Partida Rol por web

Una nota en un pergamino fue entregada al Jefe de los Espías y al heredero de la casa Nigthwing.

"Los espero en la taberna, a la hora del Lobo" Decía la nota entregada y daba la sensación de que la reunión era de gran importancia

Ragnar se había colocado apenas una armadura de cuero debajo de la camisa negra con algunos bordados en rojo. Llevaba una capa negra como la noche, sin distintivo, y con una capucha del mismo color que le ocultaba al completo su agraciado rostro. En el cinto llevaba dos hachas de mano, armas que cualquiera hubiera pensado que eran la elección de un campesino o leñador, pero que en las manos de Ragnar podían ser mortíferas, por lo que las había mandado a hacer expresamente: una tenía en la hoja, la semejanza de un pico de cuervo, mientras que la otra tenía simplemente algunos grabados haciendo alusión al Guerrero, que guía el brazo del noble caballero.

El heredero se dirigió al lugar de reunión un poco antes a la hora convenida, sin saber si ya estaría presente Ronald, o si llegaba antes de él. Cuando entró a la taberna, se dio cuenta que había llegado antes, por lo que tomó asiento en un rincón de la sala común y pidió una jarra de cerveza. Su vista estaba clavada en la puerta de entrada, por la cual pronto llegaría su tío...

¿Qué querrá? ¿Por qué no en el Castillo?

"Oscuro y enigmático... esto no suena para nada a Ronald así que algo grave será."

Solo armas cortas, ropas sueltas para esconderlas, capa de viajero con capucha casi obligada en las tierras de las tormentas y por fin, la flauta de hueso. Partí hacia la taberna, donde era conocido habitual pues la bebida era mi pasión (o perdición según como se mirase) y donde además pasaba mucho de mi tiempo manejando mi "negocio" de sombras y secretos.

Llegue a horario justo pero no divise a nadie. Me quite la capucha y me dirigí a un rincón donde, ya pedida cerveza, me puse a recordar melodías tristes con el instrumento, como de costumbre trayendo nostalgia al ambiente mientras esperaba a mi interlocutor.

Y Ragnar vió entrar a Álvar... ¿qué hacía él aquí? ¿Lo habría convocado Ronald también? Había dos formas de averiguarlo: esperar a que apareciera Ronald, o acercarse al espía, que por su flauta de hueso, no podía ser otro más que él.

Qué curioso que un espía tenga un hábito tan poco sutil... aunque hay que admitir que es bueno.

Decidió acercarse. Después de todo, si eso era una trampa o algo así, mejor era que Álvar estuviera atento...

Se levantó de su asiento, del otro lado de la sala, y con la jarra en la mano se sentó junto a él, con la espalda contra la pared, de la misma forma que el espía.

-Álvar... qué bueno encontrarte por aquí- dijo el joven por debajo de la capucha, que a esa distancia, no era obstáculo alguno para el espía -¿Qué haces aquí?- preguntó amablemente para luego dar un largo sorbo de la cerveza.

Es aguada... pero algo es algo. De todas formas, no soy mi padre...

Apenas si iba por la introducción de la melodía cuando vi acercarse al joven heredero. Una mala coincidencia... ¿Pero lo era?

La nota del pergamino decía "Los espero en la taberna a la hora del Lobo." Claramente iba a haber más de un convocado a esta reunión y tal vez el joven caballero fuera uno; después de todo era el sobrino de Ronald.

-Ah Ser Ragnar, siempre puede encontrarme aquí con una jarra de cerveza y mi flauta, entreteniendo un poco a los parroquianos, como buen músico que soy.- Después de todo, yo casi todos los días me dejaba caer en el establecimiento. -Me llama la atención que usted se la este pasando por aquí, en vez de en el castillo mucho más tranquilo a esta hora.-

-Que no te sea tan raro, Álvar, cada tanto vengo a la taberna... es bueno estar en contacto con el pueblo, nadie más que tú debería saberlo- respondió Ragnar tranquilamente mientras continuaba con su vigilancia de la puerta.

-¿Puedo acompañarte? Tengo una reunión ahora, pero parece que se ha retrasado...- conté.

No había por qué ocultarle la reunión, después de todo, era un sirviente fiel de la casa, ¿o no? Más allá de eso, podía resultar curioso que justo estuviera él, llegando a la hora del lobo, a la taberna. ¿No tenía mejores cosas que hacer? ¿Y si el otro, o uno de los otros, fuera Álvar? No cabía descartar la posibilidad, pero no sería él el que lo dijera, más allá de su evidente reunión.

