Partida Rol por web

El joven ataviado con ropas de calidad hace lo propio.

- "Eminencia..." -

El otro joven parece algo intimidado por la presencia de Mazo.

- "Es un honor conoceros, noble señor. Soy Ronjan el Pirata." -

Copiando el comportamiento de los señores, Patán trató de negociar un precio por la comida, pero sólo consiguió miradas de reproche. ¿Quién respetaba hoy día a un automatón de la Edad de Oro?

Igualmente, trató de conseguir, a falta de espadas, una daga para las delicadas manos de Dulce Loto.

Con lo que pudo conseguir se volvió a la hacienda.

Mazo sonrió.

Se rascó la cabeza.

Volvió a sonreir, pero esta vez, con la cara extrañada, como si no entendiera nada de lo que estaba sucediendo por allí.

- Creo que te saludan a ti, Emisario del Dragón. - Dijo dándole con el codo sobre el brazo a su compañero de compras.

Aunque después, se dió cuenta que en realidad, esa gente le estaba saludando a él... cosa que realmente le incomodaba...

Sus mejillas se pusieron rojas, y su mano fue directamente a su nuca, para rascarsela aún desconcertado.

- Er... el honor es mío, seguro. - Dijo mirando a los tres invitados. - ¿Qué os trae por la hacienda Tien? -

PATAN SABIO:

- Cargas con 15 dinares de Emisario, que no te han querido cambiar por billetes koku. Llevas "raciones de río" (arroz, verduras y carne seca) para preparar 50 raciones. Portas un kimono de viaje marrón de buena calidad, un obi sencillo blanco, unos zuecos sencillos, un kimono nobiliario excelente de seda roja con estampado de grullas y flores, un obi rojo de gran calidad, unas sandalias elegantes y una sombrilla blanca elegante...

- Has comprometido a tu señor Riqueza al pago de 50 Koku al mercader de alimentos y de 4 óbolos de jade a la Señora Kuang por la ropa para Dulce Loto.

- No has conseguido que te cambiaran los 15 Dinares de plata de Emisario por billetes koku. Eso y el trato frío de la gente te distrae y en un momento dado tropiezas con un barril de pescado en salmuera que no has visto.

- Dejas caer todo lo que llevas y derrumbas un puesto de pescado entero al caerte con todo tu peso sobre la estructura, con tan mala suerte que hay pendiente y comienzas a rodar mercado abajo, aplastando puestos de verduras, cajas de madera y volcando barriles y contenedores de mercancías...

- Al llegar a los Muelles llevas una velocidad endiablada y caes a plomo las aguas del Río Hu a plomo.

- Tu último recuerdo antes de fundirse todo en la negrura es el de tu metálica cabeza impactando con una gran roca del fondo del río con una fuerza espantosa.

- A eso puedo responder yo - dijo Riqueza que regresaba de la cocina con una fuente que depositó sobre la mesa -. Parece que las presentaciones ya se han llevado a cabo, así que todo está bien. Pero sentaos - comentó al tiempo que él hacía lo propio -. Veréis, cuando fuimos al pueblo para comprar, nos dimos cuenta de que el pueblo andaba revuelto. No nos costó demasiado darnos cuenta que el foco de aquella agitación estabaen el muelle fluvial así que fuimos hacia allí lo más rápido posible. Lo reconozco, sentía curiosidad. En mi oficio, mantener la boca cerrada y las orejas bien abiertas es imprecindible - dijo con un alzamiento de hombros y una amplia sonrisa -. Allí se encontraba un buen amigo mío, el viejo Pu, que se encarga de los muelles. Él nos comentó que habían llegado dos barcazas con terribles noticias. Una procedía de la aldea de Mu, de donde son el joven Ronjan y el venerable anciano ahora sentados a la mesa - señaló al tiempo que su mano hacía un fluido movimiento hacia los dos invitados -. La otra había partido del Arrozal Dos bajo el gobierno de nuestro tercer invitado. Ambas barcazas hicieron una escala en Arrozal 1 antes de dirigirse hacia la capital para solicitar ayuda. Y todos ellos eran portadores de terribles noticias. El asesinato de cinco mujeres - dicho aquello guardó un instante de silencio para que Martillo Blanco, Emisario y Dulce Loto captaran la gravedad del asunto -. Una de ellas, la prometida de este joven - su tono fue respetuoso y contenido -. Lo que describieron fue demasiado trágico como para repetirlo y no es mi deseo avivar penas tan recientes. Pero todo apunta hacia los Yomas. Ellos necesitan ayuda y creo que los aquí presentes sabemos que su camino a la capital solo encontraría en los magistrados silencio y frustración. Yo me atreví a hablarles de vosotros - su mirada voló por un instante hacia Garra de Halcón y le sonrió con cara de circunstancias. No olvidaba lo que el joven hacendado había dicho llevado por el dolor. Garra era un guerrero y ciertas palabras podían doler. Riqueza por su parte, era un mercachifle de río y las humillaciones o un trato vejatorio no formaban sino una parte de su trabajo que aceptaba sin sentirse agraviado a estas alturas de su vida -. Y les ofrecí nuestra ayuda, vuestra ayuda. Pero quería que os conocierais, que ellos tuvieran la oportunidad de veros y saber que en mi boca no había falsedad alguna. Y además, porque intuyo que surgirán preguntas de una y otra parte.

