Partida Rol por web

La hermana se instaló sobre la balsa aunque no supo muy bien cómo, ni dónde. En el estado en el que se encontraba, era ajena a todo lo que sucedía a su alrededor.

La hermana Claire se sentía más fuera de su cuerpo que en este. Estaba mareada, agotada y con tenía la mirada nublada. La religiosa estaba en las últimas y si no era gracias a aquella gente, difícilmente vería el amanecer de un nuevo día.

-De nada Carter, pero intenta no ser tan suicida la próxima vez por favor, con que me des otro beso como el de antes me doy por pagado- dije jocoso mirando a la morena pero entonces me percaté de que había perdido el conocimiento, así que me encogí de hombros sin decir nada y arrastré a Carter de nuevo hasta la zona cubierta de la balsa.

Para mi sorpresa vi como el japonés había sacado del agua a todos lo que realmente no me esperaba, pero quizás después de todo lo ocurrido y tras haberse convertido en un paria ante su pueblo y aunque el beso que le propinó a la rubia me dió bastante repelús opté por no decir nada y concentrarme en mi paciente volviendo a mirar sus heridas, tras aquel esfuerzo posiblemente se le habría abierto alguna -¡Vamos Carter no te duermas quédate conmigo, lucha maldita sea!- exclamé mientras miraba a la monja y al piloto -Bienvenidos de nuevo, necesitamos a alguien al timón, quien sea pero ya, que ésto está cogiendo velocidad y necesitamos controlarlo- dije con urgencia mirando al río un instante.

Efectivamente, la balsa iba adquiriendo velocidad y dado que no había nadie al timón, empezó a girar peligrosamente, acercándose a las rocas del centro. Se necesitarían dos personas para lograr enderezar el rumbo e intentar llevar la artesanal embarcación sin destruirla a lo largo de aquel curso, porque las rocas estaban por todas partes y la fuerza del río prometía ser enorme.

No había tiempo que perder. No podían perder el tiempo.

Lo último que me esperaba era que aquel amarillo me metiese la lengua en la garganta, así que en cuanto sentí su apretón y aquella serpiente viscosa en mi interior, cerré la boca, apreté los dientes y se la mordí con fuerza.

Tras el "ay" de rigor, Zenji se separó y yo aproveché para lanzarle una bofetada.

-Eres un cerdo! ¡Espero que te duela la lengua durante un mes y no te acerques a mí en ese tiempo, porque de lo contrario, no será eso lo único que haga! Esparciré tu pequeños cacahuetes por el río de la patada que te daré.

Tampoco tuve tiempo de decirle nada más, porque en eso empezamos a oír unos tambores que provenían de la distancia y la balsa empezó a dirigirse sin control río abajo.

-¡Scheibe! -exclamé en mi lengua natural, dirigiéndome a toda prisa mientras la balsa se balanceaba, para coger el timón -. Rápido, hay que enderezar la balsa.

Cuando Zenji separó sus labios de los de la atractiva joven rubia, esperó un manotazo que le hiciese regresar a la realidad, pero la expresión de la joven rubia era de estar en la nubes, por lo que sonrió cariñosamente y trató de centrar nuevamente su atención en lo que ocurría a su alrededor. Si bien se habían logrado de aquellas letales criaturas y todos volvían a estar en la balsa, la verdad es que prácticamente ninguno estaba en buenas condiciones, y algunos, como la pelinegra Carter, se había vuelto a desmayar del sobreesfuerzo.

El teniente coronel Abe se dio cuenta que la embarcación estaba empezando a tomar mucha velocidad, y que a unos metros más abajo varias rocas sobresalían sobre el caudal del río, por lo que si no se ponían manos a la obra alguno de ellos, no lograrían esquivar el escollo y probablemente todos terminarían hundiéndose en el agua en el mejor de los casos.

- ¡Todos deber sujetar. Esto ser movido! - trató de comunicar como buenamente pudo Zenji, señalando las rocas a lo lejos y gestualizando como pudo que necesitaba la ayuda de uno más. ¡No lograr Zenji, alguien ayudar a mi!

