Partida Rol por web

Yoko se mantiene un tanto tranquila al ir avanzando junto a sus compañeros, sabe que Joaquín algo comprende de esa lengua y no le será muy difícil si ponen un esfuerzo entre los dos. Lo interesante es que se trata de una Aldea muy pequeña, hay buen ambiente en apariencia y todo si es tratado con el mayor tacto posible, quizás hasta se pueda lograr algo bueno. 

La cuestión es que Yoko se encuentra en sintonía con el entorno, siempre atenta a cada suceso o palabra, como si su mente estuviese en continuo proceso de análisis. Al menos el pastor en apariencia se muestra amable, con el grupo y con la gente de ese lugar, algo que puede servir de nexo para futuros tratados o negociaciones. 

- Hola, un placer Iskandar. Mi nombre es Yoko, soy médico y ellos son mis compañeros. -  se presenta esbozando una sonrisa. 

Pensando tal vez que al decir su Profesión, la tomen desde otro lugar a diferencia de un soldado. Lo es en cierta forma, pero puede llegar a generar cierta reticencia en los presentes, además un doctor viene bien en cualquier sitio. 

La apariencia del rompe de gran tamaño que conversaba con el "pastor", decía mucho, principalmente en base al cuerpo entrenado que éste poseía, estaba claro que era una especie de guerrero y uno bastante duro, sin lugar a dudas. Por ese motivo, Ryuuji se mantuvo atento todo el tiempo, a medida que se acercaban a éste con su pequeño grupo. Debían establecer relaciones amistosas con los nativos, pero eso no quería decir que estos estuvieran siempre dispuestos a esa clase de cosas, por lo que debían permanecer atentos ante el menor problema.

Una vez que se acercaron lo suficiente, el hombretón los recibió, observándoles en detalle, como si quisiera saber algo de ellos con tan sólo la mirada, nada imposible, teniendo en cuenta que Ryuuji había sacado algo de él al analizar su tamaño y los músculos de este, al igual que su presencia. Aquel posible líder del pueblo no había llegado a esa posición por contactos, sino por capacidad.

El grandulón hablaba despacio, intentando que ellos comprendieran sin mucha dificultad lo que quería decir, un poco más moderado en la velocidad para hablar que el "pastor", si bien a Ryuuji le costaba mucho y prefería que el resto se hiciera cargo de esa situación. Por su parte se encargaría de mantenerse atento por sí algo sucedía y requería de que reaccionara rápidamente para cubrir a sus compañeros con su ametralladora.

- Sería bueno decirle que pertenecemos a las Fuerzas de Autodefensa de Japón y que buscamos establecer relaciones amistosas con su gente. Que no tenemos intenciones violentas hacia ellos. - Le recomendó a la médica, esperando que ésta se hiciera cargo de comunicar aquello. Era importante dejar las cosas en claro para evitar futuras sorpresas. No sabía muy bien cuánto pensaba decirle a Iskandar, si bien era mejor aclararle a éste que venían en paz. Tras decir eso, volvió a mantenerse alerta ante cualquier probable ataque, aunque siempre manteniendo una expresión tranquila, de absoluta serenidad. No era necesario espantar a nadie con dramatismos.

Aquel grandullón pelirrojo era sin lugar a dudas impresionante, y resultaba agradable saber que podíamos comunicarnos con él. Con Norm no había sido tan sencillo.

-Damos gracias por dejarnos entrar en la aldea, Iskandar -le comuniqué en el lenguaje de los nativos, pronunciando las palabras de forma lenta y pensando en aquellas que podían resultarles más sencillas-. Somos soldados. Queremos ser amigos. Venimos en son de paz. Nuestro poblado, Japón, es muy grande. Está muy lejos de aquí. -Me llevé una mano al pecho, señalándome-. Joaquin. Soldado. Explorador.

Me giré a la muchacha y al grandullon algo sonrojado. La verdad mi habilidad de dibujo no era para tanto, ni tampoco era tan sensato, pero siempre estaba bien que alguien te alabara. 

