Partida Rol por web

- Buenos días, viejo amigo. Madrugas, ¿eh? Nada como este frescor matutino para despejar la cabeza. Bien, muchachos, iré al sampang y bajaré unas cosas.

Tal y como había dicho, se encaminó presuroso hacia su barcaza, saludando con la mano a las tripulaciones de Mu y Arrozal Dos. Tras trastear un rato, salió con las prendas de viaje de Loto y dos bolsas con raciones de comida para una semana.

- Tened. Esta para ti, Garra de Halcón y esta para ti, Martillo Blanco. Esto es para Loto - dijo sonriente Riqueza -. Patán siempre tuvo buen ojo para estas cosas, así que estoy seguro de que te sentarán bien y que su calidad será incuestionable. Cuídate mucho, muchacha - dijo tomando de las manos a la doncella - y perdona el atrevimiento de este casi anciano - sus palabras fueron acompañadas de un suave beso en las palmas -. Martillo Blanco, sé que lo harás bien y que la protegerás. Garra, Emisario, uno nunca sabe dónde puede aguardar una amistad. Velad el uno por el otro y manteneos unidos y fuertes. Dioses - dijo meneando la cabeza un tanto apesadumbrado -. Me gustaría partir tanto con vosotros.... Pero no irá más allá de un par de días. O eso espero. Os buscaré y daré con vosotros cuanto antes. Mientras tanto, forjad vuestra suerte y confiad en vuestras fuerzas.

- "El cielo presagia buen tiempo para hoy y las aguas del río están apacibles." - El encargado del muelle dice esto con tristeza, como si fuesen malas noticias.

- "Creo que esto significa que el dios Hu considera el sacrificio de Patán como una buena ofrenda y que está satisfecho." -

El hombre niega con la cabeza, tristemente, pues en su mente no ve manera posible de recuperar al automatón del río.

En las afueras, sobre una colina muy cercana al río hay un templete que es un santuario al dios Hu. No hay sacerdote que lo cuide, sino que el pueblo entero se ocupa de que el lugar esté siempre limpio y en buen estado, y que siempre haya al menos una vela encendida en el altar.

El santuario en sí, aunque es un símbolo de la devoción del pueblo al dios del río, no se utiliza demasiado. Los pescadores y los que navegan el río prefieren rezar y hacer las ofrendas directamente desde sus embarcaciones. Así que el templete lo usan para orar y rezar sobretodo quienes nunca navegan ni pescan, como los campesinos que trabajan en los arrozales.

- "Buenos días. El bote para Pueblo de Mu está listo para zarpar. Ronjan irá con nosotros, pero como la embarcación es pequeña, dos de mis marineros se quedarán aquí y regresarán por tierra a Mu. Con eso tengo dos plazas libres. Quienes vayan a acompañarnos a Mu pueden embarcar ya. Ronjan les ayudará con el equipaje." -

- "Claro, díganme qué bultos hay que embarcar." -

- "Propicios días, nobles señores." - Dice con una reverencia dedicada a todos, pero que en realidad obedece a la presencia de los dos Vástagos del Dragón.

- "En mi embarcación hay dos marineros que viajan conmigo, pero hay espacio para dos pasajeros y su equipaje. Viajarán en mi camarote y yo me quedaré en cubierta. ¿Quienes van a embarcar hacia el Arrozal Dos?" -

Dos marineros bajan del shampang para ayudar con los equipajes que les indiquen.

- ¡Buenos días a todos! - Saludó Mazo con la mano a todos los que acababan de aparecer. - Es un buen día para salir en barco, y mejor día aún para cazar unos demonios. -

El grandullón sólo llevaba un saco en la espalda, con la carne en salazón del ciervo. Lo dejó en el suelo y le dijo a uno de los marineros que repartiera esas provisiones equitativamente para los tres grupos, mientras se giraba para mirar a Dulce Loto, la cual estaba allí callada.

