Partida Rol por web

Seguir el consejo de Angrend para haer una travesura fue bastante divertido y útil. La aparición de Seraya y aquel pequeño lío, dejaban una pequeña ventana para que su compañero se colara. No obstante, todavía podían quedar cabos sueltos. Aunque, como el resto de invitados, tomó una postura que hacía indicar que ponía toda su atención a la llegada de la Araña, pero sus ojos buscaron por la sala a algún guardia o invitado curioso que pudiera entorpecer la maniobra de infiltración.

Le hizo un leve gesto a Raynor para que también estuviera atento. Ellos eran invitados y no podían desaparecer del "escenario principal".

La situación empezaba a ponerse divertida y el caldo espeso. La mano de Ryan empezó a jugar con sus llaves de salto, toqueteándolas, mientras dos de sus dedos empezaban a girar algunas, en particular la que activaría su escudo.
Gracias a su cerebro habían identificado individuos que les serian útiles, para la misión como aquel mafioso que obviamente quería figurar.
La Araña bajo por las escaleras, mostrándose en el centro de su telaraña bastante satisfecha. Silvie le hizo una señal para que no desapareciera. Ese no era su primer rodeo, por supuesto que el se quedaría a su lado.

La ventana de oportunidad era perfecta y tenían solo unos segundos para aprovecharla. Nada nuevo en la rutina de Burns. No era la primera vez ni sería la última.

Angrend ya se había deslizado y, casi sin darse cuenta, Aaron había aparecido a su lado. Era una sombra, incluso al lado de Angrend que no se desenvolvía nada mal.

Aaron y Angrend se deslizaron por las escaleras con una de las llaves de seguridad que les había proporcionado Rainias. Les había dicho que con aquello podrían acceder y desactivar trampas de todos los lugares excepto del sótano de Seraia. Una vez allí tendrían que improvisar. Pero ahora mismo la puerta de seguridad reaccionó al dispositivo y se abrió con un satisfactorio click que ambos aprovecharon para colarse cerrando la puerta tras ellos.

¡Justo a tiempo! Desde arriba Ilyiana murmuró unas palabras por su intercomunicador y los dos guardias que discutían con el traficante regresaron a su posición mientras uno de los mayordomos de mayor rango atendía las quejas del sacerdote, apaciguando el tumulto. Al guardaespaldas nadie le requisó nada.

Ryan y Silvie centraron su atención en la anfitriona que ahora bajaba las escaleras confiadamente. Ilyana no se despegaba de ella aunque tampoco evitó, cuando alcanzaron el gran salón, que varios invitados se aproximasen a charlar. Estaba realizando una labor de escolta impecable. Tras las dos mujeres bajaba Stefanos quien pareció percatarse de la presencia de Silvie, a quien saludó con un gesto de su cabeza.

Ajenos a la fiesta Angrend y Aaron se encontraron con un pasillo lo suficientemente amplio como para que dos personas pudieran ir a la par por él. Unos seis metros más adelante había un cruce, pero si seguían de frente terminaba tras otros tantos metros en una puerta de metal. Teniendo en cuenta la ubicación esa puerta de metal no era parte de la casa, sino el acceso a algún tipo de bunker situado fuera de la misma. Había dos cámaras de vigilancia en el cruce que inutilizaron sin problemas para aproximarse¹ y echar un vistazo a los corredores laterales. Vieron que por la derecha había una sala acristalada con una puerta que estaba abierta. Desde donde estaban oían voces ¿una sala de guardias? Por la derecha había un pasillo de otros seis metros con dos puertas en cada pared. Tenía pinta de ser una zona de dormitorios².

Cuando Angrend notó que Aaron estaba a su lado no pareció inmutarse, aunque en su interior estaba bastante asombrado con el hecho de que hubiera podido acercarse tanto a él sin que lo notara. No había muchas personas que pudieran hacerlo.

-Me alegro de verte. Ya creía que tendría que continuar solo.-

La cosa parecía ir bien. Aunque cuando llegaron hasta donde estaban las camaras recordó lo que les había dicho Rainias.

