Partida Rol por web

Hoy era otro día como cualquiera en tu vida. Disfrutabas de un trabajo bien hecho. Algunos dirían que eras lo más parecido que había a Santa Claus, ya que trabajas una vez al año, quizás, en tu caso, dos o tres veces, y, después; a disfrutar de la vida.

En esta ocasión, estabas disfrutando de la recompensa que cobraste por matar a un poderoso narcotraficante en Nueva York. Por supuesto, después de cometer el asesinato, toda la ciudad te buscaba. Debías de salir rápidamente de allí. Una vez viste el ingreso en tu cuenta de un banco de Suiza (no querías cometer otro asesinato de forma gratuíta, tú cobras por eso, no eres como es chusma de las calles), decidiste volver a tu China natal.

Era una noche como otra cualquiera, en uno de los locales de moda en Hong Kong. Tenías todo lo que el dinero podía conseguir. Mujeres, alcohol, fiestas sin límite...

Disfrutabas de un cóctel en tu reservado. El dueño del local sabía de sobra que ese sitio VIP era tuyo, aunque tardases 4 meses en volver a ir al lugar. Tu felicidad, y, por supuesto, tu dinero, era todo lo que necesitaba para tenerte siempre el sitio preparado. Estabas acompañado de dos de las supermodelos más guapas y famosas que se encontraban en Hong Kong en aquel momento. Todo parecía hasta el momento "normal".

Pero, mientras disfutrabas de la música, el alcohol, y el magreo que las mujeres te proporcionaban, notaste que sucedía algo raro. El magreo había parado de repente. Entre los flash de la discoteca, pudiste ver como un hombre se acercaba al privado en el que te encontrabas. Al principio, no distinguiste de quién se trataba. Una cosa era clara. No lo conocías, y él no debía de conocerte a tí. Si no, no sería tan estúpido de molestarte.

Mientras se acercaba, pudiste distinguir su mirada. La silueta era aún indivisible, y los continuos y parpadeantes flashes no ayudaban mucho. Vistes como te miraba, como te atravesaba con la mirada. Sabías de sobra que hacer en estos casos. Dejastes entrever una de tus pistolas, y le miraste con cara amenazante. No pareció importarle demasiado, ya que siguió avanzando.

Cuándo por fin le viste la cara, viste en su rostro que no podrías amedrentarle fácilmente. No habías encontrado mucha gente así a lo largo de tu vida, pero sabías que tenías dos opciones. O disparar contra él, o preguntarle que qué cojones hacía en tu reservado. Realmente, el tipo, aunque algo desgarbado, parecía imponer respeto. Era un tipo de raza negra, con el pelo corto y barba. Iba vestido con una ropa muy poco adecuada para el lugar en el que estabais. De hecho, no puedes evitar preguntarte cómo coño habrá entrado en este sitio, y con esas pintas. Lleva una chaqueta vaquera, un pantalón del cual no podrías asegurar de qué está hecho, y si es negro porque es su color o por la suciedad que puede portar. Lo más sorprendente de todo, es que, al parecer, nadie en todo el local se ha percatado de su presencia... De eso, y de que lo que lleva colgando a la espalda, es cláramente una AK47.

Rápidamente, mandas a las modelos a tomar algo, y les dices que os dejen solos. Ahora es el momento de hablar o de disparar, y parece que vas a tener que tomar tú la iniciativa, ya que él no parece hacer otra cosa más que mirarte, como si viese a través de tí con su mirada...

Otro día, la misma mierda. Quizás esas crudas palabras sean la frase que mejor defina vuestra vida tras lo ocurrido hace 3 días. Sin comerlo ni beberlo, habéis pasado de ser unos simples matones del mafioso Fast Eddie Long, a ser los dueños de vuestro propio restaurante. Realmente, os hubiese gustado que no fuese así, y seguir siendo los matones de ese mafioso abotargado, de ese Fast Eddie.

Pero esto, sintiendolo mucho, no es lo que os gustaría, ni tan siquiera, lo que os hubiese gustado. Todo el daño ya está hecho. Karina ha muerto, y Kar Wai os ha dejado el local. Al menos, habéis tenido un punto a vuestro favor. Todo el local es vuestro, y sigue funcionando exactamente igual que antes. Es totalmente funcional, incluso recibe clientes. Cosa, por otro lado, sorprente, ya que, la gente sigue entrando a pesar del tiroteo que hubo recientemente.

