Partida Rol por web

La practica parecía ir bien, el muñeco no paraba de reírse por la demostración de aptitudes de los nuevos exorcistas y parecía dispuesto a repetir la misma acción con Audrey.

-Bueno, mas o menos. Respondió Shura. -No estáis obligados a estar en el mismo equipo al crecer, pero vuestro adiestramiento sera con las personas que tenéis a derecha e izquierda. Luego ya iréis donde se os pida. Aprovechad ahora que esta todo en... Pero no llego a acabar la frase ya que algo extraño le pasaba al muñeco.

Quizás fuera por los pocos golpes que había recibido o por lo mucho que había reído. Pero la sonrisa le estaba cambiando por momentos a la vez que sus manos y cuerpo se rodeaban de llamas. Cuando os volvió a mirar, el amable muñeco era reemplazado por una figura desfigurada que os observaba como si de presas se trataran. Antes de que pudierais reaccionar, el muñeco hizo el gesto de abalanzarse contra Yaimee, la que se encontraba mas cerca en ese momento. La muchacha podía sentir el calor sofocante rodeando su cuerpo y tal vez su vida hubiera acabado en ese instante si no fuera por la intervención de los demás compañeros.

Con un rápido movimiento, Sora lanzo su conejito contra el demonio. Nada mas recibir el golpe no hizo mas que reírse pero poco le tardo en cambiar la cara al ver que el conejo se levantaba y crecía hasta tomar una altura de unos 3 metros. -Quieres hacer daño? Dijo la voz de ultratumba a la vez que movía sus manos ya cambiadas a largas garras afiladas. -A ver si ríes ahora. La batalla entre ambos demonios dejo tiempo suficiente a Yaimee para que se retirara mientras el muñeco de practicas era brutalmente despedazado. Mientras tanto Sora solo se quedaba mirando, inmutable, sin dejar de acariciar su segundo peluche. Como si no tuviera nada que ver.

Antes de desaparecer, el muñeco de practicas lanzo una enorme bola de fuego hacia vosotros. Demasiado rápido como para esquivarlo. -Ups, eso esta que arde. Dijo Shiro a la vez que dejaba caer sus cartas al suelo. Como si estuvieran atadas por magnetismo, las cartas se mantuvieron unidas y con una sacudida del joven se convirtió en un enorme escudo entrelazado. Shura se quedo mirándolo todo y sonrió poniéndose la mano en la cintura. -Bueno, eso no a estado nada mal. Como no a pasado nada iré avisando al siguiente. El viejo debe ya haber acabado con todo. Quedaos aquí y intentad no meteros mas líos vale? Abandona la sala no sin antes dar una ojeada a los peluches de Sora.

-Que va. Negó en referencia al cumplido de sus compañeros que recibiera tras el ejercicio con la espada de bambuu, mientras la rebelde cabellera se agitaba un poco. Encogió los hombros restando importancia al asunto. -solo he tenido la fortuna de practicar con anterioridad.
Asintió a las palabras de Shura imaginando todos ellos convertidos en exorcistas de ley, por ahí, dando latas y salvando a la humanidad. Abstraída con ese aire de aspiración heroica todavía revoloteando en su mente mientras estudiaba las armas, había también prestado atención a las sugerencias de Giuletta.
"excelente, buenísima idea deberíamos practicar juntos en batalla para lograr una buena coordinación y así entrenar bastante."
Esa hubiera sido su contesta si no es que de pronto un calor descompasado, una llamarada viva se le venia arriba con intención de acabar con su vida, al voltear casi sin tiempo a otra reacción puede ver atónita el desenlace mientras el conejo se las gastaba al espantapájaros transformado y una barrera de cartas detenía la embestida de este.
Yaimee aspiro profundo, ojitos brillantes y exaltada tras presenciar todo aquello. Ella misma aplaudió siendo esta su forma de agradecer, prescindiendo del echo que su propia vida había estado en juego. Definitivamente su engranaje mental funcionaba en otro nivel pues el despliegue de habilidades presenciadas eclipsaba cualquier sentimiento de estupor, miedo o temor que esto hubiera podido ocasionar en otra persona.
-Eso fue sorprendente, chicos mis respetos. Sora tus amigos imponen, y ese escudo es que ..wow.
Levanta el pulgar hacia el conejo mutante repitiendo un guiño a su dueña y una media sonrisa picara a Shiro.
Su mirada sin embargo se ensombrece, frunciendo el ceño, cuando sigue a la incompetente profesora  ..-pufff, vieja loca "no ha pasado nada".. Imita en un tono de voz forzado y chillón a la profesora, algo que sonó mas bien chistoso con su fuerte acento escoces . - Mísera elección, "os he traído el mas facilito" ..ya le mostraremos facilito un día de estos. 
Cruza los brazos un poco contrariada y algo mosqueada. Resolución asomando en el semblante. ¿Orgullo herido o preocupación por seguridad de sus compañeros?  Era difícil precisar pero sus ojos escudriñaron en la dirección de los demás jóvenes asegurando algo, antes de volver a depositarlos en los héroes del momento y esta ves una casi imperceptible sonrisa se dibujo en la comisura de sus labios.

