Partida Rol por web

La criatura de la barra miró a Jin y sonrió, y luego esbozó una sonora carcajada. Le había hecho gracia eso de "Lobu Jr.". Luego explicó que él mismo era Lobu, y que enseguida prepararía vuestras bebidas. Como así fue. Asi que, estando ya sentados en uno de los puestos reservados (unas cortinillas pendulantes ocultaban un espacio de un asiento cómodo y semicircular alrededor de una pequeña mesa, sin otra salida), apareció un tipo.

Sus manos entraron por las cortinillas, apartándolas. Era un humano de cabellos rubios y unas prendas de cuero y algo de metal sobre su pecho. Se os quedó un instante mirándoos y luego, dando a entender que venía sin hostilidad, se sentó alrededor de la mesa, junto a vosotros.

Vosotros sois el contacto de Ionut, entiendo -os volvió a mirar, como si la única información que tuviera fuera vuestros aspectos físicos, lo cual le convenció-. Soy Prodh. No tengo mucho tiempo -miró hacia atrás, a través de las cortinillas, preocupado-. Luego sacó una especie de plancha metálica, con diferentes muescas, y lo colocó sobre la mesa, junto a vuestras bebidas. Aquí está el panel de código, y creo que tenéis un cilindro de datos para mí.

No tuvieron que esperar mucho, apenas habían comenzado a disfrutar de sus bebidas, cuando aquel tipo llego. Parecía nervioso y bastante preocupado. Saco aquel panel de datos, así que Eliah le dio con todo el disimulo que pudo, el cilindro de datos, y tras ver que el acuerdo estaba cerrado, recogió aquel panel con cuidado y lo oculto entre sus ropas. -Tome el cilindro y obremos con mucho cuidado, que no sabemos quien pueda estar vigilando. ¡Actúe con calma! Y trate de no llamar la atención.- Le dijo a Prodh, en voz baja, mientras que trataba de vigilar a la gente del local, no se fiaba, mejor estar alertas. 

La idea era que tras terminar el intercambio, terminar sus bebidas y largarse de allí cuanto antes. Estaba seguro de que la cautela y el sigilo serían imprescindibles, ya buscarían comprador para las armas, una vez acabasen con este peligroso y delicado trabajo. 

Sonrió, le pareció simpaticón Lobu Sr., ahora pasándolo a padre y asumiendo que tendría algún hijo con su mismo nombre incluso. Jin siempre saltaba a conclusiones rápido y es algo que su señora madre le insistía en controlar, si bien poco se hizo al respecto, solo lo suficiente. Ante eso, agradeció por los tragos, dejó algunos Créditos Espaciales y posteriormente fue a ponerse en aquel lugar con Eliah para encontrar al contacto que tenían.

- Bonito lugar, Lobu Sr., seguro vengo en algún rato después, gracias.

Si bien dudaba volver a este mundo peligroso, al menos había estado bien esto. Con eso, pasó el rato y consumió su martini espacial gustoso, si bien la leche no habría estado mal tampoco. Pero de qué podría haber sido la leche era la pregunta. Al menos estos tragos semi-sintéticos se sabía de donde venían del todo. Esterilidad a cambio de seguridad, no, a revés, pero en fin.

- ...Nervios. ¿Don-...? ¡Ngh!

Se tapó la boca y casi suelta un escupo de trago pero lo consumió al ver a Prohd aparecer. Tirael entonces nos pide el cilindro y dice que tiene "poco tiempo". ¿Le están siguiendo? Jin Tousseau tronó sus dedos con la mano que no sujetaba su trago y así mismo agregó.

_{- El código, Prohd, por favor.}

Recordó lo que dijo Ionut. Él mismo usaría su scan de guardado de información para contemplar el código que era la "carga" real. No quería saber qué era pero... ¿Podía resistirse? Lo dudaba, su curiosidad lo hacía en donde su furia lo definía, pero esta vez el ansia inocente en un ser que ya no lo era podía más, si bien ante toda apariencia estaban haciendo el intercambio de una. Westling en su habitual inteligencia y cautela se notaba nervioso, vaya. Tocaría estar atento y ayudarle, como siempre.

