Partida Rol por web

Apenas levantas la tapa, un hombre se incorpora dentro del bahúl sobresaltándote. Es un hombre robusto, de aproximadamente unos 1.90m de altura. Lleva puesto un viejo uniforme militar, el cual, junto a la insulsa expresión de su rostro, le da un aspecto hosco e inquietante. Calculas que ronda los 40 años.

Sin mediar palabra el hombre sale del baúl, clavando su fría mirada en ti, para luego mirar a su alrededor en busca de algo, algo que parece no encontrar, dirigiéndose bruscamente hacia la salida de la habitación.

En cuanto Donna abre la puerta para ir en busca de Juárez, podéis ver a un hombre en el pasillo, el cual frena brúscamente ante vosotros mirando dentro de la habitación, pasando un rápido vistazo tanto a vosotros, como a la niña del violín, inmóvil en su silla.

Es un hombre robusto, de aproximadamente unos 1.90m de altura. Lleva puesto un viejo uniforme militar, el cual, junto a la insulsa expresión de su rostro, le da un aspecto hosco e inquietante. Calculas que ronda los 40 años.

Escucháis que alguien sube por las escaleras, y veis cómo el hombre se vuelve hacia ellas, sin cambiar en ningún momento la dura expresión de su rostro.

Cuando te encaminas hacia las escaleras parece que el ruido ha cesado, o al menos ahora mismo no se escuchan aquellos golpes contínuos de hace tan solo unos segundos. Subes las escaleras, en busca del origen de esos golpes, y te encuentras a un hombre en el pasillo, en pie, frente al dormitorio principal. El hombre se vuelve y te mira.

Es un hombre robusto, de aproximadamente unos 1.90m de altura. Lleva puesto un viejo uniforme militar, el cual, junto a la insulsa expresión de su rostro, le da un aspecto hosco e inquietante. Calculas que ronda los 40 años.

El hombre, clava su fría mirada en ti, para luego volver a mirar hacia el interior de la habitación sin decir ni una sola palabra.

Juárez se sorprende ante la actitud de la persona que sale del Bahúl. ¿Señor se encuentra bien? Umm.. lo que menos me esperaba es encontrarme a un señor y menos aún la reacción que esta teniendo.

Al ver que el hombre no le presta atención y se dirige a la puerta sale detras de el sin soltar el hierro de la mano izquierda. Una vez se encuentra a la distancia suficiente le pone la mano derecha en el hombro para detenerlo un momento. ¿Se encuentra bien?

- ¡Cierra la puerta! ¡Donna! ¡Cierra eso! - Susurré mientras señalaba la puerta.

Ese hombre... ese robot...

Eso lo que sea...

¡Esto es una casa de locos!

- Ahora no podemos, vámonos de aquí mientras podamos. Cierra esa puerta... ¡y ven conmigo! -

Donna cerró la puerta brúscamente, cosa que no pareció gustarle a Bors, pues éste volvió a fijar su atención en la habitación. Sin pensarlo dos veces asestó una patada contra la puerta abriéndola de nuevo y clavando su mirada en Jack y Donna.

Morton miró al hombre de arriba a abajo pero no se detuvo, continuó andando hacia la habitación que el militar acababa de patear. Observó una vez más al hombre, más de cerca, y se encogió de hombros.

Entró a la habitación y buscó al resto.

—¿Qué pasa aquí? —dijo frunciendo el ceño.

- ¿A mí me preguntas, Morton? - Dijo el policia mientras señalaba a lo que apareció en la puerta. - ¿Eso que demonios es? Donna le cerró la puerta en la cara, macho, y la cosa esa abrió la puerta de una patada... ¿qué me preguntas a mí? Pregúntale a esa cosa. -

¿Qué cojones era eso?

No estaba entre los rehenes ni entre nosotros, ni entre los presos...

¿Qué está pasando en esta casa?

Una vez más miró al militar.

—Será otro de los juguetes del viejo —dijo muy convencido—. Vamos, abajo nos esperan. El viejo nos explicará quien es nuestro amigo.

Acabadas las palabras caminó de nuevo a la puerta y se quedó delante del militar observándole detenidamente. De arriba a abajo.

—El viejo es un genio —pensó.

- ¿Dónde está Juarez? Estaba mirando una serie de ruidos en algún sitio. ¿Lo has visto? - Preguntó el policia.

¿El viejo es un genio?

No.

El viejo está loco.

Juárez se queda parado pensando un momento. Ummm... esta claro que el hombre no esta bien, es decir no atiende, parece que busca algo. Normal, yo estaria igual si me hubiesen encerrado dentro de un bahúl.

Cuando se da cuenta, el hombre al que intentaba calmar ya no esta con el sino que ha salido al pasillo, momento en el cual el expresidario sale en su busqueda.

¡Señor, calmese... podemos ayudarle!

Escucháis a Updike gritar desde abajo:

- ¡Morton, Juárez! ¿Estáis bien por ahí arriba? ¡Digan algo!

Intrusos - murmuró Bors, y al instante echó sus manos al cuello de Morton apretando con fuerza.

El inesperado movimiento de Bors cogió a Morton por sorpresa. Ahora frente a frente, podía ver su rostro más de cerca, su semblante continuaba siendo el mismo de hace unos instantes, no mostraba ningún cambio que reflejase algún tipo de sentimiento en ese momento, era totalmente inexpresivo.

Jack no supo que pasó por su mente.

En un momento quería que el hombre apretara el cuello de Morton...

Pero sólo fueron unos segundos.

En la mente del policia solo había una cosa en ese momento... la ley.

Nadie podía quitarle la vida a nadie, y menos mientras él siga estando por allí.

El policia sacó fuerzas de flaqueza y salió corriendo hacia Bors, el hombre o lo que demonios fuera eso.

Agachó la cabeza, recordando cuando jugaba al futbol americano, y adelantó un hombro para darle el mayor placaje de su vida a esa cosa.

- ¡Aaaaaaaaaarg! - Gritó cuando la punzada de dolor en su espalda empezó de nuevo al correr.

Morton agarró con fuerza las manos que Bors apretaba contra su cuello y pronto tiró fuertemente de ella hasta separarlas lo suficiente para poder mover un poco la cabeza, lo suficiente como para cargar esta sobre la de Bors propinando un fuerte cabezazo sobre él.

—¡Maldito hijo de perra! —gritó Morton con animo a que Updike le oyera desde abajo.