Partida Rol por web

Fisura

El Templo de Mythal

Cargando editor
17/11/2015, 21:49
Markus Whitefield

Markus se está sacudiendo el polvo y está revisando que no tiene ninguna herida cuando es sorprendido por la aparición de una misteriosa mujer, maga al parecer. Acompañada por lo que parecía ser un campesino. Nada más ve como Sera dispara se levanta con la daga que había usado a duras penas durante la batalla, "preparado" para otro combate.

Suspira de alivio cuando se da cuenta de que parece que no tienen intención de atacar. -La próxima vez avisad, no hemos tenido una buena noche...- Dice, con una sonrisa y una mueca de dolor, mientras se levanta. 

Entonces tira la daga al suelo, se agacha para recoger una botella de ron, que se había salido de un baúl de suministros durante la pelea y da un largo trago. Mira mientras Miron se acerca a la tal Eyrine. -Bueno, supongo que serán amigos en ese caso.

Cargando editor
17/11/2015, 22:01
Eva Vogel

Hawke se acercó a mí y no me di cuenta de demasiado hasta que no sentí la caricia en mi pelo. Levanté la vista para observar la calidez con la que me miraba y aquel mero gesto, así como el apretón de Miron en mi hombro, hicieron que el frío que sentía en mi interior en aquel momento se hiciera menos doloroso.

El guerrero me abrazó y por un momento, me quedé totalmente sorprendida por ello, pero no tardé en darme cuenta de que aquello era precisamente lo que necesitaba. Moví las manos y me abracé a él, mientras se me escapaban las lágrimas que no podía contener. Eso sí, lloraba en silencio, pues no quería que nadie que no fuera él se diera cuenta de ello.

Me daba miedo. Aquella era una situación en la que nunca había estado y aquellas personas estabas muertas. Sí, había sido yo quien las había matado, pero en realidad sólo me estaba defendiendo.

¿ Podría haberme defendido sin matarlos? La verdad era que no lo creía posible.

En seguida me di cuenta que aquello era para lo que me habían estado entrenando desde que llegué allí, aunque al menos, tenía claro que no usaría mi espada contra nadie inocente.

Cargando editor
18/11/2015, 00:33
Aisha Serthan

 - Ma nuvenin, lethallin. - Contesta a Solas con firmeza. Se queda mirando a Sera mientras prepara el aviso, pero en cuanto la elfa reacciona bruscamente, la dalishana, en un rápido impulso, también carga otra flecha que no llega a disparar. ¿Acaso los asaltantes contaban con magos...?

 Apunta a los recién llegados seria, amenazante. Frunce el ceño aun más cuando habla el primer hombre, desconfiando de ese shemlen graciosillo, pero después de ver la reacción de Mirón sin dejar de apuntar, decide bajar el arco y recuperar la postura. 

 Sin desviar su atención de los nuevos invitados, mira de reojo a Eva y Hawke durante un instante, preocupada por que estén bien, o al menos, listos para moverse si fuera necesario, lo que afortunadamente no parecía volver a ser necesario por el momento. No la culpaba, si no todo lo contrario, pero su situación no era para menos.

 Miron parecía cómodo con la mujer, hasta contento por que fuera ella, lo que en ese instante parecía mejor que nada, o más enemigos directos, pero, fueran quienes fueran... ¿Qué hacían ahí, en mitad de la noche, después de que hubieran sido asaltados? 

 - Eso espero. - Añade al comentario de Markus. - Miron... ¿Quien es esta gente? - Pregunta seria, precavida, mirándolos con los ojos entrecerrados. Después del ataque, y con Eva aun recuperándose del shock, además de dos heridos, no podían permitirse bajar la guardia.

Cargando editor
18/11/2015, 01:31
Mickel Velum

-Y yo esperando a que me preguntaran mi nombre-Esta gente acababa de ser atacada, se notaba la tensión en cada una de las palabras de todos. Quitarle un poco de hierro al asunto era mi especialidad. O... bueno, quizá no lo era, pero pensaba intentarlo de todas formas. No es que se me ocurrieran otras formas de actuar en la situación.-Soy Mickel, es un placer...-Sonrío-O al menos lo es que esa flecha no nos haya dado. 

