Partida Rol por web

La elección de arma del erudito me deja con bastantes interrogantes. Una daga es un arma confiable, rápida y manejable, en manos expertas un arma más letal que una espada; aunque también suele ser la elección de aquellos  legos en el manejo de armas. Todo se verá.

Las instrucciones que Bathory nos ofrece a la hora de buscar al esclavo huido resultaran útiles para empezar a buscar. Así como el sello de los Dracul nos garantizara la cooperación que pudiésemos requerir. Tomo el pergamino, enrollándolo para guardarlo junto al cartel de recompensa y el dibujo de la marca^*1.

A continuación al silbido de nuestra anfitriona, un trio de pencos se aproxima. Tanto Elke como yo recibimos un semental, y Gerber una yegua ligera. Miro al animal con cierta desconfianza. Desde la muerte de Elias, no he vuelto a tener un jamelgo. Al menos da la impresión de estar bien entrenado. Recupero una expresión adusta, que suavizo cuando miro a Bathory para tomar las riendas. Procuro mantenerme decidido con el animal.

Cuando la muchacha rubia comienza a hablar y realiza sus peticiones, de las que deduzco que debe ser una experta tiradora. Aunque su elección de armas, y venenos me preocupa; se nos pidió tratar de capturarlos con vida. No sé qué cosa sea la llamaviva, pero suena igualmente peligroso. Desde luego es una mujer peligrosa.

Si, bonita, agresiva y peligrosa; una combinación que debería evitar. El problema es que estará viajando contigo durante mucho tiempo.  Una vocecilla burlona resuena en mi cabeza, mientras observo a ambas mujeres. De nuevo, mi mente se pierde en fantasías y recuerdos inapropiados. Agito la cabeza tratando de librarme de ellos con el éxito acostumbrado. Las mujeres hermosas serán mi perdición.

Suspirando, me acerco, mientras busco en mi faltriquera uno de los pequeños frascos con veneno. Suerte de etiquetas, espero que el dibujo sea los suficientemente claro^*2. Le acerco el pequeño frasco de vidrio grueso, a Bathory; Es difícil encontrar tratantes con venenos paralizantes y seria una suerte hacerme con algún frasco mas.

Gerber inclino la cabeza a modo de agradecimiento por la daga; al parecer a todos les parecia algo extraño su peticion, aunque poco le importaba, nunca estaba de mas tener algo con lo que defenderse y si podian ser dos mucho mejor, asi que guardo la daga con la que ya tenia, ya pensaria donde poder esconderla por sus ropajes para que en caso de ser capturados no la encontraran.

Cuando la anfitriona silbo y se acercaron los caballos Gerber se dio cuenta de que a el le habia tocado una yegua algo menuda, pero parecia mas rapida que los demas. Asi que cuando empezo a tocarle con el hocico, Gerber le acaricio el menton de manera cariñosa, espero que nos llevemos bien, le susurro al oido a la yegua. Al parecer que le dieran esa yegua era por lo de la noche anterior, pero le era indiferente uno que otro, es mas posiblemente hubiera escogido el mismo a la yegua por su aspecto veloz, en de que les tendieran alguna emboscada seria el primero en salir de alli cuanto antes.

Gerber se quedo algo perplejo cuando Elke hizo su pedido, cuando empezo a pedir las diferentes flechas que queria Gerber se sorprendia cada vez mas; el creia que el mercenario era el mas peligroso, pero visto lo visto habra que tener cuidado con aquella dama, viendo su conocimiento de venenos y demas habria que ser cauto y tener cuidado con lo que se decia delante de ella.   

Escucha atentamente vuestras peticiones, especialmente la de Ashren, al que le dirige una breve sonrisa antes de responder:

-Me temo que en este castillo no encontraréis venenos de ninguna clase, mi estimado padre es muy estricto en el tema de las peleas justas, incluso aunque se trate de esas criaturas sin una pizca de honor-no añade nada más, pero notáis su disconformidad en ese aspecto-pero no creo que tengáis problema con eso. Al fin y al cabo tenéis a Gerber Flamel, reconocido como el mejor alquimista de todo Hetroen, seguro que él puede prepararos ese tipo de mezclas.

Gerber Flamel. Resulta imposible no conocer ese nombre, a pesar de dedicarse a una ciencia nacida hace cosa de no muchos años. Es sabida su buena relación con el rey de Hetroen, así como los rumores de que ha desarrollado un arma capaz de arrasar ciudades enteras.

