Partida Rol por web

Trato hecho. Me llevo la armadura, la espada y la poción, y aún seguís debiendo seiscientas monedas.

No conozco a Firan, ni a los Uthurlan, ni nada sobre un museo de taxidermia. Pero acepto la invitación de Ivalic: iré con vosotros. Después de todo, no se me da mal bailar... Y en un castillo siempre hay objetos valiosos, si tienes los dedos ágiles. Tal vez os pueda ser de ayuda si las cosas se os tuercen. Pero el consejo que puedo daros es... ¡Sed educados! Antes de ser un vampiro, Strahd fue noble. Se pirra por los protocolos y los convencionalismos.

Rafael es otro de los vampiros de Strahd con el que he tenido ocasión de enfrentarme. Aunque sus estilos de lucha con la espada son muy distintos, si habéis podido con Kavan, podríais también llegar a derrotar a Rafael.

Dejemos lo de la entrada secreta para otro momento, y también la magia. Siento que tengas que esperar, Ivalic, pero mejor dejamos el resto de clases particulares para después del invierno.

Sobre Parriwimple... He visto utilizar alguna terapia extraña para tratar la locura: hipnosis. Solo acelera el proceso de curación a unas pocas semanas de tratamiento. Y se le debería hipnotizar una vez a la semana durante una semana al menos. ¿Estáis interesados? Yo puedo hipnotizarle por el módico precio de diez monedas por sesión. Total del tratamiento: setenta monedas, que se acumularían a vuestra deuda.

Ludovico aceptó el trato e Ivalic pensó que todos saldrían ganando así, no dijo nada sobre eso y se limitó a sonreír satisfecho.

-Firan es un amigo nuestro, es más o menos de mi edad y vivía en el bosque con su abuelo, pero los elfos lobos los atacaron y su abuelo terminó muriendo. Es un buen mago, sabe buenos hechizos, creo que puede que te caiga bien, aunque es algo estirado... También es muy listo, sabe muchas cosas de construcciones y se quedó en el pueblo para echar una mano con la reconstrucción. -Ivalic saltó y aplaudió ante la noticia de que Ludovico les acompañaría al baile.- ¡Bieeeen! ¡Nos lo vamos a pasar genial! Y no te preocupes, seremos todos bien educados, diremos buenas noches al entrar, pediremos las cosas por favor y daremos las gracias por todo. ¿Crees que así el Conde no se enfadará? -Ivalic puso cara de fastidio al quedarse sin nuevos trucos de magia, pero por otro lado la noticia de que podrian vencer a otro de los vampiros de Strahd le subió el ánimo, ahora si que parecían un grupo peligroso de aventureros y el capítulo de su libro donde narrara la batalla contra Kavan sería magnífico.- Bueno, no pasa nada, pero no te olvides. ¡Hipnosis! ¿Y cuando hiptonizas a alguien puede hacer lo que tu quieras? Creo que leí algo en mis libros sobre eso. ¡Podrías hipnotizar a Strahd para que deje de ser tan malo! ¿No es una gran idea? Así todo será mucho más fácil. ¿Que opinas Parriwimple? ¿Quieres que Ludovico te hipnotice para intentar curarte?

En realidad tampoco lo veía muy distinto a como se comportaba otras veces, pero si Herr Urik lo decía sería porque tendría buenas sospechas.

Asintió a lo dicho por Ludovico. Y aunque la idea de que los acompañara al castillo de un lado le daba tranquilidad dados los recursos del medio vistani, de otro, su propensión a hacerse amigo de lo ajeno le generaba un hondo malestar. Quizá robar a un vampiro entrara dentro lo aceptable en un mundo de humanos que eran algo parecido a ovejas para un chupasangres, pero el hecho de que pudiera colocarles en una situación difícil la inquietaba. 

-Así que es amigo del protocolo y de las buenas formas. En ese caso, acudir a su fiesta con una armadura y armas no sea buena idea -dijo Helene con una sonrisa levemente irónica-. Quizá un bonito vestido fuera lo indicado -obviamente hablaba por ella-. Ludovico, entre tus múltiples objetos, no tendrías un par de vestidos adecuados para una fiesta en el castillo, algo que pudieras prestarnos o alquilarnos a Ida y a mí.

En aquel punto frunció levemente el ceño al escuchar las palabras de Urik acerca de Parriwimple y su fijación obsesiva. No tenía conocimiento de ello y de hecho, no había apreciado en él nada particular, quizá porque ya lo había conocido así. 

