Partida Rol por web

Génesis

Capítulo I. La portadora.

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25/03/2010, 13:53
Director

Año: 1209 Dh.

Nación: Tierras Libres Surorientales.

Región: Villa de Aguasbravas.

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25/03/2010, 14:22
Director

Introducción para Moriela.

Hay magia en el aire inundado de dientes de león y polvo de hada. Ésta es la noche que divide primavera y verano. Es la noche de celebración en la que tú y tu pueblo os reunís con el pueblo de las fatas, los Otros, los no humanos. Un momento de simbolismo y de silencio.

Inspiras profundamente; el olor salino del mar, el penetrante olor de las agujas de pino y el olor dulce de los frutos del bosque invaden tu mundo. Abres los ojos y observas el claro, junto al lago de Quirón, en el que os habéis reunido en esta ocasión. La luz de la luna llena y de las estrellas ilumina el amplio espacio entre los pinos y abetos. A pesar de la ténue oscuridad, una tibieza agradable invade el aire.

Acabas de tomar conciencia de tí misma. No sabes lo que has hecho antes; mirando el cielo, te das cuenta de que ya llevas unas horas aquí. Es el efecto del polvo de hadas; sensaciones profundas durante un tiempo, seguidas de periodos de feliz olvido.

A tu alrededor puedes ver figuras dibujadas en la penumbra. Algunos perfiles humanos que bailan, escuchando una música inaudible, mezclados con las siluetas delgadas y gráciles de los elfos, grandes ojos y orejas picudas; con los cuerpos ultrafemeninos de las dríades, todo cabello, pechos y caderas torneadas en movimiento. Con las formas equinas de vuestros anfitriones, los vigilantes del lago, los centauros. Hasta ellos parecen moverse gráciles y amables esta noche mágica.

Cerca de tí, un bailarín élfico se te acerca, desnudo. Su cuerpo delgado, fibroso y cubierto de aceite se cimbrea como la cuerda de un arco mientras te invita a unirte a él en su baile... y quizás en algo más. El sonido suave del viento se transforma poco a poco en una animada música de zimbales que te arrastra hacia él. Lo miras con los ojos abiertos como platos, afectada por el poder místico de esta noche y de este lugar.

Pero hoy no será él tu pareja. De repente, una fuerza entra en tu mente poniéndote los cabellos de punta y haciéndote inspirar con fuerza. Una presencia fresca, que potencia tus sentidos como si pudieras oler y sentir y escuchar y gustar por cada poro de tu piel. En tus anteriores solsticios, la habías sentido a lo lejos, a tu alrededor. Ahora la sientes en tu interior, con el peso de todo lo que es verde y fresco en el mundo, arrastrándote como una autómata, ignorando al hermoso elfo que se aparta, asombrado ante el ente que te guía. Comienzas a escuchar la Voz como una catarata en tus oídos, como un huracán en tu cabello.

Un impulso inducido te hace acercarte al agua del lago. Tu cuerpo tiembla, incapaz de contener lo que ahora sabes que es La Presencia. Te desnudas. Dejas tus armas y tus simples ropas de veneta junto a la orilla, y te internas en el lago, hundiéndote poco a poco en sus aguas, con cada sentido, cada nervio, cada punta de tu ser temblando en una epifanía que nadie, salvo tú, ha experimentado en miles de años. Antes de hundirte del todo puedes observar a tus amigos, a las fatas, señalándote, acercándose a la orilla sorprendidos. Te hundes en un mar de tranquilidad y de sensaciones de placer, retorciéndote incapaz de reaccionar.

Escuchas la Voz, o más bien la sientes en tu interior, e intentas descifrar lo que te comunica. "Me has servido bien, mi niña. Tú y los tuyos sois la prueba de la pureza de la humanidad bien entendida. Vosotros sois también mis criaturas. Pero la Hegemonía tras nuestras fronteras es ambiciosa, y ha despertado antiguos males que pronto amenazarán con destruir todo lo que sois. Sois hermosos. Debéis sobrevivir. A tí, mi más devota amiga, te he de pedir que lleves mi regalo. El mal todavía está lejos, pero cuando llegue, mi regalo podrá salvaros. No puedes permanecer aquí... el mal intentará obtenerlo y usarlo para sus fines, destrozaría el reino de mis fatas. Ve y guárdalo con tesón en lugar seguro, en el mundo de los hombres. Perdona por pedirte este gran sacrificio...".