De todas maneras, no tuvisteis mucho tiempo para discutir o pelearos entre vosotros, porque una especie de enjambre, de insectos gigantes, que parecían abejas del tamaño de una rata, aparecieron por el horizonte, avisando con un ruido ensordecedor de su presencia.

Era como si un millón de mosquitos se moviesen juntos y todos ellos, en una sola dirección.

Cuando pasaron algunos de ellos por delante de vosotros, os dio tiempo a ver que su tamaño era más o menos el de uno de vuestros puños.

Vance no tuvo tiempo de abrir la boca. Uno de ellos se lanzó contra él e insertó su filamento en la garganta, justo en la arteria carótida. Su cuerpo se tensó, como si hubiese recibido una descarga eléctrica, y cayó como un tronco al agua, hundiéndose y desplazándose río abajo, sin que os diera tiempo a hacer o decir nada.

Pero el peligro no había acabado. Más mosquitos se acercaban, así que si queríais salir de allí con vida, no solo debiais controlar la balsa. Había que ir más rápido, mucho más rápido.

De pronto, el embriagado piloto que hasta ahora se había demostrado un inútil integral, en el momento en que hacía algo de utilidad, era embestido por un grupo de insectos gigantes y en un abrir y cerrar de ojos había sido eliminado.

- ¡Que sarcástico eres a veces... - Le dijo la monja a su máximo superior jerárquico, un tipo barbudo, con camisón blanco y que estaba siempre en las nubes.

Eso le hizo pensar a la hermana por primera vez desde que iniciara aquella especie de gimcana mortal, en lo fácil que resultaba palmarla. En un momento, cualquier cosa podía salir de la nada y sumir a uno en la más profunda y duradera oscuridad. Y cuando decía cualquier cosa, era cualquier cosa literalmente.

Mientras me encontraba inconsciente note mi cuerpo siendo arrastrado y depositado con cuidado, no notaba calor ni frio simplemente estaba y no estaba; mi mente se encontraba sumida en una bruma mientras oia como en un eco al medico, que no me durmiera y en eso la voz de Ms. Harriet.
Cadete no se duerma o le asegura que no vivira para ver un mañana Jack sonaba igual que ella.

Tranquila Ms Harriet... intente balbucear Esto no va a poder conmigo entreabri los ojos, mi mirada estaba algo borrosa y alli estaba ella Ms. Harriet; Luchar... esgrimi en una triste sonrisa Es lo que he estado haciendo desde que llegue a este maldito lugar las palabras salian de mis labios cual cuchillos atravesando mi garganta, era dificil hablar en aquella situacion, Ms. Harriet nos habia llevado al limite; cada maldito segundo que pasabamos en aquel insufrible lugar lo hacia, despues de todo aquello no era mas que una prueba, como todas las demas a las que nos habia sometido para ver si algo de nosotras se podia salvar En que situacion nos encontramos??

No pude evitar reír ante el sopapo que le propinó la rubia al amarillo ¿Como se le ocurría darle un beso así? Realmente poco me pareció ya que fácilmente podría haberle tirado por la borda, el japo pareció oler el peligro y optó por ir corriendo a intentar controlar la balsa pues carecía de rumbo y si seguíamos así lo más fácil sería chocar y hundirnos. La hermana acudió en su ayuda y entre los dos parecían poder navegar en condiciones así que podía centrarme de nuevo en Carter que había perdido totalmente el sentido.

Pero entonces al igual que los demás oí aquel extraño zumbido y la nubes de mosquitos o más bien moscazos porque eran enormes -¡Cuidado con esos bichos tapaos la boca!-dije señalando aquella nube pero Vance reaccionó demasiado tarde y recibió el aguijonazo de uno de ellos cayendo fulminado al suelo,me acerqué a gatas hacia él y al tomar su pulso vi que estaba fiambre-¡Joder está muerto! Hay que coger velocidad o esos bichos nos van a acribillar!- exclamé mirando con tensión aquella nube que se cernía sobre nosotros-Adios amigo, cuanto más peso aligeremos mejor- murmuré empujando el cuerpo del piloto muerto hasta hacerlo caer al agua, al menos así iríamos más rápido.