-Será Parriwimple quien deba decidirlo -dijo mirando en la dirección en la que se hallaba el gigantón, alejado de ellos y posiblemente refugiado en sus propios pensamientos, ahora que sobre sus hombros descansaba la responsabilidad de todo un pueblo. Igualmente, escucharles hablar de la fiesta lo incomodaría a sabiendas de que no estaba nada proclive a acudir a ella. Pero al igual que la cita en el puente, habría cosas que no gustando deberían hacer. Eso sí, había quedado claro que unidos, poseían la fuerza necesaria para enfrentarse al enemigo. Uno a uno, eso sí. 

Bajo la voz, procurando que mis compañeros Helene, Ivalic y Parriwimple; junto con Ludovico, se acerquen a mí y puedan escuchar mis palabras.

- "Ivalic, ¿crees que podrías guardar nuestras armas y armaduras en tu morral mágico? El problema es saber si podrías ocultarlo de forma que no te lo arrebaten los vampiros o sus esbirros. El Símbolo Sagrado de Ravenkind puedo ocultarlo posiblemente bajo la camisa, pero el Icono de Ravenloft es más complicado y tal vez deba ir también al saco dimensional.

En cuanto a vestimenta apropiada. Maese Ludovico, ¿tenéis ropas elegantes que nos sirvan a Herr Parriwimple, a Ivalic y a mí?" -

Ivalic miró a su alrededor con sospechas, no sabía porqué el paladín los había reunido tan cerca y hablaba tan bajito, como si sospechara que alguien los estaba espiando, pero el niño no veía a nadie por allí.

-Herr Urik... ¿Hay alguien cerca? -Preguntó el niño algo preocupado.- Creo que podríamos meter las armas, todavía no se cuantas cosas entran. Y también podemos usar la de Parriwimple, pero su armadura no se si entrará por el agujero Herr Urik... Podemos probar.

Ivalic se echó un vistazo. Llevaba puestas sus mejores galas, claro que ya llevaba varios días y muchas aventuras sobre ellas, pero nada que no se pudiera solucionar rápido. Se alisó los pantalones cortos, o al menos lo intentó pasando las palmas mientras sacudía algo del polvo acumulado y después se chupó un dedo para restregar una mancha que tenía en la chaqueta.

-Yo estoy bastante bien, es la ropa de los domingos. Además me tiene que durar mucho porque ya no tengo más, se quemó en el incendio. Y la gorra siempre es elegante.

- "Ivalic, tengo la firme sospecha de que el Conde tiene ojos y oídos en todas partes, y que incluso es capaz de seguir nuestros pasos mediante la magia. Tal vez reunirnos en corro y hablar bajito no sirva de nada, o puede que sí. Por si acaso, cuando discutamos cosas que no queremos que él sepa, es mucho mejor ser tan discretos como sea posible.

En cuanto a la armadura, si no cabe entera, tiene correajes y hebillas, por lo que es posible separar las piezas." -

Cuando Urik llamó a todo el mundo, menos a ellos, Ida y Vjelkus se sintieron excluídos. Lo de Ida era normal... habían sido enemigos, y comprendía que no confiasen en ella todavía. Pero el hijo de Helene sintió un vacío en el estómago. Uno de esos vacíos que no se puede llenar con comida.

Entiendo que, en el baile de un señor feudal, las armaduras de gran calidad como las de Helene y Urik, e incluso una espada, daga o estoque, envainados en el cinto, serían tan apropiados como un vestido o un traje de gala. No serían apropiadas las mochilas, los escudos... o los sombreros-recalcó, mirando a Ivalic-. No por lo menos en el interior de un salón.

Era una lástima, el morral de Liddo habría solucionado muchos de los problemas de contrabando para colar en el castillo los objetos más particulares. Por otro lado, Vjelkus aún tenía la bolsita de cuero de Maligno, y podía llevar en ella todo lo necesario, de manera más disimulada que con una voluminosa mochila.

Para la ropa... es una mercancía que no es mi especialidad. Puedo ofreceros un trato, sin embargo. Veréis, dispongo de telas de buena calidad. Si conocéis a alguien que se le dé bien la costura, y que os consiga hacer los trajes a tiempo, yo no os cobraría nada por la materia prima... Pero a cambio, me quedaré con los trajes al salir del castillo.

