Partida Rol por web

- Hola. Escuchó AJ en cuanto abrió la puerta del dibujo familiar. En aquella habitación, que más bien parecía el vestuario de los equipos deportivos que visitaban el lugar, se encontraba sentado sobre uno de los bancos de madera su amigo. El chico le dedicó una sonrisa de oreja a oreja. Acércate. Le dijo mientras daba un golpecito al banco para invitarle a sentarse. Quería que se colocara junto a él como hacían cuando estaban en el sofá de casa. Sé que estás asustado, pero no tienes razón de estarlo. Ven, cuéntame qué es lo que sientes, qué es lo que está pasando, y sobre todo ¿por qué crees que estás aquí?

Carla había pasado por la puerta mirando a través del escudo, y de pronto una voz muy familiar la saludo.- María, que hac... - Carla negó con la cabeza.-No, no puedes ser tu, estás en el hospital.- Carla sabia a quien se enfrentaban, pero aún así aquello parecía tan real. Era imposible no dudar.

- Eres una ilusión, seguro, si fueras María ya sabrías como me siento, pero te lo diré, estoy hasta las narices de ver morir gente y no poder hacer nada para evitarlo, y te aseguro que voy a salvar a estas personas, sea cual sea tu plan.- Carla quería sonar segura y fuerte, pero puede sin duda su tono dejaba sentir su duda, no solo por sus palabras, sino por la situación.

- ¡¿Clo?!- Rebeca se salió de la fila con preocupación dando un par de zancadas antes de que terminase de hablar la mujer. No daba crédito al hecho de que estuviese allí, no podía haberla llevado allí, no la conocía, no... Escuchó entonces lo que le estaba diciendo y de fondo la voz de Carla, frenó en seco, a penas unos pasos antes de llegar al banco. Rebeca estaba tensa y sus piernas temblaban ligeramente. ¿Estaba viendo realmente a su amiga o era lo que el tipo de las visiones, del que los otros hablaban, quería que viese? Estaba confusa, parecía muy real, no le gustaba en absoluto esa sensación.

- No eres ella, ¿verdad?- se atrevió a decir con gravedad- No lo sé, no sé qué hago aquí, no sé qué es esto ni entiendo por qué alguien se ha molestado en saber de mí lo suficiente para meterme aquí dentro. Tienes razón estoy asustada y también cabreada de la hostia.-Añadió con enfado, aunque no se permitió mostrarlo demasiado, aquella réplica, si es que lo era, parecía tan real que no podía hacerlo.- Ni siquiera quería esto, no debería haber venido, debería estar en...

Dejó la frase por terminar, realmente tenía muchas dudas acerca de dónde debería estar y se quedó allí plantada a medio camino entre su supuesta amiga y el grupo, sin atreverse a dar un paso hacia ninguna dirección

Eugenia se descompuso ante la escena, pero tragó saliva, no queriendo descubrir mucha más información privada a aquellos desconocidos, pero aquello debía de ser obra del ilusionista y creía que sólo había dos formas de que este supiese qué figura usar para tocarle la fibra: o el tío también tenía poderes psíquicos y estaba jugando con una puta aguja de acupuntura en su cerebro o la habían estado espiando previamente. Ambas opciones eran una jodienda 'nivel dios'

- Pero... ¿PERO CÓMO QUE HOLA? ¿Pero tú estás tonto? ¿Cómo se te ocurre dejar la sexshop sola a esta hora? Los putos salidos van a dejar la puerta y el escaparate finos si no tienen dónde descargar.- No sabía cómo había dado con esa línea de pensamiento pero cualquier cosa era mejor que caer en una peli familiar de Telecinco de después de la comida o aquel anuncio en que no sé qué jugador brasileño hablaba de su impotencia sentado en un vestuario idéntico a este en el que estaban. - ¿Que por qué estoy aquí? Pues parafraseando al puto Confucio, he venido a mascar chicle y petar culos, y me he quedado sin chicle.- Se aproximó a aquel sujeto, sin llegar a sentarse y trató de posar su bate sobre el hombro derecho de aquel doppleganger mientras trataba de mirar por encima de su hombro al resto de tertulianos metahumanos. Una furtiva gota de sudor desde su sien sustituía a la posible furtiva lágrima de la famosa romanza.

