Partida Rol por web

—Hay más uniformes en las dependencias de los guardias —dijo señalando la zona de la que había venido hacía escasos minutos—. Yo voy a tener unas palabras con este.

Aaron aflojó un instante la presa del guardia para darle algo de aire y que pudiera responder, pero lo mantenía inmovilizado y bajo su control.

—¿Dónde están las dependencias de la Araña? —preguntó rudamente—. ¡Habla!

—Estoy seguro de que podréis compensármelo de alguna manera.— respondió Stefanos sin dejar escapar el guante que le lanzaba la muchacha —Espera aquí. No tardaré demasiado.

Y tras decirle esto se perdió entre el gentío en dirección a Seraia, que en todo momento estaba rodeada de gente importante.

Abajo en el subsuelo Aaron tenía una conversación menos amable. El guardia que había reducido parecía entender que el no colaborar no era una buena opción:

—En la planta superior. Están en la planta superior.— contestó intentando no levantar la voz ni hacer gestos bruscos.

Tras dejar KO a los guardias la cosa parecía ir bastante bien. Pero seguramente a partir de ahora se complicaría bastante. Angrend asintió cuando Aaron le comentó lo de los uniformes, aunque a él le interesaban más las armas que les podía quitar a los caidos.

-Muy bien, ahora me cambio. Eso sí, preguntale cada cuanto hacen las comprobaciones con esta sala, y qué protocolo siguen para ello.-

Si esta era la sala de vigilancia lo más normal es que se comunicaran con ella cada cierto tiempo. Puede que no hubiera nada más que decir aparte de "todo bien" o "sin novedad", pero más valía asegurarse.
El asesino agarró por el cuello al primer guardia que había dejado inconsciente y se lo partió de una manera un tanto sonora.

-Asegurate de que no olvida ningún detalle importante, y si tienes la más mínima duda de que miente recuerda que tenemos otro a quién preguntar.-

No sentía ningún remordimiento por lo que había hecho, y si eso servía para que el guarida fuera más comunicativo pues mucho mejor. Se llevó el cuerpo a la sala de descanso para dejarlo en una de las camas y ponerse un uniforme. Antes de volver con su compañero se aseguró de que los que estaban siguieran durmiendo un buen rato más.

—Ya has oído —le dijo al tipo que todavía sujetaba—. Habla.

Aaron apretó un poco la presa para demostrarle autoridad al guardia y, acto seguido, abrió la línea de comunicación con el equipo.

—Atención, objetivo localizado en la planta superior. Repito: planta superior. Planta baja asegurada.

Seguidamente aflojó la presa para que el guardia pudiera hablar.

—¿Cómo se controla la seguridad de arriba? ¿Todo desde aquí?

El individuo palideció al ver como se las gastaba Angrend. Tragó saliva antes de contestar:

—Hay alarmas en todas las puertas... ahora mismo están conectadas. Se desactivan de forma manual. No están centralizadas aquí... os lo juro... por el Pancreator. Aquí solo centralizamos la revisión de seguridad y podemos dar una alarma general desde ese panel.

Señaló un panel con botones bastante visibles.

—El cambio de guardia es dentro de dos horas... acaba de pasar el turno de entrada para la fiesta. De vez en cuando nos monitorizamos con un control de seguridad todas las unidades en activo.— señaló de nuevo las cámaras y el panel de control —Y si pasa algo raro suelen pedirnos a nosotros que lo verifiquemos con las cámaras... A veces Ilyana solicita una verificación de estado. Os juro que no hay palabra clave. Si la hubiera os la diría. Tengo dos hijas en Leinkhanen. Por favor, os lo suplico...

El tío parecía genuinamente asustado.

Al poco regresó Angrend vestido como uno de los guardias, le fastidiaba no poder coger más armas pero si no iba de forma como los demás podrían sospechar si le veían. Así al menos aguantaría un primer vistazo y le daría opciones. Escuchó las explicaciones que les transmitía Aaron y aunque era muy probable que la información que buscaban estuviese en las dependecias de la Araña le gustaría saber que había detrás de aquella puerta de seguridad.