-En fin.. El viejo ese al que se refiere. ¿Director o que?  pregunto retomando su actitud impavida de siempre, para concluir a Shiro pues algo le decia que estos dos tal vez no eran precisamente estudiantes de primero como ella y los demas.
 

Fue todo quizá demasiado rápido para que Giulietta lo asimilase de forma inmediata. Tan pronto estaba asintiendo a lo que decía Audrey como Yaimee casi era devorada por las llamas.

-¡...!- abrió la boca para gritar pero la propia impresión parecía haberle robado el aliento contemplando ojiplática la habilidad de escudo de Kai.

-...Grazie a Dio- dijo con voz débil-Menos mal, Kai... grazie- agradeció con una mano en el pecho notando como le latía a toda prisa por la descarga de adrenalina producto del tremendo susto que se habían llevado.

Se acercó hasta Sora y sus peluches.

-Habéis estado increíbles, grazie Sora...y... y....- hizo una mueca incómoda- lo siento, no sé como te llamas- dijo al conejito que había lanzado la niña- pero igualmente.... sois increíbles- alzó los hombros con una sonrisilla breve y se alejó de ellos para acercarse a uno de los trocitos que habían quedado del demonio de prácticas.-ma...¿Por qué ha hecho eso?-preguntó en voz baja con tono afligido y la mirada azulada oscurecida por la preocupación-quizá Yaimee le hizo demasiado daño y por eso intentó hacerle daño...nya- meditó en voz baja para sí. A ella le había caído bien el espantapájaros de entrenamiento con su risa pese a todo.

Con un ligero movimiento, Kai toco una de las cartas y el resto volvieron a la formación de baraja normal y corriente. -Fiuf, menos mal. Algo mas grande y no se si hubiera podido. Kai inclina la cabeza a modo de agradecimiento. -No es nada por dios, si hubierais tenido la oportunidad estoy seguro que haríais lo mismo en una situación de peligro. Ademas me gustáis, no iba a dejar que os pasara nada. El enorme conejo por el contrario paso cerca de Yaimme y Giuletta, acercándose a su maestra aun con las garras desenfundadas. Al nombrarle no pudo mas que sonreír. -Yo soy Agni. Suerte que no a despertado mi hermano. Sora alarga los brazos y justo cuando toca al conejo, este desciende de tamaño casi al instante y vuelve a tener la expresión adorable de cualquier peluche normal. Sora se lo acerca y dándole un gran beso en la cabeza lo coloca con el otro. Sora ladea un poco la cabeza, se coloca cerca de la pared, se sienta y vuelve a jugar con ellos como si se trataran de simples juguetes.

Kai sonríe y se coloca bien las gafas. -Menudo primer día no creéis? Espero que el siguiente profesor sea mas amable.