En estos 3 días, poco habéis podido hacer, a parte de reflexionar. Takeshi encontró una escopeta guardada en uno de los armarios dónde están los platos, y, por su forma, os atrevéis a pensar que podría ser una escopeta militar... De esas que se usan para derribar aviones. Desde luego, no sabéis de dónde la habría sacado Kar Wai, ni porque la tenía allí si ya no tenía pensado usarla, pero el caso es que ahí estaba. Y por el armario que os cargásteis cuándo la encontrásteis, era totalmente funcional.

Entre vuestras reflexiones, ahora se encuentra un problema a corto plazo. ¿Qué haréis?. Fast Eddie no sabe lo ocurrido, ni siquiera se ha molestado en contactar con vosotros. Supone que el trabajo estará hecho. Eso está bien, pero hay un problema. Ahora sois vosotros los que tenéis que pagar al gordo, para la "protección" (cosa que no le fue muy útil a Kar Wai). La suma es bastante elevada, tanto, que practicamente tendríais que trabajar para él gratis.

Pero, por si eso fuera poco, aún queda un asunto pendiente... Ta Yu.

Sí, el hechicero Ta Yu. Se escapó de vosotros en vuestras propias narices. Acabasteis con sus secuaces más poderosos, pero quién sabe si aún seguirá por ahí, esperando, de forma paciente, a que aparezcáis para acabar con vosotros... O simplemente, está volviendo a reunir fuerzas para volver al ataque. Ta Yu, por algún motivo que aún no conocéis, quería el local. Y, seguramente, aún esté interesando en él.

Las horas pasan lentamente. Practicamente, se acerca la hora del cierre del restaurante. Los camareros ya se han ido, por suerte, Kar Wai tenía todo muy bien organizado, y no tenéis que preocuparos por sus sueldos. Salen directamente de lo que el restaurante se agencia. Pasa lo mismo con la cocina, y todo lo que hay dentro. Podríais asegurar, que el restaurante ni siquiera notaría que no estáis, seguiría funcionando. Solo necesita a alguien que habra y cierre el local.

Cuando por fin estáis solos, no podéis evitar la pregunta... Y ¿Ahora qué?

Jin Lau miró al tipo a los ojos, serio, aunque solo por un segundo, desvío la mirada hacia el pandero de la modelo que estaba a su derecha: no podía evitarlo, estaba tremenda. De todos modos, Jin en todo ese tiempo de experiencia como sicario había aprendido a mirar de reojo cual samurai, aunque él prefería las pelis de vaqueros.

Cuando la hubo perdido de vista, su atención volvió al paramilitar. Su expresión se volvió mas suave, incluso se permitió dibujar una leve sonrisa chulezca en la cara: fachada. A veces a tu enemigo podías derrotarlo bajándole la moral con un gesto....el problema era que hasta ahora jamás había funcionado, pero lo seguía intentando ¿Qué tenía Chow yun fat que no tuviera él?

El sicario dejó sus pistolas de nueve milimetros negras lacradas sobre la mesa, como un aviso e hizo un gesto con la mano para invitar a aquel hombre a sentarse en el asiento que había frente a él. Lentamente, y al estilo peliculero, Lau se quitó las gafas de sol y las dejó sobre la mesa, justo en medio de las pistolas.

Todos pensarían que qué hacía en un club nocturno con gafas de sol, pero no tenían huevos de preguntarlo, además, el sicario tenía unas leyes y unos codigos no solo éticos y profesionales, sino de estilo:

Iba con un traje bastante caro de color gris, italiano, por supuesto, y una camisa color rojo sangre levemente desabrochada a la altura del cuello, hoy no llevaba corbata, pero no era lo habitual que fuera así. Hoy estaba de fiesta. Además, sus zapatos Gucci dejaban entrever claramente sus gustos respecto a ropa.

-Tome asiento por favor. No pienso enzarzarme en un tiroteo sin haberme tomado una copa con mi adversario, eso si, el que viva la paga, cortesía de caballeros.

Hizo una pausa para beber un poco de su copa, alzándola levemente a modo de saludo, era un mojito de color blanco con una hojita verde dentro, acompañado con hielo; luego miró de nuevo a su homologo. No sabía si era un asesino o no, pero no había mejor forma de romper el hielo que hacer creer una idea preconcebida de las intenciones del interlocutor para que luego pueda corregirle...o confirmarlo.

