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Exaltado. - Episodio Uno: Los veintidós demonios.

Reino de Wu: 6) Pueblo de Mu.

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12/03/2012, 17:51
Director

RIQUEZA EFIMERA:

- Está anocheciendo y ninguno de vuestros compañeros están aquí, aunque parece que todos han pasado por el pueblo.

- Te parece que el cuervo de Ojos Rojos se ha quedado fuera. Supones que debe estar sobre el tejado de la Casa de Té. Tal vez podrías hablar con el cuervo y decirle que su amo ya puede entrar en Pueblo de Mu, infiltrándose sigilosamente al amparo de la noche.

- Ojos Rojos fue notablemente sigiloso cuando abordó tu embarcación, y su poderosa herencia demoníaca puede que le permita detectar la presencia de Yomas.

- De día le resulta difícil ocultarse, y si entrara en el pueblo a plena luz del Sol sería atacado por la milicia y posiblemente también por la población común. Sin embargo, el Sol se acaba de poner, y esta noche no hay Luna. La oscuridad será casi total en las calles del pueblo.

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12/03/2012, 21:18
Riqueza Efímera.

Riqueza tomó con gusto el sake caliente servido. Era más que evidente que las gentes de Mu solo deseaban ver lo que querían. Pero el Lord Carroñero entendía las debilidades humanas. Reconocer que el alguacil o la miliciana eran Yomas, equivalía a reconocer que cualquiera podía serlo y ello solo tendría una consecuencia. Un estado de psicosis que acabaría con la muerte de inocentes ante el más mínimo atisbo de posesión.

-Mmm, creo que he bebido demasiado -señaló-. Entre eso y las terribles noticias narradas... Creo que saldré fuera un segundo para que me dé el aire y despejarme. Pero por favor, no os vayáis. Regresaré de inmediato. Estoy seguro que Patán podrá amenizar mi ausencia con una de sus increíbles historias. Es un magnífico cuentacuentos -dijo guiñando un ojo a Patán. Sabía que este respondería a su gesto y que entendería que su pequeña y breve salida obedecía a algo más importante que un posible mareo.

Dicho aquello y tras una leve inclinación, salió del salón de té.

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12/03/2012, 21:24
Riqueza Efímera.

Ya fuera, Riqueza se llevó las manos a la espalda, a la altura de los riñones e hizo varios movimientos de cara a desentumecer sus lumbares. No era sino la excusa para poder mirar en derredor con disimulo y comprobar la presencia del cuervo de Tiwoka.

Hurgó en sus bolsillos y extrajo unos pocos granos de arroz que arrojó al suelo.

-Cuervo bonito, ven, ven. Riqueza tiene un poco de arroz para ti -dijo al tiempo que se acuclillaba y confiaba en que el cuervo se posara a su lado. Aquel no era un animal normal y de todos era además sabido, que el cuervo era la más sabia de todas las aves. Cuando el cuervo se posó en el suelo para picotear el arroz, mirándole con un ojo clavado en él, Riqueza comenzó a murmurar en medio de la conversación que mantenía con el pájaro-. Venga, come. No te voy a hacer nada. Que tu amo entre en Mu en medio de la noche. Con todo el sigilo del que pueda hacer gala. Eso es, así, así -dijo palmoteando como un niño-. Es casi seguro que hay algún Yoma. Ya no tengo más. Que no se enfrente solo y que de dar conmigo si lo descubre.

Riqueza se puso en pie y sin mirar atrás, entró en el salón de té.

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12/03/2012, 21:33
Riqueza Efímera.

No habían sido ni cinco minutos los que Riqueza tardó en regresar.

-Creo que me serviré otra taza de té. Queda demostrado que me estoy haciendo viejo y que mi resitencia al sake ya no es la que era -dijo con un tono de lamentación-. Soy como el cuervo viejo que ya no le sirve a su amo ni de mensajero -dijo lanzando una mirada de reojo a Patán-. He estado dándole vueltas a todo esto. Ronjan, ¿por qué crees que el monje atacó a vuestra miliciana sin razón alguna? ¿Por qué creéis que estaba endemoniado?

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12/03/2012, 22:22
Garra Osea.

Garra Osea aguarda sobre el tejado de la Casa de Té. En un momento dado, ya de noche, ve a Riqueza Efímera salir a la calle y llamarle:

-Cuervo bonito, ven, ven. Riqueza tiene un poco de arroz para ti -

El comerciante se acuclilla y echa arroz al suelo. El cuervo acude para picotear el arroz, pero vigilando al mercader con un ojo clavado en él.

El comerciante entonces le habla, intercalando susurros:

- Venga, come. No te voy a hacer nada. Que tu amo entre en Mu en medio de la noche. Con todo el sigilo del que pueda hacer gala. Eso es, así, así - dice, palmoteando como un niño-. Es casi seguro que hay algún Yoma. Ya no tengo más. Que no se enfrente solo y que de dar conmigo si lo descubre.

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12/03/2012, 22:25
Ronjan el Pirata.

- "Yo no lo presencié, pero me contaron que habían ido a investigar el callejón donde aquella misma mañana se habían encontrado tres víctimas, tres bellas mujeres que trabajaban en este establecimiento, las tres con signos evidentes de haber sido torturadas y violadas, y sus entrañas arrancadas...

La Miliciana Lia Hong les hacía de guía. Entonces el Maestro Garra de Halcón saltó como un mono, hasta lo alto de un tejado... de un edificio de dos pisos...

Sin previo aviso y a traición, el monje desenvainó su espada y le cortó una mano a Lia Hong. Ella suplicó pidiendo clemencia y ayuda a quienes pasaban por la calle principal, que se quedaron horrorizados por completo al ver esto. El monje no tuvo piedad y la atravesó de parte a parte con su espada.

Era una mujer bella, inteligente, servicial y leal. Una verdadera servidora de la comunidad.

La única explicación aparente para este atroz crímen, o eso piensan muchos, es que el monje fuese en realidad un Yoma.

Según cuentan, el asesinato del Alguacil Mu Teselas a manos de Garra de Halcón fue también un acto traicionero, pues le rompió el cuello cuando menos se lo esperaba." -

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12/03/2012, 22:31
Anciano Patrón.

- "Monjes o demonios, en cualquier caso esos dos son verdaderamente temibles. El pueblo entero se quedó atemorizado y consternado por sus actos.

Pese a todo, los nobles de Quince se los llevaron enseguida en su lujosa embarcación. Al parecer estaban empeñados en llevar ayuda para su Arrozal." -

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14/03/2012, 01:43
[RIP] Ojos Rojos.

La noche avanza mientras yo aguardo el momento preciso para infiltrarme en el Pueblo de Mu, Riqueza Efímera, a través de Garra Ósea me ha dicho que debo entrar y reunirme con él. En cualquier ocasión me lo habría pensado, pues este pueblo se ve más protegido, con empalizadas, fosos y hasta una milicia rondando, pero no esta noche. La luna nueva me da unas energías aterradoramente agradables, por lo que me siento confiado y pienso que nada puede vencerme.

Sin pensarlo dos veces, camino sigilosamente hasta cierta distancia de la empalizada donde veo los fosos con estacas, las torres con arqueros y la puerta cerrada. Sonrío de emoción antes de dar un impresionante salto con el que atravieso la distancia sobre el foso y me afirmo de lo alto de la empalizada, luego salto igual de silenciosamente a la calle del otro lado. He logrado la primera parte de mi objetivo, que era entrar al pueblo. Lo que sigue ahora es reunirme con Riqueza Efímera y Patán Sabio para escucharlos.

Cierro los ojos y me concentro en compartir la vista con Garra Ósea, quien me muestra desde su posición, la ubicación actual de mis compañeros. Abro los ojos, ya sabiendo donde dirigirme. De un salto llego sobre el tejado más cercano: 

"Siempre he sido más hábil sobre ellos, conozco su resistencia y sé como pisar sobre ellos sin hacer ruido, además de la protección que me brindan a los ojos del suelo."

