Partida Rol por web

Escucho y asiento a lo que va contanto Song. Ya me estoy cansando de repetir la misma historia cien veces y espero que esta sea la última. Me duelen las piernas y las piernas cargadas hacen que salgan varices y, bueno, se pueden quitar con cirugía, pero quiero conservarlas "puras" hasta que no haya más remedio.

Doy unos golpecitos impacientes en el muslo, pero cuando Song pregunta sobre los peligros del bosque, paro y miro al sheriff. Esa pregunta me había estado rondando por la cabeza y quería saber la respuesta.

Steve solo apartó la mirada de la anciana para mirar al tipo del mostacho un segundo, resopló y luego miró al frente, justo cuando la mujer dejaba caer el bourbon en la madera.

-Muchas gracias.

Removió un poco el licor y luego le dio un trago largo al "veneno" sintió como algo caliente le bajaba por la garganta, lejos de espantarle o provocarle dolor, lo que hizo fue provocarle algo parecido a una explosión de placer, ya que hacía tiempo que no tomaba algo tan puro, como un chute para un yonki.

Dejó el vaso y miró a la anciana, antes de volver a acariciar la mano de su esposa.

-Tal vez sea eso, nos preocupamos demasiado.

Steve forzó una sonrisa y volvió a tomar un sorbo del licor, que a él le sabía a gloria.

-Hum...dígame, señora, ¿qué representa la estatua de la calle? simple curiosidad.

EL sheriff os mira con expresión iracunda, fría como el hielo. El puro asoma a sus labios, que lo mantienen agarrado con la soltura que dan los años. El humo aparece delante suya de forma continua, ocultando parte de su rostro. Se lo quita de la boca con lentitud, parsimonia, estilo, cualquier cosa vale.

Ese bosque no tiene nada de especial. Es un bosque. ¿Es que acaso oyeron algo extraño?. Pregunta con voz monocorde.

Parece que la pregunta de Steve es como un rayo de silencio sobre los que se encuentran en la cantina. Incluso ambas sombras de la esquina de la barra os miran con expresión curiosa. Se escucha un tintineo y algún carraspeo a vuestras espaldas. Mary, sin embargo, no parece afectada por la pregunta. Sonríe mostrando una boca sin dientes, mientras se toca el broche con su mano izquierda suavemente. Parece algo abstraída.

Uh, claro, es normal que ustedes se preocupen, sí. La estatua está ahí incluso antes de que yo llegase, pero como no ha hecho mal a nadie, ahí se ha quedado. Somos personas muy respetuosas con nuestras tradiciones, aunque no las entendamos. Suelta la mano en un gesto restando importancia a ello. Apoya el codo en la barra, con su otra mano acariciando el antiguo broche, con una sonrisa algo bobalicona.

Escuché la conversación entre el sheriff, Eva y el señor Song algo apartada. Me encontraba confusa por lo sucedido anteriormente, y me preocupaba el lugar donde podría haber acabado Max, nuestro acompañante. Solamente hemos oido- dije, elevando un poco el tono de voz, lo suficiente para que pudieran escucharme- que era algo peligroso, según las indicaciones de nuestro guía- No me atrevía a decirle esa extraña fuerza por la que me había sentido atraida, puesto que seguramente no se debiera a nada. Quizá lo mejor era zanjar la conversación con el hombre y esperar noticias.

Escucho a Lydia que por fin se anima a hablar. Había estado muy callada durante el viaje y me había preocupado. Le sonrío y asiento.

- Nos dijeron que era peligroso, pero no especificaron cuál era el peligro. ¿Está diciendo que todo eso era un engaño para darle más emoción? Porque más que atraer, aleja a los visitantes. Hice una pequeña pausa. Mire, nosotros le hemos dado la información y ahora usted, pues.. no sé que medios tendrá aquí, pero será mejor que se dé prisa en buscarle.

