Partida Rol por web

El sampan de Riqueza Efimera arriba al muelle de Pueblo de Mu.

El Marinero Do Chou salta al muelle para amarrar la embarcación.

Pueblo Mu.

- No es un pueblo grande.

- A lo largo de su calle principal uno puede ver que tiene cuarenta casas a lo sumo y puede que otras tantas desperdigadas por los enormes campos de arroz que rodean el pueblo.

- Aunque el pueblo cambiase de nombre hace quinientos años, sigue siendo en esencia un Arrozal.

- El pueblo está protegido por una empalizada y un foso con estacas.

- De vez en cuando se ve algún jinete con armadura ligera, de patrulla.

- La milicia es poco numerosa, pero parece alerta.

- Las puertas de salida hacia el Sur están reforzadas por dos torres de madera.

- Cerca de los muelles hay almacenes y un mercado. El mercado parece vacío.

- Se palpa el miedo en el ambiente.

- Fuera del pueblo, hacia el Este, habéis visto de lejos un pequeño templete junto a la orilla. Es un santuario dedicado al Héroe Mu, el patrón del pueblo.

- A un lado del mercado está la Casa de Té.

- En la plaza principal viven las principales familias, cada una gobernada por un Anciano con un puesto en el Consejo del pueblo, el cual está dirigido por el Alcalde.

- Enfrente de la Alcaldía, en la plaza principal, está la Casa del Alguacil, una especie de modesto cuartel con caballerizas.

RIQUEZA EFIMERA:

- Las lecturas del medallón siguen siendo algo confusas, debido a que Ojos Rojos debe de estar cerca del pueblo y su cuervo sigue en el sampan.

- Sin embargo, puedes aventurar que hay probablemente un Yoma débil en el pueblo. La presencia Yoma es tenue, pero está presente.

Habitaciones de Emisario y Garra de Halcón en la Alcaldía.

- Cada una cuenta con una cama, una cómoda, un biombo de bambú y una bañera llena de agua limpia. También hay jabón y ropas limpias.

Salón de la Alcaldía.

- Dos puertas dobles de bambú y papel dan la entrada al salón.
- La sala es espaciosa y bien iluminada, aunque apenas hay mueles.
- Al fondo hay una especie de pequeño trono bajo de madera, sin patas.
- El Alcalde se sienta sobre unos cojines.
- A su derecha está arrodillado en posición sentada el Héroe Mu Teselas.
- A la izquierda del Alcalde están los tres terratenientes jóvenes, los enviados de Arrozal Quince.
- En un lugar de honor hay un atril con una viejísima espada. Seguramente sea una reliquia. Es evidente que la vieja espada no ha sido usada en varias generaciones. Tal vez perteneciera al fundador de la familia Wang, o puede que incluso al propio Mu, el originario.
- El Alcalde Wang es un hombre de cierta edad, aunque corpulento. Tiene un gran mostacho blanco, que lleva sin barba, y es calvo. Viste con ropas simples pero de buena calidad. En su vientre porta un disco de oro con el símbolo del Yin y el Yang. Parece un hombre iracundo y de carácter fuerte.

Callejón.

- Es un callejón lateral de la calle principal.
- El lugar sigue manchado de sangre.
- Después de realizar una breve búsqueda encontráis algunas manchas de sangre en el suelo hacia el Este por el callejón. Hay también algunas huellas extrañas que parecen hechas por seres bípedos con garras.
- Las huellas desaparecen después de unos pasos, pero iban en la dirección en que se encontraron los cuerpos lo cual parece indicar que no las mataron en el callejón, que las trajeron de otra parte. En la dirección de la que vienen las huellas no hay nada excepto unas pocas casas y luego una inmensa extensión de arrozal.
- Los arrozales están inundados. El agua llega hasta los muslos y en algunas zonas hasta la cintura.

- Tres milicianos a caballo llegan a los muelles, nerviosos y con arcos preparados.

- Las gentes comunes se han alejado de los muelles en cuanto han visto el sampán.

- El cuervo de Ojos Rojos lo observa todo desde lo alto de mástil.

- Los milicianos parecen relajarse y bajan los arcos cuando se dan cuenta de que los recién llegados son Riqueza Efimera, Patán Sabio y los hermanos Do.

- "Perdón por el recibimiento, nos alegramos de que seais vosotros y no... otros.

Bienvenidos a Pueblo de Mu." -

Anciano Patrón sale de su sampan, donde estaba escondido, al ver que los visitantes son amistosos.

- "Bienvenidos." - Saluda con una reverencia a Riqueza Efímera y a Patán Sabio.

Patán respondió a la reverencia del Anciano Patrón con otra un poco pasada de moda.

-Por favor, sean amables con nosotros, Anciano. -dijo con un tono preocupado. Buscó con la mirada a sus compañeros de viaje de viaje y no los vio. Tampoco a Ojos Rojos.

-El señor Riqueza Efímera querrá conocer las últimas noticias. Hemos llegado tan rápido como hemos podido, los rumores que llegan por el río son poco halagüeños.

