Partida Rol por web

Helene se abstuvo de responder a la elfa que, llevada por el dolor de su pérdida, acusaba a los hombres de su muerte, olvidando que en el frenesí que mencionaba, su sed de sangre le llevaba inevitablemente a saciarla en la garganta de un humano. Tampoco mencionó al difunto padre de Margarita, víctima inocente de los licántropos. No era hora de derruir, sino de intentar construir algo, por frágil que fuera y aunque ello implicara perdonar hechos deleznables, un perdón por el que ella después tendría que responder y que no sería entendido. Y no todos eran inocentes. Y Urik era un claro ejemplo de ello.

Solo ante la mención del retén desaparecido, asintió.

-Sí, murió víctima del fuego que asoló el poblado y cuyo origen desconocemos -señaló sin culpar directamente a nadie pero dejando claro que no había sido por la intervención humana.

Dicho aquello, volvió al silencio y la escucha. Unos oídos prestos para la misma captaban información que podía ser interesante, como el hecho de que la Bruma rechazara a los licántropos o el nombre de Valicia, aliada común a vampiros y lobos. Podría ser interesante llegar a hablar a solas con Valanthe y ver qué podía decirles de así desearlo ella.

-Sosegaos, por favor. No es fácil, pero intentadlo. Quisiera haceros una pregunta. ¿Habéis oído hablar del dios Chernogov? -el objeto de Helene era satisfacer su curiosidad de un lado pero ante todo, distraerlas de lo que parecía iba a ser un enfrentamiento inmediato y un ruptura de conversaciones-. Sospecho que ha sido convocado y no sé las consecuencias que ello podría tener.

Ivalic asintió, no tenía intención de meterse en más peleas, al menos hasta que se consideraran bien preparados, pero quizás tenían una oportunidad de alianza que pudiera serles beneficiosa.

-Lo se Herr Urik, debemos permanecer unidos, al menos cuando vayamos a hacer algo importante, otras veces es positivo que nos separemos como ahora para poder abarcar más terreno y tareas. Pero si Madame Montari ha dejado sin cabeza a uno de los frutos rojos seguro que Baba Zelenna y los otros frutos están muy enfadadas. A que sí Ida. Y como estáis enfadadas podríais ayudarnos a acabar con ella, es una mujer muy peligrosa. ¿Que os parece? ¿Herr Urik? ¿Parriwimple? Podríamos decirle a Ida que le ofrezca nuestra proposición de alianza a Baba Zelenna.

- "Ivalic, yo creo que Madame Montari mató a una de los frutos rojos que quizá no estaba demasiado convencida con la idea de invocar a un gran demonio... pero sospecho que ella y Baba Zelenna son ahora aliadas, y que la "suma sacerdotisa de los frutos rojos" está detrás de todo el intento de invocación de esa infernal criatura." -

¡No! ¡Solo decís mementiras! Yo no robé ninin... ningún aninillo. Cher... Chernovvv... ¡como se diga! Es el Dios del Vvvverdor, no un dedemonio. Baba Zelenna no va a invoc... vocar niningún demonio. Los babaus solo la obededecen porque temen el podpoder de una persona santa comomo Baba Zelenna. Ya estataban allí cuando me adoptó, no los invoc...co ella. Baba Zelenna no es aliada de alguien que matata a sus niniñas. Si no lleg... llega a ser por Baba Zelenna... mis padres me habrían aban... aban... abandonanando en el bobosque. ¡Mentís! ¡Solo decís mementiras! ¡Mementirosos!

Los ojos de Ida estaban enjuagados en lágrimas. Aquellos desconocidos, y el atractivo y fornido Parriwimple, estaban tambaleando todo su sistema de creencias.

Perdonad que me meta... Esúchame bien, niña. Si atiendes a mi
razonamiento hasta tú llegarás a comprender que Baba Zelenna
no es trigo limpio. Piénsalo... Si de verdad Baba Zelenna...

En ese momento se agotó el tiempo del conjuro de recado, y la imagen de Merquo Iluminador se desvaneció en el camino sin terminar la exposición de su razonamiento. Ida volvió a centrar su atención en Parriwiimple.

