Partida Rol por web

-Estoy al tanto del recelo de los guerreros de Gaia para con sus lugares secretos.- confirma Agatha. Una no vive tantos siglos sin aprende una o dos cosas del mundo que la rodea.- Si me recibís aquí es porque hay lugar a la negociación y que se entiende que situaciones desesperadas requieren medidas desesperas. Por eso estoy aquí. Y no, no tengo ninguna intención de perder la no vida aquí. ¿Continuamos?- apremia tomando las solapas de su americana para estirarla un poco.

Renzo Mictli mantiene su solemne y seria postura en silencio, da media vuelta y continúa su camino atravesando la sala del trono vacío esperando ser seguida por la Ventrue. 

El emisario se detiene ante una angosta entrada que parece continuar hasta una sala donde se escuchan varias voces discutiendo temas bélicos.

Renzo se dirige hacia Agatha Amary con un mirada indicándole que aguarde un momento para que él ingrese solo a aquella estancia. Después de algunos minutos vuelve a aparecer en la entrada para indicarle que puede entrar.

Al ingresar la arconte, esta puede observar como una fila de encapuchados salen por otra puerta al final de aquel salón, en medio de una amplia mesa con un mapa en relieve y varias pequeñas esculturas en piedra representando varias facciones militares se encuentra una mujer de apariencia joven y finos rasgos propios de la región, incluyendo unos enormes y borrados ojos en tono violáceo, la cuál levanta el mentón de manera orgullosa ante la presencia de Agatha. 

Resguardando su costado permanece impasible un musculoso y alto guerrero con una muy visible cicatriz que atraviesa su ojo izquierdo y de igual manera sus pupilas muestran un extraño color que pareciera hacer brillar con cualquier halo de luz que le alcance.

Renzo da un paso al frente para presentar a la emisaria del bando contrario.

-Gran Alfa Huey Nizze Kin, he traído ante tu presencia a la emisaria de nuestros enemigos para que le hagas saber las condiciones que a tu juicio necesiten saber antes de que las fauces de Akbal se abran y arrasen con toda su estirpe.-

Renzo regresa a su lugar y baja la mirada para darle paso a la arconte.

Con el mentón en alto Nizze Kin solo baja la mirada dirigiéndola hacia los ojos de Agatha Amary.

-He sentido tu presencia anteriormente... buscabas a una de los de tu raza, sin embargo puedo intuir que ahora buscas respuestas, es peligroso tratar de avanzar mediante la palabra si no se tiene la información completa... ¿Porqué te haz ofrecido como emisario habiendo sido ungida como primogénita de los *Tlahuelpuchtlis.-

El guerrero no emite ninguna palabra, solamente se cruza de brazos y permanece atento a la respuesta de Agatha Amary.

Agatha avanza con las manos entrelazadas en la espalda mostrando gran aplomo y seriedad, no aparta la mirada de la de Nizze, la mantiene pero se guarda el aire retador, tan sólo muestra determinación.

-He venido de tierras muy lejanas, del viejo mundo para resolver los problemas de mi estirpe en la ciudad de Regina. El cargo de primogénita me fue asignado sin yo pedirlo, es un título que no significa nada para mi, al menos no a largo plazo, tan solo tiene validez en esta ciudad y no planeo quedarme más allá del cumplimiento de mi misión. Mi ocupación es de mayor altura, soy arconte de la Torre de Marfil y esa potestad es por la que he venido a parlamentar con usted. -hace una pausa, muy breve y continua.

-Es peligroso avanzar sin conocer toda la información, es muy cierto, pero en mi estirpe los secretos, especialmente entre nosotros mismos, son lo que nos ha mantenido en pie a lo largo de los siglos. Y otras veces nos ha derrumbado por la imposibilidad de colaboración.- admite, tan orgullosa de lo uno como de lo otro.- Por eso me veo obligada a avanzar para hallar respuestas y eso sólo se alcanza mediante el uso de la palabra.

La alfa baja el mentón relajando un poco su postura, de un grácil movimiento se desliza por un costado de la mesa para alcanzar a la arconte deteniéndose a unos cuantos pasos de Agatha Amary, su guardián solo le sigue con la mirada sin descruzar los brazos.

-Me hace gracia como el destino tuerce nuestros caminos y tiende a repetir lo sucedido hace tres centurias cuando Imelda se encontró en tu lugar y mi padre se encontraba en donde ahora estoy.- Un breve silencio pareciera intensificar la mirada violeta de Nizze Kin para luego desviar la mirada hacia el mapa de guerra mientras comienza a andar a paso lento pasando un dedo índice por el filo de la mesa.