De repente, la corriente te envuelve. Te ves aturdida, propulsada, zarandeada, intentando contener sensaciones para las que ni siquiera tienes ni nombre... hasta que pierdes la consciencia...

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25/03/2010, 15:05
Layla
Sólo para el director

Notas de juego

Pst, pst... puedo leer la introducción de Moriela. No se si debería...

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27/03/2010, 01:27
Ripps Mediopalmo

Capitán¡, ¡Capitán¡, ¡Por las tetas de las sirenas¡, ¡Nos atacan¡".

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27/03/2010, 01:28
Director

Quizás remontar el río Quirón hacia las aldeas de las Tierras Libres no fue la mejor idea del mundo. Te levantas apresuradamente, con el sombrero torcido sobre la cabeza y la chaqueta del revés, del camarote de tu pequeño bajel, justo en el momento en el que una piedra atraviesa la única vidriera de colores que hay en tu barco, y en tu camarote.

¡Los gritos de lucha se escuchan en exterior¡. ¿Cómo demonios os atacan en mitad del río?. ¿Quién demonios os ataca en mitad del río?. No lo sabes, pero tu segundo de a bordo acaba de irrumpir en la sala rodando desde las escaleras, y ahora intenta ponerse patosamente en pie, echando mano a su sable de pirata.

En la sala hay un camastro, (en el que estabas acostado), una vidriera rota que da al exterior, una mesa tosca con un mapa desplegado, (con un vistazo sabes que deberíais encontraros cerca del feudo de Aguas Bravas), y unas escaleras que suben, estrechas y empinadas, hasta cubierta, donde tus hombres se están batiendo el cobre contra... ¿qué son esos chillidos?... ¿cerdos?.

Tu segundo se pone por fin en pie, permaneciendo a tu lado... ¿¿qué es lo que harás??...

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27/03/2010, 01:30
Âllazer "Rapáz"

-Cómo que nos atacan!?- Pregunto incredulo tomando el contról de la situación. -Perros sarnosos y vagos, todos a sus puestos de combate!!! Botarate prepara las defensas. Mediopelo quién y qué son nuestros atacantes!!- Comento desenfundando mi sable despues de colocarme el sombrero y la chaqueta en su correcta posición. Entonces me dirijo a cubierta, preparado para lo que sea que nos esté atacando...

Notas de juego

yap

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27/03/2010, 01:55
Director

Introducción para Layla e Intisaar.

Mientras marchais por los caminos de las Tierras Libres, el hogar de los pálidos, todavía os parece escuchar los coros del interior del gran templo de la Ciudad Sagrada, un laberinto de penumbras y misteriosas sombras con columnas del tamaño de torres que sostenían un techo inabarcable, todo el mármol negro veteado de verde, guardias monstruosos de cabeza de chacal sosteniendo pesadas alabardas y guiándoos por la inmensidad del lugar.

Ahora, al aire libre, con el sol en la cara, todavía podéis evocar el penetrante olor del incienso flotando en la gran sala del Sumo Sacerdote, en nubes fluídas que se movían como un mar de humo denso y oleoso.

Sobre el suelo de mármol, un cojín enorme, un hombre diminuto, y una mirada de fuego que parecía atravesar vuestros corazones. ¿Quizás fue imaginación vuestra?. Recordais haber visto temblar las ténues llamas de las antorchas de aceite cuando el solitario anciano abrió la boca para dirigirse a vosotros, con una voz siseante, suave, y perfectamente audible.

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27/03/2010, 02:07
Hakem

"Una nueva fuerza, sana y fresca, ha nacido en el norte para luchar contra el Azote. La queremos. Pero no deseamos un enfrentamiento abierto... todavía. Enviaremos a dos hijos de Kemet para que la protejan, la dejen madurar... y la roben. Queremos esa fuerza para nosotros. Nosotros detendremos al Azote. Y luego extenderemos nuestra verdad por el mundo para más gloria de nuestra señora del Caos".

Mientras os taladra con la mirada, el anciano sonríe torvamente, sentado en posición del loto y rodeado de extensiones de tela negra que se desparraman por el suelo formando una extraña flor oscura sobre el mármol negro.

