Partida Rol por web

-Nones...- Contesto al ver que sólo había polvo.

-Será mejor que nos movamos- Digo recogiendo las flechas del suelo -Si no, pocas posibilidades de que el monstruo se acerque a nosotros tendremos- Termino tendiéndole a Jackie su flecha.

Envaina la espada, aunque mantiene el escudo en el brazo por si acaso

- Tsk, me ha puesto nervioso aunque la verdad es que era bastante débil.

Jackie asiente y baja unas pocas ramas para saltar finalmente desde ahí. Cae elegantemente cual felino en el suelo y coge la flecha que Eneas le tiende.

-De acuerdo-dice mientras se la mete en el carcaj lateral.-¿Qué os parece si nos adentramos un poco más? Tal vez por allí encontramos más monstruos y participantes a los que fastidiar.

Comienza a andar con el arco preparado, por si las moscas y mientras camina, intenta buscar cualquier rastro y seguirlo.

Tras avanzar unos cuantos metros, detecta unas cuantas ramas de árboles rotas. Mira al suelo y ve huellas.

-¡Eh! Por aquí hay algo, chicos.

Sigo a Jackie que parecía una rastreadora y cojo una flecha del carcaj antes de que termine la frase la flecha ya está lista en el arco, preparado para ser tensado.

Intento ver algo más, pero sólo veo lo que señala Jackie así que pregunto -¿Por donde?- Mis dedos acarician las plumas de la flecha suavemente.

- Registremos la cueva y marchemonos cuanto antes a por la bandera - Dicho y hecho, se da una vuelta por el lugar sin bajar la guardia, por si hubiese algo de interés

Jackie pone los ojos en blanco ante la respuesta de su compañero, exasperada.

-Por ahí, cegato-dice señalando el centro del bosque-. Vamos, seguidme, seguiré el rastro.

Comienza a andar con el arco preparado para disparar mientras sigue el rastro que había detectado antes.

Tal y como ha dicho Damian, exploramos la cueva (dentro de unos límites, si tras un minuto de recorrido no llegamos al final de la cueva, propongo dejarla de lado y continuar buscando monstruos por el bosque)

Miro sonriendo a la criatura.

-Bueno, ¿atacamos?

-Voy, -digo mientras desecho los restos de la trampa.Inconscientemente me llevo la mano a la cicatriz de la pierna- Malditos perros.

Me acerco a Jackie y le señalo el rastro.

-Dracanae... fijaos en los surcos de sus colas.

-¡Buf...!- Digo -Como las odio...- Comento, me recordaban demasiado a mis hermanas, medio mujeres medio vívoras.

Me pregunto si Penelope no será una...

Me fijo en los surcos y tenso un poco el arco para estar listo -Sigamoslo...

Traga saliva y respira hondo. Dracanae...un bicho peligroso sin lugar a dudas.

-¿Tienes trampas para estos bichos, Johan? Si es así, repetimos estrategia, yo me subo a un árbol y vigilo que nada ni nadie te moleste ni a ti, ni al rubiales; tú pones trampas y Eneas vigila el perímetro. Sigamos andando hasta que lo veamos, ¿os parece?

Jackie da unos cuantos pasos siguiendo el rastro, procura ir en silencio y con el arco preparado. Pero hay demasiadas hojas secas y ramitas y las hace crugir un poco. Maldice entre dientes mientras camina, intentando no hacer demasiado ruido.

Se trata de encontrarlo yo...no de que me encuentre a mi, ¡joder! malditas botas... 

Jaqueline tropieza pero gracias al cielo se apoya en Johan, quien sorprendido cede y cae al suelo, provocando un pequeño estrepito, como una chatarrería en medio de un terremoto.

-Ugh... culpa mia supongo, demasiados carbohidratos.

De lejos se oyen gritos y el sonido de un gruñido grave y profundo.

Jackie se levanta de un salto y le tiende la mano a su compañero para ayudarle a levantarse.

-Mea culpa-dice mientras ayuda.

Ante los ruidos mira rápidamente en su dirección.

-Por allí...¿Vamos?

Tiene ganas de correr hacia allí, no para socorrer, si no para acabar con un bicho.

-Vayamos...- Digo viendo lo ansiosa que está mi compañera, de todas formas el sigilo ya estaba perdido y al parecer no iban a por nosotros esos bichos.

Me dirijo hacia los gruñidos esperando que mis compañeros me siguieran.

Jackie va con pasos ligeros, intentando recobrar el sigilo, pero nada. Parece que los dioses están en su contra ese día. Mira al cielo con el ceño fruncido. A pesar de hacer ruido intenta ir andando de árbol en árbol, para así, aunque la oigan, no puedan verla.

Avanza unos cuantos metros, manteniéndose algo más atrás que Eneas, por si tiene que cubrirle.

-¡Al ataque! - Grito mientras salgo corriendo con la espada haciendo alarde de una gran velocidad. Los golpes vuelan a diestro y siniestro clavándose la espada bajo el caparazón quitinoso del escorpión y provocando que su vida toque su fin.