-La luna reclama sangre para saciar su sed de venganza, la tregua fue rota por el primogénito de Juan de Montoro Díaz y Cienfuegos, su cabeza no fue suficiente tributo para *Coyolxauahqui.- Sin voltear a ver a Agatha, Nizze Kin continúa hablando. 

-Nosotros somos los hijos legítimos de esta tierra, ustedes fueron los invasores que arrasaron con nuestro hogar confinando a mi gente a este último trozo de vida, trecientos años hemos esperado para retomar lo que por derecho nos pertenece.-

Se gira intempestivamente lanzando una fría mirada a la arconte.

-La guerra es la única manera de salvaguardar nuestro honor y nuestro hogar, dile a Imelda que su tiempo de gobernar terminó, que los hijos de *Meztli Coatlicue reclamarán el dominus de Regina completo en la primera luna llena y como nosotros hemos lanzado el reto ustedes deberán elegir el terreno donde serán extirpados como las sanguijuelas que son.- La alfa asiente con el mentón al guerrero quién también asiente respetuosamente.

-Mi *Ocelotpilli, el general  Ikalh Nek comandará el primer ejército como muestra de honorabilidad, una vez destruida su avanzada ninguno de tu estirpe estará a salvo una vez que la jauría se desate, incluyendo a los hijos del hombre quiénes han osado  profanar la tranquilidad de nuestra madres con su venenosa tecnología y desmedida ambición.- 

La alfa regresa la mirada a Agatha esta vez menos intensa pero firme.

-La decisión ha sido tomada y no hay vuelta atrás, como puedes ver no hay mucho que parlamentar.-

Agatha no se inmuta, alza los brazos para cruzarlos en gesto tranquilo, mira la mesa y, como su interlocutora, la rodea, pero sólo en parte hasta acercarse más a la alfa y luego sus ojos vuelven a los de ella despacio pero con intensidad.

-Dime...Gran Alfa Huey Nizze Kin...- recita su nombre con cuidado y con respeto, no deseando provocarla con una mala pronunciación- ¿a cuántos de los tuyos piensas perder en esta guerra?- pregunta con calma, sin atisbo de frialdad, no era su estilo, por contra usaba un tono cálido y cercano.- ¿10? ¿20? ¿Puede permitirse Gaia perder a tantos guerreros por una cuestión que podría arreglarse sin derramamiento de sangre?- incide descruzando los brazos, apoya parte de su trasero en la mesa y también las manos, quedando de lado hacia la alfa- Vuestra raza está en sus horas bajas, sois poderosos si, pero escasos. Y las dos sabemos que mi estirpe no es vuestro mayor enemigo. Tenéis vuestras propias prioridades, mucho más peligrosas que nosotros. Eso que llamáis...toxicidad, eso que enferma a la tierra...no somos nosotros y lo sabes. ¿De verdad vas a perder decenas de efectivos en una pelea que, si bien es probable que ganéis, os va a alejar de vuestro verdadero enemigo? Cada uno de los míos puede crear a diez cómo él...dime...Nizze Kin...¿cuántos hombres lobo han nacido este año en toda la tierra? -alza las cejas esperado una respuesta aunque sabía que el número iba a ser escaso.- ¿Merece la pena? 

Una leve sonrisa aparece en el rostro de la Alfa ante el argumento de la arconte.

-Sería tonto lanzar una ofensiva tan grande sin apoyo, si bien dices que nuestro pueblo se ha reducido en las últimas décadas, es bien sabido que ustedes se sostienen en su antigüedad... se vanaglorian de su inmortalidad y se pierden en su abismo de vanidad y orgullo.- Una mirada casi compasiva es dirigida hacia Agatha.

-Es bien sabido que un hijo de Coatlicue Gaia puede destruir él solo a 10 sanguijuelas, pero ese no es el punto.- En breve vuelve a fijar la mirada en el tablero de guerra.

-Entre ustedes se destruirán primero, nosotros tomaremos lo que nos fue arrebatado, es cuestión de tiempo para liberar a la jauría, solo estamos respetando las formas en honor a la sangre derramada por nuestros ancestros y nada mas, ya tienes el mensaje emisario, no hay más que agregar.- Nizze Kin cruza los brazos en señal de que ha terminado de hablar mientras que el guardián se acerca al costado del alfa y con el mentón le indica a Renzo de que es hora de que la arconte salga fuera de sus dominios.

Si, sin duda este era el fin de la negociación. ¿Había servido para algo? Agatha no estaba segura pero lo que sí sabía es que era momento de salir de aquí mientras aún pudiera.

