Partida Rol por web

 Chst

Lyla se temía una respuesta similar. Encogiéndose de hombros, se giró hacia sus compañeros

Bueno, pues parece que no hay otra

Luego habló hacia la voz

Te escuchamos

-Mañana por la mañana su poder habrá menguado. Su transformación lo habrá dejado agotado, y a la luz del día pierde parte de su capacidad -musitó-. Eso os permitirá moveros por el terreno sin llamar demasiado su atención. Pero no será fácil hacer lo que debéis. Lucy, su mascota, no suele alejarse mucho de él. Quizás si llamáis su atención... Os daré la herramienta para ello. Sigo, antes de que no pueda continuar. Cuando encontréis a Lucy, tenéis que quitarle el collar. Lleva una réplica del mío. Si se lo quitáis, perderá parte del poder, de mi esencia... y volverá a mí. Entonces seré capaz de ayudaros a que os enfrentéis a Dranias y le quitéis el verdadero collar. Sé que no parece fácil. No lo será. Pero es la única manera de que volvais a casa. Si no lo hacéis, Dranias os convertirá en esas sombras horribles.

En la mesa se materializó una trenza larga de cabello pelirrojo, con un lazo atando los dos extremos.

-Ése es mi pelo. Llevadlo con vosotros y ella os sentirá. Seguro que tratará de reunirse con ello.

Al terminar delenis sus instrucciónes, Alexander balbuceó ligeramente.

-Una locura, esto es una locura-Dice, levantándose de un salto y rodeando la habitación-Quieres que nos acerquemos al mismo hombre que hace poco ha intentado matarnos. Peor, quieres que nos acerquemos a su...hija...-Escupe, como si no encontrase otro parentesco entre ellos dos.

-Es una locura-Repite, sentándose de nuevo-pero puede que precisamente por eso funcione. Quizá no nos espere...y prometimos a Delenis que la ayudaríamos-Comenta a sus compañeros, intentando infundir animo grupal-¿Que pensais?

La cazarrecompensas se acercó a la mesilla, y cogió, casi con ceremonia y lentitud, los cabellos de Delenis. Se quedó unos segundos observándolos, y luego se los colocó en el cinturón, justo en el lado contrario por el que asomaba un trozo de tela verde, con un bonito escudo de armas pintado en este. Cuando hubo terminado, los mechones ya no se veían apenas entre el cinturón y la ropa, y quedaban lo suficientemente sujetos para no caerse a pesar de que realizara movimientos bruscos

No es su hija, recuérdalo. Es solo una parte de Delenis Y lo dices como si fuera lo más normal del mundo... Este sitio te está afectando seriamente, Lyla Daelia Y, sí, es una locura. Quizás no salgamos de está, al fin y al cabo

Dio unos pasos hacia Alexander

¿Pero sabes qué?

La chica sonrió, enseñando los dientes, y le ofreció la mano a su compañero, para ayudarle a levantarse

Me encantan las locuras

Alexander observó la mano abierta de Lyla, y le devolvió la sonrisa a la vez que se la cojía.

-Pues hagamos locuras-Le dice una vez arriba, mirándola a los ojos y aun con una sonrisa en la cara.

Doy un pequeño saltito al incorporarme ya que me habia sentado a escuchar a delenis !Y a que esperamos ¡ suelto una carcajada y cojo la lanza O esperamos hasta mañana ? devuelvo la mirada hacia lyla y alexander ya que habia estado mirando a una teleraña y veo la ''escenita'' Buaaaaj y vuelvo a mirar a ''delenis''

El grupo procuró descansar. La comida era suficientemente real para saciarse si es que les entraba el hambre y los sofás lo suificientemente amplios como para dormir cómodamente.  Era extraño conciliar el sueño allí. No se caía en un estado de inconsciencia, sino que parecía más una meditación consciente de lo que había alrededor, con lo que cualquier ruido o suspiro de un compañero era percibido con claridad. Es más, la presencia de Delenis se notaba diferente, y hasta podían verla, translúcida y triste, merodeando por la torre mientras cuidaba de ellos.