¡Tonto! ¡Cómo te... te atrevves a acusasssarme a mí de robar tu estúpipido anillo!-la mano de Ida empieza a golpear el pecho del Burgomaestre, pero son unos golpes que no duelen porque el brazo de Ida es muy delgado-¡Tonto! Y pensar qu... que yo me había enanamorado de ti... ¡TONTO! ¡MÁS QUE TONTO!

Valanthe negó con la cabeza.

El único dios del que sabemos los licántropos es el Dios Lobo. Chernovog no nos dice nada... ¿Qué hay del cadáver del elfo que murió en el incendio? Debería estar descansando en los pantanos y los bosques que le vieron nacer y crecer...

Humana estúpida... Chernovog no es ningún dios, solo un demonio. Baba Zelenna lleva siglos tratando de invocarlo en el monasterio de Santa Ecaterina, pero no tiene poder suficiente. Hace dos noches estuvo cerca de lograrlo: una luz brilló en el cielo. Pero a juzgar por el poco tiempo que esa luz brilló, no pudo mantener el portal abierto el suficiente tiempo como para traerlo al valle. La postura de Strahd en este tema está claro... Chernovog no es una amenaza. Si viene al castillo, será subyugado y convertido a nuestra causa, como tantos otros demonios que Baba Zelenna nos ha enviado en el pasado con la creencia ilusa de que serían suficiente para acabar con... El Gran Strahd Von Zarovich.

Las últimas cinco palabras de Sasha Ivliskova tenían otra entonación, como si fuesen las palabras clave que desencadenaran algo en un plan urdido con anterioridad. Y sí se desencadenó. Vaya que si se desencadenó. A la espalda de Valanthe, un humo en el que Helene no había reparado se transformó en el cuerpo de un espadachín elegantemente vestido.

Su espada ensartó a la elfa desde las columnas lumbares hasta emerger ensangrentada justo por debajo del diafragma. El hombre gruñó enseñando los colmillos y dejando claro que también era vampiro, como Sasha.

Elige correctamente el bando, querida...-dijo Sasha a Helene-Estas negociaciones están a punto de ponerse un poco peliagudas. ¡MUAHAHAHAHA...!

Antes de que Helene pudiera llegar a responder a Valanthe, fue testigo de la traición de Sasha Ivliskova. Sus palabras, tan despreciables como quien las vertía, mezcla de advertencia y amenaza dirigidas a su persona, le revolvieron el estómago y ella, que no estaba dispuesta sino a la neutralidad, sintió que su corazón se decantaba.

-Vjelkus, permanece aquí, en medio del puente y bajo ningún concepto te muevas ni en un sentido ni en el otro. Y si te vieras obligado a hacerlo, o te quisieran forzar a moverte, salta al río y permanece en él. Los vampiros no podrán atacarte allí -susurró a su hijo, inclinándose a su oreja.

Dicho aquello, corrió hacia la licántropa malherida a toda la velocidad que pudo infligir a sus piernas y llegada hasta Valanthe, posó sus manos sobre ella para sanarla. No podía ser testigo de una traición y de un intento ignominioso de asesinato sin intervenir en favor del traicionado.

Tan solo confiaba en que los dos licántropos se ocuparan del espadachín con cara de estar oliendo a mierda de vaca.

A Ida no le habían gustado algunas cosas que se habían dicho e Ivalic tampoco sabía si eran totalmente ciertas, aunque tenían sentido. Merquo parecía que iba a desvelar algún misterio cuando de repente desapareció sin más y los dejó igual o peor que estaban, y para colmo el fruto rojo no paraba de golpear a Parriwimple, estaba bastante enfadada.