"Los oráculos han hablado. Habrán de ser dos hermanos. Habrán de haber sido castigados con el sufrimiento purificador. Habéis de ser vosotros. Id, pequeñas almas, id y proteged nuestra inversión. Cuando esté madura para su cosecha me pondré en contacto con vosotros, mis pequeños cachorros".

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27/03/2010, 02:17
Director

La oscuridad te rodea. Estás sólo en un profundo bosque; a unos doscientos metros, escuchas el agua del poderoso río Quirón, el enorme caudal que atraviesa las Trastierras. Los aullidos de los lobos resuenan en la lejanía, y, con un palo, remueves la hoguera que te mantiene a salvo, y que crepita y cruge a medida que consume la madera.

Más allá de lo que sus llamas amarillas te muestran, apenas vislumbras sombras de árboles bajo la luz de las estrellas, y el rastro del sendero de tierra que estás siguiendo para llegar a la villa de Aguas Bravas.

La noche es templada y agradable, y te arrebujas cómodamente en el saco de dormir de lino. Mientras descansas, recuerdas por qué estás aquí; un motín en tu navío. Tú no participaste, pero hay gente que cree que sí. Algunos de tus hermanos piratas te persiguen, y aquellos que podrían exculparte han muerto, o se encuentran en alguna de las ciudades isla de la Nación Pirata.

Te encuentras lejos de tu hogar, sin compañía, e intentando buscar un lugar en el que poder establecerte un tiempo, o al menos encontrar una forma de vida. Qué jodido es el mundo a veces.

De repente, algo llama tu atención. Un hermoso halcón sobrevuela las llamas de tu hoguera, e incomprensiblemente se planta frente a tí, mirándote fíjamente. Gira la cabeza y parece llamarte con el sonido que se escapa de su pico. Luego remonta el vuelo, y aterriza un poco más alejado, casi en el borde de la iluminación de la hoguera. Nunca has visto un halcón que se comporte así. La bestia te mira como si te llamara; como si deseara que lo siguieras; como si tuviera inteligencia, casi.

¿Te internarás en la oscuridad en busca del halcón, o te quedarás cómodamente junto al fuego?.

Tú decides.

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27/03/2010, 02:34
Director

Apresuradamente, subes a cubierta, donde ves una escena terrible: uno de tus hombres cae sobre tí, cubierto de sangre, para morir en el suelo con un terrible tajo en la cabeza. Sobre vosotros, el fuego está consumiendo las velas del barco, que caen en chorretones sobre la cubierta iluminando la oscuridad de la noche.

El barco está amarrado junto a la orilla, en la que se levanta un bosque de fresnos; entre ellos bulle una increible cantidad de criaturas de las que habías oído hablar, pero que nunca habías visto en el mar. Parecen hombres anchos y obesos, pero sus cabezas son de jabalí, literalmente, y chillan de forma aguda y salvaje portando armas llenas de filos y puntas.

Tus hombres están intentando contener su entrada en el barco; la lucha es generalizada en toda la cubierta; hay cuerpos de piratas y orcos manchando el entarimado de sangre, y los gritos y los ruidos de combate lo inundan todo. ¡De hecho, el orco que acaba de matar a tu tripulante salta sobre tí, antes de que el hombrecillo que te acompaña se lance a interceptarle y se ponga a luchar con él¡.

Todo el lugar es un caos; te das cuenta de que algunos orcos de los que bullen entre los árboles están saltando al navío torpemente; algunos caen al agua y se hunden como piedras, pero otros consiguen llegar, abrumando a los tripulantes... podrías intentar enzarzarte con algún orco, o bien llegar hasta el ancla para levarla y alejaros de la orilla, pero eso requeriría una tirada de Destreza para llegar hasta allí sin meterte en ninguno de los combates que están teniendo lugar en cubierta... ¡tu turno¡

- Tiradas (3)

Tirada: 1d20
Motivo: Orco ataca a Ripps
Dificultad: 6-
Resultado: 17 (Fracaso)

Tirada: 1d20
Motivo: Ripps ataca a orco con golpe cortapelotas
Dificultad: 5-
Resultado: 16 (Fracaso)

Tirada: 1d20
Motivo: Percepción
Dificultad: 7-
Resultado: 15 (Fracaso)

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27/03/2010, 02:45
Ripps Mediopalmo