-Por favor mi señor, siéntase libre de tomar asiento donde sea, aunque no le prometo que vaya a ser buena compañía pues solo soy un pobre artista.- Dije con una cálida sonrisa, digna del más común de los campesinos. -Conque una reunión a la hora del lobo verdad... Espero no sea una dama mi señor, Lady Elaena se pondría de lo más triste.- Dije con una sonrisa socarrona que se perdió enseguida entre la barba oscura y la capucha. Si el chico sabía algo, ahora me iba a enterar.

-No te preocupes Álvar, no te detengas por mí- respondió Ragnar ante la humilde respuesta del espía, que claramente era por pura etiqueta.

Pero cuando mencionó la hora del lobo... Ragnar achinó los ojos como si así fuera a poder ver las intenciones de Álvar. Pero era una clara alusión de la nota.

-¡Oh no! Sería incapaz...- respondió con risa en el tono y mirándolo a los ojos -Me voy a encontrar con Ronald, mi tío... y creo que tú también lo harás, ¿no es cierto? Justo llegaste a la famosa hora del lobo, y ahora la mencionas... parece que eras tú el otro... ¿sabes si hay alguien más convocado? ¿Lo viste a mi tío?

En ese momento se acomodó en la silla, apoyando las piernas en una silla cercana, vacía, y cruzó las manos sobre el estómago.

-Al menos convocó a un músico para que el que llegara temprano no se aburriera- agregó bromeando Ragnar.

Bien parecía que ya eramos dos, pero dudaba que fuéramos a ser tres. -Si hay alguien más por venir no lo se Ser; y a su tío aún no lo he visto, pero su impedimento físico le suele hacer llegar tarde así que tal vez debamos ser indulgentes a la hora de esperar.- La cojera del Nightwing era sabida por todos, pero no parecía ser muy molesta para su dueño, más allá de que lo hacia llegar con retraso a muchos lados.

-Si no lo aburro con estas tristes notas me sentiré satisfecho mi señor.- Enseguida lleve la flauta a mis labios y continue con la corta y melancólica canción que se había interrumpido antes.

Ragnar asintió en silencio, para luego disfrutar de la melodía que el espía estaba entonando en su peculiar instrumento. Aprovechó para pensar en los sucesos que se estaban desenvolviendo en su vida. Su esposa, antes una alianza sin igual, ahora era una piedra en el camino. El joven cerró los ojos por un momento y el rostro de Eleana apareció ante él.

Tendría que haber pensado mejor las cosas su padre. Él hubiera tomado una decisión totalmente distinta, aunque también sabía que no era fácil la encrucijada a donde la Casa Nightwing se había metido.

Ahora tendremos que ver cómo sigue todo... por suerte el padre de Eleana no combatirá, sino sería muy doloroso tener que decirle que lo habíamos vencido en combate. Tendré que hablar pronto con ella, no puedo dejarla en la ignorancia... se merece saber, por más que su casa sea una enemiga nuestra en este momento. La Guerra terminará eventualmente y estará protegida cuando venzamos al rebelde.

Se hacía tarde. El suspenso no era de su agrado, ni tampoco el de ninguno en los tiempos tumultosos que corrían... ni en los brutales que se avecinaban. De todas las cosas que Ronald despreciaba, su cojera era la peor. Siempre debía prever el tiempo para llegar temprano... y aún así, siempre llegaba tarde. A veces, su guarda personal se adelantaba demasiado y debían esperarlo. Recordaba con mucha nostalgia su juventud, cuando su cuerpo le permitía cazar, bailar en las fiestas, luchar personalmente en la batalla y complacer a su amada en el lecho sin problemas... Ah, su amada esposa...

"Demasiado maduro... demasiado solo..."

Llegó, por fin a la taberna, con su capa negra, sin divisa, y con su antigua maza escondida entre sus ropas anchas. Una capucha que ocultaba sus rasgos, para ser otra sombra en la noche los dominios de la casa. Entonces los vio: en una misma mesa estaban Álvar y su sobrino. Se acercó a la barra y pidió al cantinero la sala privada que había pedido que prepararan. Mientras aguardaba a que le informaran que la sala estuviera lista, pidió una cerveza y les hizo un gesto a sus invitados para que lo siguieran a esa habitación.

