Partida Rol por web

Entre sonrisas y traidores

3. EL RASTRO DEL RISUEÑO - Faverstram

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26/05/2021, 23:53
Valerie Lubbert

Cuando Valerie despertó, el dolor se extendía desde la nuca hasta la pierna. No estaba muy segura de poder ponerse en pie.

Mierda. Esa no era la vida que había imaginado. Seguramente no podría sujetar a Sophia en Serena. Esa estúpida niña ese embarcaría en el primer barco para vivir las aventuras que no pudo tener en Faverstram. 

La única forma de protegerla era acompañarla.

Tenía dos opciones antes si. Bien tomaban su propio camino, bien se unían a los piratas de Grigori.

Seguramente el honor estaba muy sobrevalorado y Sophia no puede llevar una vida de soldado junto a Hulda. Ambas seremos una carga para ella, pensó finalmente.

-Nosotras te acompañaremos también, Grigori. ¿No es así Sophia?

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27/05/2021, 14:01
Conde Konrad von Osterhaus

—Que te sirva de lección, mujer —le dice el Conde a Valerie—. Dicté una sentencia. No vuelvas a desafiarme.

Se gira hacia Andrei.

—Sea. Espero que cumplas tu objetivo, guerrero. Las puertas de Osterhaus estarán abiertas si vuelves a mis tierras —luego llama a uno de sus soldados—. Prepara una lista con el nombre de todos mis vasallos y caballeros sin tierras. Faverstram necesitará que se le asigne un nuevo señor. Uno que sepa usar la espada y que no cuente entre sus antecedentes el haber sido una rata mentirosa.

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27/05/2021, 14:08
Hulda

—Herr Konrad, aguardad. Yo... yo quisiera entrar a vuestro servicio. Para redimirme. Si es que aceptáis a alguien que con su honor mancillado.

El Conde, tras examinarla de arriba a abajo, asiente con la cabeza. Y así es como Hulda encuentra una nueva oportunidad.

—Podría necesitar a una escudera —le dice a Valerie—. O dos —y señala a Sophia—. Estaré en el cuartel si decides acompañarme.

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27/05/2021, 14:11
Renke

Grigori le ofrece a Renke acompañarlos. Renke escupe a sus pies.

—Ya dejé el ron. No olvido que en el barco casi pierdo los dedos por tu culpa, mentiroso.

Su semblante vuelve al del gordo bonachón de siempre y saluda a Bjorn, Andrei, Annalise y Valerie con efusivos abrazos.

—Adiós, mis amigos. Buen viaje, y no bebáis mucho.

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27/05/2021, 14:16
Sophia Lubbert

—Claro que los acompañaremos, Val —dice Sophia con su habitual alegría, sin molestarse por haber estado a instantes de ser vendida como esclava—. ¿Ahora vamos a ser piratas? ¿Tenemos que sacarnos un ojo y usar un parche, no? ¿O podemos usar el parche sin sacarnos el ojo? Uf, ¡qué emoción!

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27/05/2021, 14:20
Director

Dos días después os juntáis en la costa de Faverstram. Curiosamente, vuestra aventura comenzó de la misma manera. Todos reunidos frente al mar observando un barco. En aquel entonces era el galeón que transportaba a un noble y su tropa. Ahora es la fragata pirata de la capitana Suzanne Matatigres, el Rapaz. Los tripulantes son criminales y nada en sus aspectos lo disimula: ojos amarillentos, dientes podridos, cicatrices, tatuajes. Asomados por la borda, observan a quienes serán sus nuevos ¿compañeros?

Bjorn, Andrei, Annalise, Valerie y Grigori tienen ante sí su vía de salida de Faverstram. Hacia Fenregrado, la ciudad de los cardenales y los obispos. En el caso de Andrei, el destino será Antongrado, la capital imperial. Los acompañan Sophia y un anciano. Annalise y Grigori hablaban con ese anciano mientras el Conde dictaba su sentencia. A pesar de ser muy mayor, todavía conserva cierta presencia.