La elfa habla, preguntándole al tal Miron por nosotros.

-Eso, eso... ¿Quién es esta gente, Miron?-Digo casi en tono de broma-Y ya que estamos... ¿Estáis bien? Porque desde los arbustos hemos visto que la cosa se os ha puesto bastante fea por un momento.

Cargando editor
18/11/2015, 08:20
Miron Lupeithai

Miron miró alrededor al darse cuenta de que los demás seguían ahí, lo cual era en parte un fastidio. Le costó, sin embargo, dejar de devolverle la mirada a Eyrine. Las palabras no lograban escapar de su boca que aún tenía entreabierta, en una expresión de sorpresa y emoción contenida. Le hizo una caricia en la mano, pero luego se la soltó. Quizá ya no era lo mismo. Quizá ella veía ese gesto como una intromisión. Se disculpó con la mirada y se giró hacia el resto.

- Ella es Eyrine. Podemos confiar en ella.- dijo sin dudar. Luego la miró, preguntándose hasta qué punto seguía conociéndola. Al fin y al cabo, acababa de realizar una magia totalmente ajena al Círculo.- Éramos compañeros en el Círculo de Hechiceros de Refugio Celeste.- volvió a clavar los ojos en su rostro, cerrando su mundo de nuevo.- Eyrine... No pensaba que pudiera volver a verte, y menos tan de cerca. Poder tocarte otra vez... Quería ir a buscarte pero... No pude. Estaba ocupado huyendo...susurró con aire de arrepentimiento.

Tras un momento de silencio reflexivo, miró al otro tipo que había aparecido con ella, el que se había presentado como Mickel. Frunció el ceño y su expresión cálida se volvió inquisitiva.

No sé quién es él.- afirmó con un tono algo agresivo.

Cargando editor
18/11/2015, 19:16
Eyrine

-Miron. -Aquella palabra no era una respuesta, era una repetición, era una afirmación. Como si hubiera acabado de pronunciarla segundos antes, y quizá lo había hecho, susurrada, o en su mente.- Yo... tampoco esperaba encontrarme de nuevo contigo. Paro ha sido el mejor encuentro que podría haber deseado...

Su mano, ahora que el mago la había soltado, hizo un leve movimiento hacia él, quizá reclamando esa caricia otra vez. Pero no llegó a él, se retuvo, como él mismo acababa de hacer.

Eyrine parpadeó, algo confusa, y sonrió ampliamente.

-Él es un amigo, un compañero. Nos hemos conocido hace un par de días en una posada, de camino hacia aquí. Pero es buena gente. No lo parece, y no os lo dirá, pero es mago también, también apóstata. Como nosotros...

La mirada volvió a Miron, y a su frase su pensamiento. -Huyendo. Todos lo hicimos...

Cargando editor
19/11/2015, 01:26
Mickel Velum

-¡Yikes, hasta nunca discreción!-Respondo con una sonrisa, pero aliviado de saber que se podía hablar con aquel grupo sobre mis verdaderos orígenes-Apóstata es una palabra muy pero que muy fea... pero supongo que nos define bien ¿No?

Cargando editor
19/11/2015, 09:56
Morrigan

La más alejada de los recién llegados, Morrigan, que en algún momento había recuperado su forma humana, contemplaba sus uñas con una sonrisa torcida, socarrona. Se la oyó murmurar "Vaya vaya, Hawke y la extranjera... a Varric le habría encantado verlo...". Y ya, cuando Miron tomó la mano de Eyrine y la acarició, la sonrisa de la bruja se convirtió en una mueca divertida.

-Bueeeeno... ¿qué clase de filtro habéis echado en el fuego...? Abrazos, caricias, lethallan-lethallin... cualquiera diría que acabamos de mantener una lucha a muerte. Tse, tse, tse... -Sacudió la cabeza, mientras imitaba el sonido característico de Cassandra como si les amonestara, pero claramente divertida. Se acercó por fin a los recién llegados.- En fin, bienvenidos, magos. Apóstatas... -El tono de la mujer fue cáustico, y la mirada que le dirigió a Mickel, corrosiva y llena de humor.

