Partida Rol por web

Y tras todas unas vacaciones esperando, por fin había llegado. El nuevo curso acababa de empezar. Un día alegre para algunos, ya que se vuelven a encontrar con sus amigos y un día bastante irritante para otros porque... En fin, empiezaron las clases. Si había alguien a quien éste día no iba a afectar en absoluto era a Saori Ichida.

La noche del día anterior, los padres de Saori la encontraron muerta sobre su cama. Se había suicidado mediante una sobredosis de somníferos. La noticia se expandió cómo la espuma, y nadie es capaz de explicarse el por qué Saori hizo aquello. Llevaba una vida aparentemente feliz, no tenía problemas en la escuela ni de ningún otro tipo.

El instituto decidió rendirle homenaje de una manera simple pero efectiva. En la entrada de éste, colocaron una fotografía de la muchacha sobre un pupitre sobrante, rodeada de las flores que sus compañeros, amigos o desconocidos con ganas de quedar bien le dejaban.

La preparatoria Nekogi no era un edificio demasiado impresionante, a decir verdad parecía sacado de cualquier anime en el que la escuela fuese algo totalmente secundario, pero no está mal para tratarse de una ciudad en vías de desarrollo. Los alumnos fueron llegando poco a poco, ya habían asistido el día anterior a recoger el uniforme y los horarios (los que quisieron se quedaron a escuchar la charla inaugural).

Ya había empezado...

Cómo cada año, el inicio del curso escolar significaba para Satoru un nuevo periodo de triunfo sin esfuerzo alguno, aunque ése triunfo sólo fuese aplicable al ámbito del estudio. En cuanto a relaciones sociales, seguramente seguiría siendo el rarito de turno; ése chico que no cae bien, pero tampoco cae mal... Simplemente pasa desapercibido para algunas personas, por no decir todas.

Su clase era la P1-9.

- "Te espera un buen día..."

Ésas palabras resonaban en la cabeza de la joven Sara, las mismas que su abuela le había dicho al leerle la mano durante el desayuno. La muchacha intentaba convencerse de ello, pero empezar de cero nunca fue fácil, y menos cuando hay chicos de por medio... Por no decir que la noticia de la tal Saori la turbaba un poco.

Su clase era la PA-9.

Aunque habían pasado ya dos años desde que su madre los dejó con aquella estúpida nota, para Issei y Megumi todavía era reciente, en especial el primer día de clases. Recuerdos de cómo era ella la que los acompañaba hasta las puertas del centro y les entregaba en mano la comida acompañada de un beso en la mejilla... Pero ahora sólo se tenían el uno al otro.

Megumi había pasado toda la caminata en silencio, desviando la mirada de su hermano en todo momento. A Issei apenas le dio tiempo a preguntarle si le pasaba algo, pues tan pronto llegaron al Instituto, la joven corrió hacia un grupo de amigas... Ahora estaba solo.

Su clase era la PA-9

Ryuma abandonó la residencia temprano tras tomar el delicioso desayuno que la amable señora Osawa le había preparado. Incluso el marido de ésta empezaba a tenerle algo de envidia al joven por el cariño con el que su esposa lo trataba.

Aún caminaba algo inquieto; sabía de sobra que su padre podría aparecer en cualquier momento aún habiéndose ido a una ciudad de la que no había oído hablar en su vida... Y la noticia del suicidio de aquella chica no le ayudaba demasiado. No tardó en llegar sano y salvo al centro.

Su clase era la PA-9.

Una de las personas que pensaban que este año sería un infierno era Shizuka.

Ya había pasado un mes desde su último ataque, pero el simple hecho de tener que volver a aguantar las mofas y acosos de sus compañeros ya era algo que le agitaba en el pecho. Esperaba tener un año tranquilo y sin muchas complicaciones, al menos no tantas cómo las que tuvo el año pasado... ¿Y si su destino era el mismo que el de Saori?

Su clase era la PA-9.

Ya estaba harto.

Cinco días llevaba Fausto en la ciudad, y no había uno en el que no le dijesen "tu cara me suena" o "tú eres famoso o algo, ¿no?". Por suerte, ésas personas no eran otras que marujas de avanzada edad que seguían los programas de la prensa rosa día sí y día también, por lo que un "no" fue suficiente para persuadirlas. Aún así, podía notar las miradas de algunas compañeras al llegar al recinto escolar, e inmediatamente murmullos... Era de esperar.