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27/05/2021, 14:32
Wilbur von Panter

—Piratas —dice con resignación y suspirando con cansancio—. Espero que sepáis lo que hacéis, Duquesa —le dice a Annalise—. Oh, cierto, perdón, nada de llamarte así. Espero que sepas lo que haces, Annalise.

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27/05/2021, 14:34
Suzanne Matatigres

—¿Pero esto qué es? —pregunta Suzanne desde el barco con el ceño fruncido—. Pensé que ibas a traer a una o dos personas, Grigori, no a un regimiento completo. Espero que por lo menos sepan fregar el piso.

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Momento para el último post de cada uno. ¿Quién es el viejo? Misterio. Cuando termine la partida podrá leerse. Mientras tanto, si alguien quiere presentarse ante la capitana Suzanne, o una útima charla entre compañeros, adelante. Si alguien se arrepiente y prefiere no subirse al barco pirata, momento para hacerlo. Y si Valerie cambia de opinión y quiere irse con Hulda como escudera, es ahora.

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27/05/2021, 17:12
Grigori

Grigori estaba de buen humor, antes sus amigos lo juzgaban por el camino que había elegido y ahora todos ellos aceptaron su invitación y decidieron acompañarlo. El problema nunca fue que me rodee de piratas, tan sólo estaban dolidos, se dijo al ver su reacción. Andrei declinó la generosa oferta del Conde por ir hacia su destino, Bjorn seguiría a Annalise a los confines del mundo y Valerie protegería a Sophie siempre, en apenas instantes el grupo volvía a unirse.

Se alegró al ver que Hulda optaba por seguir a Konrad, eso mostraba que no había perdido el gusto por servir a un señor justo. Ella no le respondió a sus palabras pero tampoco lo insultó y eso era ya bastante, además terminó eligiendo el camino que él le había propuesto.- Buena suerte - le dijo a modo de despedida.  

Renke no lo ignora como ella y escupe al piso en un gesto despectivo - Hey, la borrachera te dio amnesia? Si aún conservas ese dedo es porque yo hablé para que tu señor no te lo corte - le respondió y levantó sus hombros acompañando con el cuerpo lo que en su mente había entendido. Es en vano hablar con estos guaridas, nacieron para seguir a otros y no pensar por sí mismos, concluyó.

Llegaron a tiempo, Suzanne le había dado tan sólo dos días pero fueron suficientes, la Fragata estaba delante de ellos y la Capitana los observaba desde lo alto. El viejo que los acompañaba hizo un comentario que capturó la atención de Grigori - De vuelta desvariando, Wilbur? No hay reyes ni princesas entre nosotros, sólo aldeanos e isleños, deja de soñar y cuida tu lengua en el barco, que los piratas le hacen a los nobles lo mismo que le están haciendo ahora a Otto, y te aseguro que no quieres ese destino ni para ti ni para ninguno de nosotros - 

Levantó su mano y saludó a la Capitana - Prometí volver con devotos de Fenre, y ya sabes, nos multiplicamos! - dijo en tono amistoso. En un día habían subido de uno a cuatro, y en dos había conseguido seis más, si seguían así serían mayoría. - Fregar pisos saben, pero también pescar con redes y arpones, preparar medicinas, hacer nudos, cantar y cocinar, y por supuesto rezar mucho! - señaló a los que lo acompañaban con una sonrisa de oreja a oreja. En su escueta presentación omitió las habilidades de combate de sus compañeros, tal vez ellos hayan notado ese detalle.

Grigori subió primero, saludó a los que conocía de la tripulación, le presentó a sus compañeros a Jan el Bello - Este es Jan el Divino, la mano derecha de la Capitana y fiel seguidor de Fenre - le hizo un guiño cómplice y luego puso una mano en el hombro del cocinero - Y este es mi amigo Alvin - los que conocían a Grigori podían notar que a este último le mostraba un gran aprecio - Perdí a Spangler en el camino, pero mira a todos los devotos que encontré! - le dice a Jan, como si fuesen un botín.

