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19 de Marzo, 1982 - Playa Cercana al Puerto Obikanui, Isla Shuriken

 El submarino se acerca lo más que puede hasta la orilla de la isla, permitiendo que los agentes pudiesen acercarse a ella a través de un pequeño pero conveniente bote que los lleva hasta la cálida y suave arena de la playa de la Isla Shuriken. De no estar en una misión de la ONU, tomar sol acostado en aquel lugar sería la mejor decisión a tomar. Sin embargo, con la situación geo-política de la isla, había otras decisiones a tener en cuenta.

 Justo cuando acarrean el bote hasta la playa para dejarlo quieto, el submarino da media vuelta y desaparece de su vista. Desde allí podían observar además que no podían divisar el portaaviones de La Agencia. Ya estaban solos en su encrucijada. Según lo que había dicho Nyala, el Puerto Obikanui estaba a uno o dos kilómetros de aquel lugar desierto.

 Analizar como adentrarse en aquel pueblo portuario era la próxima tarea de los agentes. Puesto que debían acordar si iban a ser sigilosos, ruidosos... o cada uno haría lo que le dé la gana.

Era la primera vez que Jack viajaba en submarino. No pudo evitar quedarse embobado, sonriente al ver los pececillos y dando golpecitos en la ventana de vez en cuando. Después de salir a la superficie, les dieron un bote para llegar hasta la playa y tocó remar hasta la orilla. Una vez llegaron se quejó. - Con la de tecnología que tienen ya nos podrían haber dado una lancha a motor. - resopló, sin pensar en el sigilo.

Miró a sus compañeros, pero en concreto a Zeta. - Bueno ¿a dónde vamos ahora? ¿A por la tal Peggy? Tenía pinta de idiota, me muero por darle un par de sopapos.

El tiempo que transcurrió de viaje lo pasó en la sala de control, sentada de uno de esas sillas incómodas mientras ojeaba los informes. Los había repasado doscientas veces y más que lo haría, las que hicieran falta para aprenderse de memoria cada nombre, cada esquina y así no fallar. Sí, podría decirse que era una de esas empollonas que estudiaban hasta minutos antes del examen para sacar su respectiva matrícula de honor, pero le habían enseñado que en la eficacia se encontraba el éxito.

Sólo cerró la carpeta cuando estaban debían cambiar de transporte, alegrándose internamente por ver por fin tierra a la vista.

Se subió en el bote y se sentó. No parecía tener intención de ser la que remara, dejándolo a los más brutos (al menos en apariencia) que se encargaran de la labor de llevarlos hasta la playa, mirando al horizonte para calcular cuánto quedaba para pisar tierra firme.

Una lancha a motor hace ruido.- Respondió sin demasiado interés a Jack, todavía con la mirada fija en la playa.- Debemos llamar la atención lo menos posible…- Echó una rápida mirada a Giuseppe y a McTaker, con aquellos que no había coincidido.- ya lo hacemos bastante.

Buscó por el bote algunos prismáticos y, si los hubiera, ver a través de ellos para comprobar mejor la playa.

Si han cortado las conexiones con el exterior, es posible que también hayan cerrado aeropuertos o muelles. No querrán que nadie nuevo salga o entre de la isla, no sin el previo permiso de Peggy.- Dejó los prismáticos y se los dejó a quien quisiera echar un vistazo.- Fingir que somos turista nos facilitará el movernos por el lugar, pero a la vez nos vigilarán más de cerca. Por el contrario, si queremos tener vía libre el sigilo será mejor opción, así tendremos campo abierto aunque habrá que tener todavía más cuidado.- Miró a sus compañeros, esperando sus opiniones al respecto.- Tal vez sea buena idea dividirnos en dos equipos: Infiltración e Información. ¿Alguna preferencia? – Ella tenía la suya, pero prefería esperar primero a saber la del resto.

