Partida Rol por web

Un ligero susurro del viento al moverse era lo único que podría llegar a apreciarse de los movimientos de Ejecutor. Con tranquilidad se movía, esquivando lo que estuviera en medio de su ruta para encontrar una buena línea de tiro. Solo necesitaba un punto de vista y podría solucionar esto sin que nadie supiera que había pasado.

Aunque si encontraba un punto de acceso a un ordenador...

Una sonrisa invisible apareció en el rostro enmascarado del hombre mientras seguía avanzando hacia su objetivo.

Mirando por sobre su hombro, Johnathan se asombró ante la voz de este sujeto. Sin embargo, eso no hizo que cambiara de parecer, ya que aparentemente ahora no era el único que iba a intentar ayudar a la gente atrapada dentro del banco por estos malhechores

-Sugiero que le hagas caso al consejo del "grandote" - dijo todavía manteniendo la mirada sobre Ulrich, dejandole paso- sin ánimo de ofender.

Luego dirigió su mirada nuevamente hacia el sujeto que estaba custodiando la puerta del lugar, de manera amenazante. -A menos que prefieran la segunda opción

La gran mole que había sobre vosotros, se adentró en el banco dando pasos firmes pero no demasiado lentos y con un ligero gesto, como el de alguien apartando un bicho, golpeó a uno de los secuaces que parecían ir con él y lo lanzó contra la pared donde había acabado también el guardia de seguridad.

El hombre enmascarado salió volando por los aires y se colocó en el tejado. Desde allí se puso a buscar cualquier conducto de ventilación o puerta de azotea que le permitiese acceder al edificio desde allí. Tuvo suerte y encontró varios tubos metálicos que permitirían su acceso. El único problema es que eran demasiado estrechos, aunque nada complicado para un metahumano de las condiciones de Impulso.

A continuación, la otra gran mole que parecía estar de vuestro lado decidió avisar sobre su entrada en el banco. Tenía pinta de querer embestir o arrasar a todo lo que encontrase por delante, así que, seguramente lo más sensato era quitarse de en medio por lo que pudiera pasar y así dejarle avanzar a él solo hacia el interior del banco.

Tras el ataque de la mole a uno de los secuaces que estaban, teóricamente de su lado, el Pr. Fathom se alteró y se giró para ver lo que estaba sucediendo. Desde su posición pudo ver a Ulrich acercarse a ellos.

El profesor Fathom movió ambas manos y de ellas salieron dos pequeñas columnas de agua que a juzgar por el vapor que salía de ellas parecían arder. Dirigió sus manos hacia los rehenes y os gritó.

¡Daos prisa, meted todo en las bolsas, dejad los bolsos a un lado y nadie saldrá herido!

Y tú, grandullón un solo paso más contra mí, o contra Granito y esta gente será escaldada como tomates cocidos. ¿Entendido? ¡Granito, no sé que mierdas haces, pero ocúpate de él!

Luego se giró hacia sus dos compañeros que estaban junto a la puerta de la Cámara Acorazada. ¡Y vosotros, terminad ya, no quiero que llegue también la Liga de la Libertad! Concluyó ordenando a sus otros dos compañeros.

Observé cómo alguien se encontraba meditando o algo parecido sin tocar el agua, como si estuviese concentrado en algo. Realmente me pareció curioso.

Me descalcé y metí los pies en el agua, intentando relajarme yo también y olvidándome de la noticia que acababa de escuchar por la radio.

-Ni un paso más, vale -dijo la enorme mole deteniendo su avance cauteloso, levantando las manos para pedir al villano por gestos que no escalde a nadie; luego pasó a centrarse en el villano de tamaño similar al suyo- Así que te llaman Granito, ¿eh? ¿Es a ti a quien tienen que romper la cara para que no se la partan a tu jefe? No estás acostumbrado a tratar con gente de tu tamaño, ¿verdad? Yo tampoco, pero esto va a resultar de lo más divertido... -dijo el muchachote de acento holandés, su profunda voz resonando en la sala. El enorme Ulrich estaba jugando su baza de hombre peligroso. Cabían dos posibilidades: que los malos retrocedieran, en cuyo caso pronto comenzarían las disensiones, o que avanzaran, en cuyo caso Ulrich comenzaría a partir caras. Era, a pesar, de su gran tamaño, poco más que un adolescente y tenía una enorme cantidad de fuerza, vitalidad y agresividad a la que rara vez podía dar rienda suelta, así que cuando decía que eso iba a ser de lo más divertido, no estaba de broma.