Poco después se recostó en su hamaca, con un libro entre sus brazos y el símbolo de Fenre sostenido por sus dedos, sus ojos estaban puestos en la inmensidad del mar. La Fragata comenzaba a moverse y se alejaba de una tierra a la que tal vez nunca volvería. Escuchaba las voces de sus amigos a corta distancia, los viejos y los nuevos. El recuerdo de su familia y Alexei lo acompañaba, pero no sentía nostalgia, ahora tenía un nuevo hogar. Sonrió en silencio, satisfecho con la nueva vida que acababa de comenzar.

Notas de juego

Edité por correcciones ortográficas nada más.

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27/05/2021, 18:40
Annalise

Un paso dado de cientos que seguro Annalise en un futuro será capaz de dar y ya con todo lo dicho, lo aclarado en su corazón aceptó con alegría la decisión de Bjorn y la de quienes aún seguía considerando sus amigos. Ni siquiera las palabras de aquel anciano despertaron algún tipo de preocupación, más allá de que estuvo bien Grigori en aclarar ese aspecto para que no vuelva a cometer el mismo error. Estaría con ella a su lado, educándola para lo que sea que deba asumir en un futuro que ahora se le antojó muy lejano pese a todo. Al menos será el único lazo cercano a su familia, quien con su sabiduría le indicará hacia donde caminar o navegar. 

Ante la Capitana simplemente con su sonrisa y tranquilidad habitual, la joven se presentó como una alquimista y quien será capaz de curar a todos los heridos que estén en sus manos. También se ofreció a ser una Guardiana de los mares junto a sus ondinas, así Suzanne podía aprovechar su magia para algo útil y no sólo para defenderse de quienes tendrá adelante. De aquella forma con todo ya aclarado, no dudó en subir al barco con cierto aire lleno de libertad que la recorría entera. Inhaló profundo saboreando la aventura, el anhelo de todo lo que tenía por delante y cogió el brazo de aquel anciano así podía conducirlo hacia la proa del barco con la intención de mostrar algo que él desconocía. Juntos emprendían el camino, juntos recuperarán aquel reino, pero también la dignidad de un hombre que lo había dado todo por su abuelo. 

—Todos tenemos secretos, todos tenemos algo más que ofrecer—dijo en un susurro—. Yo tengo esto. 

Y sin más palabras que la acción misma, cerró sus ojos mientras sus manos comenzaron a dibujar lentamente en el aire con esa gota de agua la forma de dos ondinas. Si, dos sirenas que rápidamente cobrarían vida, que surcarían los mares bajo el mandato de la alquimista mientras se sumergían en esas aguas llenas de destinos, presagios y un futuro que ahora se le antoja caprichoso. No importa, ella sería feliz de todos modos. 

—Lo recuperaremos. 

Prometió de corazón, incluso desvío la mirada hacia Grigori y negó con la cabeza riendo. Hasta que regresó su atención a Wilbur. 

—Juntos. 

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27/05/2021, 20:10
Valerie Lubbert

Nosotras nos acercamos al pequeño grupo que han fijado los demás.

No trajimos mucho de Serena, pero ahora no portamos nada.

-Venimos a despedirnos. Finalmente acompañaremos a Hulda. La vida de piratas no sería para nosotras. Suzanne no aguantará el entusiasmo de Sophia ni mi tendencia a desobedecer. Además perdería hombres cuando empezaran a meterse con Sophia- digo dando una palmadita en el asta del arpón que siempre me acompaña.

-Bjorn, te tenía por un pendenciero que acabaría mal, pero has demostrado ser más honorable que muchos que presumen de título. No dejes que nadie se crea más que tú.

-Annalise, estás destinada a hacer grandes cosas. Espero oír de tus grandes hazañas.

-Lo mismo te digo Andrei. Yo voy a seguir a Hulda y aprenderé de ella todo lo que pueda. Seguro que nuestros caminos se crucen de nuevo.

-Y tú Grigori. Espero que tu venganza esté cumplida y tu vida a partir de ahora sea plena. Te extrañaré.

Desde la orilla vio como subían al barco y aunque estaba más triste de loque había estado en su vida, no había lágrimas en sus ojos. Estaba segura que se volverían a encontrar.

-Hasta pronto amigos.