Antes de entrar de nuevo a la sala de guardia quitó las grabaciones de que habían puesto en las cámaras del pasillo. Ya habían pasado, era mejor ahora que pudieran ver venir a la gente. De hecho una de las cosas que tenían que hacer era observar por ellas y buscar un hueco para poder acceder a la parte superior.

Ante el ofrecimiento de Stefanos, Naadir, no pudo más que sonreir de forma agradecida y asentir con un cabeceo más que protocolario, algo sumiso. "Muchas gracias milord Consejero" - A aquel hombre le encantaba su posición de poder, y ese podía ser su punto débil.

Mientras esperaba, llegó el anuncio de Aaron por el comunicador oculto que tenía en uno de los oídos a modo de pendiente.

No pudo evitar componer una cara de extrañeza. ¿Arriba? ¿Pero arriba no estaban las habitaciones de la Araña? Y entonces... ¿para qué toda esa seguridad abajo?

Disimuló un momento tocándose el collar que llevaba puesto y que con un leve roce activaba el altavoz.

>>¿Estas seguro?<< -susurró- >>Arriba ya sabemos que están las habitaciones ¿para qué un lugar tan seguro abajo? No me cuadra... Deberíais aseguraros<<

Se retocó el pelo un momento mirando un espejo cercano, haciendo como si estuviera nerviosa porque le iban a presentar, ni más ni menos que a la Araña.

>>Por aqui estaré algo ocupada. Voy a entablar conversación con la anfitriona... << -dejó caer.

Aaron aflojó un poco más la presa y sonrió sarcásticamente.

—Vas bien... con un poco de suerte mañana solo tendrás un fuerte dolor de cuello y tus hijas podrán darte un masaje mientras se te pasa. ¿Creías que pertenecer a la guardia de la Araña sería solo un buen sueldo? —una carcajada se escapó del retorcido gesto de Aaron—. ¿Todos los guardias tenéis acceso a todos los niveles? Señálame las cámaras que enfocan al segundo nivel.

En ese momento entró Angrend en la sala y el comunicador aullaba las palabras desconfiadas de Silvie.

—Y aquella cámara acorazada. ¿Qué es? ¿Cómo se abre?

Chasqueó la lengua incómodo por las palabras de Silvie.

—¿Ahora también eres experta en infiltraciones tácticas? Esto es una puta sala de seguridad que tiene acceso a toda la instalación. Si te digo que está asegurada, es que está asegurada. Dedícate a usar tú afilada lengua con el objetivo. Te daré la señal cuando vayamos a entrar... necesitaremos T más cinco minutos de tu afilada lengua para que la Araña no se mueva de tu lado. ¿Entendido?

Mientras Angrend regresaba el guardia señaló las cámaras que daban a la zona superior:

—Esa es la puerta del dormitorio principal de Seraia.

Había guardias en el pasillo, aunque el lugar era accesible desde las escaleras de la recepción a través del pasillo norte¹. No parecía especialmente vigilado ni seguro para contener documentos de alto valor, aunque las cámaras no enfocaban el interior de esa habitación. De hecho era la única habitación de la que no había visual, todas las demás se mostraban en las cámaras. Pero no la de Seraia ni tampoco lo que hubiera más allá de la puerta metálica.

—No sabemos que hay más allá de esa puerta metálica. La seguridad a partir de ese punto está mecanizada. Sólo entran ahí Seraia e Ilyana. Nunca he visto entrar a nadie más. ¡Os lo juro! Hay una clave que se modifica de forma diaria y lo único que se rumorea es que hay robots guardianes... hemos visto entrar a un Ingeniero de Liga ahí un par de veces. Dicen que es que el que llevaba el mantenimiento.

Angrend ya estaba en la sala de seguridad revisando con Aaron los paneles que el prisionero les indicaba. Llevaba un subfusil como el que los guardias portaban encima. Era un arma eficiente, de fuego automático, que sin embargo no era tan aparatosa como los fusiles militares convencionales.

En la planta superior Stefanos había cumplido su promesa. Ahora mismo la mismísima Seria Decados estaba delante de Nadiim. Quizás la cercanía era un tanto arriesgada porque Ilyana, su protectora personal, no se separaba de ella. Cuando fueron presentadas Nadiim inclinó su cabeza en un saludo protocolario y servil, como exigía la situación. A escasos metros de ella Raynor estaba atento a la situación.