Su clase era la PA-9.

A pesar de llevar una semana en la ciudad, éste podría considerarse el primer día que Kaori realmente salió dee casa. La mudaza ya estaba completa, incluso sus padres se habían encargado de dejar su habitación cómo una copia casi exacta de la que tenía en los EEUU, pero éso no parecía animarla demasiado. A ver si al menos puede hacer algún amigo...

Su clase era la PA-9.

Una mañana más pasó, exactamente igual a todas la de las últimas semanas salvo por un detalle: esta vez no tenía que mentir para escaquearse temprano. Daisuke caminó en dirección al instituto, dónde cómo cada año, su amigo le esperaría en clase tratando de presentarle alguna chica mona.

Su clase era la PA-9.

"venga, con ánimo. Ánimo? En serio? Puff" el primer día de clase no era fácil para nadie, y la joven muchacha le daba vueltas y más vueltas a la forma de llegar a la clase sin llamar demasiado la atención... todos tendrían ya sus grupitos hechos, muchos ya se conocerían... y llega la rara de turno.
A paso ligero y con sus cascos puestos con la música lo más flojo posible llega a la puerta de la que va a ser su escuela. Por suerte ese mismo verano había estado practicando el japonés con su abuela y se defendía lo suficientemente bien como para que la entendieran.
"Pero qué..." Sara se para ante la foto de la niña rodeada de flores con cara de pena, había escuchado rumores por las calles y a su abuela hablarlo esa misma noche entre susurros con su madre, pero no se imaginaba que sería una alumna de ese centro...
Inclina levemente la cabeza como señal de respeto y pena hacia la foto y sigue su camino hacia lo que será su "segunda casa".

-Al Fin e llegado, creo que por hoy me puedo sentir mas tranquilo...-.
llegando a al instituto había mucha gente y alumnos, la mayoría de las chicas lloraban,
-seria aquella chica, de la que todos hablan... tengo algo de curiosidad de saber quien es-.
me acerco abriéndome paso entre la gente para ver su fotografía de la joven al llegar me sorprendo verla..
-No puede ser!-. -piensa. -era una chica muy linda, y por lo que veo la gente le tenia mucho cariño, de verdad es una pena.
suspira... mira a su alrededor buscando algún jardín aunque no traía nada, corro y corto una pequeña flor para dejársela a la que pudo haber sido su compañera de clase. Me marcho del lugar mientras camino por patio pienso..
-Mi clase es la PA-9 me pregunto ¿donde sera?

Fausto llegó a la escuela caminando, algo que aún le parecía algo extraño. Todavía no se acostumbraba a Nekogi, una ciudad tranquila con un ritmo lento. Nada parecido a las frenéticas y aceleradas ciudades que Fausto estaba acostumbrado. Tenía puestas sus típicas gafas de sol, Fausto solía usarlas siempre. En su hombro colgaba su mochila e iba bebiendo una bebida granizada que tenía entre sus manos.

Llegó a la escuela y la miró con desdén, no era nada importante ni destacaba mucho. Algo le llamó la atención. Observó que un grupo de estudiantes y profesores se encontraban reunidos observando algo en particular, algunos de ellos estaban llorando. 

Frunció su ceño con desconcierto 

-What's that? - Se preguntó en voz alta, luego recordó que ahora tendría que poner en práctica sus conocimientos del japonés. Había tenido unas clases intensas con Keiko, que sirvieron bastante, aunque tenía mucho por aprender aún.

Casi sin darse cuenta, se acercó al lugar mientras se llevaba las gafas de sol a la cabeza, mirando con sus ojos verdes y atentos aquella fotografía de la chica repleta de flores y cartas. Comprendió que se trataba de aquella chica que había sido el comentario de la ciudad entera. 

Miró algo apenado a las personas que se encontraban llorando, quiso decir algunas palabras de aliento pero no conocía a la chica, y las palabras no parecían querer salir de su boca.

Suspiró y siguió adelante, bajando sus gafas nuevamente a la altura de sus ojos y buscando su aula.