El hombre sonrió ante la propuesta, y, como respuesta a las pistolas lacadas, se quitó de la espalda su AK47, y lo dejó encima de la mesa. La chulería que el asesino destilaba solo parecía divertirle. Volvió a mirar al hombre, esta vez a los ojos, y se sentó, aceptando la propuesta. Pasaron unos segundos hasta que aquel hombre abrió la boca.

Por lo que veo, eres Jin Lau -dijo en un tono tranquilo y pausado- por lo que he oído, estás aquí porque has tenido que retirarte de Nueva York por una temporada... ¿Es correcto?.

Aquel hombre parecía tranquilo, y se arrecostó en su asiento. Te miró fijamente, esperando tu respuesta. De pronto, una idea asaltó tu mente. ¿Cómo era que un tipo como ese sabía eso?. Estabas seguro de que solo unos cuantos, y bastante poderosos sabían lo que habías hecho.

¿A qué había venido ese hombre, y qué quería de tí?

Jin se quedó un segundo pensativo, mirando al negro durante esa rafaga de tiempo. Dejó la copa sobre la mesa y se inclinó levemente.

-Es correcto.

Confirmó el asesino, entrecruzó los dedos y sonrió levemente, mirando a su interlocutor a los ojos.

-Solo dos tipos de personas saben lo de mi escapada a occidente por "trabajo". Los que quieren matarme, y los que quieren contratarme. ¿De que tipo es usted, señor...?

Lau se quedó esperando a la respuesta del hombre. No se fiaba para nada y la respuesta podría variar hacia ambos lados perfectamente, había cabreado a mucha gente en Nueva York, aunque a los enemigos de esa gente le había caído de puta madre, también habia que decirlo.

Vaya Asco, no sabia que debia tantísimo dinero Kar Wai, con lo que sale de dinero limpio para nosotros del restaurante, no tenemos ni para cuplir una  treintena parte de lo que debe, además que el jefe ni se ha puesto en contacto con nosotros ni nada, además que el maldito de Flash no da un palo, es plato que coje, plato que rompe, bueno, en un 35 % de los casos, ya se ha cargado 10 platos en tres días..., menuda trastada..., por cierto...,¿cómo llevas las heridas?, cuando llegemos al apartamento te cambiare las vendas y te suministraré las curas necesarias, siempre y cuando, quieres que te termine de curar... - decía Takeshi a Karin -

Lamento decirte que te equivocas. No voy a matarte, y no te voy a contratar -Con una sonrisa en su rostro, el hombre parecía que solo venía a tocarte la moral. No obstante, siguió hablando- Te seré sincero. No jodiste a alguien que fuese un don nadie. Y no me refiero a que manejase pasta, o al poder que tenía. Me refiero a que era un pez gordo. No obstante, siempre hay peces más gordos. Y esos peces más gordos, controlan todos los oceanos, de punta a punta. A esos peces gordos no les ha hecho mucha gracia que les mateses a su títere de Nueva York. No sé si me sigues...

El hombre hizo una pausa. Agarró uno de los vasos que pertenecía a una de las modelos. Lo miró con cara rara, se encogió de hombros, y se lo bebió de un trago. Desde luego, era evidente que no estaba familiarizado con lugares como esos, pues su siguiente comenterio fue- Bueno, para ser de color rosa no está nada mal. ¿Por dónde iba?. Ah sí...

La has cagado pero bien gorda. El tipo que te contraró, ahora mismo está cortado en daditos. Toda su organización, ha sido barrida. Pero quieren al responsable. Y ese hombre eres tú. Por si eso fuera poco, no solo es que la hayas cagado pero bien gorda. Encima, has venido hasta aquí. Por lo que sé, los hombres más influyentes de la organización a la que pertenecía el cadaver, tienen su residencia aquí, en China. Has venido tú solito a la boca del Lobo...

El hombre hizo una pausa. No sabía si muy bien si había captado tu atención o no, pero sus últimas palabras fueron- Este no es el mejor sitio para hablar. Si quieres seguir la conversación, conozco un lugar que nos dará cobijo, al menos, durante un día o dos...

Dicho esto, aquel hombre, de tez negra y aspecto fuerte, cogió su AK47, y se levantó de su asiento. Estaba esperando tu respuesta...

Lau escuchó con renovado interés la información que le daba, incluso dejó a un lado su "estilo" pero solo unos instantes. Le había dado jaque cuando dijo que no quería contratarle, ahora no sabía que pensar.