Comienzo a saltar de tejado en tejado sin generar ni el más mínimo ruido en dirección a la Casa de Té. Siento como la noche me hace poderoso e intento utilizar lo que me brinda, a pesar de saber que es una sensación impía, pero las circunstancias pueden más que los argumentos. Dejo que mis habilidades me lleven sobre el tejado de aquel edificio sin que nadie me vea.

Al cabo de pocos minutos llego al edificio del frente de la Casa del Té. Permanezco ahí, oculto como una sombra, hasta que momentos después salen de allí Riqueza Efímera y Patán Sabio. Hago que Garra Ósea vuele hacía mí y llame la atención de la pareja. Después de que mi fiel compañero lo hace y emite un graznido para llamar su atención, escucho mi nombre original pronunciado de los labios de Riqueza Efímera como un susurro, imposible de escuchar para mortales pero claro para mí. Estos se acercan, por lo que puedo hablarles:

 - "Riqueza, Patán. Los he estado esperando."

Los ojos rojos en mi rostro brillan con un resplandor preternatural, algo macabro que no habían visto al no compartir conmigo la falta de luz. Es como el de los depredadores nocturnos. Cubriéndome con la sabana, bajo habilmente desde el tejado para quedar delante de ellos sin hacer un solo sonido. Riqueza Efímera me habla de como Garra Ósea cumple con su trabajo, a lo que respondo orgulloso:

 - "Así es, Garra Ósea es mi fiel compañero."

Luego Patán Sabio expresa su alegría de que yo no haya tenido problemas en infiltrarme. El Automatón, a medida que ha ido perdiendo el miedo a mí, ha demostrado ser un ser muy amable y cercano. Me da mucho gusto compartir con él y con Riqueza Efímera. Respondo a sus palabras con humildad forzada:

 - "Para nada. Los humanos son ciegos, sordos y confiados."

Lo que es cierto, pues los humanos nunca sospechan y al no verme y no oírme, siquiera se les pasa por la cabeza que alguien pueda haberlos eludido de esa manera. Una vez atravesando la defensa externa, nada es un problema real. Riqueza Efímera se preocupa de que algún ojo indiscreto pueda verme, pero mi oído me tiene alertado de todo lo que ocurre en el pueblo, por lo que le contesto para intentar relajarlo:

 - "Nadie se acerca. Oigo a todas las personas del pueblo. La guardia está lejos y la gente en sus casas cena en paz. Nadie nos molestará por ahora."

Así es, pues escucho a cada campesino de las casa de alrededor dar cuenta de su cena y dormir. Incluso escucho los pesados pasos de la guardia, compuesta por dos milicianos, que en este momento están a varias calles de aquí, sin intenciones de acercarse.

Luego escucho todas las explicaciones que Riqueza Efímera me cuenta, todos los datos, todo lo que es relevante acerca de lo sucedido en el pueblo. El asesinato de dos posibles Yomas por parte de sus otros compañeros, los asesinatos, la forma y fechas en que habían sucedido y por último sus sospechas. Pregunto por ellas, pues si no han sucedido más asesinatos desde la muerte de las dos personas sospechosas, no entiendo el por qué de las dudas:

 - "Es una lastima. Eso no deja bien la reputación de tu grupo. ¿Estás completamente seguro de que hay un Yoma por aquí? ¿Pero si no han habido muertes desde eso, por que piensas que aun hay Yomas aquí?"

El Lord Carroñero me contesta con humildad y argumentos que dejan entre ver que es un hombre muy precavido. Según el dicho, un hombre precavido vale por dos. Es bueno saber eso de mi compañero, habla bien de como puedo confiar en su juicio:

 - "Tu inteligencia es grande. Eres precavido a un punto que no puedo imaginar. Denme un momento para concentrarme. Si está por aquí, le encontraré."

Cierro mis ojos y guardo absoluto silencio mientras uso mi poder sobrenatural para alinear mis sentidos a las energías infernales. Concentro ese poder, esa energía y dejo que inunde mis sentidos para detectar a todo lo proveniente de la energía del infierno. Mantengo los ojos cerrados mientras dejo que ese poder se expanda en mi interior y nutra mis células.

Al instante, una serie de imágenes inunda mi cabeza, imágenes de hace unos días, residuos del sufrimiento sufrido, algo tan agudo que deja una marca en el tejido de la existencia. Veo a las mujeres ser secuestradas en esta misma calle durante la noche, ser golpeadas y dejadas inconscientes. Veo como las llevan a una cabaña en el arrozal donde las violan sádicamente, las matan y las evisceran. Los demonios, dos machos y una hembra devoran sus entrañas. ¡Cuanto placer sienten aquellas repugnantes criaturas al devorar esa zona poluta del cuerpo humano!

Luego mis sentidos se posan en el presente. Siento hambre, hambre de entrañas humanas. Siento la corriente de energía, proviene del centro de la ciudad, y Garra Ósea, conectado a mis sentidos, vuela en esa dirección para detectar la fuente. Veo claramente la casa del Alcalde y sé que hay una presencia demoníaca en ella, esperando, hambrienta. Susurro palabras mientras mantengo los ojos cerrados, concentrado y mientras mis ojos se mueven bajo los parpados rápidamente, como viendo miles de imagenes a la vez:

 - "Mujeres... casucha... visceras... tres... ¡Hambre! ¡Mucha hambre!"

La historia y los recuerdos son aun confusos en mi mente, pero lo que tengo más que claro es que el Yoma que aun vive matará esta misma noche si no se le detiene de inmediato. De pronto mis ojos se abren de golpe y mis palabras se agolpan en mi boca:

 - "La casa del alcalde. ¡Ahora!"

Todo tiene sentido ahora. Eran tres Yomas, dos machos y una hembra. Los compañeros de Riqueza Efímera y Patán Sabio acabaron con un macho y la hembra, pero el más hábil de ellos se ocultó y usó su mascarada de mortal poderoso para obligarlos a irse sin atraparlo. Miro a Riqueza y a Patán para hablarles, ya vuelto en mí:

 - "Eran tres Yomas, dos ya no están pero queda uno que tiene hambre. Está en la casa del Alcalde ahora. Puedo sentirlo..."

Así es, siento su hambre y siento su energía impía inundando el ambiente. Es poderoso, una bestia de un poder imposible para un mortal, claro y bien definido. Está en esa casa y debo detenerlo antes de que dañe a algún inocente. Sin pensar más tomo una decisión:

 - "Solo yo puedo llegar. Lo haré solo."

Mis palabras son decididas a pesar de las protestas de mis compañeros, quienes parecen preocupados por mi bienestar, especialmente Riqueza Efímera, quien suena como un padre preocupado. Es una sensación extraña, mi padre, digamos que no se preocupa mucho por mí, por lo que jamás había sentido lo que siento ahora. Es cálido y extraño para mí. Pienso en ellos acercándose al Yoma y luchando con sus cuerpos frágiles, siendo dañados y muriendo. No quiero eso, quiero que vivan largo y no quiero que sufran. Respondo a sus palabras con determinación y sin miedo alguno:

 - "La muerte siempre me acompaña, ya no temo su compañía. No quiero que se pongan en peligro. Yo iré y luego huiré. Prefiero que preparen el sampan para darme refugio si no puedo llegar a otro lado."

En realidad es una excusa, pero quiero que estén lejos del peligro. Me he encariñado con ambos y no deseo verles sufrir daño alguno. No conozco el poder de los Yomas, pero he visto demonios matando mortales y la crueldad con que lo hacen es algo que no deseo para tan buenas personas como ellos. Miro a mis compañeros y me despido, con un gesto de mi cabeza, para luego saltar sobre el tejado y perderme en la noche. Ellos se quedan detrás mio pensando en como ayudarme indirectamente y aun eso deseo que no hagan, pues recuerdo las imágenes que Garra Ósea me transmitió acerca de como eran recibidos en el pueblo. Ellos tienen una reputación, son respetados. Es algo que no conozco y que envidio. No deseo que deje de ser así, por lo que no quiero que los involucren con algo inapropiado.