La sonrisa de la mujer me lleva de regreso a la noche anterior. Estoy tan cerca de nuevo, tendrá ese perfume de lirios y rosas silvestres.  Ojala no hubiera soldados, aunque la presencia de la muchacha de pelo rubio tampoco sería de ayuda. Sacudo levemente la cabeza, es mejor que mantenga la cabeza en este asunto. Le devuelvo la sonrisa que me dirige.

Sus palabras revelan nueva información acerca del sujeto con aspecto de erudito. Gerber Flamel, incluso yo he escuchado historias, rumores. Si diese crédito a la mitad de lo que he oído acerca de este tipo, la mitad de Ethar estaría consumido por las llamas. ¿Cuál es entonces su interés en todo esto?

Observo a mis compañeros en rápidos vistazos. Una tiradora que utiliza flechas y venenos mortales y un afamado alquimista con inclinaciones destructivas. La posibilidad de atrapar a los objetivos con vida se aleja, mientras que el riesgo de sufrir algún percance se me hace mayor. Me encojo de hombros. Será cuestión de mantenerlos vigilados hasta que los conozca mejor, entonces decidiré si tomar medidas más contundentes.

Le entrego el vial al alquimista, supongo que sería capaz de fabricar venenos para la ocasión. Ahora solo resta esperar para ver cómo se desenvuelve durante la caza.

Me paro un momento a pensar en lo que dijo Bathory. Honor, el honor no es nada. Una forma que tienen los poderosos de hacerse sentir mejor, de darse más importancia. Honor, un lastre en combate; prefiero asegurar mi victoria, vivir un día mas, que arriesgarlo todo por un ideal hipócrita. ¿Porque debe ganar el mejor? Utilizare cualquier arma, cualquier medio a mi alcance.

Entonces ¿Por qué? ¿Cuál es el motivo de nuestra presencia aquí? Los Dracul tienen poder suficiente para perseguir y capturar con éxito a unos pocos fugitivos, incluso fuera de sus fronteras. Es obvio que nosotros utilizaremos cualquier medio para lograrlo, algo que el noble desaprueba. ¿Qué está pasando aquí? 

Ya con todo preparado y esperando para salir, Gerber escucho como la anfitriona decia su nombre y su oficio en voz alta. 

Se quedo un poco en shock, sabia que era conocido por la gente, tambien las historias que contaban de él, por eso ni iba diciendo su nombre a cualquiera no lo iba pregonando a voz en grito. Esto era lo que me faltaba- se dijo asi mismo, si ya habia cierta desconfianza con el grupo, ahora habia aumentado gracias a aquella mujer; pero bueno el mal ya estaba echo y no habia razon para negarlo ni de discutir, asi que dijo- Si esta en mi mano hare lo que pueda- cogio el vial que le dio el mercenario y miro la etiqueta que tenia y mirandola detenidamente se imagino que seria algun veneno paralizante, el problema era los ingredientes del veneno, asi que le dijo al mercenario- ¿Quieres alguno en particular o te vale cualquier veneno paralizante?-  sabia que aquel tipo era mudo, pero alguna manera tendria de comunicarse con los demas, asi que espero la respuesta del hombre.

En cuanto al veneno de la mujer, casualmente tenia un vial con el veneno que habia citado, pero estaba en duda si en darselo o no, todavia no confiaba lo suficiente en ellos como para ir repartiendo venenos mortales asi como asi; asi que no dijo nada de ese veneno todavia. 

Con la pregunte del Alquimista, abandono mis ensoñaciones. Creo que alguna vez me dijeron que mezcla usaba, pero no la recuerdo. Así que me encojo de hombros y niego con la cabeza. Ante su proposición acerca del veneno, sonrío divertido; elegir. Ni que yo tuviera suficiente conocimiento para discutir con él.  De modo que para hacerme entender señalo la etiqueta, y asiento.

Dado que es posible que no me entienda, aguardo su respuesta. Este tipo acabara resultando útil de forma sustancial, si es capaz de hacer sus preparados durante el viaje. Además, un experto como él de seguro podrá fabricar antídotos. Teniendo en cuenta que tratar de atraparlos vivos fue una de las peticiones, imagino que haremos uso de ello.

Unos pocos preparativos más y pronto os veis montados encima de vuestros corceles, que parecen emocionarse cuando se dan cuenta de que van a salir de la fortaleza. A una orden de Bathory, las puertas se abren y os dejan paso franco para salir de la fortaleza. Por suerte para todos, en esta ocasión el viento sopla en otra dirección y no trae el repulsivo olor de los cadáveres.

Nada mas os ata a este lugar, de modo que partís prestos con la ultima imagen de Bathory sonriéndoos.