Partida Rol por web

Ezio miro a los presentes y decido tomar la palabra. -El Gremio de asesinos siempre sirvió al Lord de la casa, sea quien sea el mismo.- Comenzó diciendo. -No tomaremos partida en la designación del soberano.-

Fue turno del maestre Teo de hablar
-El Lord me dijo que escribiera esa nota para Ragnar.- Comenzó diciendo el joven prodigio. -Sin embargo también hubo un juicio y tuve que modificar los documentos de herencia así como archivar los informes de dicho proceso que fue certificado por la firma y el sello del Lord.- El hombre guardo silencio unos segundos y volvió a tomar la palabra. -Oficialmente la señora de la casa el Constance y está en ella tomar como cierto el papel de Ragnar.

Todos miraron a Alvar que como líder del gremio de Espías tenía también el derecho a voto.

Ragnar se había quedado perplejo, pero también la furia comenzaba a invadir su cuerpo. Parecía que nadie confiaba en él, ni siquiera los que habían sido tutores suyos, ni siquiera el maestre que había redactado la misiva, ni su propia madre. En ese momento tendría que haber hecho entrar a sus hombres, degollar a Tuomas, descuartizar al pequeño traidor y, posiblemente aunque aún no había emitido juicio, a Álvar colgarlo de un árbol.

No, todos esos pensamientos funestos no eran suyos. No era él un hombre así, aunque sí recordaría este momento hasta el fin de sus días. Antes siquiera que Álvar hablara, Ragnar se levantó y miró, mientras hablaba, a cada uno de ellos.

-Madre... es inaudito para mí que realmente creas que pueda haber sido un traidor. Es más, Padre se había arrepentido de su dictamen y ni siquiera así me crees. Pesará en tu conciencia, no en la mía, cuando venga el Padre a enjuiciar tus acciones ante tu propio hijo y sangre- le dijo a su progenitora, para luego mirar a Ser Tuomas -Lamento mucho que no tenga tu apoyo, siempre creí que podría contar contigo contra viento y marea. Aprendí muchas cosas de ti, como de mi padre, por lo que me sorprende que puedas creer que yo haya sido un traidor con todo lo que me conocías. Lamento también que no creas que mi Padre me perdonó, por algo que no hice, y que por esa misma razón estoy aquí en este momento y no camino al Muro- luego se dirigió a Ezio -Entiendo su postura, y no le recrimino nada realmente, no es algo que sea necesario para usted decidir a quién servir, mientras haya alguien a quien hacerlo- le dedicó una leve reverencia, después de todo, era un hombre que respetaba aún ante los métodos poco ortodoxos con los que operaba...

Se detuvo un momento a mirar a Teo, pero no perdió el tiempo para volver a hablar.

-Maestre, así como se modificaron los documentos una vez, se puede volver a hacer. Usted es el primer testigo de que mi Padre se había arrepentido, y posiblemente haya sido de las últimas personas en verlo con vida, cuestión que aún no se ha clarificado para mí... ¿de qué murió? ¿En qué circunstancias?- había algo de tristeza en su tono, había sido su padre después de todo -Y con esto no lo acuso, sino que me gustaría saber cómo murió mi padre, al que sus últimas palabras dirigidas a mí fueron a través de un papel, escrito por otro, y con un perdón que ni mi familia ni mis allegados dan credibilidad-

Finalmente su mirada se posó sobre el Jefe de espías, Álvar, el que lo había "delatado".

-Álvar, a pesar de que a través de tu obrar mi Padre me enjuició, sé que estabas haciendo tu trabajo y hasta agradezco tu imparcialidad ante una situación así. Lamento mucho más que en dicho trabajo te hayas equivocado tanto, culpando a un inocente que intentaba ayudar a su propia familia, como siempre lo hizo, desde que era un jovencito, pasando por La Batalla del Cuervo, y terminando en el Torneo de Harrenhal- el espía había sido un testigo principal de aquella noche de acero y sangre.