-Con su venia, nos veremos.-asegura con una inclinación de cabeza y se dispone para irse, esperando que la escolten para marchar pues escoltada vino. -Le agradezco su respeto y este parlamento.- y ahora si, se va.

Apenas y la arconte salió de aquella estancia siguiendo al emisario de los lupinos, Agatha Amary pudo sentir que la tensión disminuía no así la sensación de peligro que aquel lugar transmitía.

Renzo no emitió ninguna palabra hasta que bajaron las amplias escalinatas con el riachuelo dividido.

-No es tiempo de negociaciones, habrá un baño de sangre como ofrenda a la luna, y como dio a entender el alfa, tendrán el privilegio de elegir el lugar de su tumba.- Las palabras de aquel emisario no sonaban con ninguna carga emocional, hasta cierto punto él debería también estar preocupado por lo que se avecinaba, sin embargo el orgullo lupino se anteponía ante cualquier intención de detener el curso de las cosas.

-Te dejaré en el claro de la entrada, ningún hijo de Gaia osará tocarlos en esta noche, no regresen hasta que tengan el lugar para la batalla.- Ambos emisarios emprendieron el camino de regreso a la zona segura del bosque de Trinidad.

-Habrá un baño de sangre, si, pero los cazadores serán los únicos que ganen. No es mi problema, si la cosa se pone imposible yo no le debo nada a este lugar, simplemente, procuraré desaparecer de la escena.- anuncia con un gesto pausado, poniendo las manos en sus bolsillos.- La camarilla y el sabbat se aniquilarán entre sí como siempre, solo los antiguos poderoso y los jóvenes escondidos sobreviviran. Luego los garous acabaréis con todo lo que seáis capaces de encontrar; mucho de vosotros morirán en una lucha sin sentido y más aún lo harán cuando los cazadores llamen a vuestra puerta y arrasen con todo. ¿Y quien ganará al final? Aquellos que comercian con vuestra sangre. Ah y nosotros, los eternos, los que podemos crear a diez como nosotros cada noche. Pero así son las cosas.

No parecía apesadumbrada por el augurio, tan solo señalaba lo evidente.

-Es lo que hay.

El lupino camina al lado de la arconte escuchándola en silencio, ambientados por los sonidos propios del bosque. Se encoge de hombros ante las conjeturas de Agatha Amary.

-Puede que tengas razón, sin embargo este territorio puede torcer todo en cuestión de segundos...-

Renzo se queda pensativo un momento y luego continúa.

-Pareciera que desde la caída de Zamma Kinn, nuestro alfa huey anterior, hubiera traído una terrible maldición a este dominus, la traición ronda en todos los bandos y a ella (Se refiere a la traición) ni tú ni ningún otro eterno es inmune.

Las luciérnagas vuelven a aparecer como abriéndoles paso a ambos seres de la noche.

-Aunque puedan crear a diez, veinte o treinta de ustedes en una noche, ¿Cuántos de ellos serán confiables, poderosos, leales a su causa?...- Levanta el mentón mientras sigue su camino.

-He ahí su terrible debilidad, la maldición de Caín les corroe desde adentro, hermano mata a hermano, ese es su verdadero punto débil.- 

- Su lealtad nos trae sin cuidado. Tenemos formas de conseguirla por el tiempo que sea necesario, de una forma o de otra. Nuestro mundo no se parece al vuestro; vuestro elevado propósito de salvar una tierra que se empeña en destruirse a sí misma es encomiable, abocado al fracaso, pero muy noble.- no pretende halagar, tan sólo deja constancia del hecho su tono es monocorde- Nosotros, por contra, vivimos...perdón...existimos por el hedonismo.- explica con un leve encogimiento de hombros.- Claro, tenemos nuestros propósitos individuales y de pequeños grupos...pero suelen estar centrados únicamente en vivir una noche más. A cualquier precio. Y así será hasta el fin de los tiempos. Vosotros...bueno lucháis y morís por una noble causa. Casi siempre. Pero en Regina dime ¿Qué noble causa abanderáis? Una estúpida venganza. Exigid una satisfacción y es posible que se os conceda, pero pedis sin conocimiento...y sin conocimiento muchos de vosotros caerán.

De pronto Renzo Mictli se detiene en seco y levanta una mano a la altura del pecho de Agatha Amary para advertirle que se detenga, en posición alerta el lupino olfatea algo en el ambiente y con una mano le hace la señal de silencio y con la otra mano le indica que le siga detrás de unos arbustos que dan prácticamente al claro donde el sheriff debería estar esperándolos.

Ocultos desde los arbustos Agatha y Renzo pueden observar a lo lejos al grupo de seis sombras con katanas en mano apuntando a una extraña silueta de gran estatura cabello liso y largo hasta la cintura enfundada en un  traje negro al pasado de moda cubierto por una gabardina que también ha visto mejores épocas, un sombrero de ala ancha no deja ver su rostro muy bien.