Emisario del Dragón realizó todo el camino hasta la hacienda en silencio imaginándose que había sucedido para que sus compañeros se enteraran de esas malas noticias. Tenía ganas de llegar pero acompasó sus pasos a los de Dulce Loto, al igual que hizo Martillo Blanco. Pero no tardaron realmente mucho tiempo en llegar a la hacienda y nada más entrar se hizo una composición del lugar. La mesa estaba casi servida, olía a comida recien hecha y varias personas a los que no había visto antes estaban esperando en el patio. Procedió a presentarse a los tres hombres de forma discreta y se mantuvo en silencio escuchando las palabras de Garra de Halcón primero y después de Riqueza Efímera analizando todo lo que iban contando.

No le había pasado desapercibido el comentario de Garra de Halcón, como había hecho referencia a Martillo Blanco como "el héroe del Dragón de esos tres hombres", en las presentaciones, así que dejó que fueran los demás los que hablaran. De esa forma intentaría averiguar que es lo que tanto Riqueza como Garra había prometido y todos los detalles de la conversación.

Mala cosa si ya han muerto cinco mujeres... muchas muertes...

-Si quereis, tomemos asiento y comamos mientras hablamos. Esa comida se va a enfriar y sería de mala educación tener a estos invitados de pie mientras hablamos -dijo haciendo un gesto a la mesa preparada para comer.

Patán no dejaba de pedir perdón a los aldeanos según iba arrollando en su caída los puestos del mercado. Así no se dio cuenta de que la cuesta terminaba en los muelles. Mientras se hundía en el agua no dejó de pensar en cómo había fallado a Riqueza Efímera y a la Emperatriz Celeste. Pronto todo se apagó.

La reacción de Martillo ante los halagos fue la propia de un guerrero que no está cegado por el orgullo, que no se vanagloria de gestas pasadas. Aun así me seguía resultando incómodo que solo la afamada sangre que corría por sus venas les hubiese convencido de aceptar nuestra ayuda y no el hecho de que Riqueza o yo se la ofreciéramos.

Cuando miré al anciano pasé un momento de soslayo por Emisario. Estaba seguro de que él se hubiese revolcado en la autocomplacencia como un cerdo en el barro. Ya lo había demostrado él y los de su Templo utilizando un acto que podía considerarse bueno, como librar de bandidos la región, para justificar sus desmanes.

- Deja las falsas cortesías. Ellos ya están sentados, solo falta que tú les acompañes.

Riqueza rió internamente ante el comentario de Garra al monje para con el que mostraba tal inquina, aunque su rostro tan solo mostraba una amplia sonrisa. El chico es problemático y su rabia parece que le ciega ante lo evidente. Niega la realidad y diría que ni siquiera se ha dado cuenta de que el anciano y el joven se han puesto en pie para hacer una reverencia a los dragones, pensó.

- Eso, todo el mundo a la mesa. Hemos hecho cuanto hemos podido con lo que contábamos. Espero que sirva para satisfacer los estómagos de todos los presentes y especialmente de nuestros invitados. Mi padre siempre decía que un estómago lleno y contento era el principal camino hacia la felicidad, algo en lo que se afanaba siempre que tenía oportunidad. Claro que diría que el sake también contribuía - dijo con su habitual desparpajo -. Y bueno, decidme. ¿Cómo ha ido el tema de la tutela de Loto? ¿Todo bien, Emisario? - era evidente el esfuerzo del Lord Carroñero por evitar una acre respuesta del monje hacia Garra. Si querían discutir era asunto suyo, pero no ofrecerían una buena imagen ante aquellas personas que esperaban acogerse a su ayuda y protección. Riqueza pensó que si tuviera la edad y la fortaleza de Martillo Blanco, les arrearía un par de capones. Empezando por Garra.