-Bueno, la experience es un grado, y desde que salí de la universidad estuve en el ejercito, y de eso hace ya 8 años. Ademas, para ser cirujano se necesita tener buen pulso, y entre el dibujo y hacer un buen corte para abrir no hay tanta diferencia. Solo hay que estar atento a los detalles-un escalofrío recorrió mi espalda desde arriba hasta abajo-. Temas personales, nada mas que añadir. 

Sonreía a los niños que se acercaban al coche para ver, siempre intentando tener un gesto amable con aquel que pasaba cerca nuestro. Me posicioné mas cerca de Kin para contemplar su dibujo. - Pues si te soy sincero viendo lo bien que está dibujado me alegra tener a alguien con un pulso tan firme. Recuérdame que si me van a herir que sea cerca tuyo vale? - Le di un ligero golpe en el hombro, amistoso. Me caía bien, mucho mejor que la otra doctora. 

Me quedé un rato mirando el poblado, y pensando. Quizás algún día podamos entendernos con estos desconocidos y ayudarnos los unos a los otros. 

Iskandar sonrió al ver que podía comunicarse con los extranjeros y sobre todo cuando fue la chica la que empezó a hablar - Así que tu eres la líder. - dijo mirándola fijamente y asintiendo con la cabeza, aunque se extraño cuando dijo que eras medico, como si no terminase de entender que significaban esas palabras.

Luego puso su atención en el moreno alto, que empezó a hablar en un idioma desconocido para el - Ohhh - admiró la legua extranjera que tan raro sonaba para el. - Suena bonito.

Por ultimo escuchó a la tercera persona que se había acercado. - Me gusta esta persona, se le entiende muy bien. ¿Pero tu nación es muy rara, por que manda guerreros a buscar la paz? Además, no parecéis muy fuertes, creo que el moreno podría ser el más poderoso - dijo señalando a Ryuuji - pero tampoco parece que pueda aguantar una embestida. ¿Sois buenos guerreros?

Sonriendo al ver que sus compañeros se mantienen tranquilos y este hombre también, escucha con atención las palabras de Ryyuji mientras asiente con su cabeza. Está claro que no desea mostrarse como un grupo de soldados que piensan robarse todo, abusar de las mujeres y demás. 

- No, no soy la líder. Sólo curo heridas. -  aclara a través de un gesto amable. - Nosotros somos un grupo de soldados que ha venido a hablar con ustedes sin que haya pelea. Ser amigos suyos. -  intenta explicar como puede. 

No domina el idioma pero le pone su mejor esfuerzo para que se entienda, lo bueno es que Joaquín hace un excelente trabajo, así esto no es peor de lo que pueda imaginarse. 

- Quisiera conocer su gente, lo que hacen, las comidas. - agrega Yoko visiblemente curiosa. 

Cuando Akari ve a los niños pasar no puede evitar alejarse unos pasos del Humvee y agacharse para interactuar con ellos. Algunos de los niños muestran especial interés por la diadema de su cabeza y se quedan sorprendidos y decepcionados cuando tras tocarla descubren que es solo tela. Akari cree que se esperaban que fueran orejas o alguna otra cosa rara.

Tras acariciar suavamente la cabeza de uno de los niños que le sonreía de vuelta Akari se levanta y vuelve al Humvee junto con sus compañeros - La vida aqui parece muy pacífica, Akari agradece que sea así y espera que siga así mucho tiempo, pero Akari no deja de preguntarse que clase de peligros acechan este mundo. - Akari mira al suelo unos instantes pensativa, recordando la criatura del lago - Akari espera que podamos conversar con ellos pronto y que nos digan que esperar de este nuevo mundo.

Ryuuji permaneció en silencio mientras escuchaba al posible líder del poblado, hablar con sus compañeros, sin poder comprender demasiado lo que estaban diciendo, principalmente porque lo suyo no eran los idiomas extranjeros. Al menos confiaba en que Yoko y Joaquín, fuera lo suficientemente capaces para establecer relaciones diplomáticas con el hombretón. El hecho de no poder entender mucho de la conversación le ponía un poco nervioso, ya que excepto por una reacción agresiva por parte del hombre, sería difícil saber si las cosas se habían arruinado.