Comienzo a saltar tejado por tejado hacía el centro del pueblo. Dejo a mi cuervo junto con ellos para que me transmita en caso de que necesiten ayuda, pero tengo la esperanza de que el riesgo esta noche lo correré solo yo:

"A mí siempre me han intentado matar, no sería distinto esta vez. Siempre los guardias me atacan nada más verme, no sería distinto esta vez. Yo jamás he tenido un nombre respetable, si me atrapan, no sería diferente. No tengo nada que perder, salvo mi vida que pongo en riesgo cada día de mi vida con solo vivirla."

Después de unos minutos saltando y corriendo, logro ver el edificio donde vive el Alcalde. Siento la presencia oscura en su interior. Salto hacía la Alcaldía y trepo por sus muros como una araña. Al llegar arriba, encuentro una ventana no bien cerrada del todo, por lo que la abro, forzándola sin hacer el menor ruido. Realmente soy bueno en esto, o si no no estaría vivo.

Entro en una habitación y veo a Garra Ósea elegir entre seguir a Patán Sabio o a Riqueza Efímera, quienes se están separando. El Automatón se dirige al sampan mientras que el humano intentará ayudarme. Le indico que siga al Lord Carroñero.

"Es la mejor decisión: El sampan está en el Río Hu, un lugar sagrado. Además, a pesar de su personalidad, es fuerte y resistente. En cambio Riqueza Efímera es solo un humano y viene directo al peligro. Estaré todo lo atento que pueda a que no le suceda nada."

Ahora ya dentro, agudizo mis oídos para sentir todo lo que me rodea. Escucho a la mujer en la cocina fregando cacharros. Dos criados duermen plácidamente. Abajo, junto a la puerta hay un guardia que se mueve inquieto, por sus movimientos me parece que desea dormir. En esta planta superior hay silencio, pero siento a alguien. Está al fondo del corredor, en la habitación del Alcalde. Escucho su corazón latir mientras permanece en absoluto silencio.

Utilizo mi poder para alinearme nuevamente con las energías infernales que corren por mi cuerpo y mi esencia se expande, examinando y analizando todo rastro de energía demoníaca. Mis sentidos se proyectan hacía esa zona de la casa y comienzo a sentir un regusto placentero en la boca. Es una mujer, la estoy violando mientras la despellejo. Siento el sabor de su sangre en mi boca y mis manos destrozan su cuerpo en busca de sus entrañas para devorarlas. Es un recuerdo, un recuerdo del ser que está en esa habitación, que está despierto, silencioso, esperando y completamente consciente de mi presencia.

Siento un poco de temor al recibir esa señal psíquica. Me esperan, saben de mí. Hago acopio de mi valor y aprieto mis garras de hueso antes de dirigirme decidido hacía allá. Me deslizo por el pasillo y abro la puerta girando el pomo, para ver una habitación con más lujos de los que nunca había visto y una hermosa decoración. Hay una tenue luz proveniente de unos pequeños faroles y ante la cama hay un hombre de mediana edad con finas vestiduras de seda sobre él.

Con desconfianza espero un momento ante la calma del hombre, quien me hace una reverencia y me llama "Noble General". Sus ojos brillan amarillos de forma claramente antinatural y su sonrisa es intimidante. Evito demostrar lo perplejo que estoy ante ese recibimiento, pues muchos escenarios podría haberme imaginado, pero jamás uno como este. Sus palabras, la forma en que se refiere a mí. No entiendo nada. Entro en la habitación solo para escuchar que me dice cuan honrado está de conocer a alguien de la realeza y se excusa por no haberme reconocido dentro de mi envoltura carnal para finalmente preguntarme mi motivo de visita. Respondo sin demostrar miedo ni sorpresa:

 - "Así que tu eres el sucio Yoma que se esconde en este pueblo. No puedes ocultarte de mí, puedo oler tu sucio hedor a metros. ¡Explica tus palabras y la forma en que me llamas!"

Queda notoriamente sorprendido y enfadado por la forma en que lo trato, confesándome que solo siente en mí la sangre de la realeza del Malfeas, pero que no me conoce a mí ni a mis motivos. Entiendo, debe ser algo similar a mi capacidad de percibir demonios. Yo debo concentrarme en ello porque no soy un demonio completamente, para ellos debe ser tan normal como respirar. Ya dejada atrás la sorpresa y con ello, la ventaja que tenía sobre mí, hablo amenazante mientras doy un paso al frente:

 - "Soy quien ha venido a acabar con tu inmundicia en este mundo. Si pasas por el Malfeas dile a Ligier que le escupo en el rostro."

El hombre de un momento a otro se transforma en una horrible criatura demoníaca de grandes dimensiones, todo boca y dientes, que apenas cabe en la habitación, con lo espaciosa que es.

"No le dejaré hablar más ni escucharé su veneno. Intentaré acabar con él lo más rápido posible."

Sin dudarlo un momento y motivado por ver la horrenda forma real de mi enemigo, me lanzo contra él corriendo, para acertar dos zarpadas con mis garras de hueso contra su cuerpo. Dejo heridas enormes en su cuerpo rechoncho y asqueroso, que supura una especie de sangre violeta de terrible hedor.

En un movimiento demasiado veloz para su tamaño y forma, abre la boca hasta dimensiones imposibles, para aspirar fuertemente y atraparme con su boca. Veo como sus quijadas se ciernen sobre mí, dañandome los brazos y las piernas que pongo de forma refleja para protegerme. El tipo me ha engullido y ahora mastica su alimento.

Todo parece silencio por un segundo. Parece que todo ha acabado, pero de un momento a otro, la criatura se queda con ojos desorbitados, por los cuales sangra hasta que su enorme y redondo cuerpo comienza a rajarse completamente de manera veloz. En una fracción de segundo, su inmensa forma explota en sangre violeta y restos putrefactos de demonio, mientras yo quedo parado en medio de la inmundicia, con mis garras aun tensas y todo mi cuerpo cubierto de sangre enemiga. Lo rajé por dentro hasta el punto de hacerlo estallar.

Me quedé unos segundos paralizado, mientras mi sentido volvía en mí. Había sentido miedo, pero el instinto de supervivencia había sido más fuerte y casi parezco haberme perdido en mi ser, actuando más como bestia que como persona. Había sido un acto desesperado, pero no puedo evitar asustarme de mí mismo, de lo que soy capaz y de lo que soy realmente.

Luego, casi por instinto, pruebo la sangre demoníaca que quedó sobre mis garras y siento la abrumadora tentación de absorber al Yoma. Siento que puedo absorber su esencia, fusionando su alma con la mía, pero desconozco si eso me afectará. Por otra parte, sé que eso me corromperá a cambio del poder. Casi estoy a punto de hacerlo, cuando se me viene a la mente el rostro moribundo de mi madre, más preocupada por el destino de mi alma que el de su vida que se acaba. Escupo la sangre y me doy vuelta para irme lo antes posible. No cederé a la sucia tentación. Lucho a diario por no caer en mi propio mal, jamás cedería a un insignificante demonio menor por un poco de poder. Jamás le daría el orgullo de unirse a alguien superior como yo:

"¿Pero que estoy pensando? ¿Desde cuando me siento a mí mismo como un demonio superior? ¿Acaso sus palabras de mi realeza me han afectado? ¡No soy un demonio, noble o no!"

No dejo que el trance me domine y abandono mi sabana, ahora manchada con desperdicio de Yoma y robo unas sabanas nuevas para ocultarme a simple vista. Escucho el corazón de Riqueza Efímera abajo en la calle. Indico a Garra Ósea que se lleve a Riqueza Efímera al puerto ahora que todo ha terminado antes de que haga algo que lo ponga en peligro. Finalmente salto por la ventana en dirección al puerto.

Mis heridas son más grandes de las que pensaba y el dolor me inunda en cada uno de mis movimientos. Aun así, me muevo rápidamente y en completo silencio. Una vez llegado al sampan, veo a Riqueza Efímera girarse hacía mí y a Patán Sabio detrás de él. Quedo paralizado, tal cual como un niño que viene de hacer una travesura.