- Dulce Loto, hoy comienza tu viaje y tu entrenamiento. Al parecer, me toca a mí ser el primero en enseñarte cosas, así que cuando quieras, comenzaremos a entrenar tus conocimientos de combate y sobre todo, a convertirte en una doncella fuerte y resistente. Ya tendrán tiempo los demás en enseñarte lo que saben. Pero el primero, ¡soy yo! - Concluyó señalándose con el dedo pulgar el pecho.

Volvió a mirar a los invitados que vinieron a pedir ayuda y asintió con la cabeza.

- Dulce Loto y yo iremos al Arrozal Número Dos. Ya nos encontraremos con los demás cuando sea necesario o cuando terminemos lo que vamos a hacer. - Dijo mirando al Joven del Arrozal. - Y dejemos el camarote para que la doncella duerma tranquila. Prefiero estar en la cubierta contigo, así puedo admirar el paisaje. -

-Gracias Riqueza Efímera. digo al recibir el paquete con mis nuevas ropas y ante el gesto cariñoso que tiene conmigo al besar mis manos. Espero que pronto podamos reencontrarnos. Yo misma agradeceré a Patán Sabio el haberme elegido las ropas con un beso. Rezaré por vosotros para que los Dioses os sean favorables. Me abalanzo sobre él y le doy un fuerte beso en la mejilla. Te traerá suerte, ya verás.

Espero mientras Riqueza Efímera habla con Martillo Blanco, Emisario del Dragón y el Maestro Garra de Halcón y les da sus provisiones. Cuando acaba de hablar me acerco a ellos para despedirme.

-Emisario del Dragón cuídate mucho y ten mucho cuidado. Le doy un abrazo y le beso en la mejilla.

Me giro hacia el Maestro Garra de Halcón.

-Maestro Garra de Halcón estoy segura que conseguirás volver sano y salvo. Le abrazo también y le doy otro beso en la mejilla. Cuídate mucho, quiero volver a verte pronto.

Mientras me despido el Viejo Pu nos dice que el río está apacible y hará buen tiempo para navegar y achaca estos buenos augurios a la ofrenda de Patán Sabio. Un sentimiento de tristeza me invade.

Espero que a Riqueza Efímera se le ocurra algo brillante, estos campesinos no se lo van a poner nada fácil.

Mientras pienso en esto un anciano y un joven vienen a buscarnos. Cada uno con un destino distinto: Arrozal Dos o el pueblo de Mu.

-Cuando quieras Martillo Blanco, yo ya estoy lista. Unos marineros se ofrecen a subir nuestro equipaje.Yo solo tengo este paquete. Les señalo el bulto que Riqueza Efímera me ha dado. Como quieras Martillo Blanco, estoy dispuesta a aprender todo lo que pueda.

Tenía que poder devolverles todos los favores y sacrificios que estaban realizando por mí. Así que debía esforzarme al máximo para aprender y poder ayudarles.

- Emisario y Garra se quedan perplejos ante las palabras de Martillo. Aparentemente la decisión de anoche era que él y Loto fuesen a Mu.

- En Mu aparecieron tres cadáveres, en Arrozal Dos fueron dos víctimas. Es extraño que un guerrero valiente como Martillo esté ahora buscando el que parece el desafío más fácil a primera vista...

El muchacho cuya prometida murió hace poco de la manera más vil y horrible hace una profunda reverencia ante Martillo Blanco, contento de que sea él el héroe que vengará a su prometida y a la amiga de la familia fallecida también.

Él mismo toma el paquete de Dulce Loto en sus manos, rechazando a los marineros con un gesto. Después se encamina a la embarcación para dejar las cosas de Dulce Loto en el camarote de la misma.

Un marinero toma una de las bolsas de provisiones que le ha dado Martillo y la lleva a la diminuta cocina de la embarcación.

Ronjan agradece a Martillo Blanco el paquete de carne de ciervo que le ha entregado y lo lleva a bordo de la embarcación que se dirigirá al Pueblo de Mu.

Finalmente había llegado el momento de partir y la prueba en la que debía afrontar el viaje acompañado. Por el bien de las gentes de Arrozal Número Dos y el pueblo de Mu debía tragarme el orgullo y desprecio que sentía cada vez que veía la cara al bastardo de Emisario. Lo tomaría como una oportunidad para poner en práctica los consejos del Lord Carroñero.

