Partida Rol por web

El gris oscuro invade los cielos, cubriendo con su lúgubre manto el astro rey. Aun habiendo pasado la tormenta todavía se oyen truenos lejanos, intercalados con algún que otro rayo que ilumina brevemente los canales de agua. Han pasado varios días desde que abandonaste la ciudad de Var y parece que has despistado a tus perseguidores…pues es casi seguro de que el señor Wonder Bra habrá mandado algunos hombres detrás de ti.

La huida ha sido fácil…pero sobrevivir en las tierras de Hetroen es otra cosa. Hasta el momento has podido apañarte bastante bien en relación a la comida, sin embargo la búsqueda de refugio es otro cantar. No te ha quedado otra que dormir al raso en muchas ocasiones y las lluvias que llevan asolando la región son inclementes.

Si la cosa sigue así, podrías ser pasto de enfermedades en poco tiempo, de hecho ya empiezas a sentirte un poco débil. Las opciones son escasas; arriesgarse a seguir con tu viaje o detenerte en algún sitio hasta recuperarte…o incluso quedarte permanentemente. Tu magnifico olfato te permite detectar la presencia de un pueblo no muy lejos, acompañado de un fuerte aroma a sal. 

Con todo en contra y a sabiendas que debia abandonar la ciudad por el bien de Sourrille me movi por las callejuelas, alcantarillas y casas francas de Rerum Natura hasta escapar de la ciudad a traves de un salvoconducto desde casa de Jeans.

Sin embargo la marcha no estaba siendo facil, no pasaba hambre, pero tampoco estaba bien alimentado. Su cuerpo pedia descanso, su mente justicia, su corazon pedia venganza, su espiritu libertad. Cada paso hacia que sus patas ardieran, debido a las inclemencias del tiempo pronto comenzo a sentir calambres en una pata trasera, pero no podia parar.

La diosa le envió una señal, el rastro de un pueblo marino, su hocico estaba algo tapado por agua, pero pudo encontrar dicho rastro.

Latente como un virus, con la tenacidad de un parasito, volveria junto con Rerum Natura a Ion dispuesto a luchar.

Unos pocos minutos bastan para divisar el pueblo encajonado en una bahía, que parece bastante placido y tranquilo desde la lejanía. Ahora que lo ves, mas que una aldea es una pequeña ciudad, con varias plazas y un numero considerable de casas que presentan los techos y colores típicos de Hetroen. Un sitio prospero, pero que no podrá ser llamado ciudad hasta que posea una muralla.

Acercándote, ves que el camino que sale de allí se encuentra bastante transitado, por gentes que sin duda alguna son comerciantes y que portan voluminosas carretas que bueyes y caballos se esfuerzan por ir llevando, con el acicate ocasional de un látigo o unas ordenes firmes. Desde el aire te llega el olor de la cerámica, de las pieles, de los perfumes y otros desconocidos. 

Pero no es ahí donde te conduce tu estomago. Tu aguda nariz te guía entre las desconocidas calles, evitando los callejones sin salida y encontrando el camino mas corto hasta que por fin llegas a un sitio repleto de comida; el puerto. Decenas de personas agolpándose para ver llegar y partir a los barcos, marineros que acuden a las tabernas cercanas a saciar su apetito de comida autentica, chiquillos correteando y jugando, toda una algarabía a la que no estás del todo acostumbrado. Ion puede ser la capital, pero los puertos es donde se desarrolla mayor tumulto.

Te das cuenta de que no parece que nadie se fije en ti. Es extraño, tu color siempre ha llamado la atención pero en estos momentos no notas ninguna mirada sobre ti, como si solo fueras una de las tantas rocas del camino. Y lo mas importante de todo, hay muchos puestos de comida y de muchos tipos donde conseguir un bocado...