Impertérrito, no parece mostrar ningún tipo de reacción ante las palabras de las dos mujeres. Exhala el humo del puro y os mira un instante, seriamente. Eso es todo. Si necesito algo más de ustedes, iré personalmente a la casa del Señor Garrow. Vuelve a apoyar su mano derecha en la puerta y retrocede un par de pasos. Si no desean nada más...

Asentí levemente ante el comentario del Sheriff. Realmente él era el especialista y nosotros, quizá, solo estábamos demasiado asustados por lo que había pasado en el bosque. A pesar de que no terminaba de convencerme lo que le podría estar pasando a Max, creía que acabaría apareciendo, más tarde o más temprano. Está bien... Muchas gracias por su atención, sheriff.

Avancé para salir de allí a paso lento. Había sido un día muy largo y bastante raro, por lo que lo mejor era relajarse un rato. Quizá Max estaría de regreso, puesto que no quería pensar en la posibilidad de que el hombre hubiera sufrido algún tipo de accidente de camino a casa. Si para mañana no había aparecido... entonces tendríamos que buscarlo con ayuda de alguien.

El revuelo que se ha montado en el local la incomoda, la pone nerviosa. Mira hacia esa gente pero luego mira a su marido y por la ventana, como ignorando el tema aunque escuche a la mujer. No sabe como esa gente desconoce que significa aquella estatua, normalmente los más mayores suelen saberlo y va pasando a generación tras generación, pero aqui es todo lo contrario, aunque esto suena a que no quieren decirlo..

- Y suele venir mucha gente al pueblo como nosotros??? Seguro que todas las semanas esto se llena..

Dice cambiando el tema, no es la primera vez que le dan largas sobre ese tema, eso es que no quieren decir nada más, asi que no preguntara más. Intentará hablar sobre temas triviales, los tipicos de toda conversación.

Steve entreabrió los labios y asintió profundamente, escuchando.

-Ahhh, ya entiendo, no, es que me pareció curiosa.

Luego bebió un trago largo y volvió a preguntar.

-¿Sabe de alguna planta o algo así por aqui que me relaje? o que me haga ver cosas...después del Whisky.

Dejó caer, le daba igual que una panda de pueblerinos pensaba que era un yonki, pero todo aquello le escamaba bastante, y su mujer también lo captó, pues cambió de tema en seguida. Se acabó la bebida de un trago y dejó caer el vaso en la madera.

Mary mira a la pareja sonriente. Ay, que dulces...comenta con una sonrisa beatífica en el rostro. Su mirada se distorsiona durante un momento, mirando más allá de vuestros rostros, hacia delante. Se escuchan algunos ruidos por detrás, ruidos de botellas y vasos llenándose. No, no vienen muchos por aquí. Alguna vez al año, siempre una vez o así. Comenta restando importancia a la pregunta de Aisha.

A vuestro lado, los dos individuos en las sombras se mueven haciendo sonidos con los banquetes de madera, aunque parecen haberse acomodado simplemente, mientras resuenan las preguntas de Steve en la estancia. Se nota un nuevo silencio en la sala, sólido, expectante al parecer. Todos han escuchado esa pregunta. Mary se ríe con soltura. ¡Menuda risa de loca tiene! Sus carcajadas os estremecen durante unos instantes, sus movimientos son espasmódicos, mientras aprieta las palmas de sus manos en la barra de sólida madera. Nosotros lo que más bebemos que nos haga ver cosas es el Bourbon del 52, que os aseguro, está muy bueno. Si lo desean, les daré a probar un poco. Los amigos de Garrow la palabra suena con tono joscoso son nuestros amigos, y que Dios nos bendiga.

Finalizada la conversación, que tras ser yo el encargado de contar la historia la señorita Moore y Lydia se habían encargado de acentuar y de dar los últimos sazones de una narración que ya no podía dar mas de sí, no dudo en seguir a la tímida y reservada chica para alejarnos de la casa del sheriff. Seguramente, aunque fuese un asunto de lo más conflictivo el que estuviese en sus manos, seguiría manteniendo el mismo gesto propio de un jugador de póker que no trata de dar pistas sobre sus ases, puesto que si el mismo encargado de la seguridad temblase de miedo... la esperanza de los afectados se reduciría drásticamente.

