Partida Rol por web

- Los sirvientes se apresuran a obedecer las órdenes de Riqueza y le confirman que son los primeros en llegar.

- Ronjan ayuda a Garra a sacar la mesa del comedor al exterior.

- El Joven y el Anciano se quedan de pie sin saber bien qué hacer, mientras un par de guardias de la casa les vigilan por si acaso.

- "Lo siento mi Muy Noble y Honorable Señor, pero con estos precios ya pierdo dinero. La Fortuna de los Negocios Honestos me maldeciría para siempre si los rebajase todavía más." -

Me hubiese encantado poder decir que no necesitaba la ayuda del pirata para sacar la mesa al patio, pero desde que me había despertado no creía disponer de las fuerzas con las que había contado el día anterior. En ese sueño, en el maldito sueño que había olvidado debía estar la clave. Y que algo que desconoces porque no recuerdas influya tanto en tu vida…

Miré a Riqueza y asentí.

- Acompáñame- dije a Ronjan antes de guiarle al interior de la casa para coger la mesa.

Enarco ligeramente una ceja ante las palabras de Martillo Blanco, miro al monje, luego miro a la tendera.

Señora Kuang, mi tutor es un Vástago de Dragón, si no se ha fijado bien, he visto cómo con ese mazo que ve en sus manos destrozaba totalmente un yomi, el que poseía a mi hermano para ser más concreta, si no hubiera sido así, posiblemente tú no estarías aquí, o próximamente habría atacado la aldea, quedándote sin un medio de subsistencia.

Mi tono es suave, tan suave que apenas se aprecia la amenaza implícita que tan gráficamente le estoy explicando.

¿Qué es peor? ¿Que la Fortuna de los Negocios Honestos te maldita o que simplemente deje de existir ese negocio?

Suspiro suavemente, miro de nuevo los kimonos, señalo el de viaje, no es tan rojo como me gustaría, no tiene toques en blanco, pero será suficiente.

Me quedaré con este con la condición que el obi sea en blanco, como muestra de mi dolor ante la pérdida de toda mi familia.

Miro los otros kimonos. Debería tener uno para ocasiones especiales, sobretodo si quiero encontrar un buen marido.

Patán, el rojo con las grullas bordadas podría ser interesante, pero no se si será demasiado, dejaré que decidas si es correcto o no.

Suspiro antes de mirar a mi tutor.

Sí, vamonos.

- "Si compran el de viaje y el rojo con grullas, no solamente el obi será blanco, además se lleva una sombrilla de regalo. Toda señorita debe poseer una, están muy de moda en la Capital." -

Patán dejó que los señores regatearan con la vendedora, y así pudo ver un destello en Dulce Loto de la Emperatriz Celeste, al actuar como una hábil negociadora, como una gran señora capaz de conseguir que las voluntades se postren ante ella con su sonrisa. La inexpresividad del cuerpo mecánico de Patán ocultó su regocijo.

-Es un vestido precioso, señorita Dulce Loto. Con él no tendréis problema para encontrar un buen marido que traiga buen juicio y riqueza a esta tierra. -Esa podía haber sido el enfoque de Patán para negociar un buen precio. Pero ya era mejor no insistir. Patán abrió la bolsa de dinero y pagó a la aldeana por todo.

Sin embargo, no apartaba los ojos de otro vestido que le hubiera gustado mucho más para Dulce Loto y lamentaba no haber podido comprar, con detalles que ensalzaban la nobleza de quien lo llevaba, y la templanza, y la virtud. Aunque cualquier otro se hubiera dado cuenta de que se trataba de un vestido viejo y terriblemente pasado de moda para una joven.

- Patán se queda en el Mercado, comprando los dos kimonos y luego provisiones para el viaje.

- Dulce Loto, Emisario y Martillo Blanco emprenden el camino a la Hacienda Tien.

Mazo partió raudo hacia la hacienda, acompañado de Dulce Loto y del Emisario.

Debía ser algo bastante complicado lo que ha sucedido, por el tono de voz utilizado por Patan al comentarnos que Riqueza quería vernos.

- Apurad el paso, tal vez el tiempo juega en nuestra contra. - Dijo Mazo caminando un poco más rápido.

- Un momento - dijo Riqueza antes de desaparecer dentro de la vecina cocina. Poco después, aparecía con un par de sillas que colocó junto al anciano y el joven adinerado -. Un poco de comodidad nunca está de más. Ni de descanso, especialmente tras este paseo y sobretodo, el viaje por el río cargando con una tragedia difícil de digerir. Lamentablemente, la dueña de la casa no ha regresado aún, cosa que imagino harán en breve tanto ella como nuestros compañeros. Siento que el estado de la casa no sea óptimo, pero hubo un accidente. Luego lo cuento. Ahora voy a la cocina y no tardaré nada en volver con un aromático y reconfortante té.