"Sé que he hecho lo que debía, que mi actuar ha sido correcto, pero no puedo evitar sentir algo de vergüenza y de culpa. Temo por mí y por quienes me rodean, ya que no sé quien soy ni qué soy realmente. No quiero hacer daño a nadie, pero como confesar que me gustó mucho matar y que no puedo esperar a hacerlo otra vez. ¿Como decirles que cuando me trató con ese respeto con el que ningún humano me ha tratado me sentí tan bien que deseé por un momento reclamar mi lugar en el Malfeas? Temo porque la próxima vez no pueda resistirme a la tentación de absorber la esencia oscura o a que a falta de Yomas encuentre a los humanos como sustitutos de mi nueva sed de sangre. Realmente temo por mi propia alma y por la paz que espero que mi madre alcance al verme hacer las cosas de forma correcta."

Como única reacción, digo escuetamente las palabras:

 - "Está hecho"

Estoy cansado, me duelen las heridas y por sobre todo, necesito dormir para poner en orden mis pensamientos y volver a tener claro mi horizonte, el que temo por un momento haber perdido de vista. Me quedo ahí parado, como un idiota mientras no sé que hacer. Noto el miedo en el rostro de mis compañeros y me avergüenzo de saber que tienen razones para sentirlo, aunque aun no lo sepan. ¿Como decirles que estuve a punto de perderme en lo más oscuro de mí? ¿Como decirles que me gusta ser lo que soy y que en la violencia aprendí a disfrutar de mi ser? ¿Como decirles todo eso y esperar que vuelvan a quererme a su lado? Solo el tiempo lo dirá.

Notas de juego

Post Privado.

La versión para publico no incluye la mayoría de mis pensamientos ni los detalles de la conversación con el Yoma. Tampoco el episodio de probar la sangre.

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14/03/2012, 04:28
[RIP] Ojos Rojos.

La noche avanza mientras yo aguardo el momento preciso para infiltrarme en el Pueblo de Mu, Riqueza Efímera, a través de Garra Ósea me ha dicho que debo entrar y reunirme con él. En cualquier ocasión me lo habría pensado, pues este pueblo se ve más protegido, con empalizadas, fosos y hasta una milicia rondando, pero no esta noche. La luna nueva me da unas energías aterradoramente agradables, por lo que me siento confiado y pienso que nada puede vencerme.

Sin pensarlo dos veces, camino sigilosamente hasta cierta distancia de la empalizada donde veo los fosos con estacas, las torres con arqueros y la puerta cerrada. Sonrío de emoción antes de dar un impresionante salto con el que atravieso la distancia sobre el foso y me afirmo de lo alto de la empalizada, luego salto igual de silenciosamente a la calle del otro lado. He logrado la primera parte de mi objetivo, que era entrar al pueblo. Lo que sigue ahora es reunirme con Riqueza Efímera y Patán Sabio para escucharlos.

Cierro los ojos y me concentro en compartir la vista con Garra Ósea, quien me muestra desde su posición, la ubicación actual de mis compañeros. Abro los ojos, ya sabiendo donde dirigirme. De un salto llego sobre el tejado más cercano.
Comienzo a saltar de tejado en tejado sin generar ni el más mínimo ruido en dirección a la Casa de Té. Siento como la noche me hace poderoso e intento utilizar lo que me brinda, a pesar de saber que es una sensación impía, pero las circunstancias pueden más que los argumentos. Dejo que mis habilidades me lleven sobre el tejado de aquel edificio sin que nadie me vea.

Al cabo de pocos minutos llego al edificio del frente de la Casa del Té. Permanezco ahí, oculto como una sombra, hasta que momentos después salen de allí Riqueza Efímera y Patán Sabio. Hago que Garra Ósea vuele hacía mí y llame la atención de la pareja. Después de que mi fiel compañero lo hace y emite un graznido para llamar su atención, escucho mi nombre original pronunciado de los labios de Riqueza Efímera como un susurro, imposible de escuchar para mortales pero claro para mí. Estos se acercan, por lo que puedo hablarles:

- "Riqueza, Patán. Los he estado esperando."

Los ojos rojos en mi rostro brillan con un resplandor preternatural, algo macabro que no habían visto al no compartir conmigo la falta de luz. Es como el de los depredadores nocturnos. Cubriéndome con la sabana, bajo habilmente desde el tejado para quedar delante de ellos sin hacer un solo sonido. Riqueza Efímera me habla de como Garra Ósea cumple con su trabajo, a lo que respondo orgulloso:

- "Así es, Garra Ósea es mi fiel compañero."

Luego Patán Sabio expresa su alegría de que yo no haya tenido problemas en infiltrarme. El Automatón, a medida que ha ido perdiendo el miedo a mí, ha demostrado ser un ser muy amable y cercano. Me da mucho gusto compartir con él y con Riqueza Efímera. Respondo a sus palabras con humildad forzada:

- "Para nada. Los humanos son ciegos, sordos y confiados."

Lo que es cierto, pues los humanos nunca sospechan y al no verme y no oírme, siquiera se les pasa por la cabeza que alguien pueda haberlos eludido de esa manera. Una vez atravesando la defensa externa, nada es un problema real. Riqueza Efímera se preocupa de que algún ojo indiscreto pueda verme, pero mi oído me tiene alertado de todo lo que ocurre en el pueblo, por lo que le contesto para intentar relajarlo:

- "Nadie se acerca. Oigo a todas las personas del pueblo. La guardia está lejos y la gente en sus casas cena en paz. Nadie nos molestará por ahora."

Así es, pues escucho a cada campesino de las casa de alrededor dar cuenta de su cena y dormir. Incluso escucho los pesados pasos de la guardia, compuesta por dos milicianos, que en este momento están a varias calles de aquí, sin intenciones de acercarse.

Luego escucho todas las explicaciones que Riqueza Efímera me cuenta, todos los datos, todo lo que es relevante acerca de lo sucedido en el pueblo. El asesinato de dos posibles Yomas por parte de sus otros compañeros, los asesinatos, la forma y fechas en que habían sucedido y por último sus sospechas. Pregunto por ellas, pues si no han sucedido más asesinatos desde la muerte de las dos personas sospechosas, no entiendo el por qué de las dudas:

- "Es una lastima. Eso no deja bien la reputación de tu grupo. ¿Estás completamente seguro de que hay un Yoma por aquí? ¿Pero si no han habido muertes desde eso, por que piensas que aun hay Yomas aquí?"

El Lord Carroñero me contesta con humildad y argumentos que dejan entre ver que es un hombre muy precavido. Según el dicho, un hombre precavido vale por dos. Es bueno saber eso de mi compañero, habla bien de como puedo confiar en su juicio:

- "Tu inteligencia es grande. Eres precavido a un punto que no puedo imaginar. Denme un momento para concentrarme. Si está por aquí, le encontraré."

Cierro mis ojos y guardo absoluto silencio mientras uso mi poder sobrenatural para alinear mis sentidos a las energías infernales. Concentro ese poder, esa energía y dejo que inunde mis sentidos para detectar a todo lo proveniente de la energía del infierno. Mantengo los ojos cerrados mientras dejo que ese poder se expanda en mi interior y nutra mis células.
Al instante, una serie de imágenes inunda mi cabeza, imágenes de hace unos días, residuos del sufrimiento sufrido, algo tan agudo que deja una marca en el tejido de la existencia. Veo a las mujeres ser secuestradas en esta misma calle durante la noche, ser golpeadas y dejadas inconscientes. Veo como las llevan a una cabaña en el arrozal donde las violan sádicamente, las matan y las evisceran. Los demonios, dos machos y una hembra devoran sus entrañas. ¡Cuanto placer sienten aquellas repugnantes criaturas al devorar esa zona poluta del cuerpo humano!

