Partida Rol por web

Riddick está esperando tranquilamente. La azotea está vacía y el villano juega con un cuchillo curvo. No parece prestar mucha atención a su alrededor pero sabes que suele estar atento, parece que tiene cierta facilidad para detectar a la gente hecho que comprobaste anoche. Sin mirarte te dice:

- Llegas temprano y veo que no has traído a la pasma contigo...eso está bien.

Lleva un chaquetón negro largo algo viejo y botas militares. En la cabeza lleva unas características gafas de las que rara vez se separa. No parece estar muy magullado. 

El técnico te responde al momento:

- Okidoki. Avisaré al señor Adams y a la señorita Ellis. Y te mando ahora un agente con los shurikens. Si necesitas algo más avisa ¿vale?

Dicho esto cuelga y el joven técnico comienza a marcar para llamar a las personas que le has indicado.

En la sala a la que os teletransportáis no hay absolutamente nadie. El señor Adams parece estar realizando el ritual y realmente ahora mismo os encontráis solas en la habitación.

En ese momento suena el teléfono de Karen Ellis. Es un número oculto.

Tras mucho insistir logras que un taxi pare y te acerque a la mansión del señor Adams. El problema es que el muy cabrito quiere cobrarte siete veces el precio real de la carrera alegando que la ciudad está en un claro peligro y que se está jugando la vida. Es un jamaicano con un acento inglés horrible, seguramente esté colocado ya que el coche huele claramente a maría.

¿Aceptarás que ese taxista de etnia extranjera te cobre la carrera tan cara?

Nímede sonrió de medio lado 

Temprano no sería la palabra exacta Observó el chaquetón con cierto interés, seguro que debajo lleva algún arma. Parece que me estaba esperando da dos pasos hacía donde se encuentra el, aun marcando cierta distancia. 

¿Qué está pasando con todo? ¿Porque atacasteis ayer si no estáis con el? Y no me diga que ha sido casualidad, la casualidad no existe. Se puso de puntillas unos segundos balanceandose suavemente después sobre sus pequeños pies. Como ve me gusta ser directa señor, no espero menos de usted.  

Para eso nos damos prisa. Niego suspirando Deberiamos ir a tomarnos un gin tonic que creo que es lo que se estila ahora  mientras esperas. 

Cojo el movil de nuevo. Hoy es el dia de las sorpresas, me llama gente que ni conozco. Descuelgo. Digame, pero si hoy teniamos un vuelo siento decirle que esta cancelado. 

Una voz joven te contesta, parece dubitativo:

- Pues no...vuelo no tenía contratado...ejem...perdone, es la señorita Ellis ¿no?. El señor Zweig me ha indicado que le informe que los sitios por donde estuvo el shuriken fue llevado por usted corren peligro de ser visitados por los ninjas que actuaron anoche en K-Town. El shuriken llevaba un dispositivo GPS que envía la información a tiempo real de dónde se encuentra. Pues eso...me han encomendado contarle esto.

Parece ser que ese artilugio era más peligroso de lo que parecía a simple vista.

Tras colgar concluyo con la preparación de mi sesión de meditación, necesaria para ubicar mi ki y estar en paz antes de llegar a una situación como la que posiblemente se presentase aquella noche. Paso así el resto de tiempo libre hasta 45 minutos antes de la hora de reunirme con el resto, cuando me equipo con la armadura, mis armas convencionales y voy al punto de entrega en la azotea, donde recojo las nuevas armas arrojadizas, justo después salto del edificio para empezar a correr de tejado en tejado camino de la reunión.

- Atacamos porque nos pagaron muy bien por ello, y porque buscábamos venganza...los villanos también nos cansamos de que los "héroes" nos pisoteen y la Liga de la Libertad ya no son héroes, fueron engullidos por el mercado...y ahora pagarán el precio. No podrán derrotarlo. - te contesta de manera directa - ...y mañana cuando la Liga no exista nos tocará a nosotros actuar...¿te gustaría unirte a nosotros? necesitamos gente y gente que sepa que hace.

-¿Lo teleporto a la Antártida? Es un lugar de lo más interesante en esta época del año... -digo con una sonrisa, no pudiendo contener la lengua tras escuchar una conversación a la que no me habían invitado.

O sea que todos los sitios en los que hemos estado con el shuriken están en peligro... Pues vaya gracia. En fin, como no tengan artillería pesada y ganas de gresca, mejor que no vengan. Como nos pillen a todos juntitos a lo mejor les resultamos más de lo que pueden masticar. Como la última vez, ¿no? Bueno, no lo recuerdo muy bien, es lo que tiene la inconsciencia.