Mientras conversaban, el soldado observaba a su alrededor, atento a todo lo que pudiera suceder. Por el momento, todo parecía tranquilo, sin posibilidades de una emboscada e Iskandar no parecía un mal sujeto, a pesar de su tamaño que podía resultar bastante intimidante. Ryuuji estaba seguro que si tenía que pelear contra él, mano a mano, lo más probable es que no saldría sin sus buenas heridas, aunque confiaba en su técnica para arreglárselas contra el grandote. Tal vez tendría que tener un pequeño enfrentamiento amistoso con el hombretón para observar sus habilidades de combate. El joven nunca rechazaba una buena pelea cuando era posible y el líder del poblado parecía que no le defraudaría.  Aunque primero debían de establecer buenas relaciones con los nativos.

Cuando el hombre de gran tamaño le señaló, Ryuuji se quedó mirándole, preguntándose qué era lo que estaba diciendo mientras le señalaba. Esperaba que no fuera malo. El hecho de que le señalaran y no poder comprender lo que decían le ponía un poco nervioso, aunque durante todo el momento mantuviera una expresión neutral.

- ¿Qué dijo? - Le preguntó a Yoko, esperando que ésta no le diera malas noticias al respecto. Cuando le señalaban, usualmente no era por algo bueno, en especial cuando llevaba una ametralladora en sus manos.

- Dice que no parecemos fuertes, pero tu sí. Aunque descarta la posibilidad de que soportes una embestida. -  tradujo Yoko de inmediato, para evitar confusiones. 

La blonda le dedica una mirada a Ryyuji mientras niega con la cabeza sonriendo, está claro que el grandote puede ser intimidante cuando se lo propone. Ese aspecto le agrada a la Doctora porque contrarresta la actitud que porta Joaquín y ella misma. 

Con el gesto de Akari hacia los ciudadanos más jóvenes de la aldea estos ganaron algo de confianza y empezaron a rondar el humvee más de cerca, escondiéndose en el lado opuesto al que estabais, mirando por encima del vehículo. Seguramente no se acercaban más por que el soldado Mashira estaba por allí, el cual parecía un veterano de guerra y al que había que respetar.

Aunque la acción de la recluta tuvo algún efecto positivo en los adultos que estaban por allí también, un soldado que solo sabía pelear era más una marioneta. Algunos padres se relajaron y dejaron que los niños hiciesen lo que les pareciese mejor, aunque seguíais recibiendo miradas de vez en cuando.

Me puse algo nervioso al ver como la joven se acercaba a los niños, dado que no sabíamos como se iban a comportar los locales frente al acercamiento de unos desconocidos. Por suerte lo consideraron como una buena acción, y su actitud hacia nosotros mejoró en una buena medida. Me cuidé de vigilar a los niños que se escondían al otro lado del humvee, no fuera que tocaran algo y se hicieran daño o rompieran algo. Aun así le dedique una sonrisa a la joven.

-Buen trabajo, Recluta Shimakaze

Sonreí al ver la actitud de los muchachos, parecía que en cierto modo algunos tenían miedo de mi, eso de ser alto y grande no ayudaba mucho a la hora de hacer relaciones pacíficas cuando te presentas de improvisto en un lugar. Era comprensible, pero como contrapartida teníamos a Akari que parecía que se le daba soprendentemente bien ganarse la confianza de los mas pequeños. 

Me quedé mirando que estaban haciendo los muchachos mientras jugaban. - Akari, quizás seas mas valiosa para establecer relaciones diplomáticas de lo que el resto del grupo piensa. - Sonreí amablemente. - Sigue así! Seguro que podemos llegar a algo contigo aquí. 