Luego mis sentidos se posan en el presente. Siento hambre, hambre de entrañas humanas. Siento la corriente de energía, proviene del centro de la ciudad, y Garra Ósea, conectado a mis sentidos, vuela en esa dirección para detectar la fuente. Veo claramente la casa del Alcalde y sé que hay una presencia demoníaca en ella, esperando, hambrienta. Susurro palabras mientras mantengo los ojos cerrados, concentrado y mientras mis ojos se mueven bajo los parpados rápidamente, como viendo miles de imagenes a la vez:

- "Mujeres... casucha... visceras... tres... ¡Hambre! ¡Mucha hambre!"

La historia y los recuerdos son aun confusos en mi mente, pero lo que tengo más que claro es que el Yoma que aun vive matará esta misma noche si no se le detiene de inmediato. De pronto mis ojos se abren de golpe y mis palabras se agolpan en mi boca:

- "La casa del alcalde. ¡Ahora!"

Todo tiene sentido ahora. Eran tres Yomas, dos machos y una hembra. Los compañeros de Riqueza Efímera y Patán Sabio acabaron con un macho y la hembra, pero el más hábil de ellos se ocultó y usó su mascarada de mortal poderoso para obligarlos a irse sin atraparlo. Miro a Riqueza y a Patán para hablarles, ya vuelto en mí:

- "Eran tres Yomas, dos ya no están pero queda uno que tiene hambre. Está en la casa del Alcalde ahora. Puedo sentirlo..."

Así es, siento su hambre y siento su energía impía inundando el ambiente. Es poderoso, una bestia de un poder imposible para un mortal, claro y bien definido. Está en esa casa y debo detenerlo antes de que dañe a algún inocente. Sin pensar más tomo una decisión:

- "Solo yo puedo llegar. Lo haré solo."

Mis palabras son decididas a pesar de las protestas de mis compañeros, quienes parecen preocupados por mi bienestar, especialmente Riqueza Efímera, quien suena como un padre preocupado. Es una sensación extraña, mi padre, digamos que no se preocupa mucho por mí, por lo que jamás había sentido lo que siento ahora. Es cálido y extraño para mí. Pienso en ellos acercándose al Yoma y luchando con sus cuerpos frágiles, siendo dañados y muriendo. No quiero eso, quiero que vivan largo y no quiero que sufran. Respondo a sus palabras con determinación y sin miedo alguno:

- "La muerte siempre me acompaña, ya no temo su compañía. No quiero que se pongan en peligro. Yo iré y luego huiré. Prefiero que preparen el sampan para darme refugio si no puedo llegar a otro lado."

En realidad es una excusa, pero quiero que estén lejos del peligro. Me he encariñado con ambos y no deseo verles sufrir daño alguno. No conozco el poder de los Yomas, pero he visto demonios matando mortales y la crueldad con que lo hacen es algo que no deseo para tan buenas personas como ellos. Miro a mis compañeros y me despido, con un gesto de mi cabeza, para luego saltar sobre el tejado y perderme en la noche. Ellos se quedan detrás mio pensando en como ayudarme indirectamente y aun eso deseo que no hagan, pues recuerdo las imágenes que Garra Ósea me transmitió acerca de como eran recibidos en el pueblo. Ellos tienen una reputación, son respetados. Es algo que no conozco y que envidio. No deseo que deje de ser así, por lo que no quiero que los involucren con algo inapropiado.

Comienzo a saltar tejado por tejado hacía el centro del pueblo. Dejo a mi cuervo junto con ellos para que me transmita en caso de que necesiten ayuda, pero tengo la esperanza de que el riesgo esta noche lo correré solo yo:

Después de unos minutos saltando y corriendo, logro ver el edificio donde vive el Alcalde. Siento la presencia oscura en su interior. Salto hacía la Alcaldía y trepo por sus muros como una araña. Al llegar arriba, encuentro una ventana no bien cerrada del todo, por lo que la abro, forzándola sin hacer el menor ruido. Realmente soy bueno en esto, o si no no estaría vivo.

En ese momento siento una invitación mental. Alguien del interior, alguien de gran poder me invita a entrar. Ingreso en una habitación y veo a Garra Ósea elegir entre seguir a Patán Sabio o a Riqueza Efímera, quienes se están separando. El Automatón se dirige al sampan mientras que el humano intentará ayudarme. Le indico que siga al Lord Carroñero.

Ahora ya dentro, agudizo mis oídos para sentir todo lo que me rodea. Escucho a la mujer en la cocina fregando cacharros. Dos criados duermen plácidamente. Abajo, junto a la puerta hay un guardia que se mueve inquieto, por sus movimientos me parece que desea dormir. En esta planta superior hay silencio, pero siento a alguien. Está al fondo del corredor, en la habitación del Alcalde. Escucho su corazón latir mientras permanece en absoluto silencio.

Utilizo mi poder para alinearme nuevamente con las energías infernales que corren por mi cuerpo y mi esencia se expande, examinando y analizando todo rastro de energía demoníaca. Mis sentidos se proyectan hacía esa zona de la casa y comienzo a sentir un regusto placentero en la boca. Es una mujer, la estoy violando mientras la despellejo. Siento el sabor de su sangre en mi boca y mis manos destrozan su cuerpo en busca de sus entrañas para devorarlas. Es un recuerdo, un recuerdo del ser que está en esa habitación, que está despierto, silencioso, esperando y completamente consciente de mi presencia.

Siento un poco de temor al recibir esa señal psíquica. Me esperan, saben de mí. Hago acopio de mi valor y aprieto mis garras de hueso antes de dirigirme decidido hacía allá. Me deslizo por el pasillo y abro la puerta girando el pomo, para ver una habitación con más lujos de los que nunca había visto y una hermosa decoración. Hay una tenue luz proveniente de unos pequeños faroles y ante la cama hay un hombre de mediana edad con finas vestiduras de seda sobre él.

Con desconfianza espero un momento ante la calma del hombre, quien me hace una reverencia y me trata con mucho respeto. Sus ojos brillan amarillos de forma claramente antinatural y su sonrisa es intimidante. Evito demostrar lo perplejo que estoy ante ese recibimiento, pues muchos escenarios podría haberme imaginado, pero jamás uno como este. Sus palabras, la forma en que se refiere a mí. No entiendo nada. Entro en la habitación solo para escuchar que me dice cuan honrado está de conocerme y se excusa por no haberme reconocido dentro de mi envoltura carnal para finalmente preguntarme mi motivo de visita. Respondo sin demostrar miedo ni sorpresa:

- "Así que tu eres el sucio Yoma que se esconde en este pueblo. No puedes ocultarte de mí, puedo oler tu sucio hedor a metros. ¡Explica tus palabras!"

Queda notoriamente sorprendido y enfadado por la forma en que lo trato, confesándome que solo siente en mí la sangre de demoníaca, pero que no me conoce a mí ni a mis motivos. Entiendo, debe ser algo similar a mi capacidad de percibir demonios. Yo debo concentrarme en ello porque no soy un demonio completamente, para ellos debe ser tan normal como respirar. Ya dejada atrás la sorpresa y con ello, la ventaja que tenía sobre mí, hablo amenazante mientras doy un paso al frente:

- "Soy quien ha venido a acabar con tu inmundicia en este mundo. Si pasas por el Malfeas dile a mi padre que le escupo en el rostro."

El hombre de un momento a otro se transforma en una horrible criatura demoníaca de grandes dimensiones, todo boca y dientes, que apenas cabe en la habitación, con lo espaciosa que es.

Sin dudarlo un momento y motivado por ver la horrenda forma real de mi enemigo, me lanzo contra él corriendo, para acertar dos zarpadas con mis garras de hueso contra su cuerpo. Dejo heridas enormes en su cuerpo rechoncho y asqueroso, que supura una especie de sangre violeta de terrible hedor.

En un movimiento demasiado veloz para su tamaño y forma, abre la boca hasta dimensiones imposibles, para aspirar fuertemente y atraparme con su boca. Veo como sus quijadas se ciernen sobre mí, dañandome los brazos y las piernas que pongo de forma refleja para protegerme. El tipo me ha engullido y ahora mastica su alimento.

