Partida Rol por web

Como dicen que la primera intuición es la buena y había sido mi elección... esta vez sí, en tiempo y modo vuelvo a intentarlo con el puto goblin.

Cruzo los dedos para no pifiar

En ese momento, todos podéis ver como Pispastorin se eleva en el aire. En el suelo dónde había caído Ragkrul se habían levantado algunos cascotes, los cuales fueron elevándose y comenzaron a volar por el lugar acercándose al goblin verdoso que movía las patillas y las manos sin entender que sucedía.

Las piedras comenzaron a girar a su alrrededor cada vez más rápido, formando una especie de remolino de piedras que lentamente, fueron acercándose al goblin. Tras unos segundos, cuando las piedras tocaron al verdosín, salieron disparadas en todas las direcciónes, hacíendo agujeros en la chabola de Tuk por todos lados. Los enanos se agacharon, muchos de vosotros esquivastéis algunos cascotes, mientras el cuerpo de Pispas caía al suelo desde esa altura y allí se quedaba inconsciente durante unos instantes...

- Uh oh. - Dijo el pato con gafas.

Gracias, Zik...aunque créeme, aún no has visto nada. -el guerrero orco se quedó mirando de soslayo al lugar donde el portal se esfuma, dejando ir al enemigo sin que éste yazca muerto entre sus manos. -Si lo que dicen de ti es cierto, bienvenido seas Ragkrul. Nos vendrá bien tu...gran garrote. -al ver el fenómeno de Pispas sonrió y añadió: -Con suerte ya os tenemos a todos: Gys elegido del agua, Talashia del Fuego, Pispas de la Tierra y Pia del Aire...aunque sería bueno comprobarlo con esos libros mágicos. Maxra ya que os lleváis tan bien propongo que cojas uno de los libros en tus manos y, si es posible, lo utilices sobre Pia. Y que el pato lo haga sobre Pispas. -dijo soltando una carcajada y continuó hablando. -¿Visteis el fulgor proveniente del portal? Provenía del Valle de la desolación. ¿Habéis oído alguna vez la mítica leyenda? Se dice que allí se libró la última gran batalla entre el Bien y el Mal, y que es un lugar poderoso y mágico aunque también posiblemente lleno de peligros. No sé dónde se librará la gran batalla, pero seguro que allí hay grandes tesoros dejados por los vencedores...y los vencidos. Lo malo es que, según se dice, la magia del lugar solo permite que hayan cinco almas allí a la vez, no me preguntéis porqué. Así que propongo que vayamos quienes no somos los elegidos para, si sobrevivimos, lograr la mayor fuerza posible para defenderlos y vencer al Mal Supremo, el culpable de tanta muerte y desolación. Y bien, ¿qué decís? -el orco dejó un momento de silencio y añadió: -Por cierto sé que el toque de una espada mágica enemiga puede convertir a un noble gerrero en un siervo del Mal, pues fue lo que, supuestamente, le pasó al llamado Z. No sabemos qué ha vivido Ragkrul desde que no le veis, y yo no acabo de confiar del todo. Podría pasar el juicio enano, si fuera posible. -finalizó mirando a Zik.

Afortunadamente para nosotros derrotamos a la naga, o tal vez no, tal vez sólo se había esfumado, ya que tal y como vino se fue, con una estela de humo verde. Y en medio de todo aparece un nuevo portal que transporta a Ragkrul en su interior. Esperemos que tenga noticias que sean útiles de alguna otra parte de Umbria.

Al menos por ahora habíamos logrado sobrevivir todos, aunque alguno estuviese malherido. En ese momento antes de que algo nuevo nos pudiese sorprender uso las enseñanzas que me ha dado el libro para intentar ver lo que sospecho hace un día, que Pispas puede ser otro de los elegidos. En esta ocasión no necesito acercarme tanto como con Gys, así por lo menos no he recibido otro calambrazo, saltar por los aires no es mi idea de la diversión. De repente algo empieza a surgir y Pispas es elevado en el aire y golpea el suelo inconsciente. Me acerco a él para intentar que recobre el conocimiento -Pispas, ¿estás bien? Diría que he vuelto a acertar con mi elección.

