Partida Rol por web

Habéis llegado a la CAPITAL. Es un mundo cosmopolita, en el que el ir bien vestido y aparentar es tan o más importante que ... lo que realmente seas capaz de hacer. El trasbordador estaba escasamente poblado, sólo una mujer de color y un Alto Comandante Naval viajaban en ella.

Cada uno tiene una carta de órdenes, pero para embarcar, se suele decir el destino y ambos pudísteis escuchar al otro pasajero decir lo mismo. - Arsenal Naval Militar de CAPITAL. Presentación Almirante Kawsewitz. Se solía hacer por el sencillo hecho de que también vuestra carta de órdenes hacía de PASAPORTE de VIAJE, y eso os permitía embarcar en las naves de la Armada, y en cualquiera de los Servicios Auxiliares, de forma gratuita; siempre que sirviera para acercaros a cumplir vuestro destino. Vuestro último salto fue por separado, pero se os barqueó desde los respectivos trasportes a esta barcaza enorme para sólo vuestros equipajes y vosotros dos. Un felino de escaso porte correteaba por allí a sus anchas, y regresaba a su trasportín en ciertas ocasiones. Allí dormía, comía y más cosas. Se portaba bien, y no se acercó a ninguno gran cosa. Era totalmente independiente. Lo más gracioso era cuando andaba por el techo. Le colgaba la cola con un aire cómico que os hizo bastante gracia, y jugueteaba silenciosamente con las sombras.

La mujer que entró en el transbordador era de rasgos exóticos. Quizá de lejos podía parecer afroamericana, pero un examen más cercano daba una imagen más combinada. Rasgos negroides, caucásicos e indioasiáticos que daban como resultado una mujer atractiva con una mirada azul inteligente pero distante.

Aquella mirada y su pose -seria y marcial- eran quizá lo más destacado, puesto que físicamente, aunque tenía una constitución atlética, no parecía destacar especialmente. Lo que si llamaba la atención es que portaba el uniforme de la Armada Imperial de forma impoluta. Su caminar era decidido y erguido, lejos de parecer algo entrenado, era algo natural, quizá una manifestación de su propio carácter.

Justo al entrar en el transbodador y reconocer los galones del otro pasajero, se cuadró un momento y añadió un leve pero formal: [color=#0099CC]Señor...[/color] -acompañado de un ligero cabeceo.

Terminado el saludo, pareció que la mujer optó por no molestar a su superior. Se retiró a supervisar un momento sus pocas pertenencias y luego pasó a sentarse en el asiento que le habían asignado, donde tomó un viejo libro de una bolsa de mano. "La Casa de la Luna", rezaba la portada.

Sin más, pareció zambullirse en la lectura de aquella antigüedad, sólo interrumpida por las acciones de aquel minino tan gracioso e independiente. El rostro de la joven se fue suavizando por los movimientos del desenfadado felino y en alguna ocasión se le escapó la mirada hacia su superior. Era una mirada curiosa y análitica. No obstante, mantuvo el silencio de forma natural. 

El Capitán de Navío Kohren embarco con su uniforme correctamente abotonado y sus medallas claramente expuestas en la pechera. Una vez en el transporte Estudio a la mujer que le acompañaría en aquel trayecto mientras correspondía su saludo. Ambos tenían el mismo destino y se preguntó si estarían destinados a la misma misión. Sin embargo si ella sintió alguna curiosidad a ese respecto supo disimularlo centrando su atención en un libro y los correteos de Grangau. El animalito estaba como de costumbre explorando su entorno y llamando la atención de quienes pudieran verlo.

En un ambiente en el que la disciplina y el orden lo eran todo, Sirio encontraba las correrías del gato como una excentricidad de lo más refrescante. Evito sonreír cuando por enésima vez la mujer desvió la mirada hacia la pequeña mascota. Se decidió en esta ocasión a romper el silencio.

- ¿Está usted de regreso o se trata de una nueva asignación?

Cuando su superior se dirigió a ella, la chica alzó la vista y le miró directamente.

[color=#0099CC]Es... una nueva asignación señor.[/color] -pareció que iba a añadir algo pero se volvió a callar. Quizá estaba analizando la situación.

Rachna... me temo que este es de los que va a querer hablar. Bueno, puede resultar que sea alguien interesante después de todo... -pensó la oficial.

Dejó el libro a un lado y carraspeó levemente para llamar la atención de nuevo de su superior, se levantó y se acercó al hombre con un movimiento elegante y medido.

[color=#0099CC]Capitán Rachna Shuresh, señor.[/color] -esperó por si él querría estrecharla la mano de manera informal o si le valdría con aquello. Luego volvió a sentarse y añadió: [color=#0099CC]¿Puedo preguntarle lo mismo?[/color]

Sirio devolvió el saludo a la oficial mientras respondía.

- Puede. Capitán de Navío Sirio Kohren. Nueva asignación, como usted, y estoy por suponer que es de hecho la misma.