Joder con el osito y el de las cartas pienso para mí, dejo el arma en mi mano no me apetecía soltarla, me acerco al grupo y digo:

-¿Alguien se ha puesto más moreno, morena?-dije sonriendo a todos

-Muchas gracias, chicos sin vosotros seriamos huevos fritos, o carne a la brasa-sin más me volví a alejar del grupo y me puse a dar vueltas a la pistola que portaba.

En cuanto el muñeco torció el gesto, a Audrey le temblaron las manos. Cuando la llamarada cortó el aire y amenazó con llegar hasta ella, las rodillas le flojearon. Cayó al suelo y se abrazó a los hombros. Respiraba agitadamente y el sudor frío impregnó sus manos. 

Fuego, ¿por qué tenía que ser fuego? ¡Por qué un demonio de fuego! 

Trató de respirar hondo para tranquilizarse, si seguía así iba a hiperventilar. Si eso ocurría, iba a fastidiarlo todo en el primer día. No podía dejar que sus miedos la vencieran. Había venido aquí a superarlos. 

Se levantó despacio, manteniendo la respiración constante. Por suerte, no había gritado. Mientras quitaba la tierra de sus pantalones, trataba de controlar el temblor de sus muñecas, idóneo para robar panderetas. Terminó optando por guardárselas en los bolsillos. Sin embargo, en su tez de por sí pálida no había quedado gota de color. Tenía frío, incluso a pesar de que lo que había expulsado el muñeco había sido calor. 

Casi se le escapa una sonrisita nerviosa cuando escucha a Naxael decir lo de "morenos". Estaba segura de que ahora ella valía como doble para la peli de crepúsculo, y se ahorraba maquillaje y quilos de sal para los brillos del sol. 

- Gracias, chicos - consiguió decir al rato, cuando estuvo completamente segura de que no se le iba a cortar la voz -, a los tres - añadió en referencia al enorme conejo de peluche -. Un placer haberte conocido, Agni. 

Le daba repelús, pero les había salvado de un demonio de fuego. Igual sí que su abuela no estaba tan desencaminada después de todo, pero seguía sintiéndose insegura. Porque, si hubiera sido verdad, ella aún seguiría viva...

- Shiro-kun, ¿cómo has hecho eso? - preguntó entonces con enorme curiosidad -. Ha sido increíble. 

Sobre todo, porque hasta hace un rato ella había estado construyendo castillos de naipes con ellas. 

En un segundo, todo se volvió caos mientras Jareth reía, y ese muñeco parecía convertirse en algo más duro; pero entonces, uno de los "conejitos duracell" se volvió gigante cual malvado de los Power Ranger y acabó destruyendo al muñeco, no sin antes que el chico de las cartas creara un escudo para protegerlos de otro ataque.

-¡Santo Dios! -gritó sorprendido- ¿pero cómo podéis hacer todo eso? -ahora mismo se sentía un inútil ante tanta circustancia, sin ser capaz de haber dado a ese muñeco y sin poder haber hecho nada ante esas circustancias, pero al menos no era el único que no había hecho nada- Gracias, chicos -miró de reojo al conejo y siguió hablando- pues creo que no quiero presenciar a tu hermano despierto, que tú ya me has asustado lo suficiente.

Kai sonrió alegre mostrando su mazo de cartas. -No es mas que un pequeño truco, las cartas están imantadas por así decirlo. Para que se active el mecanismo solo se... coge una carta con dos manos, el joker. -Tienes que tener suerte de coger la carta adecuada. Antes de que pudiera dar muchas mas explicaciones se escucho como alguien llamaba a la puerta y seguidamente entraba.

