Partida Rol por web

A pesar de lo corpulento que era aquel hombre, y de que la situación le hubiese cogido por sorpresa, Morton reaccionó rápido y logró separar las manos que oprimían su cuello con más facilidad de la que esperaba. Jack no dudó en aprovechar este momento para lanzarse contra el hombre uniformado derribándolo con un perfecto placaje, resultado de sus años de experiencia con el futbol americano.

Como pudo, Jack se mantuvo sobre Bors tratando de contenerle, a pesar de sentir nuevamente ese dolor punzante en su riñón, nada lo suficientemente doloroso como para no permitirle cumplir con su deber.

Juárez al ver como le hace el placaje Jack a Bors reacciona, ya que se habia quedado bloqueado durante 5 segundos intentando comprender que estaba pasando por la cabeza de esa persona, tiempo suficiente para que el secuestrado intente ahogar a su compañero de fuga.

Juárez se abalanza sobre Bors una vez este se encuentra en el suelo para intentar inutilizarlo más aún.

¿Morton te encuentras bien? comenta preocupado ¿Y tu Jack?

Donna trae las sabanas de la cama para atarlo. ¡Rapido!

- Yo estoy bien, bueno, dolorido pero bien. ¡Tú, no te muevas! - Le dijo a Bors.

Mierda.

Creo que me he dislocado el hombro.

Ahora lo que faltaba, vamos.

- ¿Está bien Morton? -

Subes al piso superior y te dirijes a la habitación principal que es de donde proceden los ruidos. Apenas alcanzas la puerta te encuentras una escena algo inesperada.

Puedes ver a Jack y Juárez tumbados encima de un hombre tratando de inmovilizarlo ante la mirada de Morton y Donna. El hombre es bastante robusto, calculas que mide al rededor de 1.90m. Lo que más te llama la atención de este hombre, es que lleva puesto un viejo uniforme militar, el cual, junto a la insulsa expresión de su rostro, le da un aspecto hosco e inquietante. Tendrá unos 40 años, y a pesar de verse apresado por ambos hombres, su rostro no parece reflejar ningún tipo de sentimiento en aquel momento, no sabes qué puede estar pasando por su cabeza.

Jack y Juárez continúan sobre aquel tipo, tratando de inmovilizarle, cuando Updike aparece por la puerta de la habitación contemplando la escena. A pesar de que el hombre uniformado está apresado bajo Jack y Juárez, éste continúa moviéndose tratando de librarse de ellos. Aún así, no parece inmutarse dada la situación, pues su rostro continúa exactamente igual de inexpresivo que hace unos segundos, una sensación bastante inquietante.

         Me he frenado en seco en la entrada. “Después de todo, mi hipótesis sobre Morton era una estupidez”, tengo aún tiempo para pensar.

   -¡Tened cuidado! ¡Esa cosa no es humana! –grito. –¡Intentad apartaros, voy a dispararle!

Subes tras Uder, Ella y Updike. Una vez arriba os dirigís aprisa a la habitación principal donde véis a Updike, aún en el pasillo, apuntando con la pistola hacia dentro de la habitación.

Dentro puedes ver a Jack y Juárez tumbados encima de un hombre tratando de inmovilizarlo ante la mirada de Morton y Donna. El hombre es bastante robusto, calculas que mide al rededor de 1.90m. Lo que más te llama la atención de este hombre, es que lleva puesto un viejo uniforme militar, el cual, junto a la insulsa expresión de su rostro, le da un aspecto hosco e inquietante. Tendrá unos 40 años, y a pesar de verse apresado por ambos hombres, su rostro no parece reflejar ningún tipo de sentimiento en aquel momento, no sabes qué puede estar pasando por su cabeza.

Subes, tan a prisa como tu viejo cuerpo te lo permite, al piso superior, nervioso, temiéndote lo peor. Te diriges a la habitación principal donde ves a Updike apuntando hacia dentro de la misma.