Se mantuvo en silencio unos segundos y luego dio un trago a su copa, más para tragar todo aquello que para refrescarse la garganta.

-¿Qué ganas tu con todo esto? nada es gratis. De todas formas, no es la primera vez que me tratan de joder, así es el juego, cuando haces algo bastante sonoro, viene alguien que quiere superarte o que quiere vengarse.

Explicó, sin poder esperar a ese sitio seguro. Jin dio por finalizada aquella pelicula, tomando sus armas y enfundándolas en la parte trasera de su pantalón, bajo su chaqueta. Cogió sus gafas de sol y se las colocó despacio, con un movimiento elegante que había practicado durante horas en el espejo.

-Tengo curiosidad en el tema, pero no me fio de ti.

Dijo sincero. No se abrochó la chaqueta, por si acaso tenía que meter mano de las pistolas antes de tiempo. Luego hizo un gesto con la mano para que guiara primero.

Se dejó caer en una silla agotada, y creia que su anterior trabajo era duro.. pero este lo es más todavía. No puede evitar sonreir por el comentario sobre Flash, es bastante patoso..pero el chico hace lo que puede.

- Molestan, pero no me impide seguir trabajando. Si, necesitaría que lo hicieras cuando llegaramos a casa. Bueno.. ¿y ahora que haremos? ¿Vamos a seguir con esto?

No nos queda otra, tenemos que aprovechar que tenemos el Restaurante, para saber porque tantas energías, vidas y dedicación en conseguir este restaurante, algo debe de encerrar secreto .

O eso, o esto obstruye en la construcción de algún Hotel, carretera o a saber qué...¿puedes usar tus contactos de la policía para saber si este inmueble, obstruye en alguna construcción?, ¿o si esta construido en alguna zona rara?... -decía Takeshi a Karin -

Cuando lleguemos al hotel te quitaré las vendas, te das una ducha y en cuando salgas te pondré las curas oportunas y vendaje necesario.. - le decía en contestación a Karin con lo de curarla -

No es que sea un buen médico o enfermero, pero en mi antigua banda, nos teniamos que curar entre nosotros, para evitar ir al hospital, a no ser que realmente fuera algo grava... -decía pensativo -

Digamos qué, en parte, estoy en la misma situación que tú. Esos tipos que te buscan a tí, llevan muchos años busacandome a mí. Por suerte, aún no han dado conmigo... Bueno, en realidad han dado algunas veces, pero nadie a podido ir a decirles dónde estoy. Pero claro, yo solo he sido un incordio, como un mosquito. Pero tú has sido más radical, como un perro que muerde una pantorrilla y arranca un pedazo de carne.

Ahora, vamos, te explicaré el resto por el camino... -Y, diciendo esto, el tipo empieza a mezclarse con el gentío, hasta casi salir de tu vista. Es asombroso lo rápido que se mueve entre la gente, y como parece que la gente ni siquiera se inmuta de su presencia...

El sicario escuchó al hombre mientras caminaba a su lado. Era curioso ¿Tan peligrosos eran como para que un hombre como él viviera escondido? Lau se había enfrentado antes a mafiosos y ¿por que no? también a la autoridad. Había que tener cuidado pero, con algunos muertos en los lugares indicados todo acababa. ¿Este no era el caso? no lo sabía, pero intentaba pensar que no fuera así.

-Tengo muchas preguntas para ti.

Advirtió Lau, pero eso  ya se suponía, aquel aire misterioso daba juego a ello. El sicario intentó seguir el ritmo del tipo, pero le costaba bastante, tenía que excusarse y apartar a la gente o apartarse él. Sin embargo, si quería respuestas, no le quedaba otra que seguirlo hasta el final.

- Por supuesto, mañana a primera hora me pondré en contacto con un viejo amigo.. a ver si consigo que me diga algo. A ver si tiene idea de por qué es tan importante este lugar.

Se pone en pie y se despereza, quejándose al hacerlo de que le tiran los puntos. Dice algunas palabras malsonantes.

- Vamos a cerrar y a marcharnos ya, que ya hemos trabajado bastante por hoy.. - comenta con una sonrisa mientras se acerca a la caja para hacer el recuento del dinero y guardarlo en lugar seguro.

De repente, un ruido que procede de la cocina os sobresalta. Parece que Flash a vuelto a romper otro plato. Pobre, eso de usar las manos para algo que no sé luchar no se le dá muy bien...