Una vez todo fuese procesado correctamente, se prepararían para largarse. Intentaría terminar el trago rápido porque le daría pena si se agotase, pero tenían, como bien tenía en cuenta Eliah, largarse pero ya y volver a la nave. ¿Sería tan fácil?

Uh... Uh.

Tras el intercambio de información en forma de objetos, Prodh asintió y quedó conforme y vosotros también, con dicho trato. El tipo se levantó y salió del reservado y vosotros os tomásteis vuestra bebida y salísteis de aquella cantina. Lobu os alzó dos de sus varios brazos a modo de despedida.

Tras unos minutos deambulando por las calles, mientras desandábais vuestros pasos, llegásteis al complejo del espaciopuerto. Accedísteis por la entrada principal, abarrotada de viajeros y pilotos, y os dirigísties a la bahía 45-F. Allí, caminando entre plataforma y plataforma llegásteis a la número 22. Vuestra nave seguía allí, intacta, pero con novedades a la vista: la rampa de acceso de carga estaba abierta, y había gente entrando y saliendo de vuestra nave, descargando las cajas que había en la bodega, que ahora parecían incautadas. Tres tipos vigilaban con armas en sus brazos el trabajo de otros cinco (que eran los porteadores).

Además, advertísteis que la nave tenía un cepo de retención naval (muy común en muchos planetas para clausurar naves en embargos, retenciones temporales y otras situaciones de detención). ¿Quién diantres eran esos tipos? ¿Porqué?

Todo parecía que marchaba bien, hasta que se torció, y de que manera. Por algún motivo, les habían vendido, alguien había dado el chivatazo de su cargamento, y lo estaban requisando, cepo en la nave y varios tipos con armas vigilando la operación.

-¡Cuidado Jin!- Nada más ver el tremendo panorama, Eliah se esconde y avisa a Jin para que lo haga. Estaban tirados, perseguidos por las autoridades locales, la nave retenida y con un código totalmente ilegal encima. No podían ser encontrados así, o acabarían en el calabozo.-¡Vámonos antes de que nos vean! No pueden encontrarnos, y ahora menos con esos codigos encima.-

Su idea es salir de allí, sin llamar la atención, dejar el maldito código escondido en algún sitio, eso si, no sin antes tratar de averiguar de que se podía tratar, ya que en ello podría estar la solución a lo que les estaba pasando. Sam, o más probablemente sus rivales, se la habían jugado, y ahora podrían acabar los dos entre rejas.

Salir de allí, y buscar un sitio seguro y tranquilo, donde poder pensar en los siguientes y delicados pasos. Y donde poder estudiar que es lo que les han entregado en el bar. Esas deberían ser sus prioridades, y ser lo suficientemente sigilosos como para no ser descubiertos. 

Eran contrabandistas y solían verse en este tipo de situaciones, así que a mantener los nervios y actuar con calma. Aquél maldito código le estaba quemando, tendrían que ver de que se trataba y ocultarlo.

Decidisteis salir de allí cuanto antes. Aquella situación no era muy esperanzadora: un cepo de retención de la aduana y además unos tipos descargando vuestra bodega. Pese a la certeza de Eliah acerca de la responsabilidad de Sam en todo ello (¿porqué querría entorpecer el mismo encargo que os hizo?) salísteis de allí, tal vez para ocultaros en algún lugar de la ciudad*, mientras aquellos tipos armados seguían vaciando vuestra nave.

Logramos salir de allí sin ser vistos. Usaríamos una de nuestras tarjetas y otra identidad, ya que las que habíamos dado al atracar estarían en búsqueda. Como contrabandistas que llevaban algún tiempo en el oficio, aquello no debería suponer un problema. El sería Thomas Anderson, y Jin seguro que tenía alguna otra identidad lista para ser usada. En esta ocasión buscaron un alojamiento, un hotel en el que poder reservar una habitación durante al menos un par de días. Tal vez necesitasen alargar la estancia, pero eso de momento no podían saberlo.