Las costureras del pueblo son de la familia Bogoescu. Gertruda está desaparecida, pero su madre Mary... la "Loca" Mary... sigue con el grupo de vecinos que se quedó en el pueblo. Ella podría ocuparse de hacer los trajes. Al menos, los trajes para Ivalic, Parriwimple y cualquier acompañante que no fuese a llevar una reluciente y noble armadura de metal.

- "A decir verdad, me encantaría lucir una capa de buena tela de calidad. En cuanto a mi espada, incluso si me permitieran conservarla, o si los esbirros del castillo ya fueran conscientes de su presencia; creo que lo más inteligente sería ocultarla.

Nuestros enemigos han hecho increíbles esfuerzos por destruirla. Otras fuerzas más benévolas hicieron inconcebibles esfuerzos por conservarla.

Tal vez debería de llevar otra arma menos llamativa al baile..." -

Ivalic volvió a mirar a su alrededor en busca de algún espía del Conde, pero seguía sin ver a nadie, en cualquier caso quizás era más prudente actuar así.

-Yo no veo a nadie Herr Urik, pero mejor ser cautos, es usted muy listo.

El plan de meter las cosas en la mochila mágica no parecía viable, ni siquiera podría llevar su mochila, ni su gorra, aquello del baile estaba empezando a no gustarle mucho.

-¿En serio? ¿No podré llevar mi gorra? ¿Porqué? Es injusto...

Ivalic la veía como un complemento elegante y estaba tan acostumbrado a llevarla que le parecía algo indispensable. Además era un regalo de su padre.

-¡Oh! ¡Una capa como la mía Herr Urik! ¡Como la que tuvo que usar para hacer la espada solar! Y sí, no me gustaría que los vampiros le quitaran su magníficia espada, pero... ¿Y si tenemos que luchar?

- "Ivalic, tan sólo recuerda la fuerte competencia que hubo por hacer el ritual del bosque, la obsesión de Madame Eva por ello. Era para no poder ser observada mediante un conjuro mágico.

Ivalic, en situaciones formales no se lleva gorra estando bajo techo." -

Suspiro.

- "No creo que nunca recupere una capa como la que tenía, buen Ivalic. Pero me conformaría con cualquier capa de buen tejido." -

Miro a Vjelkus y le sonrío con amabilidad.

- "Creo que es mejor ser discretos con esa espada, tal vez Vjelkus pueda guardármela en la bolsita de cuero de Maligno, y pasármela si de verdad surgiera la necesidad. Aunque si el baile es una trampa mortal, temo que tampoco suponga una gran diferencia." -

De acuerdo... Entonces, un pergamino de restablecimiento y unas telas. ¿Eso es todo? Bien. Vuelvo enseguida. Esperadme aquí.

Ludovico hizo un pase de manos y soltó unas palabras mágicas, haciéndose invisible. A continuación, desapareció la armadura de Kavan del suelo, dejando su forma en la nieve. Luego la espada. Por último, la poción dejó de ser visible. Tuvieron que esperar casi media hora al frío antes de que Ludovico volviese a hacer acto de presencia. A su espalda llevaba, en lugar del carro en miniatura, un saco del que asomaban varios rollos de tela.

¿Todo bien por aquí? Pues empecemos...

El medio gitano soltó el petate y cogió de debajo de su chaqueta un pergamino enrollado. Al leerlo, Urik se sintió reconfortado.

Y ahí termina mi aparición estelar, giorgios. Una vez que me vuelva invisible, no podréis volver a contactar conmigo en esta montaña hasta mañana. ¿Cómo hacemos para ir al baile? ¿Quedamos en el puente de la catarata del Tser, mañana por la tarde, a eso de las ocho?

-Tiene usted razón Herr Urik, es mejor ser discretos, por fortuna nosotros lo somos ¿Verdad? -Ivalic sonrió satisfecho de la discrección de todo el grupo y después dejó de sonreir al comprender que no podría llevar su gorra dentro del baile. Se la quitó, la miró con cierto cariño, le sacudió un poco el polvo y volvió a ponérsela.- Está bien... iré sin la gorra.

Después contempló fascinado el truco de desaparecer de Ludovico y como los objetos también iban desapareciendo. Mientras regresaba decidió hacer una guerra de bolas de nieve con Vjelkus y Parriwimple, aunque el grandullón prefería estar con Ida.

Chicas... siempre lo fastidian todo.

Después cuando Ludovico volvió a aparecer dio unos saltos de alegría, lanzó una última bola a Vjelkus y se acercó corriendo a Ludovido.