Dicho esto, tomo un cigarro entre mis manos y no dudo en encaminarme hacia el hostal de Garrow. Había sido un día muy largo y mis piernas, sumada a mi constitución frágil, no dan mucho más de sí.

- Será mejor volver al hostal para relajarse un poco. - comento con una especial lentitud - Todo ha sido demasiado estresante para nosotros, y empiezo a pensar que estar de vacaciones no es tan diferente de trabajar.

Sonrió por las palabras de la mujer, le parecía tan adorable.. pero cuando comenzó a reirse de esa forma, le puso los pelos de punta. Rió cuando comentó acerca del Bourbon y aprovechó para terminarse la copa de un trago, así amarga menos.. Aunque su cara seguía siendo un poema, no estaba acostumbrada a este tipo de bebidas, ya veriamos como terminaba la noche..

- Oh.. ¿quieres uno cariño? Yo no voy a tomar más.. no me vaya a sentar mal.. he comido muy poco.

Comentó a la mujer y miró hacia la ventana. Algo de repente se cruzó por su pensamiento: niños. No ha visto niños por el pueblo, lo más parecido a un niño era el chico al que habían salvado, pero por su mentalidad, no por su aspecto.

- Señora.. ¿usted tiene nietos? Me ha llamado la atención de que no hemos visto niños por aquí.. ¿los jovenes se marcharon del pueblo? He oído que en algunos pueblos donde la población ya supera una edad avanzada, que dan ayudas y proporcionan puestos de empleo para que se rejuvenezca el pueblo. Los niños dan mucho alboroto.. pero en verdad traen mucha alegría..

Aprieta la mano de su marido y le mira.

- A mi me gustaría tenerlos, soy profesora y la verdad es que me encantan los niños.

Esto último lo comentó mirando hacia la mujer, seguro que la entendía por ese sentido y ese deseo que tienen muchas mujeres de ser madres.

Se notó nada más finalizar la frase la profesora. Aisha había tocado un tema importante, aunque por las reacciones de los demás, no se sabía exactamente el qué. La cara de Mary enmudece visiblemente, mirando sorprendida al matrimonio. El silencio, antes expectante, es ahora tenso. Se escuchan extraños murmurllos a la espalda del matrimonio, procedentes de la mesa ocupada por el viejo y el individuo del mostacho. Las dos sombras os miran fijamente. El silencio es denso, parece encontrar algún tipo de ambiente propicio para aparecer...

La mirada de Mary. Sorprendida primero, asustada después...¿es miedo lo que se observa en sus ojos? Sea como fuere, parece haber entrado en algún tipo de trance. Su mano derecha ha empezado a temblar violentamente, demasiado rápida. El ruido comienza a romper dicho silencio, pero lo hace aun más estremecedor. Los cuatro ocupantes miran fijamente a la pareja, sus ojos están clavados en vosotros. La anciana parece no reaccionar. Salvo su mano, esa mano.

Una sola palabra asoma detrás vuestra, procedente del individuo del mostacho, el que pegaba una paliza a Andi, el peligroso, el del ligero acento sureño. Su tono es inexpresivo, casi carente de emoción. ¿Qué demonios estaba pasando, de qué iba todo esto?

Fuera. Esa fue la única palabra, clara y concisa, que salió de sus labios. Y punto. Y nada más.

Steve se quedó mirando a la anciana tras las palabras de su esposa, miró a esta un segundo y luego a su alrededor, todos le miraban, todos los observaban con aquellos ojos de locos, como poseidos.

Cuando el hombre del mostacho se puso en pie, el actor también, para no perderle de vista. No tenía ganas de estar allí y menos tras ver eso.

Sacó su cartera y dejó algunos pavos sobre la barra.

-Vámonos, Aisha.

Dijo, serio y seco.

Me encamino hacia el hotel junto a mis otros dos compañeros.