La verdad es que la misión de quedarse en el humvee a vigilarlo era realmente aburrida, pero alguien tenía que hacerlo, suponía que conforme fuéramos ganando confianza los unos con los otros los ratos que pasaríamos juntos serían mas amenos. - Por cierto, yo vine a través de la puerta para ascender rápido en el ejército por méritos y poder darle una mejor vida a mi familia. Pero realmente el motivo no importa mucho, solo lo que hagamos aquí. 

-Gracias por tus palabras, Iskandar -dije, en el idioma de los nativos, de forma lenta, para no equivocarme con la posible pronunciación. Nunca había sido especialmente bueno con los idiomas, lo que me había cerrado muchas puertas laborales, aunque parecía que aquellos humanos me entendían bien-. Nuestra nación -No sabía si el hecho de que los pobladores de aquel mundo conocieran aquella palabra era una buena o mala señal, aunque eso indicaba que estaban más avanzados cultural y políticamente de lo que a primera vista parecía- y todas las naciones de nuestro mundo siempre envían soldados para protegerse contra lo desconocido. Pienso que esta vez nos enviaron para que estuviéramos protegidos de criaturas peligrosas o fauna salvaje. No tenemos el cuerpo de grandes guerreros, pero contamos con buenas armas para la lucha. Nuestros herreros son muy hábiles.

Iskandar se sorprendió ante la respuesta del soldado – La verdad es que no se me había ocurrido, aunque creo que aquí todos lo tomarían como una ofensa. Siempre se mandan mensajeros para hablar, y si las negociaciones no funcionan demasiado bien no suelen volver ja ja ja ja. Por eso mandar soldados no es buena idea. – dijo con una gran sonrisa, totalmente convencido de lo que decía. – Y por aquí no hay gran amenaza – hizo una pequeña pausa mientras pensaba en algo y hacía una pequeña mueca de fastidio. – Bueno, nada con lo que no podamos lidiar.

- Bueno, que modales tengo, no os he invitado a nada, si vamos a hablar mejor que sea con comida y bebida – otra gran risa escandalosa – Venid conmigo, en casa tengo sitio suficiente para todos – dijo mirando en la dirección del Humvee – Los demás soldados tendrían que venir también.

En vuestra posición no ocurría demasiado, todo estaba muy tranquilo, como si los de la aldea fuesen ajeno a toda la batalla que se había librado en la puerta, aunque empezabais a ver como unos cuantos niños se amontonaban en un grupito. Parecían estar teniendo una pequeña reunión y había algo que destacaba sobre los demás, una especie de cuernos azules sobresalían en el grupo, aunque no sabíais bien de que se podía tratar.

Al de unos pocos minutos el movimiento en el grupo se paró y pudisteis ver mejor a esa criatura, que en realidad parecía ser un niño con casco, el cual se acercó hasta vuestra posición con una pequeña lanza en mano, hecha con un palo y una piedra que no estaba muy bien hecho. Su tamaño no era gran cosa, hasta la recluta era más alta.

- Soy el líder del pueblo – dijo posándose delante de los 3 con la lanza apuntando al cielo y una pose bastante buena – Tenéis que marcharos, no sois bienvenidos – la voz retumbaba en el casco haciendo que sonase un poco raro – si no lo hacéis tendré que llamar a mis guerreros – blandiendo la lanza apuntó con ella al grupo de niños del que había salido, y luego se quedó callado esperando una respuesta.

- ¿Con el tamaño que tiene? Probablemente no, aunque eso no quiere decir que no pudiera ganarle en una pelea con técnica. No me molestaría tener una pelea con él, en algún momento... amistosa claro. - Comentó divertido ante lo que le había dicho Yoko respecto a la conversación que tenían con el grandulón. Aunque era verdad que a los ojos de aquel hombre, el resto no parecían muy fuertes, teniendo en cuenta su tamaño y sus músculos, era alguien que imponía respeto con aquella imagen. De todas formas, Ryuuji no se echaría atrás en una pelea con el aparente líder del poblado, tenía confianza en su habilidad de combate tanto con armas de fuego como cuerpo a cuerpo, por lo que le dedicó una sonrisa divertida a la doctora esperando que ésta en algún momento le dijera lo que él había dicho al hombretón.

