Partida Rol por web

Se bambú…- me dije a mi mismo en cuanto escuché a Emisario abrir la boca.

- Espera- espeté con sequedad-. No tengo intención de repetir lo mismo dos veces- aclaré en un tono ligeramente más afable antes de aguardar a que Martillo Blanco se acercara a la mesa-. Riqueza me ha pedido que regrese para informaros de que Patán ha caído al Hu y de que quiere solucionarlo él solo. Él solo- repetí-. También quiere que ultimemos los detalles de nuestra salida para dar caza a esos despreciables Yoma. ¿Habéis hablado ya sobre ello?

La noche se les había echado encima y Riqueza juró para sus adentros. En aquellas condiciones no podía hacer nada. Pensó y decidió. Era hora de regresar a la hacienda Tien. Lo que tuviera que hacer en el plano privado debería esperar a mañana. Devolver a la señora Kuang sus mercancías, a Emisario su dinero y comprobar el estado de Patán. Además, debería separarse del resto del grupo y llevar a cabo el ritual de apaciguamiento destinado al dios Hu. Eso exigía planificar con detalle las próximas jornadas. Sus camaradas debían formar dos grupos e iniciar el viaje con la mayor premura posible, conducidos por el anciano de Mu y el joven de arrozal Dos. Después de acabado el ritual y confiando en su éxito, se uniría a ellos llevando consigo a Patán.

- Gracias, Pu, amigo mío - dijo tomando las manos del anciano y apretándolas firmemente -. Tu valía y ayuda serán recompensadas algún día. Ahora debo regresar a la hacienda de los Tien, antes de que la noche sea boca de lobo. Y confío en que mañana mismo, mis amigos partan para ayudar a las pobres gentes que hoy hemos acogido. Gracias de nuevo por todo - dijo Riqueza que empezó a alejarse.

- Riqueza Efímera emprende el camino hacia la Hacienda Tien.

Emisario esperó a que Martillo Blanco se uniera y a que Garra les contará las noticias que traía. Cuando las escuchó su rostro mostró una ligera sorpresa.

-Estabamos esperándoos para ultimarlos entre todos -dijo con un brillo fugaz en sus ojos- pero veo que la decisión es unánime y todos estamos de acuerdo en ir a eliminar a los yomas... -se volvió entonces hacia Dulce Loto y Martillo Blanco buscando su afirmación a tal hecho al entender por las palabras de Garra que tanto él como Riqueza y Patán tambien ansiaban hacerlo- ¿Y por qué Riqueza Efímera se empeña en salvar él solo a Patán? Entiendo que el fondo del Hu no es el lugar más apropiado para alguien como él y que conforme más tiempo pase dentro del agua y rodeado de lodo... peor será... -no hizo movimiento alguno para partir hacia el rio en busca de los dos compañeros, respetando la decisión de Riqueza, pero esperando una explicación de esas razones por parte de Garra.

Martillo Blanco...

Dulce Loto....

Riqueza Efimera...

Patán....

..... ummm y Garra...

¿Por qué Garra? No es de mi agrado que justo él sea uno de los que busco... pero el destino es imposible de adivinar y de predecir... si quiere venir vendrá, pero no tendrá mi voto de confianza hasta que vea que realmente merece la pena tenerlo en cuenta. No, más sentido tiene que el resto sí lo sean, pero él... ummmm

Deja pasar el tiempo y los acontecimientos... estos dirán Emisario...

- La Diosa Luna ilumina el firmamento nocturno en Cuarto Menguante.

- Durante las siguientes cuatro noches continuará menguando hasta desaparecer del cielo con la Luna Nueva. Un momento cósmico en el que las fuerzas de la Creación se encuentran en su momento más débil, y sus enemigos son más fuertes y osados.

- El tiempo es un factor muy a tener en cuenta. Todas las historias, mitos y leyendas sugieren que los Yoma se vuelven más fuertes cuando no hay Luna.

Tal vez el grupo debería dividirse...

Dos de vosotros podríais viajar a Pueblo de Mu, y los otros dos quedarse atrás cuando lleguéis a Arrozal Dos, para resolver la situación allí. Ya os alcanzarán cuando terminen.

Tal vez el grupo debería dividirse...

Dos de vosotros podríais viajar hasta Arrozal Dos, mientras los otros dos quedarse prosiguen viaje sin pausa hasta Pueblo de Mu, para resolver la situación allí. Ya les daréis alcance cuando terminéis.