"Yo me ocupo de éste, capitán, ¡yo me ocupo¡, ¡leve anclas, leve anclas¡"

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27/03/2010, 02:48
Director

El Sumo Sacerdote os dijo que os encaminarais hacia Aguas Bravas, y eso habéis estado haciendo desde hace meses, casi sin descanso. Ya ha anochecido, y seguís caminando hacia vuestro destino, cuando quizás éste se cruce en vuestro camino; vais por un sendero de tierra cuando entre los árboles, en el río Quirón, os parece ver una terrible hoguera, una auténtica pira ardiendo en el agua. Los gritos de hombres, y de algo que no son hombres, os llega a través de la distancia junto a los sonidos del combate.

¿Bajaréis a echar un vistazo?.

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27/03/2010, 05:08
Âllazer "Rapáz"

Voy hacia el ancla, para recogerla, y un orco de esos se interpone en mi camino, asi que le lanzo una estocada con el sable para apartarlo de mi camino. Pero el bicho consigue esquivar mi lance...

- Tiradas (2)

Tirada: 1d20
Motivo: destreza
Dificultad: 8-
Resultado: 19 (Fracaso)

Tirada: 1d20
Motivo: ataque
Dificultad: 8-
Resultado: 17 (Fracaso)

Notas de juego

^^

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27/03/2010, 11:57
Director

La cubierta es un caos; piratas y orcos luchan violentamente, lanzándose estocadas y tajos e inundando el barco de caos; comienzas a correr hacia la gruesa soga del ancla, esquivando a los contendientes, hasta que terminas subiéndote a la barandilla del buque; corres por ella haciendo equilibrio, a toda velocidad hacia la proa, con el sable en la mano, mientras oyes proyectiles silbando a tu alrededor, seguramente lanzados desde la orilla.

Saltas y agarras una de las sogas que cuelgan del trinquete, impulsándote y volando por el aire sobre las cabezas de los monstruosos atacantes, hacia la gruesa cadena del ancla: ¡sólo tienes que soltar la palanca y el mecanismo giratorio se encargará de izarla!.

Sin embargo, cuando vas a llegar, el hacha arrojadiza de una de las bestias corta la cuerda en la que estás colgado. Afortunadamente no caes al agua, sino sobre la cabeza de una de las bestias que están luchando contra los piratas... eso te permite guardar un poco de equilibrio, y trastabillando quedas frente al orco furioso; intentas alcanzarle con tu sable, pero él lo aparta con el mango de madera de su hacha, al mismo tiempo que el pirata con el que luchaba, un viejo lobo de mar al que no conoces muy bien, falla su golpe... ¡afortunadamente, el orco no tiene tiempo de lanzarte un golpe bien dirigido, y chilla de frustración¡.

Junto al castillo de popa, puedes ver al pequeño Ripps pasando por entre las piernas del orco que lucha contra él, esquivando un golpe que le sólo le hiere superficialmente en un brazo... Otro par de criaturas consiguen abordar el barco desde tierra, y una gruñe en algo parecido al idioma humano: "¡Encontrar¡, ¡Encontrar¡, ¡Tener que estar por aquí¡", mientras señala en todas direcciones animando a sus monstruos a continuar el ataque.

Calculas que sois unos quince piratas contra unos doce orcos que han subido a la nave, pero en tierra puede haber medio centenar más, pugnando por saltar desde un saliente hasta la cubierta de tu nave. A pesar del caos que te envuelve también ves algo por el rabillo del ojo que te llama la atención: muy lejos, en la otra orilla del río, te parece ver un cuerpo desnudo tendido inmóvil. Mientras el orco agita su hacha para cortarte la cabeza, entrecierras los ojos mirando el bulto iluminado por las estrellas... ¿es una mujer?.