La mujer parecía reservada. A Sirio se le paso por la cabeza que quizá preferiría leer en silencio, pero lo desestimo más por interés propio que por otra cuestión. Por un lado el aspecto de la mujer invitaba a cualquiera a hablar con ella, y él no era de piedra. Por otro lado su experiencia le llevaba a buscar la camaradería de sus oficiales. Además, en el peor de los casos estaría equivocado y se llevaría una conversación con una mujer atractiva.

- ¿Le gustan los gatos? – pregunto introduciendo un tema trivial que evidenciaba su interés en no permitir que la conversación decayese. – Espero que así sea, dado que Grangau será parte de la dotación.

Sus labios apenas se curvaron, no dejando del todo claro si aquello era humor o una excentricidad.

- Miau. Interpeló la conversación al escuchar su nombre. En este momento andaba saltando de respaldo a respaldo de los asientos.

Al oir la primera respuesta de su superior, la joven oficial ladeó la cabeza y enarcó una ceja.

Vaya, vaya... asi que aquel podría ser su nuevo oficial al mando... Si que era interesante.

No es que Rachna fuera alguien dado al peloteo... más bien todo lo contrario. Pero tras su último destino, traía una pesada losa que no quería que le pesara de más. No estaría mal si conseguía, al menos, una primera impresión positiva.

La conversación se dirigió hacia el gracioso minino, pero la chica sólo elevó los hombros: [color=#0099CC]Hace años que no convivo con uno. Tenía varias mascotas de niña y... supongo que en algún momento me planteé ser veterinaria.[/color] -Lanzó una mirada al gato. - [color=#0099CC]Todavía tengo ciertos... conocimientos útiles asi que... Es posible que sea Grangau el que tiene que llevarse bien conmigo.[/color]

Durante un momento las miradas de gato y mujer se cruzaron. Rachna sonrió un poco.

[color=#0099CC]Por otro lado, si es cierto que voy a estar en su próxima asignación... me temo que no nos veremos demasiado señor... [/color]-aquello sonó a una especie de acertijo.

La introducción del gato en la conversación parecía haber servido para que la mujer bajase sus defensas. Una buena noticia, pues permitiría a Sirio conocerla en un entorno algo más relajado.

Asintió un par de veces hasta que la enigmática afirmación le hizo picar el anzuelo.

- ¿Qué le hace pensar eso?

La oficial mantuvo un momento el suspense mientras volvía a mirar de nuevo la pechera del uniforme de Kohren: primero de su promoción, corazón púrpura... Si, desde luego he hecho bien el análisis. -pensó.

[color=#0099CC]Pues verá señor, por mi experiencia se que en una nave estelar, la tripulación visita mi territorio sólo y únicamente cuando se les requiere o por una necesidad muy urgente... no hablemos ya de... los Oficiales al Mando*. Es como si ustedes tuvieran algún tipo de alergia grave... [/color]-sonrió levemente, aunque su tono parecía serio.

[color=#0099CC]Aunque se de sobra que no se debe a ninguna afección. Supongo que todo es culpa de un alto concepto llamado ejemplaridad. Un concepto que les lleva a ustedes a tomar decisiones y cometer acciones que llegan atentar contra su propio instinto de conservación. Por supuesto, todo en pro de la moral del resto de la tripulación.[/color] -terminó sin poder evitar ampliar su sonrisa. Parecía que la mujer usaba el sarcasmo o la ironía a menudo, a modo humorístico, síntoma quizá de una gran inteligencia.- [color=#0099CC]No obstante no crea que es una queja. El hecho de que la tripulación huya de mi lugar de trabajo me permite dedicarme a otro campo que me gusta y que es igualmente interesante para la Armada...[/color]

Ahí había algo más. Quizá Rachna también estaba evaluando a su "posible" futuro mando superior.

Empiezas a notar que el tiempo os apremia y estáis parados sin avanzar, de parloteo.

Sirio se detuvo un instante consultando su reloj. Levanto de nuevo la vista hacia la mujer.

- ¿Porque no me habla de esa ocupación mientras avanzamos? No soy un fanático de la puntualidad, pero detesto llegar tarde a una cita.

Hizo un gesto a Grangau para que se metiese en el trasportín, y recogió este junto con su equipaje. 

Ya en el astropuerto. En tierra, os dais cuenta que no estáis precisamente en un astropuerto comercial. Es un muelle de embarque militarizado. Sólo existe una posibilidad. Estáis en el mismo arsenal. Eso os tranquiliza, ya que no tendréis que viajar por media ciudad, pero también os preocupa. ¿Tanta prisa hay porque nos presentemos?

Bueno, ya allí sólo queda cumplir órdenes.

Conforme arrastráis vuestro bártulos, por una de las ventanas de aquella pasarela veis un par de pelotones de Infantería de marina regresar a sus barracones. Esos alojamientos están como apartados. "Zapateados" del resto de la base, pero dentro de su recinto. Cualquiera diría que están allí tirados para que no molesten, pero os llama la atención. Visten armaduras de combate y portan todo su equipo a cuestas. Y son dos pelotones completos, con sus secciones de armas y todo. Viene embarrados hasta las pestañas, con los cascos de combate cerrados, y en formación de asalto, pero ... van andando despacito ... como fatigados.