Poco a poco el techo fue ganando claridad hasta que las estrellas desaparecieron y el sol se asomó tímidamente. Era el momento de continuar.

Alexander se despierta lentamente, y, medio aturdido, se sienta en el borde de la cama, con las manos a los lados, intentando despejarse.

-Buenos días-Murmura.

Lleva el pelo revuelto y despeinado, y la camiseta sin mangas con la que duerme marca unos músculos bien formados, que él nunca se había molestado en cultivar.

Estirándose, se levanta y merodea por la habitación, intentando poner en orden sus pensamientos.

-¿Tenéis hambre?-Pregunta, buscando algo que llevarse a la boca.

¿Cuanto tiempo llevas levantándote sin compañía, Alexander? ¿Y sin algo de comer? Siéntete afortunado.

 Lyla se despierta con la voz de Alexander, y se incorpora, somnolienta

¿Que...?

Al principio, no se ubica del todo. ¿Donde estaba? ¿Como había llegado allí? Pronto, las respuestas fueron formándose en su mente... Y recordó todo, poco a poco. Primero recordó a Alexander, al primero que vio, y le dirigió una sonrisa. Recordó a Bill, a Mark, a Loretta. Recordó a Anger, a Martha, a Joshua. Recordó al posadero, y luego recordó el festival. Y, por último, recordó a Dranias, a Lucy, y a Delenis

Ahora, en frío, la verdad es que todo parecía tener algo más de sentido. Ya había desistido el racionalizar lo ocurrido, y, una vez conseguido eso, el resto parecía encajar sin problemas. En un mundo en el que existía la magia, los demonios, y los dioses paganos, su misión parecía bastante simple y lógica. Había dormido con la ropa puesta, ya que no le molestaba demasiado (y no iba a desnudarse así como así si no era necesario, más delante de dos chicos, y sin mantas con las que cubrirse), y había dejado las armas junto a su lecho. Revisó que tuviese todo, y palpó el mechón de cabello de Delenis, para asegurarse de que aún se encontrara en el cinturón. Luego se levantó, y se acercó a Alexander

Pues la verdad es que no mucha. Pero supongo que habrá que comer. Hoy nos espera un día duro

Observó de reojo a Anger, que seguía durmiendo, y bajó un poco la voz, hasta convertirla en casi un susurro

Dejémosle dormir un poco más. Podrá ser muy poderoso, y tendrá el poder de la magia, pero sigue siendo un niño, al fin y al cabo. No le vendrá mal descansar

Luego, mientras mordía una manzana que había agarrado con la mano derecha, se sentó en un diván, y le hizo un gesto a Alexander para que se acercara. Cuando este lo hizo, siguió hablando

Bueno, deberíamos planear algo sobre lo de hoy... ¿No crees? Además de que aún no me he olvidado de que tú y ese Señaló a Anger, sonriendo de forma burlona Me debéis una explicación de como hicisteis todo eso ayer...

Dio otro mordisco a la manzana, esperando a la respuesta de su compañero

Alexander ríe ligeramente ante el desconcierto de Lyla, intentando no alzar la voz. No es una risa burlona o hiriente, si no mas bien algo natural y espontáneo.

El chico se sienta en el diván que le indica Lyla, junto a ella, y coje a su vez alguna pieza de fruta a modo de desayuno. Después, dedica un rato a observar a Anger.

-Tienes razón, solo es un niño. Alguien tan pequeño no debería portar un arma, aunque supongo que se ha visto obligado a hacerlo. Por dios, si viaja solo...-Suspira.

Después, dirige la mirada a Lyla, y, con la cabeza ladeada y una sonrisa cómplice, intenta explicarle en pocas palabras lo que para el era un gran problema.

-Esto-Dice, levantando la mano y mostrándosela a Lyla (A pesar de no suceder nada en ella)-es mi pequeña maldición. Magia, brujería, hechicería...Puedes llamarlo como quieras, el problema sigue siendo el mismo.

A medida que hablaba, la voz del muchacho iba adquiriendo tintes macabros.

-Aunque he de reconocer-Dice, relajándose un tanto-que es bastante útil. Puede que nos ayude contra la cría.-Termina, guiñándole un ojo a Lyla y levantándose para coger su mochila. En cuanto la consigue, vuelve otra vez junto a su compañera y comienza a buscar algo dentro.