-Escúchame Ida, deja que te cuente una historia que leí en un libro. Se trataba de un mago llamado Hodrum. Tenía la típica pinta de mago de todas las historias con su túnica y su sombrero en pico, aunque había un dibujo de él y te puedo asegurar que era super guay, azul celeste adornada con lunas y estrellas amarillas. Como todo buen mago tenía aspecto de un señor mayor y era archifamoso en su región, además era un mago bueno, tanto que todos querían ser como él. Y como era tan bueno quiso que se cumpliera el deseo de todos y los transformó en una copia de si mismo. Al principio todo el mundo estaba muy contento y no paraban de hacer bromas y lanzar hechizos, pero poco a poco la gente se fue cansando y querían volver a su antiguo aspecto, aunque perdieran la magia, incluso llegaron a odiar al mago y fueron en su busca para quemarlo en su torre. Por fortuna Hodrum pudo confundirse entre ellos y se marchó lejos, aunque antes de abandonar la región revertió los efectos de su hechizo y todo el mundo volvió a ser como antes. -Ivalic hizo una pausa y después siguió hablando.- Puede que Baba Zelenna intente hacer algo bueno o al menos eso cree ella, como Hodrum, pero quizás no resulte tan bueno. ¿Me entiendes?

No sabía si su historia haría recapacitar al fruto rojo, pero una vez cumplida su parte dejó que fuera Herr Urik quien intentara hacerla entrar en razón, al fin y al cabo era el único adulto allí. Mientras tanto señaló con el brazo extendido a su amigo Parriwimple y comenzó a canturrear.

-¡Parriwimple tiene novia! ¡Parriwimple tiene novia!

- "Pequeña Ida, mi buen Ivalic tiene toda la razón del mundo. Baba Zelenna no es nada buena y os tiene engañadas a todas, y en el fondo de tu corazón tú ya lo sospechabas desde hacía tiempo, dime si no es así.

En cuanto al señor Parriwimple, por favor, debes de dejar de llamarle tonto y de golpearle así, pues ahora es el señor Burgomaestre de Barovia y debes de tratarle con un mayor respeto y deferencia." - Digo todo esto con una amplia sonrisa un tanto paternal.

Parriwimple mantiene sostenida a Ida, con suavidad, pero con firmeza, dejando que hable, enfadada, y luego mira a Urik.

- Ida tener razón. Parriwimple ser tonto. Eso ser verdad. Parriwimple sentir que Ida enfadarse. Parriwimple perder anillo tio Bildrath y estar triste. Entonces acordarse abrazo Ida y... Parriwimple tonto. Sentir decir cosas feas a Ida- son muchas palabras para Parriwimple quien pierde el hilo, un instante, y menea la cabeza- Ida equivocarse en otras. Si Chernov bueno entonces Ida y amigas no necesitar secuestrar nadie. Ida decir: que Baba Zelenna decir Ida y amigas traer a alguien. Ida y amigas emboscar. Gente buena no emboscar- parece pensar entonces algo el gigantón y carraspea- Casi nunca. Casi nunca emboscar. Además, no ser bueno poner cosas raras en amigas Ida. ¿A Ida también poner cosas raras en partes del cuerpo?

Ante las palabras de Ivalic el gigantón se pone rojo como un tomate. No por lo que dice, sino por el tono. Sonríe entonces, bobaliconamente.

- Parriwimple ser demasiado tonto y feo para tener novia- explica pacientemente, recordando lo que su tio le decía- Ida ser muy bonita, y ella no querría ser novia Parriwimple. Además, estar enfadada con Parriwimple.- recuerda entonces el gigantón que sigue teniendo a la chica cogida por los brazos y le mira a los ojos- ¿Ida prometer no intentar huir y Parriwimple poder soltarla? Parriwimple no querer apretar brazos Ida porque Parriwimple demasiado torpe y fuerte, y no querer hacer daño.  

Sasha se entretuvo en mirarse la manicura.

Cariño...-dijo a Helene-Es inútil que susurres. Los vampiros tenemos suficiente buen oído como para saber los consejos que le das a tu retoño.

Helene llegó a tiempo para sanar parte de las heridas de Valanthe, pero entonces el vampiro retiró su espada del torso de la elfa y lo volvió a clavar.

Traidores... Aunque yo muera, Goliath no dejará las cosas así... ugh...

Asintió al ver a Helene prestar su ayuda, con complicidad. La elfa aguantó lo suficiente como para transformarse en lobo híbrido.

¿En serio crees que Goliath va a mover un dedo por vengarte, perra? No. Él sabe perfectamente de qué va esto. Te envió a esta trampa para deshacerte de ti. Él quiere mantenerse aislado en su pequeño feudo, y tú agitabas a sus hombres para que saliesen a buscar venganza.

