Partida Rol por web

Entonces el tipo cruzó el pasillo y se marchó hacia lo que debían ser las cocinas, más allá del vagón-restaurante. Por tu parte, mientras tu única intención ahora mismo era ver a Power, pareció que te había leido el pensamiento, pues venía hacia tu posición doblando el periódico. Iba a su camarote a descansar.

Señor Dawson -dijo sorprendido deteniéndose ante tí-. Su rostro. Está usted muy blanco. Parece que haya visto un fantasma... ¿Está bien?

Señor Power, le estaba buscando, que alivio verle sano y salvo. Necesito hablar con usted, es urgente, he de enseñarle esto -se sacó el libro de la chaqueta y abrió la tapa con cuidado para mostrarselo al señor Power-...pero entremos mejor en su camarote y le cuento todo -Benjamín hablaba en tono acelerado y nervioso. Aunque sintió alegría al ver a Power pues se pensaba lo peor, seguía estando muy desconcertado por la situación en la que estaba envuelto...¿como es posible que Williams Purcell no constará como pasajero del tren? ¿Acaso seré el único que ha visto a Williams?

Dese prisa señor Power, entremos en su camarote -insistia Benjamín

Muchas cosas...le tengo que decir muchas cosas señor Power, no se ni por donde empezar. Veamos, cuando me despedí de usted en el brunch recuerda que le dije que iba hacía mi camarote a ver que hacía mi compañero Williams?....bien, pues al llegar a mi habitación, Williams no estaba, había desaparecido. Entonces me puse a buscar por el camarote por si había dejado alguna nota o por si se le había caído algo antes de marchar....y fue cuando encontré este libro, con esa misteriosa piedra y este escrito- Benjamín le dio tanto la piedra como el escrito al señor Power- Fijese bien en esa piedra, parece que late como un corazón...y lea tambíen el escrito del papel...no se qué es todo esto...pero tiene que ver con Williams. En el escrito hablan de "no humanos" y se menciona a un tal "Henry"

Antes al preguntar al mozo del tren si sabía algo de Williams Purcell, contestó que en el tren no hay ningún pasajero con ese nombre.....Usted señor Power ¿vió en algún momento a Williams? ¿Qué piensa de todo esto?

Creo que alguien ha podido asesinar al señor Williams por descubrir algo que no debía...y ese alguien esta en este tren. Quizás Williams se coló en el tren por querer huir pues sabia que le estaban persiguiendo....y por eso no esta registrado en el expreso, el señor Williams conmigo se mostró nervioso, desorientado y con ropa desaliñada, arrugada....como si el viaje no fuese planeado.

De repente Benjamín recordó que el señor Power había entrado por equivocación en su camarote...osea que Si tuvo que ver a Williams....a no ser....que su entrada al camarote no fuese por equivocación, sino deliberadamente, para ver si Williams estaba en esa habitación!!! Benjamín empezó a encajar piezas...estaba aún más nervioso pero intentaba disimular...Benjamín al irse del brunch fue primero al baño...¿le daría tiempo en ese rato al señor Power de ir al camarote y asesinar a Williams? pensaba mientras veía como el señor Power ojeaba la piedra y el escrito.

Dudaba más que nunca de Robert Power, pero quería ser cauteloso, quería escuchar lo que opinaba el señor Power, quizás se estaba precipitando en sus indagaciones...por eso quería escucharle, por si hubiese alguna mentira o titubeo en su discurso.

Si sí, claro, por supuesto que lo ví -respondió Power dando vueltas al libro de "Guerra y Paz" y mirando con incredulidad aquella piedra latente que tenía entre los dedos-. Ese tipo, de traje arrugado y algo nervioso. Lo ví entrar en el Expreso, casi al mismo tiempo que usted, señor Dawson ¡Santo Cielo! Osea... a ver -entonces cerró los ojos, como recapacitando de todo lo que le estas contando-. ¿Me está usted diciendo que ese señor, ese tal Purcel, no está en su camarote? ¿No era usted su compañero? ¡Y dice que lo han asesinado¡ ¡To... todo esto es muy raro! -entonces soltó aquella piedra y te la entregó de nuevo.

Acto seguido se levantó, miró por la ventana e intentó cuadrar todo lo que pensaba. Se rascó la cabeza y comenzó a asentir, y sin dejar de hacerlo, te siguió hablando.

¡Ese mozo del vagón...! Ese mozo... -se llevó los dedos a su mentón, como pensando-, ahora que recapacito, no me ha quitado ojos de encima. ¿Ha hablado usted a solas con él? ¿Ha advertido algo raro? Desde luego, a mi me tiene entre sus cejas -decía con algo de enfado-. ¿Y si él... tiene algo que ver? Esa mirada... esos ojos..., señor Dawson. No me fío de él. Si fuera yo..., le interrogaría... le interrogaría a la fuerza aquí mism... -entonces tuvo una especie de idea-. ¿Y si le interrogamos, señor? El desaparecido en SU camarote, y esa fijación por MÍ... ¿Y si nos la está jugando A LOS DOS? -decía dejando la escena en tensión-.