- "Emisario del Dragón-sama. Creo que hablo en nombre de los tres si os digo que es un inmenso honor conocer a un diplomático tan insigne y famoso como vos." -

- "¡Príncipe de la Tierra! ¿Nos ayudaréis a vengar la salvaje atrocidad cometida contra mi prometida y su mejor amiga en Arrozal Dos? Si lo hacéis, juro serviros hasta el fin de mis días, Exaltado Señor." -

- "Er... Para mí también es todo un honor conocer a un monje del Templo de los Cinco Dragones. Con gusto os guiaré hasta Pueblo de Mu, noble señor." -

- Yo... - Dijo Mazo algo compungido. - A ver, primero comamos, que con el estómago lleno todos pensamos mejor. Además, la caminata me ha dado mucha hambre y bueno, no puedo pensar mucho con el estómago vacío. Sentiros como en vuestra casa. -

Mazo espero que Dulce Loto se sentara, antes de sentarse él en alguna silla vacía, sin orden establecido ni jerarquía.

- Llenemos nuestras tripas, y de paso, que cada uno nos explique con detalle lo que ha sucedido, por que el Emisario, Dulce Loto y yo acabamos de llegar y nos habéis pillado así como de sorpresa... -

Nada más llegar a la hacienda veo que han servido la mesa en el patio, casi parece que estén como en su propia casa, pero después de la ayuda que me están prestando, tampoco puedo decir que me incomode. Dedico una mirada a Garra de Halcón, noto que está incómodo pero casi parece ser su estado habitual, sonrío ligeramente cuando me mira, pero baja la mirada, mi cabeza niega por un momento, antes de que pueda decir algo o comentar cómo ha ido Riqueza aparece con la comida y explica la situación. Parece que las noticias corren rápido por el río y más allá, me fijo en los que han llegado, hago una suave inclinación de cabea, ya habrá tiempo para las presentaciones, parece que están mucho más interesados en que Martillo Blanco les ayude a encontrar al yoma o los yomas, seguro que son varios.

Cinco mujeres, nada menos que cinco, eso son muchas muertes, mientras me siento observo al joven, su prometida ha sido una de las víctimas.

Mi hermano fue poseído, sí, y mató a mis padres, casi me mata a mí, Maestro Garra de Halcón me protegió cuando lo intentó por segunda vez. 

Señalo el largo arañazo que recorre el pecho de Garra de Halcón.

Martillo Blanco, mi tutor, lo mató.

Me siento en una de las sillas, haciendo un gesto amplio para que el resto se siente.

Lamento escuchar tan malas noticias, pero donde hay uno hay más.

Suspiro ligeramente, miro al Lord Carroñero.

Todo ha ido bien, Emisario ha comprobado que esté todo correcto y que pueda viajar sin preocuparme por la finca y las tierras.

Sonrío ligeramente.

Mi tutor quiere enseñarme a usar la espada, pero preferiría que vos me enseñárais a usar esos aros, o quizás algo más pequeño como una daga, ¿lo haréis mientras viajamos? Quizás la próxima vez no pueda quedarme paralizada por el terror mientras soy atacada.

Todos se sientan alrededor de la mesa.

Las palabras de la anfitriona parecen haber tenido un efecto tranquilizador sobre los tres invitados, aunque ninguno parece predispuesto a repetir de nuevo las palabras que han dicho en los Muelles a Riqueza Efímera y a Garra de Halcón.

-Vayamos poco a poco... -levantó una mano silenciando a los tres recien llegados cuando se dirigieron a él y animándolos con un gesto a que tomaran asiento antes de seguir hablando- Sí, ciertamente Ríqueza -dijo Emisario mientras que tomaba asiento en la mesa no sin antes lanzar una mirada a Garra de Halcón que, para quienes no sabían nada de ellos, nada significaría, pero que dejó muy claro a los demás el concepto que él tenía de Garra- Todo ha ido bien. Es un proceso largo, tedioso. Muchos documentos y cláusulas para finalmente llegar al documento que realmente le importa a Dulce Loto. El administrador ha sido cortés en todo momento, facilitando todo lo que estaba en su mano. Y finalmente, ambos -dijo señalando con un gesto a Martillo Blanco y a la muchacha- firmaron los documentos, junto con él mismo, dando fé de que todos estaban conformes y de que la ley se cumplirá en todo momento. Dulce Loto no tiene nada que temer en relación con dejar la hacienda durante este tiempo que estará fuera. Pero deberá haber encontrado lo que busca cuando vuelva -dijo sin hacer mención a qué era lo que ella tenía que buscar delante de los tres desconocidos- En relación a la espada... -dijo mirando a Dulce Loto y asintiendo- ... mejor la daga, sí, es mejor opción.

