Partida Rol por web

A pesar de que el Cazador quiso incluirse en nuestra conversación, no pudo quedarse por mucho tiempo pues fue reclamado, tanto él como su esposa y su hijo, a presenciarse ante sus Majestades. Fue en ese momento cuando por primera el cerdo se dignó a conversar con el resto para compartir, lo que probablemente había sido, la pregunta más interesante de la noche.

¡¿Una mujer?! me repetí alarmada sin alzar la voz. Reflexioné durante un momento. Eso... encajaría perfectamente. ...no, no podría ser una mujer. Además, ¿por qué habría de serlo? No tendría ningún sentido que mintieran acerca de su sexo. No deberíamos saltar en conjeturas si no hay razonamientos que las respalden.

Entretanto los príncipes volvían al vestíbulo.
- Se le ve feliz Encantador, aunque no tanto a su hermano. ¿Acaso su princesa se volvió descortés? - dije acentuando la diferencia notable entre aquellos dos hermanos.

De vuelta en el vestíbulo, el mayordomo llamó a los siguientes en entrar a la audiencia. Séptimus se separó de su hermano cuanto antes, no le gustaba estar cerca de él. Tenía cara de pocos amigos, pero que iba a hacer, no podía sonreir de oreja a oreja después de una negativa, aunque le gustaría. Peor para ellos si no sabían lo que les convenía.

La bruja se dirigió a ellos en un intento de... no sabría decir... resaltar su enemistad? Obviedad que no necesita ser recoradada, aunque no por ello no merece una respuesta:

-No es la primera princesa que es descortés con mi hermano, si es es que a lo que la princesita "dice" se le puede llamar ser descortés, porque hay que escucharla para creerlo. En cuanto a mi, también he sido rechazado, una pena la verdad. ¿Que teneis pensado pedirle vos al rey Bruja Priuja? Un consejo, agradad a las princesas y tendréis muchas más opciones de conseguir vuestros objetivos...

El príncipe salía de palacio con su habitual sonrisa y movimientos ágiles y gráciles cuando su hermano, como no, tuvo que abrir la boca para intentar dejarlo quedar mal.

Tiene que disculpar a mi hermano señorita, dice mirando a la bruja, tiene un gran complejo de inferioridad que le hace siempre intentar humillarme, aunque él sabe que nunca lo consigue, teniendo en cuenta que la mitad de las frases que salen de su boca son mentiras y la otra mitad comentarios de despecho que le permiten aliviar su habitual ánimo pesimista y decaído.

Dicho esto, el príncipe se acercó a recoger un canapé para seguir entablando la conversación que había dejado a medias con la dama de cabello blanco. Cuando iba a introducírselo en la boca se percató del olor nauseabundo que desprendía aquel maldito cerdo apestoso, por lo que soltó el canapé reprimiendo las nauseas y se alejó lo máximo posible de aquel animal maloliente.

Mientras como mi ración vegetariana -qué gran esfuerzo me supone aún- reflexiono.

Piruja parece estar distraída con sus ideas. Sea. No quiero incomodarla y, a fin de cuentas, hay tiempo de sobra para hablar tranquilos. Esperaré paciente a la audiencia, más aún tras ver quiénes son los siguientes en presentarse a los príncipes.

-Damas y caballeros -digo mientras relleno mi plato-, ¿quién hay detrás de la máscara del saltimbanqui Jóker, un hombre o una mujer? Por los movimientos yo diría que se trata de una fémina. ¿Y vos que decís al respecto, Asurancetúrix?

No pude evitar una sonora carcajada ante la insinuación de Porky.

-¿Por qué lo insinuais, amigo? Se le ven movimientos gráciles a este bufón pero también es cosa normal en bufones eso de moverse con gracia y agilidad, si no ¿Se harian cocineros mejor, no crees?

¿Una mujer?-Pensé para mí -Eso si que sería interesante ¿Para qué mantenerlo en secreto? Sea cierto o mentira, tengo que enterarme mejor de eso.

Hago una rápida reverencia a la Bruja -Señorita Piruja ¿Era ese su nombre? Espero no haberla cagado -Si no le importa, continuaremos con nuestra conversación mas adelante pero el Señor Cerdo me ha dejado muy intrigado y como forastero y juglar además, comprenderá que mi curiosidad sea grande ante ese tipo de afirmaciónes.

Me dirijo hacia Porky, su olor no me molesta, me he emborrachado con personas que olian peor que él y eso siendo humanos.

