Partida Rol por web

-A ser posible, hablad de uno en uno -pidió Astarte, y eligió una persona al azar entre los lugareños-. A ver. Tú. Cuéntanos despacio quién ha desaparecido, dónde, cuándo y qué circunstancias. Todo lo que sepas.

La cabeza de Corpoc giraba de un lado al otro con cada nueva voz que se sumaba a la discusión. Las voces eran cada vez más fuertes y más incomprensibles en aquella marea de sonidos. Aun así, sacó en limpio el dato verdaderamente importante, y era justo el primer temor que cruzó por él cuando le explicaron la situación en la posada, los que ahora habían desaparecido eran personas.

Pensó en sumarse al interrogatorio que ya efectuaban sus compañeros, pero sólo sumaría a la confusión en aquella maraña de voces, por lo que permaneció callado pero atento a cada palabra.

La cosa se volvió espesa súbitamente, dos personas desaparecidas dejaba de ser un simple animal que ataca ganado para ser algo que puede con dos, si bien campesinos, personas dispuestas a defender lo suyo.

Intento decir algo pero mis compañeros se ponen a hablar quizás tanto igual que los lugareños y por un momento me mareo ante tanto palabrerío que prefiero dejarles esto a ellos, no vaya a ser que la embarre en mi primera misión.

Miro para un lado, miro para el otro disimulando mientras espero que sepan algo más a la vez que chequeo que tal están las pobladoras del lugar. Busco alguna temerosa algo apartada con quién intentar entablar una conversación de donde saque algo de información extra y mientras más linda mejor todavía.

Al fin, la gente se mostraba un poco más calmada. Threkor había decidido echarse la pesada carga al hombro y solicitó la ubicación donde los pastores desaparecieron, la mención de Bracka y el intento de Gil habían tenido éxito en aplacar las masas.

Hicieron caso a las palabras de la druida cuando habló. Parecía que la turba de lugareños al fin se había organizado y ponían su esperanza en los recién llegados.

- Wim y Will! -Dijo el lugareño señalado por Astarte. -Padre e hijo que cuidaban el ganado mientras pastaban a un par de kilómetros al este de aquí. -El sollozo de una mujer se escuchaba entre los murmullos de la multitud, seguro la mujer y madre de los desaparecidos. -La última vez que los vimos fue el día de ayer justo después de despuntar el sol, salieron junto a los animales armados con hondas, piedras y lanzas.

- Esto ya no es obra de bestias -Gritó una voz del fondo. -Aquí ya hay una criatura que intenta hacernos daño.

-Alguien intenta diezmarnos, esto es asesinato! -Dijo otra voz, mientras las demás voces empezaban a alzarse de nuevo en una amalgama de sonidos de histeria y miedo.

-Esos son los orcos de la torre -Dijo un hombre de cabello gris y barba larga y maltrecha. Todos callaron mientras el anciano continuaba. -Hay una banda de orcos viviendo en una vieja torre abandonada a un poco más de una legua (5Km) al sur de aquí, en el bosque.

-No son los orcos -Dijo un joven quizá de la misma edad de Gil, cuyo rostro reflejaba el cansancio de un hombre del doble de su edad. -Hace una semana vi unos bandidos deambular al este de aquí, estoy seguro que son los bandidos de Vorlak el mestizo. Son ellos los que desean quedarse con el molino!

-Vete a comer natilla muchacho! -Respondió con furia el anciano -Los de Vorlak no nos han hecho daño nunca, les damos comida cuando la piden y a cambio nos dejan en paz. Son los orcos, los he visto merodeando y buscando presas fáciles. Siempre lo he dicho y nadie ha querido hacerme caso! Yo los vi husmeando cerca de aquí, ni la guardia del trueno me creyó cuando lo dije.

Gil se vio sorprendido por todo ello ¿La gente estaba ayudando a unos bandidos otorgándoles comida? era indignante, pero quizá no era el momento para recriminar ni sacar a flote acusaciones. Por lo pronto habían menesteres más apremiantes.

La gente estalló de nuevo en furia e histeria, todo era confusión, pero el anciano había dado buenos argumentos y los habitantes ahora se inclinaban a pensar que la raíz de los problemas eran los pieles grises que moraban cerca de ahí.

- Bueno, bueno, bueno-

Dijo el joven intentando calmar los animos.

-Son demasiadas teorias y nada en concreto. Ahora, por favor indiquen el lugar de los hechos para investigar y ver que podemos averiguar. Cuando sepamos algo les informaremos. Pero no olviden enviar una comision al Rey para que envie refuerzos. -

Realmente creia que sus palabras caerian en saco roto, pero podia intentarlo mientras investigaban que pasa. Aparte de que seguia pensando que era algo domestico. Peleas entre vecinos. Pero habian llegado muy lejos, claramente. Y le alegro que ayudaran a los bandidos, el no lo era pero tenia varios buenos amigos que andaban en el "negocio".