+Puedo haceros pases para abrir las puertas. Pero antes o después os encontraréis camaras, y para eso no hay nada+

-Es una lastima- Comentaba Angrend -Ya que para el veneno que tienes metido no hay nada tampoco.-

+Esperad. Hay una cosa. Las camaras de seguridad siguen un patrón. Si lo grabáis con una minicamara, y luego ponéis una pantalla justo en la lente que enfoca podréis engañar los vigilantes. Claro que tendréis que ser muy rápidos a la hora de enganchar la pantalla y rezar para que no estén mirando justo en ese momento. Os daré una lista de lo que necesitáis comprar y donde conseguirlo, pero os aseguro que no puedo hacer nada más.+

-Muy bien. Ves lo bien que va la cosa cuando pones de tú parte.-

No fue fácil, ni demasiado rápido. Pero entre Aaron y Angrend lograron grabar la ruta y colocar las pantallas en la cámaras de vigilancia. Y como nadie dio la alarma supusieron que no habían visto los cambios. Ahora sólo quedaba decidir donde ir. La puerta blindad sería seguramente su objetivo final, pero necesitaban eliminar primero a los posibles guardias que hubieran.

-Yo iré a investigar las voces. Puedes acompañarme o revisar la otra sala. Como prefieras.- Susurró el asesino mientras montaba el cuchillo de cerámica que habia colado.
La hoja estaba desmontada en tres partes, y al encajarlas no se notaba lo más mínimo. El mango era sin guarda, pero tenía buena sujeción. una vez lista se dirigió a su destino, lo que esperaba que fuera la sala de control.

Aaron levantó la mano para detener a Angrend. Con un gesto le indicó que primero aseguraría la entrada a los dormitorios por si algún guardia pudiera venir de ahí.

Se deslizó rápidamente hacia el pasillo y pronto se perdió en él. Echó un vistazo para verificar que no hubiera cámara en ese pasillo y, una vez lo hizo, se dirigió hacia las dos puertas para valorar el ruido en su interior.

Naadir cabeceó al ver que Stefanos se fijaba en ella. Era bueno ver que el consejero de la Araña seguía teniendo interés en ella, asi que debían utilizarlo para seguir manteniendo la atención de los implicados fuera de lo que estuvieran haciendo sus compañeros.

-Es posible que Stefanos muestre interés por mi. Es posible que con ella incluso traiga a la Araña. Vamos a ver si podemos darles un poco de qué hablar... -añadió la noble al-Malik en un tono discreto en el oído de su compañero. 

Tendrían que seguir atentos a lo que pudiera pasar.

La jugada de las cámaras había salido tal y como esperaban, así que Angrend se dirigió hacia la cabina de los guardias mientras Aaron examinaba los dormitorios.

Aaron revisó las puertas con sumo cuidado constatando que efectivamente eran dormitorios. Había dos camas por habitación y encontró que dos de ellas (en habitaciones diferentes) estaban ocupadas en ese momento por soldados que dormían plácidamente¹. Confiaban en que aquella zona era segura ya que habían dejado sus armas y armaduras de forma indolente apoyadas en la parede cercana a la cama.

Mientras su compañero se encargaba de ese tema Angrend había llegado al borde de la zona acristalada. Un poco más adelante había una puerta cerrada a la que podría llegar sin dificultades arrastrándose pegado a la pared bajo el cristal, ya que las cámaras no lo iban a delatar. Escuchaba voces amortiguadas a través del cristal, señal inequívoca de que estaba blindado. Los guardias parecían discutir sobre algún tema deportivo sin importancia. Aunque no los veía Angrend reconoció como mínimo tres voces distintas².

¿Y qué pasaba arriba? Pues que Silvie se iba acercando poco a poco a su primer objetivo: Stefanos. Intentaba hacerlo pasando de grupo en grupo, dejándose ver, para hacer que fuera él quien diera el primer paso³.