Porky había insinuado que el bufón era una mujer...

-¿Mi amigo el bufón? No lo creo... pero bueno, quizá esa sea una manera de romper el hielo con Porky y aprovechar para hablar más seriamente de ese atentado contra las princesas... esas zorras!...

-Ay hermano hermano, puede que esté despechado, pero sabes que mentiroso no soy, ¿o acaso no es este tu tercer intento fallido de casarte y mantener una relación estable?

Esperaba impaciente la respuesta de Porky a la pregunta del bardo:

-¿Por qué lo insinuais, amigo?

y la respuesta de la bruja a sus preguntas. Mientras tanto, se dedica a beber y comer de todo lo que pasa cerca de él

Le agradecí a Séptimus el consejo que había compartido con nosotros. No parecía mal tipo, ni tampoco me caía mal, así que no tuve porqué esconder una sonrisa cálida y honesta.

- A mí me gustaría pedirle... - justo cuando contestaba a su pregunta, el príncipe Encantador se excusaba de los modales de su hermano con palabras afiladas y directas. Bueno, al menos existe la sinceridad entre ellos. Desde luego no se ocultan con falsos modales y pomposidad. Cosa que es de agradecer en este mundo de bufones... Hablando de los cuales, justo entonces Asurancetúrix aprovechaba para preguntar a Porky los motivos de su acusación hacia Jóker.

- No se disculpe Bardo. Entiendo su curiosidad pues bien que yo siento lo mismo. No obstante la suya viene justificada. No se puede escribir un buen cuento sin averiguar todos los secretos de la historia. Se pueden revelar o no, pero para ello se requiere conocerlos antes.

Miré a mi alrededor con aire distraído. ¿Me tocaría a mí luego entrar a la sala de Audiencias? Sentía como algunos pelos se me erizaban a causa de mi nerviosismo que nacía y recorría lentamente mi espalda intentando llegar hasta mi nuca.

La puerta de la gran sala de audiencias volvió a abrirse y el cazador real y su esposa regresaron con un aspecto bastante sofocado al vestíbulo de palacio. Elmer apuró un vaso de vino con la mirada clavada en el bufón mientras que Mary Rose se afanaba en colocar en su sitio con evidente nerviosismo las coronas de flores que el cerdito Porky había derribado hace unos instantes.

Jóker, por el contrario, parecía alegre como una castañuelas y, con una sonrisa de oreja a oreja empezó a pasear por entre las mesas haciendo sonar sus cascabeles.

Entre tanto, el mayordomo real consultó su lista para llamar al siguiente peticionario:

- Arusán... Asuzán... Aturán... ¿Pero qué clase de nombre es este? ¡EL SEÑOR BARDO! 

El vino me sabe a vinagre de pronto. Apuro el vaso y lo dejo en cualquier lado. Luego me acerco a mi hijo.

-Ven al pasillo conmigo hijo. Tenemos ciertos asuntos que tratar.- Digo muy serio. ¿Pero por que es todo tan complicado? ¿Por qué tuviste que hacerlo, Joker? Madre de Dios... Al menos no hay nada roto ni irreparable.

 Una vez que salimos la Sala de audiencia. Vi que no le sentó nada bien a mi marido Elmer que estuviera a favor de los Reyes con lo ocurrido.
Veo como saca Elmer a nuestro hijo. Y me dirijo al pasillo donde estan Elmer y Joker.

Le cojo del brazo a Elmer y le digo: -Elmer por favor puedes venir un momento. Sabia que esta enfado, pero no se si me aria caso con lo que le quería decir. Continúo diciéndole...
-Elmer se que no has entendió porque me puesto a favor de los Reyes y de nuestro hijo. Pero ponte a pensar, que el día que te conocí a ti y nos enamoramos y que seguimos juntos, hubiera pasado que mis padres no te hubieran aceptado. Yo me hubiera escapado de mi casa para seguir contigo y nos hubiéramos casado a escondidas... pero no fue asi, mis padres te aceptar y mi tus padres. Entiendes ahora un poco la situación.
Se que es un poco embarazoso y un poco retorcido por la parte de nuestro hijo porque es noble y no lo verán bien visto que se case con una princesa. Pero si ves necesario llevártelo a la misión solo are más que apoyarte. Porque no quiero discutir contigo cariño.
Le miro con cara de preocupada y esperando una respuesta. Le doy un beso dulce en la mejilla, le quería dar un beso en la boca pero no sabia si me iba a rechazar el beso.
 