No obstante, luego Joaquín continuó hablando con Iskandar, de manera que el soldado permaneció en silencio tratando de comprender lo que hablaban aunque siéndole un tanto difícil. Se preguntó por un momento si le habían caído bien al líder del poblado, aunque por como actuaba y se reía, suponía que había posibilidades de establecer buenas  relaciones diplomáticas con aquellos nativos. Si bien, cuando el gigantón miró en dirección al Humvee, Ryuuji permaneció atento ante lo que podría querer el hombre, preguntándose si había algo que le resultara de interés del vehículo, normal teniendo en cuenta que probablemente, los nativos, nunca habían algo como aquello, por lo que había visto hasta ese momento en cuanto a la tecnología de ese mundo.

- Mm... ¿qué fue lo que dijo? ¿Está interesado en nuestro Humvee? - Le preguntó a sus dos compañeros de unidad, esperando que estos aclararan sus dudas. Iskandar no parecía molesto, es más con semejante risotada parecía bastante feliz de tenerlos allí como visitantes de su poblado, por lo que no parecía que hubiera problemas. Tal vez quería pasear en el vehículo.

Sonreí de oreja a oreja mientras el chaval se acercaba, parecía uno de esos chavales a los que les gusta jugar a los guerreros como los mayores y además parecía que los niños de la aldea lo respetaban como su cabecilla. Primero se me ocurrió la idea de decir que lo retaba, pero quizás los adultos que pasaran por la zona podían pensar que estaba intentando atacarle de manera sería y eso convergiría en problemas serios. La segunda idea sonaba mas divertida para todos.

Me acerqué a Akari y le susurre bajito en el oido. - Por que no les dices que le hemos traido una ofrenda a ver si así no nos quiere retar? - Aquellas palabras eran típicas de las peliculas que veía, si era Akari quien lo hacía todo parecería menos amenazante y si pasaba algo siempre podía intervenir yo. - Y luego le das una ración de comida, que parece que al otro le ha encantado. 

Me giré y sonreí al doctor. - Oye, ya que hay gente tan extraña, has pensado que pueda existir la magia en este mundo? No te interesaría aprender magia curiativa? Eso si que puede ser interesante... 

Miré al niño que salió con un traje extraño con una sonrisa, mientras aseguraba ser el señor del lugar. Apenas pude aguantar la risa, y miré como hacía poses heroicas, la verdad muy logradas. Mi conocimiento del idioma era bastante escueto, pero creía poder salir del entuerto con "el jefe de la tribu" sin mayor problema.

<Vaya, sin duda posa bien. No se mueva, jefe de la tribu>le dije mientras arrancaba una hoja de mi cuaderno, el cual ya casi iba por la mitad entre dibujos y anotaciones. Para la proxima mision pediría varios mas<. Permitame inmortalizarlo junto a su guardia>me senté frente a el mientras aguantaba la risa y comenzaba a pintar.

-Magia curativa, ¿como la de los videojuegos? No se, prefiero dejar ese tipo de fantasias a los escritores de novelas ligeras. Por ahora prefiero asegurarme de que mi bisturí este afilado y mis vendas limpias.

- Encantados estaremos, se agradece el gesto. -  responde Yoko a Iskandar. - Por cierto, aquí mi compañero acaba de decirme que si le interesa una pelea amistosa para probar fuerzas, no tiene problema. -  agrega al señalar con su dedo al grandulón al colocar el mismo en el pecho. 

No obstante como la situación amerita ir comer, prefiere comentarle a Ryuuji sobre lo hablado, así tiene en cuento lo que ha aceptado y lo que se está hablando. 

- Bueno, nos ha invitado a su casa para comer al margen de que no les agradan los soldados, pero al no vernos hostiles, reconsidera esta opción para hablar sobre el asunto de la paz. - explica a Ryuuji. - Cuando mencionó al Humvee se refiere a que también están invitados el resto de nuestros compañeros. 

Ya al terminar de traducir, suspira un tanto ansiosa mientras aguarda algún apoyo verbal de su compañero.