-Lady Constance- dijo ahora encarando a su hermana -Dado que mi familia y mis sirvientes no me dan el apoyo que creía tener, me pongo en tus manos y aceptaré tu dictamen como si de nuestro propio padre se tratara.- 

Constance podía percibir no sólo el dolor, sino también el enojo en su hermano. Podría estar segura que de tener sus "Alas" estaría decapitando a cada uno de los "traidores".

Escuche a Lady Tyanna en silencio como a mi hermana. Si fuera por mi me iria a unirme nuevamente a las tropas del Pez Negro, pero de momento quedarme aqui .....debia quedarme aqui.

Mire a Constance con una mirada fria y penetrante-Cuente conmigo para lo que necesite...Lord?-respondi tratando de no faltarle el respeto.

Como maestro del gremio de Espías también tendría que dar mi opinión y mi voto aunque parecía que podría darla hacia el final y escuchar a los demás tranquilo. Me pregunte como habría tomado Constance el enterarse que era el mejor espía de los Nightwing y no un simple artista, como ella me había conocido.

Los oí a todos y cada uno de los integrantes de la reunión. Tenían sus razones y no me quedaba más que aceptarlas, aunque el maestre me había sorprendido un poco. Mi mirada fue siguiendo a cada uno de los oradores hasta que todos fijaron las suyas en mi. Me levante para hablar...

Ragnar se adelantó. Comenzó su propio discurso, interminable y lleno de indignación. El acusado acusador, solo y sin apoyo alguno. Se me cruzo por la cabeza que tal vez estaba apostando por el caballo perdedor, y además que tratara mis actos como una "gran equivocación" casi me hace saltar y arrodillarme frente a Constance, pero no.

-Primero que nada Ser Ragnar, yo no he cometido ninguna equivocación. Si de verdad quería ayudar a su familia debería haber acudido al Maestro de Espías a la hora de espiar, no reclutar a sus propios informantes y conspirar, con intenciones ocultas o no, contra sangre de su sangre.- Mi voz salió mucho más tensa de lo normal, el enojo se había dejado ver un poco más de lo que me hubiera gustado por culpa de mi orgullo. -Pero dicho esto, mi Gremio le dará su apoyo al "único hijo varón" de Lord Owen. Para bien o para mal, estos son tiempos de guerra y se necesita un comandante respetado y probado. Nuestro señor, que ahora descansa en la gracia de los Siete, lo perdono así como quiso perdonar a sus otras dos hijas.- Mi mirada fue hacia Constance mientras seguía hablando ahora con más energía y vehemencia en mi discurso. -Pues si, sus hijas también fueron castigadas y perdonadas por el Lord, incluso si se fugaron del otro lado del mar con un hombre de dudosa reputación tras haber envenenado a su leal y devoto protector, que dicho sea de paso esta en esta misma sala.-

Tome una pausa de unos segundos para que todos asimilaran mis palabras mientras yo examinaba sus rostros, viendo sus reacciones a mis palabras, evaluando su impacto en todos ellos. Aclare mi garganta...

-Ya dicho todo esto, quiero aclarar mejor mi postura. El Gremio de Espías apoyara a Ragnar, como fue la voluntad final de Lord Owen Nightwing a menos que Lady Tyanna decida hacerse caso de estas tierras, en cuyo caso tendrá mi apoyo.- Esta vez mis ojos hicieron una escapada de menos de un segundo hacia la viuda que dirigía la reunión. -Si se decide otra cosa, el gremio evaluara sus "próximas acciones".-

La amenaza era evidente. La casa tenía más chances con Ragnar al frente y estaba seguro de poder ganarme su confianza con el tiempo. Ahora solo quedaba ver que deparaba el destino para esta reunión... Me había jugada una apuesta grande, tal vez demasiado.