Por su parte, a Giuseppe se le veía tranquilo, en el interior del Submarino al Hombre de Dios se le pudo ver alegre, con los ojos cerrados, meciéndose con los movimientos de aquella enorme máquina de transporte bajo el agua, y si alguien estaba leyendo su mente, podría verse teletransportado a décadas atrás en donde un joven él también se encontraba en submarinos, cruzando el Atlántico para dejar a ciertos Alemanes en América del Sur.

-Mmmmm... -Murmuró- Gertrude...

Sin lugar a dudas, unos tiempos más sencillos y mejores. Al menos para él, claro está. Sea como fuere, ahora ya no estaba codeándose con los de la cruz gramada, sino que que estaba con un grupo más variopinto que a él no le interesaba en demasía, pero aún así, el trabajo era el trabajo y tenía que cumplirse.

Abriendo los ojos; el anciano subió al bote y se sentó en el, lo más lejos de los remos que el bote le permitiera sin tener que mojar su sotana con el agua salada; pues algo evidente era que él no iba a remar, o a siquiera tener el pensamiento de remar. Sea como sea, el hecho de que Zaheera le mandara la indirecta, hizo que el Hombre de Dios, mirara a la mujer y sonriera.

Tienes razón.

-Yo no he visto a muchas negratas en Asia. -Resopló- Pero Dios está en todos lados.

Era evidente que Zaheera no era negra, sino india, pero sí lo bastante como para que el Cardenal y Espía fuera lo suficientemente racista como para resaltar acerca de la pigmentación de aquella mujer. Sea como fuere, al Hombre de Dios y Lengua de Serpiente se recostó y cruzó sus manos sobre su pecho a la espera de que todo lo relacionado con idear un plan hubiera finalizado.

A lo personal, simplemente me llevo las manos a la frente, en un Facepalm

Cita:

"Fingir que somos turistas conseguirá qure nos arresten MUY DEPRISA." le aclaro a la pobrecita de Zeta. Estoy seguro que el Pater ya ha pillado la ironía "Asi que creo que NO hay turistas"
"Decir que lo somos es gritar a los cuatro vientos "Holaaa, hemos entrado ilegalmente. Somos super-espias de la ONU" y esperar que nos esposen"

"Quiero decir ¿No está la isla AISLADA DEL MUNDO? No es como si pudieramos ir a Berlín, y decir "Oye, voy a llevarle unas galletitas a mi abuela, al otro lado del muro y que te dejen pasar." digo recordando al muro de Berlín¹. Y de las veces que lo he cruzado... ¡Pero no diciendo que soy un turista, coñe!

"Lo mejor será intentar infiltrarnos en la población. Hacernos pasar por ALGO."
"Es mejor preguntar a nuestros agentes de información si en Isla Shuriken se respeta a la Iglesia" digo dedicandole una mirada al Páter. Si somos los compañeros de un sacerdote enviado por la congregación la cosa puede cambiar. Un Chofer, un Vampiro Guardaespaldas, un doctor, y una agente de comunicaciones.

Alzó una ceja ante el arranque de McTaker, sorprendida tanto por la resolución que le estaba dado como la chulería que mostraba en sus palabras, algo que no le hizo especial gracia.

Escuchaste la retransmisión y leíste los informes, ¿no? – Si hubiera podido, le enseñaría ella misma los papeles con toda la información que le habían dado al respecto, pero no quería empezar una disputa ahí mismo antes de desembarcar.- Acaban de cortar las comunicaciones con el exterior y movilizar a las autoridades para cerrar las fronteras no se hace en cinco minuto.

Recordemos que el turismo es el foco central de ingresos de cualquier país y es normal que ahora mismo haya extranjeros paseando por la isla. No descarto que haya un control estricto justamente de este sector, por eso he dicho que nos vigilarán más de cerca si escogemos esta opción.- Buscó uno de los walkies que les había dado Nyala para comunicarse directamente con ella en la base en una línea segura, pulsando el botón y emitiendo un quejido el aparato antes de hablar.- Aquí Zaheera con el equipo antes de llegar a la posición. ¿Serían posibles unos pasaportes falsos para hacernos pasar por turistas? Registro de actividad, papeles… lo que sea necesario. Cambio y corto.- Dejó el walkie en su regazo esperando la respuesta, si es que llegaba.