Mazo salió de la casa, dónde había dejado la caza y los leños a buen recaudo y se acercó a los que allí estaban hablando tranquilamente.

Miró a cada uno y acto seguido, sonrió.

- Deberíamos separarnos. - Dijo sin más. - Dos grupos, uno a cada sitio. Si esperamos, es probable que los Yoma que atacan a la gente se harán más y más fuertes. -

Aunque eso no era algo que le importara mucho a Mazo.

Es más, esperaba un buen combate.

Y que Dulce Loto no salga herida.

CASI UNA HORA DESPUES DEL OCASO.

- Las razones que tenga Riqueza son suyas y yo no he tenido el descaro para preguntar por ellas- respondí incómodo-. Que el tiempo corre en nuestra contra puede ser una razón más que convincente. Ya deberíamos saber que Riqueza no hace nada sin razón y que cuantos se interponen tan solo estorban- me apresuré a añadir dedicando una mirada acusadora a Emisario en recuerdo de su desacertada intervención protegiendo al Yoma que instantes después había atacado a Dulce Loto.

Sé bambú…

- Poco importa- proseguí-. Martillo Blanco tiene razón: formar dos grupos es lo más adecuado. Pero ¿qué grupos?

Dejé la pregunta en el aire para que la respondiera otro. Así podía ganar algo de tiempo para prepararme para la opción que más detestaba.

- Ha pasado más tiempo del que parecía, ya es noche cerrada, y Riqueza regresa apesadumbrado a la Finca Tien.

- Encuentra en el patio interior a Dulce Loto, y Emisario del Dragón sentados a la mesa, mientras que Martillo Blanco y Garra de Halcón están de pie.

- Aparte de ellos cuatro, el único otro que está despierto es el centinela nocturno. Los sirvientes y los demás guardias duermen plácidamente.

El viaje de regreso se le hizo especialmente largo a Riqueza, pese a estar sumido en en toda una serie de reflexiones acerca de lo que debería hacer al día siguiente. Cuando traspasó las puertas de la hacienda, ni siquiera confiaba en llegar a ver a alguien, sospechando que ya todos se habrían retirado a descansar. Verlos aún en vela le sorprendió un tanto, y dadas las horas, supuso que estaban esperando su vuelta.

- Buenas noches a todos - dijo más serio de lo habitual en él -. Supongo que Garra de Halcón ya os ha informado acerca de lo ocurrido - dicho lo cual se desplomó más que sentó en una silla -. Estoy agotado.

Emisario miró a Garra y ni siquiera se dignó a contestarle a su clara provocación, así que siguió sentado a la mesa, esperando la llegada de Riqueza, que no se hizo esperar.

-Sí, nos ha contado que Patán ha caído al río -dijo levántandose al ver llegar a Riqueza y saludándolo con una pequeña inclinación de cabeza- y que no querías ayuda, por eso estabamos aquí, esperándote. ¿Que ha ocurrido? Veo que vienes solo... espero que eso no sean malas noticias...-dijo preocupado por el destino de Patán.

Riqueza miró un tanto sorprendido a Emisario. Alguien como él debería intuir la situación.

- Sí, malas noticias. Las peores - dijo serio y grave -. Por lo visto Patán sufrió algún tipo de problema. Ignoro qué y la causa del mismo, pero el tema es que cayó en el río Hu - Riqueza se frotó la cara con ambas manos -. En estas tierras, todo lo que cae al río y que no esté vivo, se considera una ofrenda al dios Hu. Nadie en su sano juicio ofendería al dios retirando la ofrenda de sus divinas manos, ni a las gentes de esta tierra. Nadie ha sabido explicarme lo ocurrido, pero es evidente que algo no iba bien. Cuando llegué esta tarde al pueblo me encontré con una situación muy desagradable. La mitad de los puestos destruidos, mercancías por el suelo... y deudas, muchas deudas. Por los destrozos y toda una serie de compras llevadas a cabo sin mi autorización, compras a las que no podía hacer frente. ¡Más de tres óbolos! - exclamó -. Ha sido muy humillante. Conozco a estas gentes de siempre, me he labrado una reputación y hoy, esa reputación se ha puesto en entredicho por una deuda imposible de amortizar. ¡Kimonos de lujo! ¡Incomprensible! He tenido que rogar, suplicar, clavarme de rodillas ante la señora Kuang para conseguir que aceptara la devolución de la mayor parte de lo comprado. Y aún así, los ahorros para hacer frente al resto del año casi se han perdido y será imposible que pueda volver a negociar con la señora Kuang en el futuro - el gemido que brotó de su garganta hablaba de su impotencia -. Un desastre absoluto. Y ni siquiera he podido ver el lugar en el que cayó Patán. Ya había oscurecido y al margen de mis problemas, estaba el tema de los yomas y sus ataques en Mu y Arrozal Dos.