De repente empiezo a escucha a Braka hablar, algunas cosas de las que dice no tienen sentido. Quiere que Maxra use el libro con Pia, no sé por qué sospecha que Pia puede ser una elegida pero lo dice demasiado seguro. Lo que no tiene nada claro es que no creo que Maxra pueda usar el conocimiento del libro -Sólo los que portamos el libro y hemos sido nombrados protectores de los elegidos podemos hacer uso de él, Braka. -Miro a Rendam -Yo ya he hecho todo lo que podía esta ocasión, Rendam, ahora te toca a ti.

- Pia no es una Elegida. - digo cerrando el libro que traía en mi petate, con un suspiro. Debería haber usado el libro con mi primer objetivo, pero las palabras de la ladrona "cambiar el presente para un futuro mejor" me habían confundido - Pero me alegro de que tú lo seas, Pispantorín. Creo que el último elegido podría ser la propia Maxra... o Braka. No lo sé. -

- Bienvenido, Ragkrul. Él no necesita pasar el juicio enano, Braka, salvo que lo desee. Nos salvó la vida en los Montes Milenarios y justo después descubrimos en la Ciudad del Agua que había sobrevivido al encontrarnos con él. Al principio no quería cruzar el portal, pero supongo que luego cambió de opinión. - le digo al orco - Si le tenemos aquí tenemos muchísimas más posibilidades. Gracias por venir. -

Me dirijo entonces a Zik. - Yo personalmente debo daros las gracias por todo esto. Habéis sido de una inestimable ayuda para nuestra misión y sin la ayuda de vuestros Dioses Creadores la perla seguiría siendo un peligro para todos nosotros. - asiento - pero... hay una cosa más que me gustaría pedir a tu gente, si fuese posible. -

Saco mis espadas gemelas, aun manchadas con la sangre de la naga, y las poso en el suelo frente al grupo de enanos. - Estas espadas me han acompañado desde hace mucho tiempo, sin embargo, hoy en día no son tan útiles como fueron entonces. Su calidad deja mucho que desear y aunque me han servido bien y no me separaré de ellas, siento que no serán suficientes para lo que está con llegar. Si los enanos tenéis algún tipo de arma que podáis prestarme hasta que la batalla finalice, juro que le daré un buen uso. -

- Que los enanos me dijeran que tenía el poder para cambiar al futuro, no significa que fuera una elegida; De haberlo creído a ciegas, no me habría lanzado hacia la naga de esa manera y de hecho, una indicación posterior me dice que probablemente mi utilidad llegará más tarde. Sin embargo, dado que sabemos que uno de nosotros lo era, está claro que la elección sería Braka o la propia Maxra, puesto que el resto no llegaron a salir del juicio enano. - Digo mientras vuelvo de la posición en la que me había quedado tras el ataque con tranquilidad y guardando mi hacha - Al parecer será un placer combatir con vos, Ragkrul. Si es así, benditas sean tus armas.

- ¿Cuál es el camino a seguir ahora? - Pregunto al resto del grupo esperando indicaciones.

- Ahora os tenéis que mover. El Mal Supremo no esperará mucho más para despertar. - Dijo Zik. - Aquí no podréis hacer nada más, así que, como agradecimiento por haber destruido a la Naga esta, y sólo por esta vez, os vamos a proporcionar la manera de salir de este lugar. -

Uno de los soldados enanos trajo una especie de cosa metálica, la cual deposito en el suelo.

- Os presento a nuestra forma de viajar. - Continuó señalando el aparato metálico. - Tenéis como siempre, que elegir hacía dónde os dirigiréis. Hay tres sitios a dónde podéis viajar: Las Tierras Sombrías, La Ciudad de Fuego y El Valle de la Desolación. Tened cuidado a dónde os dirigís, por que una vez allí, no podemos ayudaros. -

Volví a escupir sangre, malherido por el combate contra la naga, dejando que su sangre manchara mi arma. Me erguí como pude y con la respiración agitada para ver cómo el joven y belicoso goblin se convertía en un nuevo elegido. 