Luego miro a Gil.

-Bueno Gil, eres nuestro guia, indicanos donde se sucedieron las desapariciones segun los lugareños para investigar.-

Concluyó.

Ya teníamos la ubicación aproximada del destino de los dos hombres. Unos dos kilómetros es poco camino así que mejor ponerse en marcha. Quizás podamos estar de vuelta a la noche con el trabajo hecho.

Parecía que cada lugareño tenía su teoría. Bandidos, orcos, pero aquello no tenía pinta de ser ni culpa de unos ni culpa de otros, pero igualmente memoricé la información por si era posible usarla en un futuro no muy lejano.

Parece que has dicho algo coherente entre esa borrachera tuya, chaval. En marcha.

Los pobladores parecían acordar que los responsables de las desapariciones debían ser los orcos; o al menos así lo creía la mayoría. Aunque también existía un grupo de asaltantes vecinos de la granja que mantenían cierta extorción sobre ellos. La tercera posibilidad, el ataque de animales salvajes, perdía sustento, pero Corpoc creía que no debía descartarse aún.

-Concuerdo con mis compañeros, deberíamos ir al lugar ahora mismo –Convenía el gnomo-. Pero antes quisiera conocer más sobre estos particulares vecinos suyos. ¿Ya habían tenía algún tipo de percance con estos orcos? De aquel grupo de bandidos, ¿qué buscan en la zona? ¿Y quién es ese Vorlak que los dirige?

Tus sentidos ultra desarrollados para detectar mujeres hermosas no te falló en esta ocasión.

Una mujer de facciones delicadas ocultas tras la suciedad propia del trabajo de campo se hallaba temerosa, un poco alejada de la multitud. Ni tan lejos como para no escuchar, ni tan cerca como para que la señalaran. 

Esa gente no estaba acostumbrada a ver personas armadas hasta los dientes salvo miembros de la guardia, así que al acercarte, la mujer tomó una posición ligeramente defensiva, encogiendo los hombros y agachando la cabeza. Como si temiera que le fueras a hacer algún daño y no pudiera hacer nada para impedirlo.

El palabrerío seguía y seguía hasta el punto del hartazgo, me aparto un poco de la muchedumbre buscando algo en que poner mi atención y finalmente la pesquisa dio sus frutos. Una bella mujer temerosa, presa fácil si las hay. Llevo los hombros hacia atrás y mi pecho se hincha levemente, mis pasos se acentúan para marcar que va un tipo grande hacia una frágil damisela.

- No tema señorita, estamos aquí para ayudarle. - Apoyo una mano en la empuñadura del arma y miro hacia el lado por donde se perdieron los dos pobladores con aire de suficiencia. - ¿Usted sabe algo más que no hayamos escuchado?. - Le pregunto en el mismo tono de alguien que merece respeto de los demás, después de todo venimos a ser los salvadores de sus afligidas vidas.

Malrick se camufló entre la muchedumbre mientras sus compañeros hablaban con la muchedumbre de forma desordenada, lo intentaban hacer lo mejor que podían. Antes de que alguien pudiera fijarse, el guerrero se hallaba charlando con una tímida mujer un poco alejado de la conglomeración.

Los lugareños no tenían reparo en llevar a los aventureros a donde creían, era el lugar de los hechos. Pero Gil tomó la palabra antes que el resto.

-Si cualquiera de estas conjeturas resultan ciertas, es menester hacer lo que dice este joven -Dijo señalando a Niño -Un par de ustedes, los más avesados en la palabra, deberían ir al Cubil del Dragón y expresar sus preocupaciones al capitán Bracka. Yo mismo los llevaré -Sentenció.

Entre la palabrería de la gente, la voz del anciano volvió a elevarse.

- Orcos... Son orcos, ¿no es suficiente? Los tenemos a tan solo una legua de aquí. No hemos tenido inconvenientes aún, pero no nos condenen a que algo tenga que pasar para que decidan expulsar a esos pieles grises de aquí. Nada más que guerra y miseria se puede esperar de esa escoria.

Todo el mundo calló, sopesando las palabras del anciano. Quizá no eran muchos los que se habían detenido a pensar las implicaciones que tenía tener de vecinos a una banda de orcos.

Luego de un incómodo silencio, otro hombre tomó la palabra.

- Vorlak el mestizo, es un temido y reconocido bandido. Es un semiorco con sangre de gigante corriendo en sus venas, es enorme, Bill dijo que lo había conocido un día y que media 3 metros y que vio como con una mano trituraba el cráneo de un caballo. ¡De un caballo!