¡YA ESTÁ, LO DEJO, NO PIENSO LIMPIAR NI UN SOLO PLATO MÁS!

Sus gritos seguramente no hayan sido solo audibles en el comedor, sino, seguramente, en toda la manzana. Las puertas de la cocina se abren, y Flash aparece por ellas, con un serio gesto de mosqueo en la cara. Cuando os vé hablando, decide guardar las composturas, e intenta alegrar un poco la cara.

Se acerca a vosotros, y os pregunta- Bueno... ¿De qué habláis?. Hoy parece que no hemos hecho mala caja, aunque claro, entre camareros, y lo que tenemos que pagar a Fast Eddie, poco nos queda a nosotros... ¿Qué haremos al final? ¿Iremos a decirle a Fast Eddie que no vamos a volver a trabajar para él por culpa de que tenemos el restaurante, o esperaremos a que nos llame para encargarnos algún trabajo?.

Creo que el día de cobro de los locales es mañana, así que tendremos que decidir pronto...

Saliste del local todo lo rápido que pudiste. Aquel tipo, sin duda, parecía desenvolverse bastante bien entre la gente, o, la menos, sabía que hacer para pasar desapercibido. Apenas podías seguirle el ritmo entre el gentío. Cuando saliste, viste como giraba una esquina. Podía ser una trampa, y haber mandado a ese tipo para que te matase. Aunque no lo parecía. Aunque, si algo habías aprendido con los años, era que las apariencias engañaban. No obstante, no parecía que quisiera matarte. Así pues, con las pistolas en la mano, por cualquier cosa que pudiese pasar, decidiste seguirle.

Cual sería tú sorpresa, al descubrirlo abriendo la puerta de un coche de un modo un poco ortodoxo...

¿Qué?. No me apetece andar. Además, seguro que este coche es de alguno de eso pijos de ahí adentro... No será tu coche, ¿verdad?. De ser así, tienes un gusto pésimo para los coches...

Ni que decir que aquella antigualla que estaba robando no era tu coche. ¡Faltaría más, tú conduciendo esa chatarra!. Cuando te quisiste dar cuenta, sonó un chispazo, y aquel coche ya estaba arrancado. Se acomodó en el asiento, y te dijo- Venga, sube. Te lo contaré todo con pelos y señales. Iremos a casa de un amigo, allí podremos hablar tranquilamente. Le conozco de hace muchos años, luchó conmigo estando en el ejercito de los Estados Unidos. Solo que luego decidió retirarse a su China natal. Una pena, desde luego, no hay ningún país como los Estados Unidos...

No nos queda otra, nos tocará pagar mañana,  y referente a los platos...- mira con mala cara a Flash -

Tomatelo como un entrenamiento de concentración, agilidad manual y destreza, de seguro que te sirve para tus dotes de combate en el futuro..,¿no entrenaba asi Daniel Russo con el Sr. Miyagi en la trilogía de Karate Kid?... - no pudo evitar poner una sonrisita y mirar a ambos para ver si les había hecho gracia el chiste malo -

A malas, si nos falta la pasta, puedo vender mi coche, por lo menos algo de dinero extra tendremos.. -decía pensativo Takeshi -

Lo que es cierto, que si mañana no pagamos a Fast Eddie o en su defecto le hacemos el trabajo sucio, ;...recordad que aun trabajamos para él...;en esto se puede decir que estamos "Pluriempleados",podríamos tener serios problemas por partida doble, por una parte por nuestros propios "compañeros matones" -dice elevando los dedos índice flexionándolos en el aire - ,además de los supervivientes de los espinas, eso sin contar que aun anda dando vueltas Ta-Yu, le tenia que haber metido el lanzallamas por el culo cuando pude, en vez de usarlo para golpearlo... - decía Takeshi -

- Siempre podemos decirle al "jefe" que nos dé algunos trabajillos, no encargarnos de tantos como hacíamos antes, así podriamos llevar esto mejor.

Termina de contar el dinero y hace varios montoncitos, separando en un sobre el dinero que tenían que pagar por el local.

- O.. hacernos los sordos y esperar que nos llame com bien ha dicho Flash. Cuando le interese, ahí estaremos. Aqui con que estemos para abrir y cerrrar.. A las malas, siempre se puede quedar uno o si no contratar a alguien para que se haga cargo. Pero lo primero es lo primero.. pagar esto.

Les enseña el sobre y se lo mete en el bolso, el otro sobre lo mete en un sitio estratégico, bajo la máquina registradora.