Partida Rol por web

Escuela Xavier para Jóvenes Superdotados: División europea

Exteriores : Hermandad 2 (Sala común)

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18/12/2017, 22:30
Steven Ernst

Cuando Gwen abre su cartera nueva para hacer el cambio de bolsa, descubre en su interior dos cosas. La primera que está forrada de foam para evitar daños en las cámaras de fotos que transporte. La segunda es otro paquetito. Es una bolsa de joyería.

Steve se empieza a poner nervioso cuando descubre el segundo paquete. Por suerte ella no le presta demasiada atención.

Cuando Gwen comprueba lo que hay en el interior de la bolsita de joyería se encuentra con un curioso amuleto.

Es una cadena de plata de la que cuelga engarzado en un aro plateado lo que parece el obturador de un objetivo de cámara reflex. La lente está algo oscurecida por efecto del humo, pero el metal ha sido limpiado cuidadosamente y al ser engarzado en plata le da aspect9 de amuleto.

Al día siguiente del incendio estuve ayudando en las labores de limpieza. Encontré tu cámara y como sabía lo mucho que la apreciabas quise intentar repararla, pero los daños eran demasiado grandes y no podía hacer nada por ella sin que dejase de ser la misma. Además, Fausto ya te había comprado una nueva y, aunque no era lo mismo, tú estabas muy ilusionada. Entonces se me ocurrió que si no podías seguir haciendo fotos con ella, al menos podía seguir acompañándote siempre - La voz de Steve sonaba baja durante la explicación y él mantenía la mirada baja. En realidad estaba muy nervioso.

Notas de juego

*Imagen aproximada porque tu amuleto esta hecho con los restos de una cámara de verdad y el de la imagen es un fake

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18/12/2017, 23:18
Gwendoline Peverell

Al vaciar la bolsita de joyería cayó en su mano un peculiar colgante. Lo observó desde distintos ángulos mientras Steven hablaba y dejó pasar los recuerdos asociados a la cámara original y su pérdida.

Se recogió todo el pelo sobre un hombro y abrió el enganche antes de darle la espalda al chico.

-¿Me lo pones?-preguntó con un temblor apreciable en la voz. Volvían a escocerle los ojos y un picorcillo familiar acudió a la punta de su nariz.-es el mejor regalo del mundo-afirmó con los dedos acariciando la lente oscurecida, inmediatamente después cogió aire estremeciéndose y añadió con tono apremiante-voy a llorar otra vez.

Tenía esa expresión extraña de quien ríe y al mismo tiempo llora que transforma el rostro de alguien y les dibuja graciosas (y grotescas) muecas. Acertó a disculparse poco antes de atraparle entre los brazos al girarse y le aplastó contra ella temblando como una hoja. Steven había salvado parte de la cámara de su padre y la había convertido en una joya que estaría siempre con ella, Brandon iba a alucinar cuando se lo enseñase.

-No me lo quitaré nunca, nunca,nunca-aseguró repitiéndolo como una promesa. Ya había perdido la cámara una vez y no dejaría que eso volviese a suceder.-a...ahora pienso que el cuaderno ha sido una cosa muy cutre-reconoció cuando la carga emocional del momento se relajó un poco y dejó de sentir la opresión del llanto en la garganta.

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18/12/2017, 23:34
Steven Ernst

Ayudo a Gwen a ponerse el colgante. Ese tipo de proximidades tenían algo en lo que Steve prefería no pensar. Era algo relacionado con los cuellos.

Entonces, ¿te gusta?... ¡no, no, no! ¡no llores! - Intercaló las respuestas a las frases de la chica.

Entonces ella se giró y le apachurró contra ella y Steven fue feliz. Había llegado a tener miedo de que se entristeciera por recordarle el incendio o enfadara por estropear su cámara o que no le gustara el amuleto, que era algo poco usual y quizás le pareciera feo o aparatoso. Pero verla feliz era suficiente para él. Quería que esas primeras navidades fuesen inolvidables y que Gwen se sintiese especial, porque ella no parecía ser consciente. Todo empezaba bien.

Tu regalo ha sido maravilloso. Mis cuadernos son mi impronta. Más que la radio y la música, que es para todos, los cuadernos acaban siendo retazos de mi. Y este es el más especial de todos ellos. - Dijo sacando el cuaderno del bolsillo. Quería que ella entendiera lo que le había regalado para que supiera que difícilmente podía haberle hecho un regalo mejor. Le dedicó una sonrisa. - Cuando llene este cuaderno con mis pensamientos e ideas, estaré de alguna forma compartiéndolos contigo. Es... - No sabía como expresarlo - No es un cuaderno vacío. Es una especie de nexo. Es... Es el regalo más íntimo que me podías hacer. - Terminó esperando haberla hecho sentir mejor.

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20/12/2017, 21:09
Gwendoline Peverell

-¿De veras?-preguntó asombrada por su propia agudeza a la hora de escoger el regalo-vaya, yo... bueno, pensé que siempre tienes cerca tu libreta y que no sabía cuánto te quedaría para acabarla y, eh, bueno, son nuestras primeras navidades juntos así que quería encontrar algo que te fuese útil para que no se quedase olvidado en un rincón de la habitación-explicó-aunque también puedes compartir las cosas conmigo directamente. No soy tan lista como tú pero mis orejas funcionan igual de bien así que por lo de escuchar no es un problema-bromeó.

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21/12/2017, 07:16
Steven Ernst

Steve iba a responder a Gwen, pero no tenía muy claro que decirle, por suerte para él llamaron a la puerta, así que su única respuesta fue una enorme sonrisa.