Era un hombre adulto, mas bien de avanzada edad. Portaba unas gafas redondas y pequeñas, cabello corto y canoso, muchas cruces en su cuello y como no, un uniforme negro casi parecido a los que llevan los sacerdotes en la iglesia. En su rostro se marcaban las arrugas por haber sonreído demasiado y aun seguían allí, pues en cuento entro miro los restos del demonio y continuo sonriendo. -Vaya, entonces Shura no me estaba tomando el pelo. Pobre, tendremos que volverlo a purificar para que sirva a otra practica. En fin. El anciano se puso delante de vosotros, por supuesto tenia en su pecho el símbolo de los exorcistas. -Soy el padre Fujimoto, un placer a todos y perdón por el retraso. Me a costado atrapar a uno. Fujimoto levanta las manos y en el veis a un gato blanco maullando tranquilamente. Vuelve a miraros uno a uno y empieza a explicar. -Me parece que Shura no os a explicado muy bien como va esto y os a puesto a entrenar como locos. Perdonadla no esta muy acostumbrada a ser profesora aun. Veamos... Saca un papel de la chaqueta y os lo muestra. En el se enseña las diferentes clases de exorcistas. -Normalmente en el primer día se explica que clase de exorcistas se quiere llegar a ser: Knight, Dragoon, Aria, Doctor o Tamer. Como imaginareis aquí no nos andamos con delicadezas. El mundo del exorcista es duro y muy difícil. Así que intentad tomároslo con humor. El profesor se guarda el papel y saca una pequeña biblia, pero en vez de ser negra es roja. -Como a mi no me gusta ser muy malo con estas cosas empezaremos con algo mas... sencillo y divertido. Os parece? Deja en el suelo al gato que no tarda en salir disparado para esconderse. -Atrapadlo. No podéis usar armas pero si alguien quiere usar este libro de salmos, puede usarlo. Veamos lo rápidos que sois.

No pudo evitar sonreír cuando entró el siguiente profesor, un sacerdote como el que le había "reclutado" a él, y eso hizo que se sintiera ligeramente más en como en casa. Escuchó lo que hablaba sobre los cinco caminos de los exorcistas y no pudo evitar sonreír- Sí, como en un mmo -comentó en general y siguió escuchando todo lo que decía aquel profesor. No pudo evitar ver ese gato como si fuera su presa aunque sabía que no sería demasiado hábil.

-Yo primer -dijo mientras se remangaba y se puso a correr tras el gato- No corras, gatete -decía mientras se intentaba acercar con sigilo, entonces el gato hizo un quiebro y empezó a correr y Jareth corría detrás de él- Ven gatito -decía, hasta que el felino hizo un quiebro, y la mente de Jareth lo siguió, pero su cuerpo no, y acabó tropezando y cayendo de cara al suelo con un golpe estrepitoso- adios gatete -dijo con voz pastosa mientras intentaba incorporarse.

La maestra se había ido y había llegado un hombre un tanto mas simpático, que solto un gatito muy lindo a correr por el aula, fui a por el y me lance dándome de bruces con el suelo, a lo que me reí sintiendo que esto era mucho mas divertido y despreocupado, espere que los demás lo intentaran, y dije:

-apuesto 10 yens a que Giulietta lo LOGRA,- la mire le sonreí y dije:

-vamos me repartiré las ganancias contigo si lo consigues.

-Entonces se pondrá bien de nuevo- dijo por lo bajo para sí ante la noticia de que podrían "arreglar" al espantapájaros... y entonces vino la proposición de carrera. Había hecho amago de acercarse a curiosear el libro pero desde luego intentar atrapar al animalito era mucho más interesante para cualquier adolescente-¡Vamos Audrey!- salió a correr enseguida detrás del animalito dando un toque a la muchacha en el brazo al pasar a su lado. Delante de ella, más rápidos, iban Jareth y Naxael. Jareth, por su lado dio con su cuerpo en el suelo y a Giulietta le tocó esquivarlo como pudo.

