Partida Rol por web

El espejo se limpio sin mayor dificultad, estaba muy sucio pero nada que una buena funda de almohada mojada no pudiera solucionar. Shiro asintió ante el gesto de Audrey y coloco una de sus cartas encima del resto, el joker, todas las demás se pusieron rígidas de golpe como si se tratara de un bloque macizo de acero. -Yo te cubro, id haciendo.

La luz de la luna no estaba en la posición correcta, pero apenas tardo un par de minutos en estarlo, mas o menos cuando uno de los relojes de la residencia marcaba las doce. El reflejo de la luna cayo directamente en el agua que comenzó a burbujear con fuerza. Por la impresión Audrey no pudo hacer otra cosa que tirarse hacia atrás, pero el rayo de luna no ceso, el tablón que la ocultaba había caído por lo frágil que se encontraba, cayo hacia fuera golpeando el suelo con un sonido sordo. El espejo que había limpiado Jareth no reflejo ningún rayo de luna, parecía que por el momento no era necesario para mantener al demonio despierto.

Como si fuera un geiser, el demonio apareció. Al verlo os recordó bastante a Folen, pero en una forma mas amable. Era una criatura enteramente hecho de agua, se parecía a una mujer si teníais que definir un sexo, os miraba con curiosidad y a la vez desconfianza. -Este es....el demonio? Pregunto Shiro sin relajar la postura. -No parece muy feroz.

El aire se colaba por los agujeros puestos en la madera por el tiempo y por los resquicios de la madera por donde se colaban haciendo una corriente ascendente que os daba de caras. El polvo continuo moviéndose por la estancia, libre por las corrientes mientras vuestras manos pasaban por los resquicios del suelo, pared y parte baja del techo.

-Tamer...te queda mucho para darme ordenes, quemare lo que me venga en gana. Dice Folen entre risas, sin añadir nada mas. Pero sin previo aviso, Folen os golpeo con una ola de calor lo suficientemente fuerte como para lanzaros al suelo pero no lo suficiente como para dañaros. Cuando os girasteis para reprocharle vuestros ojos vieron por que lo hizo.

Bajo el fulgor del cuerpo de Folen, era mucho mas fácil ver al enemigo, por suerte para vosotros. Era una criatura que parecía estar echa de oscuridad, pero su cuerpo brillaba por las llamas de Folen, era mas bien el polvo que se acumulaba en su cuerpo el que le daba forma. Sus ojos eran rojizos, destacados entre el mar de oscuridad que comenzaba a rodearos, su cuerpo era el de un fantasma mientras que sus garras parecían estar echas de acero, apuntándoos. -Hora de jugar!

--- Ya empezamos...- digo  mientras sigo pasando las manos por los agujeros- Ya hemos tenido esta conversación antes, Folen, te dejaré  quemar lo que quieras siempre y cuando no pongas en peligro a nadie y solo cuando yo te diga que puedes hacerlo sino podrias pro.....¡AY!- digo cuando caigo al suelo debido a la onda de calor de Folen- ¡ Folen! eso no ha tenido ninguna gra....oh... creo que estamos de suerte Charlotte, mira eso- digo señalando el Demonio que a aparecido me levanto rápidamente y no pierdo de vista a nuestro nuevo amiguito.

--- Folen, protegenos y si en necesario te permito hacer estallar en llamas  al Demonio, siempre y cuando no quemes nada más, consideralo un reto personal...-digo sin apartar la vista 

Audrey sintió cómo le temblaban las manos mientras guardaba la flecha en su carcaj y apoyaba el arco contra su pierna. 

- No tiene por qué serlo, ¿no? - contestó Audrey mientras la observaba y, respiraba hondo para lo que pretendía hacer ahora -. Hola, ¿te encuentras bien? ¿Cómo te llamas? - preguntó al demonio. 

Despacio, mostró sus manos vacías. Claro que ella aún podía entonar los salmos sin estar armada. A su lado, sabía que Shiro la cubría. 

-¿Eh?...- se giró hacia Agnis, recogiéndose un mechón marfíleo tras una oreja, mirando consternada hacia el peluche- Agnis eres como un dolor en...- el lugar quedó en el secreto de la mente de Giulietta cuando vio que la salida había quedado bloqueada por tablones de madera.

-Sora- miró a la silenciosa muchacha- no... te separes de nosotros.- giró, quedando casi espalda con espalda con Naxael (a excepción de un pequeño hueco para que Sora se  uniese a ellos y las espaldas de los tres hiciesen un triángulo, tardó unos segundos en ponerse a tararear para ella, siguiendo el tempo de la melodía que usaba para memorizar dándose golpecitos con los dedos en la pierna izquierda-Oh Dios, señor de los que dominan,-más que cantar era el propio salmo con una cadencia melódica, siguiendo la melodía que había tarareado-Guía Supremo que tienes en tus manos las riendas de la vida y de la muerte.Escúchame: Haz, Señor, que mi alma no vacile en el combate,- Interrumpiendo el tamborileo del tempo en la pierna, cumplida ya su función, echó la mano buscando la de Naxael hasta tocar la empuñadura del arma del compañero, cerrando entonces los ojos centrándose en aquello que quería transmitir al arma del chico-y mi cuerpo no sienta el temblor del miedo. Haz que te sea fiel en la guerra, como lo fui en la paz. r.