Llaman a la puerta - Dijo un poco estúpidamente. - Voy a abrir. ¡No te vayas! - No tenía muy claro por qué no la dejaba irse, pero estaba bastante emocionado desde por la mañana, y ahora que ya le había gustado su regalo a Gwen, aún más.

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21/12/2017, 13:03
Caroline Scheck

A Caroline le parecía realmente adorable la forma en que su conejita reaccionaba ante el claro espíritu navideño, aquel que al parecer no había llegado a disfrutar demasiado anteriormente. Verla feliz de esa manera no hacía más que alegrarla, ya que lo único que deseaba era que su Vera sonriera todo el tiempo. Bueno, y que también se sonrojara cuando estaba con ella... no podían culpar a la peliazul por eso, le encantaba verla sonrojarse así como apreciar aquella forma en la que la miraba usualmente y se derretía en sus brazos.

De cualquier manera, cuando la castaña buscó aquella caja que traía en sus manos, se dirigieron a la hermandad de Steven, para darle su regalo y buscar los suyos. La anarquista se sentía un poco mal por no haber adquirido nada para el chico por su cuenta, ya que lamentablemente se había gastado gran parte de sus ahorros en el regalo para su chica. Tendría que volver a trabajar de manera temporal en algún momento para compensar aquello la próxima navidad. Por el momento, dependería de Vera para ser reciproca con Steven.

Al llegar, la peliazul se endulzó al ver la manera en la que su novia llamaba a la puerta, al punto de provocar en ella el deseo de abrazarla y no permitir que escapara jamás. No obstante, cuando estaba a punto de ser controlada por la tentación, la puerta se abrió revelando al chico con el cual debían intercambiar regalos.

Ey. Vinimos por los regalos. Manos arriba. Le dijo al joven en un tono serio para luego sonreír gentil.

También traemos el tuyo. Explicó para luego aceptar la invitación a la hermandad e ingresar con Selina y Vera.

Una vez dentro, la joven rebelde se dispuso a observar con interes el lugar, tratando de observar las diferencias con respecto a su hermandad. Estaba claro que había algunas, si bien también se podía sentir aquel aura hogareño como la suya.

¿Eh? ¿Dos regalos? ¡Vaya! Estás contenta ¿no? Le preguntó a su chica, dedicándole una sonrisa brillante a la chica, esperando verla realmente feliz por aquello. Si bien esperaba que los regalos no fueran tan buenos como el que tenía preparado para ella más tarde.

No seas materialista, Caroline, lo que importa principalmente es que la quieres. Además eres pobre, apenas tenías aquello ahorrado. ¿Qué esperabas? Se recriminó así misma mientras se dirigía a ver qué sería su regalo, tomándolo entre sus manos y dedicándose a abrirlo lentamente ante la anticipación.

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21/12/2017, 13:25
Steven Ernst

Cuando te acercas a tu regalo, ves que efectivamente es un obsequio, un pequeño detalle. Lo sabes incluso antes de abrirlo por su forma, que no deja lugar a la imaginación: Es un libro.

En realidad eso tampoco es que te diga mucho, ya que libros hay muchos y sientes cierta curiosidad por saber qué cree Steve que podrá ser de tu agrado. Probablemente lo más probable hubiese sido que se tratara de algo de estética punk o anarquista. Quizás un tratado social o político o una novela distópica o ciberpunk.

Lo que encuentras al desenvolverlo nada tiene que ver con cualquiera de estos y, sin embargo, Steve ha pensado de algún modo que es apropiado para ti.

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22/12/2017, 00:30
Selina Swan

Vera llamó a la puerta y a Selina el intervalo de tiempo que transcurrió hasta que Steven abrió se le hizo eterno, aunque realmente había sido breve. El chico las invitó a pasar, y tras saludarle, la joven lo hizo detrás de Caroline y Vera. Ambas tenían un regalo para él, pero ella no, y eso le hacía sentir fatal. Tal vez por ello, cuando la peliturquesa había dicho “manos arriba” Selina se sintió realmente como una atracadora.

De todos modos la alternativa a ir a buscar un regalo sin ofrecer nada a cambio le había parecido mejor que la otra. Sería horrible que su amigo tuviese que ir tras ella, buscándola por toda la academia para entregárselo.

La sala era acogedora, y además tenía una mesa de billar y un futbolín en los que seguro habían echado muchas partidas. Saludó a Gwen y observó el montón de regalos que había dispuestos sobre la mesita. Estaba bastante cortada, y acercarse para recoger su regalo le daba una vergüenza terrible. Se aproximó con timidez, dejando que fueran antes Caroline y Vera, y luego buscó su regalo. Cuando lo encontró se dirigió junto a Steve.

-Muchas gracias Steve -dijo sonriendo con franqueza. 

En todos los lugares donde había vivido, la gente nunca abría los regalos en presencia de los demás, pero aquí parecían tener otra costumbre. ¿O tal vez lo hacían solo con el amigo invisible? Decidió esperar a ver qué hacían las dos chicas antes de meter la pata.

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22/12/2017, 00:36
Vera Hynes

Parada al lado de Caroline mientras la peliazul la miraba de aquella forma tan peculiar, su relajo no duró demasiado. Aunque su sonrisa se mantuvo intacta, sus mejillas se tiñeron de un suave rosa mientras Vera procuraba recordar como respirar y mantener su atención puesta en la puerta para cuando Steve abriera. Para su suerte, el chico tardó poco o nada, volviéndole el aire a los pulmones al ver que la alemana se distraía y ella no tenía que seguir enredada en el conflicto que le significaba lo mucho que le gustaba como la miraba pero lo nerviosa que la ponía que hubiese alguien más ahí con ellas.