Al acercarte, ves a Jack y Juárez tumbados encima de Bors, tratan de inmovilizarlo ante la mirada de Morton y Donna. A pesar de su cuerpo robusto y sus casi 2 metros, parece que por el momento lo están consiguiendo, aunque sabes que Bors no se rendirá tan fácilmente, no es de esos...  Hacía tiempo que no le veías, continuaba con aquel viejo uniforme militar con el que le habías encerrado en el bahúl, su severa expresión te traía viejos recuerdos, recuerdos nada agradables... su aspecto continuaba igual de hosco que hacía años.

Updike continua apuntando a Bors:

-¡Tened cuidado! ¡Esa cosa no es humana! –grita. –¡Intentad apartaros, voy a dispararle!

Morton se apartó. Le importaba bien poco lo que le pasara al militar que había intentado ahogarle. Le miró un instante con una ruda expresión y luego la mirada se dirigió a Updike ladeando la cabeza indicando la indiferencia al efecto del disparo que proponía.

—¿De donde ha salido este? —le preguntó a Juárez.

Juárez intenta hacer fuerza para ayudar a inmovilizar en el suelo a aquel hombre tan extraño.

Se encontraba encerrado en un bahúl en el desván, con la de cosas raras que hemos visto en estas horas pensaba que era alguien que estaba pidiendo ayuda.

¡Por favor! dadnos algo pa atarlo.

-¡Dispararle no funcionará, insensato! -Dice Uder interponiendo su cuerpecillo ajado en mitad de su línea de visión- Lo que no está vivo no puede matarse. No debieron sacarle jamás de ese maldito arcón.

-Usted -le dijo a Updike-, usted es su jefe. Dígales que se vayan, váyanse todos de esta habitación, váyanse de mi casa. Yo puedo reducirle, pero necesito que se lleven a mi mujer de aquí. Váyanse todos ahora.

-¡Maldita sea! ¿No tiene un botón para desactivarse o algo así?- Decía Picahielos detrás del viejo. Mantenía una distancia prudencial con la criatura con la porra en ristre, por si esta se escapaba e intentaba herirle. Aunque si el viejo decía que las balas no le hacían mucho daño poco esperaba hacer con la porra.

  Titubeo. Algo me dice que el viejo tiene razón, que la respuesta para Picahielos será negativa, que las balas jamás podrán deshacer un punto neurálgico del muñeco, que éste continuará avanzando hasta que el cargador se vacíe y entonces ya será demasiado tarde para huir. Levanto la barbilla y resoplo exasperado:

  -Oh, está bien, está bien. Usted gana, jodido viejo. ¿Quiere que nos marchemos? ¡Pues nos iremos! ¡Salid todos de aquí! Morton, Juárez, ayudad a Spundie.

  Sin dejar de apuntar a la cosa, me aparto para que puedan ir pasando.

-¡¿Que?! ¿Estás loco? Si Juarez y Morton lo sueltan esa cosa nos destrozará. Hay que atarlo con algo y darle de palos hasta que deje de moverse.- Dijo adelantándose rápidamente y dándole un buen porrazo en la cara al supersoviet que retenían sus dos compañeros de fuga. Y siguió dándole frenéticamente como poseído por una fuerza demoníaca, fuerza que no era sino su propio miedo y desesperación.

Morton se acercó al viejo. No le había visto llegar pero ahí estaba. Le miraba con agresividad, con rudeza, como queriendo mostrarle la última cara que iba a ver en su vida.

—No quiero trucos, viejo. Ya le hemos tumbado una vez y lo volveremos a hacer así que más vale que no nos la juegues. No nos vamos a ir de esta casa hasta que amanezca, así que vayase acostumbrando.

Acto seguido levantó la mirada y miró a Updike.

—Te espero abajo.

- Leyner, tranquilo. ¡Tranquilo! - Dijo Jack sin dejar de presionar al hombre contra el suelo, con una llave de judo. - Updike, creo que es hora que os vayáis todos de aquí y dejéis a la familia tranquila y en paz. Ya está amaneciendo y tienes mi arma y mi porra electrica. Déja ya a esta familia en paz. -

Desde el suelo, Jack miró a Uder.

- Caballero, si sabe como desactivarlo, por favor, hágalo, así podemos salir de aquí y dejar a su familia en paz. Por favor. -