Partida Rol por web

    Lucien avanzó con cuidado desde la segunda línea del grupo, en principio si solo había uno de ellos al frente creía que sería capaz de modificar la forma de su hálito lo suficiente para solo afectar a los posibles guardias que saliesen a su encuentro. "En principio" aquello debería de ser sencillo, su mentora le había mostrado el modo de hacerlo pero seguía sin tener todas consigo en un lugar tan cerrado, en cualquier caso, ahora no era momento para aquello, centrándose en el paso del grupo puso toda su atención en minimizar al máximo cualquier ruido que pudiese dar la alarma.

El grupo llego a la puerta que según el guardia era el amero. Anna no tuvo problemas en abrir la puerta con sus ganzúas a pesar de la complejidad de la cerradura.

La armería contiene dos bastidores de armas, cada uno de los cuales contiene una variedad de armas marciales, muchas de las cuales son de gran calidad. Al menos seis corazas de gran calidad, diseñados a la manera de los Caballeros Negros, con grebas, brazales y yelmos que lo acompañan, se colocan a un lado en marcos de madera. Ninguna de las armas o armaduras en esta habitación es mágicas.

En otro bastidor más apartados, se encuentra las pertenencias de Anna, Anubis y Eliron. Las partencias de Que consistían en lo que llevaba puesto y nadie se había atrevido a quítales su ropa hecha trizas.

Al llegar a la armería Que considero oportuno cerrar la puerta, pero la cerro con demasiado ímpetu dando un fuerte portazo.  El fuerte estruendo estremeció a Anubis que en esos momentos examinaba una de las armaduras de los Caballeros negros que cayo al suelo con un fuerte estrépito de metal entrechocando. Acompañando a la algarabía montada por la caída de la armadura, se unen el ladrido de varios perros.

Astri soltó un largo y cansado suspiro... Parecía que otro confrontamiento sería inevitable. No estaba en sus expectativas incursionar en el castillo sin ser percibidos, tampoco. Aunque era una mujer de Fe, sus pies siempre estaban muy en tierra. Y desde el momento en que había aceptado esta misión, supo que tendría que atravesar tantos obstáculos como los que ya atravesó, y los que aún tocaba por atravesar.

Pero la Llave Quinari debía ser recuperada. Y la Lágrima de Mishakal restaurada.}

- Prepárense... Es posible que estos hombres no escuchen a la voz de la razón. - Les advirtió a sus compañeros con cierta pesadumbres. Sabía que muchos, por más que quisiese, no respondían a los buenos actos. Y su don de la comunidad se encontraba agotado ahora mismo, no se sentía confiada en ser capaz de evocarlo de nuevo.

Esperando que se preparen para un posible enfrentamiento, la sacerdotisa comenzó a emitir unas suaves plegarias presionando el amuleto de su pecho, rezando no sólo por su protección... Sino también por nublar el paso de quienes se interponían a su voluntad. Esto último, terminó de manifestarse cuando la silvanesti se asomó apenas por fuera de las entrada, extendiendo uno de sus brazos para generar una nube de oscuridad, en la que ni siquiera la luz mágica era capaz de penetrar.

- Espero sea suficiente para ahuyentar a los mastines... Esos animales no tienen la culpa. - Soltó con pocas esperanzas, retrocediendonuevamente hacia el interior y preparándose para lo peor.

 Alarmado, me apresuré a coger mis cosas mientras digo, en voz baja, lamentando mi torpeza:

 - Lo lamento mucho...

 No podía creer que, en un momento como este, fuera precisamente yo el que metiera la pata de una manera tan estúpida. Si salía de esta, me iba a echar una buena bronca.

    ¿Habría cometido Astri un error al confiar en aquellos extraños? De momento los habían ayudado a conseguir sus objetivos pero el haber aumentado el número estaba claro que también había incrementado las posibilidades de ser detectados, ahora tendrían que enfrentarse nuevamente con los guardias del castillo y quien sabía si podrían llegar a tener en esta ocasión tanta suerte como en la previa. Luicien suspiró y esperando poder dar algo de tiempo al resto del grupo para que se equiparan y armasen se situó junto a la elfa listo para plantar cara a aquella nueva amenaza.

Ui...se me fue la mano. Equiparos y aguantare la puerta el tiempo necesario y los mantendre a ralla el tiempo que sea necesario. Pero si no tiene salida, cada segundo que pase habra mas soldados.

Que se puso a aguantar la puerta para evitar que alguien la abriera.

Con la llegada a la armería me sorprendí un poco al ver la gran calidad de las armaduras y armas, se notaban que los guardias estarían bien equipados, pero yo solo iba con una mentalidad: Mi equipo. Empecé a buscar hasta entrar en la otra sala, solo para ver allí sobre una mesa todo, desde mi armadura hasta mi escudo y mi arma. Con una muy amplia sonrisa me acerqué a estas, empezando a equiparme hasta que escuché un gran estruendo en el otro lado, seguido de unos ladridos. -¡Mierda!- Ya todo se había jodido, todo del sigilo y demás hasta llegar hasta aquí se había arruinado, así que tendríamos que actuar.