—Así que ésta es la nueva inversora de la que Stefanos me ha hablado.— dijo Seraia con una sonrisa tan protocolaria como el saludo de Nadiim —No habíais mencionado la belleza de la dama, mi querido chambelán. ¿Estáis seguro de que no os ha nublado el juicio? Me ha sorprendido, querida, lo insistente que ha sido con vuestro negocio. Se diría casi que lo habéis hechizado.

Entonces Nadiim notó algo. Lo primero fue un brillo fugaz en los ojos de Seraia que adoptaron un color blanco que desapareció rápidamente. ¡Era un estigma! Fue en ese momento cuando notó el intento de intrusión mental dentro de su cabeza. ¡Seraia era una psíquica!

En el exterior Ok-Sar estaba al tanto de lo que iba sucediendo en la fiesta gracias a su propio intercomunicador. Él era un individuo de acción pero sabía también cuando era el momento de esperar. De hecho sabía que guardar aquella posición era tan importante como cualquiera de las cosas que estaban pasando allí dentro. Pero aquello no quitaba que la cosa fuese bastante aburrida.

Quizás por eso se percató del individuo enorme que paso al lado de su coche aparcado. Vestía ropas de gala con las que parecía estar incómodo. Era fácil ver por su forma de andar que era un militar. Algo en su rostro hizo saltar una alarma en la memoria de Ok-Sar. ¡Se trataba de Stylus Decados! Ese individuo estaba en busca y captura tras los recientes sucesos de Estigma ya que pertenecía al círculo interno de Svenson Decados. Al parecer no sólo habría logrado escapar del planeta simbionte sino que se las había arreglado para llegar a Bizantium Secundus. Su presencia aquí sólo podía significar que traía algún tipo de información para Seraia¹. Aquello no era parte de la misión del operativo de esa noche pero ese hombre podría saber donde estaban los que hubieran logrado escapar de Estigma cuando se cerraron sus fronteras... incluyendo probablemente a dos simbiontes.

A veces pasaban cosas como aquella. A veces estabas en una misión importante, vital, y se presentaba una oportunidad para cumplir otra, además relacionada con la misma. 

Ok-sar penó que si la pifiaba con lo que iba a hacer, fastidiaría a sus compañeros y al plan de escape. Pero si no lo hacía... si no lo hacía podría pasar información al objetivo de lo que había hecho el Ojo Imperial. Quizá lo había hecho ya. Y estaba sólo, cosa que no estaría nunca...

Todo aquello pasó por su cabeza en un instante pero, antes de actuar, comprobó cuantos testigos habría cerca y, sin ver a ninguno, salió del coche despacio y se acercó al hombre de forma poco amenazante. 

Ok-Sar adoptó un tono entre amistoso y respetuoso —¿Stylus Decados? ¿Señor? ¿De verdad es usted?

El mercenario se detuvo un instante sorprendido al escuchar su nombre. Por un momento Ok-Sar notó que sus músculos se tensaban y pensó que saldría corriendo. Pero luego pareció decidir que no era buena idea porque se volvió con cuidado.

—¿Nos conocemos?

El hombre contestó con calculada calma, observando detenidamente a Ok-Sar. Sin duda estaba calculando las posibilidades de que fuera un encuentro casual pero, sobre todo, si alguien en Bizantium podía estar tras su pista.

Naadir hizo lo que debía hacer una noble como ella al ser presentada a alguien tan insigne como la Araña... iba a continuar con la charada cuando notó aquella intrusión, casi descarada... No pudo evitar tensarse un momento deteniendo el golpe inicial, pero incluso aún así, se dijo así misma que tenía dos opciones: o parecer alguien versado en las artes psíquicas capaz de superar a Seraia o bien... parecer alguien que podría ser útil.

Finalmente optó por lo segundo. Lo primero podría ser tomado como un desafío, asi que tras la "parada" inicial, dejó la puerta "semi-abierta" para que notara su sorpresa y preocupación genuina, obligando a sus pensamientos al presente y estando atenta por si Seraia tomaba aquello como un triunfo o... quería indagar más.