Sonrió divertida con la frase de asaltante de Caroline, alegrándose también de ver que el chico estaba tan feliz de verlas y que las invitaba a pasar enseguida. No le cabía duda de lo educado que era, pero de Steve se esperaba la sinceridad para decirles que volvieran en otro momento si estaba indispuesto, así que su cordialidad no le asustaba en absoluto y por lo mismo no tardó más de unos segundos en entrar a la hermandad. La sala común era muy bonita, acogedora incluso. Se parecía más a la de Caroline que a la suya, sin duda, aunque esta era un poco más seria a juzgar por los colores.

¡Hola Gwen! - la saludó otra vez, para estrés mental de la misma Vera, quien se llevó una palma a la cara mentalmente - ¡Vi que pudiste abrir el regalo! - añadió, pero tampoco quedó del todo satisfecha - Te dejé el mío bajo el árbol en la hermandad - le informó con una sonrisa para que luego lo recogiera. Entonces se fijó en el collar que llevaba y la sonrisa se le iluminó, ampliándose de oreja a oreja al ver que le había gustado tanto el regalo de Steve para llevarlo al cuello enseguida - ¡Que genial tu collar! Se te ve precioso - la felicitó encantada. - Se me olvidaba decirte... ¡Muchas gracias por los anillos! ¡Me encantan! Soy el player uno, mira  - le mostró el dedo donde lo llevaba, eufórica por ser la jugadora número uno a pesar de que siempre era la que perdía, para luego abrazarla con fuerza. Recordó en ese momento a lo que venían y se sonrojó un poco, abriendo mucho los ojos - Ay, cierto - se giró hacia Steve, entregándole un regalo del porte de una caja de zapatos - De parte de Caroline y mía - le dijo con una sonrisa orgullosa. ¡Era su primera Navidad dando regalos en vez de solo recibirlos!

Estaba un poquito ansiosa porque no sabía si el regalo sería lo suficientemente bueno, así que una vez el chico lo recibió, Vera huyó sutilmente hacia los regalos que le había señalado Steve. Había tomado uno pequeño que había encontrado a su nombre casi saltando de alegría, pero cuando la peliazul le hizo notar que había otro, la miró algo confundida - ¿Dos regalos? ¿Para mí? - se sintió tan halagada como confundida, y aunque el rubor suave de la entrada ya había desaparecido, su exaltación por la idea se hizo obvia. Probablemente, Vera sería el tipo de chica que elegiría una bolsa llena de juguetes de 2 céntimos antes que un regalo grande. 

Enseguida tomó el otro regalo, y como jamás se le ocurriría que no estuviera bien abrir los regalos que le acababan de dar pues de niña jamás le habían dicho lo contrario en Navidad, abrió ambos, partiendo por el más grande.

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22/12/2017, 06:00
Steven Ernst

Steve entró con una sonrisa detrás de las tres chicas porque había sujetado la puerta hasta que todas estuvieran dentro.

Se le planteó un problema que no había pensado antes, que era el desequilibrio en los regalos. Con Caroline y Selina no tenía tanta confianza, así que no había sido más que un detalle, pero desechó su preocupación pensando que, al fin y al cabo, era algo normal.

Caroline se acercó en seguida a por su regalo, lo cual le pareció perfecto a Steve, porque estaba algo nervioso por si habría metido la pata con algún regalo.

El de Caroline era un poco arriesgado, no creía que lo conociera pues no era muy famoso fuera de su entorno y país y las traducciones al alemán no habían tenido grandes tiradas. El de Selina le preocupaba por un motivo muy distinto. El de Vera era una preocupación similar a la que ya había pasado con Gwen, y después de todo había salido bien, así que con ella probablemente también. Lo peor era que si a Vera no le gustaba el regalo no se lo diría y fingiría que le encantaba, pero bueno, a Steve eso le valdría. Era cierto que Vera tenía dos, pero el segundo era un detalle menor.

Esta última puso en las manos de Steve un regalo del tamaño de una caja de zapatos y Steve se sorprendió un poco.

¿Otro? Pensaba que ya me habías dado todos juntos... - Dijo refiriéndose a sus dos regalos del amigo invisible. Estaba bastante seguro de que eran cosa de Vera, aunque en realidad aún no lo había comprobado llamando al número del móvil.

Se acercó a los sofás con su regalo y lo puso encima de una mesa para abrirlo cómodamente mientras las chicas hacían lo propio. Todas menos Selina.

Verla con el regalo en la mano sin abrirlo aumentó la expectación de Steve ya que, junto al de Johanna, eran los regalos que más preocupaba a Steve que ya los tuvieran sus destinatarios.

Por favor, ábrelo, ¡que me muero de expectación! - Le dijo mientras veía a la chica indecisa.

Caroline fue la primera en abrir el suyo mostrando un libro, algo que se había podido intuir por la forma del paquete. Era "La invención de Morel" de Adolfo Biou Casares*.

Espero que te guste. Me pareció que será así, además, tiene un prólogo de Borges magnífico que también te gustará. Espero. Este era uno de sus libros preferidos. - Borges era todo un librepensador de los que a Caroline le tenían que gustar sí o sí. Daba por hecho que lo conocía y que tenía que estar entre sus autores de cabecera incluso por encima de los clásicos anarquistas como Malatesta.

La siguiente fue Vera que había empezado por el regalo grande, lo que Steve consideraba el regalo de verdad y no el detalle.

Cuando lo desempaquetó dejo visible una maleta rígida de madera, cuya labor simulaba remaches en las esquinas y un asa también de madera que imitaba una correa de cuero propia de las maletas vintage. Se veía que era una caja labrada por su aspecto, su material y la línea que se dibujaba donde la tapa se unía al cuerpo.