Su estomago hizo un llamamiento a su cabeza, definitivamente tenia que comenzar a alimentarse si queria sobrevivir, ademas, nueva ciudad, nuevos aliados, pudiera ser que Rerum Natura tuviera algun operativo, buscaria mas tarde.

Primeramente hecho un vistazo al puerto, habia vendedores de todo tipo, pero sus ojos buscaron a los "pelados" que no se fiaban de los furries para vender.

Los pelados serian una presa facil, si...

Te acercas a un puesto donde un hombre ligeramente orondo y de rostro colorado vende carne de cabrito a los transeúntes y mercaderes que pasan. No parece demasiado atento de su mercancía y su volumen hará mas difícil que te persiga en caso de que las cosas vayan mal…y por otra parte el parece totalmente absorto en su objetivo de conseguir clientes.

Me acerco con cuidado poniendo cuidado extremo en que nadie le vea agarrando el trozo de suculento cabrito, daba gracias por su poder de banalidad que la Diosa habia tenido a bien de concederle, le estaria siempre agradecido, una vez se retira a un lugar apartado para comer eleva una plegaria por la comida, sin poder evitarlo siente una punzada de culpabilidad, la guerra contra los humanos era abierta por parte de Rerum Natura, aunque lo cierto es que no podian matar humanos, aunque su cuerpo ardia en deseos era voluntad de la Diosa que asi fuera.

Terminando su plegaria dio las gracias y engulló con ganas el trozo de cabrito notando como poco a poco la energia volvia con el.

-Vaya, eso ha estado muy bien chico,-oyes una voz detrás tuya y al girarte puedes ver a un furry perro que te observa, una mirada sin malicia ni reproche. Sin acercarse más sigue hablando-no he podido verte hasta el ultimo segundo y creéme, tengo una vista muy aguda-se ríe levemente-No hace falta que disimules ante mí, se que eres un feral.

Morik termina de comerse el trozo de carne culpable de que la comisura de sus labios se encuentre roja como el venado recien cazado. Lentamente desaparece de sus fauces tragado con cierto toque de voracidad.

- Perdona que no te siente a mi mesa, pero llevaba unos cuantos dias de ayuno y no por cumplir un voto precisamente.

Se relame ya algo mas satisfecho, se lleva una zarpa a algo de sangre que le queda en la boca y procurando usar solo la zarpa manchada hace un dibujo en la pared, a primera vista no parece nada de relevancia, aunque en el fondo si la tenga.

- Ahora si me disculpas.

Hace un asentimiento de cabeza y coge marcha para ir a rastrear la ciudad en busca de un cobijo lo mas seguro posible.

Al ver el símbolo, los ojos del furry se entrecierran y se queda pensativo apenas un instante. Después, con una agilidad sobrehumana sale corriendo y ejecuta un salto mortal hacia adelante, cayendo delante tuya y bloqueándote el camino. Donde antes había entusiasmo en su mirada ahora hay seriedad extrema, pero sigue sin mostrarse hostil. Se agacha y te mira fijamente a los ojos:

-Tengo que hablar contigo en privado. Entenderé que no quieras confiar en mí, pero espero poder darte motivos para lo contrario más tarde.

Morik se sienta sobre sus cuartos traseros y mira a aquel que le cierra el paso. En una ciudad extraña no era bueno comenzar haciendose enemigos asi que simplemente le mira.

- Bueno estamos en un callejon apartado, no creo que nadie nos vea o nos oiga, asi que te escucho.

Se le queda mirando sin inmutarse, tantos años siendo el mejor en lo suyo le habian conferido la capacidad de no ser facil de amedrentarse ante nadie, lo que no quiere decir que no reconociera que habia gente muy buena cada uno en sus campos.

Mira en derredor mientras al mismo tiempo sus orejas tratan de captar cualquier ruido sospechoso. Estando tan cerca puedes ver que es bastante joven, no un benjamín pero seguro que no pasa de la veintena. Por el tono de su pelaje y sus ojos azules seguro que muchas mujeres lo consideran apuesto.