Ese ese, el tipo del traje arrugado que se mostraba tan nervioso y desorientado, era mi compañero de camarote, y se quedó en la cama cuando me fui al brunch pero al regresar ya no estaba. Lo único que había de él era su libro con la extraña piedra y el escrito. Algo tuvo que pasar mientras estabamos en el brunch señor Power....y en cuanto a si me fio o no del mozo, no se moleste...pero ya no me fio de nadie señor.

Bejamín entonces cogió la piedra y la analizó más detenidamente, con la intención de ver alguna marca, pelo...algo identificativo. Ese mozo que le esta dando la lata a usted señor Power, es el que me dijo que Williams Purcell no estaba registrado en el tren...y veamos hablé con él un par de ocasiones más. Me pareció educado pero algo impertinente...recuerdo lo poco cortes que fue con usted en el pasillo porque viniste a darme la tarjeta...y..UN MOMENTO! recuerdo también que te dijo "El señor Dawson viaja solo"... lo dijo con mucha seguridad además y ahí ya habia desaparecido Williams pero yo aún no le había dicho nada de la desaparición....señor Power va a tener usted razón, ese mozo...Benjamín guardó el libro en su chaqueta, de pronto le entró mucha prisa. Hay que interrogar a ese mozo. Apúrese señor Power y vayamos ahora mismo a hablar con el mozo, esta mintiendo en lo de Williams.

¿Ir? ¿A hablar con él? -decía de manera retórica mientras negaba insistentemente con la cabeza-. Puede que con el revisor o los maquinistas se venga arriba... ¡Traigámosle aquí! -Power se levantó y sacó de su armario un bastón de madera de haya, fino y oscuro, con marcas marrones y negras. En su cúspide tenía un agarrador como de oro (al menos parecía tener un baño de oro). Lo cogió de manera enérgica.

¡Le sacaremos lo que sabe en mi camarote! ¡Los dos contra él! -decía elevando la bonita pieza, la cual, por cierto, no necesitaba, sino que parecía un complemento de moda y postín-. Le obligaremos a hablar, señor Dawson, ¡por las buenas o por las malas! ¡Tráigalo y lo haremos!

Entonces notaste cierta ira en la voz de Power que, hasta entonces no habías notado.

Muy bien señor Power, iré a llamar al mozo con la excusa de que se nos ha averiado la puerta y nos la tiene que arreglar, y una vez aquí le sonsacamos todo lo que podamos. Pero le veo muy alterado señor Power, relajese! no creía que le causaría tanta indignación este tema...o quizás sea por sus diferencias con ese mozo del tren- Benjamin aún no se fiaba del todo del señor Robert...pero menos se fiaba del mozo impertinente, por eso estuvo de acuerdo con el señor Power. Se aseguró de tener el libro en su chaqueta, así como la pistola y se fue a por el mozo del tren.

No se vaya a ningún lado, espere aquí señor Power, iré a la sala de los trabajadores del tren y traeré al mozo con la excusa de la puerta. Una vez aquí le interrogamos, espere aquí- Benjamin se fue en busca del mozo

Robert Power asintió, y se quedó sentado en su cama. Entonces fuiste a buscar al mozo del tren al vagón-restaurante. Estaba allí, atendiendo al resto de viajeros. Entonces se giró y le contaste aquella excusa acerca de la puerta.

Iré a revisar señor Dawson -dijo-. Entonces se adelantó y tú le seguiste hasta el camarote 5, el de Power. Entonces entrásteis ambos en aquel reducido espacio. Power no estaba. Cuando estábais ambos completamente en el interior, la puerta se cerró de golpe. Robert estaba detrás y había cerrado ésta rápidamente. Power entonces echó el pestillo interior, y su rostro ahora se mostraba de otra forma, como más malévolo.

¿Ya estamos todos? -preguntó el mozo del tren, mirando a Power-.

Sí. Ya estamos -respondió el representante de paños-.

Entonces, el mozo de cuadra se abalanzó contra tí mientras Power miraba la escena. Entonces supiste que, indudablemente, ¡estaban ambos compinchados!

¡Aquel tipo de uniforme blanco, alto y de cabellos rubios, cerró sus dedos, apretó el puño y cargó su brazon contra tí con la intención de darte un severo puñetazo!

Sabia que no me podía fiar de usted, Power- Es lo único que pensaba Benjamin mientras el mozo se le echaba encima.