Todo parece silencio por un segundo. Parece que todo ha acabado, pero de un momento a otro, la criatura se queda con ojos desorbitados, por los cuales sangra hasta que su enorme y redondo cuerpo comienza a rajarse completamente de manera veloz. En una fracción de segundo, su inmensa forma explota en sangre violeta y restos putrefactos de demonio, mientras yo quedo parado en medio de la inmundicia, con mis garras aun tensas y todo mi cuerpo cubierto de sangre enemiga. Lo rajé por dentro hasta el punto de hacerlo estallar.

Me quedé unos segundos paralizado, mientras mi sentido volvía en mí. Había sentido miedo, pero el instinto de supervivencia había sido más fuerte y casi parezco haberme perdido en mi ser, actuando más como bestia que como persona. Había sido un acto desesperado, pero no puedo evitar asustarme de mí mismo, de lo que soy capaz y de lo que soy realmente.

No dejo que el trance me domine y abandono mi sabana, ahora manchada con desperdicio de Yoma y robo unas sabanas nuevas para ocultarme a simple vista. Escucho el corazón de Riqueza Efímera abajo en la calle. Indico a Garra Ósea que se lleve a Riqueza Efímera al puerto ahora que todo ha terminado antes de que haga algo que lo ponga en peligro. Finalmente salto por la ventana en dirección al puerto.

Mis heridas son más grandes de las que pensaba y el dolor me inunda en cada uno de mis movimientos. Aun así, me muevo rápidamente y en completo silencio. Una vez llegado al sampan, veo a Riqueza Efímera girarse hacía mí y a Patán Sabio detrás de él. Quedo paralizado, tal cual como un niño que viene de hacer una travesura.
Como única reacción, digo escuetamente las palabras:

- "Está hecho"

Estoy cansado, me duelen las heridas y por sobre todo, necesito dormir para poner en orden mis pensamientos y volver a tener claro mi horizonte, el que temo por un momento haber perdido de vista. Me quedo ahí parado, como un idiota mientras no sé que hacer. Noto el miedo en el rostro de mis compañeros y me avergüenzo de saber que tienen razones para sentirlo, aunque aun no lo sepan. ¿Como decirles que estuve a punto de perderme en lo más oscuro de mí? ¿Como decirles que me gusta ser lo que soy y que en la violencia aprendí a disfrutar de mi ser? ¿Como decirles todo eso y esperar que vuelvan a quererme a su lado? Solo el tiempo lo dirá.

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16/03/2012, 18:52
Riqueza Efímera.

Riqueza Efímera al regresar al interior de la Casa de Té, tras salir fuera a tomar el aire, pudo oír cómo Anciano Patrón hablaba.

-Monjes o demonios, en cualquier caso esos dos son verdaderamente temibles. El pueblo entero se quedó atemorizado y consternado por sus actos. Pese a todo, los nobles de Quince se los llevaron enseguida en su lujosa embarcación. Al parecer estaban empeñados en llevar ayuda para su Arrozal.

Era una extraña afirmación. Y hasta cierto punto, Riqueza sintió cierto desasosiego. ¿Por qué aquellas prisas? Y muy especialmente, si los lugareños de Mu habían considerado a Emisario y Garra como endemoniados, ¿por qué los nobles de Arrozal Quince no? Pero sus reflexiones se perdieron en el fresco aire nocturno cuando Ronjan se levantó y comenzó a apagar farolillos, dejando abiertas las puertas y despidiendo a los clientes con un escueto, "Buenas noches." Los parroquianos protestaron, pero comenzaron a levantarse para marcharse, incapaces de resistirse a la severa mirada del pirata de río.

No fue así con el cuervo de Ojos Rojos, quien viendo en la puerta abierta su oportunidad, entró revoloteando en el interior de la Casa de Té. Las muchachas gritaron y el propio Ronjan se sobresaltó, blandiendo su cimitarra contra el negro pájaro. Riqueza trató de relajar el ambiente restando importancia  tan curiosa visita y Ronjan pareció olvidarse del pájaro. Al menos, momentáneamente.

Patán y Riqueza permanecieron sentados viendo cómo los lugareños, algunos en un claro estado de ebriedad, se marchaban. Quizás su renuencia a abandonar el lugar fue malinterpretada, pues una camarera se acercó sonriente a Riqueza Efímera, ofreciéndole una habitación, amablemente rechazada de inmediato. Un pequeño equívoco con las consiguientes disculpas, permitió iniciar una breve conversación con la camarera. Y es que Riqueza buscaba la ocasión para poder investigar los crímenes ocurridos y dar con una posible solución a aquella desagradable situación por la cual ni el monje inmaculado ni Garra de Halcón podrían poner un pie en Mu. Pero el intento fue estéril y, frustrado, Riqueza decidió que era hora de partir. Su mente se agitaba febril, buscando una ocasión, una excusa, pero todo fue inútil.

Era la hora de la despedida y tras un saludo a Ronjan, agradeciendo su invitación, y a Anciano Patrón, el Lord Carroñero, acompañado de su automatón, se encontró en mitad de la calle, escuchando el sonido de la tranca en el interior de la Casa de Té. Suspiró al tiempo que veía cómo la mascota de Tiwoka se posaba en el hombro de Patán. Fue entonces cuando comunicó a este la razón de su intempestiva salida mientras bebían sake con sus anfitriones, que no era otra que la de pedir a Ojos Rojos que se infiltrara sigilosamente en la aldea. Y la necesidad de aquel sigilo pronto quedó bien demostrada ante la evidencia de una patrulla próxima.

Escudado en la noche y sin sacar ruido para no llamar la atención, Riqueza vio cómo el cuervo salía volando. No le costó deducir que les serviría de lazarillo para dar con Ojos Rojos, a quien pronto pudieron ver o mejor dicho, intuir, pues tan solo dos pequeñas lumbreras brillando como ascuas mostraban su ubicación en medio de las sombras. Segundos después y siguiendo la estela del ave, se encontraron con el híbrido demoníaco.

-Riqueza, Patán. Los he estado esperando.

-Veo que recibiste mi mensaje a través de tu pequeño amigo alado.

-Así es, Garra Ósea es mi fiel compañero.

-Me alegro de que no hayas tenido problemas para llegar- dijo Patán.

-Para nada. Los humanos son ciegos, sordos y confiados.

-Pero ven, ponte de espaldas a cualquier mirada indiscreta -invitó Riqueza consciente del brillo delator de aquellos ojos carmesíes-. Patán, vigila que no venga nadie y nos sorprenda. Hemos sabido que seis mujeres han sido asesinadas por Yoma en Mu.

-Nadie se acerca. Oigo a todas las personas del pueblo. La guardia está lejos y la gente en sus casas cena en paz. Nadie nos molestará por ahora –dijo Ojos Rojos.

Riqueza sintió un estremecimiento ante lo que escuchaba, antes de proseguir con su historia.

-Demasiadas muertes. Además, el alguacil y una miliciana murieron a manos de nuestros socios, el monje inmaculado, uno de los sangre de dragón y el maestro garra de Halcón lo cual solo me lleva a pensar que el alguacil y la miliciana estaban poseídos por Yomas.

-Es una lástima. Eso no deja bien la reputación de tu grupo -oyó replicar al híbrido.

-Sin embargo, los pueblerinos de Mu piensan que el monje y el halcón eran demonios en vez de ver la verdad evidente sin duda, movidos por el miedo.

-¿Estás completamente seguro de que hay un Yoma por aquí? -la pregunta no carecía de sentido. Era su intuición como única prueba.

-Es difícil de decir –señaló Riqueza con un encogimiento de hombros-.  Martillo Blanco y Dulce Loto pasaron por aquí y se fueron en cuanto supieron de lo ocurrido y de la marcha del monje y del maestro Garra. Sin embargo, han sido seis muertes de doncellas y hasta donde sabemos solo dos Yomas han sido ejecutados. No han habido nuevas muertes, quizás por una extraña muestra de inteligencia que busca protegerse y desviar la atención. Quizás no haya Yomas, es lo más probable, pero tampoco me extrañaría que pudiera quedar alguno.

- Pero si no han habido muertes desde eso, ¿por qué piensas que aun hay Yomas aquí?