En mi mente todavía intentaba recordar las cosas buenas de mi madre. Cada inicio de curso siempre era igual, y no me apetecía hablar con nadie. Sentía una apatía grande, y me daban ganas de dejarlo todo y volver a casa. Mi hermana estaba rara, aunque podía imaginarme la razón, me pregunta el por qué. Hasta hoy estaba bien contenta, incluso ayer me dijo que tenía ganas de volver y ver a sus amigas. Pero su cara esta mañana era bien amarga. En ningún momento tuve el coraje de preguntarle.

Al llegar a la escuela, mi hermana, se separó de mi corriendo hacia sus amigas de clase. Un grupo de gente estaba reunida dando consuelos enfrente de un pupitre. Me habian llegado rumores de que una chica de la escuela había muerto, pero no me llegaron claras las razones. Me acerco y observo la cara de Saori en la fotografía. En ese momento me atraganté y quede unos segundos sin respiración. NO PODIA SER!!! No conocía mucho a Saori pues iba a diferente clase, pero el curso pasado intercambie varias palabras con ella, y era una persona alegre. Se decía que era de las mejores estudiantes de su clase. No podía comprender lo sucedido, pero sin duda me impactó. Quise dar consuelo a varias chicas de su clase que estaban alli delante, pero no tenía las fuerzas suficientes. Cabizbajo por la mala noticia, camino sobre mis pasos hacia mi clase.

El camino de vuelta a las clases fue bastante ordinario. Mi padre me había preparado un Bento para festejar el primer día de colegio, aunque ya le dije que no hacía falta. Mientras me dirigía hacia el instituto pude ver a los alumnos ir por las calles, algunos con mas ilusión que otros, charlando con sus amigos, riéndose y haciendo gestos y otros tan amargados que un aura negra sobrevolaba su cuerpo. Me resultaba gracioso ver las diferentes caras que podía llegar a poner la gente, mientras saludaba con una radiante sonrisa a todos mis compañeros que me encontraba por las calles.

En la entrada del instituto pude darme cuenta de que este año tenemos mas estudiantes extranjeros de lo normal, cosa que era extraña pues nekogi no era demasiada conocida y no entendía que clase de personas tendrían asuntos que atender aquí. Vi una gran masa en la entrada con gente de todo tipo y edad, llorando o bendiciendo lo que parecía ser un recordatorio. Me acerqué y pude darme cuenta de que era un recuerdo de Saori, cosa que me impactó muchísimo.

Me dediqué a preguntar a mis conocidos de clase que había pasado y me contaron la historia. Me sentí fatal y lo peor es que podía hacer poco por ellos, ya que seguramente nadie sabía de los problemas de Saori que la llevaron a hacer esa desgracia. Con todo el respeto hacia ella, no podía imaginarme que la llevó a hacerlo, pues aunque fuera una liberación de sus desgracias no era lo que había que hacer, me parecía egoísta. Destrozar las vidas de familiares y amigos por un asunto que aunque tuvieras ganas de suicidarte, podría haberse solucionado de otra manera. Estoy seguro de ello.

Di mi verdadero pésame y apoyé a sus amigas mas cercanas diciéndoles unas palabras de apoyo sobre Saori, pero esta vez no pude sonreír, no había nada que hacer sino solo escuchar lo que quisieran contar. Les dije que si necesitaban hablar ya sabían donde encontrarme.

Sin mas dilación, me dirigí hacia mi nueva clase donde seguramente Kaito me estaba esperando, no tarde mucho rato cuando al darme cuenta la encontré.

- "Clase PA-9. Aquí es." - Dije mientras abría la puerta, hacia un nuevo año que seguramente recordaría por toda mi vida...

Un mes, el médico aumentó la dosis de los medicamentos que la hacían sentir mareada y desganada, si hasta su piel, de por sí más pálida, se colocó aún más pálida, pero su padre insistió, así como Tamara, la que insistía en que ella debía cuidarse más, aunque eso significara dejarla en ese estado. Shizuka miró su reflejo en el espejo, y luego se encogió de hombros,  contemplándose, en un verano había crecido su cuerpo, estaba unos centímetros más alta, y su cintura se había estrechado, también sus pechos habían crecido, de hechos lo tocó y apretó, se sentía extraña,  en sólo unos meses "el desarrollo"; como dijo Tamara, le había llegado.