Claro que... aquello había dado como resultado unos segundos que desde fuera podían verse como algo ¿extraños?

Se apresuró a hacer otra reverencia sumisa y añadió: "Nada más lejos de la realidad mi señora Seraia. Es cierto que tengo mis puntos fuertes pero... con el Lord Consejero sólo he intentado exponer mis intenciones con toda la honestidad, el respeto y... porqué no decirlo, también ambición. Pequeña, por supuesto, pero legítima dada mi humilde posición." -abrió las manos como gesto de buena voluntad- "Por supuesto, que el Lord Consejero me escuchara y aceptara mi propuesta fue un regalo, pero estar hoy aqui y presentarme a vos... no entraba para nada ni en mis mejores deseos. Estar hoy aqui es... bueno. Yo... no creo que pueda encontrar las palabras mi señora..."

Aaron aflojó de nuevo la presa sobre el guardia e incluso hizo ademán de soltarlo.

—Bien amigo... bien. Has sido de ayuda. Ahora necesito que te duermas un rato —susurró a la espalda del guardia al tiempo que sacaba una pistola del cinturón y le disparaba en el cuello.

Era una pistola de dardos aturdidores así que, con suerte, el guardia solo estaría dormido unas horas y luego.. luego podría hacer lo que le pareciera.

Después, Aaron se acercó hacia esa puerta metálica para comprobar su panel de acceso. Quizá, con algo de maña, podrían forzarlo y salvar sus medidas de seguridad. Si ahí solo entraba gente con cierto nivel de acceso es que lo que había ahí era importante.

—Creo que esto se convierte en nuestro nuevo objetivo, ¿no crees? —le digo a Angrend—. ¿Cómo se te ocurre poder anular este panel?

Angrend ni se inmutó cuando Aaron le pegó un tiro al tipo. Vale, era un dardo aturdidor pero le habría dado igual que fuera con una pistola normal.
Estaba concentrado mirando las camaras y tratando de encontrar algún hueco en la seguridad que les permitiese subir a la planta de arriba. Una vez allí, y estando vestidos de guardias podrían encargarse de eliminar a los de verdad si llegara el caso.

Después se acercó con su compañero a examinar la puerta blindada.

-Por lo que ha dicho de la clave de seguridad diaria, parece la que nos comentó Rainias que activaba cada día y que sólo sabían la Araña e Ilyana. Le pedimos amablemente que hiciese algunos cambios al respecto, y que dejase una que sirviera todos los días, aparte de la que pudiera poner la Decados.
Aunque se quejó en un rpincipio de que no se podía hacer, con un poco de persuasión se mostró más cooperativo. Era algo dificil y no aseguró que fuera a funcionar, pero podemos probar. Siempre y cuando esa clave sea para esta puerta claro, que tampoco es seguro.-

Se quedó mirando el panel de acceso de la puerta.

-Aun así podemos hacer alguna prueba. Yo diría que este es un lugar más seguro para guardar las pruebas más sensibles que la propia habitación.-

Para volver arriba Angrend necesitaría únicamente que Ryan o Silvie realizan una mínima maniobra de distracción a los guardias de las escaleras y así podrían regresar a la fiesta. Una vez en ella se fijó en que algunos guardias subían y bajaban de la planta superior para echar un vistazo desde las balconadas al exterior. Aquello sería bastante sencillo.

Pero antes tenían aquella puerta.

La puerta de metal no casaba con el resto de la estructura de la mansión. Era una puerta pesada, automatizada, de las que se abrían introduciendo las hojas de metal en la propia estructura de la pared —probablemente reforzada— para dejar el paso. En el lateral derecho había un teclado de metal con nueve botones sin pantalla. Había que teclear un código de 12 dígitos sin cometer un error.

Rainias les había dado unas cuantas pautas que podrían probar para intentar desbloquearlo. Aunque las claves cambiaban de forma diaria al parecer el cambio diario terminaba indefectiblemente por provocar una serie de patrones similares para poder recordar cada día cual tocaba. Además les había explicado como identificar si pulsaban un código mal y como corregirlo antes de que saltase la alarma. No era un sistema infalible pero con un poco de habilidad se podía lograr abrir. Luego, más allá de esa puerta, todo era un misterio¹.