Ante la proximidad del atraque, Riqueza había jugueteado nervioso con su medallón. Las señales que percibía desde la cubierta de su sampang eran claras. El pequeño poblado de Mu era víctima del miedo y de la desconfianza, como bien pudo comprobar ante la poco halagüeña bienvendida, algo impensable tratándose de un mercader, alguien siempre bienvenido por ser portador de mercancías y chismorreos y más cuando su presencia había sido requerida.

-Gracias -se limitó a decir el Lord Carroñero, correspondiendo a la inclinación del Anciano Patrón-. Hermanos Do, estáis liberados de vuestro servicio. Gracias a ambos. Tomad vuestras pertenencias e id con vuestras familias. Es bien seguro que agradecerán veros de nuevo. Gracias una vez más -dijo con una inclinación dirigida a ambos hermanos-. Anciano Patrón, milicianos, parecen malas horas las que vivís. ¿Ha acontecido algo grave? ¿Nuevas víctimas de los Yoma? Como bien dice mi estimado automatón, hemos remontado el Hu lo más rápido posible, pero algo me dice que, aun así, hemos llegado tarde.

- "Gracias a vos, Riqueza-sama." - Dice el más joven de los hermanos.

Después, ambos hermanos se despiden con una reverencia, recogen sus cosas y se van.

- "Las noticias son extraordinariamente malas, señor Riqueza Efímera. Acompañadme al Salón de Té, donde tal vez veamos a Ronjan el Pirata y os podamos contar los aciagos sucesos ocurridos." -

EL SOL SE PONDRA PRONTO.

Me concentro en mi compañero y susurro a su mente:

 - "Siguelos..."

Me mantengo oculto entre los juncos, fuera del pueblo. Quizás me acercaría, pero solo cuando la noche esté bien avanzada y nadie pueda verme en la oscuridad. Por el momento, lo mejor es enterarme de lejos de la situación y para eso Garra Ósea es el mejor elemento con el que puedo contar, pues nadie sospecha de una tonta ave, sobre todo un ave negra que no se ve en el cielo nocturno. Pienso en lo extraño de la escena y en lo que puede significar:

"Es extraño que el Sangre de Dragón no los haya salido a recibir. ¿No estará en el pueblo? ¿Habrá caído ante los Yoma? Imposible, mi madre era capaz de exterminar demonios por cientos, no pueden haber caído ante esos demonios menores. ¿Que significará la paranoia que sienten las personas del pueblo en este momento? ¿Quienes serán los "otros" que el anciano temía que llegaran? Algo está sucediendo aquí y es algo muy distinto a los rumores que yo había escuchado. Esto es más grande de lo que pensaba. Solo espero que los hilos de mi padre no tengan que ver en esto."

Ahora solo puedo confiar en su capacidad, en su don para pasar desapercibida y acercarse lo suficiente para comunicarme todo lo que percibe, pues es para mí necesario enterarme de toda esa información, información tan relevante para mi objetivo.

-Me gustaría que mi automatón nos acompañara, Anciano Patrón. ¿Estará el sampang a buen recaudo? Si me decís que corre el más mínimo riesgo, dejaré a Patán aquí -señaló-. Por lo demás, estoy dispuesto a seguiros a donde digáis. Cuanto vaticináis, no parece que haya de ser agradable.

«La lógica de es Riqueza aplastante, sí, sí...» afirmaba Patán con la cabeza mientras meditaba sus palabras.

«Espera... ¿Riesgo? ¿Qué clase de riesgo, Riqueza? ¿Has visto algo más????...»

-Sí, Anciano Patrón, bandidos, pillos o aldeanos temerosos de una nave desconocida... -Patán trataba de mantener la calma y no pensar en yomas.

- "No se han producido robos, aunque sí otros muchos crímenes de mucha mayor gravedad.

Yo suelo dejar mi embarcación sin vigilancia y nunca he echado nada en falta." -

-Es cuanto necesitaba escuchar -dijo Riqueza aparentemente aliviado-. Patán, sigamos a nuestro anfitrión. Anciano Patrón, os seguimos.

Riqueza se pegó a Patán y le guiño un ojo cómplice, a espaldas de su anfitrión, al que seguían. En un susurro, su voz solo llegó al automatón.

-Esto me huele mal. Aquí ha pasado algo terrible y diría que nuestros socios están implicados en ello. Al menos, la mierda no nos ha salpicado. Y Patán, ten cien ojos abiertos. Me temo que un Yoma pulula por aquí.

Patán suspiró aliviado: no se tendría que quedar en el barco habiendo un yoma suelto por ahí. La aparición de Tiwoka ya había sido bastante emoción. «¡Ahora a tener los ojos abiertos!».

A lo lejos una mujer mayor les miraba desde una ventana. Patán volvió la cabeza hacia ella inquisitivo, estirando su mínimo cuello. «¿Será ella el yoma?»

En cuanto la mujer se dio cuenta de que la observaba dio un respingo y cerró la ventana.

-Jeje... -se sonrió Patán, orgulloso de haber intimidado al ser que les acechaba.