Ragnar quedó algo sorprendido ante el discurso del Jefe de todos los espías de su Casa. Por más que no estuviera del todo de acuerdo con lo que había dicho, no podía estarlo más con que lo apoyara como el único hijo varón de su padre.

Apenas le dedicó una leve inclinación de cabeza, apenas perceptible, pero debía agradecerle de antemano. Ese sería un hombre en el que podría confiar una vez estuviera en el trono de Rocacuervo, y si no fuera así, podría hacerlo de todas maneras.

Constance tenía la última palabra, más allá de su madre, ya que con aquella orden antes de morir, ella estaba a cargo de la Casa.

Volvió a mirar a su hermana, con toda la intensidad de sus ojos. No con reproche. No con envidia. No con rencor. Sino con una honda tristeza y dolor de que ella tuviera que llevar a cabo dicha decisión trascendental para la familia.

La pelirroja escuchaba a uno y a otro, no podìa creer que estuviera sucediendo aquello; no se suponìa que su padre se hubiera muerto tan pronto, no era un hombre viejo y ahora, tenìa que decidir entre cumplir la voluntad de su padre y dejar a su hermano fuera o lo contrario. Mirò a Àlvar, sin duda tenerlo en contra era mejor porque al menos ya sabìa quièn podìa ser su enemigo dentro de la casa, su hermana evidentemente estaba renuente pero ella estaba convencida de que con una charla a solas podian cambiar aquello. Las voces se alzaban por el salòn casi todas a favor pero la mayorìa en contra y ademàs, sentìa que la decisiòn habìa sido tomada y no por ella. Se volviò a mirar a Mèrida y negò con la cabeza.

-No tienes que llamarme lord, tù eres mi hermana.

Luego mirò a su madre y se arrodillò delante de ella.

-Madre, no seàis tan dura con Ragnar, os lo suplico... Realmente padre lo perdonò y nosotros, todos nosotros debemos hacer lo mismo y olvidar aquel incidente por el bien de nuestra familia, de toda.

Se volviò entonces a los señores que eran representantes y amigos o bueno, quizàs no tanto.

-Està muy bien, señor de los espìas, que hayàis decidido estar a favor de mi hermano..., lo que no sè es si acaso lo que vos hicisteis os sea perdonado por èl.

Bajò la mirada entonces, se puso en pie y puso ambas manos en la mesa, sopesando lo que iba a hacer. Su cuerpo estaba ahì pero su mente no podìa apartarse del problema que tenìa encima, se pasò ambas manos por el rostro, demoràndose en los ojos y luego caminò hasta Ragnar. Tomò sus manos con cariño, sentìa la mirada de todos en ella, la de Bastian tambièn y supo que tenìa que hacer aquello.

-Tengo que cumplir la voluntad de padre pero no te vayas, te pido que me ayudes a hacer esto... No me dejes sola en esto, por favor.

Con ojos suplicantes esperò que èl dijera que si pero era demasiado orgulloso y ella lo sabìa mejor que nadie.

...y como un cristal ya astillado... estalló en mil pedazos.

Ahora tú...

Los ojos de Ragnar estaban envueltos en llamas. Hasta su hermana se había puesto en su contra, y ahora le pedía consejo. Al legítimo Lord. Al único hijo varón de Lord Owen Nightwing. Al único entrenado desde siempre para ser el que dirigiera la Casa. Y ahora su hermana no sólo le arrebataba su posición por una estúpida misiva de un alcohólico, sino que además quería que la ayudara a dirigir un puesto que no le pertenecía.

Tardó unos segundos en responder. Simplemente no podía hacerlo. ¿Qué tenía que hacer? ¿Quedarse y asumir que su hermana dirigiera la Casa? ¿Irse y que cuando los ejércitos de la Casa se enfrentaran contra un digno enemigo cayeran derrotadas? No, no podía hacer eso. No podía hacerle eso al legado de su padre, por destruido que estuviera ese legado. Tenía que llevar adelante la Casa. Tenía que hacerlo, era su destino.