Jareth estaba observando la situación y no pudo estremecerse ante la aparición del demonio de agua. Llevó una mano a la pistola y sujetó la empuñadura sin llegar a sacarla, no fuera que el demonio se volviera agresivo; pero entonces Audrey comentó algo sobre la apariencia del demonio.

-Inubashiri no parecía muy peligrosa, y recuerda en qué se convirtió -dijo mientras se mantenía atento a los gestos del demonio. No iba a bajar la guardia.

Audrey se vuelve hacia Jareth, olvidándose momentáneamente del demonio de agua. 

- Inubashiri no es mala - dice ella con convicción -. No lo hizo queriendo, estoy segura. Además, su estado se puede curar.

Dicho esto, volvió a suavizar el gesto y se centró de nuevo en el demonio de agua. 

La masa de agua se quedo mirando a los tres jóvenes que estabais en el baño, no relajo mucho su postura si es que se podía considerar que estaba tensa. Era imposible de determinar teniendo en cuenta que no era mas que un amasijo de agua. Pero fue acercándose hasta mas o menos el borde y se inclino, sacando la cabeza fuera de la bañera mirando con unos ojos cristalinos a Audrey.

Agnis no parlaba de burlarse de nosotros y ser sarcastico. Me daban ganas de cogerlo y arrojarlo por alguna ventana pero como sabía que realmente era mucho más que un peluche me lo pensé 2 veces antes de hacerlo.

- Agnis. Callate ya! - dije molesto

De repente volvió a sonar un ruido que venía del mismo lugar en el que Sora había señalado previamente. Acto seguido, se encogió de hombros, sujetando a Rudra. Cuando quise darme cuenta unos tablones de madera bloquearon la salido y escaleras por donde vinimos. En la madera comenzaron a aparecer mascaras con una sonrisa diabólica. Estas se extendieron hasta el suelo y el techo.

Giulietta actuó bastante rápido ante todo esto. comenzó a tararear, pero pronto, ese tarareo se volvió en un cántico. Un salmo.

Noté qué algo tocaba mi mano izquierda y miré. Era Giulietta.
- ¿Qué... Tiene miedo? - pensé

Pensé mal, lo que buscaba era mi espada.
- ¿Qué quiere de mi espada? - me pregunté

Mi pregunta no tardó en ser solucionada. Noté que la espada tenía algo diferente. No sabría decir si era bueno o no, así que solo podía comprobarlo luchando.

Desenvainé mi espada y me puse en guardia para lo que pudiera pasar.

Despacio, sin movimientos bruscos, hinca una rodilla en el suelo para quedar más o menos a la altura del demonio. 

- ¿No nos vas a decir tu nombre? Yo me llamo Audrey - siguió ésta, aprovechando que tenía su atención. 

De reojo, mira a sus dos compañeros, insegura de si creen que está loca o solo están siendo cautos. 

Charlotte sintió cómo el demonio de fuego los derribaba y aunque se disponía a decirle algo, vio lo que apareció frente a ellos - Polvo... - dijo simplemente mientras analizaba detalladamente a ese demonio que estaba frente a ellos.

Su trabajo era hacer el reconocimiento y no dejaría de hacerlo, ni aunque la situación fuera apremiante.

Ese espíritu se movía con calma y lentitud, estaba observando a Audrey; pero en ese momento se acordó del motivo por el que estaban allí y una frase del profesor Okumura.

Os aviso ya que no serán amistosos

Varias dudas surgieron en su mente; pero algo le dijo que se tenía que fiar de lo que decía el profesor.

-Audrey, apártate -dijo mientras sacaba la pistola- Recuerda lo que dijo el profesor. No son amistosos -mantuvo la pistola fuertemente empuñada y con el cañón apuntando al suelo.

El espíritu se acerco un poco mas a Audrey, ladeando la cabeza con curiosidad, casi parecía que quería estar con ella. Una mano de agua se formo en su cuerpo, alargándola casi hasta rozar la mejilla de la joven, pero en el mismo instante en que Jareth saco el arma no fue el demonio quien se defendió, fue Shiro. El joven se lanzo contra Audrey apartándola del espíritu con un poco de brusquedad, pero no pidió perdón. -No me había fijado hasta ahora pero....Jareth...no ves algo que brilla en el agua? Dijo casi en un susurro sin dejar de aguantar a Audrey casi como si temiera que se acercara una vez mas al espíritu.

No os habíais fijado, tanto por culpa de la tenue luz que había como por la suciedad que envolvía toda la sala, pero bajo la luz de la luna se podia ver bien el fondo de la bañera. Unos débiles reflejos plateados brillaban en ella, flotando en el agua como si fueran serpientes. Cabellos humanos. Le espíritu tomo un tono rojizo y del agua surgieron unos tentáculos con cabezas de serpiente, todas formadas por agua, nos os podia mirar con furia porque era difícil saber su estado de animo, pero parecía que al descubrir su secreto pensaba mataros de una forma diferente. Shiro se levanto y tendió la mano a Audrey. -Hiciste bien pero....mas cuidado la próxima vez, no me gustaría que tomaras daño. Sonrió un poco y con la otra mano comenzó a mover sus cartas, buscando una en especial.