Cuando estuvieron solos, se sentó en una mesa y les dijo:

-Quizás aún no imaginan el motivo por el que están aquí, en un lugar privado, hablando conmigo. Y la razón es que, en esta guerra, no ganaremos si peleamos como mi hermano quiere hacerlo- dijo, y miró a Ragnar. -No importa cuántos hombres matemos, ni cuantos nobles mueran por un Rey o por un rebelde con mucho valor, como ya sabemos que Robert es. Debemos ser más astutos que nuestro Señor, para que la familia no pueda perder- miró a Álvar con una mirada cómplice-. Si queremos salir triunfantes, debemos ganar con los rebeldes o con el Rey.

Miró a ambos, y esperó la reacción de ambos, para concluir diciendo:

-Señores: solo ganaremos esta guerra si estamos con el bando ganador. Robert tiene gran valor y fuerza. El Rey nos favorecerá si estamos de su lado. Debemos combatir de manera que la casa pierda lo menos posible. Y para eso, debemos actuar con astucia, sigilo -dijo, mirando a Álvar- y bravura.- dijo mirando a Ragnar -. Si aceptan, no podremos echarnos atrás. Por lo que quiero que respondan con seguridad. ¿Están dispuestos?

Esto si no lo hubiera esperado ni en un millón de años. Ronald, el comerciante era ahora Ronald el confabulador, el maestro de traiciones. No pude evitar sonreír ampliamente bajo la capucha. Casi me sentía un novato acudiendo a su primera reunión secreta. Sentía como la adrenalina y la emoción crecían en mi pecho como hace años que no pasaba.

"Es bueno que algo te haga salir de la rutina de espionaje y sangre."

Comencé a hablar pero no pude evitar que parte de la sonrisa siguiera presente en mis labios. -Creo que esta tomando por poco a su hermano mi señor. La casa Nightwing tiene tantos soldados como tres casas comunes y a algunos de los mejores comandantes que se conocen en estas tierras tan tormentosas.- Dije señalando con mi mano derecha al joven caballero, que ya había probado su valía en combates reales. -Pero suponiendo que me interesare estar en el bando ganador de esta pelea, y así es, ¿Que es lo que se trae entre manos señor Roland Nightwing? Porque me temo que yo no responderé nada más hasta no saber sus planes.-

No pensaba arriesgar ni un milímetro del cuello hasta no saber que tenía planeado en esa cabeza suya el rengo hermano de Owen y si Ragnar era inteligente, pensaría igual que yo.

Lo primero que le sorprendió, fue que Ronald hubiera alquilado un lugar privado para ellos. Claramente no era un tema cualquiera. Ragnar asintió con la cabeza mientras se levantaba de su asiento y seguía a su rengueante tío.

Pero nunca se hubiera imaginado lo que se traía entre manos. Nunca. No sólo era traicionar al Lord, sino que además era el hermano de Ronald y el padre de Ragnar. Se acababa de arriesgar mucho al contarles algo así a justamente su sobrino y al jefe de espías de la Casa.

Se había quedado en silencio durante todo el monólogo. Miraba con atención a su tío. Esa faceta no la conocía. Siempre había pensado que seguiría a su hermano hasta el séptimo infierno, pero parecía que no era tan así. Y en cierta forma lo agradecía...

Ragnar no coincidía con su padre acerca del modo de llevar adelante la campaña bélica que se iría a llevar a cabo, pero tampoco se le cruzaba traicionarlo. En sí, Ronald no había mostrado nada que fuera traición, pero el hecho de hacerlo a estas horas en una taberna en privado, eso le indicaba que no era del todo benigna la movida. Y así como el espía se había lavado las manos, él haría lo mismo.

-Tío, coincido más de lo que crees en lo que dices y así como todos, quiero estar en el bando ganador cueste lo que cueste...- dejó un espacio para que las palabras calaran hondo en su querido tío -pero así como ha expresado Álvar, para tomar una decisión debería primero saber más sobre lo que has pensado al respecto, ya que para reunirnos a estas horas, debes haber pensado algo para llevar a cabo, ¿no es cierto?

Ronald vio que respondían a la propuesta con el interés y entusiasmo que esperaba de aquellos dos; y con la cautela que urgía la cuestión.