Volví otra vez con Carter que era mi verdadera prioridad ahora mismo, tenía los ojos cerrados y estaba pálida como la cera por un momento pensé que había muerto, pero su pecho se movía levemente y aunque el pulso no era el mejor del mundo parecía mantenerse estable-Carter, seguimos en la balsa, todo está bien, pero necesito que no te duermas-dije mirando sus heridas de nuevo, parecían contenidas y eso me hizo respirar medianamente tranquilo pues sus ojos se encontraban vidriosos, estaba aturdida y muy débil-¡Vamos espabila, no me hagas besarte ahora, como si fueras la bella durmiente!-dije enérgico mientras no perdía ojo de la nube de mosquitos que se acercaba.

El nipón estaba confundido y encandilado con Diana a partes iguales. En un momento dado podia ser dulce y atenta con él, dedicarle sonrisas, agradecerle sus acciones y enseñarle a comunicarse con ella y el resto del grupo poco a poco en inglés, y al rato mostrar una actitud más distante, rozando la indiferencia, enfadándose por haberla besado y aamenazándole con golpear sus partes nobles. Eran una tsundere en toda regla, y eso le agradaba, por lo que no cejaría en su empeño de ganársela y terminar afianzando su relación. Ser pareja fenómeno derecho.

Cuando la corriente empezó a desplazar con mayor intensidad la balsa, Zenji no tardó en tratar de controlarla para evitar impactar contra las rocas, y al ser complicaron para una persona solo, Diana no tardó en acercarse y ayudarle. Entre los dos todo fluía a las mil maravillas, como un engranaje perfecto, y Zenji aprovechaba esos momentos en que ambos permanecían uno al lado del otro ayudándose a movilizar la barcaza, para besar el cuello de la joven rubia y arrimar cebolleta por detrás. Estaba on fire y era detectable a simple vista su tienda de campaña pegada al trasero de la joven. Sin embargo, todo cambió y se pusieron en alerta y tensión de inmediato, en cuanto una nube de moscas o mosquitos de tamaño enorme, como pelotas de tenis, empezó a darles caza y picaron en el cuello al piloto, que cayó fulminado instantáneamente. Cancelar estaba muerto.

- ¿Naniiii? ¡Rápido, nosotros deber acelerar para huir! ¡Si no estar todos muertos! - intentó comunicar preocupado, como buenamente pudo, el japonés, el cual sentía recorrer un sudor frío desde la cabeza a la barbilla. Esas criaturas eran letales de verdad. ¡Qué alguien intenté dispersar nube de insectos hasta ganar velocidad!

La nube de mosquitos parecía estar quedándose atrás y eso era buena señal. La mala noticia es que en aquellos instantes, la balsa había adquirido ya una importante velocidad se movía casi sin control río abajo. Zenji remó con fuerza, pero ahora ya no era cuestión de remar, sino de contrarrestar la fuerza de la naturaleza.

La balsa se movía arriba y abajo, descendiendo por los escalones naturales y desviándose hacia las rocas. Cuando no parecía que iba a dar la vuelta de campana, daba la sensación de que iba a estamparse directamente contra las rocas y que solo un milagro, o vuestra destreza, podía evitarlo.

Aunque era difícil en su estado la hermana se agarró a la balsa con todas sus fuerzas. Tumbada iba a ser más fácil no caer al agua. Sin embargo, igual ese iba a ser el menor de sus problemas, pues parecía que en cualquier momento iban a estrellarse contra las rocas.

- ¡Controlad la balsa! - Les ordenó a los que portaban el timón y los remos. - ¡Por Dios nos vamos a estrellar! - Y no le apetecía volver a chocar contra algo montada en algo, ya fuera un avión, un trozo de dinosaurio en descomposición o una balsa.