Cargando editor
19/11/2015, 18:53
Miron Lupeithai

Oír hablar a Eyrine despertó en Miron una sensación abandonada mucho tiempo atrás. La miró poniendo toda su atención en ella y no pudo dejar de sonreír en ningún momento. Saber que sólo hacía dos días que conocía a Mickel le alivió, aunque siguió echándole miradas furtivas que indicaban su poca predisposición a ser amistoso con él. Por una vez, las palabras de Morrigan no fueron importantes para él: le costaba escuchar a los demás cuando tenía delante una fuente de luz que captaba todo su ser.

Como movido por una fuerza invisible, Miron avanzó lentamente. Primero cogió delicadamente las manos de Eyrine, ignorando la vocecilla que le decía que no eran el momento ni el lugar adecuados teniendo en cuenta el tiempo que había pasado. Luego acarició sus brazos hasta posar las manos en sus hombros y finalmente la abrazó con ternura, buscando la calidez que tanto había echado de menos.

Eyrine...- repitió en voz baja.- Necesito abrazarte para saber que eres real...

Tuvo miedo de que ya no fuera lo mismo. De que alguno de los dos hubiera cambiado, o ambos. Con ese abrazo tanteó su relación, intentando volver al momento en que todo iba bien. Cuando aún no existía la rebelión, cuando podía tolerar la presencia de los templarios, cuando no había matado a nadie y se consideraba inocente. Cuando sólo tenía que preocuparse por esconder su amor de los demás, pero no de ella ni de él...

Cargando editor
19/11/2015, 20:36
Eva Vogel

Tras un rato abrazada al cuerpo del enorme guerrero me separé de él y cuando le miré la verdad es que me sentí un poco avergonzada. Aquella era la primera vez que tenía a aquel hombre tan cerca sin que me estuviera enseñando a usar la espada y bueno, quizás todo era aún más embarazoso porque el abrazo había empezado siendo una necesidad pero luego había disfrutado de él.

Lo primero que hice fue sonreírle por aquel gesto.

- Gracias. Lo necesitaba. - Admití.

Para que tuviera claro que no sólo decía lo que pensaba con las cosas malas o las que no me gustaban, también con las buenas que merecían reconocerse.

En ese momento me di cuenta de que no estábamos solos y observé como Miron también estaba abrazando a alguien.

- ¿ Nos hemos convertido en los osos amorosos? - Dije en alto, aunque no lo suficiente como para molestar a los del abrazo, sino más bien como para reírme de todo aquello.

Volví a mirar al guerrero y vi que le había puesto perdido.

- Te he llenado de sangre de arriba a abajo. Encima me empiezo a acartonar. - La sensación de la sangre seca cubriendo todo el cuerpo no era nada agradable.

Por lo demás, decidí hacer caso a ese instinto que me decía que sólo había cumplido con mi deber matando a aquellas personas.

Cargando editor
20/11/2015, 20:54
Aisha Serthan

 - Más magos. Genial, ¿Qué estoy haciendo aquí? - Se pregunta suspirando e, instintivamente, se contesta a sí misma al darse cuenta de las personas que la rodeaban. - El eluvian, claro. - Al menos Miron parecía más que agradecido por la presencia de uno de ellos, inspirando algo de confianza, y hasta cierta envidia, triste, en la elfa. Como fuera, tenían que descansar, y algunos asuntos de los que ocuparse antes de ello. La bruja, quien junto a Eva había arrancado una ligera sonrisa a la dalishana, estaba en lo cierto. 

 - Morrigan tiene razón... Seguimos teniendo dos heridos, y a no ser que alguno de vosotros pueda hacer algo, deberíamos dar la señal. - Recordó pasando la mirada por los magos, incluidos los recién llegados, esperando a que alguno se pronunciara para lanzar una flecha ardiendo en caso contrario. 