Antonio Jesús no daba crédito. Cuando abrió la puerta donde se mostraba aquel dibujo familiar, vio a su mejor amigo, Alejandro Barragán, sentado en unos bancos de madera de lo que parecía ser el vestuario de un equipo deportivo.

En un primer momento, llegó a pensar que era posible que su amigo estuviera allí verdaderamente o que incluso fuera el individuo que le había invitado al circo, pero entonces recordó las palabras de aquellas chicas a las que acababa de conocer: todo lo que sucedía era obra de un ilusionista, por lo que su querido Alejandro no podía ser real. Apretó los puños, sin acercarse a su amigo o la proyección con su apariencia.

-No eres real, tú no eres él -dijo el muchacho heavy, sin querer aproximarse a Barragán, aunque aun así decidió responder a sus preguntas-. Siento que estoy atrapado, que eso ha sido una encerrona y acabo de ver morir a tres personas, puede que a cuatro. Pero también siento que mi sitio podría estar junto a estas personas. Cuando freí a ese demonio, me sentí útil por primera vez en mucho tiempo. No sé qué quiere el ilusionista, pero si lo primero que hace es enviarnos a los Hermanos Calatrava para matarnos, desde luego no puede ser nada bueno.

Ulises cada vez estaba más nervioso, y estando en la retaguardia fue el último en atravesar aquella puerta que le dio paso a un vestuario. Confundido, miró a su alrededor, percatándose de que nadie lo acompañaba. Fue entonces.cuando escuchó la voz de alguien conocido que le saludaba, y cuando lo miró no podía creerlo.
- ¿Pablo? - Preguntó con sorpresa y despacio se fue acercando a él. Sospechaba que era una ilusión, no se olvidaba que había un metahumano ilusionista implicado en todo aquello, pero la verdad era que Ulises necesitaba un amigo en aquellos momentos. Estaba asustado, había visto morir a varias personas ante sus ojos y ahora la suya y la de aquellos chicos peligraba.

- ¿Qué no tengo por qué estarlo? No pensarías lo mismo si hubieras visto lo que yo... - Se sentó a su lado sin pensárselo demasiado. - Aparte de miedo, incertidumbre. No sé qué es todo esto ni lo que se espera de mi. Siento que podría encajar en ese grupo de metahumanos pero a la vez temo no ser de utilidad. - Ulises nunca había sido un joven inseguro, al contrario, pero era consciente que su poder no era tan práctico como los del resto. - ¿Qué hago aquí? He sido engañado, es evidente, pero me gustaría pensar que que se debe a algo más...

Al entrar a la habitación, durante un momento, la joven se quedo parada mirando quienes estaba sentada en el banco. Sus ojos se cerraron levemente intentando dejar apartado lo que y escuchaba en ese momento. Todo aquello no era más que una visión. Había visto peores cosas y las había apartado de su cabeza, aquello no tenia porque ser diferente.

La joven aspiro intentando calmarse y abrió los ojos de nuevo para ver a su amiga. Sus brazos se cruzaron por delante, declarando que no avanzaría hacia el lugar que la invitaban a sentarse. Se trataba de ignorar totalmente aquello, Irene no estaba allí. Nerea se giro hacia el resto de sus compañeros. Era evidente que todos estaban viendo algo allí que no esperaban.

Javier se quedó paralizado un instante, un momento de duda que pasó tan rápido como vino, mirando el lugar que le estaban indicando para que se sentara.

-No, mamá. No voy a sentarme -esbozó media sonrisa por el hecho de hablarla así. Se sentía raro por la situación, como cuando tienes un deja vu o un sueño muy vívido- pues estoy aquí porque lo requiere la situación y porque tú no estás aquí.

-¿Vamos a seguir jugando o vamos a continuar con lo que hemos venido a hacer? -preguntó el joven a sus compañeros, luchando por el afán de obedecer a su madre y sentarse a hablar con ella.

¿Pero qué dices, Carla? No entiendo nada. Dijo la muchacha preocupada. No, hoy me tocaba librar no estoy trabajando, y he venido a verte porque estaba preocupada. Últimamente te estás comportando de una forma muy rara y me preocupas. No tengo ni idea de qué plan estás hablando. El rostro de su amiga mostraba un claro síntoma de preocupación. ¿Por qué has venido hasta aquí? ¿Qué te está pasando?

