Partida Rol por web

El rastro ha resultado fácil de seguir, uno de ellos se las apaña mejor para ocultar sus huellas pero el resto son determinantes. De momento parece que tenéis razón, se dirigen a Nurgon en línea recta, pero a este ritmo no tardaréis en alcanzarlos.

O eso pensabais. Al tercer día de persecución una lluvia intensa y pertinaz consigue borrar todas las huellas y ya de paso, calaros hasta los huesos. Pero al menos sabéis que tienen que estar cerca, las huellas eran demasiado recientes. Ahora ya no vale la pena volver al camino y esperarles en la ciudad, tendréis que seguir, aunque sea a ciegas. Lo bueno es que los furrys también deben haber visto ralentizada su marcha.

Os despertáis con las primeras luces del cuarto día. Es hora de emprender la marcha.

Como cada mañana despierto pronto, aun se nota el fresco roció y el sol apenas despunta entre los árboles. Salgo de la tienda que he extendido sobre unas ramas para que todos pudieran cobijarse. Me desprendo de la camisa y con el agua que encuentro en una roca cóncava me lavo la cara.

Observo a Elke y a Gerber. La muchacha es hermosa, aunque se agita en sueños mientras duerme. Observo como su pecho sube y baja al respirar. Agito la cabeza para borrar ideas peligrosas de mi cabeza. Tomo una rama aun húmeda por la lluvia y la sacudo para que algunas gotas les salpiquen la cara y así  despierten. Mientras se levantan comienzo a estirar y flexionar los brazos, el torso y las piernas. Siento la piel tirante en las zonas de las cicatrices pero eso es normal, estos ejercicios me ayudan a desperezarme y mantenerme en forma, ademas el esfuerzo me distrae de otros deseos y necesidades.

Tras acabar me seco con la camisa vieja y me pongo otra. Es un gesto más que otra cosa, después de días de viaje mis dos mudas huelen prácticamente igual. Busco entre el equipo algo de queso curado y una hogaza de pan grande, lo corto en tres pedazos y los reparto para desayunar. Si queremos mantener nuestra ventaja debemos localizarlos pronto antes de que se muevan de su refugio.

La verdad sea dicha que Gerber se estaba cansando un poco de dormir al aire libre- por todos dioses soy un academico no un soldado, daria mi alma por una cama y la de otro por un buen fuego en el que estar tranquilo, pero no era bueno quejarse, bueno solo un poco- se dijo asi mismo Gerber, pero de poco servia que se lo dijera asi mismo y en esta situacion valia menos, asi que solo se quedo en una queja en su cabeza.

Poco a poco Gerber empezo a despertar, aunque no con mucha gana, y vio a su compañero unos ejercicios y dijo mientras le crugia la espalda- Buenos dias, si es que se puede decir eso, esta forma de vida no es buena para mis huesos- despues de desperazarse hizo lo propio y se aseo un poco.

Cogio con gesto de agradecimiento la comida que le acerco Ashern y se dispuso a desayunar; ya solo quedaba recoger el campamento y ponerse en marcha.

Las figuras se mueven lentamente a través de la niebla. Gotas de un carmesí intenso suspensión se alzan de la tierra con un susurro. Juraría que cada una de ellas murmura un nombre. El nombre de alguien a quien conocí. Estoy rodeada de figuras que batallan. Hombres y mujeres, humanos y furrys, algunos con armadura, otros sin ella, o casi desnudos. Aunque todos están luchando contra todos, la velocidad a la que se mueven es tan lenta que parece irreal. Las manos armadas caen tan lentamente que me da tiempo a observar como los músculos de los brazos y las muñecas que las empuñan se tensan y reptan bajo la piel. Alrededor mío, el mundo se mueve a una velocidad tan exasperantemente lenta que creo que voy a perder la razón si sigo teniendo que mirar mucho tiempo.

Me llevo una mano a la cara. Necesito pensar. La bruma roja sigue alzándose de la tierra, y me cubre los ojos. Me los froto para despejarla, y cuando mi mano abandona mi mejilla, siento un tirón sobre la piel. Cuando pasa ante mis ojos, la veo. Un pegote de piel sanguinolenta, de un rojo oscuro que se vuelve rosado aquí y allá por los pedazos de músculo adheridos a él, reposa en mi palma. Sé, sin falta de palpármela, que es mi propia cara. Observo como los músculos palpitan, como si aún estuviesen pegados a mi cráneo, como si aún viviesen. Los espasmos levantan pequeñas rociadas de sangre, y poco a poco, mientras se retuercen y agitan, el rosado se va haciendo más intenso, y los movimientos más frecuentes y serpenteantes.

