Partida Rol por web

Me llevo la cruz de la espada al rostro y beso la empuñadura, listo para entablar combate en cuanto haga falta. Asiento en silencio ante las palabras del nuevo Burgomaestre, mostrando mi acuerdo.

Ida agitó los brazos, contrariada, sin saber qué hacer.

¡No, Helene!-vaya, al fin decía su nombre y no "señora vieja"-¡Vas a hacer dadaño a Ada! Esto no es lo que habíamos acocordado.

¡Ida! ¡Eres una traidora caca pis pedo de vaca! Como te coja te voy a... ¡Ay!

Entre la canica de Ivalic, la pica de Helene y el puñetazo de Vjelkus, la malherida Ada cayó inconsciente. Quedó allí, quieta. Como dormidita en la cama, pero con un chichón en la frente y unas gotas de sangre resbalando por la comisura de sus labios. A Helene no le costaría nada dar el golpe de gracia a esa malhablada, y eliminarla del tablero para futuras disputas.

Mientras, Natalija sacaba el globo y lo tiraba contra la cama en la que dormía Adele. La maraña se endureció sobre la manta, el suelo y la pared, impidiendo que la frutilla roja se pudiese levantar. Eso sí, empezó a gritar como una descosida.

¡SOCORRO! ¡SOCOOOORRRROOOO!

Por su parte, Firan salió debajo de la falda de Ida. Viendo que la lucha contra las frutillas estaba decantado, fue hasta Katta y Melinda. El huérfano quitó la venda que cubría los ojos a la gitana y empezó a desatarle las manos.

No tardaron mucho en volver a ver a Hack, que agitaba las alas nervioso, alto en el cielo. Salieron tras el arbusto, y empezaron a correr ladera arriba. Urik se iba quedando atrás, y veía las espaldas de Parriwimple ganarle ventaja. Parriwimple tenía mejor posición, y lo que él vió fue a la frutilla roja que vigilaba bajar del tejado por las escaleras.

También se escuchó un grito femenino amortiguado:

Socorro... socooorrrro...

La situación pintaba bien, ya que no se trataba de la voz de ninguna de sus aliadas.

Corro cuesta arriba en pos de Herr Parriwimple. Me pregunto qué ha pasado y si será una frutilla la que grita pidiendo auxilio. Espero que todos nuestros amigos, compañeros y aliados estén bien.

El ataque sorpresa había sido llevado a cabo con mucha eficacia y los tres compañeros golpearon al fruto rojo con acierto sin darle opción a reaccionar. Su madre por su parte había actuado también con precisión y Adele era ahora prisionera de la maraña mientras no paraba de gritar.

-¡Bien hecho mamá! ¡También vosotros! -Dijo dirigiéndose a la Señora Helene y a su amigo Vjelkus.- No te preocupes Ida, tan solo está inconsciente del golpe, todavía respira, rescataremos a las prisioneras y nos iremos corriendo, sus amigas la curarán. -Mientras Firan se hacía cargo de las ataduras de Melinda, Ivalic guardó su tirachinas y sacó su espada para cortar las ataduras de Katta.- Ya estás libre hermanita ¿No pensarías que te íbamos a dejar aquí, verdad? ¡Nadie se lleva a mi hermana pequeña sin permiso! -Más tranquilo una vez liberada su hermana y sin que las mujeres rojas pudieran hacer nada era hora de emprender la retirada.- ¡Será mejor que nos vayamos rápido, antes de que alguien venga! Cuando quieran darse cuenta nos habremos alejado y será imposible que tengan suficientes frutos rojos para hacer el ritual.

Ivalic estaba contento y ya solo pensaba en salir corriendo y llegar a la seguridad que les darían Herr Urik y Parriwimple para después alejarse de aquellas ruinas. Cogió a su hermana de la mano y se dispuso a salir corriendo de allí.

Corremos pues. Es un alivio. Parriwimple no piensa demasiado bien, pero correr, lo que es correr, no se le da mal.