Me acerqué a Riqueza cuando me ofreció la bolsa con alimento sin esperar en ningún momento el comentario que haría después, y en el que proponía que entre Emisario y yo podía surgir una amistad. Con gesto hosco cogí la bolsa y la eché a mis hombros sin corresponder a sus buenos deseos para el viaje.

Luego tocó la despedida de Dulce Loto a la que reaccioné con sorpresa cuando me rodeó con sus brazos y me plantó un beso en la mejilla. Aquel comportamiento era más propio de una chiquilla que de la señora de una casa, pero es que ella se había convertido en señora de la noche a la mañana y en las peores circunstancias.

- Buen viaje Dulce Loto- le deseé todavía incómodo por la muestra de afecto-. Cuida de ella- añadí dirigiéndome a Martillo Blanco con un matiz de amenaza.

Me acerqué a la embarcación de Mu tras escuchar a Martillo Blanco. No era lo que habíamos hablado la noche anterior, pero consideré que era la mejor opción: si debía proteger a Dulce Loto le resultaría más sencillo frente a dos yomas, si es que finalmente eran dos, que a los tres que suponíamos que podía haber en Mu. Además miré con buenos ojos que dejase a Dulce Loto el camarote pues no era lo más adecuado que ella durmiese en la misma habitación que otro hombre.

Emisario recorrió el camino hacia los muelles en silencio, sumido en sus pensamientos. Se quedó el último y pudo observar detenidamente a cada uno de los miembros de aquel grupo, tan desigual, pero unido por un fin. Cuando ante su vista se descubrieron los muelles, vio que todos estaban preparados ya para la partida, cosa que no le sorprendió en absoluto, ya que tanto el anciano como el joven ansiaban volver y poner fin a aquella pesadilla que había invadido sus tierras. Vio como Riqueza subia a su sampang para recoger los víveres que había quedado en suministrarles a los dos grupos y las ropas que Patán había elegido para Dulce Loto y ni siquiera pestañeó cuando este le dio a Garra la bolsa con la comida que de aqui en adelante tendrían que compartir. Tampoco se le pasó por alto el lenguaje corporal de Garra desde que se había despertado y que no había cambiado en absoluto en todo el viaje y ahora, al recoger la bolsa que Riqueza le había dado. Iba a ser un camino largo en su compañia... Emisario se acercó a Riqueza y se despidió de él- Gracias por las provisiones, Riqueza. Esperaremos tu presencia entre nosotros, y espero que sea rápida esa llegada. En cuando a la amistad... solo los Dragones conocen el futuro -dijo sin profundizar más en el tema- Dulce Loto... -el gesto imprevisto de la muchacha lo pilló por sorpresa, no era muy normal que nadie se abrazara a un Vástago de los Dragones con tanta confianza y libertad, pero no dijo nada al respecto, ni siquiera un gesto que lo demostrara ni como se tomaba él mismo aquello- Dulce Loto, cuídate. Nos veremos pronto. Cuando ella lo soltó, Emisario dirigió sus pasos al barco del anciano que los llevaría a Mu. Echó una breve mirada a cubierta y a Garra, a su lado, para finalmente detener su mirada en Martillo Blanco. ¿Por qué había cambiado los planes a última hora? Arrugó levemente el ceño y su voz sonó ligeramente queda cuando habló. -Martillo, ten cuidado -dijo, haciendo una pequeña pausa en la que no separó sus ojos de los de el enorme vástago del dragón- Y protege a Dulce Loto.