Al abrir la caja labrada en forma de madera, una música inundó la sala.

Dentro de la caja, la representación de un pueblo nevado y unos patinadores que se movían trazando círculos alrededor del centro de un lago helado acompañaban la melodía.

Steve miró la reacción de la chica y añadió una explicación.

Pensé que así ya no volverás a perderte ninguna Navidad, estemos donde estemos. - Dijo refiriéndose a una concersación que habían mantenido unos días atrás.

Y con eso le había llegado el turno a él. Aún quedaban el detalle de Vera y el regalo de Selina, pero pensó que esperar más podía resultar malinterpretado, así que empezó a abrir su paquete con cierta expectación infantil. El hecho de que la última Navidad real la hubiese vivido hacía 10 años le retrotraía a aquella época y hacía que Steve se tómase todo aquel día con un comportamiento infantil poco habitual en él.

Finalmente, desempaquetó su regalo.

Notas de juego

*No consigo volver a poner la imagen que le puse a Caroline de su regalo, así que no hay portada xD

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22/12/2017, 10:21
Selina Swan

-Vale -respondió con una sonrisa a Steve que la pilló desprevenida al pedirle que abriese el regalo. Había estado mirando a las chicas, que ya estaban desenvolviendo los suyos.

Mientras le daba detalles a Caroline sobre el libro, que por cómo hablaba estaba convencida de que le encantaría, comenzó a sonar la melodía de una caja de música. Se acercó a mirar y esbozó una amplia sonrisa. -Vayaa! Qué bonito, Vera! Y no sólo era bonito el regalo, si no lo que Steve dijo a continuación. Parecía el momento más especial de una película romántica.

Selina se sentó en el sofá y colocó el regalo sobre sus piernas. Se mordió el labio inferior y comenzó a desenvolver el paquete preguntándose qué habría en su interior.

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22/12/2017, 13:59
Caroline Scheck

Ver a Vera tan feliz con aquellos anillos, crea cierta combinación de sentimientos un tanto contradictorios en ella. Por un lado, estaba el hecho de que su conejita estaba tan feliz que la peliazul se alegraba mucho por ella, ya que no había nada más en el mundo que deseara ver más que aquella sonrisa brillante que tanto le robaba el alma. Sin embargo, también estaba la cuestión de que la anarquista hubiera deseado que reservara esa alegría, para cuando le hubiera regalado los anillos que ella había comprado. Sin duda, eran sentimientos opuestos que no paraban de combatir una guerra sin piedad en su cabeza.

Por lo menos sabía que estaba contenta, y que le había gustado el gesto de Caroline al entregarle el anillo del "Player 1", a pesar de que no fuera tan buena como ella en los juegos, aquella no había sido la razón por la cual la joven rebelde le había cedido ese anillo, sino porque Vera lo era todo para ella, era normal que lo tuviera. No pudo evitar dedicarle una mirada amorosa mientras su novia se comportaba de aquella manera tan adorable, invadida por la felicidad del día y la situación en la que se encontraban.

Tratando de no matar de la vergüenza a la pobre chica, la peliazul decidió mirar su regalo ahora revelado, que se trataba de un libro cuyo título y autor desconocía. Al menos nunca había visto esa novela en su hogar, en Alemania. Eso no quería decir que fuera una mala elección, para nada, sólo que no la conocía, por lo que debería de leerla en cuanto tuviera la oportunidad, y luego compartirla sin duda con su hermosa conejita.

¿Borges? ¿En serio? No tardó demasiado en comenzar a leer el prólogo de la novela, fascinándose con cada palabra. El enfrentamiento del mainstream contra el género, cómo los rusos demostraron que no hay nada que le sea imposible, incluso la contradicción.

Suicidas por felicidad, asesinos por benevolencia, personas que se adoran hasta el punto de separarse para siempre... Murmuró mientras leía y se fascinaba con aquellas palabras a medida que leía y escuchaba el respeto a esa novela que Caroline había desconocido hasta el momento. No dudaría en leerla, ahora estaba en su lista de prioridades.

¡Gracias, Steve! Es un excelente regalo. Le dio un fuerte abrazo al chico esperando que aquel gesto transmitiera lo contenta que estaba por el obsequio. Era un excelente sujeto, y no dudaría en cuidarle la espalda si alguna vez necesitaba su ayuda en algo. No pudo evitar sentirse un poco mal ante el hecho de que, en realidad, no había adquirido ningún regalo para él, no porque no lo deseara, sino porque se había gastado todos sus ahorros, que de por si habían sido bastante escasos, en el regalo que ella y Vera compartirían.

Habiendo abierto ya el suyo, decidió acercarse a su preciosa novia para ver qué había recibido ella en cambio. No podía negarlo, tenía curiosidad por saber qué podía haber en ambos regalos, en especial el más grande. Los grandes siempre generaban mayor curiosidad. Y sin duda, no había forma de negarlo, el regalo era exquisito, una preciosa artesanía, una caja musical tan bella que incluso hizo que la peliazul se quedara con la boca abierta y las palabras del chico no hicieron más que mejorarla. Todo aquello no hizo más que preocupar a la joven rebelde que ahora no estaba tan segura de si su regalo sería tan especial para su chica como lo había sido el de Gwen o el de Steve.

V-vaya, es muy bonito... Te debe encantar ¿no? Le preguntó a su novia con un tono que demostraba aquella preocupación. Comenzaba a pensar de que tal vez decepcionaría a su novia con aquel regalo, si bien esperaba que no. Lo había pensado bastante durante esos días, en una forma de expresar lo que significaba Vera para ella.