A Jack ya le empezaba a molestar la cabeza. Entre el cura diciendo tonterías y Zeta junto con el americano discutiendo, ya había demasiada información en el aire para el pobre Jack. Por lo que decidió intentar poner algo de orden. - Venga, venga. Ya lo comentamos antes, el plan del turista despistado suena interesante. Así que dejad de mediros las pichas y vamos a poner en práctica el plan de Zeta. Yo me hago pasar por el turista, los demás si queréis infiltraros de otra forma. ¡Pero dejad de decir tantas cosas que al final me dais dolor de cabeza! - se le notaba un poquito molesto, pero no en exceso.

Sin decir nada más empezó a caminar hacia el pueblo más cercano, a ver que le pasaba.

Por su parte Giuseppe se veía cada vez más y más decepcionado con la idea de los turistas; pues pese a que era cierto que la frontera había cerrado recientemente, la escalada de tensión en la zona, así como una política proteccionista bien podría indicar que ya no quedan turistas en la isla o que directamente los había.

Además de lo evidente, no todos los países son países de camareros y bares; aunque la riqueza de tener un país-isla era más que estimado para aquellos que desearan tumbarse en la playa, no implicaría que, en efecto, el turismo fuera la mayor fuente de ingresos del país o que directamente hubiera; pues otras causas se entrometen.

-Si vosotros sois turistas -comenzó a decir Giuseppe- ¿Yo puedo ser un actor porno?. Siempre quise hacerme pasar por uno, en las estampillas de guerra parecían estar tan felices...  creo que en la maleta tengo un ligüero de la Hermana Monica...

Las Palabras del Cardenal, misteriosas como las de su Pastor, mas igual de inescrutables; quizás estuviera mofándose de la idea de los turistas o quizás estuviera dejando entrever sus perversiones o fantasías, sea como fuera, la cuestión iba a estar bien reñida si Vladimir no se posicionaba en uno de los bandos.

-Tú que opinas... -dijo Giuseppe girándose hacia el Ruso- . . . ¿Rasputin?.

Vladimir no estaba acostumbrado a viajar en por agua y se encontraba incluso mas pálido de lo normal. Había tratado de escuchar lo que proponían sus compañeros de misión. ¿Que opino yo?- respondió a Giuseppe - A parte de que es usted un sucio católico racista, estoy de acuerdo con que hacerse pasar por turistas es una mala idea pero no hay otra manera de pasar desapercibido en la isla. Sin embargo yo por mi parte recomendaría ser visto lo menos posible optar por la infiltración de forma sigilosa. Estamos en territorio enemigo y creo que al igual que en la guerra lo mejor es que tarden lo máximo posible en saber que estamos por la zona.

"Calma ya, mi buen Vlad" le comento al super-agente del otro lado del Muro. Al fin y al cabo, me parece más que nada un grandioso rival. Sin el GRU para medirse, la CIA no habría sido tan grandiosa. Y eso es algo que merece la pena respetar. No admirar ni tampoco de ser super-amigos, pero al menos, respeto.
Eso es algo que se ha ganado: RESPETO

"En el momento en que se cierren las fronteras los turistas pueden volverse prisioneros políticos más rápido de lo que mi ex-mujer se pule cinco de los grandes. Y que nos hagan presos... eso no me haría gracia."
"Pero podríamos hacernos pasar por otra cosa. Entramos por el sur, así que podemos hacernos pasar por Norteños, o gente de la costa de Levante"
 

"Podemos ir creando varios personajes, y varias identidades secretas"
"¿Tenemos por un casual acceso a la Guia Telefónica?" pregunto "Es para buscar nombres y apellidos comunes, y así crearnos identidades secretas. Si usted, Vlad Ivanov, se presenta con su nombre en Texas, nadie creerá que es de ahí por mucho que insista. Y lo mismo me pasaría si dijera en Moscú que nací en San Petesburgo"

 Del walkie de Zeta se escucha la voz de Nyala; que dudosa de que la reconocieran, estableció su nombre y dio la información sin más. Debía confiar bastante en que era una línea segura.