Una vez el grupo había terminado de discutir salí para así ver la situación en la que nos encontrábamos, reluciendo una cota de escamas brillante, que los magos y tal vez el resto podía notar que tenía una propiedad mágica, algo fuera de lo común, y lo segundo más llamativo fue un escudo pesado de acero con púas sobresaliendo, y también con claras propiedades mágicas. -¡Escuchen! Se nos acaba el tiempo y tenemos que ponernos en formación, mi entrenamiento se concentra en el uso de los escudos y podría poner una clara barrera entre ellos y nosotros, podría mantenerme con vida por mi cuenta gracias a la armadura, pero si tienen algún hechizo o algo que ayude a aumentar mi fuerza o darme alguna ventaja, sería lo mejor.-

Con eso en mente finalmente entré en la habitación y poniéndome al frente de la puerta, donde despejé a mis compañeros para que se pegaran a las paredes, que no se colocaran en mi camino mientras ajustaba bien las correas de mi escudo, antes de coger con la mano de la derecha mi martillo. -Que y Anna, cojan cada uno una lanza y quédense uno a la derecha y otro en la izquierda. No sostengan la puerta, el primer bastardo que pase lo embestiré y lo sacaré de aquí, es allí cuando Que la tratará de sujetar lo más que pueda. Si no resistes la soltaras y nosotros los mantendremos en el marco de la puerta, uno por uno, mientras Que y Anna los atacan de una posición más segura con las lanzas.- Entonces volteo para ver al grupo de hechiceros. -Ustedes cumplirán la misma función, si acaso  traten de mantener vivos a Que y Anna si pueden curarlos, de otra forma si tienen alguna magia que pueda dañar a los guardias del pasillo vendría de perlas. Si esto será por desgaste, siento que tendremos un gran margen para sobrevivir a ello, pero eventualmente tendremos que abrirnos camino y necesitaremos a alguien que cuide nuestra retaguardia. Astri, Lucien o quien sepa exactamente que camino tomar, ustedes son los que navegaran, me dirán a que lado girar y que escaleras subir, serán mis ojos y oídos y yo trataré de mantenernos a salvo y abrirnos un camino. ¿Están conmigo?-

Independiente de que si les gustara el plan o no, o si decidieran seguirlo o no, diría: -Pues que Solamnia nos guíe hasta la victoria... Por cierto, Lucien. Si puedes hacer de nuevo ese aliento de hielo como en las mazmorras, dime cuando y podría quitarme del frente para dejarte una vía libre para que lo uses, es algo muy poderoso y podría sernos útil.-

Te olvidas, tenemos que ir a por las reliquias, ademas mejor no cojo una lanza, aun podria hacer daño a alguien. 

Anna, que tenía más en mente coger sus pertenencias y salir corriendo de allí, visto que los soldados habían detectado su presencia, comenzó a dudar ante las palabras de Eliron, que quería hacer frente a los enemigos allí.

Si os quedáis a luchar también lo haré- dijo. Al fin y al cabo, no iba a ir sola por la fortaleza- pero creo que lo mejor es coger nuestras pertenencias y poner distancia con los soldados. Aquí podremos resistir un tiempo, pero hay muchos soldados en este lugar y no podremos acabar con todos. Si nos encierran aquí estamos acabados. 

Es lo mas sensato que he escuchado hasta la fecha. 

 Asentí antes de responder:

 - Anna tiene razón, debemos irnos.

    -Astri, te seguiré con lo que decidas pero creo que la mujer tiene razón, luchar ahora no tiene mucho sentido si se nos echa toda la guarnición encima, nuestra misión es la de recuperar la lagrima, no acabar con los caballeros, así que tal vez sea mejor huir con el equipo y ocultarnos hasta que podamos movernos sin tanto riesgo.- Pero claro, ahora tendrían que enfrentarse también a los perros, si lograban dar con su rastro sería mucho más complicado darles esquinazo.

La espera de los guardias parecía ser más larga de lo que había previsto, por fortuna sus compañeros parecían poder haber recuperado sus cosas con suficiente antelación.

- Si ya están listos... Entonces debemos ir al Santuario cuanto antes. - Concluyó, un poco más esperanzada con al situación ahora. El tiempo parecía favorecerles. - Podemos pasar a través de la Niebla de Oscurecimiento sin que nos vean. El Santuario debería estar hacia la izquierda, si las palabras de los guardias fueron ciertas. - No era por confiar ciegamente en ellos, mas sí lo hacía en los dones de Mishakal.

Su pasos, dirigidos calmamente hacia la salida, se detuvieron justo antes de adentrarse en la nube de oscuridad para dar un cuarto de vuelta hacia sus acompañantes. - Puedo convocar a un ser celestial para que nos ayude a generar una distracción, aquí en la armería. De caer los soldados, podemos salir a través de ésta misma sin que nos vean. - Propuso, señalando la aún persistente masa de negrura. Los seres celestiales regresan a su plano de origen una vez agotados, por lo que sabía no sería un sacrificio.

La distracción la veo útil, pero creo que será mejor usarla cuando consigamos llegar al santuario, y no antes- repuso Anna que ya había recogido sus pertenencias para cargar con ellas y salir de allí- si sale ahora tu invocación, los guardias se pondrán sobre aviso. Es mejor que salgamos ya y que no nos vean aqui.