¿Que no soy quién? Preguntó Clotilde mirando a todos lados confusa. Qué pasa, cariño. ¿Te has metido en algún lío? Te veo preocupada y asustada. Confía en mi, sabes que soy como tu abuela y todo lo que esté pasando me lo puedes contar. Me tienes preocupada. Insistió. ¿Qué te está pasando? ¿De quién hablas? ¡Dime lo que sea, quiero ayudarte!

¿Qué coño dices, Eugenia? Le preguntó su padre. Qué manía tienes con hablar así y con decir tacos. Le miró con cara de desaprobación y molesto. En serio, me preocupas. No sé a qué viene ser tan agresiva. Siéntate, relájate y dime cómo puedo ayudarte. Noto que estás preocupada y respondes con este tipo de cosas para no hablar de tus sentimientos. En serio, dímelo ahora mismo.

Pero AJ, qué dices. ¿Que no soy quien? ¿De qué estás hablando? Preguntó preocupado. Estás muy raro. Ultimamente te comportas de forma extraña. Creo que necesitas ayuda y yo creo que puedo dártela. Pero antes me tienes que contar qué está pasando y qué puedo hacer por ti. ¿Estás con más personas? ¿Dónde están? No sé muy bien de quien hablas, no te entiendo, pero no me digas que te has vuelto a meter en otro de tus líos. Dime qué puedo hacer para ayudarte.

¿Pero qué es lo que has visto? Te noto muy preocupado, y tienes mala cara. Sea lo que sea lo que has visto, no es real. Y no sé de quién hablas, me preocupas. Aquí no hay nadie. ¿No te habrás metido en ningún lío, verdad? Dime qué puedo hacer para ayudarte. Está claro que lo necesitas...

Nerea se dio cuenta de que estaba totalmente sola junto a su amiga en aquella sala. No había ni rastro de sus compañeros, quizá estuviese equivocada. ¿Qué pasa, Nerea? ¿Qué haces? Dime, te noto rara.

¿De qué hablas, cariño? ¿Por qué dices que no estoy aquí? ¿Acaso no me ves? ¡Claro que estoy aquí! Estás muy raro. Últimamente te comportas de una forma poco habitual. Sé que necesitas ayuda y no entiendo por qué no me dejas dártela. Dime qué necesitas y trataré de ayudarte, en serio, cariño.

Tensa, antes de dar un paso demasiado drástico aún intuyendo que todo era una ilusión, Eugenia tanteó el terreno, tratando de verle el cartón al asunto antes de lanzarse con su bate a modo de caricia...

- Pues estoy preocupada por madre, joder. ¿Cómo voy a estar si acaban de pronosticarle como mucho un año de vida?¿Te... Te ha comentado si finalmente iba a hablar con el médico responsable de las sesiones de quimioterapia para ver si entre todos la convencíamos?

Las Supernenas y sus superamigos habían hablado de ilusiones, no de que el tipo fuese un telépata...

Antonio Jesús apretó los puños mientras observaba a su amigo o a la visión que representaba a su amigo. ¿Barragán era real o sólo una ilusión que había sido representada por el metahumano que les había enviado las invitaciones del circo?

-¿Cómo sé que eres Alejandro? Te pareces a él, hablas como él, pero, ¿y si eres una ilusión? Demuéstrame que eres mi amigo y no otra persona -dijo el metalero, en tono firme. AJ se preguntó si lo que sucedía no sería real. ¿Y si verdaderamente estaba hablando con Barragán? ¿Y si había podido contactar con él a través de aquella puerta?-. Sí, estoy con otras personas. Metahumanos. Acabamos de asomarnos por una puerta con un dibujo de una familia. No sé cómo hemos llegado aquí. Supuestamente estamos en el Palacio de los Deportes de Madrid. Hay tres o cuatro personas muertas -El gordito y el latin lover estaban muertos, así como el gemelo demoníaco al que el heavy había carbonizado, y cabía la posibilidad también de que el otro gemelo hubiera muerto al caer por la grieta-, y habrá más si nadie hace nada. Si de verdad eres tú, llama a la policía. Es la mejor forma que tienes de ayudarnos.