La gente volvió a explotar en murmullos y aseveraciones, en un desorden de voces y alaridos discutiendo la versión de Vorlak de Bill. Unos decían que era exagerado y otros estaban convencidos de las palabras del aldeano, y citaban otras gentes que aseguraban lo mismo. Por supuesto, alguien debía poner orden de nuevo y encausar la conversación al tema principal. El hombre retomó la palabra.

- Ellos anidan lejos de aquí, al sur y al este. Desconozco exactamente dónde, pero sé que es en algún punto del bosque Gauntlin. Lejos de aquí!, Y jamás hemos tenido inconvenientes con ellos. De tanto en tanto un grupo de ellos que viaja al norte o al oeste pasa por estos lados, piden comida y un techo para dormir y vuelven y se van sin hacer nada malo.

A este punto, los ojos de Gil estaban abiertos de par en par y la vena del cuello parecía a punto de estallar. Pero se abstuvo de comentar algo al respecto...

-Si desean, yo puedo llevarlos a donde pensamos que desaparecieron los hombres o a la vieja torre habitada por los orcos. Ustedes deciden.

-Mi señor -Dijo con respeto y reverencia, dejando atrás la timidez o miedo inicial.

-Me temo que no seré de mucha ayuda, yo solo trabajo la tierra de sol a sol. Hoy era mi turno de vigilar a los animales, pero se canceló por la desaparición misteriosa de los hombres. Yo creo que no es nada de este mundo lo que desaparece a los animales y los hombres. Yo creo que son los espíritus que se alzan desde el cementerio y toman la primera vida que encuentran... No sé, yo solo digo, los espíritus sin descanso son los que nos tienen así.

- Yo creo que lo mejor es ir al lugar de los hechos. Para investigar. Asi el sahueso de Astarte puede rastrear a los desaparecidos. Tambien seria bueno que la esposa y madre nos den ropa de ellos para ayudar al sahueso a rastrearlos.- Dijo ordenando sus cosas. Y empezo a caminar hacia el lugar de los hechos con prisa, no habia tiempo que perder.
-Astarte! Lleva al sahueso con la familia para que luego nos alcances con las prendas y puedas seguir el rastro con Khan, el resto siganme. Corpoc acompaña a Astarte! Ahora si, pongamonos en marcha que la vida de esos hombres estan en peligro mientras nosotros charlamos, pronto! Pronto!- Ordeno con firmeza y preocupacion por los desaparecidos.

Tal y como suponía, aquello no era obra de unos lobos. También resultaba obvio que Bracka no daba pábulo a las teorías de los lugareños puesto que seguro que habían llegado a sus oídos, si sus hombres era capaces. Si el capitán no era un necio, tendría sus buenos motivos para haber descartado aquellas ideas.

Lanzó una mirada relampagueante a Niño cuando empezó a dar órdenes sin ton ni son, como si realmente esperara que todos fueran a obedecerlo. 

-¿Quién te ha puesto al mando? -le preguntó con voz cortante, y sin esperar una respuesta, indicó al lugareño con la cabeza que los guiara. 

Desde luego, quería ver los alrededores del suceso con sus propios ojos y formarse su propia opinión. Pero no iba a aceptar las órdenes de un muchacho imberbe enganchado a la bebida. 

Vaya. Parece que el chaval cuando está sobrio se cree el líder del grupo. Mientras lo que salga de su boca sea coherente no tendré ningún problema.

El humano joven tiene razón. Tendríamos que investigar el lugar del ataque

Esperaba que después de todo fuera cosa de bandidos. No me apetecía tener que enfrentarme a orcos de momento.

Las palabras de la joven me dejan estupefacto, le di toda una escena y me respondió como no esperaba. Supongo que tendré que seguirla remando un poco más. - No se preocupe señorita, estamos aquí para protegerlos. Gracias por su confianza. - Cierro así la conversación todavía con el pecho hinchado y los hombres tan atrás que la espalda crujía como si se estuviera a punto de quebrarse.

Cuando vuelvo con el grupo el llamado Niño se puso a dar órdenes a todos como si nos mandara, estuve a punto de contestarle algo pero habló tanto que decidí mejor no decirle palabra alguna porque seguro volvería a hablar tanto que no habría forma de callarle. Por suerte la señorita de los bosques supo con pocas palabras decir lo que yo pienso.

- Además hay una tercer opción, muertos vivientes. - Le comento al grupo cuando nos quedamos por un momento alejado del oído de otros lugareños. Si bien lo dije con soltura para mis adentros la idea de pelear contra ese tipo de criaturas siendo alguien tan nuevo en el rubro de la aventura.

Miro a Malrick cuando hace el comentario sobre los muertos vivientes.

Espero por nuestro bien que no tengas razón respecto a los no muertos. Sería el peor enemigo al que me gustaría enfrentarme ahora.