-¿Sabes? He estado pensando en como acercarnos a Lucy, la cría, y creo que lo mejor va a ser...-saca unas cuantas ropas de su mochila-esto-dice, mostrándoselas a Lyla.

-Como ella ya nos conoce, he pensado que podría disfrazarme y aproximarme a ella sin que me reconozca, no se si va a funcionar-se encoje de hombros-pero por intentarlo...

Era increíble lo mucho que Alexander había cambiado desde que estaba con sus compañeros (y de eso hacía apenas dos días).

No estaba completamente seguro del porque, pero imaginaba que convivir con alguien después de tanto tiempo sólo había supuesto para él un efecto balsámico más potente que cualquiera que hubiera podido planear o imaginar.

Sin embargo, aquella relación era como un arma de doble filo, cuanto mas se acercaba a ellos, mas miedo le entraba, pero mas deseos sentía de seguir conociéndoles. El dilema del erizo personalizado, quería sentir el calor y el cariño, pero tenía miedo de hincarse las púas.

 Lyla sonrió, ya más despierta y activa tras las palabras de Alexander, y asintió enérgicamente

Es una idea genial. Pero no deberías acercarte solo. Yo también puedo disfrazarme, y si nos ayudamos mutuamente, los disfraces serán más convincentes ¿Que dices?

Luego parece a punto de decir algo, pero al final decide guardar silencio, y cambiar de tema

Quitando eso... La verdad es que yo no he sido del todo sincera... Verás... También tengo... Poderes, por llamarlos de alguna manera Su mirada se vuelve algo vidriosa, pero su voz no cambia de tono Poderes menos vistosos que los tuyos, desde luego, pero poderes que el resto no puede realizar, al fin y al cabo. No sé si es una maldición o una bendición, pero he aprendido a convivir con ellos... Pero en fin, hablemos de lo tuyo

Sonríe, negando con la cabeza, como si espantara viejos recuerdos, y vuelve a mirar a Alexander, recuperando su sonrisa

¿Que puedes hacer con tus poderes? Por lo que vi, esa burbuja era una especie de protección... ¿Me equivoco?

La chica comenzaba a sentirse cómoda con Alex. Una vez aceptado el hecho de que podía realizar magia, la verdad es que sentía empatía hacia él. Al fin y al cabo, quizás no eran tan distintos. Los dos se habían visto obligados a ocultar sus secretos a los ojos de los demás, los dos habían recibido daño a causa de sus poderes... Quién sabe, quizás le proponía continuar el viaje juntos al terminar toda esa locura. Al fin y al cabo, no tenía un lugar concreto a donde ir, y acompañar al chico sería un destino tan bueno como cualquier otro...

Alexander levanta los parpados desmesuradamente, y su boca se entreabre con una sonrisa.

-¿¡Tu también!?-Pregunta, alzando la voz y olvidándose de Anger, aunque, acto seguido, vuelve a adoptar el tono que tenía anteriormente, lanzando una rápida mirada al muchacho, comprobando que no se haya despertado-pero...pero...¿Cómo son? No te he visto usarlos-Quizá, en otro momento y en otro lugar, se hubiera mostrado un poco mas escéptico, pero en aquel instante, todo le parecía posible, y no creía que la chica fuera a mentirle tan gratuitamente.

Saber que Lyla era alguien especial le había emocionado, al igual que con Anger, sentía que no era el único marginado, que con ellos podría mostrarse tal y como era, sin repercusiones, sin amenazas, sin...

Un grito ahogado...sangre...

La cara feliz de Alexander se transformó durante un instante en una mueca.

El chico sacudió la cabeza, intentando espantar aquellos recuerdos.

-Que...¿que puedo hacer?-Preguntó, intentando retomar el hilo de sus pensamientos-creo que la palabra mas correcta para mi es "ilusionista". Juego con los sentidos de la gente, los altero y  los moldeo a mi gusto, puedes creer oír, ver, sentir, oler, tocar...y todo sería una mentira.