De nuevo con la depresión, si serás cabrona. ¿Tengo que darte una golpiza? Se criticó a si misma en su mente, intentando mejorar su ánimo con aquel soporte violento de su parte.

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22/12/2017, 14:42
Steven Ernst

A medida que Selina desenvuelve su regalo se hace patente lo evidente por el tamaño del paquete, que se trataba de un libro grueso.

Al cabo se hace visible el autor del libro Kevin Hearne, poco después, el resto de la portada.

Steve, como parece ser habitual, acompaña el regalo de una explicación que sonaba nerviosa.

Por favor, dime que no lo has leído ya. Es muy dificil regalarle un libro "a ciegas" a una lectora empedernida, pero me la jugué un poco con este. Bueno, con estos tres, ya que esta edición recopila los primeros tres volúmenes. Como amante de la mitología... bueno, espero que te guste.

Era una saga reciente (de 2011) y no muy, muy conocida fuera de Estados Unidos a pesar de ser el último éxito de fantasía urbana. Selina era de Londres, así que si alguien allí podía haber leído esos libros era ella, pero aún confiaba en que no fuera así.

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22/12/2017, 16:18
Vera Hynes

Al escuchar que Steven ya sabía que era ella su amigo secreto, la chica le sonrió con un poco de culpabilidad y se encogió de hombros. No había podido resistirse a comprarle un regalo además del que le había tocado por el juego entre compañeros, pero se había alegrado muchísimo de ver que al menos aquel le había gustado un montón. Ahora no tenía tanto miedo de que el que le entregaba no le gustara, porque al menos tendría el consuelo de haber acertado con dos de tres. 

Abrió el regalo de Steven con mucha ilusión, encontrándose con una maleta de madera con detalles de cuero. Se hubiese quedado feliz ya si ese hubiese sido el regalo, una simple maleta con bonitos remaches y adornos, pero como le llamó la atención el material del que estaba hecha - porque nunca había visto una maleta de madera - la abrió para ver si tenía algo dentro. Sus ojos se iluminaron en cuanto la abrió. La música inundo sus oídos mientras una sonrisa crecía en sus labios y el corazón se le aceleraba un poco al descubrir un mundo navideño en sus manos, con pequeñas casitas y bailarines que patinaban en hielo, tal como se imaginaba ella y Caroline harían en el baile. Por un momento se quedó embobada, casi en trance, mirando aquella preciosa escena mientras sonaba de fondo una melodía que parecía sacada de un mundo fantástico, mas no fue hasta que Steven habló que notó como se le nublaba la vista. Por maravilloso e indescriptible que fuera aquel mundo navideño en sus manos, no se comparaba en encanto con la intención que había tenido el chico detrás. 

Asintió a las palabras de la peliazul y Selina, demasiado atontada para interpretar la preocupación en el tono de voz de la alemana, sin levantar la mirada de los diminutos bailarines de la pista de hielo. Y cuando acabó la canción por primera vez, cerró la maleta con mucho cuidado y la dejó a un lado antes de taclear a Steven con un abrazo sin ningún cuidado justo cuando él se disponía a abrir su propio regalo, aprovechando que estaba en el sofá sentado y que nadie se caería. Por otra parte, de no haberlo estado, probablemente tampoco hubiese sido capaz de contenerse.

En un principio no sabía ni qué decir, así que solo lo estrujó durante largos segundos apoyando su cabeza de lado en su hombro mientras ella misma se calmaba para no acabar dejando salir las lágrimas que habían quedado en sus ojos. Finalmente acabó por darle un muy efusivo beso en la mejilla y soltarlo antes de dejarlo sin aire, con una sonrisa de oreja a oreja casi imposible de borrar. 

Muchas gracias - resumió, mirándolo con inmenso cariño y felicidad - Significa muchísimo para mí. - se sonrojó levemente al notar que la voz le salía ligeramente quebrada, sin querer decir más pues estaba decidida a no ceder al llanto. No quería hacer sentir incómodos al resto, pero se le hacía una tarea hercúlea mantener la calma en vez de dejar caer las lágrimas por lo inmensamente feliz que estaba de estar en esa isla, rodeada con gente tan buena a la que quería y la querían tanto como lo hacían. Intentando aligerar la carga emocional que sin duda le estaría dando al momento, tomó el siguiente regalo, el más pequeño para abrirlo, dejando así que Steven pudiese continuar abriendo el suyo sin culpa. 

Dentro de la caja había, antes que nada, una tarjeta con un dibujo algo tonto, con algo escrito dentro.

Para que cuando te sientas solo en tus momentos más oscuros siempre puedas encontrar una luz y recordar que no lo estás, y para que tu corazón siempre pueda encontrar la alegría y calma en la música de las estrellas. 

¡Feliz Navidad!

En la caja había unos cuantos papeles. El primero era un certificado con el nombre de una estrella llamada "Blue Motel" en la constelación Lira, junto a un código para encontrar la información de buscarla en la base de datos de la página que vendía el derecho a nombrar la estrella y su nombre original. Venía también una hoja con todos los datos de la estrella, desde tipo, brillo y tamaño hasta altitud, distancia y coordenadas, que estaban anotadas de dos formas: RA 18h31m47.53 +27°20'07.3'' dec 10.71 mag y 18 31 47.53, 27 20 07.3 . Por último, traía un librito con las constelaciones, una carta de la compañía y un mapa estelar. 

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23/12/2017, 00:31
Steven Ernst

Steve al fin podía centrarse en su regalo, Vera parecía haberse quedado muy contenta con su regalo y Selina ya había abierto el suyo. Cierto era que ninguna de las dos había hablado aún, pero al menos Steve ya había cumplido.