De nuevo, la sensación de envidia estaba ahí pero esta vez se vio completamente aplastada por el orgullo que sentí al ver a un gran guerrero como él convertido en el elegido para acabar con el Mal. Caminé hacia él lentamente, apoyándome en mi lanza cuando era necesario y puse mi mano en su hombro. -Me... me alegro mucho por ti Pispas. -le dije con la voz cansada, fatigado por las heridas. -Si... si caigo espero que ayudes al resto de elegidos a llevar a cabo mi venganza... y la tuya. -asentí para corroborar mis palabras y entonces miré a Gys. -Dijiste que tus poderes quizá estaban más enfocados en la curación... si quieres yo me sacrifico para que practiques... estoy en mi límite. -en parte me quemaba en el orgullo pedir ayuda... pero muerto no sería de utilidad.

No dije nada del destino a seguir pues iría a dónde fueran los elegidos... si sobrevivía claro.

Abro el libro que obtuvimos en los montes milenarios, ya nos habíamos encontrado tres de los elegidos. Tal vez mostrase otra vez el camino a seguir. Sus páginas siguen en blanco como la otra vez, escondiendo una sabiduría que no alcanzaba a comprender. 

-¿Dónde se encuentra el último elegido?

-¡¡Grrr!! -Me levanto de un golpe, oteando los alrededores donde he caido. He visto a un monstruo caer, piedras destrozarlo todo y una enorme cantidad de gente, pero no es hasta que veo a la pequeña humana y su protector aparentemente indemnes que bajo mi arma, preparado para lo que pudiera pasar. -Se me ocurrió que enterrada Baesa no tenía mas que hacer. Contad con mi enorme y oxidada hacha para vuestra empresa, al parecer. ¿El valle de la desolación? Suena como un buen sitio para viajar. -Guardo mi arma y crujo mis nudillos, sacando el ruido de escudos entrechocando.

-La batalla final se librará en los Montes Milenarios. -Menciono, como quien no quiere la cosa. Esa es información que sí que tengo. Aseguro mis armas y devoro la comida que tengo. -Por cierto, si a alguno le interesa, que tome esta túnica de monje. Su hermana me salvó la vida en los Montes. -La saco de mi petate y la dejo ahí para su interesado. Luego, me preparo para partir.

La naga había caído finalmente en combate, era consciente de que seguía en pie gracias a los poderes que me otorga el aspecto del agua, sino tal vez, ahora mismo estaría descansando en el suelo medio muerto. Lanzo un suspiro, al menos todos seguimos vivos. Eso si el combate ha sido mucho más duro que el que tuvimos en la torre de las tierras sombrías.

Envaino mi arma, observando al orco recién llegado. Es el mismo que estaba con Talashia y con Rendam en los montes milenarios, y justo Ela, gracias al libro es capaz de despertar a un nuevo elegido. Pispas, jodido piel verde – murmuro divertido.

Todos comienzan a hablar, yo voy a unirme a esa conversación y felicitar a Pispas por ser un elegido, cuando escucho la petición de Palandras, está bastante tocado. Los dos hemos aguantado en primera línea los envites de la naga.

-No hará falta ningún sacrificio – comienzo a decir para sujetarlo con firmeza con mi mano izquierda. Observo la herida que porta en su cuerpo, para apoyar mi mano derecha en ella, cerrando los ojos para concentrarme en mí poder. Un zarcillo azul-verdoso comienza a surgir de mi corazón recorriendo con rapidez mi cuerpo hasta llegar a mi mano derecha cicatrizando con rapidez la herida de Palandras * – No puedo hacer más, lo siento, no tengo ahora mismo poder suficiente para otra curación, gaste parte de el, en el combate con la naga – termino diciéndole para soltarle ahora que esta recuperado y avanzar hasta donde se encuentra el verdoso.

- Creo piel verde, que tu venganza tendrá que esperar un poco. Se bienvenido, Pispas, el último hijo del Clan Ilquar, elegido del aspecto de la tierra – digo al goblin con una sonrisa estrechando mi mano con la suya.

Tras eso, comienzo a extraer ciertos objetos que llevo cargando desde hace días y que ahora no me son útiles, tal vez les sirvan al resto de héroes. Una armadura, una lanza y espada de acero **– Están a vuestra disposición. Tal vez algún arma te pueda ser útil Rendam – digo mirándole tras escuchar su petición a los enanos - Pispas, Palandras, Raenhmi, aún tengo en mi poder dos raciones de comida y una poción de destreza que nos dieron en los montes, elegir que queréis y os lo doy.