Buscaron un hotel medio, ni el más modesto ni de lo más caro, algo intermedio y seguro, allí se registraron con sus nuevas y falsas identidades, y tras pagar con otra de sus tarjetas (asociadas a esas nuevas identidades) subieron a la habitación, era doble, y además de las camas, tenían una pequeña sala de estar. Una vez acomodados, y tras registrar bien la habitación, hasta comprobar que esta estaba limpia. Saco el código y trató de ver como podría saber de que se trataba, pero para esto seguro que Jin era más hábil.

-Estoy seguro de que nuestros problemas vienen de esto, y tal vez para poder salir de ellos, deberíamos saber más de que se trata. Seguro que Sam se la quería liar a alguien y este nos la ha liado. Lo que no me encaja, es el cargamento que subió a nuestra nave, pero quien sabe si los tipos que lo estaban descargando, podrían incluso trabajar para Sam.- Y lo primero que hizo, fue conectarse con su ordenador y ver el estado en el que aparecía su nave, si estaba inmovilizada, cual era la causa. Tal vez, el dichoso cargamento. Y de paso, tratar de ver si había cargos contra ellos.

Pero tal vez estaba demasiado alterado, como para pensar con claridad. Mejor descansar un poco, y luego ya pensarían en como salir de este lio. 

Al final todo salió bien.

Claro que no, nada nunca sale bien, no completamente, y esta vez fue un desastre total. ¡Absoluto!

_{- ¡Maldición! ¿Esto ha sido culpa mía...?}

Pensó pero Eliah siendo la voz de, no, siendo la razón propiamente tal propuso lo mejor. Maldita sea, las teorías eran obvias, pero dejaría que Westling mismo lo dijese a medida que se largaban. Con ellos estaban los datos que necesitaba Ionut y con ellos se quedarían. En sus manos tenía seis cargas, cinco dedos y una extra, esa última era una que estaba dedicada al mismo considerando lo que acababa de hacer...

...Muy como Eliah comentó, ahora que ya estaban escondidos en aquel hotel.

- Yozaru Togashi, es mi apodo común más un apellido... Simbólico.

Dijo pensando un poco en ello pero entonces enfocándose en el asunto, echado en una de las camas, bueno, sentado más bien, cruzado en pose de loto con la chaqueta a medio poner denotando su físico potente el cual su colega el piloto espacial y astronauta ya tenía en consciencia.

- Ionut seguramente dejó "requisar" eso. Fijo que esos oficiales que nos embargaron la nave son vendidos del mismo y se quedarán con los blasters como una venta extra.

Tomó el peqeño contenedor de datos.

- Esto que se quede conmigo, si te parece. No se lo daremos a Samuel hasta que se explique, le tocará hacerlo...

Y entonces, pensó en acercarse, no, lo hizo y sin más, activó su implante ocular que estaba atado neuralmente a su brazo, proyectando energía de cierto modo y canalizando ciertas funciones. Observó el contenedor de datos y mediante el proyector que usase alguno de los dos se enfocaría en intentar decodificarlo o al menos entenderlo.

- Muéstrame tus secretos...

Estando en aquel hotel de gama media (en una habitacion modesta pero discreta), Eliah trató de averiguar el estado de su nave. Logró acceder al registro público de naves embarcadas en la bahía en tiempo real. Allí aparecía vuestro cargero, pero sólo tenía la etiqueta de "Clausurado temporalmente por motivos legales" (sin especificar mucho más). Mientras tanto, fue Jin quien tuvo cierto éxito en la empresa de saber qué contenía aquel código de datos.