- Sí, la verdad es que me lo pasaba mejor en el trabajo que aquí. Reparo en el nuevo cigarro que agarraba Song entre sus dedos. Venga, Song deja de fumar. Con bastante confianza le cojo la mano y le quito el cigarro. Has fumado mucho hoy y no es nada bueno. Te propongo un trato, tú no te fumas ese cigarro ahora y yo te invito a pasear conmigo esta noche por el pueblo. ¿No te apetece relajarte con un poco de brisa nocturna, en vez de estar allí en el hotel encerrados? Sonrío con un poco de picardía, mientras jugueteo con el cigarro entre mis dedos.

Suspiro con resignación ante la actuación de Eva Moore. Que mujer más problemática, ¿son así todas las americanas? me aventuro a pensar. En cierta forma, me había recordado a Miao, mi esposa, quien siempre me advierte de los prejuicios que provoca el consumo de nicotina: ella nunca me había arrebatado un cigarro de los labios, mas bien porque no hacía falta. Es mi esposa y sé perfectamente lo mucho que le molesta el humo, así que siempre me preocupo en apartarme lejos con mi Laramie's para no incordiarla. Soy un marido caballeroso, sí, lo admito. Miao es lo único que tengo, ¿cómo iba a darme el lujo de despreciarla?

- ¿Mh? Menuda personalidad. - comento pasándome la mano por la frente con voz profunda. - Si te molesta mucho el humo del tabaco, podrías habermelo dicho. - lanzo al aire, tratando de darle una explicación a la actuación de la señorita Moore. Veo que a los americanos no os cuesta mostrar lo que os desagrada: ojalá los asiáticos fuesemos menos sutiles con esas cosas.

Cuando Eva me lanza esa propuesta, no puedo evitar opinar lo siguiente:

- ¿No te parece que en este pueblo eso de relajarse parece una broma? - añado cierto tono irónico a mi frase - No te preocupes, soy educado, y si no te gusta el humo del tabaco, tendré más cuidado. - comento - No necesito recompensas, aunque si duermo tan mal como ayer, saldré encantado del hotel.

Os váis acercando lentamente al hotel, paseando por las ya típicas y vacías calles de Golden Forest. Eso de calles, oportunamente, solo se puede aplicar a los terrenos que asoman entre las pocas más de docena de casas que aparecen en la zona este del mismo. El Sol hace justicia para esta época del año, aunque observáis como tiende a retirarse paulatinamente.

Son las 17:30 h. A las 19:00 h Garrow espera la cena.

No entendía que estaba pasando, ¿qué había dicho?. No cae en la cuenta de que es lo que había pasado allí dentro, el por qué de la reacción de esa gente. Miró a su marido que parecía estar igual de confuso como ella, pero él se puso de pie enseguida y ella pareció dudar. Intentaba disculparse.

- Lo siento..

Consiguió balbucear, muy nerviosa al ver la reacción de aquella gente. Se levantó y asintió a su esposo y fue la primera en salir de allí. Caminó muy rápido, como si temeria represalias contra ellos, pero agarró la mano de su marido tirando de él para evitar que pudiera enfrentarse a uno de esos hombres.

- Qué es lo que ha pasado?? Qué he dicho???

Le pregunta una vez se han alejado del local, se detiene mirando hacia el local, estaba temblando.

- Dios.. me han dado miedo..

El actor salió del bar y miró hacia atrás constantemente, mientras su mujer lo arrastraba hasta fuera.

-Estoy harto de este maldito lugar.

Dijo a su esposa, visiblemente enojado.

-Aquí en vez de arreglar lo nuestro, lo que voy a arreglar será mi entierro.

Siguió soltando maldiciones mientras caminaba, aunque luego se detuvo, cogió a su esposa de los hombros y la miró directamente a los ojos.

-Aisha...vámonos de aquí. Pagaré la factura a Garrow, cogemos el coche y no vamos...no quiero más problemas, tampoco soy un boy scout para ir a buscar un desaparecido, y me importa un carajo la gente de este pueblo, solo me importas tu, y ahora no estoy muy convencido de nuestra seguridad, temo por nosotros.