No puedo evitarlo, y sonriendo beso a mi mujer. No puedo con ella. Derrite mi corazón.

-No te preocupes mi amor, volverás a ver a tu hijo vivo. Se que no puedo luchar con el corazon de este niño.- Le miro serio, pero con mucho cariño.- No perjudicaría ni a una mosca, menos a una princesa. Me lo llevo para explicarle el Otro asunto. Ya sabes cielo, el que hable con su majestad sobre el MAL vicio. Ya sabes que no me gusta mezclarte con esos temas. No te preocupes te haré un abrigo con el insensato que se atreve a meter eso en el castillo.

Con un suspiro le hago un gesto a mi hijo en dirección a la puerta que da al pasillo.

Ante la nueva réplica de su hermano, encantador decidió obviarlo de nuevo, era una de la mejores cosas que sabía hacer, a parte de lucir la mejor de las sonrisas, claro y volvió su cabeza hacia los acontecimientos que se estaban dando en el salón, que no eran demasiado interesantes para él, pues le importaba lo más mínimo si aquel ridículo bufón era un hombre o una mujer, pero derepente escuchó.

Se que es un poco embarazoso y un poco retorcido por la parte de nuestro hijo porque es noble y no lo verán bien visto que se case con una princesa.

La criada había dicho algo que había captado su atención y se acercó rápidamente a ver si conseguía hablar con ella antes de  que salieran.

Disculpe, señorita? Su hijo, casarse con la princesa?

Un pequeño estruendo se fundió con el murmullo de los invitados. Las palabras de Mary Rose me sorprendieron tanto que la cesta que llevaba colgando del brazo fue poco a poco resbalando por mi extremidad hasta tocar el suelo. Tres manzanas comenzaron a rodar por el suelo.

- Perdón... - murmuré inocentemente.

Comencé a recoger las piezas de fruta mientras aquellas noticias resonaban en mi consciencia intentando pasar al dominio de mi entendimiento.

Me quedo mas tranquila la ver que mi marido estaba mas relajado... 

-Tranquilo mi amor no pasada nada..., ya se que no me gusta  que me mezcles en tus temas..., pero solo quiero decirte que no te pase nada y que vayáis con cuidado, al misión y que vengáis sanos y salvos... sonreí cuando digo que aria un abrigo con un insensato. Le guiño en ojo, acompañada con una sonrisa dulce.

Veo que se me acerca El Príncipe Encantador. Y me dije si es cierto de que mi hijo se casara con la Princesa. 

-Príncipe Encantador, siento que haya escuchado de que mi hijo se casara con la princesa Peach..., pero eso no es del todo cierto ya que los Reyes no se lo permitieran, que se casasen mi hijo y la princesa. Pero  puedes estar tranquilo que mi hijo no se casara con la Princesa Peach. Usted es el que se casara con la Princesa.

Las palabras salían rápido por la boca de aquella mujer, encantador estaba confuso.

En realidad yo ni había dicho el nombre de qué princesa, es curioso... 

Dicho esto, se volvió pensativo hacia donde estaba el resto del grupo.

Tengo la boca llena de frutos y el hocico pegado al plato cuando estornudo como un trueno. Nueces, pasas secas y semillas quedan desperdigadas varios metros a mi alrededor. Trozos de alimento triturado saltan al aire desde mis fauces.

-Lo siento. Disculpad, señora Mary Rose, lo limpiaré todo en un momento.

Rápidamente voy recogiendo los restos de comida ayudado por lengua y pezuñas.

Esta no era la forma en que queria que pasara que puedo hacer tengo que salvarla de su propia inconciencia......si sus labios no fueran tan dulces

El joker con el rostro algo serio por primera vez en años siguio a su padre como un corderito 

Agachada comprobaba el estado de las manzanas nada más recogerlas del suelo. Parecían intactas por lo que las coloqué de nuevo en mi cesta no sin antes frotarlas contra mi falda para limpiar el poco polvo que hubieran cogido cuando rodaron por el piso. Cogí mi canasta, me la enganché del brazo y me incorporé sobre mis dos patas. Observaba con atención al resto de invitados a la vez afinaba mis orejas. Un pequeño cosquilleo se coló por mi nariz que me llevó al borde de un estornudo que jamás llego a ocurrir.