El mozo del tren abalanzó su brazo contra tu rostro. Notaste el severo pueño en tu mentón, y tu cabeza y cuello giraron hacia atrás. Claro que, por tu parte, ya tenías entre tus dedos tu pistola, y tan sólo tuviste que apretar el gatillo. Ni tan siquiera apuntaste, sino que disparaste a bocajarro, ¡¡BANG!! Un único disparo hizo que tras el puñetazo una bala se colase en su estómago y se le alojara en su cuerpo. El tipo abrió sus ojos incrédulo, llevándose las manos a su vientre, y la sangre comenzó a empaparle la camisa, la chaquetilla y finalmente sus manos. Acto seguido, se derrumbó hacia atrás, cayendo sobre el suelo del camarote número cinco. El mozo del tren había muerto.

Entonces ocurrió lo que jamás nadie habría creído. Si increíble era el haber visto a esa piedra latir como un ente propio, lo que presenciaste te acompañaría en el recuerdo el resto de tu vida. Antes de poder hacer nada, viste cómo Robert Power se desgarraba con sus propias manos aquel traje imperial y bien planchado. La fuerza descomunal con la que rasgaba las vestiduras era debido a que su cuerpo estaba cambiando, y ya no cabía en él. Su piel comenzó a transformarse, tornándose en escamosa y verde. Sus ojos empezar a hacerse mucho más grande y llegó un momento que sus dedos ya no eran tales, sino que ahora tenía grandes garras... ¡era un lagarto humano!

¡¡La piedra!! ¡¡DÁMELAAAA!! -gritó ese ser monstruoso, que segundos antes era Robert Power-. Entonces se abalanzó hacia a tí como momentos antes lo había hecho el mozo.

Que diablos eres....?? -Dijo Benjamin mientras veía al señor Power convirtiendose en lagarto- ¿Y qué habéis hecho con Williams?- Benjamin no podía creer lo que veía ante sus ojos. Tenía que matar a esa criatura y de ninguna manera iba a darle la piedra.

¡Vengo a por lo que es nuestro! ¡LA PIEDRA! ¡Ha de ser devuelta a la estatua!, ¡TE MATARÉ, DAWSOOOON! - la voz grave y cavernosa de la criatura en la que se había convertido Robert era realmente aterradora. Exhalaste un gran grito de dolor cuando aquellos afilados dientes mordieron tu antebrazo. Era una sensación de angustia terrible. La luz entraba por la ventanilla del camarote y la piel del lagarto brillaba con el sol. ¡¡BANG!! ¡¡BANG!! -¡entonces disparaste mientras el lagarto humano despues de morderte con sus grandes fauces!

Quien hacía escasos segundos había sido Robert fue empujado hacia atrás por la gran potencia de la bala. Su hombro había sido herido, y el proyectil había entrado por éste y salido por su espalda. No obstante, aquel reptiliano seguían en pie... ¡Y TÚ FRENTE A ÉL!!

Jamás te daré la piedra- Decía Benjamin mientras se quejaba del mordisco que le había dado el lagarto. Entonces Benjamin cogió su pistola con fuerza y apunto al señor Power.

Power intentó morderte una vez más. Sin embargo, apretaste de nuevo el gatillo y, al igual que habías echo con el mozo del tren, disparaste a bocajarro a la altura de su estómago, ¡BANG! Un sólo disparo certero hizo que Power aullara de dolor mientras se caía hacia atrás, hacia la cama del camarote. Su mordisco no llegó a alcanzarte de milagro. El tipo se desangró sobre el colchón y, a los pocos segundos, murió sobre él.

Entonces llamaron a la puerta del camarote. Lo hacían tan fuerte que sabías que golpeaban con el puño cerrado, intensamente.

¡¡Abran!! ¡¡Abran!! ¡Señor Dawson! ¡Señor Power! -evidentemente, los disparos habían alertado al personal. Y hablaban desde fuera-. Debía ser el revisor del tren, o tal vez el maquinista (cosa más improbable). ¡Abraan ahora mismo!

Benjamin aún con el arma en la mano dudaba si abrir la puerta, la escena no era muy agradable. Al menos ya podía respirar tranquilo, el espantoso lagarto estaba muerto -Espero que no aparezca ningún bicho más de estos- Pensaba con la respiración agitada.

Por la insistencia de los golpes, Benjamin decidió abrir la puerta finalmente, sin decir nada, abrió...con el arma bajada pero todavía en la mano. Estaba espectante y decidido a disparar de nuevo contra cualquier otra amenaza, no sabía que era aquel reptil, ni de donde había salido, y la piedra, y Williams? Todo eran preguntas en la cabeza de Benjamin mientras abria la puerta.