- Tiradas (7)

Tirada: 1d20
Motivo: Orco ataca a Ripps
Dificultad: 6-
Resultado: 1 (Exito)

Tirada: 1d20
Motivo: Ripps ataca a orco
Dificultad: 5-
Resultado: 13 (Fracaso)

Tirada: 1d20
Motivo: Orco ataca a Rapaz
Dificultad: 5-
Resultado: 15 (Fracaso)

Tirada: 1d20
Motivo: Pirata ataca a orco
Dificultad: 5-
Resultado: 11 (Fracaso)

Tirada: 1d20
Motivo: Suerte; 1 a 5, agua
Resultado: 17

Tirada: 1d6
Motivo: Daño de orco a Ripps
Resultado: 1

Tirada: 1d6
Motivo: Percepción
Dificultad: 7-
Resultado: 2 (Exito)

Notas de juego

Ahora estais en un combate dos contra uno; un personaje puede trabar a otro, de forma que puedes huir y dejar que tu tripulante se encargue del orco. Sólo tienes que activar el ancla levadiza llegando hasta ella: la palanca suele activarse por dos hombres, y no es fácil hacerlo rápidamente, pero con una tirada de Fortaleza exitosa levantarás el ancla con una acción.

Ripps- 1 Herida.

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27/03/2010, 12:27
Âllazer "Rapáz"

-Qué diantres buscais!!- Pregunto a una criatura mientras trato de izar el ancla, aunque solo una persona es dificil. Me fijo en la orilla... -Una mujer desnuda!?- Pienso meneando la cabeza para no distraerme, pues tengo mis propios problemas con forma de semihumanos con cabeza de cerdos....

- Tiradas (1)

Tirada: 1d20
Motivo: fortaleza
Dificultad: 8-
Resultado: 16 (Fracaso)

Notas de juego

Mmmm... Los dados no me quieren....

Edito éste post, que lo leí rapido el anteriór y entendí mal....

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27/03/2010, 18:58
Renden Cott

Miro al halcón fijamente.

Si bien no confío en la inteligencia de un animal, admito que éste pájaro resulta particularmente curioso. Lo curioso pocas veces es bueno. Observo el paisaje que me rodea y miro más allá del fuego, en busca de algún sonido que no sea ni el del río ni el de los lobos. Quizá haya alguien más por ahí... o quizá sean tonterías mías.

Agarro un palo y lo acerco al fuego para encenderlo. Una antorcha bastará para mantener alejado a los lobos. Al tiempo que guardo mi espada en su funda y me dispongo a seguir al halcón, hago una mueca.

Aún no estoy cansado, pero soy capaz de notar cómo el motín me ha afectado negativamente en los últimos tiempos. Esos hijos de puta... exiliado de las islas Oceánides y exiliado de la Nación. Lo primero que haré en cuanto salga de Aguas Bravas será buscar a los que sepan que yo no he participado del motín. Pero todo a su tiempo...

Sigo iluminando el camino, en busca del animal.

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28/03/2010, 12:11
Director

Moriela abre los ojos, tendida sobre una roca boca abajo, en la orilla, aturdida. Sus ropas y su equipo están colocados frente a ella, entre las raíces de un viejo fresno. En su desnudez, siente el cálido resplandor de una gran hoguera en la espalda y en el trasero. El sonido llega después, con un pitido que se extiende hasta abarcar los sonidos de una lucha cercana.

Sentándose atontada, un simple vistazo a las estrellas cielo le informa de que ya no se encuentra en el lago Quirón, sino en el río que desciende de él, el caudaloso río Quirón, una ancha cicatriz que recorre las Trastierras para desembocar en el Mar Turquesa, hogar de la peligrosa Nación Pirata. Recuerda lo que sucedió en la celebración de solsticio, pero no hay ninguna sensación sobrenatural... sólo confusión. Debe encontrarse a dos meses de camino del Lago, río abajo. En las Tierras Libres de los humanos.

Frente a ella, la noche y el ancho río está iluminado por el terrible fuego que consume las velas de un navío atracado en la otra orilla; sus tripulantes se defienden de una horda de criaturas de aspecto porcino que les invaden desde la orilla, saliendo entre los árboles con chillidos agudos y malignos. Una veintena de marinos luchan contra ellos, defendiendo la cubierta, mientras las velas arden y caen en pedazos sobre ella.

A la joven le llama la atención un hombre con aspecto estrafalario, rastas y sombrero de pirata, que recorre el barco colgado de una soga sobre las cabezas de los contendientes: mide 1'80cm, y lleva el cabello castaño con rastas y trenzas y abalorios. Tiene también una perilla trenzada y un pañuelo sobre la cabeza, y un aspecto entre confuso y nervioso. De repente, el extraño tipo ve cortada la cuerda en la que se balanceaba por el hacha arrojadiza de uno de los orcos, y cae sobre la cubierta, para luego salir de la marabunta dando vueltas, hasta la proa del barco, más despejada.