Emisario se había sentado en la mesa, sí, pero no había hecho ademán de servirse comida, tal vez esperando a que el resto lo hicieran primero que él. Se volvió entonces hacia los tres hombres.

-En relación a sus palabras -comentó dirigiéndose al anciano- es agradable escuchar que mi nombre es conocido en estas tierras, pero simplemente hago mi trabajo, sin más -dijo quitando importancia a ese tema y pasando a mirar al que habían presentado como pirata- Muchas gracias por su ofrecimiento de ayuda respecto a guiarnos en el camino correcto hacia el pueblo de Mu -dijo sin profundizar sobre si irian o no, pero por ahora no quiso comprometerse más hasta no conocer que había pasado realmente y de que estaban hablando exactamente - Y en cuanto a ti -dijo mirando al joven del Arrozal Número Dos a la misma vez que su mirada se endurecía- No iré a vengar nada, joven. Esa clase de ira no conduce a ningún sitio ni a me incumbe a ese nivel lo sucedido. Si es verdad que existen esos Yomas, y lo descubriremos pronto, haré lo que esté en mi mano para eliminarlos. Pero no por venganza, sino porque es necesario y no deben permanecer ni un minuto más en la faz de esta tierra.

- Estupendo, me alegra que todo saliera bien - dijo Riqueza en alusión a los temas burocráticos de la tutela de Loto -. En cuanto a lo otro, mi docto amigo Emisario, no seas tan estricto con el joven. Ha perdido a su prometida a manos de un Yoma, y en tales casos, el deseo de justicia y de venganza van unidos. Y no seré yo quien le eche en cara tal deseo. Además, si su sed de justicia consistiera en desear la muerte de otro hombre, aún sería reprensible desde tu perspectiva, ¿pero por un Yoma? Quita, quita. El mejor Yoma es el Yoma muerto - dijo moviendo exageradamente la mano. Solo entonces pareció ser consciente de lo que estaba diciendo y de la presencia de Loto que hacía unos minutos había narrado la terrible experiencia vivida con su hermano. Carraspeó ligeramente y tosió un par de veces -. Y empecemos a comer o terminará por enfriarse todo - señaló al tiempo que se servía una generosa ración -. En cuanto a la tragedia de nuestros invitados, quizás no sea el mejor momento. Pero el tiempo corre en nuestra contra - sentenció antes de llevarse un bocado a la boca -. Mmm, eftá buenízimo - dijo antes de tragar ruidosamente -. La tragedia se ha cernido sobre sus vidas. Cinco personas han muerto, todas ellas mujeres. Y creo que no hace falta entrar en más detalles. Tres fueron... bueno, ocurrió en Mu. Las otras dos eran de Arrozal Dos. Eso quiere decir que se trata de dos grupos. En cuanto al número total de Yomas, lo ignoro, pero me atrevería a decir que son más de dos y no más de cinco. Y estas gentes necesitan ayuda. Ronjan, imagino que rastrearíais la zona y quizás vistéis huellas de quienes atacaron a vuestras mujeres. ¿Una idea quizás del número de enemigos?

- "No somos buenos rastreadores, lamentablemente. Sin embargo, estoy bastante seguro de que vuestra lógica es la correcta, Riqueza Efimera-san. Más de dos bestias, pues han actuado en dos sitios distintos en poco tiempo. Y probablemente hasta cinco seres, ya que en total hay cinco víctimas.

Lo que es seguro es que necesitamos de héroes y de valientes. Los monjes de los Cinco Dragones han ganado gran fama, tanto por sus victorias en los torneos de artes marciales, como por su absoluta victoria sobre los bandidos del bosque encantado.

Por otro lado, ya habéis comentado que Martillo-sama pulverizó a un Yoma aquí en Arrozal Uno. Demostrando a todas luces su heroismo y capacidad como guerrero." -

Cuando Emisario habló dejó claro de nuevo su hipocresía. Sí, la venganza no era el camino adecuado, lo sería siempre el de la Justicia, pero tal y como decía Riqueza se trataba de unos Yomas. Aun así al monje le seguía pareciendo reprensible, pero en cambio no lo era el atacar a una escuela hasta destruirla porque sus enseñanzas se remontaban a los Dorados. Ese había sido uno de sus argumentos en el juicio, una rancia venganza arrastrada por los siglos y puesta en práctica contra una humilde escuela que no había hecho nada por dañar a nadie. Claro que para él no era venganza, era algo con un nombre más bonito: parafraseándole debía considerar la desaparición de la Escuela del Halcón algo necesario, pues no debía permanecer ni un minuto más en la faz de la tierra. Igual que los Yoma.

Pensar en ello me revolvía el estómago y por ello comí con frugalidad sin disfrutar realmente de los platos.