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27/05/2021, 21:52
Bjorn Helber

Aunque lo había pillado bastante por sorpresa, a Bjorn no le había costado nada tomar la decisión de embarcarse junto a Annalise a dondequiera que los llevase la aventura. Las despedidas, sin embargo, sí que eran algo un poco más complejo y duro para el pícaro, aunque lo disimulase tras sus sonrisas y expresiones de "todo va bien". Había sido poco tiempo, pero había tomado cariño a algunas de esas personas que se iban a quedar atrás. Se despidió de los soldados con los que había hablado, en especial felicitó a Renke por su cambio de vida y le aseguró que estaba en deuda con él. Lo mismo con Hulda, a quien deseó buena suerte y le comentó que tal vez intentase aprender a utilizar una espada apropiadamente.

No lo haría, claro.

Finalmente Valerie y su hermana se quedarían atrás con Hulda, y Bjorn pensó que con lo aguerrida que era aquella joven sin duda llegaría lejos junto a la ex-capitana de Otto. Aceptó con una sonrisa la frase de ánimo que Valerie le dedicó, y se despidió de ella y de su hermana junto a los demás.

Seguía sin hacerle gracia ninguna viajar con los piratas, aunque lo que sí que le hacía gracia era que éstos tampoco los esperaban a bordo y se les veía algo contrariados. No pudo evitar sonreír, y se preguntó qué tareas le pondrían a hacer cuando descubrieran que era un completo inútil en el tema de la limpieza. Se lo comentó a Andrei por lo bajo, intentando compartir algo de tiempo con su compañero isleño antes de que éste se separase, tal vez, para cumplir con su propio destino.

El viejo Wilbur iba a acompañarles, y alguien tan atento como Bjorn no pasó por alto la forma en que éste llamó a Annalise. Pero aún habiéndolo escuchado, y tras el disimulo de Grigori, Bjorn hizo lo que mejor sabía hacer: disimular como si no hubiera escuchado nada. Después de todo le había pedido a su amiga que le contara su historia, y esperaba que fuese ella quien lo hiciera. No indagaría, hasta que ese momento llegase.

En el barco, Bjorn se quedó mirando el agua tranquilamente, dejando que el viento acariciase su cabello. Pensó en el pasado, en sus padres, en su vida en Serena. En las cosas que robó, en la gente que permitió que le robaran, en las pocas cosas que devolvió tras robarlas. En las conexiones que estableció, en el día en que abandonó la isla. Cerró los ojos e intentó pensar en su futuro, pero no llegó a ninguna conclusión. El futuro era completamente incierto en aquel punto.

Abrió los ojos de nuevo, y le pareció ver un par de sirenas danzando en el agua. Sonrió.

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31/05/2021, 15:33
Andrei Demidov

Andrei asintió al Conde, contento por dentro de no haber cerrado esa puerta. La verdad no sabía que encontraría en Antongrado, por lo que no estaba seguro de si se quedaría en la capital imperial (después de todo, él de imperial sólo tiene el nombre y poco más), así que le alegraba poder tener un lugar al que llegar de volver a Herenhout. También se alegró de que Hulda entrase al servicio del Conde, al menos tendría una cara conocida si volvía por esas tierras.

Aquellos dos días Andrei los pasó despidiéndose de los demás, y también ayudando como podía a los pueblerinos, así como era él siempre. Al estar frente al Rapaz, un pequeño miedo se asentó en la boca de su estómago. Después de todo, de la misma manera habían salido de Serena, y aquello había sido... bueno, un desastre. Lograron salvar el pellejo por los pelos y acabaron enfrentándose a algo un tanto más grande que ellos... pero estaban vivos. Andrei nunca había sido muy devoto, pero en ese momento elevó una breve plegaria entre murmuros, pidiendo que el viaje fuera tranquilo, y que al llegar todo fuese bien.

El comentario del anciano que acompañaba a Annalise y a Bjorn, ¿Wilbur le pareció escuchar?, causó que Andrei la mirara por un momento, aunque acabó por reír por lo bajo y encogerse de hombros, guiñándole un ojo a la chica de forma cómplice. Se entristeció un poco cuando Valerie confesó que no se embarcaría con ellos, pero sus razones definitivamente eran más que válidas, y estaba seguro de que, de quedarse en el barco, la situación se complicaría. Le dio una palmada en el hombro amistosa a la pescadora y asintió.