Helene recogió la venda caída y la introdujo en la boca de la gritona Adele impidiendo que siguiera vociferando.

-Natalija, maniata con la cuerda a la inconsciente. Ida, respetaremos sus vidas, pero era necesario impedir que aquí hubiera una larga pelea. Melinda si no me equivoco -concluyó dirigiéndose a la vistani-. Debemos escapar de inmediato y evitar la pelea con los que puedan estar fuera. Toma una de sus capas para ocultarte. Ivalic, mira primero y sal solo si ves que el camino está libre. Y lo mejor sería que salieras bajo las faldas de tu madre. Firan, con Melinda. Vjelkus, con Ida.

Con la situación controlada y una vez su hermana estuvo libre, Ivalic escuchó las nuevas instrucciones de la Señora Helene y asintió con la cabeza antes de dirigirse a su hermana y soltarle la mano.

-Katta, quédate aquí mientras miro fuera, haz caso a mamá y a la Señora Helene. Ahora mismo Señora Helene, si no hay nadie os haré un gesto con la mano.

El chico se acercó a la puerta con resolución, la abrió con cuidado y sacó la cabeza para observar el exterior.

En el interior del edificio, Katta se abrazó a Vjelkus, mientras Natalija se dirigió con las cuerdas hasta la litera de Ada. Adele seguía forcejeando con el pegamento para tratar de liberarse, cosa que lograría tarde o temprano.

Había dos baúles en la habitación. Uno de ellos contenía una olla, escudillas, vasos, frascos de cristal, cubos y cubiertos. El otro contenía togas blancas de falda corta y mamillares a modo de muda de ropa, algunas telas y ovillos, agujas para hacer calceta y cuerdas. Las únicas túnicas rojas que podían robar para salir disimuladamente eran las de Adele (que no era viable por el momento al estar bajo el pegamento) y el de Ada. Sin embargo, la otra prisionera no esperó a cambiarse.

¡Que os den! Yo me marcho ya.

La joven gitana se abrió paso a empujones tirando a Firan junto a las literas, y a Ivalic cuando se dirigía a la puerta para vigilar...

A su vez, Parriwimple coronaba la pendiente hasta llegar a los cascotes de la muralla exterior del viejo monasterio, justo a tiempo para ver a la frutilla roja que vigilaba en el techo, tras haber bajado al patio por la escalera de madera, dirigiéndose a la entrada de los dormitorios.

La vigía y la gitana casi chocan. Entonces Parriwimple vió que los ojos de Melinda, la chica que conocieron en el campamento vistani cuando fueron a ver si retenían a Ludovico, se volvían negros.

¡Mátale, giorgia*!-ordenó la gitana a la frutilla del patio, señalando hacia Parriwimple.

Como si estuviese controlada mentalmente por la magia de la gitana, la frutilla se giró hacia Parriwimple y avanzó hacia el Burgomaestre con la mirada perdida. Melinda escapó en dirección contraria a la lucha de Parriwimple.

Mientras, Urik seguía subiendo con su pesada armadura la cuesta por el lado contrario por el que la gitana bajaba. Desde su posición solo veía la figura de Parriwimple en las ruinas y al pájaro Hack en los cielos, pero le pareció reconocer la voz de Melinda a lo lejos.

Avanzo a la carga contra la vistana que está controlando mentalmente a la frutilla que ataca a Herr Parriwimple. Su perfidia no debe de quedar sin justo castigo.

- No, Urik. No mates, dejar vivas. Capturar.-  dice Parriwimple al ver que el paladín carga, mientras trata de golpear a la frutilla para dejarla inconsciente, como hace tanto tiempo trató de hacer también con quien pensaban que era hija de Arik.

Melinda pilló desprevenido a Ivalic, concentrado en su objetivo de llegar hasta la puerta, y el niño golpeó la pared y cayó al suelo casi sin tiempo a protestar.

-¡Eh! ¡Pero que haces!

La vistani ya había desaparecido por la puerta y el niño se puso en pie y miró hacia atrás en busca de alguna explicación, pero su madre estaba ocupada intentando atar a los frutos rojos y su hermana abrazando a su amigo Vjelkus en busca de protección. También vio a Firan tirado en el suelo.