De pronto, lo que tengo en las manos son gusanos. Al menos una docena de ellos. Los siento morder la piel, morder los restos de mi cara, mis dedos, el dorso de la mano. El sonido rasposo y húmedo parece brotar desde justo detrás de mis tímpanos, como si tembién hubiese gusanos mordiéndome desde dentro. El sonido es cada vez más fuerte y contínuo. Suena como un torrente, como agua.

Y hubo grandes señales en el sol, la luna y las estrellas

y el desconcierto en las gentes, alimentado por el estruendo de las aguas del mar.

Recuerdo ese pasaje del Libro de las Llamas, sobre la llegada del metal estelar al mundo. Mi puño se cierra, aplastando los gusanos que aún se arrastran sobre el. Estallan con un sonido como el de olas al romper, y un líquido claro, como el agua, salta en todas las direcciones, directo hacia mí. Me golpea en la cara...

Cuando las gotas de agua tocan su cara, Elke jadea. Su cuerpo se dispara hacia arriba como si lo hubiesen accionado con un resorte, hasta que la mujer queda sentada, respirando agitadamente, con las manos sobre la cara. Su respiración se enctrecorta, y su espalda sube y baja en espasmos. Resulta difícil saber si está llorando o teniendo arcadas. Cuando finalmente su respiración se calma y levanta la vista, los ojos están hundidos en sus órbitas, pero secos. Las nuez de adán sube y baja, y las venas en su cuello palpitan. Por un instante mira a Ashren como preguntándose quien es... y al siguiente, se está poniendo en pie y cruzándose el arco sobre un hombro como si nada hubiese ocurrido.

Buenos días. Veo que soy la última en despertarme. Debo de estar volviéndome complaciente. Será mejor que me quite ese hábito rápidamente. No estamos muy lejos de nuestras presas, así que es un mal momento para reblandecerse. Hablando de eso, deberíamos desayunar y levantar el campo lo antes posible. Cuanto más nos acerquemos a Nurgon, más atención innecesaria levantará nuestra batalla con esas cosas.
 

No es como si tuvieseis otra cosa que hacer, de modo que levantáis rápidamente el campamento tras tomar un ligero refrigerio. Los caballos se encuentran descansados y con ganas de partir como os hacen saber por sus fuertes relinchos y sus amistosos saludos.

El día anterior visteis un castillo a lo lejos. Ahora, al acercaros, os percatáis de que la gigantesca estructura está completamente abandonada, cubierta de musgo y otras plantas en su mayor partes. Está todo en un estado lamentable, salvo la torre del homenaje, que parece conservar cierta integridad y orgullo.

La maleza disminuye a medida que os acercáis, los arboles son más pequeños y finalmente os halláis en una explanada cubierta de hierba, lo que antes debieron ser antiguos campos de cultivo. Vuestras sospechas se ven confirmadas cuando encontráis restos de antiguas casitas que debieron ser el hogar de campesinos.

La construcción que a primera vista parece abandonada, podría resultar un lugar perfecto para esconderse. Aunque resulte obvia, permitiría una defensa excelente y proporcionaría un refugio adecuado. Al menos deberíamos revisar para encontrar a los huidizos furrys que tal vez se escondan entre las paredes de la torre.

Una fugaz visión de una capa me pone en guardia. Tal vez nos esperen. Es muy probable. Me llevo los dedos a la mano y silbo para captar la atención de mis compañeros. Azuzo al caballo para galopar en busca de cobertura, mientras muevo la mano en círculos sobre mi cabeza. Necesitamos dispersarnos, y buscar otro modo de entrar. Ya deben tener cubiertas la entrada, y prefiero no pensar en que tengan arcos, unas simples hondas podrían resultar un grave problema.

Aquel lugar, aunque abandonado, tenia cierto encanto para Gerber, no era si sitio ideal, pero no habia que negar su encanto. 