Esboza una sonrisa ligeramente forzada a la chica.

-Se que suena un poco cruel, pero te aseguro que no los uso sin una buena razón, y vosotros podéis sentiros seguros-termina guiñándole un ojo.

Decide dejar los planes hasta después de su conversación, ahora se sinceraban, ya tendrían tiempo después de planear un ataque contra Lucy

Cuando su compañero parece emocionarse, Lyla sonríe. Por unos instantes, siente que ese lazo que los conecta se vuelve más fuerte. Y, sin embargo, al ver el cambio de expresión de Alexander, le observa, pensativa, durante unos segundos

¿Que ahonda en tu corazón? ¿Que fantasmas te persiguen?

Pensó en comentar lo que había visto, pero al final se echó atrás. Que se ocultaba bajo sus ojos verdosos, que era lo que ese chico había visto o hecho, era algo que no correspondía averiguar a Lyla. Todos debían tener derecho a tener secretos, una pequeña parte solo nuestra, un pequeño cofre guardado en nuestro interior, en el que solo tuviéramos que responder ante nosotros mismos. La cazarrecompensas lo respetaba, y no dijo nada sobre el tema. Su mirada interrogante volvió a mutar hasta convertirse en una sonrisa

Oh, no te preocupes. Yo soy una cazarrecompensas: Hago trabajos por dinero. Podría parecer cruel, pero te aseguro de que me guío por un código moral bastante estricto

Se echó para atrás, recostándose contra el respaldo del diván, mientras daba otro mordisco a su manzana, que ya estaba por la mitad

Bueno, me dejas impresionada. La verdad es que mis "poderes" son mucho menos vistosos. Desde pequeña pude hacer cosas que otros no podían... Por ejemplo, podía saltar varios metros, agarrándome de las ramas de los árboles, o correr a gran velocidad. Ya sabes, ese tipo de cosas

Su voz se volvió algo distante, como si su mente se encontrara a muchos kilómetros, a muchos años de ese lugar y momento

Sólo tenía que desearlo, y mi mente respondía ante mis peticiones. Si quería moverme más rápido, mi mente se volvía más despierta y aguda. Si quería correr a gran velocidad, mis piernas se movían automáticamente, mucho más rápido que las de mis compañeros de juegos. Con el tiempo, aprendí a mantener esos beneficios. En estos momentos, mi mente se encuentra despierta, preparada para advertir o reaccionar ante cualquier amenaza o suceso. Es algo innato, no necesito concentrarme para conseguirlo

Se estiró, mientras volvía a mirar a Alexander, algo más centrada

Como ves, no es ningún poder extraño o especial. Pero en contadas ocasiones, algo sale mal, mi mente se satura, y mi cuerpo sufre daño. Por suerte, no ocurre demasiado, pero es razón suficiente como para controlar mis habilidades y ceñirme a mi destreza marcial siempre que me sea posible

Bueno, entonces, según creo, tus habilidades se basan más en el subterfugio que en el combate. Por lo que yo debería cubrirte. Eso que hiciste antes, lo de la burbuja... ¿También era una ilusión?

Cada palabra que Lyla pronuncia emocionaba mas y mas a Alexander, quien no quería que el relato acabase.

La chica le estaba abriendo una parte muy importante de si misma, y el muchacho sabía valorarlo. ¿Cuantos mas sabrían aquello? Seguramente no muchos, se respondió a si mismo, pensando que, igual que en su caso, habría tenido que mantenerlo en secreto.

-Vaya, eres espectacular-Le dice, con admiración-pero tienes que tener cuidado, si, como dices, tu cuerpo se satura de vez en cuando. Aunque tu eres una chica lista, sabes cuidar de ti misma-Le dedica una sonrisa.

Después, cambiando de postura para mirar de frente a Lyla, continúa con su conversación.

-Asi es, mis poderes están mas dirigidos al subterfugio, pero el problema es que puedo tardar un tiempo en usarlos-pierde la mirada en el fondo de la torre-es algo que todavía intento solucionar-dice, rascándose una ceja distraídamente-aunque, si aunamos fuerzas, nada puede salir mal.