Aun sabiendo que era una ilusión Nerea no pudo evitar reírse levemente por su comentario.- ¿Más de lo normal?.- No duro mucho la risa pues finalmente dó un pequeño suspiro mientras se encogía de hombros y avanzaba hacia ella.- No sé cuál es la finalidad de todo esto, pero no es lo más oportuno posible. Posiblemente seas una ilusión creada por un metahumano al que hemos venido a buscar pero ¿Sabes que? Al mundo le queda menos de una semana para desaparecer asi que al menos me alegro de haber podido volver a verte, aunque no estes realmente aquí.- Sin mucho reparo finalmente se sentó en el banco.

-Sé que no estás aquí pero… Creo que comprendo en parte a los formaban parte del grupo y finalmente quisieron irse, creo que hubiera preferido pasar sin saber nada de todo esto pero ya sabiéndolo… como mínimo tiene que haber algo que pueda hacer.-Posiblemente de ser realmente Irene la que estuviera allí presente, la real, no hubiera soltado prenda, pero la joven sentía que podía desahogarse un mínimo.

-Y si no tenía suficiente con el fin del mundo, aparece un tipo que puede hacernos ver lo que quiera formando el caos en Madrid, nos cita aquí y mi grupo decide que es buena idea venir a detenerlo… Ninguno de ellos se ha planteado en lo buen aliado que podría ser para lo que se nos viene encima.- Di un pequeño suspiro.- Y ni si quiera sabemos cuáles son sus razones.

-Lo mismo es un malvado que quiere simplemente sembrar el caos o lo mismo es alguien que intenta unir a los metahumanos. En la sala anterior quizá han muerto personas, o quizá no ha muerto nadie. Sabiendo que puede manipular lo que vemos no me extrañaría…- Sus manos, mientras hablaba se habían colocado en el borde del banco pero parecía haber acabado de soltar todo lo que pensaba.

La joven se levantó colocándose frente a su amiga.- Mejor que tenernos sin saber que quiere mientras el tiempo que se nos acaba pasa, podría decirnos cuál es su objetivo.- La mano de la joven se colocó en el hombro de su amiga.- Si no fuera porque sé que no estás aquí me quedaría a hablar mas contigo, pero como he dicho se nos acaba el tiempo.

Rebeca seguía plantada a medio camino con aquel incesable hormigueo en las piernas y los nervios a flor de piel, aquel escenario confuso, sus propios miedos, el descontrol general de sí misma, todo estaba juntándose para formar un cuadro mental digno de un Pollock. Pero en cuanto la supuesta Clotilde habló de nuevo, aquello que dijo le produjo cierta paz y comenzó a ordenar sus pensamientos de nuevo. Tomó aire y exhaló. Si se hubiese tratado de su amiga realmente y estuviese presente en contra de su voluntad, estaría dando bolsazos a diestro y siniestro, así que esa posibilidad quedaba definitivamente anulada. Era una visión, una visión demasiado realista, tanto que a la muchacha se le hacía raro ver a su amiga sentada sin la mesa camilla de por medio. 

Dio unos pasos hacia la ilusión, acercándose lo suficiente para mirarla a los ojos. ¿De verdad aquel metahumano del que todos hablaban había conseguido averiguar todo aquello? A Rebeca solo se le ocurrían dos  posibilidades; que aquella persona pudiese meterse en el cerebro de todos y manipularlos a la vez, lo cual era probable que requiriese demasiada atención; o simplemente creaba una ilusión general y sus propios cerebros eran los que le hacían el resto del trabajo. En cualquier caso aquello que tenía delante, a apenas unos pasos, requería una respuesta.

- Y lo estoy, estoy asustada, pero tú ya sabes por qué. - dijo esta vez con calma- Sabes que me preocupa no controlarme y que vuelva a pasar lo del edificio o peor, que vaya a más. Ahora estoy aquí, en el sótano de un estadio encerrada con más gente y no sé qué va a pasar. Pero hay algo que necesito saber Clo... ¿qué haces tú aquí?

Rebeca se mantuvo en tono amable aunque guardaba una pequeña distancia por precaución, escrutando aquella mirada anciana y atenta a cualquier movimiento.