Partida Rol por web

Las esplendorosa ciudad de Lalivero había vivido momentos mejores en el pasado, ahora era un lugar abarrotado de gente que carecía de sentimiento, o al menos eso era lo que reflejaban sus rostros. Vivían el día a día haciendo sus labores sin ninguna chispa de alegría que "contagiase" el ambiente. La ciudad estaba junto al inmenso oceano e incluso se podía ver aún al horizonte los restos de lo que antaño fue el Faro de Babi, no conocéis los motivos de su destrucción pero desde provoca que el conjunto de aquel territorio inspire más pesar que gloria.

Lalivero era un lugar extenso, podíais apreciar que además de poseer bastantes guardias apostados en puntos estratégicos había localizaciones bastante más llamativas que el resto...

Libis estaba contenta de volver a la "civilización". Movía la cabeza de lado a lado, curiosa por ver cada casa y cada rostro que se cruzaba. Cierto era que las gentes no parecían contentas, en su caras se dibujaba cierta desgana. Se pregunto el motivo, aunque supuso que era por tener el maldito desierto tan cerca.

¿Votos a favor por ir primero a la posada a comer algo y asearnos? - dijo mientras levantaba la mano.

---Si,será lo mejor necesito quitarme la arena y de paso examinar "eso"- digo entre susurros y tras observar a la gente conmento con voz queda- Hay mas alegria en un cementerio....

Vale, podría ser una ciudad casi en ruinas, pero en aquel momento se me antojaba como un palacio. Incluso la posada parecería el mejor sitio donde había dormido en comparación a la arena. 

- Estoy de acuerdo con todo menos con lo de primero. Yo voto por ir a la posada y luego buscar una manera de volver. No hay tiempo de hacer turismo ni pararnos más de lo necesario ¿no creéis?

Vale, habíamos terminado pronto y quizás podríamos permitirnos pasar unos días allí antes de volver, pero algo dentro de mí no estaría tranquilo hasta que el medallón estuviese en manos de Kadren y la misión hubiera terminado del todo.

Pues vamos a la posada y comiendo lo discutiremos. Todavía tenemos que encontrar el medallón de la luna, que Kraden creía saber que estaban en las tierras gélidas de Tundaria.

Pienso que volver con Kraden sería una perdida de tiempo. Podemos coger desde aquí mismo algún barco en el puerto que nos lleve a Tundaria. Volver con los dos medallones a la vez haría muy feliz al maestro. ¿No creéis?

Se encamino hacia la posada. Pensarían mejor con el estomago lleno.

Camino junto a Libis a la posada.

---Si vamos a Tundaria, debereis ir muy abrigados- digo mientras miro a Hao y Libis alternativamente- Lastima que no tengas el poder de comunicarte mentalmente como Ivan, Libis, podriamos comunicarnos con Kraden...

---Mientras vosotros  comeis y explorais la ciudad voy a investigar el medallón con  tranquilidad, puede que me lleve hasta la hora de  la cena o mas, asi que no llameis a mi habitación ¿vale?

Entro el último, y escucho a mis compañeros.

- Ni de broma. Tú te vienes a comer con nosotros. ¿Acabamos de llegar después de una caminata por el desierto y piensas ponerte a investigar sin haber comido nada? Así sólo vas a conseguir ponerte enfermo de falta de alimento. - digo en voz seria, aunque estaba claro que si no quería venir tampoco le iba a obligar. 

- Con respecto a los medallones... aunque tardemos más creo que sería más seguro dárselo antes a Kraden. Recordad que no somos los únicos detrás de ellos, y si los otros encuentran el otro y se cruzan en nuestro camino podrían robarnos el nuestro y tener los dos...

Independientemente de lo que al final hiciera cada uno, cuando entrasteis al local observasteis que el lugar estaba bastante concurrido de personas. Además de las habitaciones que estaban en la parte superior, había un gran número de mesas dedicadas a los comensales que reponían fuerzas después de un duro día de trabajo. Os llamó principalmente la atención un grupo de dos hombres, bastante entrados en edad y de aspecto sucio, que no dejaban de miraros nada entrar en el local.