-¡A ver! ¡A ver! ¿Hay una tela para la capa de Herr Urik? Tenía una como la mía y estaría chupi guay que fuéramos otra vez iguales, así pareceríamos un ejército. Chicos, ¿Que os parece si nos ponemos todos capa? Así molaríamos mucho más.

Hasta ahí duró la atención que Ivalic le dedicó a las telas, tampoco le interesaban mucho unos trapos ni los nuevos vestidos para las chicas. Se acercó a Herr Urik mientras este bebía la poción que Ludovico le había dado.

-¿Que tal? ¿Se siente mejor Herr Urik? -Se volvió hacia Ludovico un poco decepcionado entonces.- ¿Te vas? Pensé que vendrías con nosotros... Si, a las ocho en el puente es buena hora.

Ivalic miró al resto para que confirmaran la hora de la KDD, así llegarían todos a la vez y disfrutarían de la cena de gala, aunque hubiera preferido que Ludovico se marchara con ellos al pueblo, así le presentaría a su madre y a su hermana y le enseñaría... La verdad es que ya no había nada que enseñar allí, pero quizás a Ludovico le gustaría en ambiente de campamento vistani que había cogido todo.

Leo el pergamino que me entrega Ludovico y me siento reconfortado. Siento que al menos las fuerzas que me robó el vampiro Kavan van regresando. Es un paso muy importante.

- "Os agradezco todo cuanto hacéis por nosotros, Herr Ludovico. Una vez más estamos en deuda con vos.

Tan sólo quisiera pediros una cosa más, y es recordaros las sesiones de hipnotismo de Herr Parriwimple. Es importante que su templanza y fortaleza mental no se tambaleen, pues es nuestro líder y amigo, además de ser el nuevo Burgomaestre de Barovia." -

Parriwimple, por supuesto, era ajeno a todas las conversaciones que se realizaban sobre él. No sólo no había dado su consentimiento: es que ni siquiera las conocía. Había preferido alejarse aunque, a decir verdad, hacía ya un rato que había olvidado exactamente el motivo.

Seguía sentado allí, ahora un poco más a la vista, desde luego en el pueblo, pero lejos del resto del grupo. Mentalmente trataba de explicar a Guiseppe, y a sus sagradas manos, todo lo que había ocurrido en los últimos días. Pero el pobre perdía el hilo constantemente, y tenía que empezar otra vez.

Guardó silencio en medio de todo aquel trajín de conversaciones en voz baja, siendo consciente del rostro de su hijo, inesperada e incomprensiblemente relegado aun segundo plano. Se alejó del grupo, dejándolos con sus diatribas acerca de capas susurradas al aire y se encaminó hacia su hijo.

-Tranquilo, Vjelkus. No te sientas mal. Es Urik. Ignora lo que es la empatía y su sentido de la diplomacia es el mismo que el de una vaca. Nulo. Acudirá a ti cuando necesite algo, al igual que hace con el resto de nosotros, y mientras tanto será como si no existieras. Mira cómo actúa con el propio Parriwimple. Cuando le viene bien, es el gobernador. Cuando no, directamente se niega a sí mismo su sola presencia y existencia y hace lo que le viene en gana. Así es Urik Von Egoistem -susurró al oído de su hijo divertida y acompañando su comentario de una risa alegre y cantarina. 

Revolvió el pelo de su ternero y le guiñó un ojo.

-Bien, ¿has pensado con quién acudir a la fiesta? ¿Alguna muchachita vivaracha y de ojos brillantes que te mira con admiración cada vez que te ve? ¿O te conformarás con la compañía de tu madre?

Invito a Frau Yannof, la madre de Ivalic, a acompañarme al baile, pero le advierto que es una misión delicada y puede que peligrosa. Debemos averiguar si todos los que se refugiaron en el Castillo cuando el ataque de los hombres lobo era inminente se encuentran bien.

¡Mamaaá! Jijijiji... ¡¿Qué dices?! Jijijiji... ¡Nooooo! Jijijiji...-soltó, avergonzado-Bueno, ya se verá con quién voy, jijiji...

En cuanto a la hipnosis, Urik...

Ludovico miró hacia Parriwimple e Ida, a lo lejos. Estaban tan cerca el uno del otro, sin tocarse, evitando el cruce de miradas...

La hipnosis solo sirve para centrar tu mente. Creo que Parriwimple ya tiene algo en qué centrarse. Mientras tenga a Ida a su lado, todo irá bien.

¡Venga, marchaos! ¡Nos veremos mañana, amigos!