Dio vueltas al paquete buscando por donde abrirlo más fácilmente cuando de repente, Vera se tiró sobre él. Se había distraído, así que no la vio venir. Se vio de repente apresado contra el sofá en una mala postura, con los brazos pegados al cuerpo y los antebrazos apuntando a la dirección equivocada mientras Vera le espachurraba. Viendo cómo apoyaba su cabeza contra él se puso rojo como un tomate. Le hubiera gustado al menos responderle con un abrazo, pero sólo tenía movilidad en sus antebrazos y ambos estaban al mismo lado, a la izquierda de Vera. Lo maximo que podía hacer era medio abrazo, ridículo a todas luces.

El sonrojo creció por momentos para alcanzar su cénit con el efusivo beso de Vera. Terminado ese momento de agradecimiento que Steve no había sabido medir apropiadamente para prepararse, pensó que quizás se había excedido con el regalo y adquirió una expresión culpable mientras alternaba la mirada entre Gwen y Caroline. No sabía como se lo tomaría ninguna de las dos, aunque de Gwen no le preocupaba tanto los sentimientos que despertase en ella porque la veía siempre feliz, como sí le pasaba con Caroline, sino los sentimientos de él hacia ella. Si además llegaba a notar incomodidad en Gwen, entonces su sentimiento de culpabilidad sería aún mayor.

Se centró en su regalo rojo hasta las orejas y se fue quedando pálido de asombro a medida que entendía en qué consistía el regalo.

Mi propia estrella... - Era algo totalmente inesperado y desorbitado. - Pero esto es demasiado. No sólo es caro, no es un regalo normal.

Pe-pero esto es una pasada. - A Caroline le había comprado un mísero libro, y a Vera una caja de música. Nada comparable a una estrella dedicada. Había empezado temiéndose haberse pasado, ahora temía haberse quedado corto. - Es genial. Muchas gracias. - Balbució sonriente sin tener muy claro cómo expresarse mejor. La situación era compleja para él. Se juntaban muchos factores, pero para él todos se reducían a dos.

Necesitaba distraer su mente de la carga emocional, así que hizo un poco de espacio en la mesa recogiendo los papeles y apartando los restos del paquete y desplego la ficha técnica de la estrella y la carta astral. Después sacó de su bolsillo la libreta que le había regalado Gwen y le dedicó una gran sonrisa primero a Gwen y luego a Caroline y Vera. Después sacó un bolígrafo y la lengua por la comisura de la boca y empezó a leer información y anotar algunos aspectos en la libreta. Estaba diseñando qué necesitaría para poder ver su estrella. Construiría su propio telescopio y lo afinaría para la distancia a su estrella y para captar su intensidad. En función de estos parámetros decidió que lo mejor sería diseñar un catadióptrico. No era un instrumento complejo, así que podía diseñarse fácilmente, lo más costoso sería la lente.

Pensando en esto se distrajo mientras Vera terminaba de abrir su último regalo. Se trataba de una caja de CD con los engranajes de un reloj en tonos negros.

Sobre la portada se podía leer "Die niedrigen Stunden - The Low Hours" y bajo ella "Soft Rock compilation"

La contraportada del CD incluía la lista de canciones con su duración.

Notas de juego

1- Deja vu (Roger Waters) - 4.30
2- 39 (Queen) - 3.38
3- Southern Comfort (Ian Matthews) - 7.58
4- Apeman (The Kinks) - 3.54
5- Confortably numb (Pink Floyd) - 6.54
6- Hotel California (The Eagles) - 6.31
7- House of Rising sun (The Animals) - 4.19
8- For what is worth (Bufalo Springfield) - 2.41
9- Cathedral (Crosby Still & Nash) - 5.19
10- Let the sunshine in (Hair) - 6:07
11- Wait for her + Oceans apart + Part of me died (Roger Waters) - 8.56

(Luego si quieres te paso lista de videos en youtube si te interesa xD)

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23/12/2017, 12:45
Caroline Scheck

La emoción, la felicidad de Vera en el momento en el que apreció aquel regalo, había sido tan increíble que incluso hizo que la peliazul abriera los ojos como platos ante tanto cariño demostrado al chico, cariño que, obviamente puso bastante celosa a la anarquista. Su conejita había abrazado de una manera tan... poderosa que, junto con aquel beso a la mejilla, produjo cierta reacción negativa por parte de la joven. No pudo evitar fruncir el ceño un tanto molesta, incluso sabiendo que pensar de esa manera no era más que una tontería.

Calma, Caroline, no tienes por qué estar celosa, es sólo un abrazo y un beso entre amigos. Vera sólo está realmente feliz por el regalo, porque... seamos sinceras... es un regalo espectacular... ¡Rápido Caroline, afirma tu relación con Vera! Parecía que ahora los celos incluso estaban dominando la voz de la razón en su cabeza, motivando a la chica a demostrar lo preocupada que estaba por la reacción de su novia. ¿Actuaría de la misma manera cuando viera su regalo? Decían que los celos eran una forma de saber que le importabas a la otra persona pero en ese momento, a la joven rebelde, lo que le importaba en realidad, era que tal vez su regalo no sería tan hermoso como el de Steven.

Invadida por ese sentimiento, la peliazul no tardó en acercarse detrás de Vera, abrazándola con fuerza y ocultando su rostro sobre su hombro, demasiado afectada como para soltarla o mostrar la expresión que tenía en aquel momento. Sentía su piel fría, más fría de lo normal, el miedo a perder a la chica la había puesto de esa manera. No podía evitarlo, la castaña lo era todo para ella y las emociones de la anarquista podían ser bastante fuertes en cierto momento. Era fuerte cuando deseaba  serlo, pero también podía ser bastante debil en ciertos aspectos. Las heridas a su cuerpo eran una tontería para ella, al igual que lo sería el paso del tiempo, pero su corazón era otra cuestión, aquel podía ser una de sus más grande debilidades, en especial en ese momento en que sentía tanto por su conejita.