Gracias a sus funciones de análisis, logró desencriptar una larguísima cadena de datos alfanuméricos, en primero lugar; después hizo un barrido asimétrico de caracteres, lo cual acortó la cadena a un tercio de su longitud, y finalmente, logró estabilizar unas doscienta cincuenta referencias de diferentes códigos: códigos de coordenadas, códigos de cerraduras, códigos de posición, códigos numéricos de medidas, tiempos y cualquier otra posibilidad de conteo... Y ahí no pudo hacer más. Por ello, la única conclusión era que el contenido de ese panel pequeño de datos era un código, pero podía corresponder a cualquier tiempo de negocio, empresa o suceso. Lo bueno es que la menos supísteis que no era una tarjeta de acceso, de crédito o algo con lo que obtener un beneficio o servicio directo: era "simplemente" información. Ello podría encajar con la idea de que Sam era un simple intermediario.

El caso es que permanecísteis unas horas más en dicho hotel, pensando los pasos a seguir. Ahora era de noche en aquel planeta helado, pero en el hotel no hacía ni una pizca de frío (todos los edificios de la ciudad estaban perfectamente adaptados con sistemas calefactorios para evitar las inclemencias).

En cierto momento, un gran estruendo os sorprendió allí dentro.

¡¡PAAAAMMM!!

Alguien había reventado la puerta de vuestra habitación (con una severa patada o con algún tipo de artilugio, tal vez un ariete metálico, para tirar abajo puertas). El caso es que delante de vosotros aparecieron cuatro guardias de seguridad. Llevaban blásters en sus manos, un uniforme oscuro y cascos metálicos en sus cabezas. Parecían la seguridad corporativa de la ciudad.

¡Alto! ¡QUEDAN DETENIDOS! -los cuatro accedieron rápidamente y os apuntaron con sus armas-.

Se quedó totalmente sorprendido, no se esperaba que llegasen tan pronto. Aún así, trató de estudiar con cuidado la situación. No quería matar a nadie, y estaban en inferioridad. Y escapar estando en un noveno piso, no sería cosa fácil. Trato de valorar rápidamente la situación, y luego tomar una decisión. Pero todo apuntaba a que les habían pillado, y el no era un asesino.

Pensando fríamente en lo que les estaba ocurriendo desde que llegaran al planeta helado, dejarse capturar definitivamente no era una buena idea. Alguien les quería fuera de circulación, bastante malo era que les hubiesen pillado con un cargamento de armas en la bodega, cortesía de Sam. Pero allí había mucho mas, y mejor tratar de evitar caer en la trampa del enemigo. Al menos, que no les cogieran con aquellos datos.

Se levanto, como si fuese a entregarse, y con un rápido movimiento salió al balcón, desde donde se descolgó al piso inferior. Tan solo pudo decir a su amigo. -¡Vámonos!-

Usa su ordenador implantado, para que e ayude a calcular la mejor forma de escapar de allí, y de llegar a la planta inferior. Y desde allí buscar una buena ruta de escape.

Analizó los datos en un proceso extensivo pero seguro, y al final llegó a la conclusión medianamente obvia.

- Información privilegiada, qué sorpresa...

Y que tuviese policías corruptos, seguramente mafia-asociados y demás, a este punto Sammy se estaba ganando ese algo bien metido en el torso.Todo esto ocurría mientras Jin proponía o estaba por proponer que se dedicasen a reposar o alguna mierda, eso estaría bien, pero...

¿No que ya dijo que no sucedían cosas buenas en primer lugar?

Al ver a los policías se exaltó, por supuesto, cuatro contra uno, podría con uno, dos pero los otros dos lo reventarían inevitablemente. Era un lugar muy poco eficiente para un combate a distancia y no se había equipado con nada cuerpo a cuerpo, como un escudo de energía o armadura corporal. Tendría que usar una de estas, no quedaba otra. Lo sentía por el lugar, de verdad, no era culpa de dichos (O sí, esperaba que no, o quizá sí) albergar o permitir policías corruptos y mafias, de igual modo le daba pena el lugar físico.

Alzó las manos entonces, pero antes que lo arrestaran fue lentamente moviendo su mano derecha, sintió el palpitar de poder en la punta de sus dedos, y cuando llegaron sus manos apuntando hacia arriba, pero no de él, sino de los oficiales, el techo específicamente.