 Tampoco esperó que Miron, o más bien Eyrine, cuyas habilidades desconocía, se molestaran en volverse a contestar si no tenían forma de ayudar.

Cargando editor
21/11/2015, 11:47
.Narrador.

Eyrine seguía abrazada a Miron, o por Miron, con los ojos cerrados. Había susurrado algo en su oído, y luego había recostado la frente en el pecho del mago, ensimismada, y la sonrisa seguía bailando en sus labios. Pero cuando escuchó a  la elfa, levantó de nuevo la cabeza y la miró.

-No sé si yo podría intentarlo, aunque desde luego, por lo que acabo de ver durante la lucha, soy la única que puedo probar, los demás magos deben estar agotados. Pero ya advierto que mi magia no es especialmente curativa, sino constructiva. Y tampoco mi acompañante, creo que tú eres mago de fuego, ¿no, Mickel?- Su mirada se posó en las manos del hombre, que mostraban unas inequívocas  cicatrices de antiguas y terribles quemaduras.

Fue Solas quien le respondió.

-Estamos exhaustos, cierto, así que deberás intentarlo tú. Pero tampoco necesitamos que les sanes al completo. Sólo para que resistan durante el camino de regreso a Skyhold. Han demostrado que serían más una carga que una ayuda, por más que estén implicados en el motivo de esta búsqueda.

Hizo una seña a Sera, que asintió, e inmediatamente hizo lo que se disponía a hacer cuando aparecieron los dos recién llegados. Prendió una flecha y la lanzó al aire. El proyectil ascendió en el cielo nocturno durante un gran trecho, y la señal pudo ser vista con toda seguridad a gran distancia.

-Mientras, organicémonos. Movamos los cuerpos de esos mercenarios, haremos una pira con ellos. -La mirada del elfo se clavó en Mickel, asintiendo ligeramente, esperando que el mago de fuego colaborara. -Volveremos a montar el campamento, y esperaremos al Capitán intentando descansar todo lo que podamos. No espero que durmamos, pero por lo menos podemos charlar tranquilamente junto al fuego, será interesante compartir nuestras experiencias. -Levantó una ceja, y sus pupilas aceradas se posaron en Eyrine, implícitas las preguntas que sin embargo no pronunció.

La maga asintió vehemente.

-Claro. Tenéis nuestra confianza, desde luego. Solas, ¿no? No hay duda de quiénes sois. Leyendas vivas. Os ayudaremos, y si no tenéis inconveniente, os acompañaremos a donde sea que vayáis. Yo, por lo menos...

Cargando editor
21/11/2015, 12:34
Eyrine

Lo que la maga había murmurado al oído de Miron bailaba el la mente del hombre como música en un claro de luna.

-Te he echado tanto de menos... tus brazos, tus manos. Y ahora mismo desearía estar así abrazada durante horas...

Cargando editor
21/11/2015, 12:37
Hawke

El hombretón había dejado, por fin, que Eva se apartara de él. No sin antes haberle dirigido una mirada cargada de cariño y preocupación a partes iguales. Pero se rió cuando ella soltó lo de "los osos amorosos".

-Mujer, no sé si en tu mundo los osos son amorosos, aquí desde luego, nada de nada. Si esperas el abrazo de un oso, vas a quedar un tanto constreñida, me temo. Pero sí que tienes razón en lo de la sangre.- Se miró a sí mismo, y luego la repasó a ella con los ojos ávidos, siguiendo las líneas de su cuerpo mucho más que el rastro rojo. -Necesitamos un baño. Hemos dejado atrás un riachuelo, no hace mucho. Te propongo que ayudemos con lo de los cuerpos, y luego lo busquemos. Juntos. ¿Qué te parece?- Se dio cuenta de que los demás tendrían algo que decir, y con dificultad apartó los ojos de Eva, para dirigir su mirada a Solas y a Morrigan, alternativamente. -¿...Qué os parece?

Cargando editor
21/11/2015, 12:46
Morrigan

-Por mí no hay inconveniente. A nada...

La bruja seguía con la sonrisa torcida, y la mirada traviesa.