¿Y estos que miraran? - pensó al ver al grupo de hombres sucios, mientras se encaminaba a una mesa libre.

Se sentó dispuesta a llenar bien el estomago sin darle más importancia a aquellos hombres. Trató de localizar al dueño de la posada con la mirada, para llamarle la atención y que les atendiesen.

Bueno. Pues tenemos que decidir que hacemos ahora. - habló cuando Hao y Attem se sentaron. - O volvemos para llevar el medallón al maestro o nos encaminamos directamente a encontrar el segundo.

Parece que Hao quiere volver, y yo continuar. Así que el desempate lo decide Attem...

Paso la  mirada tratando de disimular un poco  la observación de los  dos hombres, sin embargo, no puedo continuar mi tarea ya que Acre parece decidido a molestar, se dispone a pegar  un salto que lo lanzaria contra una de las mesas cercanas, por suerte  lo sujeto a tiempo.

----Quieto chico....-le digo  mientras lo mantengo entre mis brazos y voy a la mesa con los demas, escuchando lo que dice Libis, al escuchar que la decisión recae sobre mi suelto un suspiro.- No voy a decidir nada ahora, todo dependerá de lo que saque del medallón, a raiz de eso os daré una decisión.

No me gusta el aspecto de esos hombres. Que me llamaran paranoico, pero no me gustaba tener una reliquia encima mucho tiempo. Había muchos ladrones en el mundo, y si de verdad era tan valiosa como pensábamos no dudarían en quitárnosla a la primera que nos descuidáramos, lo que sería fácil en una ciudad desconocida.

Me siento en la mesa con mis compañeros.

- Yo ya he dado mi opinión. No me parece seguro llevarlo encima. Pero la mayoría manda, así que en cuanto Attem tome su decisión partimos.

Seguía mirando hacia la barra, a ver si el posadero se dignaba a atenderles. La tripa le rugía desde hace rato.

Pues tendremos que esperar, conociendo a Attem puede que tarde en decidirse. - dijo en tono de broma.

Se levantó, para captar la atención del dueño de la posada y poder comer y beber algo al fin. Lo llamó un par de veces con gestos para luego sentarse de nuevo.

Bajo la cabeza. - ¿Os habéis fijado en esos tipos? No nos quitan la vista de encima. - Dijo murmurando.

Me concentro en que Acre no se me escape mientras este comienza a hacer chillidos de protesta.

---Me he fijado Libis- digo en voz tan baje que es dificil escucharme-Disimula un poco y no bajeis la guardia.

Espero hasta que el posadero llegué y pido 3 habitaciones ( una por cada uno).Tras eso me levanto.

---Voy a ducharme para quitarme la arena del camino y luego me pondré manos a la Obra- digo mientras me inclino hacia ellos y añado con un susurro- No llameis mucho la atención. 

Procuro no mirar a los hombres mientras hablan de ellos, para que el hecho de que estábamos hablando sobre ellos no resultara tan obvio.

- Yo también les he visto. A lo mejor planean robarnos o algo. Lo mejor será que tengamos precaución.

Si Libis iba a pedir la comida y Attem las habitaciones ya no me quedaba nada más que hacer a mí, así que me quedo sentado a la espera que llegara el camarero y nos dijera el plato del día para elegir que comer.

El camarero era un tipo de mediana edad, moreno de piel y con una barba canosa, os miró sonriente y gustoso os asignó tres habitaciones consecutivas para que pudieras descansar, sin lugar a dudas Attem fue el primero en ir raudo y veloz a estrenarlas. Poco después atendió vuestras necesidades gastronómicas y salvo que quisierais algo más de él, seguiría su ronda de buenos servicios a los clientes. Por otro lado, los tipos que antes os observaban no han dejado de quitaros ojo, además no se molestan demasiado en ser discretos.