Dejando eso de lado ese lugar era bastante bueno como para tener un campamento o esconderse de la gente, al estar abandonado la gente no pasaria por alli, por lo tanto seria un lugar mas o menos seguro, ademas era facilmente defendible. Sus sospechas se hicieron realidad cuando su compañero no silbo y se dirigio hacia otro lugar girando si mano sobre su cabeza, Gerber no era mucho del campo de batalla, pero sabia perfectamente que significaba aquel gesto y aunque no le gustara mucho es quedarse solo en una posible area enemiga, no le quedo mas remdio que hacerlo.

Asi que se dirigio en direccion contraria a su compañero para rodear el lugar.

Al rodear la fortaleza veis otras aperturas en la muralla, lugares por los que es fácil acceder al interior. También, al moveros, las figuras que antes se ocultaban se dejan ver, conscientes de que su presencia ya ha sido detectada. Hay 3 hombres armados con arco en cada lado de la muralla. Tienen las flechas preparadas, pero no han tensado aún los arcos. Parecen estar esperando vuestra reacción. Visten con capas verdes de diferentes tonalidades, aunque mayormente se decantan hacia un tono oscuro.

Mis sospechas eran correctas, aunque parecen demasiado bien armados para ser furrys comunes. Arcos y capas que se perderían fácilmente en el bosque. Observan nuestro comportamiento, por tanto no buscan atacar sin motivo. Puede que podamos acercarnos y tratar con ellos de forma pacífica, o al menos tenerlos al alcance de los cuchillos. Ambas opciones peligrosas. Supongo que no serán solo esos tres.

Decido buscar cobertura antes de llegar a la fortaleza, lo mejor sera un aproximamiento pacifico o en apariencia pacifico. Y para ello habremos de dar alguna señal. Podríamos izar una bandera blanca. Aunque el único trozo de tela blanca que tengo es mi ropa interior. Espero no tener que llegar a eso.

En el momento que aquella gente salio preparada para disparar en cuanto hicieramos un movimiento que no les gustara, Gerber se sobresalto un poco, esperaba en unos pocos segundos notar las flechas clavandose en su cuerpo, pero al ver que no era asi se relajo un poco, pero no demasiado, ya que todavia no estaban fuera de peligro.

Al ver que estaban esperando a que nosotros hicieramos el primer movimiento Gerber dijo- Buenos dias amables caballeros, venimos en son de paz, no queremos haceros daño y no buscamos violencia algunos. Me preguntaba ¿serian ustedes tan amables de franquearnos paso el interior?- esperaba sus dotes de negociacion sirvieran para algo, por lo menos aunque estuvieran vigilados podrian ver lo que habria dentro de la fortaleza, eso si aquella "amable" gente les dejaba entrar intactos.

Continuó su camino por aparte, aunque la vista de aquella edificación hacía que sus sentidos se dispararan, estando al tanto del movimiento de todo a su alrededor. Podría haber escuchado el caminar de una hormiga en una situación como esa de pasarse en frente de ella.

Aún llevaba el arco cruzado en su pecho, pero algo detuvo su paso... El brillo del acero, algo innatural en ese paisaje, con las aleaciones correctas, el peso ideal, la forma perfecta... Todo destinado a alcanzar a sus enemigos a una gran distancia, al igual que ella había hecho desde que había hecho su juramento y después de ese día...

El hierro será la manifestación de la voluntad divina y volará por los cielos a encontrar su destino...

Ashren parecía haber descubierto lo mismo que ella, así que ella tomó su arco entre sus manos y con un movimiento grácil y sutil de sus dedos, acomodó la flecha en donde debía estar, pasando suavemente la punta de madera con delicadeza por su rostro. Fue a una velocidad tal que parecía un movimiento más mecanizado que pensado. Mantuvo su arco bajo para no desencadenar un ataque todavía. Los tres arqueros estaban en posiciones ventajosas y esperaba que las palabras de Gerber surtieran un efecto positivo en aquellos que los rodeaban. Su flecha estaba lista para disparar pero aún no tensado. A pesar de eso, sus manos temblaban para no atacar. Guardó silencio y esperó la respuesta de los otros arqueros, aunque un leve hormigueo en sus dedos a causa de la plumilla, hacían que se sintiera tentada a acabar con aquellos que apuntaban sus flechas hacia ellos.

Las astas de amenazador metal descienden, pero no por intervención de Gerber, sino por el bramido de una autoritaria voz que resuena desde el patio interior de la fortaleza. Unos instantes después, tres jinetes salen de las murallas, con un sobresaliendo ligeramente del resto. A excepción de este, los otros dos portan unas formidables lanzas que parecen llevar con soltura.