-¡Firan! ¡No es momento de descansar, además, se duerme encima de las literas, no en el suelo!

Viendo que a parte de la espantada de Melinda todo parecía discurrir correctamente siguió su camino hacia la puerta y se asomó. Abrió mucho los ojos ante lo que estaba pasando y volvió a meter la cabeza al interior.

-¡La vistani ha hechizado al fruto rojo que estaba en el tejado y le ordenó matar a Parriwimple! Parriwimple se está defendiendo como puede... ¡Y ahora llega Herr Urik que la ataca con su espada! ¡Es mejor que nos vayamos, el camino está despejado! ¡Correr! ¡Correr!

Ivalic abrió la puerta del todo y comenzó a hacer gesto al resto de su grupo para que salieran de allí lo antes posible y pusieran distancia con aquellas ruinas lo antes posible.

Helene no perdió el tiempo. La prenda despreciada por la gitana, la tomó para ella y se la colocó con presteza.

-Rápido, salgamos. Creo que hemo perdido oda ventaja así qu solo nos queda ser rápidos antes de que actúen. En marcha.

A órden de Helene, todos se apelotonaron en la entrada. Firan daba saltitos para tratar de ver por encima de la cabeza de Ivalic.

¡Exijo que me dejéis pasar!

La frutilla poseída, bastante tocada por la canica y el garrotazo, dió un paso atrás y lanzó un conjuro...

Su rayo abrasador pasó de largo, por encima de la cabeza de Parriwimple y se estrelló contra lo que quedaba en pie del semiderruído muro exterior de piedra del monasterio.

Mientras, en el interior de los dormitorios, la hercúlea Adele se liberaba de la maraña que la aprisionaba, y en el exterior, la gitana Melinda echaba a correr colina abajo en dirección al camino viejo de Svalich.

Parriwimple vio como el ataque de la poseida pasaba por encima de su cabeza, pero eso no hizo que cambiara en su idea de tomar a las frutillas prisioneras. Sin duda, matarlas, hubiera terminado de forma más efectiva la amenaza de invocaciones, pero su relación con Ida le hacía pensar (pensar a la manera de Parriwimple) que las chicas no eran malas. No, al menos, de la forma que lo eran otros de los enemigos con los que se habían tropezado.

Y no tenía ganas de tener más muertos sobre su conciencia, a menos que fuera inevitable. Quizás pudieran salvarse.

Obviamente todo ese razonamiento no apareció así en la frágil mente de Parriwimple, pero las sensaciones...¡ah, si, las sensaciones sí estaban, aun cuando difícilmente hubiera podido explicarlas más allá de un "Parriwimple no querer matar, querer gente ser buena".

Aún así, no estaba dispuesto a dejarse matar. Un buen golpe, nuevamente pensado para dejar inconsciente, y no para matar, acabó con la defensa de la frutilla que se enfrentaba con él mientras miraba a los suyos. 

- Corred abajo con Urik.- ordenó a Helene, Natalija, Ida y a los niños- Llevad cautiva- dijo señalando a la joven a la que acababa de derribar- Parriwimple defiende y da tiempo.

El canicazo fue certero pero demasiado flojo para hacer caer a la frutilla, no así el siguiente golpe de Parriwimple que la echó por los suelos sin contemplaciones. Ivalic se apartó mientras guardaba el tirachinas y dejó pasar al resto, sabía que Katja y Vjelkus corrían poco así que debía dejarlos pasar y cubrir su retirada mientras llegaban donde Parriwimple y Her Urik.

-¡Venga, venga! ¡Salid, corred! ¡Allí está Parriwimple, id con él!

Ivalic siguió a la expectativa de lo que pasaba y si todos sus compañeros y familiares conseguían salir de allí. En el interior parecía que Adele comenzaba a despegarse del hechizo, esperaba que todos tuvieran tiempo a escapar y entonces cerraría la puerta.