Retiró fría pero suavemente las manos de su hermana y la miró a los ojos con una llama casi consumida por la tristeza, el dolor y la traición.

-Hermana, me quedaré sólo si me devuelves "Alas Negras", legada por nuestro padre, para blandirla contra los enemigos de nuestra Casa. Además, liberarás a mi familia para que permanezca bajo mi custodia. También quiero que acepte que el Jefe de Espías continúe con sus labores, aunque sea respondiendo a mí, si otra cosa le fuera inconveniente a éste. Sólo así me quedaré a su lado.- respondió Ragnar en tono bajo.

No caerá alguien más por mi culpa... si me quedo, Álvar también, el único que parece que me seguiría junto a mis hombres...

Constance se quedó de una pieza, le dolia haber hecho aquello pero más le dolía la manera en que él la trataba. Porque por mucho que ambos disimularan, ella sabía que aquello era el fin de algo que tenían, la habían orillado a aceptar algo que no quería y que parecía ser lo peor que había hecho, peor aún que haberse marchado.

Las palabras de Ragnar podían doler pero más dolían las acciones de él porque evidentemente no era capaz de ver en ella a alguien capaz y responsable y no lo culpaba, la única persona que quería que la quisiera, ahora estaba decepcionada de ella. Ladeó la cabeza y respiró profundo llevándose las manos al faldón de su vestido.

-Nunca le habría hecho nada a vuestra familia y siempre he sabido que alas negras es vuestra... En cuanto a este...

Miró a Álvar con todo el odio del que era capaz aquella pequeña pelirroja que sentía que a pesar de que algunos la apoyaban, los importantes como Mérida y él no lo hacían. ¿Para qué quería ella el poder? ¿Para qué cumplir con su padre cuando no tenía nada? Recordó algo que su querida amiga le había enseñado, el dolor no tenía que ser eterno.

-Podéis quedaroslo y también podéis quedaros el nombre y la casa... Prefiero eso a ver vuestros ojos con ese reclamo por algo que no pedí, algo que no estaba en mis planes y algo que quise hacer por las buenas...

Aunque lloraba, sus palabras no estaban desbordadas.

-Lo peor es ver que ni siquiera confiasteis en mí... Confiáis más en ese espía, pues bien, ahora lo tenéis todo.

Se apartó de él, no esperó a Mérida, ni a su madre, ni siquiera a Bastian y salió del despacho porque no tenía nada que hacer ahí.

Ragnar se quedó en silencio, sorprendido ante la reacción de su hermana. Había querido mostrarle en carne viva lo que había sentido cuando ella aceptó el cargo, hacerle doler un poco al menos con las condiciones que ponía, y como resultado de eso obtenía lo que había querido. Era una victoria... ¿pero a costa de qué? Culpa...

Ragnar vio cómo Constance se retiraba como un torbellino de la sala, y el silencio reinó. Ahora el Lord era él. En pleno derecho. Y ninguno de aquellos disidentes podía decir nada al respecto. ¿Por qué no sentía la dicha que tendría que sentir? No había muerto sólo su padre. Para él había muerto también su madre, su castellano... y posiblemente su hermana. Aunque a ésta quería salvar. No quería que muriera irremediablemente. No después de ese último acto de amor que había hecho. Culpa...

Por un momento volvieron los pensamientos funestos que se le habían cruzado cuando su hermana le quitó lo que le pertenecía. Y sintió culpa. Pero ahora no podía dejar la sala. Tenía que tomar lo que Constance había dejado. Tenía que poner orden. Luego podría hablar con ella...

-Maestre, ya ha escuchado a Lady Constance. Redacte lo que tenga que redactar o queme lo que tenga que quemar- le dijo con voz sombría para luego dirigirse al por ahora castellano -¿Ser Tuomas? ¿Aún sigue con intenciones de dejar su cargo?-

Miró a su madre con una mirada que nunca había visto ésta, pero no le dijo nada. Miró a Álvar y se acercó a él.