-¿Por qué? –preguntó con un tono paciente-. No tengo prueba alguna, pero dime, ¿prefieres pasar de largo y dejar un posible Yoma a tus espaldas o intentar descubrirlo si realmente existe y matarlo? Piensa en que si dejamos solo uno, morirán más mujeres, quizás el pueblo entero. Uno a uno.

-Tu inteligencia es grande. Eres precavido a un punto que no puedo imaginar. Denme un momento para concentrarme. Si está por aquí, le encontraré.

Riqueza asintió con la cabeza ante la iniciativa de Ojos Rojos, guardando silencio para no molestarle, al tiempo que lo observaba. El muchacho pareció entrar en un trance que impresionó al mercachifle, y su mirada mostró cierto temor. Susurros en medio de la noche fue cuanto llegó a oír, procedentes de los entreabiertos labios de Tiwoka, y el súbito graznido del cuervo que remontaba el vuelo para dirigirse hacia el centro del pueblo.

-Mujeres... casucha... visceras... tres... ¡Hambre! ¡Mucha hambre!

Las palabras escuchadas, sembraron el rostro de Riqueza de arrugas de preocupación.

-¿Es.,.estás bien? –alcanzó a preguntar. Pero la respuesta que deseaba escuchar nunca llegó, sino otra de signo bien distinto, la de la localización de un Yoma, en la casa del Alcalde. Y ante aquello, la mente de Riqueza funcionó rápido-. Es quien ha ordenado que se dispare contra cualquier individuo extraño y quien ordenó que el monje y Garra fueran exiliados. Tiene lógica.

Los siguientes minutos se desgranaron lentamente. De un lado, la impaciencia del mestizo por atacar al Yoma recién detectado y acabar con su vida. De otro, la clara evidencia de que tanto Patán como Riqueza carecían de las habilidades del medio demonio para avanzar sin correr un gran riesgo de ser descubiertos. Y la impaciencia y la sangre del adolescente se impusieron sobre cualquier otra decisión. Riqueza vio cómo Ojos Rojos, echaba sobre sus espaldas la responsabilidad de aquel trabajo y desaparecía. Tan solo Garra Ósea se quedaba junto a ellos, una sombra oscura cuya presencia incomodaba enormemente a Riqueza. Para él era como tener a alguien mirando sobre tu hombro, constantemente vigilado.

Riqueza discutió brevemente con Patán algunas posibles estrategias, y todas se revelaron o estúpidas o precipitadas. Al final, solo quedaba una vía. Separarse. El Lord Carroñero mandó a Patán al sampang, previendo una posible huída en medio de la noche, pese a los riesgos que conllevaba navegar en la oscuridad, al tiempo que él mismo se encaminaba en la dirección que Ojos Rojos había seguido. Pronto pudo comprobar que el córvido seguía a su lado, posiblemente a indicación de su amo. Movió la cabeza, con desagrado, prestando atención a cualquier ruido que le avisara de la presencia de una patrulla de vigilancia. No era la primera vez que visitaba Mu en sus viajes de negocios, pero sí era la primera vez que se paseaba por sus calles de noche. Confiando en su sentido de la orientación y en su memoria, logró eludir en última instancia a un grupo de milicianos, para, finalmente, dar con la plaza en la que se alzaba la casa del Alcalde. Un somero vistazo le permitió distinguir luz en varios lugares. Esta se filtraba bajo la puerta principal, bajo la contraventana de una cocina y desde una ventana de la planta alta. Dudó, incapaz de determinar el siguiente paso, siempre con el temor a ser descubierto si bien acabó pensando que la luz de la cocina era su mejor opción.  Craso error pues la luz no revelaba sino la presencia de una criada, sin duda asustadiza y que ante su presencia gritaría llamando la atención de la guardia del alcalde. Y todo ello bajo la molesta compañía de Garra Ósea, que había tomado su hombro como su percha favorita. Pensó, arrugó el ceño, valoró otras vías de acceso y en medio de sus reflexiones, el agudo chillido del cuervo en su oreja, le destrozó los nervios al tiempo que reclamaba su atención. Ahogó un exabrupto, cuidando no revelar su presencia, cuando vio al pájaro echarse a volar hacia los muelles, para detenerse al cabo de unos cientos de metros y mirarle fijamente. Su pico, una y otra vez, apuntaba hacia los muelles. Riqueza no dudó del significado de aquel extraño proceder en un animal. Todo había terminado, antes siquiera de que él pudiera hacer nada medianamente interesante.

Refunfuñando por lo bajo, regresó al sampang, eludiendo una nueva patrulla y satisfecho de que no se oyeran gritos de alarma. Ni siquiera pudo hablar con Patán, pues un hedor terrible le asaltó. Volviéndose, distinguió la silueta de Ojos Rojos que no era sino la fuente de aquella podredumbre. Regueros de sangre roja se entremezclaban con otros de aspecto violáceo. Las heridas del híbrido eran evidentes. Las otras, origen de la extraña sangre que también vestía a Tiwoka, quedaron claras ante la frase del muchacho.

-Está hecho.

Era evidente que sufría y estaba dolorido. No obstante, no era momento para paños calientes sino para organizar la estrategia a seguir. Si Riqueza no había podido hacer nada hasta entonces, ahora era su turno de resarcirse.

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16/03/2012, 19:29
Patán Sabio.

Hasta Patán se había dado cuenta de que algo no iba del todo bien en Pueblo de Mu. Las amenazas del alcalde hacia los forasteros, el miedo de los aldeanos... Era muy sospechoso.

Cuando Riqueza salió Patán le cubrió lo mejor que pudo. Si salió para consultar su medallón o para comunicarse con Ojos Rojos a través de Garra Ósea, no lo supo hasta después. Cuando este entró.

«¡Riqueza, cuidado! ¡El cuervo de Ojos Rojos!» -temeroso de hablar de más, Patán esperó en silencio a que Riqueza resolviera la situación.

En cualquier caso, nada excusaba los deberes y la cortesía de Patán. Y por todos los medios intentó que las camareras de la Casa del Té se mantuvieran alejadas de la mesa donde se celebraba la reunión entre el Anciano, el pirata Rojan, Riqueza y él mismo, donde se relataban los graves sucesos acontecidos recientemente. Volver a escuchar esas historias no podía ser bueno para las frágiles doncellas que trabajaban en aquel lugar. Por eso Patán se dedicó a atender y recoger la mesa. Por supuesto, Patán no era Ronjan. En cuanto la camarera le mostró su preocupación por no estar mostrando la hospitalidad de la Casa, Patán se vio obligado a disculparse sentidamente y ceder.

Pero Riqueza no tenía tanto tacto como él. Después de intentar interrogarla, Patán sugirió que la escoltaran a su casa, si es que tuviera que salir.

-Vaya, tenga cuidado, jovencita. Si ha de salir quizá deberíamos acompañarla, ¿verdad, Riqueza? Aunque se hayan ido los culpables, las calles son oscuras -dijo con expresión grave.

Pero la joven rechazó el ofrecimiento, no tenía que salir. Mucho mejor así. Los demás huéspedes fueron saliendo también, menos Ronjan y el Anciano.

Ya fuera, Patán saludó al cuervo y al Tiwoka, a través de él. En cuanto se reunieron les contó que no había tenido ningún problema para entrar al pueblo, para alivio de Patán. Después de ponerle en antecedentes intentaron trazar un plan para encargarse del último yoma. Ojos Rojos había sido capaz de localizarlo desplegando unos poderes que le asustaron...

La presencia de patrullas lo complicaba todo. Riqueza tendría dificultades para moverse en silencio, pero Patán... Y no se les ocurría nada. Los conocimientos de Patán sobre batallas históricas no eran apropiados para la situación, y las acciones heroicas de las leyendas estaban demasiado llenas de magia, intervenciones divinas y destino como para sacar algo útil.