El baile social comenzó. Naadir debía mostrarse lo suficientemente hábil pero sin pasarse demasiado, puesto que no era un "jugador mayor" en aquel lugar, sino simplemente una prometedora aspirante. 

La noble al-Malik acompañada de su pareja auriga, revoloteaba de forma hábil mezclando halagos con saludos en el momento justo, pero de vez en cuando dejaba entrever su "bisoñez" y quizá un poco su pequeña "ambición" forjando así una imagen rápida de lo que el resto podría encontrar.

Por supuesto aquel tipo de comportamiento no sólo podía atraer a Stefanos, sino a todo tipo de nobles hambrientos de una noble atractiva con la que compartir no sólo la cama sino algo más, o también posibles competidores, que se acercaban para conocer algo más del rival.

Aaron entró en una de las habitaciones y redujo al guardia que descansaba allí¹. Un golpe certero en la parte posterior de la cabeza hizo que el guardia tuviera unas horas más de sueño involuntario. Una vez el guardia fuera de combate Aaron buscó en la taquilla hasta encontrar un uniforme de la guardia de seguridad de aquel lugar que le ajustaba. Sin dudar, se lo colocó encima de sus ropas y cogió el arma que reposaba en la pared.

Una vez disfrazado, se dirigió a la otra habitación donde golpeó con la culata del arma al otro guardia. Tras ello salió rápidamente hasta el pasillo donde, vestido con el uniforme de los guardias hasta retomar el contacto con Angrend, le hizo la seña de todo limpio.

Angrend estaba esperando a que Aaron volviese de su reconocimiento, aunque cuando le vio llegar con un traje de guardia de seguridad enarcó una ceja extrañado. Levantó tres dedos indicando la cantidad de gente que había, o al menos eso le había parecido oir en la sala, y luego golpeó su puño derecho contra la mano izquierda.
El infiltrador le entendió, y para su sorpresa le lanzó una esfera pequeña que sacó del cinturon que llevaba puesto. La cogió al vuelo y se dio cuenta de lo que era, a lo que contenstó con una sonrisa un tanto macabra.

Enseguida se acercó a la puerta y, con un kit de herramientas y algo de habilidad, desconectó la cerradura de la sala ¿de guardia?. Luego sólo tuvo que abrir la puerta en silencio y dejar rodar la esfera dentro una vez activada. En cuanto la granada estallase entraría a rematar a los que quedaran en pie.

El equipo que operaba en el sótano estaban trabajando con la precisión de la maquinaria de un reloj rampartiano¹. Cuando Aaron le lanzó la granada aturdidora Angrend ya había entreabierto la puerta y lo único que tuvo que hacer es dejarla caer rodando hacia el interior². La explosión tuvo el efecto deseado: los guardias del interior quedaron conmocionados por el repentino estallido y Angrend escuchó como caían al suelo. Estarían cegados y aturdidos pero podrían recuperarse si no actuaban rápido^3,4.

Mientras tanto en la planta superior Naadir, el alter ego de Silvie, ya estaba al lado de su presa.

—Me alegro que haya aceptado la invitación.

El chambelán de la Araña no tenía ojos más que para Naadir. Los posibles moscones que se hubieran aproximado a la muchacha habían captado la ansiedad de aquel hombre que, por lo normal, era frío como una navaja y sabiamente se habían retirado para dejarlo con su supuesta presa¹.

Angrend no perdió el tiempo en cuanto escuchó la explosión, todavía estaban cayendo al suelo los guardias cuando el asesino entró.
Nada más llegar al primero le pegó una patada, para acto seguido un puñetazo al que estaba a su lado. Quedaba uno más todavía, pero confiaba en tener tiempo suficiente para acabar con él antes de que se le pasaran los efectos de la granada. No es que le preocupara no poder acabar con el guardia, era sobretodo que no diera la alarma.

Concentrado como estaba en despachar a los hombres, no se fijó demasiado en la sala en que estaba. Confiaba en que Aaron lo hiciera por si había algo importante. Lo primero para él era acabar con toda la oposición, sí que estaba atento por eso a lo que llevaban puesto, por si tenían algún tipo de armadura que pudiera limitar sus golpes.