— Estoy seguro de que si, Val —le respondió, con una sonrisa.

Andrei acabó por embarcar también, y se presentó como un chico servicial y con ganas de aprender a navegar. La verdad sea dicha, los piratas le incomodaban un poco, pero al menos estaba con sus amigos, así que utilizaba su sonrisa y su carisma para escudarse. Se quedó de pie en la cubierta, mirando el horizonte (y hacia donde estaba, creía él, Antongrado). ¿Acaso la ciudad lo recibiría de buena forma? No lo sabía. Sin embargo, desechó el pensamiento y se dijo a sí mismo que se preocuparía de eso luego, por ahora lo que quería era disfrutar de la compañía de sus amigos.

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31/05/2021, 16:47
Conde Konrad von Osterhaus

Tras despedirse, Valerie vuelve al pueblo justo a tiempo para ver el destierro del Barón.

—Cuando años atrás os solicité ayuda en la guerra, lo único que me enviasteis fueron tres carromatos de manzanas —dice el Conde—. No tropas. No armas. No dinero. Manzanas. Hoy os devuelvo el favor, Marcus. Esto es lo único que os permitiré llevaros. 

Marcus von Faverstram arrastra un pesado carromato lleno de manzanas. Ni siquiera le dieron bueyes para tirar de él. Jadea. No está acostumbrado al esfuerzo. El Conde sonríe.

—Espero que las manzanas sean de vuestro agrado. Buen viaje, Marcus.

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31/05/2021, 16:53
Barón Marcus von Faverstram

—Gr... gracias... por... vues... vuestra... clemencia... mi... señor —comenta el ex-Barón entre jadeos, esforzándose por juntar aire.

Los aldeanos se ríen y burlan de él. Un pequeño grupo de soldados del Conde lo flanquea. Tienen órdenes de acompañarlo hasta su destino final, el inhóspito extremo oriente. Humillado y desposeído, Marcus von Faverstram abandona sus tierras.

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31/05/2021, 16:57
Hulda

—Habéis vuelto —dice Hulda a Valerie y a Sophia. Casi sonríe. Casi—. Bien. Preparaos para el viaje. Vamos hacia Osterhaus. Lo primero que tendré que enseñaros es a manejar adecuadamente la espada. El arpón está bien para las merluzas, Valerie, pero no para las guerras.

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31/05/2021, 17:01
Sophia Lubbert

—Yo ya sé manejar la espada, señora. Mire, mire.

Toma la espada de Hulda y da tres estocadas al aire. Tropieza y se rompe la nariz. Hulda suspira. Va a ser un largo entrenamiento.

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31/05/2021, 17:04
Suzanne Matatigres

Mientras tanto, en el Rapaz, Suzanne Matatigres da la bienvenida a los nuevos tripulantes. No parece muy emocionada con eso de que sean todos devotos, según dijo Grigori. Escucha con interés que Annalise le dice que sabe hacer magia, pero no entiende qué es una ondina.

—Que recen lo que quieran, sí, pero que limpien la cubierta. ¡Ahora sí, gusanos! —le dice a su tripulación—. ¡Leven anclas! ¡Tenemos nuevo rumbo! ¡Oeste, siguiendo la línea de la costa!

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31/05/2021, 17:13
Jan el Bello

Los piratas que mencionó Grigori se presentan.

—¡Ah! Sangre joven y fresca —dice uno de ellos, un pirata galante y coqueto—. Siempre es un gusto. Y más gusto da que se sumen más hembras a la fragata. Jan el Bello, señorita, o Jan el Hermoso, para servirle —le dice a Annalise mientras la mira y no precisamente a los ojos.

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31/05/2021, 17:18
Alvin

—Hola. Hola a todos —dice otro pirata, más tímido, que camina encorvado y hablando bajo—. Soy Alvin. Bienvenidos. Hola, Grigori.

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