-Está bien-dice con un susurro-hablaremos ahora. Pero primero...-con rápidos trazos, dibuja la marca complementaria en el suelo-me gustaría saber como has llegado hasta aquí.

Morik ve el otro simbolo y entrecierra los ojos mirando al perro con suspicacia.

- Vengo de Var... estoy de paso.

No era mentira, no era verdad, pero acababa de conocer a aquel joven, aunque supiera el simbolo secreto no habia dado pruebas de nada.

Alza una ceja como extrañeza-¿De veras? Y en ese caso, ¿donde está tu amo? No he conocido jamas a un feral que sea libre y no creo que tu vayas a ser diferente-lanza un suspiro de exasperación-escucha, entiendo que no quieras decírmelo, todos tenemos en nuestro pasado cosas que no queremos rememorar. No me importa lo que fueras, solo te pido que me dejes ayudarte como miembro de rerum Natura. ¿O prefieres seguir robando en las calles?

Morik le miro fijamente.

- Uno, no te he mentido, dos no, no tengo intenciones de pasarme el tiempo que este aqui robando, es mas si pudierais prestarme ayuda os lo agradeceria mucho. Simplemente soy la pareja de Sourrille, supongo que la conoceras, me iban a matar el dia que hui de Var.

Se calla un segundo antes de soltar una carcajada-Eres un feral muy raro, aunque para ser sincero no he conocido a muchos...buenos, ninguno antes que tu-se levanta-hay muchas cosas que quiero contarte, acompañame y hablaremos mas cómodos en mi barco-dice mirando al cielo, donde se estan formando unos nubarrones que no tienen buena pinta.

Morik olisqueo el cielo oteando el temporal.

- Disculpa... pero no le tengo un gran aprecio a los barcos... si hubiera otra posibilidad.

No le asustaba en demasia el mar, pero si era un ser de tierra preferia quedarse en ella. Aunque se mojara un poco, total, un poco mas o menos.

Te mira, exasperado-Esta bien, en ese caso iremos a una taberna...¿o también tienes algo en contra de ellas?-comenta burlonamente-no está muy lejos, sígueme.

Con la soltura de quien esta a costumbrado a realizar algo todos los dias, se mueve entre las estrechas callejuelas esquivando a la gente y aparentemente tomando el camino mas corto hasta su destino. Unos minutos de paseo y os detenéis enfrente de una puerta desvencijada que reza "La ola inquieta" y tras la cual se escucha un buen alboroto, con mucha música y palabrotas. Flota en el aire el olor a cerveza en grandes cantidades, así como otras bebidas alcoholicas.

A pesar de la agilidad de Alan, Morik pudo seguirle el paso sin mayores dificultades que las de un cuerpo que necesiaba descanso.

Pronto llegaron a aquella taberna dentro de la cual nada mas vio volar un trozo de pescado volando directo frente a el a la cara de otro parroquiano de la misma, sin casi inmutarse sigue a Alan a dentro de aquella cueva.

El interior de la taberna está oscuro, pues la luz que se filtra a través de los vidrios no es suficiente. Unas velas en las mesas ayudan a disipar la penumbra, pero en cualquier caso quedan muchos recovecos oscuros que son ideales para ocultarse de miradas indiscretas. Ahora entiendes perfectamente la elección de este local, dado que la clientela y el dueño no son gente que inspire confianza precisamente.

-¿Hay algo que quieras pedir?-grita Alan para hacerse oír por encima del barullo.

Con un porte digno de un aristocrata aunque bien oculto gracias a su banalidad y a los tres dedos de suciedad que llevaba sobre el pelaje le contesta a Alan.

- El hambre ha cesado, aunque aun me queda para recuperarme, cualquier cosa estara bien.

Mira a todos lados, borrachos, jugadores... ¿putas? Claro, como no, aunque en la taberna habia una gran variedad de clientela y no solo furry o humana.