- A mí me parece bien, hay que ponerse las pilas. Y esa parece una buena forma de hacerlo.
Siento la brevedad, ha sido un día largo
-No tengo impedimento ninguno, pero, ¿cuando comenzaremos?
-Yo no estoy muy de acuerdo en la rotación de líderes, necesitamos figuras fuertes a las que aferrarnos, figuras que sepamos que siempre están ahí... Pero bueno, acepto este sistema de entrenamiento.
¿Rotación de líderes? Debe de ser una broma... En otras ocasiones no habría abierto la boca, pero ésto me parecía importante y podría traernos problemas después. - En el ámbito militar no existen tales rotaciones en el mando. No creo que a Adama le guste escuchar eso. Digo tímidamente.
Me sonrío al ver las reticencias entre los miembros del equipo y les corrijo precisando un poco mejor las cosas:
- Nadie ha dicho que vaya a haber una rotación del Líder de Escuadrón, por lo que el Teniente Coronel Adama no tendrá nada que decir al respecto – matizo – Simplemente os estoy dando a todos, si así lo deseaseis, la oportunidad de demostrar vuestras aptitudes como jefes tácticos – sonrío más abiertamente y aclaro – En otras palabras, estoy planteando la forma en que voy a escoger a mis suboficiales, cuando divida nuestro escuadrón para atacar diferentes objetivos.
Paseo la vista por el grupo para estudiar sus expresiones y remato la jugada:
- Un buen líder debe saber reconocer y dar salida al talento de sus subordinados, cometería un grave error si no aprovechase al máximo todo lo que podáis ofrecer, cada uno de vosotros…
-Pero esa forma de demostrar todos nuestra valía va a ser demasiado lenta, no creo que merezca la pena. Sería más práctico que designases unos líderes y que si no te gusta cómo lo hacen, los cambies. - Digo como quien no quiere la cosa.
-Nuestro jefe ha elegido ese sistema, a si que ese es el que tendremos, no podemos estar cada uno dando nuestra opinión sobre cómo lo haríamos porque nosotros no vamos hacer nada con eso.
-Puede, pero lo cierto es que es un sistema bastante malo, deberíamos acostumbrarnos a seguir las órdenes de un grupo de personas, no de todos.
Al principio les he dejado expresarse libremente, pero ya empiezan a irritarme:
- Que quede bien claro, Zoja, soy el líder de escuadrón y sólo debéis obedecerme a mí – matizo – Pero cuando nos dividamos para practicar en la sala de ingravidez, por ahora limítate a seguir las indicaciones de Cámeron. En el futuro ya veremos si hay otros candidatos a demostrar su valía como comandantes tácticos…
Y como no quiero que la cosa se prolongue más y estoy harto de indeterminaciones, propongo:
- ¡Vayamos a poner en práctica nuestra nueva organización interna tan pronto como podamos! - y añado sonriendo - No pienso ponerte las cosas fáciles, Cámeron…
Habrá que buscar el momento oportuno, entre las clases y los ejercicios programados… además tenemos que ocuparnos de integrar y poner al día lo mejor posible a Claude. Y está lo de comunicar al Teniente Coronel Adama que ya tenemos resuelto el problema del liderazgo.
Desde luego, tenemos trabajo pendiente…