- Agradecemos que nos proporcionéis una manera de salir de aquí, pero se que tal vez os pido mucho, pero sería todo un gesto de buena voluntad, que al menos, nos pudieseis curar a todos. Hemos sufrido bastante en este combate y si debemos enfrentarnos al mal supremo, sería mejor que todos nosotros nos encontremos al cien por cien, Anciano Sabio Tuk.

Hago un gesto con mi cabeza a modo de agradecimiento y comienzo a andar en busca de Ela, al pasar al lado de Maxra me giro hacia ella – Querías ver mi poder, ¿verdad? Tal como dije lo iba a demostrar cuando fuese necesario, ya has visto de lo que soy capaz. Espero que no te quede ninguna duda de quien soy – digo notando un poco el cansancio del combate - Es más te libero de la promesa de protegerme, yo tengo a una protectora capaz de guardar mi espalda, además de disponer de hombres y mujeres suficientes para dar su vida por mi. En cambio Talashia solo dispone de su protector Rendam. Si quieres cuidar de un elegido, que sea ella. Al menos hasta que averigüen si eres o no una elegida – termino para acercarme hasta donde se encuentra Ela.

- ¿Te encuentras bien? ¿No estas herida, no? – Pregunto en primer lugar – Dos elegidos ya. Tu intuición es francamente buena. ¿Puedo pedirte un pequeño favor? – sonrío - Sujétame, estoy casi al límite de mis fuerzas.

Noté una sensación de bienestar cuando la magia de Gys hizo efecto sobre mi cuerpo, restaurando mis fuerzas. -Muchas gracias. -le dije apretando su hombro. -Te debo la vida Gys... gracias por curarme, estaba en el límite. -era un orgullo que gastara sus energías en mi, un honor. Un honor que iba a compensar luchando incansablemente hasta la victoria o mi muerte.

Pero la conversción de Gys con la gnoma me hizo pensar algo. -Todos tenéis un protector... a excepción de Pispas. Sería un honor llevar a cabo esa labor y proteger al piel verdosa. -comenté mirando al interpelado fijamente. -He luchado a su lado y sus motivaciones son las mismas que las mías... creo que quizá ese sea mi destino. Y sobre esas armas... yo ya tengo mi preciada lanza. -comenté mirando con orgullo a mi arma, como si fuese una persona más. -Pero no le haría ningún asco a esa armadura y a la poción Gys. 

Justo después de la aparición de Ragkrul la Naga se convierte en humo ante nuestros ataques y atraviesa el portal que ha traído al orco justo antes de que se cierre. Mientras maldigo mi suerte al ver como escapa de nosotros, al igual que hiciera Orión en su momento gracias a la ayuda de Sufur, el clon malvado de Rufus, me giro hacia Zik cuando este afirma que la volveremos a ver, mientras enfundo la espada.

Pues claro que la volveremos a ver, esa zorra no ha muerto, sólo se ha retirado - Mientras hablo voy caminando hacia donde están Gys y Ela, que son los que parece que han sufrido más y de pronto me doy cuenta de algo raro. Mis pies no tocan el suelo y comienzo a girar en el aire. - ¿Pero que cojones?, ¿que clase de brujería es esta?

De pronto veo como una lluvia de piedras se aproxima a mi a gran velocidad. Después se produce un brillo cegador y de pronto todo se vuelve oscuro y tengo una sensación de caída.

Me despierto dolorido en el suelo de la sala. A mi alrededor están Ela y algunos de los demás, diciendo un montón de tonterías sobre ser el Elegido de la Tierra. Sacudo la cabeza, dolorido y atontado por el golpe que me he dado tras caer desde bastante alto por culpa de la brujería que me ha afectado.