Agito suavemente la mano en símbolo de despedida, con un gesto que parece desganado pero que es fruto de la tristeza de ver partir a mis dos amigos hacia un peligro. Por unos instantes se me olvida que junto a Martillo Blanco yo me veré obligada de enfrentarme a otros. - ¡Adiós Maestro Garra de Halcón, adiós Emisario del Dragón! - Les grito mientras comienzan a embarcar hacia Mu. Unas pequeñas lágrimas asoman por cada uno de mis ojos y caen por mis mejillas. Había intentado no llorar, pero en el último momento las emociones me habían traicionado. Paso mis manos por la cara intentando secar las lágrimas y mientras me dirijo a nuestra embarcación me despido con la mano de Riqueza Efímera. - Adiós Riqueza Efímera. Suerte con Patán Sabio, estoy segura que lo conseguirás. - Subo a nuestra embarcación y espero a que Martillo Blanco haga lo mismo. Él me dirá donde tengo que instalarme. Miro a mi alrededor. Dirijo la mirada a mis amigos y en silencio comienzo una plegaria de protección por sus vidas. Ojalá los Dioses sean generosos con nosotros.

Mazo saltó a la cubierta del barco, haciendo que este se hundiera un poco con el peso del Exaltado, pero al cabo de unos segundos, todo volvió a la normalidad. Era un buen transporte y no habría ningún problema que nos dejara tirados en el medio del camino.

El hombretón miró a Dulce Loto y después, al Joven del Arrozal.

- Amigo, ¿podrías indicarle a Dulce Loto cual es tu camarote? Así podrá descansar si es lo que quiere, o viajar aquí en la cubierta con nosotros hasta que sea la hora de descansar. - Dijo el grandullón y acto seguido, miró a Dulce Loto. - Puedes acomodarte allí, yo no iré a molestarte ni nadie en este barco... por lo menos no hasta que comience el entrenamiento. Estoy seguro que deparas muchas sorpresas que aún no sabes... -

Después, Martillo Blanco miró a sus compañeros. A los que se quedaban allí y a los que partían con otro destino.

- ¡Que los Dragones os acompañen! ¡Buen y próspero viaje y mucha suerte con la misión! - Gritó a los cuatro vientos.

Riqueza los vio montar en las respectivas barcazas. Hacía poco que los conocía pero sintió el dolor de la pérdida pese a todo, aun a sabiendas de que en breve los vería. O eso esperaba. Debían enfrentarse a mil peligros y los yoma no eran algo a tomarse en broma. La muerte era un destino poco halagüeño pero no por ello real. Saludó con la mano cuando abandonaron el muelle y permaneció allí hasta que desaparecieron a la vuelta de un recodo del río Hu.

- Bien, amigo Pu - dijo volviéndose hacia el anciano -. Es hora de ver dónde se encuentra Patán y ver qué puedo hacer para salvarlo. Dime, ¿podrías encargarte tú de devolver a la señora Kuang las mercancías compradas por Patán y pagar el dinero que debo? Me harías un gran favor. Yo mismo te daré unas monedas para el pago.

- "Ya me habéis pagado, Riqueza-san. Trayendo al pueblo a ese héroe grandullón que acabó con Bambú. El chico siempre había sido malo, ¿pero quién se hubiese imaginado que era un Yoma disfrazado?

Con gusto me ocuparé de esos recados." - Dice aceptando el paquete con las ropas a devolver y las monedas a pagar a la Señora Kuang.

MEDIA HORA DESPUES DEL ALBA.

- Garra de Halcón y Emisario del Dragón se han quedado de piedra.

- A última hora, por capricho de Martillo Blanco, a ellos dos les ha tocado el desafío más difícil.

- Seguramente lo ha hecho por salvaguardar a Dulce Loto, pero muy bien podría haberlos condenado a los dos rivales a lo que muy bien podría ser ahora una misión suicida.

- Las dos embarcaciones han zarpado ya, y se alejan por el río dejando atrás el Arrozal número uno.

- La embarcación pilotada por el Anciano Patrón es más pequeña y ligera, tal vez resulte algo más rápida. Tiene que viajar más lejos, a Pueblo de Mu. Es la que lleva a bordo a Emisario y a Garra. Sin marineros que les ayuden, ambos deben arrimar el hombro con las velas, siguiendo las instrucciones del Anciano, que es quien maneja el timón.

- El shampang más grande, y algo más lujoso, del Joven de Arrozal Dos, va detrás, algo distanciado. Junto con dos marineros, en esa embarcación viajan también Dulce Loto y Martillo Blanco. Con rumbo a Arrozal Dos, un pueblo cercano.