Folen se hecho a reir, una carcajada bastante siniestra. -Primero me dices que no queme y luego que le haga arder, aclarate niño de que quieres que haga. Pero no pienso contenerme no ahi reto que me puedas imponer. Todo a mi alrededor seran llamas! Los brazos del espiritu se transformaban en un fuego mas basico, menos corporeo, como si se estuviera preparando para el combate, cosa que no iba desencaminada.

La criatura del polvo se preparo tambien, sus garras crecieron hasta parecer espadas y su cuerpo era dificil de distinguir entre tanta oscuridad, por suerte aun teniais el brillo de Folen para verlo. Os miraba con sus ojos carmesies dispuesto a atacar una vez mas cuando tuviera ocasion.

La hoja de la espada había cambiado, no mucho, pero si que se notaba como una fina película de una aura brillante la recubría, incluso iluminaba un poco los alrededores de Naxael pero no mucho claro menos que una sencilla vela. Sora no tardo en obedecer, colocando su espalda junto a la de sus compañeros, sujetando a Rudra con fuerza, el peluche esta medio calmado pero sus ojos de botones brillaban con fuerza, parecía que estaba dispuesto a combatir en cualquier momento, aunque el espacio no era propicio para el.
-Callarme, callarme. Dijo sonriente Agnis poniéndose a los pies de su ama. -Entonces solo procurare la vida de la tonta esta. No querría volver al infierno tan pronto.

Las mascaras abrían y cerraban la boca como si estuvieran hablando, aunque vuestros oídos escuchaban el débil sonido del aire correr por la habitación, estaría tirando aire o algo diferente? Había un total de ocho mascaras, cuatro en pared, dos en techo y dos en suelo.

Habían un montón de mascaras, un total de 8. Todas movían la boca, como si quisiera hablar, pero lo único que percibían mis oídos era el débil sonido del aire correr por la habitación. Estaban comenzando a ponerme nervioso, acabando así con mi paciencia ya que no me gustaban.

- Gracias Giulietta - dije sin dejar de mirar aquellas asquerosas mascaras.

No dije nada más. En mi mente solo tenía en mente una cosa. Acabar lo antes posible. No sabía a lo que me enfrentaba, pero alguien tenía que comenzar para terminar esto.

Rápidamente me abalancé hacía la mascara de la pared más cercana a mi, conduciendo mi espada con un corte descendiente con ambas manos.

Naxael rompió la formación para abalanzarse contra una de las máscaras y Giulietta se apresuró a eliminar el hueco que había dejado el chico para apoyar a Sora y cubrirla incluso si no necesitaba más protección que la de Rudra, cuyos ojos refulgían.

Su primer instinto había sido imbuir el arma de Naxael para aumentar las posibilidades de éxito del chico pero aquel airecillo que aparentemente era bastante inofensivo no pararía solo por hacer que Naxael tuviese más facilidad para poner en práctica los movimientos de clase, contó el número de máscaras y comprobando su localización.

Piensa, Giu, piensa. Se supone que tú has ojeado tu manual antidemonios y has leído cosas sobre ellos. ¡Piensa Giulietta! Acompañando sus órdenes mentales aferró con más fuerza la mano con la que sujetaba el báculo, haciéndolo tintinear.

Audrey soltó un suspiro de abatimiento. Si no lo intentaba ahora que estaban de prueba, ¿cómo iba a ser capaz cuando salieran de esta "caja de arena"? De todas formas, no había pensado dejar que el demonio la tocara. El diálogo era una cosa, pero el contacto... Sólo de pensar el estado en el que estaba el agua de donde había emergido le daban náuseas. 

- Lo siento, tenía que probar - se disculpó alicaída. Fue lo único que se atrevió a decir. 

Sentía que había metido la pata hasta el fundo. Quizá se había emocionado demasiado con las palabras de Yuto aquella mañana.

Pero no tenía tiempo de saborear su derrota, ni de ponerse a pensar en lo descuidada que había sido. Ya tendría horas de insomnio por delante, que la noche era muy larga. Dejando el arco donde estaba, a falta de tiempo para armarse, puso las manos en señal de rezo y luchó por recordar las palabras que con tanto empeño había estado repasado justo antes de cenar. 

Tenía la pistola en las manos, estaba pensando en apuntar a su enemigo cuando una idea se le cruzó por la mente. 

Esos pelos.

Con toda la velocidad que pudo, intentó meter la mano en ese agua para coger los pelos y sacarlos. Sabía que existía la posibilidad de que ese demonio le atrapara la mano, pero para eso tenía la otra con la pistola, para liarse a tiros con todo lo que pudiera.

Algo le decía que esos pelos eran los causantes de todo.