Partida Rol por web

Y sin mayor dilación, El Negro salió corriendo...

En la lejanía, el espía pudo ver el final del puente, así como la caseta, idéntica a la anterior parcialmente iluminada por una bombilla parpadeante. En el interior de la caseta, tras un cristal sucio, se podía ver la figura de una persona, aunque tan solo se podía ver su silueta.

Al parecer los piratas se habían escondido y para cuando este llegó al lugar, lentamente estos fueron saliendo de sus escondites para darle la bienvenida a aquel hombre que, probablemente necesitaría un respiro luego de correr hacia delante y hacia atrás a lo largo del puente.

Por desgracia antes de que aquel cura disfrazado malamente de pirata pudiera decir algo más, un pirata con aspecto más claro de pirata alzó su voz mientras se acercaba de manera amenazante a aquel agente. Realmente parecía que esto iba a terminar bastante mal para aquel hombre.

-¡Mira quien ha vuelto, Strómbolii!. -Exclamó el pirata mientras acercaba su oxidada espada a El Negro- ¡Es nuestro Nuevo Amigo!. ¡Al parecer ha venido a que lo rematemos al igual que haremos con todos los soldados! ¡Tiene ganas de morir!.

Viendo como las intenciones de aquel pirata eran las de degollar ahí mismo a El Negro -nuevamente-, aquel Capitán detuvo a su subordinado agarrándole del hombro, deteniendo así su acción usando su recién ganada autoridad sobre aquella banda de malandrines para evitar más sangre.

-Alto. -Dijo de manera autoritaria- ¿Por que hemos de premiar a quien nos sirven con la muerte?. Creo que este hombre ha hecho suficiente como para ganarse su libertad en nuestra "Isla Pirata". Así que, dinos... "Nig G.A." -Dijo leyendo el nombre de su chaqueta de soldado- ¿Te quedas a ver los fuegos artificiales?.

-AH! Strombolí?¿ quién?! yo!? quién es Stróbmoli?! ah sí! el jefazo!! sí!- grito con las manos en alto haciéndole la cobra para esquivar la oxidada espada con cara de susto. Menos mal que el jefazo intervino.

-Eso! eso! sí, yo estoy de vuestro lado! odio a esos militares! se lo han creído y vienen de golpe!... hay que... hay que acabar con ellos! - no bajaba mis manos a menos de la altura de mi cara. - ... - asiento compulsivamente al cura, que me dice de ver los "fuegos artificiales". - Y quien... esos del puente... eran de los militares también verdad? - pregunto antes de que todo explote sin remedio alguno.

A decir verdad aquel Capitán pirata "Stromboli" resaltaba bastante si se comparaba con el resto de los piratas, a fin de cuentas, el resto de los que estaban por los alrededores tenían facciones asiáticas con mayor o menor moreno a causa de estar bajo el sol, en cambio aquel hombre no parecía ser más que un anciano caucásico, en concreto, europeo.

-Eres demasiado ruidoso, Nig G.A. -Comentó el hombre haciendo una mueca de desagrado a lo hablador que era El Negro, pero casi tan rápido como dijo aquello, rectificó- ¡No!. ¡No!. No me refería a eso...

Los gritos que "Stromboli" dio eran un tanto extraños, a fin de cuentas, hacía escasos segundos le había comentado que era muy ruidoso y ahora se ponía a gritar cosas sin sentido. Sea como fuera, si El Negro se girara, este podría ver el motivo de los gritos pues a escasos milímetros de su cabeza tenía un cañón apuntándole.

-¿No?. -Preguntó un poco apenado y molesto por aquella decisión- ¡Bah!. ¡Como sea!. Todo con tal de ver los fuegos artificiales en paz... ¡Pero le quitas la diversión a asesinar!.

Una vez que aquel sanguinario pirata apartó y se guardó la pistola en la cintura dentro del pantalón, este simplemente se marchó hacia la caseta del guardia del puente y, con cierta dificultad, se subió encima, preparado para ver el espectáculo desde la mejor zona.

-Pues supongo que no tardará en empezar... -Dijo el anciano mientras se apartaba- Sígueme, antes de que sea demasiado tarde y nos pille de espaldas. No voy a permitir que todo por lo que hemos trabajado ocurra sin tener una buena vista de ello.