-Gracias por tu incondicional apoyo, será recordado- le dijo y luego agregó en un leve susurro acercándose aún más -Tenemos mucho por delante... haz pasar a mis hombres. Nadie sale de esta sala.-

No había mucho más que hacer, por lo que se dirigió lentamente hacia el Trono de la Casa, mirando fijamente a Bastian.

-Puedes sentarte junto a mi madre...- le dijo en tono neutro para que cuando éste bajara, se sentara en el lugar que le correspondía como el único hijo varón de Lord Owen.

-Quiero saber qué sucedió con mi padre- dijo mirando a los demás...

Para sus próximas palabras necesitaba que Álvar hiciera lo que le había pedido.

La situación se había vuelto bastante tensa en solo unos minutos. Palabras salieron de las bocas de los dos hermanos, pero al final, la apuesta rindió sus frutos. No pude evitar que una leve sonrisa aflorara a mis labios, muy bien disimulada entre la barba y su rápida desaparición.

"Parece que aposte al ganador... Esto rendirá frutos si juego con calma."

Después de todo, no tenía el menor deseo de ver a Ser Bastian, un desconocido total, en el trono de los Nightwing. Si el y Constance hubieran quedado a cargo de seguro que hubiera perdido todos los beneficios que Lord Owen me había garantizado a mi y a mi gremio.

Cuando Ragnar se me acerco, solo asentí con un gesto adusto y respondí en voz baja. -Si milord.- Y enseguida fui a cumplir sus órdenes. 

-No, no serviré a un sucio conspirador.- Dijo Tuomas y se puso de pie. -Y ten por seguro que la mayoría de tu ejercito se irá con migo, ellos son hombres de bien, honorables hasta la medula y nunca servirán a una sabandija que conspiro contra su padre.
 Tuomas se levanto de la mesa cuando Ragnar dio la orden de que entrara su gente. -Le aconsejo que no impida que me retire si es que no quiere contar con una guardia bastante reducida.-
Llevo la mano al pomo de la empuñadura demostrando así que no tenía miedo en usar su espada si era necesario.

"La gente con honor siempre quiere morir joven..."

Como respuesta a la poco sutil amenaza del caballero, volví a pararme para hablarle y mostrarle que mis manos también se apoyaban en las dos empuñaduras de mis armas cortas. Una sonrisa verdaderamente perturbadora se asomo en mis labios. 

-¿Y que harás?¿Forzar a los soldados a abandonar sus hogares con sus familias a cuestas para alimentar en época de guerra?¿Arrastrarlos a una agonía en vida hasta que alguno de los lejanos señores en guerra los tome en su cuidado?¿Convertirlos en mercenarios? No os hacía tan cruel Ser Toumas... Además, hay muchos métodos para convencer a los hombres. Desde sobornos a extorsiones llegando comunes amenazas, y créeme que soy muy capaz de todo eso y más. Os recomiendo que relajes tus músculos y te calmes-

Me encogí de hombros para finalizar el cuento. Era muy probable que el hombre se llevara parte de los hombres de armas con él, pero también era muy cierto que no tenía las de ganar en esta mesa.