-¡No es hora de dormir, nya!- le riñó riendo con las mejillas encendidas por la carrera de un lado a otro siguiendo al escurridizo minino, el pecho le ardía y tardaría poco en empezar a resollar pero aun así quería llegar lo más lejo que pudiese. Naxael también había acabado por los suelos y tuvo que hacer un quiebro para evitar saltarle por encima y que tuviese una panorámica de su ropa interior entre el aleteo de las tablas de la falda rosa del uniforme, aunque su apuesta la descolocó por completo-¿¡Qué!?- miró hacia atrás, su tobillo amenazó con torcerse y, dando una vuelta sobre sí misma en una pirueta ridícula para evitar caer acabó sentada , el cabello enroscándose en el suelo como serpientes marfíleas y las mejillas que bien podrían servir para freír huevos- nya, qué torpe... te pago los 10 yen en la comida- se incorporó sacudiéndose el polvo del suelo de la falda dándole palmadas-¡No os quedéis ahí sentados que esto aún no ha terminado!- no podría atrapar al animalito, pero por intentarlo de forma que no fuese quedarse sentada ante el tercer tropiezo del grupo no perdería nada-¡Ven gatito!- le llamó corriendo con su escasa velocidad hasta detenerse agotada, respirando agitada y con la sensación de que si se sentaba sus piernas jammás la dejarían incorporarse.

-¿El gatito... tiene... - inspiró hondo para dejar de jadear por el agotamiento- nombre?

Al oír que Giulietta dice su nombre, Audrey asiente y echa a correr detrás del gato. Pero como era de esperar, no puede más que derrapar en la arena cuando el animal se le escurre entre los brazos y se sube en un bordillo. Porque es un gato, sino juraría que se está burlando de ellos. Ladea la cabeza momentáneamente esperando ver algo que le de a entender que eso es un demonio, pero no sucede. Como empieza a parecer rara tirada en la tierra mirando con la cabeza ladeada al bicho, decide que es mejor levantarse y sacudirse la tierra. Al menos, la carrera le ha despejado un poco la cabeza y ya no tiene al espantapájaros metido en la cabeza. 

Entonces, posa sus ojos sobre la Biblia roja. Despacio, se acerca al profesor y, al ver que le hace un gesto hacia el volumen, ella da un paso al frente para examinarlo. 

Audrey se decide a coger el libro y empieza a ojearlo hasta llegar a una página cuyo título llama su atención. 

- Salmo del tiempo... - murmura mientras alza la cabeza de entre las páginas para buscar a Giulietta-. Giulietta, esto puede ser útil - dice mientras le muestra la página. 

Lo repite varias veces, pero le cuesta horrores quedarse con las difíciles letras del salmo. Nunca fue muy buena memorizando texto escrito. Aquello que sabía y recordaba siempre había sido por la insistencia de su abuela al cantárselo en voz alta o cuando se lo repetía por todas las veces que ella preguntaba. 

- Toma - dice tendiéndole el libro -. Igual a ti se te da mejor...

Pero entonces se le ocurre otra cosa más. 

- Giulietta, ¿crees que podremos hacerlo justas? ¿Es eso posible? - se gira entonces al profesor -. ¿Podemos recitarlo las dos?  Y, otra cosa más. Si nosotras recitamos, ¿pueden ser los demás quienes cojan al gato? 

Fujimoto deja escapar una pequeña risa al ver como corréis detrás del gato. No se mueve del lugar y cuando Audrey coge el libro asiente con la cabeza. -Parece que alguien a encontrado la forma de pararlo. A sido divertido ver como intentabais cazarlo pero sigue siendo un gato. No, no tiene nombre, lo encontré rondando la academia y me costo bastante trabajo traerlo aquí. El gato blanco se para un momento y se va lamiendo la patita mientras maullá. -No podéis unir vuestros cantos, que yo conozca solo he visto a Tamers junto con sus demonios hacer eso. Deberíais sincronizaros a la perfección, me imagino que os acabáis de conocer, seria complicado. Como si fuera lo mas normal, la mano de Fujimoto acaricio la cabeza de Audrey. -Aprender los salmos es difícil, pero seguro que si lo hacéis veréis que es una rama muy poderosa. Ahora a ver si lográis parar al gatito.