El primero de ellos desciende a tierra y se acerca con tranquilidad a Gerber, mientras los otros se sitúan un poco detrás de él, con las lanzas en ristre. Ahora que esta cerca podéis ver que tiene la cara completamente vendada, hasta el punto que solo se distinguen con claridad sus ojos, de un verde algo pálido. Como si esto no bastara para resaltarlo porta una camisa azul y el bordado de una corona de flores blancas en el costado derecho.

-¿Venimos en son de paz? Se nota que vos sois extranjero, de alta cuna por lo que veo -señala los ropajes del hetroenriano con indiferencia- Mi nombre es Armand, ¿que asuntos os traen por las tierras de lady Henrriette?

Dejan de apuntarnos ¿Qué planean? He oído instrucciones. Están organizados. También tienen caballos. Pero… no son furrys. No sé si esto sea bueno. Por el momento mantendremos la tregua. No son enemigos, no deberían serlo. Me acerco al lugar donde los jinetes se reúnen con Gerber. Espero que podamos mantener una conversación, no quiero matar si no es necesario. Son demasiados y tenemos prisa para encima movernos con heridas.

El hombre que destaca como líder, lleva el rostro oculto bajo vendas ¿Querrá esconder su identidad? ¿O heridas como las mías? Sea como sea, está claro que este hombre es alguien importante. Lady Henrriette ¿Quién es? De seguro debemos conocerla, pero… no acude a mi mente quien es. Por el momento nuestra relación con los Dracul debe permanecer en secreto así que, solo me acerco y con cuidado extraigo el cartel de se busca del furry, y se lo extiendo al hombre. Mantengo una mano cerca de mis dagas, por si a pesar de todo necesitamos hacer uso de la fuerza.

Cuando las flechas bajaron y los arcos se destensaron Gerber se tranquilizo un poco, bueno solo hasta que tres jinetes salieron a su encuentro.

Gerber, habia que decirlo, estaba un tanto nervioso, les superaban en bastante numero y en posicion estrategica, asi que no hubiera derramamiento de sangre o un intento de ello.

Gerber vio como su compañero se acercaba donde él, asi que antes de responder a las preguntas del que parecia el lider espero a que Ashren estuviera cerca. Cuando su compañero extendio el cartel de se busca, Gerber espero a que el recien presentado Armand le echara un vistazo al cartel, pasados unos segundos, Gerber dijo- Mi nombre es Gerber y mi compañero responde al nombre de Ashren y la mujer de alli responde al nombre de Elke, como usted puede ver venimos en busca del criminal aqui ilustrado, y las pistas no han traido hasta aqui. No venimos en pos de hacer daño o atacar a nadie, solo estamos aqui de paso y como ya he dicho en busca de dicho criminal; ¿si no es indiscreción sabe usted si ha pasado por aqui?

Viendo que ninguno de sus compañeros nombro o siquiera señalo su relacion con los Dracul, Gerber tampoco dijo nada al respecto, solo faltaba que tuvieran algo en su contra para avivar la situacion, tampoco tenia muy claro quien era la tal lady Henrriette, pero para no sonar descortes no pregunto nada el respecto de dicha mujer. 

Solo esperaba que aquella gente no fuera violenta y no pasara de unas meras sospechas y nada mas.

Elke no destensaba la cuerda, aunque aún no alzaba su arco, pero cuando menciona a una mujer extraña, no puede evitar pensar que han dado con un terreno de alguien importante.

Terratenientes caprichosos, pomposos en busca de tierra constantemente, recelosos de ser saqueados pero incapaces de defenderse por sí mismos.

El odio emanaba de su piel, haciendo que sus músculo se tensionaran y más cuando Gerber mencionó su nombre. Ella no tenía pensado dar su nombre y lo tenía que hacer el bocazas. Afortunadamente, había servido en ocasiones porque de no ser así, tendría una de sus flechas en el entrecejo.

Lady Henrriette... Una mujer importante que parece guardar algo de mucho valor para necesitar de tanta seguridad, sin duda. - Desconocemos a Lady Henrriette. Nuestros asuntos se limitan a buscar al sujeto de aquel cartel - su tono era tosco como siempre y mientras termina de hablar, mira por última vez a todos quienes estaban observándolos. Al asegurarse de que no hay ningún signo de hostilidad, se dispone a retirar la flecha y cruzar su arco nuevamente en su pecho.