluvia implacable de ataques. Bloqueando golpes como un loco. Calculaba la velocidad de reacción de aquella adepta y todo parecía indicar que su nivel era extraordinario. Sin embargo aquella joven tenía ciertas faltas que un adiestrado y aguerrido mercenario podría utilizar en su contra. No se trataba de una luchadora experimentada, a pesar de su potencial y rapidez. Y aquello era algo que Kierran se alegró de descubrir. 

Paul tenía la espalda contra la dura pared cuando un fuerte golpe le alcanzó las costillas. Giraste sobre ti mismo y esquivaste la nueva envestida. Aquello cogió por sorpresa a Igrith que dio un tras pié. Era tu turno. Intentabas recuperar el aliento. 

Por su lado, Dómina y Sombra se encontraban frente a frente con una mole de músculos y de cabeza rapada que tenía forrada de tatuajes tribales. El tipo llevaba un guardapolvo repleto de galindainas y fetiches. Empuñaba una UZI III en una mano y en la otra mantenía un cetro. Los ojos del tipo empezaron a destellar y notasteis como el suelo cedía debajo de vuestros pies mientras una esfera os envolvía y os protegía del impacto. 

Aldar contempla el ataque que está teniendo lugar en una de las azoteas. Se extraña de como puede ser que con todo el follón que están montando aquellos allí arriba aún no haya aparecido la Estrella Solitaria a repartir amor por las leyes... 

Aldar se parapeta en un tejado, utilizando su visión telescopica para hacer una rápida pasada: indios mágicos, soldados de asalto, pandielleros con fusiles, adeptos físicos y chicas aprendices de tarzán... vaya fiesta, ¡y yo me preocupaba de los Yakuza!

Me centro un instante en quién supongo es Folt, y por conclusión, los Mercenarios que mencionaron los chicos Parecen estar en el mismo bando... que bueno, porque así podré matar sin problemas a ese chamán cabrón.

Si no veo nadie que esté por emboscarlos desde algún otro ángulo, trato de acercarme para tener buena línea de tiro del indio y/o el par de pandilleros.

Si quería ostías, ostías iba a tener, dejó caer el rifle sobre la cincha que lo sujetaba a su cuerpo y atacó con sus manos, pies, codos y rodillas a la joven que en aquel momento parecía haber perdido parte del equilibrio en su último ataque, no pensaba darle un momento para recuperarse, pero no olvidaba que esa chica la tenian que coger viva...

Dómina concentra su energía mística, sintonizando con el aura despertada del mago, para luego liberarlas en una descarga destructiva en el interior del Chamán.

Levanto el subfusil Imgram dirigiendolo al amerindio mientras busco algo de cobertura extra en la escenografía del tejado sin abandonar la esfera de protección de Dómina. El implante de ciberarma me indica la distancia al objetivo, que se encuentra resaltado por una líneas brillantes en mi pupila, apoyo la culata en mi hombro y disparo un par de ráfagas al enorme cuerpo tatuado.