-¿Qué es...? Hala- dijo asomándose al libro que Audrey le mostraba. Acababa de tomarlo entre las manos cuando el señor Fujimoto retomó la palabra acariciando la cabeza de su compañera- oh, pero seguro que podremos hacerlo... con el tiempo ¿podemos adoptar al gato? Siempre quise una mascota-echó una mirada a Audrey, era una muchacha fácil de tratar, muy en la línea de la propia Giulietta que dirigió la mirada de nuevo a las palabras, poniéndose con la otra chica hombro con hombro- tendremos que estudiarlo ¿hm?- dijo como si fuese una confidencia- ¿entonces pruebo a hacerlo?- inspiró hondo y soltó el aire despacio para poder leer las palabras sin que le faltase el aliento tras el resuello de las carreras tras el gato. Cuando comenzó a leer empezó a dar pequeños golpes con el dedo en el que llevaba el anillo como si llevara un ritmo que dictase la cadencia al leer.
 

El salmo de Giuletta empieza a resonar en la gran sala. Al principio no parece que pase nada, el gatito se encontraba limpiandose las orejas con las patas hasta que de pronto se movio inquieto por alguna razon. Al intentar escapar, los movimientos del gato eran mucho mas lentos, casi parecia que se podria atrapar caminando. El gatito miraba nervioso a los lados sin comprender el porque a la espera de que alguien le atrapara.

Charlotte había permanecido aturdida por el golpe del muñeco a la cara y había guardado un largo silencio. En la primera aparición del gato, solo lo observó de frente y con detenimiento, cuando escuchó los salmos de las chicas.

Al principio, no funcionaban pero luego la voz de Giulietta resonó por el lugar, dándole el poder que necesitaba a sus oraciones. El gato se hizo lento y Charlotte decidió tratar de ayudar para lanzarse hacia el gato, solo esperaba atraparlo esta vez, ya que había sido de poca ayuda antes.

El gatito no pudo alejarse y no le quedo mas remedio que quedarse en los brazos de Charlotte. Aunque por un momento parecía que al pasar el efecto saldría nuevamente a la carrera, el gatito maulló un par de veces y comenzó a rascarse la cabeza con la pata. -Bueno, si queréis quedároslo no veo porque no. En la academia se aceptan mascotas. Comenta Fujimoto mientras se marchaba de la sala. -Deberíais quedaros aquí, la ultima clase esta por empezar. Después de esta os enseñaremos como se van a las residencias y como volver mañana a clase. Despidiéndose con un movimiento de mano, el sacerdote abandono la sala.

No paso mucho tiempo antes de que la puerta se volviera a abrir, para aquellos que tenían reloj, había sido lo mas puntual posible. Por la puerta apareció Yukio Okumura, pero en esta ocasión no llevaba el mismo uniforme que vosotros. El traje de Yukio era largo y negro, parecido al del padre Fujimoto, con la variación de que en esta ocasión llevaba un complejo cinturón de cuero junto con una pernera del mismo material. Toda la pernera estaba llena de botellas de colores variados, en el cinturón reposaban complejos utensilios de exorcista ademas de algunos recipientes que recordaban a las granadas. En su espalda esperaban dos pistolas negras dispuestas a ser desenfundadas cuando fuera necesario. -Me presentare de nuevo. Dijo Yukio poniéndose delante de vosotros. -Mi nombre es Yukio Okumura, sere vuestro profesor ademas del encargado de las residencias. Un placer. Inclina un poco la cabeza y coge un par de papeles de su bolsillo. -Antes de que finalice el día, a todos los nuevos debemos daros esto y comprobar una cosa. Os entrega a cada uno, un papel con un circulo extraño de color rojo. -Es un circulo de invocación. Habéis visto la mayoría de las ramas, pero la rama Tamer es la mas compleja, los demonios son atraídos por vuestra esencia en la sangre y eso es lo que vamos a ver. Si hay algún tamer entre vosotros. Yukio se clava la uña y vierte una gota en el papel. Inmediatamente, oculto bajo una cortina de humo, un gato negro apareció delante de Yukio. Parecía un gato normal, con la diferencia de que tenia dos colas.