-¿La burbuja? No, eso no era una ilusión. Veras, aparte de los poderes principales, los de ilusión, tengo...otros, puede que no tan poderosos, pero no por ello menos útiles. La burbuja es uno de ellos. También puedo abrir puertas cerradas, helar el suelo, evitar caídas desde sitios altos...-comenta, enumerando con los dedos.

Levantó la cabeza hacia el techo, que refulgía con la luz de la mañana.

-¿Que hora crees que será? Aquí dentro es difícil saberlo...

 Lyla miró hacia el techo, ahora más iluminado que hacía unos minutos. Se había ruborizado un poco ante los comentarios de Alexander, aunque estaba segura de que lo hacía por cumplir

Pues... La verdad, no tengo ni idea. Pero no te preocupes, tenemos mañana de sobra para encontrar a esa niña, y no me gustaría ir a lo loco. La verdad... Preferiría evitar peleas

Suspiró

Bueno, por lo de tardar tiempo no te preocupes. Puedo usar los míos de forma rápida, y mis habilidades me permitirán contener a cualquier enemigo mientras tu reúnes la energía necesaria

En realidad, le abrumaba la cantidad de opciones que tenía a su disposición Alexander. Desde luego, su mente debía de ser muy poderosa para controlar, no solo la percepción de los demás, si no también objetos físicos, como puertas, suelos, o incluso la misma gravedad. Diablos, incluso había invocado una burbuja protectora -Si es que podía llamarla de alguna manera- de la nada. Ella, en cambio, solo podía controlar su propio cuerpo... Y tenía límites, por supuesto. Ahora, observando las habilidades de Alex, lo que hacía tiempo le había parecido un gran poder se le antojaba pequeño y vulgar. Y aún no había preguntado a Anger...

... Además de que también esta Anger. Al que deberíamos preguntar nada más se despierte

Observó al niño, y pensó en sacarle del mundo onírico en el que se encontraba. Pero al final se lo pensó, y decidió dejarle un rato más. Como bien había dicho, no había prisa. Se dedicó a repasar algunas de las palabras de Alexander

Según yo lo veo, podrías acercarte a Lucy con un mechón de su pelo, y buscar alguna manera de que se acerque a ti. Cuando la tengas cerca, le quitas el collar. Anger y yo te seguiríamos de cerca, también disfrazados, y ocultos, por si algo sale mal. El problema es como atraer a la niña hacia nosotros, ya que solo con el mechón... Hace un gesto, como espantando moscas No me acaba de convencer ¿Que podría interesarle a una niña de esa edad?

Alexander se quedó pensativo ante la pregunta de la chica, ¿Que podría gustarle a la niña?

-Ella...ella dijo algo de que si éramos sus regalo, ¿Que crees que podría significar eso? Podríamos sacar algo de ahí.

Adoptó una pose pensativa.

-¿Su regalo podrían ser almas mortales? ¿Gente que después podrá convertir en sus juguetes?-Esa idea hizo que se estremeciese, y volviese a pensar en que no eran nada mas que marionetas.

-Creo que si es algo así, no me será difícil regalarle "personas"-Hizo el gesto de las comillas con la mano.

Aquella niña no era humana, seguramente habría perdido su inocencia mucho tiempo atrás. Envuelta en un pequeño cuerpo, contenía los poderes de algo muy cercano a una divinidad.

Pensó en preguntar a Delenis sobre lo que era capaz de hacer, pero estaba casi seguro de que no respondería. Sus poderes, como ella misma había dicho, sólo le habían permitido comunicarse la noche anterior.

-Si-dijo al fin-creo que lo mejor será evitar cualquier pelea. Vete a saber que es capaz de hacer.

Acto seguido, desvió la mirada a Anger.

-Por lo que he visto, sus poderes están mas dirigidos al combate. Aunque quien sabe, puede que nos de alguna que otra sorpresa.

Se rascó la cabeza e intentó peinarse un poco con las manos. Aquel día iba a ser duro, y debían estar preparados.

