— No creo que el botín se vaya a ningún lado por el momento, pero es buena idea tratar de encontrar más información sobre la tripulación... y si ese baúl tiene un cierre biométrico, quizá contenga algo importante. —comentó Donna mientras se movía también por la zona de las habitaciones, pistola en mano, buscando alguna identificación útil.
No entendía por qué la kaltorana se tomaba con tanta ligereza la situación, pero tampoco le sorprendía; quizá se debiera a que su especie era de naturaleza despreocupada, o simplemente a su poco aprecio por la vida de los nephilim.
En la puerta de las habitaciones están los nombres de los tripulantes que ocupaban cada cuarto. En ese hay un puñado de nombres, pero no podeis saber exactamente a quien de ellos correspondía ese cofre. Todos los nombres son, eso si, del personal médico, pues figura su cargo junto al nombre.
— Desgraciadamente, habrá que probar con los diferentes cadáveres del personal médico.
Ivara lanza un suspiro tras observar la puerta. Mirando hacia el cofre y asintiendo a Donna.
— Puede que dentro se encuentre el antídoto que buscamos.
Intentó levantarlo para ver si era mas factible que andar cargando con los cadáveres.
Tras una breve, pero no por ello menos macabra, búsqueda en los cuerpos del laboratorio encontráis al dueño del baúl. No ha sido difícil pues os dais cuenta rápidamente de que llevan chapas identificativas que a pesar de estar en lengua arconte, son lo bastante reconocibles para kaltoranos y legionarios, cuya lengua se ha distanciado un poco menos de la de sus maestros.
Al mover el cuerpo su brazo se separa, reseco como un tronco caído, del torso, lo que os ahorra la duda de si transportar el cuerpo o amputarle la mano vosotros mismos. Pero cuando tratáis de hacer funcionar la cerradura esta no reacciona como debería. De hecho no reacciona de ninguna manera, mientras que si tratáis de usar vuestras propias huellas la cerradura emite una señal de acceso rechazado.
Una tirada de Biotecnología a dificultad 9 puede ayudaros, aunque podéis resolverlo sin ella.
Jagha se agachó un segundo junto al baúl, comprobando un par de veces que no reaccinaba. Tras probar el mismo, se percató de algo mucho mas simple de lo que pensaba.
—No lo detecta. El cuerpo no tiene humedad, y la maquina no lo reconoce. —Comentó mientras se ponía en pié, aun con la mano sujeta.
—Ivara, tenías un botiquín, verdad? Crees que puedes rehidratarla?
Motivo: Trastear con la mano arconte
Dificultad: 9
Tirada: [2]+3+5+(3) = 13 Éxito
Grado de éxito: 2
Que asco me ha dao
Rehidratar las yemas de la mano funciona a la perfección y en el interior del contendor, entre los restos raídos de la ropa del propietario se puede ver un dispositivo tecnológico bastante llamativo. Es un artefacto de buen tamaño que Donna reconoce al instante por los planos que le han dado como el ONIX.
No hay ni rastro de nada parecido remotamente a una cura, pero el aparato, incluso para quien no sepa que es exactamente, se ve que debe ser importante y valioso, aunque solo sea por el hecho de que trató de ocultarlo en este lugar.
Si mal no recuerdo Jagha lo había visto tambien porque Donna se lo enseñó, así que tambien lo reconoce.
Donna, que se había mantenido al margen mientras desmembraban el cadáver y se dedicaban a remojarlo en suero, se inclinó sobre el baúl abierto y miró el dispositivo con ojos brillantes.
— Esto si que deberíamos llevarlo con nosotros. —comentó, recogiendo el aparato de la caja con cuidado y examinándolo un poco, mientras lo comparaba con los planos que guardaba en su ordenador ocular. Si, no había ninguna duda de que era lo que estaba buscando...— No me gustaría olvidarlo por accidente si la nave decide explotar.
— Sin duda, parece tecnología de vanguardia, y muy cara. Lo malo es que no hemos encontrado una cura para Jagha. Deberíamos seguir buscando. ¿Quizá en las habitaciones de abajo? ¿Nos queda algo más por ver en este piso?