Cuando Riqueza regresó a la cocina, puso el agua a calentar y cuando se supo totalmente solo, volvió a mirar la ubicación de los yomas. Atendiendo a lo dicho por sus invitados, debían haber al menos dos en ubicaciones distintas. Por un instante, cerró los ojos y deseó que el número aventurado no fuera mayor. Pero algo tenía claro. Para actuar rápidamente en dos frentes, el grupo debería dividirse. Y eso era algo que ni tenía previsto, ni le gustaba.

RIQUEZA EFIMERA:

- Los Augurios siempre son poco fiables cuando se trata de demonios, ya que son seres que se encuentran Fuera del Destino, y por tanto sus acciones no son predecibles mediante la Astrología ni la observación de las estrellas o del Telar del Destino.

- Sin embargo, está claro que ya han actuado en al menos otras dos ubicaciones diferentes (Arrozal Dos y Pueblo de Mu).

- Por otro lado... cinco víctimas sugieren la posibilidad de cinco de esos malditos seres, dos en Arrozal Dos y tres en Pueblo de Mu.

- Los recuerdos de Riqueza acerca de estos seres están muy oxidados, pues hace mucho que no se manifiestan en este país. Siglos, al menos. Las reencarnaciones de Anatema Solares son mucho más frecuentes (aunque sus vidas han sido incluso más breves que las de los Yoma).

RIQUEZA EFIMERA:

- Mil años de recuerdos y memorias juegan muy malas pasadas. A veces todo resulta confuso. Seguro que Patán recuerda más que tú.

- Una cosa es cierta, los Yoma necesitan alimentarse periódicamente de los órganos internos de los humanos, y tienen especial apetencia por las tripas. Disfrutan especialmente con la tortura, de la que también obtienen alguna clase de alimento espiritual además del físico que obtienen devorando los órganos. Los Yoma no suelen compartir a sus víctimas, aunque a veces lo hacen.

- Cinco víctimas sugieren la posibilidad de cinco Yoma.

Una vez estuvo la mesa fuera me dispuse a llevar más sillas. Ya había dos ocupadas por el más anciano y el más joven, sentados frente a una mesa vacía. No muy lejos de ellos los guardias los vigilaban con recelo, los mismos que hacía unos días habían servido a un Yoma y una vez este se había descubierto huyeron dejando desprotegida a su señora. Pocas cosas más podían hacer para avergonzarse faltando a su deber y aún así se permitían mirarlos de esa manera, a dos hombres que por miedo también habían huido, aunque no para esconderse sino para buscar ayuda.

Antes de meterme de nuevo en la casa les dediqué una mirada de reproche.

Ante la mira de Garra de Halcón, los guardias adoptan una actitud seria y profesional, mirando a la nada.

TRANSCURRE ALGO MENOS DE MEDIA HORA.

- Riqueza Efímera termina de preparar la comida en la Finca Tien. Donde ya están Garra de Halcón, Viejo Patrón, Joven del Arrozal Dos y Ronjan el Pirata.

- Dulce Loto, Emisario del Dragón y Martillo Blanco llegan en este momento y se encuentran la mesa puesta en el patio. La han sacado fuera para comer al aire libre.

- Patán Sabio está terminando las compras en el Mercado. Aún tardará rato en llegar pues sus andares son lentos y pesados.

- Es la hora de comer, amigos. - Dijo Mazo golpeándose la tripa con sus dos enormes manazas. - Que mejor momento para sentarnos todos juntos y charlar sobre los temas que tenemos que decidir. -

Sacó su pellejo de licor de la cintura y lo levantó al cielo.

- Además, tenemos que brindar por mi nueva pupila, Dulce Loto. Todo ha salido bien. -

Saludó a todos y a cada uno de los que estaban allí con el pellejo, en un gesto algo gracioso y bebió un poco de él.

El licor entró en su garganta de lleno, quemándola. Después, se secó con la manga de su camisa y ocultó un eructo con el dorso de su mano.

- Eso si, no me pidáis que le enseñe modales, yo de eso no sé absolutamente nada. -

Cuando Martillo Blanco habló meneé la cabeza con pesar. Siempre tan alegre y despreocupado, hasta en los momentos menos oportunos.

- No creo que sea momento de celebrar nada- le reconvine mientras permanecía sentado-. Las circunstancias que han traído a estos hombres aquí son trágicas-. Miré entonces a Dulce Loto, luego bajé la vista-. Bambú no ha sido el único… Hay más Yomas en la región llevando dolor allí por donde pasan. Ellos están aquí porque les hemos prometido ayuda-.  Con un gesto de la cabeza señalé a Martillo Blanco-. Ahí está vuestro “héroe del Dragón”.

El viejo patrón de embarcación de río hace una profunda reverencia:

- "Excelencia..." -