No dijo nada, simplemente se limitó a abrazarla de esa manera, de vez en cuando dirigiendo una mirada a Steven, con sentimientos un tanto contradictorios. Quería pensar que el chico no había tenido esa clase de intenciones pero los celos podían ser un gran enemigo algunas veces, y en este caso, no hacían más que decirle otras cosas a la peliazul, quien no paraba de combatir en su mente para querer creer lo contrario.

Mi regalo... no te va a gustar, no tanto como los de él. Murmuró a su novia, sintiendo como algunas lagrimas corrían por sus mejillas, no tardando mucho en congelarse debido a los sentimientos de la joven en ese momento. ¿Cómo podía gustarle su regalo? El de Steven había sido perfecto, y aún más las palabras que lo acompañaron. Era probable que el obsequio de la peliazul, que tanto se había esforzado en elegir, pensando en la reacción de Vera, no sería la gran cosa en comparación con todo eso.

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23/12/2017, 14:28
Selina Swan

Su expectación crecía conforme desenvolvía el regalo. Intuía que era un libro pero no tenía idea de cuál podría ser. Sonrió divertida al escuchar el tono de preocupación en la voz de su amigo por si ya lo había leído. Casi se sintió tentada de bromear pero lo descartó de inmediato, no quería hacerle pasar un mal rato.

Al ver la portada sonrió con ilusión, mientras escuchaba las explicaciones de Steve. Qué mono...

-Me encanta, Steve! -exclamó con ojos brillantes- Me fascina la mitología. ¿Y son tres libros además? -lo abrió y le echó un vistazo rápido, acercándose para respirar el aroma a libro nuevo, algo que le encantaba-. Jolin, ya tengo ganas de leerlo! -se mordió el labio inferior pensando en cuándo podría empezar. Parecía súper interesante. Hacía tiempo además que no encontraba un libro que realmente la absorbiese y este tenía toda la pinta de poder engancharle, además que siendo un regalo de Steve era un gran plus.

Se levantó feliz y se dirigió a él para brindarle un sentido abrazo. -Muchas gracias! -sonrió radiante y le dio un suave beso en la mejilla. Luego se rascó la nuca algo avergonzada por no tener ningún regalo con el que corresponderle. -Yo... -le sabía fatal no ser tan detallista como sus compañeras- no tengo nada... preparado... -se le veía bastante apurada- pero le pediré algo a los Reyes para ti. Y se aceptan peticiones! -guiñó un ojo, divertida. Alguna ventaja había que tener para compensar el despiste.

Lo cierto es que las chicas de su hermandad eran fantásticas haciendo regalos. No sabía qué se habían regalado Gwen y Steve, y miró por la sala intentando averiguarlo, no fuese a acabar regalando algo parecido. Lo malo es que las dos cosas que sabía que podrían gustarle a Steve, música y astronomía, ya se las había regalado Vera.

La cara de Selina fue de puro asombro cuando vio el regalo que le había hecho. ¿La estrella? Os-tras!!! Miró al chico y luego a Caroline, solo una mirada fugaz. Le parecía un regalo especial pero a la vez muy, muy íntimo. Un regalo para hacer a tu pareja, vaya. Aquello le resultaba un poquito extraño y pensó que también podría parecérselo a la peliturquesa, aunque tenía su punto de gracia puesto que el regalo era de parte de las dos.

Se sintió un poco triste al ver a Caroline aferrarse de aquel modo a Vera. No sabía qué le ocurría exactamente hasta que habló de una sorpresa que tenía para ella y de que pensó no estaría a la altura de los otros presentes que había recibido. Pensó que era buen momento para dejarles algo de intimidad y le hizo un gesto a Steve para acercarse ambos a hablar con Gwen.

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23/12/2017, 18:41
Gwendoline Peverell

-¡Hola chicas!-saludó aún atesorando entre las manos parte del colgante que se había puesto y, recogiendo la cartera de Steve, se hizo a un lado en el sofá para facilitar a las chicas el pulular entre los regalos. Era una suerte que hubiesen decidido acudir en aquel momento, así podía ver por sí misma los detalles que había tenido el chico con su amigas.

-¿Tengo un regalo? ¡Joer, Vera!-miró al chico con ojillos suplicantes- ¿podemos pasarnos por mi hermandad antes de la gymcana? por favooor... así puedo dejar la mochila vieja y empezar a usar la nueva-razonó por si el muchacho se hacía el remolón.

Después se levantó para acabar sentada sobre el brazo del sofá mientras los demás intercambiaban impresiones y agradecimientos por los regalos con el regocijo de vivir una navidad con tanta gente por primera vez.
-No te preocupes por devolver regalos, Seli-quitó importancia- lo importante es que estamos todos juntos, ¿no?-buscó algo de apoyo moral en los demás. En Japón se celebraba la navidad para divertirse y hasta ahora se había limitado a vivirla con Bran y con Vincent en lo que duró su estancia en la isla pero por todas partes el mensaje de "estar con la gente que quieres" calaba igual.-¡Debería haceros unas fotos con vuestros regalos! Así os las podéis quedar y siempre podréis acordaros de nuestra primera navidad.
 