- ¡Hola hola, aquí Nyala! Pero por supuesto, tesoro. Disculpen si no se los he nombrado, pero dentro de cada uno de sus portafolios tienen pasaportes y documentos. Todo falso. Usen los pasaportes si quieren hacer de turistas, y usen los documentos en caso de que se quieran hacer pasar por isleños. Si bien la isla tiene baja diversidad étnica, ¡podría colar!

Jack paró en seco al oír la voz de la radio. Revisó sus bolsillos y encontró un pasaporte en uno de sus bolsillos. De nombre, Ethan Jones, de foto, alguien rubio y con traje, bastante más esbelto que él. - Hijos de... - mustió Jack. Cierto es que tenían rasgos en común, como el color de los ojos y el color del pelo, pero por lo demás... ¡Ya podrían haber usado una foto suya!

Tal y como había comentado antes, se dirigió al pueblo más cercano para hacerse pasar por turista. ¡Malo será que salga mal!

"En ese caso, según estos papeles yo seré... Angus Nagai" Me da la impresión de que un trueno retumba. Go Nagai, el grandiosísimo Go Nagai.

El padre de los Mechas (Autor de Devilman) padre de las historias oscuras y sobrenaturales en los comics japoneses (Creador de Devilman y Mao Dante) tambien padre de los mangas traviesillos (Harenchi Gauken) y de las magical girls (Padre de Cutie Honey, 12 años antes de que dibujasen el primer boceto de Sailor Moon)

"Moooooooooooooola"

 Pueden ver como Jack Jones se va caminando por la playa, dejándolos atrás sin haber determinado un plan a seguir. Lo pierden rápidamente de vista debido a lo espesa que es la selva cercana a la playa, lo cual tampoco les permite ver nada del pueblo.

19 de Marzo, 1982 - Puerto Obikanui, Isla Shuriken

 Jack Jones llega a pie hasta aquel pueblo portuario. En un momento tuvo que dejar la playa y adentrarse en la espesura de la selva para evitar las barrancas a las orillas del mar. Pero llegó sin mayores contratiempos.

 Puerto Obikanui era una localidad chica, pero esparcida ampliamente por la zona. Con hileras e hileras de casas flotantes; las cuales evidentemente se dedicaban a la pesca. No había calles ni edificios grandes; hasta lo que parecían ser una clínica y unas barracas militares tenían un tamaño no mayor a un almacén.

 Había bastante gente dando caminando y trabajando por los pasillos de madera del puerto; algunos se quedaban mirando a Jack con cara sospechosa. No parecía haber una gran presencia militar ni para-militar. Entre las personas más distinguibles que pudo ver el agente, había cuatro isleños que llamaron su atención.

 Un hombre que parecía estar contando dinero, sentado en una caja con algunas personas alrededor. Parecía estar recibiendo cosas de esa gente que lo rodeaba, y era el que más sospechoso se mostraba de la presencia de Jack.

 Un niño rechoncho que daba vueltas por los pasillos del puerto, fumando tranquilamente y pidiéndole limosnas a la gente. Solamente tenía un taparrabos.

 Un tipo alto y fornido, pero entrado en años. Tenía una cámara de fotos y una herida en la mano derecha. Su mirada era sospechosa, y procuraba mantenerse lejos de toda la gente, apoyado contra una casa.

 Una mujer que llevaba una cesta llena de pescados, mientras charlaba de forma efusiva con sus compañeras. Se la veía indignada, y dirigía miradas furtivas contra el primer sujeto que estaba contando dinero.

Jack caminaba calmado, como si realmente estuviera de turismo y aquello no fuera una misión secreta de la que dependieran la vida de un montón de personas.

Tras un caminar no demasiado largo, llegó a lo que parecía ser un pueblo pesquero. O un pueblo portuario. O un pueblo que había sido brutalmente azotado por las inundaciones. Jack no veía diferencia entre ninguna de las tres opciones. Curioso, caminó por las calles que formaban los maderos que hacían un puente entre las casas y el puerto.