Estoy bien, Lady Ela, estoy bien, no os preocupéis por mi, vos estáis herida, yo sólo estoy atontado. - Respondo a la pregunta de Ela. - Yo no puedo ser el Elegido de la Tierra. No puede ser. - Digo sacudiendo la cabeza. - Yo no soy un defensor del bien, no peleo por el Bien supremo, ni por la gloria de los demás. Yo sólo busco venganza. Me mueven el odio, la ira y la venganza. No puedo ser un uno de los Elegidos... no tiene lógica. - Digo aún aturdido.

Me levanto y recojo mis escasas pertenencias del suelo para guardarlas antes de continuar:

Sólo soy un puto goblin, borracho, pendenciero, malhablado y con problemas de ira. No tengo futuro y no soy nadie. No es posible, no es posible... ¿No es posible que os hayáis equivocado, Lady Ela?

Niego con la cabeza ante el ofrecimiento de Palandras.

Yo no necesito un protector, no soy un Elegido. Yo sólo soy un goblin errante, sin clan, sin familia, sin futuro. Sólo estoy movido por el odio y por la venganza, no puedo ser un Elegido. Soy el último hijo de los Ilquar, y mi destino es morir tras vengar la muerte de mi clan. - Digo mientras me alejo de los demás cabizbajo. - Sin la venganza, sin el odio, sin la ira, ya no soy nadie, no soy nada.

-Yo cogeré esa túnica, Ragkrul. Gracias. -dijo Braka poniéndose la túnica de monje. -Seguro que no me queda bien...pero es probable que me resulte útil. -añadió sonriendo. -Y también te agradezco que seas el único que no ha ignorado mi proposición...aunque sinceramente preferiría que aumentásemos nuestras posibilidades siendo más los que vayamos allí. Y de nuevo vuelvo a dejar el orgullo de lado, priorizando la prudencia...sin duda la destrucción de mi clan me cambió, si bien nunca fui del todo un imprudente. Uno no llega a líder siéndolo, o al menos no retiene mucho tiempo el liderazgo.

-Venganza, dice el pequeño elegido. Chico, no sabes nada sobre venganza. Llevo décadas guerreando por una venganza, y no me verás empuñar mi hacha en este momento para cumplirla. Salva al mundo y véngate tras obtener poder. -Aprieto los dientes. Mía es la furia, pero no me he dejado llevar por tal fuerza o la historia habría variado mucho hace unos días. -Yo iré al Valle de la Desolación. Acompañarnos a Braka y a mí o no lo hagáis, pero que se prepare quien venga. -Y dicho eso, me acerco a los objetos que deja Gys en el suelo y empuño la espada de acero templado, dejando un arco y varias flechas. -Con esto el daño que cause será mayor. A cambio dejo un arco y flechas. El largo alcance no es algo que use a menudo.

La Naga escapa, el orco recién llegado se revela como el protector de Pispastorín el nuevo elegido de la tierra. O al menos a mi me queda en claro. Todos se preguntan quién será el último elegido e incluso comprueban que Pía no lo es. Por supuesto me pone de mal humor que ella no lo sea, pues la prefería a ella que a Pispastorín, pero no esta en mí elegir, después de todo siento lo mismo que Pispastorín, no siento que hayan hecho bien en escogerme como la elegida del aire.

Dirijo mi voz a Zik de forma borde - Zik te equivocas sí crees que lo que hemos hecho nos servirá contra el Mal Supremo, el enemigo final probablemente sea infinitamente más fuerte que esa Naga débil con la que cargamos -

Mi voz no cambia con Palandras - Palandras, el protector de Pispantorín no es otro que el orco... esto... el recién llegado, lo siento no recuerdo tu nombre -le digo a Ragkrul-

Luego me dirijo a Braka - Tal como dijo Ela, el libro solo puede usarlo un protector, pero tu idea no estaba mal, yo hubiera despertado los poderes de Pía gustosa sí ella los tuviera realmente - mi voz sonaba esta vez cansada y aburrida.