Desde allí, Moriela ve como Rapaz intenta activar el mecanismo del ancla levadiza que mantiene el barco atracado junto a la orilla, lanzándose contra la misma sin mucho éxito.

Y eso mismo es lo que ve también Render, el hombre que sale de la espesura junto a Moriela, guiado por un ave de presa que pasa sobre la veneta con un chillido agudo, perdiéndose en la noche. El recién llegado es un hombre alto de rostro afilado y ojos observadores, con la piel morena y el cabello un poco largo, oscuro, de constitución atlética y con una barba descuidada. Viste un pañuelo desteñido alrededor del cuello, además de una bandolera que le cruza el pecho y un fajín algo viejo.

El hombre, además de la terrible lucha que tiene lugar en el barco de la otra orilla del río, ve también a la desorientada Moriela sentada de espaldas sobre la roca a unos seis metros; una joven veneta con las orejas puntiagudas y ojos almendrados, desnuda excepto por los tatuajes azules de motivos tribales que recorren su espalda desde las nalgas.

Mientras, en la cubierta del barco, un hombrecillo calvo y diminuto en la popa arremete contra el orco con el que luchaba, y consigue lanzarlo por la borda usando como ariete su cabeza calva; el monstruo obeso gira en el aire nocturno hasta salpicar en la superficie del agua y hundirse como una piedra.

En la proa, Rapaz sigue intentando levar el ancla, cuando ve a uno de sus tripulantes caer, dejando paso a un orco que lo mira torvamente, dispuesto a atacarle en el siguiente asalto. En cubierta, la defensa comienza a flaquear; muchos defensores están heridos, y los monstruos de cabeza de jabalí siguen fluyendo desde la orilla. Uno de ellos, señala al capitán en la proa y grita: "¡Coger rastas¡, ¡No perder barco¡, ¡Buscar hembra¡".

- Tiradas (4)

Tirada: 1d20
Motivo: Ripps ataca a orco
Dificultad: 5-
Resultado: 5 (Exito)

Tirada: 1d6
Motivo: Ripps ataca a orco
Dificultad: 5-
Resultado: 3 (Exito)

Tirada: 1d20
Motivo: Orco ataca a Ripps
Dificultad: 6-
Resultado: 17 (Fracaso)

Tirada: 1d20
Motivo: Percepción orcos
Dificultad: 5-
Resultado: 9 (Fracaso)

Notas de juego

Vuestro turno¡

Ripps- 1 Herida.
Orco que ataca a Rapaz en la proa del barco- 0 Heridas.
Orco que ataca a Ripps en la popa del barco- Eliminado.

Aclaro situación: Rapaz y sus alegres piratas están breándose con los orcos en una de las orillas del río. Moriela se encuentra en la otra, a unos quince metros, desnuda sobre la roca y con equipo y ropas al lado. Allí acaba de salir del bosque, también, Renden Cott. Ripps, el segundo de a bordo de Rapaz, ha eliminado al orco que luchaba con él, (acertó ataque con un crítico, aunque al principio no me di cuenta y tiré dado de daño, y el orco falló). Cada vez quedan menos tripulantes en cubierta, y Rapaz corre peligro de perder el barco a menos que consiga separarlo de la orilla.

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28/03/2010, 13:08
Moriela

  

   Moriela abrió los ojos, desorientada. Los recuerdos se arremolinaban en su mente, borrosos, confusos y fragmentados como en el trance febril del polvo de hadas. Si no sintiera el fresco abrazo de la tierra y la humedad del Quirón en su piel desnuda hubiera pensado que todo había sido un sueño. La Voz le había hablado a ella. Le había advertido de un acuciante mal que sólo había comprendido a medias. Debía preservar el regalo de los Espíritus, en el Reino de los Hombres. Era difícil para un mortal entender las palabras de la voz, incluso para una druida como Moriela. Pero la veneta sospechaba qué tipo de regalo le había dado La Voz. Instintivamente se acarició el vientre.

