Partida Rol por web

     Ésto iba a ser emocionante, aunque estaba en un grupo en el que tenía todas las de perder. Edward había sabido escoger y había dejado que cargásemos con los dos pesos muertos de la promoción. Aun así sería interesante ver lo que podíamos conseguir contra ellos. 

Aburrido, me dispongo a comenzar el entrenamiento... Tanta práctica me resulta tediosa.

Parecía que al fin tendrían un poco de diversión organizada. Tal vez no estaba en su equipo soñado, Tener a Edward al lado era ciertamente preocupante, pero al menos podrían empezar a hacer algo útil.

A Iria no le encantaba estar en el equipo de Edward, pero a alguien le tenía que tocar, obviamente. Pero le fastidiaba que James y ella estuvieran en lados opuestos. Aun así se preparó para la pequeña batalla que se avecinaba.

La verdad es que se alegraba mucho de que Romero hubiera pensado en ella y la hubiera nombrado parte de su equipo. Al menos Edward no había tenido oportunidad de hacer lo propio. Aunque iba a estar complicado...
¿Serviría bien lo poco que entrenaron en la hora anterior? 

En cuanto la puerta se abre salto hacia el escenario.

-¡Vamos! ¡Detrás de mi! - Grito para animar a la gente de mi grupo.

Soy el primero de mi grupo en moverme, pero no tengo la suficiente potencia física como para impulsarme bien.

-¡Vamos a meterles una paliza! - Grito mientras salto desde nuestra puerta rumbo a la batalla.

Iria salta intentando colocarse en un buen lugar para disparar a los contrarios, aunque sabe que ella también puede ser blanco fácil

George A. Romero se siente agredido, atacado en su autoridad y con ello en el mismo núcleo de sus esperanzas, de todos sus anhelos. Ese patán de Edward está disputándole abiertamente, mediante la insubordinación y la impertinencia, el liderazgo que no supo ganar por las buenas, por elección de sus camaradas de equipo… y de paso está intentando acabar con su sueño de dar la talla en la Escuela de Batalla, tal como siempre le inculcó el Mayor. Amenaza el sueño de su padre. El suyo propio. No lo va a permitir.

El muy artero ha escogido apresuradamente a los mejores combatientes para su bando, salvo aquellos que ya sabía que nunca podrá ganar para su causa, como Stephen, Inari o Santiago. Pero se va a llevar una desagradable sorpresa, porque lo que les falla es el líder…

Sin embargo cuando intenta empezar a organizar una estrategia de grupo se da cuenta de que algunos de sus compañeros están a punto de lanzarse impulsivamente al combate... por eso se interpone en la salida para detenerlos, aunque suponga retrasar unos instantes su irrupción en el campo de batalla y así poder darles algunas consignas individuales:

- ¡Alto, todos quietos! – parece más nervioso que enfadado, pero lo cierto es que empieza a recriminar a gritos a su equipo - ¿Pero vosotros qué creéis que sois, soldados o una panda de salvajes, cargando alegremente sin orden ni concierto? – intenta calmarse y empieza a organizar – A ver, escuchadme todos, tranquilicémonos y hagamos un movimiento coordinado… rápido, rápido… vosotros tres, Inari, James y Josep, salid directamente hacia abajo, intentad llegar a la segunda caja, la que está cerca del centro… y cubríos con ella, Inari tiene el mando de vuestra unidad avanzada - hace una inclinación de cabeza buscando la complicidad del Zorro y añade - pero para salir vamos a daros impulso extra con un empujón de Santiago – le da una palmada, tomándose confianzas quizás injustificadas – demuestra la fuerza que tienes y ve haciendo de lanzadera de los que salen – luego se gira hacia el pequeño oriental y le dice – Y tú, Gousuke, harás de liebre, te lanzaremos a la caja grande de abajo a la derecha y te escondes allí, luego cuando puedas intenta cogerlos desde cubierto mientras se desplazan – a continuación le toca el turno a Leonard – Lo mismo te digo a ti, te toca correr sin llamar mucho la atención, intentad ocultaros y pillarles por la espalda – en ese momento se vuelve a los tres muchachos a los que todos han considerado poco menos que bultos inútiles y les arenga - Vosotros, Dylan, Maurice, Oskar ¿confiáis en mí? Pues hacedme caso en una cosa, hoy le daremos una lección a ese cabrón malnacido de Edward – emplear insultos, y más de ese talante, contra un compañero, por mucho que fuera éste, no estaría muy bien visto por gente comedida o con espíritu deportivo, pero para George esto es la guerra y el contrincante se ha transformado en enemigo – piensa que no valéis nada, pero se equivoca, y se lo vamos a demostrar con inteligencia, una que alguien como él no ha visto en toda su vida…

Respira hondo, les pone una mano en el hombro buscando la reafirmación del contacto físico y les explica su plan:

- Escuchadme, vosotros vais a quedaros emboscados aquí dentro, nadie espera que salgáis ahí gritando y disparando, seguro que ni se dan cuenta de que no estáis, pero pensad que hay dos formas de ganar este juego: congelar a todos tus contrincantes o atravesar su puerta – les guiña un ojo – Si no estáis ahí fuera no pueden congelaros y cuando se acerquen a la puerta les disparáis a bocajarro desde el escondite… ¡nadie dijo que todos los combatientes tengan que saltar al escenario al principio del torneo!

Por último se dirige a Stephen y a Liv y les dice en voz más baja:

- Soldados, os acabo de ascender a la unidad de francotiradores – palmea la espalda de Stephen – tú, Liv y yo nos quedaremos alejados del follón, cerca de esta salida, detrás de la caja pequeña de abajo a la derecha… y los freiremos a larga distancia en cuanto asomen.

Solo resta darle instrucciones a Santiago, para cuando termine de impulsar a todos sus compañeros:

- Y tú serás el enlace de apoyo para quien tenga problemas, el equipo de rescate si alguien se queda por ahí flotando, ofreciendo un blando perfecto para el rival… si eso pasa intenta ayudarle, pero si ves que tienes algún buen blanco, dispara…

Da dos palmadas fuertes que sobresaltan a más de uno y ofrece una última consigna:

- Hoy nosotros defendemos, dejad que ellos ataquen – y en el último momento añade – Y tened cuidado con Cameron, Norman y George, son más peligrosos que el capullo de Edward… ¡Si los veis concentrad todos el fuego sobre ellos, así caerán rápido!