Yukio puso una mano en el suelo y el gato subió hasta su hombro. -Siguen siendo demonios pero... mira a Sora que continuaba jugando con sus conejitos sin prestar atención. -Con muestras de cariño y respeto se pueden volver los mayores aliados que podáis encontrar. Por favor, haced lo mismo que he hecho yo.

Eso de correr como mensa detrás de un gato, como que no le apetecía en lo mas mínimo.
Seriamente se lo pensó simplemente por disfrutar del placer del ejercicio, pero recargo el cuerpo en el cilindro apoyando los antebrazos simplemente observando el desenlace de los cantos Arias.
-Si canto terminara por llover incluso bajo tierra, yo mejor me abstengo de meter las narices en eso. Dejarlo a las expertas.
Comenta a secas sin mayor emotividad en el timbre vocal.
Su mirada se desliza hasta el padre Fujimoto, para despedirlo luego con un imperceptible movimiento de cabeza.
Yukio no se hizo esperar y entro ataviado con uniforme diferente y credenciales de instructor.Yaimee lo estudio con la mirada como lo habia echo con el anciano, esa toga le estaba gustando.
Yukio además de compartir información venia con circulitos de invocación.
-Practicas, esto es como un buffet, me gusta. 
Finaliza tras una leve pausa tomando el papel que le corresponde y en un tono bastante divertida.
-Tamer. Parece meditar en la palabra. Seria entretenido pero dedicarle tanto tiempo, amor y paciencia a una invocación. Bueno no tengo nada en contra de ello, solo que no creo que se acople conmigo. Le da una miradita de reojo a Sora.
-aunque debo de admitir que eso de aliados suena muy tentador.
Casi se podría jurar que un tinte de aprecio asoma en su voz pero es subyugado rápidamente mientras pone manos a la obra en la casi infructuosa tarea de realizar una invocación tammer.

-¡Funcionó! Chócala, Audrey-levantó la mano para que la chica chocase los cinco, sonriendo emocionada ante la afirmación de quedarse al animalito atrapado-¿Podemos?- miró al gatito entre los brazos de Charlotte- ¡qué bien! Voto por llamarle Fígaro

Fígaro era un nombre como otro cualquiera y había un gatito Disney que se llamaba así también... aunque no era tan adorable como ése.
Fuera como fuese, el debate sobre qué nombre ponerle al gato se acabó posponiendo con la llegada de Yukio que, por lo visto, estaba engrosando su currículum a base de bien pues no solo era representante de los alumnos sino también profesor y encargado de residencia.

-Tamer...- miró a Sora, a Agni y a su hermano, cuyo nombre desconocía- así jamás estáis solos ¿hm? Ni el tamer ni los demonios- seguramente los demonios conejito eran de los más afortunados dado el mimo con el que Sora los cuidaba.

Se clavó la uña y soltó un "ay" por lo bajito. Le escocía la pequeña herida y, tras imitar a Yukio y ver que no servía de nada más que para sentir escozor, se llevó la mano a los labios, limpiando la  escasa sangre que había brotado.

Charlotte logró detener al gato, pero si no hubiera sido por las oraciones, no lo habría hecho. Ciertamente era adorable y Charlotte no puede evitar sonreír abiertamente.

Acaricia su cabeza y su cuello con suavidad, mimándolo y al escuchar la sugerencia de Giulietta, sonríe y dice - Fígaro, me gusta - su pronunciación puede confundirse con la del francés y le pregunta al gato - ¿Qué te parece? ¿Te gusta? - sonríe y observa la entrada de Yukio, aunque ahora no parecía un estudiante, sino un profesor.

Observó todas esas botellas que tenía en su cinturón con gran curiosidad y le dice - Eso es lo que más deseo aprender - sonríe y toma el círculo para imitar el gesto. Pone a Fígaro en su mano izquierda y con sus dientes, atraviesa la punta de sus dedos para sangrar lo suficiente. El dolor no la afectaba en verdad, estaba acostumbrada a él. Esperaba poder tener esa capacidad...