Y chasqueó los dedos.

Un vórtice en pleno techo se abrió, invisible casi, su oscuridad difícil de percibir si no se miraba directamente o se conocía.

"¡Muy bien! ¡Muy bien~!"

Y ante esa oportunidad, saltó, tomó lo que pudo si es que no lo hizo Eli ya y le acompañó en ello.

- ¡Andando!

Saltarían hacia afuera, a intentar escalar por el borde o directamente cambiar de piso. ¿Irían de piso en piso, ocho malditos pisos? Tenían que buscar algo como una escaladera de basura para tirarse o sino esto nunca acabaría.

Fue entonces cuando Jin levantó sus manos, chasquó sus dedos y sobre vuestras cabezas se formó un vórtice extraño, una complejidad física en aquella habitación que hizo que aquellos sujetos miraran hacia arriba. Mientras tanto, Eliah y el propio Jin ya estaban en el balcón cuando aquel vórtice comenzó a tragárselos, y a golpearles con un extraño haz de luz, o de partículas, que hizo que los cuatro se desintegraran allí mismo, en el suelo de la habitación...

Daño 13 puntos (cada uno). Jin queda a 5 de 6 puntos de fortuna.

No pudísteis ver cómo aquellos policías desaparecían de la faz de aquel planeta, porque ya os estábais descolgando balcón abajo. Mientras que Elia consiguió adherirse al balcón de la planta inferior, Jin, sin embargo, trastabilló y al descolgarse y su cuerpo comenzó a caer como un peso muerto...

Por otro lado, la habitación de la planta octava (donde ahora estaba Eliah), estaba vacía, y éste veía a su compañero caer al vacío...

Jin creó la oportunidad, una gran distracción que ambos aprovecharon para tratar de bajar a la octava planta. No quiso pensar demasiado, en el final de aquellas personas, no era bueno para su salud, pero sintió una punzada de dolor, por aquellas vidas truncadas. Mientras que el logró alcanzar el balcón, de la habitación inferior, Jin no calculo bien el salto y caía hacia el vacío. Se agarró bien con una mano al balcón, y con la otra trato de atrapar a su amigo, antes de que este se precipitase en el vacío. Sus rápidos reflejos le hicieron coger con firmeza a su compañero, y traerlo hasta el balcón, desde donde pudo ponerle a salvo.

-No tan rápido Jin, que hay mucha altura.-Le dijo para tranquilizarle, antes de abrir el balcón y entrar con cuidado en la habitación.-Saben que estamos aquí, tenemos que largarnos sin llamar la atención.- Pero a donde, donde podrían estar seguros en aquel gélido planeta. 

Todo era parte de la nada, esa era la gran filosofía que los científicos seguían entregando sus almas en pos de.

"Primero la ciencia empieza con imaginación y termina con misterio"

Jin observó con la misma maravilla que habría observado partículas en el aire hace 20 años cuando era un niño pequeño el suceso monstruoso producto de la influencia de Oblivion/Nihil manifestando su energía oscura a través del canalizador pulverizando a los policías. No tenía intención de absorberlos en la absoluta nada, solo hacerles caer el techo encima para escapar con Eliah, pero al final el "objetivo único" se volvió el grupo de ellos. Aquel maldito ser interdimensional hizo lo que quiso, y fue fantástico. Algo alcanzó a grabar con su scan que estaba activo mientras descifraba el código de lo que buscaba Ionut a medida que corría hacia la ventana.

Y entonces su cálculo pasó mal. Eliah ya había saltado y no había fallado en ello, quedó colgando del borde como era la idea, mientras que Tousseau cayó, saltó mal, tropezó, miró incorrectamente, cientos de factores, y con nueve pisos de distancia era un final seguro. "Polvo somos, al polvo volvemos", muy puntual y preciso ciertamente. Abrió sus ojos y sabía que se acababa. Pensó en arrojarle el contenedor de datos a Eliah o quedárselo y reventarlo consigo en el final, pero...