Pero para Shizuka nada había cambiado, si bien su cuerpo era distinto, su mente seguía demasiado sumida en sus propias pesadumbres, en el miedo que sentía a la escuela, en como esos chicos no la dejaban tranquila, que no había sosiego para ella. Suspiró, y se colocó el uniforme, y bajo las escaleras, Tamara la llevaría a clases, su padre había tenido que viajar, salir temprano para atender una escena de crimen.

Llegó a la escuela y se encontró con la triste noticia, Saori, Shizuka quedó ante su altar, mirando con los ojos vacíos aquella fotografía. La conocía, era una chica preciosa, exitosa, era una joven que tenía todo para seguir pero ¿suicidarse? Shizuka  no dejó de mirar sus ojos, ¿en dónde estaba tu tristeza?. Se preguntó la joven, escuchando a las chicas, amigas de Saori que no sabían que había pasado, que nada hizo presagiar su muerte.

"Si lo vas a hacer, que nadie se entere, sólo se hace"

Una vez leyó aquello,  y el causó gracia, la joven se encogió de hombros, y se giró para seguir a su salón, cuando un chico alto de ojos turquesas estaba con unas gafas y habló en inglés, Shizuka lo quedó mirando y sonrió, sabía inglés, por su mamá, y sus viajes, había aprendido, aunque hace mucho que no lo practicaba, seguramente su pronunciación se había perdido.

Reaccionó, y arregló su bolso, cruzándolo en su pecho,  y mirando a todos lados, creyendo que era observada, siempre sentía lo mismo, que le respiraban en el oído, que vigilaban sus pasos. Suspiró, y siguió caminando buscando su salón, mirando el papel de la matrícula.

Me había quedado en el patio divagando mientra todos los alumnos pasaban hacia sus respectivos salones, parece que muchos eran nuevos, una chica pasa mirando un papel, no parecía verse bien, parecía caminar sin energías, algo extraño pues todos están ansiosos de ver o conocer a sus compañeros, la seguí un momento con la mirada, hasta que un tipo con gafas se cruza..

-"Hey! dije dentro de mi".- su aspecto llamo mi atención, debe ser un extranjero, nadie de aquí se viste de esa forma. Pensé mientra lo observaba, . Bueno no le di mas importancia y empece a caminar hacia el interior del instituto cuando escucho a un hombre llamar fuertemente y enojado

-"SATOOOCHEN!!". - un grito se me escapo! tape mi boca con mis manos lo mas rápido que pude y gire muy asustado con mi corazón a mil, observo un pequeño y a su padre observándome, parece que grite demasiado alto.

-"ESTÚPIDO! tss me haz asustado de verdad!,  escuchar un nombre parecido al mio, me a dejado temblando".-
otras personas también me estaban observando 
-"mejor salgo de aqui" Me volteo y sigo mi camino mirando hacia el suelo

-vamos tranquilo!, mi padre tardara en darse cuenta, ahora tienes cosas mas importante.- Me di ánimos
Había alguien en la entrada que parecía ser un profesor me acerque para preguntar...

-¿¿Disculpe me podría indicar donde se encuentra la clase PA-9??. 
no pareció muy simpático cuando escucho mi voz y se volteo a mirar, no dijo nada, me miro con cara de enfado y solo me indico una dirección con su mano, y luego se giro otra vez. 

-en todos los lugares encontraras tipos antipáticos, tss creo haber encontrado al primero,  con esa actitud  estarás muy pronto en mi lista.  Camine por la dirección que señalo, era un pasillo largo, miraba las letras de los salones atento mientras los alumnos se juntaban y saludaban después de una largas vacaciones, muchos alegres y otros muy tristes.

Me detengo al llegar al final. -AQUÍ NO ES!! DEBI HABER AVERIGUADO ESO CUANDO VINE A RETIRAR MI UNIFORME!
la hora de entrada se aproximaba rápidamente y aun no encontraba mi salón. Regrese corriendo hacia la entrada para buscar a alguien que me indicara como llegar, de pronto una chica se cruza en mi camino, pero logro evitarla.
-Lo siento!!!!: Le grite juntando mis manos mientras corría hacia atrás, algo me grito pero no alcance a oír...