-Tome asiento, Ser Tuomas, no vamos a derramar sangre en un momento así- le dijo el ahora Lord con voz tranquila mientras con un gesto les daba a sus hombres la orden de esperar, aunque ninguna que significara apartarse de la puerta -No querría tener que ordenar que lo maten, ni tampoco querría ver cómo usted combate con mis hombres. Como le dije antes, yo no he conspirado en ningún momento en contra de mi padre, y me gustaría poder aclarárselo una vez estemos más calmados. ¿Me podría permitir conversar con usted mañana por la mañana? Luego de esa charla le prometo que no le acarrearé más problemas si usted desea retirarse de mis tierras, así como también aceptaré una disculpa por las palabras que ha dicho en este momento, que bien podrían ameritar unos azotes al menos. De todas formas, no puedo permitir que intente llevarse a ningún hombre con usted, como bien sabe y se lo ha recalcado Álvar, son tiempos de guerra y cada hombre cuenta, inclusive usted.-

La Guardia Negra estaba lista para actuar, sus manos tensas en los pomos de las espadas esperaban una seña para desenvainar y enfrentarse al castellano. Ninguno en la sala quería ver derramamiento de sangre, y mucho menos sabiendo lo buen luchador que era Ser Tuomas. Tampoco eran malos combatientes, pero la experiencia que atesoraba el caballero le daba cierta ventaja tal vez. Cosa que Ragnar no quería probar. Prefería conservar con vida a la mayor cantidad de hombres fieles a su lado...

¿Y se supone que te tenga que contestar a ti sabandija?- Contesto el Castellano al jefe de Espías. -Tú mismo acusaste a Ragnar de traidor, tú declaraste en su contra y aun así apoyaste su regreso. ¿Cuánto costo tu lealtad? ¿Por cuantos dragones de oro te vendiste? Tuomas sujeto con más fuerza  la espada se notaba que estaba muy nervioso y en cualquier momento podría estallar y causar una desgracia.

-Los hombres pueden servir en la casa de mi hermano Lord Hosma Norcross. Allí podrán conservar su honor cosa que aquí no podrán. Por último, mugroso espía, le aconsejo que no me desafíe que he matado a hombres más peligrosos que usted.-

Luego miro a Ragnar que también le había hablado. -Máteme si así lo quiere, yo le aseguro que junto a mi cadáver yacerán muchos de sus perros falderos, máteme y demuestre que no tiene una pizca de honor ni respeto a la etiqueta, desde el infierno esperare tranquilo a ver como mi hermano lo envía a mi encuentro. No conversare con usted, no tengo nada que conversar. Estoy en mi derecho de retirarme de mis servicios en el momento en que yo lo quiera así que le recomiendo que retire a sus hombres de la puerta y me deje partir de esta tierra de carroñeros.

-Gracias a los Siete, Álvar no se ha vendido y ha demostrado ser muy leal a la Casa. Se ha dado cuenta que mi padre me había perdonado, aunque haya sido algo de lo cual no soy culpable- respondió Ragnar -Y por supuesto que estoy en mi derecho de matarlo, aunque no me gustaría hacerlo, ya que ha insultado repetidas veces a mi persona, como así también a mis servidores y a mis antepasados al insultar a las tierras que lo han acogido tanto tiempo. Lamento mucho que vaya a terminar así esto, porque me hubiese gustado que se quedara liderando las tropas de Stonecrow, así como seguir entrenando a tantos hombres... así como ha hecho conmigo-

Hizo un leve silencio durante el cual la tensión no sólo se podía palpar, sino también ver. La Guardia Negra estaba preparada y todos en la sala sabían que podía haber un derramamiento de sangre, pero el Lord no quería eso.

-Se nota que todo esto lo ha perturbado en demasía, ya que no debería hablarle así ni a un Lord enemigo en su propio hogar. ¿Qué cree que hubiera pasado si le hubiera hablado así a mi padre? Por supuesto que está en su poder retirarse cuando quiera, pero no así insultar e increpar como si eso no tuviera consecuencias. El mismísimo Rey no podría insultarme en mis propias tierras, y hay muchos testigos aquí de que lo ha hecho sin provocación alguna. Vamos, Ser Tuomas, que no corra la sangre, hay un solo final para usted en un enfrentamiento así. Entregue sus armas y aténgase a las consecuencias de haber hablado de más como un buen caballero. Yo mismo, aún sin ser culpable, me dejé conducir ante mi padre cuando podría haber intentado derramar la sangre de mis propios hombres para escapar, y aún así no me entregué sin luchar. ¿Levantaría su espada contra los hombres que ha liderado? Con una disculpa y aceptando hablar conmigo podríamos olvidar todo esto.-