La situacion parecia ponerse cada vez mas complicada, y Francesca no encontraba algun maldito modo de entrar en aque banco que no fuera la puerta frontal. Era bastante frustante, ya que normalmente ella conseguia colarse con facilidad donde queria. Claro que normalmente conocia el sitio o al menos habia visto unos planos antes, lo cual ayudaba bastante. Dentro del banco el metahumano criminalestaba comenzando a amenazar a los civiles. Por otro lado, no podia evitar pensar en las conversacion tan ridicula que estaban teniendo quienes fueran que estuvieran dentro, parecia sacada de un tebeo...

"Cambio de planes, por la entrada principal pues" decidio mentalmente Fran, en vista de que si queria intervenir a tiempo tendria que darse prisa. Como queria mantener el sigilo, o al menos que nadie la reconociese (no sabia bien si ya era buscada en este pais) decidio crear una ilusion mental para todo el mundo enrededor, de forma que no pudieran verla ni oirla. Podia hacer ilusiones mas potentes, pero con una asi de simple le bastaria seguramente.  

Impulso sonrió al encontrar los tubos de ventilación. Se concentró y trató de ensancharlos mientras intentaba bajar por ellos. No sabía a qué parte del edificio accedería pero debía darse prisa, por lo que pudo oír la pelea ya había comenzado.

Por las tuberías escuchó al que parecía ser el líder, y estaba amenazando a los rehenes. Debía darse prisa

Impulso comienza a ensanchar los tubos al máximo posible, a pesar de que no sabía hacia donde daría todo aquello, pero aún así lo hizo y se arriesgó. Comenzando a descender escuchó todo lo que está sucediendo en el banco.

Los tubos eran estrechos y necesitaba algo más de tiempo para poder acceder al interior del banco.

Francesca había logrado volverse prácticamente invisible y silenciosa. Al menos mientras no revelase bajo ningún concepto su posición. Así que, tomando una nueva idea y un nuevo objetivo, decidió adentrarse al banco por la puerta principal.

Al fin y al cabo aquello era lo más sencillo.

Ulrich se quedó allí quieto, estoico y sin avanzar. Firme como la montaña que parecía, sin hacer absolutamente nada pero tratando, en vano, de intimidar a sus rivales.

Lo extraño fue el compartomiento de la otra mole, que lejos de ser intimidado por las palabras de su rival, retrocedió de su posición y en lugar de obedecer a su líder se dirigió hacia él y le colocó una mano en su hombro.

¡Vale, en serio Granito! ¿Qué mierdas te ha picado? ¡No sé que carajos estás haciendo, pero hazme caso y acércate a ellos, no a mi. ¿No me entiendes cuanto te hablo? Dijo mientras le miraba con una mirada extraña. ¿Hola? ¡Te estoy hablando!

El Pr. Fathom no sabía que le pasaba a su compañero, ni tampoco porque estaba actuando de aquel modo, pero al ver que ni Ulrich ni ninguno de sus compañeros avanzaron sonrió.

¡Muy bien! Veo que sois obedientes. Ahora dadme unos segundos y en seguida os dejaremos en paz.

Dice echando un ojo hacia sus compañeros que estaba trasteando con la puerta de la cámara de seguridad. Cuando ésta había quedado reducida a metal líquido, los secuaces se dirigieron hacia el interior y comenzaron a saquear todo lo que había allí dentro.

Y los otros dos metahumanos rodeaban a los rehenes que los secuaces habían dejado.

A pesar de lo extraño sucedido con Granito, Fathom aún mantenía los dos chorros de agua hirviendo sobre las palmas de sus manos, preparados para usar en cualquier momento en que diérais un solo paso.

Ejecutor se desplazaba por le lado del banco, y al ver que no tenía línea de tiro optó por colarse por una ventana, entrar y buscar una línea de tiro desde el interior.

Ikari observó cómo alguien se encontraba meditando o algo parecido, sin tocar el agua, como si estuviese concentrado en algo. Realmente le pareció curioso.

Se descalzó y metió los pies en el agua, intentando relajarse también y olvidándose de la noticia que acababa de escuchar por la radio.