 Lyla asintió ante el comentario de Alexander

Buena idea. Con tus poderes, podrías crear un par de peluches de gran tamaño, o algo así. Seguro que le hacen más ilusión, ya sabes como son las niñas

No pudo evitar sonreír ante la sugerencia. Quién sabía, quizás su misión al final resultaba ser tan fácil como... Como quitar un caramelo -o un collar, en este caso- a un niño. Nunca mejor dicho

Y respecto a Anger... Bueno, puede que sea bueno luchando, pero... No me gustaría que le pasara nada. Parece fiero y peligroso, pero es el más pequeño de los tres. Será mejor que se quede contigo, mientras realizas tu magia, protegiéndote. Yo estaré en la vanguardia

Sacudió la cabeza, intentando sacar esos pensamientos de su cabeza

¿Pero que digo? Nada, olvídalo. Ni siquiera tendremos que luchar. Seguro que será pan comido

Se levantó, y señaló las prendas de Alexander, mientras sentía como la adrenalina iba creciendo

Bueno, entonces... ¿Empezamos?

Alexander no pudo evitar reír ante el comentario de Lyla.

-¿Peluches?-Dice, con una sonrisa en la cara. Se imaginaba a Lyla, a Anger y a él mismo como tres grandes peluches, esponjosos y blanditos. No estaba del todo seguro de si esa idea le producía risa o inquietud.

Termina su risa en un gran suspiro.

-Creo que lo mejor será evitar cualquier combate, hasta que, bueno, este sea inevitable, valga la redundancia.

Después, coje la ropa y se viste con la ayuda de Lyla.

Un mal sueño pienso al levantarme sobresaltado

Estoy empezando a sudar mientras me situo y ordeno mis pensamientos. Un maldito sueño he estado toda la noche corriendo escapando de algo o de alguien y cuando creia que me iba a atrapar recurria al ki y el ser se alejaba . Cuando sus garras se acercaban a mi cuello el ki me protegia como un escudo . Esa cosa... se parecia a las sombras del viejo en mi sueño seguia corriendo pero tras toda la noche caia extenuado . La sombra se acercaba a mi y cuando llevaba la mano a mi lanza no la encontraba . No podia levantarme y todos los miembros me pesaban una barbaridad. La sombra se lanzo sobre mi y cuando busque contacto con el ki este se aparto de mi cansado ya de protegerme . Entonces algo frio me atraveso , la garra del ser me habia atravesado pero ... no era una garra era una lanza , gire la cabeza para ver a mi asesino .

Era yo

Me levanto mientras me llevo las manos al pecho donde se ha clavado la lanza . Suspiro y busco la lanza que sigue decansando sobre la pared . Derrepente me doy cuenta de que hay alguien conmigo.

Hola chicos digo un poco desorientado ¿Como estais? Pero que coño hacen? me percato de que se estan disfrazando , bueno alexander se esta disfrazando .

Miro algunas ropas y busco entre ellas algo con que me pueda poner aunque no se me da bastante bien Chicos ,ayuda digo soltando una risita nerviosa

 Lyla miró a Anger, que acababa de levantarse, y sonrió

Vaya, por fin te despiertas. Ya creía que íbamos a tener que encargarnos nosotros dos de robarle el collar a la niña

Tiró de una tela para que se ajustara al cuerpo de Alexander, y luego se apartó unos centímetros, para observar el resultado. No estaba quedando del todo mal. Separándose unos pasos, miró a Anger y le hizo un gesto para que se esperara

Eh, para el carro. Antes de nada, deberías saber cuál es nuestra estrategia. Verás... La idea es que Alexander se acerque a la niña, intentando convencerla de que nos dé el collar. Tú y yo esperaremos escondidos, preparados para actuar al mínimo signo de peligro. Iremos los tres disfrazados, para que no nos reconozca, por lo que si cualquier cosa sale mal, aún podremos intentar confiar en que nos trate como a desconocidos. Tampoco hemos pensado mucho más... Pero este sería un buen momento para explicarnos qué es lo que puedes hacer

Se cruzó de brazos

Y no creas que me voy a creer eso de que no tienes poderes extraños, porque visto lo visto ayer... Ni lo intentes

Se sentó en uno de los reposabrazos del diván, y esperó pacientemente

Te escucho