Y así Ojos Rojos saltó de repente, alejándose para enfrentarse él solo contra el yoma. Preocupados por él, Patán se separó de Riqueza, no sin cierto miedo. Patán sabía que el no sería el objetivo preferente del yoma, pero ¿quién sabe qué haría un yoma? Además, dejar a Riqueza solo... ¿y si a él le ocurría algo? ¿Y si perdía otra vez a la persona que más quería...? Riqueza no le dio mucho tiempo para pensar. Mucho mejor así para Patán. Rápido le mandó al sampang con instrucciones claras de tenerlo listo para zarpar si fuera necesario huir.

Allí estuvo, preocupado, dejando pasar minutos que parecían interminables, mientras las estrellas tintineaban en el firmamento. Patán escudriñaba cada sombra esperando ver a alguno de sus amigos. Y rezaba al Sol Invicto porque volvieran sanos y salvo.

El primero en aparecer fue Riqueza.

-¡Riqueza! ¿Qué ha pasado? -le dijo en un susurro que por la emoción fue demasiado sonoro y reprendido por Riqueza.

No tuvo tiempo a responder. Detrás apareció Ojos Rojos, bañado en sangre y vísceras que apenas se podía discernir si eran suyas o del yoma.

-Está hecho. -dijo al llegar. Suficiente para Patán para saber que al menos Tiwoka seguía siendo Tiwoka.

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16/03/2012, 20:15
Patán Sabio.

-¡Rápido, al sampang!

Era mejor que no les vieran fuera. Si llegaba una patrulla...

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16/03/2012, 21:09
Riqueza Efímera.

-No, no, al sampang no -dijo Riqueza al tiempo que retrocedía un paso ante la imagen que Ojos Rojos ofrecía-. Si descubren el cadáver y salta la alarma, le buscarán y no tardarán en venir aquí, siguiendo su rastro de sangre. Si soltamos amarras y partimos, seremos sospechosos, especialmente tras nuestra estancia en la Casa del Té, donde dijimos que íbamos a comprar varias cosas y que dormiríamos en el sampang. Verán que hemos mentido y nos acusarán del crimen y la noticia correrá como el fuego a lo largo del Hu. Y es algo que no podemos permitirnos. Ya hemos visto cómo actuaron con Emisario y Garra. No, debes remontar el cauce del río, dirgirte curso arriba y buscar refugio, Ojos Rojos. Mañana por la mañana haremos lo que dijimos que íbamos a hacer, Patán. Comprar té y otras cosas. Y veremos cómo reaccionan ante la muerte de... lo que sea que has matado -dijo con repugnancia ante el hedor-. Embarcaremos después y nos dirigiremos hacia Quince, donde están nuestros compañeros. Cuando lleguemos a tu altura, podrás subirte y cuidaremos tus heridas. Y que tu cuervo te acompañe, Ojos Rojos. Lo siento, pero me pone nervioso tenerlo vigilándome todo el día.

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16/03/2012, 21:35
[RIP] Ojos Rojos.

Mi corazón aun late de manera violenta, como si quisiera huir de la terrible prisión que le significa mi tórax. Mi respiración está agitada, no solo por el esfuerzo y las heridas, sino por el terrible labor de sentir tantas emociones en tan poco tiempo sin volverse loco. Veo a Patán Sabio y a Riqueza Efímera, veo sus rostros y las expresiones en ellos: Miedo, desconfianza, sorpresa... Me molesta lo que veo y aparto la vista para no recibir su severidad, una que creo no merecer en lo absoluto:

"Mi acto no tuvo más intenciones que ayudarlos y evitarles el peligro. Por más que intente engañarme a mí mismo, no me interesa el destino de los simples humanos de este pueblo. Todos los humanos que me han visto han huido de mí y me han odiado, estos no han de ser distintos. Solo las dos personas que tengo en frente se han preocupado por mí y ahora me miran con esos ojos que tantas veces he reconocido en las personas: La mirada de quien observa a un vil demonio. No lo merezco."

Me quedo un momento mirando sus expresiones, absorto. La inmundicia de aquella sangre impía cae sobre el suelo bajo mis pies y ha quedado un rastro sobre los tejados de camino hasta aquí que puede guiar a cualquier investigador hasta este lugar con solo seguir el olor. Pero nada de eso es algo que Riqueza Efímera no sepa, pues es sabio e inteligente y ya tiene todo cubierto, excepto lo que yo siento. Sin decir palabra alguna, me giro para darles la espalda mientras digo en voz baja, pero lo suficientemente alta para que me escuchen, con un tono de voz cargado de pena y dolor, si es que no también un poco de rabia:

 - "Será como digas, Riqueza-Sama."

Luego y sin mirar atrás, doy un salto y me dirijo al linde del pueblo, siguiendo el camino río arriba, para refugiarme como lo he estado haciendo. Salto y corro, intentando evitar cualquier ojo curioso para salir de este condenado pueblo y el dolor que me ha brindado. Llevo las sabanas robadas y la terrible carga sobre la espalda de la funesta creencia de que en realidad, jamás seré aceptado por nadie.

Notas de juego

Post Privado.

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16/03/2012, 21:53
[RIP] Ojos Rojos.

Mi corazón aun late de manera violenta, como si quisiera huir de la terrible prisión que le significa mi tórax. Mi respiración está agitada, no solo por el esfuerzo y las heridas, sino por el terrible labor de sentir tantas emociones en tan poco tiempo sin volverse loco. Veo a Patán Sabio y a Riqueza Efímera, veo sus rostros y las expresiones en ellos: Miedo, desconfianza, sorpresa... Me molesta lo que veo y aparto la vista para no recibir su severidad, una que creo no merecer en lo absoluto:

Me quedo un momento mirando sus expresiones, absorto. La inmundicia de aquella sangre impía cae sobre el suelo bajo mis pies y ha quedado un rastro sobre los tejados de camino hasta aquí que puede guiar a cualquier investigador hasta este lugar con solo seguir el olor. Pero nada de eso es algo que Riqueza Efímera no sepa, pues es sabio e inteligente y ya tiene todo cubierto, excepto lo que yo siento. Sin decir palabra alguna, me giro para darles la espalda mientras digo en voz baja, pero lo suficientemente alta para que me escuchen, con un tono de voz cargado de pena y dolor, si es que no también un poco de rabia:

- "Será como digas, Riqueza-Sama."

Luego y sin mirar atrás, doy un salto y me dirijo al linde del pueblo, siguiendo el camino río arriba, para refugiarme como lo he estado haciendo. Salto y corro, intentando evitar cualquier ojo curioso para salir de este condenado pueblo y el dolor que me ha brindado. Llevo las sabanas robadas y la terrible carga sobre la espalda de la funesta creencia de que en realidad, jamás seré aceptado por nadie.

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18/03/2012, 00:34
NOCHE Y DIA.

TRANSCURRE TODA LA NOCHE.

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18/03/2012, 00:37
NOCHE Y DIA.

AÑO: 761.

LUNA: Nueva.

ESTACION: Aire.

MES: Aire Ascendente.

DIA: 15.

HORA: Alba.

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18/03/2012, 00:42
¿De verdad pasó así?

- Por la mañana amanece un día tranquilo.

- Riqueza Efímera y Patán Sabio visitan el mercado.

- No es hasta media noticia que se extiende la noticia de que han encontrado el cuerpo de un Yoma reventado por dentro en la habitación del Alcalde Wang, en la Alcaldía. Al parecer, todo estaba manchadado de entrañas hediondas y sangre violeta.

- Están buscando al Alcalde, que es un héroe por haber matado a un Yoma sin ninguna ayuda, pero nadie sabe donde está. Algunos piensan que pueda estar herido. La milicia y el pueblo organiza búsquedas, pero son todas infructuosas.

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18/03/2012, 00:46
NOCHE Y DIA.

MEDIA MAÑANA.

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18/03/2012, 08:11
Patán Sabio.

-Quizá sea mejor dejar que sigan pensando así, ¿verdad, Riqueza? Aunque eso signifique que el Maestro Garra de Halcón y Emisario del Dragón sigan sin ser bienvenidos, y que la próxima vez que vengamos esto se llame Pueblo de Wang.