Las pupilas de la elfa loba se dilataron al oír las palabras de la vampiresa y darse cuenta de la magnitud de la traición. Su expresión de credulidad le daba un aspecto más humano y menos bestial.

Uno de los licántropos se mantuvo quieto (el que había sacudido la cabeza durante la reunión), pero el otro aliado de Valanthe trató de arañar y morder al vampiro.

Bella...-dijo a Sasha, mientras esquivaba las zarpas sin dificultad-Mi acero toledano no es de plata, ahora que están todos en forma de lobo ya no puedo hacerles tanto daño. ¿Podrías echar una mano a tu eterno dandy Rafail? ¡Olé!

En medio del baile entre el licántropo y el vampiro, Rafail cogió el clavel de su solapa y puso el tallo entre sus dientes.

Ida parecía no querer escuchar lo que le decían. Se negaba a entender la moraleja del cuento del mago Hodrum, y a la superioridad moral del paladín. Pero las pupilas de la chica se dilataron al escuchar las verdades de Parriwimple. Tal vez no estuviese bien emboscar y secuestrar... aunque seguramente era algo que tenía más que ver con las costumbres de cada uno que con una ética universal. También se violentó cuando Parriwimple preguntó sobre sus injertos, y se puso colorada cuando la llamó bonita e Ivalic canturreó.

Las dudas eran tan grandes que puso las manos sobre las orejas y empezó a gritar muy alto...

¡HABLA CUCUCUCUCURUCHO, QUE N... N... NO TE ESCUCUCUCHOOOO! ¡HABLA CUCUCUCURUCHO, QUE NO TE ESCUCUCUCHO...!

Estuvo un minuto así, obcecada, hasta que se tranquilizó.

Su... susupongamos que decís la verveverveverdad. ¿Qué pasará a p... partir de ahora?

Asiento y miro a Herr Parriwimple con aprobación, mientras asiento en su dirección, en señal de mi completo apoyo. Puede que él no se valore a sí mismo, pero acaba de conseguir convencer a Ida cuando Ivalic y yo habíamos fracasado en ello.

Espero que sea él quien decida, pues ahora es a todos los efectos el líder del grupo y mi único cometido es obedecer sus instrucciones.

Parriwimple miró a Ida con curiosidad. Nunca se le había ocurrido hacer eso cuando pasaban "cosas malas". Pero a lo mejor era buena idea. Además Ida era bonita, lo había dicho de verdad. Le sonrió sin poder evitarlo.

- Parriwimple no saber hacer eso. Ser buena idea. Parriwimple muchas veces no querer escuchar tampoco- dijo con una seriedad en absoluto forzada- Parriwimple antes pensar que gente no morir, ¿Ida sabe?, pensar que sólo dormir- suelta a Ida con cuidado y se da un golpecito en la cabeza con uno de los dedos- Parriwimple tonto, tio Bildrath decir siempre. Y Parriwimple querer mucho tio Bildrath. Siempre estar con Parriwimple, y decir lo que deber hacer y lo que no, y pegarle cuando portarse mal. Parriwimple pensar que tio Bildrath enfadarse con él, a veces, porque ser tonto. Nunca porque tio Bildrath ser malo. Pero cuando un muerto que anda malo morder Parriwimple y amiga Parriwimple tio Bildrath querer matar a Parriwimple y a amiga. Parriwimple... aun querer tio Bildrath. No pensar ser malo. Pero no ser bueno. Y no querer dejar hacer daño amigos ni gente buena. ¿Baba Zelenna ser el tio Bildrath de Ida?

El gigantón guarda un momento silencio, mirando a la joven. No está, en realidad, haciendo un paréntesis. No es tan listo. Es que no se acuerda bien de lo que la joven le había preguntado. Sabe que era algo, pero... Con cierto agobio mira a Ivalic, por si le sopla lo que Ida había preguntado al final.

La reacción de Ida le dejó claro a Ivalic que había dado en el clavo con sus palabras, nadie se ponía así si no era porque le habían pillado y no quería admitirlo. Para el muchacho estaba claro lo que tenían que hacer ahora, aunque dejó que fuera Parriwimple quien hablara y aunque le fue algo difícil seguirle creyó comprender lo que quería decir.