Camino con paso desganado hacia el instituto. Hoy, parece haber más gente de lo habitual que comparte mi ánimo sombrío, aunque probablemente no por las mismas razones. El principio de curso siempre había sido una época de contrastes. Por una parte, estaba el bullicio de los chicos y chicas más populares... los "sociables", por decirlo así, que reían, se saludaban con gestos ampulosos y hablaban del verano como si tuvieran que dar toda la información sin falta, a pesar de que habría meses y meses de aburrimiento, comidas en la escuela y turnos de limpieza como para contarse varios veranos a la vez. Por otro, estaban los repetidores, los macarras y los malos estudiantes, la mayoría con emociones entre el fastidio y el enfado, rumiando su descontento por los pasillos.

Pero hoy... era distinto. Como si la tierra se hubiese girado y esos dos ríos de gente hubieran mezclado sus aguas y adoptado todos el mismo color. Algo pendía sobre la gente, enturbiando el ánimo de todos como una gran mancha de aceite sobre agua. Las risas eran mas apagadas y las caras menos largas, más solemnes y pensativas. Como si todo el mundo estuviese pensando en algo.

Satoru, ¿por qué todo el mundo tiene cara de palo? Otros años estaban más alegres.

La voz de Yuzu me saca de mis pensamientos. Como siempre, la enana no se corta ni con un hacha. Tampoco puedo culparla. No sabe nada de lo que ha ocurrido, y mis padres tuvieron buen cuidado de comentarlo cuando ya se había ido a acostar. ¿Qué necesidad había de que lo supiese? Ni se conocían de nada, ni iban a la misma escuela (Yuzu todavía estaba en Primaria). ¿Para qué meterle algo tan serio como la muerte en la cabeza?

Estarán fastidiados. No todo el mundo es una princesita de las aulas, y cuanto más mayor eres, más rollo es el colegio- respondo con aire zumbón, mientras le doy vueltas en la mano a la flor que llevo. Un crisantemo.

Eso tú, que eres un raro- replicó, sacándome la lengua. A mí me encanta la escuela, y además creo que lo de que luego se hace aburrida es mentira.

Pues tu dirás, yo creo que sabré mejor de lo qué hablo. ¿Quién es mayor y saca mejores notas, canija?

¿Y quién es más aburrido y...- Yuzu frunce el ceño, pensando- y... y más idiota? Concluye, dando un pisotón en el suelo, fastidiada por no tener nada con que contestar. Oye... preguntó, en tono más serio, ladeando inquisitivamente la cabeza. ¿Por qué llevas esa flor? Si no tienes novia si te gustan las flores. ¿Es por la chica que murió?

Frunzo el ceño, mirándola con severidad. ¿Y cómo sabes tú eso?

No tenía sentido intentar negar nada. Yuzu podía ser un culo inquieto y una vaga que sólo pensaba en divertirse, pero no era tonta, y no soportaba que la tratasen como tal.

Pues porque cuando mamá y papá me mandan pronto a la cama, es porque van a hablar de algo que no quieren que sepa- comentó, en un tono que parecía decir "Pareces tonto, te lo tengo que explicar todo". Así que bajé las ecaleras calladita y les oí.

Les va a encantar cuando se lo cuente.

¡No!

Sí.

¡Que no!

Que sí.

¡Que no más... cien mil millones!

Cien mil millones de cachetes en el culo que te van a caer cuando se lo diga.

Joooooooooo...

En realidad no tengo intención de decírselo. ¿Para qué iba a servir? Mamá ya se come la cabeza sola muy bien conmigo sin necesidad de que empiece a preocuparse por Yuzu. Y además, no es tonta. En algún momento tendrá que empezar a saber cómo funciona la vida.

¿Pero es por eso o no es por eso?- preguntó, con los mofletes hinchados. Sin duda, intentando cambiar de tema.

Sí, es por eso.

¿La conocías? ¿Erais amigos?- ahora la cara de mi hermana parecía más triste de repente, como si la nube que pasaba por encima de la gente también la hubiese tocado a ella.

Apenas la había visto desde que empecé secundaria. No íbamos a la misma clase.

No lo entiendo...