-Paciencia- dijo-. Lo primero que debemos hacer es ser pacientes. Esta guerra no ha comenzado a la luz del sol. Aun no ha comenzado la parte terrorífica de la guerra: sólo se han convocado banderizos, declarado lealtades, elaborado estrategias sobre la nada misma. Se está luchando la mascarada de la guerra. Y en esa mascarada, seguiremos siendo fieles a nuestro Señor.- aguardó un breve instante, para mojar su garganta con la cerveza que estaba bebiendo.- Nuestra victoria residirá en mostrarnos leales al bando ganador. Si es el Rey Targaryen quien comienza a ganar la guerra sangrienta que se avecina, continuaremos con el plan; siendo fieles a Owen. Si vemos que la rebelión comienza a vencer, nos abriremos muy cautelosamente de nuestro Señor y de la Corona; incluso ayudando a la rebelión y, los dioses nuevos y los antiguos no lo permitan, dar el golpe cuando sea necesario.

Aguardó un instante antes de cerrar su idea. Después de todo, a él también se le ponían los pelos de punta.

-No traicionaremos a nadie de no ser necesario. La casa es lo que debe prevalecer ante todo. Somos la tormenta...- dijo, bebiendo otro trago de cerveza...- Por eso es que pensé en ustedes: Ragnar, tu tienes buenas relaciones con el bando rebelde. Conoces a los Baratheon, y a varios de las casas que les son fieles. Yo estaré cerca de mi hermano, quien ya ha comenzado a forjar alianzas con las casas que banderizan a la Corona. Tú y yo podremos ver de cerca quién recibirá nuestro apoyo.- Luego, miró a Álvar y le dijo:- Y tú, Álvar, podrás ver ambos lados y vigilar que no corramos peligro en el intento... Es arriesgado, pero el tesoro es grande.

En la idea todo el plan de Ronald sonaba muy claro, bonito e inteligente; pero la realidad nunca iba como uno la planeaba. -Parece que has pensado mucho en esto Ronald, pero algo me inquieta y es que no has terminado de contestar mi pregunta. ¿Que harías para dar el golpe? ¿Cual es tu plan? ¿Matar a to Lord? ¿Encerrarlo en un calabozo por el resto de su vida? ¿Entregárselo a los Baratheon en bandeja para que ellos se encarguen?- Lo mire directo a los ojos, claramente examinándolo, tanto a él como a la respuesta que daría, de pies a cabeza. -¿Que estas dispuesto a hacer para que nuestra casa quede del lado ganador? Porque dejar al gran Owen Nigthwing fuera de la escena no va a ser tarea fácil.-

Tras la última pregunta, mire a Ragnar directamente por un segundo antes de darle mi completa atención a Roland. El heredero tenía mucho que decir en esto. "Asi es chico, la última pregunta también va para ti."

Álvar buscaba una respuesta. Ronald respondió, con honestidad, pero con la adrenalina de que lo que iba a decir se fuera cumpliendo al tiempo que lo pronunciara. Trató de no mirar a Ragnar mientras lo decía:

-No sería la primera vez en que muere un Lord y su casa asciende.- hizo una pausa, para descansar de la ominosidad de sus pensamientos. -Además, debemos cuidar de resultar lo menos manchados posible tras el golpe.

Tras decir esto, miró a su sobrino.

"Bien, muchacho: ¿qué dirás ahora?"

Ragnar escuchaba y por momento no lo podía creer. En cierta forma entendía las razones de su tío, pero en el fondo le era algo nuevo. Por supuesto que hacía tiempo que no se venían llevando bien padre e hijo, no era secreto, ¿pero como para contemplar asesinar a su propio padre? No lo creía...

-Tío, escucho tus palabras y admito que congenio con muchas de ellas...- hizo una pausa.

Ragnar querría decirle muchas cosas. Muchas y variadas cosas. Pero no podía hacerlo así como así. Se estaba dando cuenta que estaba más solo de lo que pensaba.

-Pero creo que no será necesario llegar a tal punto... no olvides que es tu hermano y es mi padre, además de ser el responsable de esta Casa. Por ello me gustaría saber cómo crees que podríamos estar haciendo equilibrio en el filo de una navaja tan afilada como si fuera acero valyrio. Pronto nuestros ejércitos se pondrán en marcha, y como dijo el maestre, la correspondencia será revisada. Claro que podría evitar que él meta mano en la de mi esposa, pero de todas formas creo que habrá mucha menos libertad para obrar. Además, con nuestro movimiento cercano, también se acerca el enfrentamiento... y una vez desatada esa tormenta, no podremos detenerla porque ya habremos elegido bando. Los Targaryen no son precisamente piadosos con los traidores... y los Baratheon tampoco creo que vayan a serlo más. Entonces tío, ¿qué es lo que propones?