La verdad es que no mw había planteado aquella opción, pero prefería mil vwcwa una horda de orcos que 1 muerto viviente.

-¡Hey, hey! ¿Qué me habéis visto cara de niñera perros? –Respondió rápida y ofuscadamente el gnomo ante las órdenes de Niño-. ¿Por qué tengo que acompañar a la niña y su mascota?

A Corpoc le había caído fatal el tono mandón de su compañero, y no es que estuviera en contra de seguir el liderazgo de alguien, pero de ningún modo aceptaba al chico como cabecilla del grupo. En el fondo le reconocía la buena idea de buscar prendas impregnadas con el olor de los desaparecidos, aunque en este contexto nunca lo iba a decir.

Pronto la furia del guerrero quedó congelada al igual que el resto de su cuerpo con la sugerencia de Malrick. Pálido se giró para ver al humano y dijo con voz temblorosa: -¿Mu-Mu, Muertos vivientes? Estupendo, y nosotros sin sacerdote…

Al parecer la bebida envalentonaba al muchacho a tomar decisiones y sacarlas por su boca en forma de órdenes... Por supuesto, a ninguno pareció caerle bien la actitud, pero tampoco armarían un conflicto por ello.

En lo que todos parecían estar de acuerdo era en visitar aquella zona donde se creía que habían desaparecido los lugareños. Fríos como un cadáver quedaron todos cuando Malrick mencionó su teoría sobre los muertos vivientes, dicha por una chica que al final le dedicó una sonrisa que denotaba cierto interés en volverse a ver, después de que el guerrero hubiera cumplido su misión... 

-Supersticiones hijo, son solo supersticiones. -Dijo el viejo que los guiaba a la zona. Gil había quedado atrás junto al resto de lugareños. El viejo solo refunfuñaba y torcía el cejo, alegando que era una pérdida de tiempo ir a la zona si ya conocían la razón de los raptos. Estaba seguro que cualquier rastro los llevaría al sur, al bosque de Torlyn donde se ubicaba la torre vieja que servía de morada de orcos.

Luego de andar media legua, el anciano señaló con su cabeza un riachuelo que trascurría de norte a sur, bañando las verdes praderas del suelo ondulado. Un bosquecillo adornaba la llanura. -Cuando los pastores sacan a pastar a las ovejas, las traen a este lugar. El bosquecillo sirve de sombra, el riachuelo refresca en los días cálidos y aquí los pastos crecen ricos y frondosos. Seguro Wim y Will trajeron aquí a pastar a los animales.

El bsoquecillo, según el anciano (resignado a hacer caso a los héroes) era el lugar más obvio para empezar a buscar.

"""¿Quién te ha puesto al mando?""" pregunto Astarte y le respondi: -Jaja, pues nadie supongo!- Luego se quedo callado.

Por el camino fue conversando con el anciano que opinaba sobre los orcos.

- Igual tenemos que ir al lugar, tal ves esten ahi sus cosas o encontremos algun otro indicio. Y el sahueso de Astarte sera fundamental para rastrear a los desaparecidos o a los captores. -

Cuando llegaron tomo un poco de agua fresca del riachuelo. Luego miro a sus compañeros que no les habia sentado bien sus ordenes anteriores asi que ahora iso solo sugerencias para no hacer enojar a nadie.

-Bueno, si seguimos, ¿Esperaremos refuerzos de Bracka? Por que si nos encontramos con bandidos u orcos bien podriamos encontrarnos con seis o con una docena, seria peligroso, nose si seria prudente seguir a partir de aqui sin un refuerzo armado. Unos seis hombres de armas de la guardia de Bracka seria elemental. - dijo niño que parecia que si las cosas se ponian feas seria el primero en huir y dejar a sus compañeros abandonados.

¿La niña y su mascota? ¡Cuánto tenía que aprender Corpoc! Claro que jamás vería los frutos de su aprendizaje, si es que se producía. Era conocido lo lentos de entendederas que eran los gnomos, necesitando muchísimos más años que los humanos para aprender cualquier cosa.

-¿Y por qué iban los muertos vivientes a atacar el ganado? 

Lanzó la pregunta al aire, como única reacción a la mención de aquellas sobrenaturales criaturas. Y que cada uno sacara sus propias conclusiones. Empezaba a entender por qué Bracka ignoraba las sugerencias de los lugareños. Seguro que a cada cuál sería más colorista. A este paso, acabarían achacando sus problemas a dríadas semiinfernales montadas en contempladores zombi.

-Busca -fue lo que le dijo a su fiel sabueso, Huan, cuando llegaron al lugar donde se habían producido las desapariciones.

El enorme perro puso el hocico en el suelo y empezó a rastrear.