-Di lo que quieras Ser, pero tu sabes más que la mayoría de mi lealtad. ¿Dinero? Lord Owen me recompenso con muchísimo más del que nunca fuere a gastar, además del lugar de consejero que ahora ocupo. Mientras que tu sacabas raíces y vigilabas piedras y aire yo recibía ordenes de importancia para nuestro señor. Además, es la primera vez que vuestra honorable persona se queja de mis servicios, pero bien que os habéis quedado callado antes cuando esta casa se ha asegurado buenas cosas de sus gremios menos visibles...-

En el momento que desenfundara la espada era hombre muerto. Si lograba que me atacara a mi, la noticia correría por todo el castillo en instantes. Habría muerto por atacar a un consejero en la reunión. Sin él, los soldados no tendrían líder que les ofreciera escape y Ragnar podría ganarse su lealtad con el tiempo.

-Claro, la familia Norcross los recibirá. Aunque el viaje sera realmente difícil. Obviamente abandonaran estas tierras sin las armas, armaduras, caballos y pertrechos que pertenecen a la casa Nightwing. ¿Cuanto doraran todos esos hombres, mujeres y niños en el camino con nada más que lo puesto? Los tiempos de guerra son los peores para hacer un viaje desarmado y con la familia a cuestas.-

Negué con la cabeza en un gesto de resignación y con una cara de falsa lástima que casi parecía una burla.

-No será tanto el camino que tenga que recorrer, solo tengo que llegar a Vado Cenizas allí se congregan todos los hombres del dominio y por supuesto mi hermano también.- Dijo a Alvar sin sacar la mano de la empuñadura.

Tuomas había ignorado el resto de las cosas que habían dicho, era por todos sabido la lealtad que él le profesaba a su Amigo Owen y era por todos sabido que jamás le hubiera hablado así.

-Si hay o no derramamiento de sangre dependerá de lo que decidas hacer Ragnar. Yo saldré de esta sala y me conduciré a mis aposentos para preparar mi salida, si uno de tus hombres se interpone en ese camino entonces lo matare. Esta es tu primera decisión como Lord, veamos que tan bien lo haces.- Dijo y comenzó a caminar para la puerta con paso firme y decidido.

Ragnar se levantó con los ojos llameantes.

-Tuomas, quedas arrestado por sedición e insultos repetidos ante tu Lord en mis propias tierras, insultando a familiares y sirvientes- dijo Ragnar -Si sacas tu espada mis hombres tendrán que usar la fuerza y esa es una decisión que te compete a tí, como caballeros bajo la luz de los Siete, ninguno quiere que corra sangre innecesariamente. Está mi madre presente, Lady Mérida... ¿quieres que vean cómo mueres y matas por tu orgullo? No será una buena memoria la que quede de tí...-

Ragnar mismo dio un paso al frente con el hacha de batalla ya descolgada y tomada firmemente de su mano. No era Alas Negras, pero era una buena arma.

-Ser Bastian, si quiere pertenecer a esta Casa, demuéstrelo y reciba la espada de Ser Tuomas- le dijo a su cuñado sin mirarlo.

No hacía falta decirle a Ser Daeron y a Ezio que debían estar listos. Tampoco a Lady Miluda que debía alejar a su madre. Ni que el Maestre Teo debía alejarse junto a su madre.

Estaba todo dicho. La Guardia desenvainó por las órdenes del Lord y aún bloqueaban la salida de la habitación. Si Tuomas desenvainaba, tendrían la excusa para atacar. Álvar sería lo suficientemente rápido como para asestar el primer golpe si fuese necesario, ya había visto lo rápido que era con sus hojas cortas.