Sólo os llama la atención ver esos soldados campear entre las hierbas de regreso a unos cochambrosos barracones.

De improviso suena la megafonía y ordena: - Personal Génesis preséntese en recepción. Personal Génesis preséntese en recepción por favor.

Aquello era como cualquier otro astropuerto comercial o civil, pero con muchas más zonas para carga y sólo dos para personal. Por lo demás ... era igual, pero en pequeñito, militarizado, con carteles, insignias y colores muy navales o de marine ... y tenía muchas ... bueno parecido lo justo y muy .... lo que era. El Arsenal Naval Militar de CAPITAL.

El tiempo de espera hasta el Arsenal se había terminado con aquella conversación quizá no tan banal. Rachna supuso que Kohren habría adivinado que trabajaba como Oficial Médico, y si no lo había adivinado, lo había encubierto muy bien. Parecía que el veterano oficial quería conocerla mejor. Era lógico, sobre todo si terminaban trabajando juntos.

Así que simplemente termino por acceder a la petición mientras iba recogiendo sus pocas pertenencias:

[color=#0040FF]En eso coincidimos señor... Me refiero a la puntualidad, claro.[/color]

Los dos oficiales salieron del transbordador dispuestos a recorrer el Arsenal.

[color=#0040FF]Bueno digamos que tengo... un sexto sentido para la Bioquímica. Me interesa mucho su aplicación práctica en mi campo profesional. En esas horas en que nadie recurre a mis servicios en la nave, me da tiempo a analizar y experimentar con todo lo que puede caer en mis manos.[/color] -añadió mientras caminaban en el mismo tono serio pero informal.

Rachna guardó silencio al ver al grupo de Marines ataviados con la armadura y enfangados. Parecían muy duros, pero ella sabía por experiencia que algunos chillaban como el que más... y eso que ella era bastante delicada con sus pacientes.

Iba a añadir algo más cuando la megafonía anunció que el Personal Genésis debía presentarse en la recepción.

[color=#0040FF]¿Es posible que nos llamen para lo mismo?[/color] -respondió sin perder aquel extraño humor. En ese momento se verificaría si ambos iban a pasar los próximos años trabajando juntos.

Recorrió con la mirada el astropuerto mientras caminaba ligeramente envarado para compensar el peso del petate.

- Interesante. – dijo ante las explicaciones de la Capitana Shuresh. – Sabiendo que se le da bien procurare que tenga tantas oportunidades de poner sus conocimientos a prueba como sea posible.

Iba a añadir algo más cuando se fijó en los marines. Quizá hubiesen participado en unas duras maniobras y sin embargo Sirio tuvo la sensación de que el aspecto del grupo era excesivo. La idea de que se estaba movilizando los efectivos de esta base comenzó a cobrar fuerza. Sin embargo antes de que pudiese dedicar un segundo pensamiento a esta cuestión escucho el aviso de megafonía.

- La Génesis es la nave a la que me han asignado. Acompáñeme y saldremos de dudas sobre su misión.

Y sin perder más tiempo se dirigió hacia la recepción.

- Capitán de Navío Sirio Kohren, - dijo con firmeza cuando alcanzo su destino y presento sus órdenes ante la ventanilla. – me acompaña la Capitana Rachna Shuresh. 

[color=#0000BF]Un nombre muy... Bíblico[/color] -añadió Rachna al oir de nuevo el nombre de la nave. En su interior estaba satisfecha porque el Capitán Kohren se hubiera tomado de forma positiva sus investigaciones.

¿Quién sabe? Igual resulta ser un buen oficial superior... -pensó la joven galena.

Acompañó a Kohren hasta el mostrador y... bueno, el oficial se tomó la molestia de presentarla, asi que solo se mantuvo expectante y asintió gravemente como si dijera "Presente!", para luego ofrecer también sus órdenes.

Os atiende un soldado y al comprobar vuestras identificaciones hace una llamada. A los pocos segundos aparece un guardia. Es un soldado, pero viene von los distintivos de Policía Naval. - Se les esperaba más tarde, pero control de vuelo, en su Manifiesto de Carga, dijo que venían y el Almirante quería verles lo antes posible. Hace un gesto y os indica: - Síganme.

Os hace entrar en un puesto de guarida. Justo de donde hábía salido. - Déjen aquí sus cosas y un vehículo les espera para acercarles al centro de mando del astillero. En cuanto dejáis los "trastos", os conduce porlos pasillos de servicio. Sólo la gente que trabaja allí circula por estos "atajos". - Cuando terminen su reunión, se les acercará en el mismo vehículo y su equipaje estará allí ya. Al salir otra vez a la realidad, despues de andar por las entrañas de esa instalación, la luz os molesta y todo. Estáis en una entrada que parece un aeropuerto con una gran cristalera. Desde allí se ve tanto el exterior por la zona de las pistas, como la zona de los vehículos que llegan allí.