Desde aquella posición observan que Emilio Rage tiene todo bajo control y más bien pareciera estar hablando con aquel extraño ser mientras los conductores ghoul que aguardaban en los vehiculos apuntan sus rifles automáticos hacia el extravagante personaje.

Interrumpida su conversación, Agatha se fija en lo que Renzo ve...no puede evitar fruncir su ceño al descubrir al sheriff en conversaciones con ese...¿Qué era eso? La sospecha de la traición anida en los ojos de Amary pero es lo bastante inteligente como para permanecer a la espera, en silencio, esperando a que aquello acabe. Por suerte, está bastante acostumbrada a moverse por los lugares más insospechados así que no está preocupada por arrugar o manchar su traje a medida.

El sheriff se cruza de brazos, con una mano se se rasca el mentón y en la otra le cuelga la pistola mientras una sonrisa socarrona apenas se dibuja en su rostro.

-Si por mí fuera ya te hubiera partido en dos pero veo que conoces las tradiciones y no me corresponde hacerlo sin antes haberlo consultado con mis superiores... esperemos a que regresen... ella sabrá qué hacer.- Dicho esto Emilio Rage se limitó a analizar a aquella extraña cosa, mientras esperaba el regreso de a quién escoltaba a aquel lugar, con el mentón y un leve movimiento ordenó a los conductores gouhls quienes apuntaban amenazantes con rifles automáticos al recién llegado.

Después de unos segundos afinando todos sus sentidos y con la mirada puesta en la escena, Renzo deja de olfatear, se levanta y avanza de igual manera de como llegó hacia donde se encontraba el sheriff y los escoltas.

-Ya no percibo peligro, avancemos.- el hombre perro se adelanta para alcanzar la zona segura.

Al alcanzar al Sheriff y sin quitar la mirada de aquel extraño ser habla con Emilio Rage. -Su emisario ha parlamentado, no les queda mucho que hacer aquí y después de este breve tiempo de gracia ya no serán bienvenidos. En cuanto tengan la respuesta pueden contactarme para dar inicio con lo inevitable.- Renzo comienza a caminar alrededor de aquella mole y de vez en cuando olfatea avanzando para cerrar el círculo y colocarse de frente a aquella figura para hablar.

-Tienes un olor extraño... a bosque y magia.- El hombre perro  levanta la mirada para alcanzar la estatura al menos del rostro de aquel gigante. -Tienes el destino de tu existencia en lo que vas a responder a continuación... ¿Quieres acompañarlos a ellos ó quieres acompañarme a mí?...-

Escucho con atención lo que decía el Sheriff para esperar a quienes debíamos de esperar cuando de repente un hombre u hominido ¿homo sapiens?,me quedaba eso en duda por la forma gutural de hablar de el en cuanto hizo su pregunta lo pensé detenidamente dije:

-Así como a vos,a mi también me gustaría esperar antes de darte mi respuesta,dado que creo que esperamos a la misma persona,una vez que cumpla con ello,te daré mi respuesta.

Con esto no estaba diciendo que no lo acompañaría ni que si lo haría,en realidad era un quizas,porque si algo no debía de hacer era no presentarme ante la Príncipe,si había leído y estudiado acerca de los hombres lobos pero algo me decía que esos libros podrían estar equivocados,en especial cuando en uno de los libros Kyasid mencionaba que entrevisto a una gangrel que durante un tiempo convivió con ellos,lo cual le pareció fascinante y si bien sus tradiciones no son las nuestras no por ello son estúpidos,subestimarlos de esa manera era subestimar su capacidad no solo de lucha sino de estrategia,por algo durante milenios los hijos de Cain se habían enfrentado contra ellos y los consideraba en extremo peligrosos,no solo por su forma de combatir sino además por que al igual que los hombres poseían un intelecto superior a cualquier otro animal domestico.

Por el momento me quedaría esperando,y este hombre lobo o eso supongo que es no me haría daño mientras el trato durara el tiempo que durase,así que mentalmente me fui preparando,si debía de hacer una alianza con ellos tendría que ser paciente y esperar.

No tarda la mujer en comprender la naturaleza de su interlocutor y por tanto, el bando al que pertenece.

-No se a quién esperáis, pero lo intuyo. No os recibirá.- comenta la empresaria caminando con aire decidido por delante del enmascarado hasta situarse junto a Emilio con quien intercambia una mirada intensa y suspicaz- ¿Quién es tu amigo?- inquiere con aire autoritario.