-Estoy con Solas. Vamos a poner un poco de orden aquí, y después esperemos al Capitán charlando tranquilamente... los que quieran.

Cargando editor
21/11/2015, 20:55
Mickel Velum

-¿Mago de fuego...?-Respondí pensando en que debía haber habido algún tipo de malentendido. Yo odiaba el fuego y... si bien era cierto que había jugado un poco con él en sus inicios, desde que se quemara las manos y casi matara a sus compañeros de clase se había prometido no volver a acercarse ni siquiera a una antorcha convencional. ¿Hielo? ¡Claro! ¿Rayo? Bueno... Pero... ¿Fuego? "¡Por los senos sagrados de Andraste!"... Tenía que dejar de pensar en ese tipo de expresiones...-Erm... no exactamente... De hecho... No en absoluto. Puede que exagerara un poco aquella historia de la otra noche sobre las llamaradas... je,je,je...

Miro a mi compañera con cara de tontaina, rascándome la nuca.

Notas de juego

Dire. De hecho no sabía que me podía especializar, por eso no puse nada en el trasfondo. Pero Mickel le tiene pánico al fuego, así que dudo que escogiera esa senda. ¿Podemos hablar en alguna escena en qué especializarme?

Cargando editor
21/11/2015, 23:47
Eyrine

-Oh. Vaya, dis... disculpa mi torpeza, Mickel. No sé por qué... en fin...

La mujer intentaba de todas todas no mirar a las manos del mago de nuevo, y tartamudeaba azorada, las mejillas enrojecidas. Pero duró muy poco, enseguida se sobrepuso.

-Mi magia está basada en la naturaleza. El fuego es mi amigo. Yo haré arder la pira, Solas, no hay problema. -Sonrió, y al hacerlo sus ojos brillaron como los de una niña, y su rostro se iluminó como si lo bañara el sol de verano.

Cargando editor
22/11/2015, 00:14
Markus Whitefield

Markus se limpiaba las heridas mientras escuchaba a los recién llegados, a sus compañera de la Tierra, y a los Thedanos que los acompañaban. Levantó una ceja cuando escuchó que sus nuevos compañeros de viaje y misión también eran magos. -Pffff, más personas a las que no voy a entender...- Pensó.

Cuando escuchó sobre la pira se estiró y comenzó a mover cadáveres con tranquilidad mientras silbaba algunas canciones de Rock clásico. -También podríamos usar unas antorchas de toda la vida si no os vale con la magia.- Dice sin dejar su tarea.

Cargando editor
22/11/2015, 01:12
Mickel Velum

-No pasa nada mujer. No hace falta ser tan solemnes...-Le dedico una sonrisa aunque me había dado cuenta de hacia donde se habían dirigido sus ojos.-Bueno, dejadme echar un vistazo a los heridos. 

Cargando editor
22/11/2015, 08:40
Miron Lupeithai

Miron observó sin discreción alguna las manos quemadas de Mickel. Se imaginó que, en algún momento, la magia le habría jugado una mala pasada, quizá debido a su exceso de confianza. Por la actitud que exhibía, no le extrañaría que no tuviera demasiado cuidado a la hora de usar un poder tan peligroso como el de los magos. Le miró a los ojos y frunció un poco el ceño, aún importunado por su presencia. ¿Era casualidad que se hubiera encontrado con Eyrine?

Se apartó de ella lentamente y asintió encontrando su mirada una vez más. Luego se giró para acercarse a los cuerpos de los caídos y ayudar a traerlos hasta la pira. Cuanto antes lo hicieran, antes acabarían. Tenía pocas ganas de mover cadáveres, pero era lo mínimo que podía hacer para no ser un estorbo. De vez en cuando iba lanzando miradas a Eyrine, intentando rellenarse de esa energía que siempre le transmitía. Aún no podía creerse que estuviera allí, justo delante. Tenía muchas preguntas para ella, pero no era el momento. Tampoco quería hablar en público con ella. Si pudiera, le cogería de la mano y se la llevaría bien lejos, pero no podía abandonar la misión que acababa de empezar.