Naadir sonrió de forma comedida -como era de esperar en alguien de su posición- ante la llegada de Stefanos. Era curioso ver cómo de poderosa era la influencia del Consejero al ahuyentar toda posible "oposición" con un mero gesto.

-"Saludos mi lord Consejero" -saludó la noble al-Malik con una inclinación correcta y adecuada- "No tendría ningún sentido no haber aceptado venir aqui hoy. Pocas veces se da una oportunidad como esta". -comentó con una gota de ingenuidad- "Mucha gente de diferente condición e importancia y todos os respetan, claramente" -agrandó la sonrisa en señal de admiración hacia su "poder".

-"Decidme ¿nos depara la noche alguna sorpresa?" -terminó de decir entre curiosa y pícara.

Al ver la rapidez de acción de Angrend, Aaron entró en la sala y rodeó el cuello del guardia que quedaba con su brazo para noquearlo por ahogamiento. Una vez lo tuvo sujeto lo arrastró hacia la pared mientras miraba por encima de su hombro para evaluar aquella sala.

Los engranajes de la situación habían empezado a girar más rápidamente y no había vuelta atrás, como los de su reloj de pulsera rampartiano. Repaso en su mente lo necesario si todo el resto fallaba, el se había agenciado algunas cosas. Un regalo caro, para hacer en la fiesta, y una excusa descarada llegado el caso.

Rogers(Ryan) dejo que Silvie fuera lejos, dándole un poco de aire, para que pudiera trabajarse a Stefanos, pero atento a si requería una intervención de su parte para sacarla graciosamente de allí. En tanto, se dedico a observar y sonreírle a una bonita chica mientras agitaba en sus manos un buen licor, aunque no habia tomado nada durante la velada.

Aaron y Angrend seguían actuando como un engranaje perfecto. El asesino entró en la sala para dejar de inmediato fuera de combate a uno de los individuos mientras derribaba al otro al suelo. Por su parte Aaron se abalanzó sobre el que quedaba en pie aferrándolo por el cuello y manteniendo una presa que le impedía respirar ni moverse. El tipo, viéndose superado totalmente, no hizo amago de librarse sino que levantó las manos en una clara muestra de rendición.

Ahora que tenían un momento para pararse a pensar vieron que, efectivamente, era una sala de seguridad. Había una docena de cámaras que mostraban varias estancias comunes de la zona superior entre las que se encontran los salones donde se desarrollaba la fiestay exteriores del jardín. Del subsuelo en el que se encontraban sólo dos pantallas mostraban el pasillo por el que habían llegado... con la imagen falsa en bucle. No había ninguna cámara que mostrase imágenes más allá de la puerta de metal del cruce.

Mientras Raynor se acercaba disimulando a una joven, Silvie conversaba con Stefanos sabiendo que su compañero la cubría de cerca.

—No será una noche de grandes acontecimientos.— contestó Stefanos sin saber lo que sucedía bajo sus pies —Seraia ha dado esta fiesta para recaudar fondos para alguna causa beneficiosa para el Imperio. Por desgracia nuestro Emperador ha informado que no podía acudir esta noche.— se traslucía un deje de molestia en esa afirmación, como si considerase que el Emperador le había faltado al respeto personalmente —Decidme bella Naadir ¿conocéis personalmente a mi señora? ¿Queréis que os la presente?

Ante la expectativa de una noche sin ningún tipo de evento especial, Naadir pareció poner cierta ligera desilusión... desilusión que se tornó en auténtica admiración y maravilla cuando Stefanos hizo aquel ofrecimiento.

-"Oh ¿haríais eso por mi lord?" -comentó con cierta cara bobalicona- "Quiero decir que... desde luego no he tenido el honor de conocer a Lady Seraia ¿cómo podría alguien como yo?" -comentó con humildad- "Yo... sería increíble. No se cómo podría compensaros..." -deslizó.