-¿Huir entonces? Perfecto, porque hasta yo dudaba que podríamos hacer algo contra toda una fortaleza.- Admití, ahora un poco menos tenso mientras acomodaba un poco una de las hombreras. Con todas las prisas de ponerme la armadura había algunas piezas algo escuetas, me traería problemas, pero ahora mismo tenía que estar lo mejor equipado posible en caso de algún enfrentamiento.

-No, la invocación ahora no es una buena idea, mejor que la usemos como dice Anna, o si acaso usar otro hechizo útil cuando llegue el momento.- Así finalmente me acerqué hasta la puerta, tratando de ver si acaso escuchaba algo como las pisadas de los guardias antes de voltear a mi alrededor. -Aunque ahora mismo un incendio en este lugar podría ser también de ayuda, así se distraen en algo más que en lugar de pensar en que coño hace una nube así como esta aquí... ¡En fin, no importa! Vamos.-

El grupo se organizó rápidamente, cogieron sus pertenencias apresuradamente y poniéndose las armaduras.  En los pasillos se escuchaba los gritos confusos de los guardias. El grupo salió corriendo por la puerta y quedo envuelto en una oscuridad densa como el alquitrán, usando la pared como referencia torcieron a la izquierda en dirección del santuario.

¡Han entrado en la armería! Grito uno de los guardias

¿Qué es esta oscuridad? Grito otro. Los acólitos de las espinas están de nuevo con sus experimentos.

No, esto no tiene pinta de experimento fallido. ¡Soltar a los mastines y las arañas! ¡Tu corre a avisar a Sir Dagdel! Grita una voz mas autoritaria.

Al salir de la nube continuaos corriendo por el pasillo hasta llegar a una puerta de madera totalmente pintada de negro. La puerta se abre sin dificultad mostrando un pasillo lleno de columnas de mármol negro veteado en rojo con relieves que representan estilizados dragones, lirios, calaveras y espinas. Hay bancos de piedra colocados entre los pilares, y el piso está cubierto de con azulejos de obsidiana negra. Al entrar en esta zona todos notáis como un escalofrió recorre vuestro cuerpo y como el poder de los dioses del mal es abrumador. Astri reconoce rápidamente el efecto, la zona esta Desacralizada.

Al final del pasillo de columnas, unas puertas dobles completamente negras conducen al santuario propiamente dicho. El olor a muerte y descomposición es abrumador en esta sala abovedada. La única fuente de luz son cuatro braseros de carbón, uno en cada esquina, que proporcionan una luz rojiza. Columnas de mármol negro y rojo flanquean la entrada y el altar en la pared del fondo. Frente al altar, descansando sobre un soporte de hierro forjado una gema del tamaño del puño de un niño que brilla con una luz verde malévola. Justo al lado de la gema, una caja de música de pequeño tamaño descansa sobre un cojín.

No perdeis tiempo, quien tenga que coger esas dos cosas, que lo haga, han avisado a los superiores, pondran en alerta toda la guarnicion si no lo solucionan pronto, y no tengo ganas de darles esta ventaja. 

Que se puso cerca de la puerta, no le gustaba la sensacion y para el era mas que conocida. De vez en cuando sacaba la cabeza para echar un vistazo en el pasadizo de columnas por si se acercaba alguien. 

La piel se la elfa se había erizado al arrimar su mano ante aquel portón de madera. Una influencia maligna había sido impuesta en aquello a lo que llamaban santuario... Impío, para su desgracia. Miró con cierto dolor la gema y la caja musical corrompidas en un sitio como éste, mas al oir el lejano eco de los guardias aproximarse no se demoró en tomar ambos para guardarlos dentro de su morral.

- Espero esto salga bien... - Suspira, posicionándose de nuevo frente a su nube de oscuridad, que aún persistía. Recodaba la ubicación de la armería, por lo que concentró su mente en la misma mientras hacía su llamado de auxilio con el símbolo sagrado que pendía sobre su pecho. - Animalia caeli voco. Et dispergam eos quaeso tanto armorum strepitu ac quam maxime... - Fueron sus plegarias de ayuda en Celestial, antes de que se abrieran las puertas del cielo para que un plateado Bisonte Celestial se manifestase en el interior de la armería. Con suerte escuchando su petición y haciendo cuán escándalo pueda para atraer a todos esos hombres.

    La treta les permitió evitar a los guardias, aunque el precio a pagar por ella era el que los guardias ya tenían conocimiento de su presencia, lo que convertía la misión en una cuenta atrás precipitada, ahora tendrían que reducir al máximo las perdidas de tiempo y ni siquiera habían logrado recuperar las reliquias.

    Por suerte, tras unos pocos pasos, lograron alcanzar el santuario, Lucien tuvo un mal presentimiento y ante las reacciones de algunos de sus compañeros decidió tomar precauciones, susurrando unas palabras en la lengua de los dragones sus ojos comenzaron a brillar con una nueva luz, ahora podría tener un mejor conocimiento de la magia presente en la sala.