Si, soy yo replico riendome, me da que no la han dicho a la que ha llamado que trabajo de piloto en la vida real.

Ahora todo el mundo sabe que como me llamo y que hago en mi tiempo libre.

Gracias, pero solo he estado en dos sitios, el lugar donde lo encontre y...me quedo callada un poco.
Tranquila digale que el otro lugar es donde se lo he entregado y creo que lo tienen ya muy vigilado. Pero se lo dire  al dueño de la casa en cuanto le encuentre.

Dele las gracias otra vez al señor Zweig, le debo otra mas. Tapo el auricular. Seria divertido, congelarles ahi seria una experiencia muy gratificante, pero solo si aparecen

-La escoria como tú sobra de este gran país –me espeto. -Si me hubieses marcado ese precio cuando subí a tu asqueroso vehículo, todavía podríamos haber llegado a un trato, pero en este caso, estás abusando, y no te lo voy a consentir. Toma estos cincuenta dólares y da las gracias porque no te denuncie a la policía.

Ojalá que no se le ocurra echar mano de un arma de la guantera porque soy capaz de partirle el brazo como si fuese una ramita. Le tiendo el billete y me quedo unos segundos vigilando cualquier reacción atípica antes de bajarme y subir a la mansión.

El chico os contesta.

- De acuerdo, le diré que ya estáis avisadas. Gracias. - y cuelga tras avisar.

Ahora os queda avisar al dueño de la mansión, y para eso deberéis encontrar al mayordomo que seguramente os pueda ayudar. Deberíais llamarlo para que se acercara a la sala donde estáis ahora.

El taxista sonríe al ver los cincuenta dólares y te lleva rápidamente hasta la mansión. La verdad es que tras haberle pagado de sobra no dio ningún rodea, el cabrito debe estar haciendo su agosto particular. Nada más bajarte se larga a toda velocidad en busca de algún incauto más.

Llegas a la mansión, parece que eres la primera ya que nadie parece estar esperando afuera aunque es posible que estén ya dentro.

Desde los tejados logras llegar hasta las casas aledañas a la mansión del señor Adams. Ves a Felicia que acaba de bajarse de un taxi profundamente cabreada, tiene cara de pocos amigos. Puede que haya tenido un mal día. Está subiendo las escaleras para llamar a la puerta y acceder al interior de la mansión.

Vamos a hacer de heroinas. replico guardando el movil donde estaba.

Busquemos al mayordomo para avisar al  señor Adams. Lo que me recuerda que podrian ya estar aqui y eso podria ser muy divertido.

sonrio levantando una ceja, lo que se me pasa por la cabeza eso, solo lo sabemos yo y mi calenturienta mente.

Les pagan, y parece que bien. Aun así a Nímede no le interesa en exceso el dinero, pero es algo que puede venir siempre bien.

¿Los trabajos los elegis vosotros, o os los imponen? No había buenos, ni malos pero si una ligera capa de sentimientos humanos que predominaban, es cierto que detrás de esos rostros sonrientes de superheroes había dolor y llanto; nadie tenía las manos limpias de sangre en aquella ciudad. Y además, que es un malvado, ¿si no lo que queda de una persona que ha sufrido o ha experimentado en sus carnes la bestia del ser? 

Los malos no nacen malvados, los hacen malvados, todos, absolutamente todos. 

"¿Por qué eres tu malvado Riddick?, y ¿por qué lo es el chico de la isla que se ha colado en nuestras cabezas? que es lo que os impulsa..."

En mi rostro privado de expresión por la falta de visión de los ojos, pese a todo, puede percibirse cierta diversión, tal vez por la media sonrisa que inevitablemente aparece en mi boca.

-Podría hacer aparecer una campanilla... -sugiero "inocentemente", como pidiendo permiso para hacer una travesura- ¿Por qué decías lo de hacer de heroínas?

Lo de la campanilla no esta mal, pero a lo mejor el mayordomo no es llamado asi. replico mientras miro un poco la sala por si hubiera algo fuera de lugar.

Mas bien, lo de ser heroina sera por que si han seguido el shuriken hasta aqui,  simplemente tendremos que sacarle de aqui, de una manera u otra. Y prefiero de la manera heroica.

Mi expresión se pone seria, decidida, al escuchar las palabras de Karen.

-De acuerdo, busquémosle. No me gustaría que le hicieran daño por nuestra culpa...