   Los sonidos de una batalla cercana la sacaron de su ensimismamiento. Moriela se levantó de golpe en cuanto vio aparecer a Renden. No trató de ocultar su cuerpo, ni se sonrojó como una doncella timorata. Aunque era cierto que en los castros venetos se utilizaban vestiduras, ella había llevado una vida en contacto con la naturaleza. En el bosque los tabúes eran triviales, y la desnudez no significaba demasiado para ella. Ni concupiscencia, ni vergüenza. Lo que sí le preocupaba era aquellas bestias porcinas que atacaban el barco. ¿Sería el comienzo del Mal del que hablaba la voz?

   --¿Formas parte de la tripulación de ese barco? --le preguntó a Renden--. ¿Os han atacado esas criaturas?

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28/03/2010, 14:06
Âllazer "Rapáz"

-Ni lo sueñes, por el frio azul del mar profundo que no sé de dónde habeis salido, pero si sé a dónde voy a mandaros....- Le espeto lanzandole una estocada al orco... No sé si le hará daño, pero al menos le aparto lo suficiente de mi para izar el ancla en un arranque de fuerza y suerte a partes iguales...

-Vamos mis valientes! Éstos cerdos caerán o nos hundiremos todos en el barco....- Les grito a mis hombres para darles animos...

- Tiradas (3)

Tirada: 1d20
Motivo: estocada
Dificultad: 8-
Resultado: 5 (Exito)

Tirada: 1d6
Motivo: daño estocada(si procede)
Resultado: 2

Tirada: 1d20
Motivo: izar ancla
Dificultad: 8-
Resultado: 7 (Exito)

Notas de juego

^^

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29/03/2010, 17:28
Intisaar

La noche había caído sobre el camino y el bosque que les rodeaba y, sin embargo, para Istindaar la oscuridad no era tal. Nadie que hubiera estado como él en lo más profundo de los templos de la Ciudad Sagrada podría pensar que las sombras que se cernían entorno suyo fueran equiparables a las de la misteriosa ciudad kemita. Nadie que hubiera rgresado como él de más allá de donde no hay retorno temería jamás a la noche. Aún así el joven mesha se sentía inquieto. Demasiada distancia les separaban de su patria materna, demasiado diferente era aquel entorno por el que viajaban desde hacía días, como para que el joven guerrero no desconfiase de todo y todos.

Al principio la novedad del paisaje le había resultado estimulante y hasta cierto punto fascinante, pero, a medida que se iban alejando más y más, la añoranza que sentía por las ardientes arenas del desierto iba creciendo en igual proporción en lo más profundo de su corazón, y a esas alturas del viaje estaba cansado de los bosques densos y húmedos, de los árboles centenarios y suelos cubiertos de hojas secas y putrefactas. Sólo la importancia de su misión y el juramento hecho ante lo más sagrado le impedían darse la vuelta por donde había venido y dejar aquella búsqueda fútil ¿Cómo aquello que se supone será nuestra salvación contra el Azote ha podido crecer aquí? Esta humedad…tanta vida…distrae y nubla el pensamiento meditaba mientras caminaba al lado de su hermana, el rostro embozado, la mano cerrada sobre el pomo de la espada que llevaba al cinto. Sus movimientos, fruto del entrenamiento, eran ágiles, felinos y comedidos, como si cada uno de ellos estuviese pensado para no gastar más energía de la estrictamente necesaria. Su figura, completamente vestida de negro desde las altas botas de cuero hasta la capa y el velo que le cubrían el rostro, parecía confundirse con la noche que les rodeaba y sólo sus pisadas en el camino y el brillo ocasional de sus armas desvelaban su presencia.

 

De repente algo cambió en la atmósfera, una leve presión en el aire le hizo volverse y, al escrutar los árboles que había a su derecha, pudo distinguir el brillo intermitente de un fuego. Y, como si hubieran sido conjurados de la nada, a continuación del fuego sus oídos captaron los gritos y el sonido de la batalla. Súbitamente en alerta se detuvo alzando una mano para acallar cualquier pregunta de Layla. Caminando sigilosamente se acercó a la orilla del camino para atisbar mejor entre la espesura del bosque, pero éste era denso que apenas podía ver el intermitente brillo de las llamas sobre las aguas del río.

 

-Parece el sonido de una batalla..- susurró en su idioma natal volviéndose hacia la sacerdotisa- quizá deberíamos ir a echar un vistazo..- sugirió mirando a su hermana. Un rayo de luna iluminó de repente su figura y sus ojos brillaron con el resplandor de las esmeraldas.