A riesgo de tener otro cañón apuntándome en la nuca asentí compulsivamente con la boca cerrada y sin decir nada más.  Así que le seguí y esperé. ¿Había elegido bien? ¿estaría a salvo de explosiones riesgosas? De los piratas seguro que no... pero al menos ahora estaba con el jefazo de los piratas, fuese o no fuese un asiático original... ¿no?

...

Definitivamente era un blancucho europeo. Me dispararía al menor fallo sólo por ser demasiado negro... oscuro... ruidoso. De la sartén al fuego!!!

Aquellos piratas, junto con El Negro, se apartaron a una zona un poco más alejada entre la densa Jungla, justo al borde de la misma para tener un vistazo desde un lado del puente que cruzaba el estrecho que separaba ambas islas que conformaban el archipiélago de Isla Shuriken.

Aquella zona se había aprovisionado de distintos bíberes, aunque a juzgar por como estaban puestos, parecía ser más una fiesta en el bosque que un campamento militar formado y bien planeado; a fin de cuentas, estos seguían siendo piratas y no militares entrenados.

El hombre de Dios se sentó en una silla que habían traido, probablemente de la caseta del guardia gemelo muerto; y se quedó ahí, mirando durante unos segundos aquel puente que lentamente era engullido por la neblina a medida que esta se iba moviendo de un lado a otro cual monstruo deforme.

-Mi oído ya no es el que era, -reconoció el hombre mientras sacaba de su bolsillo lo que parecía ser un accionador de los explosivos que habían colocado a lo largo y ancho del puente- ¿Puedes avisarme cuando empiezan los disparos?. No podemos esperar a que se den cuenta del engaño...

Oía todo como si tuviera un amplificador enganchado a mis orejas. 

No sabía porqué iba a intentar engañarle si lo que más me interesaba era que fallasen los del puente, al fin y al cabo la mejor opción era reducir los números de los militares de la Peggy y aquél golpe tenía pinta de ser un golpe directo y potente. Y tanto si lo activasen más pronto o más tarde los atados del puente ya estaban condenados así que... 

No veía otra opción, no había vuelta atrás. En cuanto oyese los disparos le avisaría.

No habrían pasado ni cinco minutos cuando, desde la lejanía de aquel puente se empezaron a escuchar disparos, en efecto, aquello era lo que el Capitán pirata Stromboli estaba esperando, y algo que El Negro tenía que informar si es que este quería tener un poco de favor por parte de aquel Capitán pirata.

Por suerte, El Negro había decidido actuar de la mejor forma posible para no tener a un regimiento de piratas cabreados con él y a su alrededor...

Cuando El Negro advirtió a Giuseppe Roni de aquella pelea que estaba ocurriendo en el puente, el anciano capitán pirata alzó el accionador de los explosivos para la celebración del resto de los piratas que también levantaron sus armas en señal de celebración y...

-¡Que empiece la nueva era pirata!. -Exclamó mientras su dedo pulsaba el botón- ¡Con fuegos artificiales!.

La explosión  fue tan potente y condensada por la densa niebla que hizo que todo el puente donde hubiera cargas se viniera abajo, y con ello los soldados, los soldados disfrazados de piratas y los vehículos militares que habían sido deslocalizados para proveer de apoyo a estos refuerzos.

La honda expansiva fue tal que, la niebla que cubría el puente, que ya no estaba, se disipó al instante, dejando ver que en lugar donde antiguamente había un puente ahora ya no se encontraba nada, tan solo meros escombros de lo que antaño fue una vía de unión entre ambas.

Los piratas celebraron la destrucción del puente, pero no por ello se pusieron a brindar y a descansar; puesto que volar el puente con el grueso del ejército de la isla era simplemente una parte del plan de aquel Capitán Pirata. Ahora la segunda parte del plan se llevaría a cabo.

-¡Vamos!. -Exclamó el hombre- ¡Grupo 3, 4, 5!. ¡Que no quede ni uno solo!. ¡Cruzad el río antes de que estos se den cuenta qué los golpeó!. ¡Grupo 1 y 2, asegurad que nadie llegue a la orilla, y esparciros según la corriente por si alguien es arrastrado!.

Este pirata, que al parecer ejercía como segundo al mando, junto a aquellos grupos de piratas bajaron a la playa con canoas para poder cruzar al otro lado del río y asegurarlo.