En ese momento, recordaba la discusión con su padre... apenas el día anterior.

-Ahora, debemos continuar con nuestras lealtades. Y continuar actuando tal y como venimos actuando, pero sin tomar demasiado protagonismo nosotros mismos. Hagámosle creer a todo Poniente que nosotros tres somos solo otros vasallos de nuestro Señor. Así, cuando las cosas comiencen a verse un poco más claras y a moverse de manera más visible, podremos actuar sin dejar que la imagen de la casa Nightwing decaiga, sino más bien la de su Señor. Si los rebeldes comienzan a ganar la guerra, debe creerse que ha sido Owen quien ha tomado malas decisiones, y que debe ser él como Señor de la casa quien se responsabilice por ellas- dijo, para dar a entender que su plan no llevaba necesariamente a matarlo-. Ahora bien: en caso de que la revolución sea aplastada por la corona, la casa habrá tomado las decisiones correctas; Owen podrá ser recompensado y la casa ganará más favores. Si jugamos inteligentemente, la casa saldrá victoriosa aunque la corona pase a ser de los Baratheon o permanezca con los Targaryen. Incluso, puede que Owen ni siquiera deba pagar por sus apresuradas decisiones.

Tenía mala pinta... no parecía que los dos estuvieran dispuestos a llegar hasta el final de lo que proponían. La única forma de destrozar la imagen de Lord Owen si el Baratheon se alzaba vencedor era quitándolo del medio, así de simple. Si él fracasaba la única forma de salir airosos era quitarlo y colocar a su hijo en su lugar.

-Seré franco y directo, porque si no me gustan sus respuestas me levantare y me iré de aquí sin más comentarios.- Di un largo trago para que los dos tuvieran buen tiempo para mirarme y asimilar mis palabras; y de paso para mojar mi garganta. -¿Están dispuestos a llegar a las últimas consecuencias para hacer funcionar un plan así? Porque si no lo están esta idea esta destinada al fracaso. Si se esta comprometido en una empresa con estas consecuencias se debe estar hasta el final.-

Saque el puñal de su funda. El filoso instrumento, sumamente gastado por su uso en dos generaciones de espías había matado a incontables personas en su vida útil y ahora lo usaba para darle fuerza a mis palabras. ¿Estarían dispuestos a matar a su padre/hermano si el momento llegase? Mire a ambos a los ojos con fuerza, examinando cada uno de sus gestos a fondo. De una forma u otra conseguiría esa respuesta.

Álvar, a pesar de haber tenido un tono que en otras circunstancias habría mandado a azotar, había sido muy elocuente. El heredero se acomodó en su silla, pensativamente.

-Tienes razón, Álvar, tienes razón- dijo mientras se mecía la barba con una mano y su mirada se perdía en un horizonte que terminaba a pocos pasos de su silla. Tomó un sorbo de su bebida, ahora vacía.

Sin mirar, observaba a sus interlocutores. Su tío estaba mostrando una faceta muy distinta a la que conocía, y no sabía si era algo bueno realmente. En cuanto a Álvar, veía en él mucha capacidad y entrega por la Casa, pero si estaba conspirando contra su propio señor, ¿cómo confiaría luego en él llegado al trono del Cuervo?

-Debemos estar atentos, listos para todo y observando el devenir de los acontecimientos para poder obrar de la mejor manera posible- dijo luego de un momento de reflexión mirando a cada uno de los presentes, para detenerse finalmente en Álvar -Tienes razón en que debemos estar preparados para todo, es así, pero ahora bien, Álvar, ¿qué hace que quieras participar de esto y no ir a contarle todo a mi padre? ¿Qué es lo que ganas?- le preguntó con la mirada fija en el espía. Si mintiese, lo sabría... o eso esperaba. Ganar podría ganar muchas cosas, pero, ¿qué querría ese hombre sin escrúpulos?

Ragnar sentía cómo el corazón bombeaba sangre por sus venas a una velocidad poco común. Estaban conspirando contra su padre... podía no llegar a nada, por el bien de la Casa, pero llegado el momento, tendrían que matarlo... no había otra forma.