Fue la gravedad la que hizo su trabajo primero. Tousseau cayó sin más hacia el piso en una rápida aceleración.

Normalmente pensaría que... Nada, porque no podría estar consciente, pero lo estaba, con una rodilla en el piso y un brazo, en vez de hecho pasta de humano, puré fisiológico, restos orgánicos, etc., debajo de él había... Hielo, hielo que se quebró lo justo como para servir de amortiguador semi-líquido, haciendo sentir un intenso sentimiento de dolor fantasmal y sorpresa, como quién debería no existir pero lo hace.

"¿Me has salvado?"

Preguntó él al ente con el que compartía hilos, así como en "hilos cuánticos" de la teoría de los hilos que unía la ciencia, pero no recibió respuesta. Si ese ser gastó todo en lograr lo que no podía y distorsionar el espacio tiempo una única vez, lo dejó seco. No sentía la chispa en sus dedos y no podría "regalarle" un amistoso agujero en el torso a Samuel Ionut, pero al menos tenía uno, no, dos blasters, reservados. Por su carga y sus mentiras caería. Jadeó, ajustando sus lentes y mirando arriba, a lo muy lejos donde estaba Eliah.

- ¡Venga, rápido! ¡Vamos!

La situación era nueva y desventajosa, como un comienzo nuevo, como un "Continue" apretado de un ancestral videojuego de épocas pretéritas, de otrora eones. Había pulverizado a los polizontes pero fijo que había más. Esperaría a Eliah escondido donde pudiese aún tras el logro que acababa de hacer para que huyeran. Ahora la carrera comenzaba. Y con él, no, con ellos dos aún como equipo, residía la clave.

Eliah observó desde las alturas del balcón de la octava planta cómo su compañero Jin caía irremediablemente, precipitándose a una muerte segura. Sin embargo, se golpeó en otro balcón mientras caía, mucho más abajo, y su cuerpo se detuvo un instante en el alfeizar de una de las ventanas para seguir resbalando hacia abajo. Finalmente, su cuerpo cayó en una superficie helada, que crujió y lo hizo hundir en agua totalmente fría... Había caído en una especie de fuente que había en aquella parte del hotel (la parte trasera), y milagrosamente sólo se hizo unos rasguños...

Eliah miró desde arriba, en ese instante, aliviado, mientras notaba que alguien, entonces, corría hasta Jin. Una figura que corría a pasos agigantados... pero no eran más policías.

Una mano robotizada tomó a Jin del brazo y tiró hacia arriba de la piscina helada, lo levantó como de la nada, con una fuerza increíble. El científico estaba helado, entonces, totalmente empapado y enseguida descubrió que era una mujer de aspecto joven, modificada, con un brazo biónico, lleno de cables y cilindros. Vosotros ya conocíais a ese tipo de sujetos: mitad droides mitad humanos (o cualquier otra raza); seres prácticamente robots con todo tipo de funciones y propósitos, que alguna vez fueron humanos por completo).

Aún no puedes morir... -le dijo a Jin, y su voz era algo metálica, artificial. Después miró hacia arriba, al lugar desde el que había caído-. Tu compañero, tampoco.

Entonces la mujer hizo una señal a Eliah, aún asomado al balcón, para que bajara cuanto antes.

Aunque Jin cayó, tuvo mucha suerte, parte del golpe lo paro un balcón, y al llegar a la calle lo hizo a un estanque helado. Se quedo un momento conteniendo la respiración, pensando en el posible final de su amigo. Y entonces, apareció aquella humana modificada, y con gran rapidez y enorme fuerza, saco a Jin del agua helada. Y también parecía haberle visto a el. Sin pérdida de tiempo bajo a la calle, tenía que reunirse cuanto antes con Jin. Y saber quien era aquella extraña, tal vez una ayuda inesperada, o tal vez no.

Bajó tan rápido como pudo, pero intentando no llamar demasiado la atención, ya habían tenido un problema con la policía y al parecer iban tras ellos, no era cuestión de ponérselo demasiado fácil.