-Bien. Esto es lo que vamos a hacer ahora. Para asegurarnos que Ida no huye y que sois de verdad novios, tendréis que daros un beso en la boca. -Lo dijo con cierto asco, pues era lo que pensaba de darle besos en la boca a mujeres. Un día había estado espiando a Bobby y lo había visto hacer eso con la hija del molinero y esta le había dicho que entonces serían novios. Si quería mantener a Ida en el grupo habría que sellar la relación y Parriwimple tendría que hacer el esfuerzo, al fin y al cabo él era el Burgomaestre y debía sacrificarse por el pueblo.- A que sí, Herr Urik. Y después Ida puede ayudarnos. Yo creo que el tío de Parriwimple y Baba Zelenna no son ni buenos ni malos, pero a veces los adultos también se equivocan. El tío de Parriwimple se equivoca siempre con su sobrino porque nunca he visto a Parriwimple portarse mal ni mentir, así que puedes estar segura de que no te está mintiendo y puedes confiar en él y también en mi y en Herr Urik. Es un paladín ¿Sabes? Los paladines no pueden mentir ni hacer cosas malas porque... porque... -No tenía muy claro que pasaba si un paladín hacía algo malo en contra de su condición de caballero sagrado. ¿Se quedarían calvos? ¿Les saldría un horrible sarpullido? Por fortuna tenía a Herr Urik a mano para preguntarle su nueva duda.- Herr Urik, ¿Que le pasa a un paladín si miente o hace algo malo? Díselo a Ida para que sepa que puede confiar en nosotros. E Ida, piénsalo bien, seguro que en el fondo sabes que no estabais haciendo lo correcto aquí, si no no hubierais salido corriendo.

- "Si un paladín abrazara voluntariamente el Mal perdería sus poderes divinos para curar, para castigar al mal o para espantar a los muertos, pues los Poderes Benignos le volverían la espalda para su vergüenza.

Ida, tu superiora Baba Zelenna no es buena, creemos que quiere invocar a un gran demonio a estas tierras ya de por sí malditas y desoladas por el Mal. No debes volver con ella, pues necesita al menos cuatro "frutos rojos" para completar su ritual de invocación. Y es mejor para ti que no vuelvas con ella, pues probablemente un ritual así exija un sacrificio de sangre, y pasarías de ser una inocente monjita a la víctima de un sacrificio, lo cual no sería de tu agrado.

Debemos hacer lo que mande Herr Parriwimple, tanto si es ir al bosque a buscar al misterioso leñador, como investigar la cueva de los huargos para conseguir el hierro frío con el que poder forjar una espada capaz de matar hadas malignas y demonios.

Necesito también descolgar el cadáver de Gabriela para liberar su alma, pues tal y como está, atrapada a medio camino entre un cadáver y un engendro vampírico, no puede alcanzar la paz eterna de la tumba." -

Traición mas traición era doble traición. Al dolor de aquel filo acerado de tierras extrañas se sumaba el de saberse expuesta por aquel en el que se confiaba. Helene maldijo por lo bajo, cansada de un mundo donde la lealtad era un bien extraño y donde los enemigos eran mas aceptables que una mente critica y luchadora, preocupada por el bien general. A su modo, Goliath le recordaba a Urik, a quien veía perfectamente en aquel papel de más preocupado por sí mismo que por los demás. 

Las manos de Helene aún seguían sobre Valanthe, ahora metamorfoseada, y sentía su lupino calor entre el pelaje al que se aferraba. Era humana y débil en comparación con aquellos que ahora debían batirse en duelo. El afeminado Rafail parecía un avezado luchador de esgrima, habilidad acrecentada por su naturaleza vampírica. Y de los dos compañeros de la loba, solo uno parecía dispuesto a pelear por su compañera. Mucho temía Helene que su segundo acompañante la traicionara también. 

En tal tesitura, poco podía hacer, salvo potenciar las posibilidades de Valanthe. Dejó que su poder curativo fluyera, aumentando las posibilidades de la mujer loba.