Le paso la mano por la cabeza con ternura. No, no hace falta que lo entiendas. Dudo que pudiera explicarle que, en cierto sentido, aunque no la conociese de nada, siento que podía entender cómo se habría llegado a sentir sus últimos días. El tedio, la frustración, las ganas de no hacer nada, nunca más. De no tener más presiones y tareas que no significaban nada, que no te estimulan ni te interesan. Las guerra internas de instituto que no son tu guerra. Es algo que podía comprender, con lo que podría sentirme identificado. Obviamente, yo no me mataría por algo así. Es estúpido. ¿Que podría conseguir haciéndolo? La vida no me iba mal, sin esforzarme, y mi familia... bueno, no era ni de lejos la peor que me podía echar a la cara.

No, no podía decir que la sintiese el mismo dolor que ella, que fuéramos almas gemelas o alguna cursilada así. Pero en cierto sentido, creo que la entendía. Por eso creo que le debía al menos algo. La mujer de la tienda me dijo que el crisantemo es la flor que mejor va a una chica japonesa, así que le dejaría uno, para decirle al menos que no estaba tan sola. Todo el mundo se merecía por lo menos eso.

Es una formalidad, ¿vale? Lo entenderás cuando sea mayor. Anda, espabila. Llegas tarde.

Sin tenerlas todas consigo, Yuzu sale corriendo hacia el edificio de la Primaria. Yo me dirijo hacia la clase en la que se halla el improvisado velatorio. Sin pararme a hablar con nadie (apenas les conozco, pues no me relaciono mucho y no son de me clase), dejo el crisantemo frente a la foto, inclino la cabeza con la mano puesta de canto frente a la cara en el saludo tradicional a los muertos, y salgo de clase sin más ceremonias, dirigiéndome a la mía.

No creo que haga falta hacer o decir nada más. Al fin y al cabo, apenas la conocía.

Fausto continuó su camino, ignorando que algunas personas se detenían al verle, como si les resultara conocido de alguna parte, o también por su apariencia extranjera. Se llevó las gafas de sol una vez más a la cabeza observando el cartel que anunciaba el nombre del salón de clases. Obviamente no lo entendió mucho, pero se encogió de hombros y entró en el lugar.

Al entrar, localizó el cesto de la basura y tiró ahí el vaso que tenía su granizado, ya vacío. Guardó sus gafas en su mochila y miró a los estudiantes con atención. Por ahora solo serían nombres y caras, pero ¿Quien sabe si llegarían a ser algo más profundo en la vida de Fausto? Supuso que el tiempo se encargaría de todo eso. 

Rápidamente buscó su asiento, el que estaba al fondo en el medio. Allí se sentó cerca de un chico que parecía ser algo animado (Daisuke). Fausto se inclinó hacia él para hablarle.

-Excuse me... opss, sorry, my mistake - Fausto recordó nuevamente que debía hablar en japonés a partir de ahora, le dedicó una sonrisa aquel chico - Ehem... ¿E-Es esta la cla-clase PA-9?

Le costó un poco darse cuenta, pero fijándose bien Fausto pudo ver a Shinichi, su acosador... Que ya se había agenciado el asiento junto a la ventana. El fanático observó a su "víctima" de refilón, limitándose a sonreir y volver su vista al exterior de la ventana.

Dentro del aula ya habían algunos alumnos, cómo siempre dividos en pequeños grupos... Salvo un chico que se dedicaba a mirar por la ventana en la última fila con una extraña sonrisa en su rostro.

Kaito vio entrar a su amigo Daisuke e inmediatamente fue junto a él. Estaba acompañado por una hermosa muchacha de cabello negro, cuyo flequillo no permitía ver su ojo izquierdo.

- ¡Daisuke! Por fin llegas. - Dio un pequeño empujoncito a la chica para mostrarla. - Ésta es Inori, ¿te acuerdas? Estaba en el club de arte. - La muchacha sonrió, asintiendo con la cabeza. Entonces Kaito se dio cuenta de que un extranjero intentaba hablar con su amigo. - Ehm... Creo que habla contigo. - Le dijo a Daisuke. Los ojos (bueno, el ojo) de Inori se clavaron en Fausto, apreciándose un leve rubor en sus mejillas. Kaito miró a la chica con decepción.

- Ya tuvo que venir un Don Perfecto a fastidiar el encuentro...