A pesar de la variada y diferenciada cantidad de gente que había por allí, quien más le llamó la atención fue el hombre que contaba dinero. Tenía cara de tener muchos problemas y pocas soluciones ¡aunque un buen fajo de billetes! Se acercó a él, pero mantuvo una distancia prudencial, no fuera a pensar que quería quitarle el dinero. - Problemas con la parienta ¿eh? - dijo Jack con una sonrisa un tanto forzada. - Estamos los dos en las mismas, compañero, atrapados. Tú en tu matrimonio y yo aquí, en esta isla. - intentó empatizar con aquél hombre y así a lo mejor, conseguía algo de información... Aunque a lo mejor aquella mujer no era su esposa... Pero bueno, quien no arriesga, no gana.

Aunque no dijo nada, Zeta agradeció las palabras de Vlad con una ligera sonrisa mientras miraba al católico del grupo preguntándose si realmente formaba parte del clero o era un disfraz que le gustaba llevar 24/7.

En cualquier caso estuvo pendiente a la radio para guardar la nueva información que les brindaba. Con eso tenemos por dónde empezar.- Esperó a que la barca llegara a la orilla sabiendo que no había más que decir, al menos no sobre la pequeña disputa que se había formado en un segundo, tocando tierra cuando estuvieron lo suficientemente cerca.

Si nos separamos, hay que estar comunicados mínimo cada cinco horas. No hagáis locuras.- No sabía bien qué iban a hacer el resto, si dividirse o quedarse todos como una piña, pero si debía elegir prefería ir tras Jack. Había trabajado antes con él y sabían cómo era el otro por lo que dudaba que tuvieran problemas, además de que infiltrarse como turistas había sido mayormente su idea.- Tened cuidado.- Se alejó del resto siguiendo los pasos de Jack por la playa para no perderlo de vista.

 Podéis ver como ahora Zeta era la que se iba caminando por la playa, dejando al grupo incluso más reducido. Y con la ausencia de un plan concreto, se veía que la iniciativa de cada uno era lo que iba a mover la misión antes que la acción grupal. Por lo menos, hasta que el peligro los obligara a estar más unidos.

19 de Marzo, 1982 - Puerto Obikanui, Isla Shuriken

 Zaheera Rajah llega a pie hasta aquel pueblo portuario. En un momento tuvo que dejar la playa y adentrarse en la espesura de la selva para evitar las barrancas a las orillas del mar. Pero llegó sin mayores contratiempos.

 Puerto Obikanui era una localidad chica, pero esparcida ampliamente por la zona. Con hileras e hileras de casas flotantes; las cuales evidentemente se dedicaban a la pesca. No había calles ni edificios grandes; hasta lo que parecían ser una clínica y unas barracas militares tenían un tamaño no mayor a un almacén.

 Había bastante gente dando caminando y trabajando por los pasillos de madera del puerto; algunos se quedaban mirando a Zeta con cara sospechosa. No parecía haber una gran presencia militar ni para-militar. Entre las personas más distinguibles que pudo ver la agente, había cuatro isleños que llamaron su atención.

 Un hombre que parecía estar contando dinero, sentado en una caja con algunas personas alrededor. Parecía estar recibiendo cosas de esa gente que lo rodeaba, y era el que más sospechoso se mostraba de la presencia de Zeta. Además, pudiste ver a Jack hablando con él;aunque el tipo no parecía mostrarse muy amigable con tu compañero.

 Un niño rechoncho que daba vueltas por los pasillos del puerto, fumando tranquilamente y pidiéndole limosnas a la gente. Solamente tenía un taparrabos.

 Un tipo alto y fornido, pero entrado en años. Tenía una cámara de fotos y una herida en la mano derecha. Su mirada era sospechosa, y procuraba mantenerse lejos de toda la gente, apoyado contra una casa.

 Una mujer que llevaba una cesta llena de pescados, mientras charlaba de forma efusiva con sus compañeras. Se la veía indignada, y dirigía miradas furtivas contra el primer sujeto que estaba contando dinero.