Había tenido la esperanza de que al regresar Riqueza, Patán lo acompañase embarrado. Naturalmente, cuando apareció por la puerta tan pronto, fue obvio que de esos asuntos que tenía que solucionar el que realmente importaba no había sido solucionado

- Parece que al final no nos vamos a tener que dividir en dos grupos sino en tres. Lo ocurrido en Mu y Arrozal Dos debes ser solucionado cuanto antes, pero no podemos dejar a Patán en el río. Cuanto más tiempo pase allí más difícil resultará sacarlo…

Miré a Dulce Loto, que parecía ausente, luego a Riqueza.

- ¿La promesa de poner fin a la existencia de los Yomas que han mancillado sus orillas no bastaría para calmar al río Hu? ¿No contentaría también esa solución a los aldeanos?-. No parecía muy convencido-. ¿Se te ocurre otra cosa?

- Hay verdad en lo que dices, Garra de Halcón. Mu y Arrozal Dos deben contar con nuestra ayuda. Pero lo de Patán me exigirá tiempo - se frotó la frente cuyo ceño estaba fruncido -. No es algo que pueda hacer en un momento o de aquí al amanecer. Mi consejo es que partáis con las barcazas en las que han venido esos pobres hombres. Cuanto más nos demoremos, peor. Yo permaneceré aquí, en Arrozal Uno, intentando recuperar a Patán, pero reconozco que tengo miedo a no conseguirlo. Pero sea como sea, tanto si lo consigo como si no, os alcanzaré tan pronto pueda - un largo suspiro llenó el ambiente -. No habrá té preparado, ¿verdad?

Dulce Loto se levanta, parece cansada y desconcertada.

- "Claro, iré a preparar más té." -

Recoge la tetera y desaparece en dirección a la cocina.

Con la noche llegaba la calma. Las barcazas dejaban de navegar por el río y los pescadores volvían a sus casas. Y en la calma de la ribera el lodo del río se precipitaba en el fondo, sobre una extraña figura de bronce, lentamente...

Al llegar a la cocina lo encuentro todo mucho más limpio y recogido, se nota que los criados se han tomado en serio su trabajo. Pongo agua en una cazuela y la caliento al fuego.

Haré una buena cantidad, si sobra servirá para mañana calentándolo.

Mientras espero, sola en la cocina, pienso en todo lo que ha pasado. Desde la muerte de mis padres nada ha salido bien.

Mi hermano poseído por un demonio.

Un escalofrío recorre todo mi cuerpo solo de pensarlo. Aunque la idea de que mi hermano no haya sido responsable de esos atroces crímenes me reconforta un poco. Prefiero recordarlo como una víctima y no como un asesino loco.
Y ahora que había encontrado un grupo de personas que se preocupaban por mi y me protegían, incluso se habían ofrecido para tutelarme y sacarme de un aprieto, ahora que empezaban a ser como mi nueva familia, las circunstancias nos obligarían a separarnos. Pienso con tristeza en todo esto y sin darme apenas cuenta el agua del té ya está lista. Aparto la cazuela del fuego y añado el té. Mientras se mezcla con el agua preparo cinco tazas y las pongo sobre una bandeja, después traigo la tetera ya llena y me dispongo a volver a la mesa.
Los hombres siguen discutiendo sobre como vamos a dividirnos.
Me acerco y pongo la bandeja en la mesa, después coloco una taza enfrente de cada uno para luego ir sirviendo el té.
Mientras sirvo una duda me pasa por la mente. Seguramente no soy la más adecuada para plantear estas cuestiones, pero la preocupación vence a mi prudencia.

-Tengo una duda. digo mientras me siento. Si Riqueza Efímera tiene que quedarse a resolver el problema de Patán Sabio... ¿como vamos a localizar a los demonios? El es el único que podría distinguirlos gracias a su arma mágica. Hago una pausa y miro a los demás. Ya habéis visto lo difícil que resulta desenmascararlos.

Vienen a mi mente los recuerdos de cuando Bambú, o ese demonio que lo poseía, me acusó de asesinar a mis padres y muchos dudaron, aún conociéndome. Sería mucho más difícil cuando nos enfrentáramos a personas desconocidas.