Interesada  y atónita miro la magia de Gys - ... - no alcance a dar opinión  y él se giro hacia mí, escuche cuanto tenía por decirme y le respondí luego de pensármelo - No dudo de ti. Solo quería ver que tan útil nos iba a ser tu poder con mis propios ojos. Y gracias por darme ese respiro, suelo hacer promesas, sobretodo porque no creí realmente que Ela pudiera serte de ayuda alguna, mis disculpas. Y ahora solo me queda devolverte la cortesía, cuando sea el momento tú verás de lo que soy capaz -

Finalmente me acerque a Pispantorín - Te guste o no, eres tan elegido como lo soy yo - Espere a ver la reacción de todos - No lo dije porque mis secretos de gnoma solo me interesan a mí y a los que viajan conmigo, yo ya tengo compañía: Braka es el guerrero más formidable que jamás allá visto, su hacha podría cuidarme siempre que él lo desee. Pía tiene una astucia e ingenio que rivalizan contra los míos propios y le fiaría mi vida a ella - respire profundamente - Lo dije antes y lo diré ahora, nuestra batalla contra la Naga me ha puesto en evidencia lo vulnerables que somos, el único héroe que puede salir herido lo estuvo, Palandras terminó gravemente herido y anteriormente fue capturado por el enemigo, Pía no paso las barreras de esta ciudad en la oportunidad en que me acompaño en mi viaje - estaba tan molesta con todos, pero sobretodo conmigo misma, reprimía mis lagrimas de cólera y impotencia por no poder acabar con la Naga sola - Sí llegásemos a fallar, todos los que han puesto sus esperanzas en los héroes habrán muerto para nada, pero la que peor destino le espera sí eso llegará a pasar es nada menos que su majestad Talashia -le tenía un gran respeto, quizás miedo- quien no puede morir por mucho tiempo y se verá condenada a vernos morir y sufrir por perder a los que quiere - La mire con algo de pena por eso - ¿Sabes que es lo peor? Que yo no quiero cargar con este destino, no elegí ser una marcada con poderes, siquiera sabía exactamente de donde provenía. Como podré ayudar a su majestad y a todos sí no soy capaz de enfrentarme a un caballero oscuro o a una Naga por mi misma - mis lagrimas brotaron por centenares y para desahogarme dije esto último - No tengo poderes aún, los enanos que me juzgaron dentro de esa horrible cámara, dijeron que tendría que esperar, no quiero morir y han podido observar que soy una crédula, hasta me fie de un siervo del mal - y lance mi hacha todavía emocionalmente inestable hacía una pared.

Terminé de rodillas sollozando, desesperanzada por el destino que nos tocaba vivir en el cual yo tendría que cargar con algo que ni siquiera estaba preparada para asumir.

¿Por qué a veces todo va tan rápido?

Aquejo en mi interior. Derrotamos a nuestra enemiga y de repente todos los malditos héroes parecen tener algún tipo de problema.

Yo tomaré algo de comida, Gys. No necesito nada más. Y os doy las gracias por vuestra confianza.

Avanzo hacia Pispantorín y pongo mi mano en su hombro.

No te he devuelto a la vida para que aquejes que no puedes serlo. Yo no puedo ser buena ¿recuerdas? Álzate, Pispantorín, y no desperdicies la oportunidad que recibiste. Mis enemigos son tus enemigos. El Mal Supremo es nuestro enemigo. Cumple tu destino.

Me retiro lentamente de su lado, dejando el resto de palabras grandielocuentes para todos los paladines de algún tipo que allí se encontraban y me inclino hacia Maxra.

Si eres una elegida, si tienes los poderes... no es por que seas implacable, no es por que puedas derrotar a uno o mil enemigos, por que puedas sentir el mal con sólo olerlo. No sé por qué lo has sido, pero eso no va a cambiar por mucho que te derrumbes. Es más, así sólo ayudarás al enemigo. Tal vez sea tu energía, o tu osadía, lo que te han convertido en elegida, o hay más de un millar de posibilidades. Pero ahora mismo sólo tienes dos opciones: cumplir tu destino, o condenarlo.

Dicho esto nuevamente me alejo hasta colocarme al lado de Gys.

Hay... un nuevo lugar. Tal vez allí haya algo de utilidad. Si lo deseáis, podría adelantarme para explorar y buscar algo de utilidad, así como tal vez volver a las tierras sombrías... y averiguar qué ha sucedido con Fladnag. O quedarme aquí. Sois los elegidos, así que meditad nuestros movimientos... por mi parte, mis estiletes están listos para la batalla.