Milagrosamente la barca fue adquiriendo velocidad y lograron dejar atrás a aquella letal nube de mosquitos, pero lejos de estar a salvo, nuevos peligros se se cernian sobre aquel desgraciado grupo. La ligera corriente del río que les arrastraba al poco se convirtó en zona denrápidos, donde a duras penas lograban mantener la balsa en posición horizontal y no caer todos. Esquivar las rocas estaba convirtiéndose en una proeza, y de vez en cuando habían caídas al vacía de pequeño tamaño, pero que nada les aseguraba que en breves terminasen en cascadas, o vete a saber, en una catarata tan alta como el Niágara. 

Zenji estaba preocupado, y pese a estar en compañía de Diana, por primera vez tenía no solo por él, si no por quién ya consideraba la pareja que sus dioses le habían asignado. ¿Llegarían a tener tiempo a unirse y procrear? ¿O terminarían muriendo allí mismo? Las dudas asaltaban al nipón, el cual dudaba si quizá sería buena idea bajarle la ropa interior allí mismo y consumar el acto ahora que estaba a tiempo...

Pero entonces el grito desesperado de la monja le hizo entender que no era el momento, y aunque seguía con muchas ganas, se controló y trató de hacerse cargo de la situación. Dirigir aquella balsa a la deriva, difícilmente controlable.

- No sel fácil... Quizá podel ayudal en vez de beleal. ¿Sel esa palabla colecta, Diana? No impoltal...¡Todos debel sujetado fuelte!

La balsa se movía a una velocidad cada vez más vertiginosa y aunque la monja y el amarillo hacían lo que podían y sorprendentemente aguantaban el tipo controlando aquel montón de madera y cuerda, la cosa se ponía muy sería y aunque la nube de mosquitos conseguimos dejarla atrás, eso no evitaba que aún podíamos morir ahogados fácilmente, mantener el equibrio era muy dificil pero al yo encontrarme agachado sobre Carter, me resultaba más sencillo, pero no por ello era menos peligroso.

Yo seguía atento a Carter, su estado seguía siendo precario pero aguantaba como una jabata, era increíble lo que aguantaba aquella mujer..

Tanto el beso como los mosquitos iban quedándose atrás y suspiré ya agotada.

¿Que mas podía pasar? Carter no estaba precisamente bien y si no encontrábamos un momento de paz para que el médico la pudiera mirar podría morir. En aquellas aguas, incluso. Como Vance.

Eso me apenó, sobre todo cuando vi como lo lanzaban al agua para ganar rapidez y que no fuera un...peso muerto ( Badum-Thss) Pero gracias a ello había mas espacio en la balsa. Y pese a los saltos que dábamos me las apañaba bastante bien. No por algo era bailarina, mi equilibrio era perfecto. Y esa soltura me hizo mirar levemente hacia atrás para ver al japones. ¿Me habría pasado al pegarle un tortazo? Es que se le veía muy suelto! Y que te metan la lengua en un momento así, pues...

-Mas.. o menos- respondí al amarillo - Vamos, Vamos, por allí.- Indicaba- No nos caeremos, Hermana. Tenga un poco de fe.. y buenas manos!!

De repente Ms Harriet movio el suelo bajo mis pies, sabia que aquello era una nueva prueba; ahora estabamos en alguna especie de tarima en la que si nos caimos no seria bueno.

No me lo pense dos veces, aquello era una prueba y yo debia de superarla asi que agarre a Ms Harriet y la lance al suelo colocandome encima de ella
Si quiere que esto se mueva Ms Harriet le puedo enseñar como soy en la cama!! le dije picaramente en el oido mientras la tenia bajo mio y acercaba peligrosamente mi cuerpo al suyo.

Sabia que era una mujer como yo, pero en aquel juego no habia reglas, ella mejor que nadie nos lo habia enseñado y si podiamos jugar con nuestro cuerpo para desconcentrar a nuestros enemigos debiamos utilizar cualquier arma, pero ... algo nuevamente no estaba bien mi cuerpo se encontraba entumecido, mis fuerzas me abandonaban y cai encima suyo desmayada. Me habria envenenado?? Odiaba que jugara conmigo de aquella manera.