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23/12/2017, 19:20
Vera Hynes

Ver la reacción de Steven le hizo sonreír mucho más, feliz de ver que le había gustado. Era primera vez que veía a alguien tan rojo y pálido a la vez, principalmente porque la única que sabía que dominaba esa combinación era ella misma y nunca había tenido un espejo para mirarse cuando estaba al borde de morir de vergüenza y pánico. Ahora que lo pensaba, ¿le habría causado eso? Quizás no le había gustado. Quizás era un mal regalo. Ladeó un poco la cabeza, aún sin borrar su sonrisa, pero cualquier duda desapareció al escuchar de voz de Steven cuanto apreciaba el regalo. Se dio por satisfecha y respiró profundo, aliviada y contenta. 

Su mirada se desvió a las cosas que empezaba a anotar y dibujar, algo confundida por lo que hacía, pero si algo le había entusiasmado para despertar su lado creativo no sería malo. Ya le preguntaría luego que era lo que tramaba, y que eran esos números que anotaba. 

Volviendo a concentrarse en su regalo, acabó de abrirlo para encontrarse con una caja de CD con un bonito diseño de reloj con engranajes de colores metálicos. Le hizo gracia ver el nombre del otro programa radial de Steve en inglés y lo que creía era alemán a juzgar por las cosas de Caroline en que había visto combinaciones de letras parecidas, y pensó de inmediato que sería una especie de "recomendación del chef" en equivalente musical. Dio vuelta para ver la contraportada y leer las canciones, y se alegró de encontrar al menos dos que conocía. - Bien, Vera, que nivel, que talento - se felicitó por no estar absolutamente perdida con respecto a las canciones.

Sin embargo, cualquier sensación de triunfo desapareció al sentir los inusualmente fríos brazos de Caroline rodearla por la cintura desde su espalda y escuchar ese tono de voz tan triste. Giró su cabeza hacia un lado, intentando verla de reojo al tiempo que ponía una mano sobre las suyas, dejando el disco junto a la cajita musical. Al ver que de sus ojos caían lágrimas, a la castaña se le cayó el corazón al suelo, e inmediatamente se volteó para poner una mano en cada mejilla de la peliazul y besar con ternura y suavidad donde las lágrimas se habían congelado para hacerlas desaparecer.

Acarició con sus pulgares el rostro de la chica, sonriendo con dulzura mienras sus ojos delataban su profunda preocupación. Estaba un poco asustada. Primero Caroline le había dicho que le hacía daño, y ahora la hacía llorar... ¿Y si ahora ya no quería seguir pasando tiempo con ella? No la culparía si realmente la hacía sufrir, pero definitivamente no era lo que quería. Ella adoraba a la alemana y haría lo imposible por hacerla feliz, no lo contrario. Tanta era su preocupación, que incluso con lo ansiosa y nerviosa que era, no le dio importancia alguna a quien estuviera o dejara de estar en la habitación en aquel momento. 

Claro que me va a gustar, porque me lo vas a dar tú. - aunque a cualquiera le sonaría a frase cliché, ella lo decía con una sinceridad que se reflejaba en sus ojos mientras estos se clavaban en los de Caroline. Se vio tentada a usar sus dones para calmarla al ser tan absolutamente inútil con las palabras, pero no le pareció correcto, así que solo respiró profundo y siguió hablando al tiempo que una de las manos se apartaba de la mejilla de la peliazul para ordenarle un mechón tras la oreja con cariño, procurando ver mejor su rostro - A mi también me pone nerviosa el regalo que tengo para ti... - admitió, bajando la mirada - No lo compré, pero es importante y... - suspiró - Lo único que me quita el miedo es que sé que tú ni siquiera esperas un regalo de mí, y que sea lo que sea que te dé, vas a estar feliz. - sonrió un poco más, sus ojos ya tomaban un brillo más amable que preocupado - ¿No crees que yo te quiero lo suficiente para sentir lo mismo? Te quiero tanto como para confiar en ti sin hacer preguntas, para darte mi primer beso... ¿Como podría no gustarme algo que sé que tuviste el detalle de conseguir para mí?

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23/12/2017, 21:45
Steven Ernst

Steve fue sacado de su ensimismamiento con sus anotaciones por Selina, que primero captó su atención y luego le hizo un gesto con la cabeza hacia Gwen.

Steve miró confuso alrededor. Lo primero que vio fue que Vera había abierto el segundo regalo y estando él enfrascado en sus regalos, no se había dado cuenta para explicarlo debidamente. Pensó en explicárselo entonces, pero vio que Vera y Caroline estaban teniendo un momento intenso. Sintió algo extraño en su interior al ver el comienzo de esa escena. No sabía qué había ocurrido ni en qué momento se habían lanzado la una a la otra. Le embargó una sensación agridulce. Agria por que él seguiría siendo una vez más el chico abrazable. Dulce porque las cosas estaban donde tenían que estar gracias a que él había sido lento. Miró de nuevo a Selina, pensó en cómo había señalado a Gwen y leyó en su cara lo que quería. Quería que se acercase a Gwen.

No lo entiendo. ¿Quiere que me acerque? Pero... cómo sabe que... Espera. Igual quiere que demos privacidad a Caroline y Vera. Sí. Eso tiene que ser. Claro.

Se levantó cogiendo sus cosas y se acercó a Gwen con Selina.

Por supuesto que iremos primero a tu hermandad. Si quieres vamos ahora. ¡Ey! Se me ocurre algo ¿Participaréis en la gymcana conmigo? Creo que son grupos de hasta 4, podemos formar grupo. Sería genial ir con vosotras, si no os importa ir un poco lentos, claro. - Añadió pensando en su cojera.

Antes de que pudieran contestarle sonó el timbre de la hermandad.

Voy a ver quien es - Les dijo a las chicas.